Tres en una

Tema en 'Relatos' iniciado por Kyouko Kiryuu, 2 Agosto 2014.

  1.  
    Kyouko Kiryuu

    Kyouko Kiryuu Adicto

    Sagitario
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    27 Noviembre 2008
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    1,588
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Tres en una
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3056
    Tres en una
    El Lunes por la mañana me desperté temprano, abrí los ojos lentamente sintiendo una punzada en la cabeza, de nuevo me dolía ni si quiera recuerdo en qué momento me quedé dormida, me incorporé en la cama, dirigí mi vista al uniforme de mi escuela, el cual consistía en una falda gris a cuadros, una camisa blanca, junto con una corbata gris, también tenía un chaleco con la insignia de la escuela; me levanté para tomarlo con cuidado, caminé al baño, después de unos minutos salí lista con el cabello un poco mojado, volví a mí habitación y dejé mi pijama sobre la cama al mismo tiempo que tomaba mi mochila del escritorio.

    Bajé las escaleras para así llegar al primer piso de mi casa con cuidado de no arrugar mi uniforme. Cuando terminé de bajar las escaleras entré a la cocina, ahí pude divisar a mi madre quien estaba sentada en la silla de la mesa con una tostada en la mano y una taza de café en la otra.


    —Buenos días —saludé amable a la mujer sentada en la mesa, ella sólo volteó la cabeza mirándome con sus ojos verdes, me mostró una leve sonrisa y volvió a su desayuno.


    Solté un leve suspiro. Desde la muerte de papá no me siento tan segura como antes, pero sabía que no debía temer, al menos no el día de hoy, tenía que poseer bastante confianza en mí misma cuando hablase con cierta persona, sólo espero no arruinarlo.

    Tomé asiento frente a mi mamá dejando mi bolsa sobre la mesa, tome una tostada de un plato que estaba en medio y le di un mordisco para luego hacer una pequeña mueca de asco, estaba quemada, como siempre. Terminé mi asquerosa tostada y me levanté agarrando mis cosas.


    —Bueno —dije un tanto nerviosa al notar que me miraba; siete años y aún no me acostumbraba a su mirada—, me voy a la escuela, nos vemos a las cinco —me despedí e informe caminando hacía la puerta.


    —Espera —escuché. Me detuve de inmediato y di la vuelta para mirarla —. Es lunes ¿Por qué sales tan tarde? —Cuestionó, diablos, no quería que me preguntase.


    —Es que… verás, lo que pasa es… —Dudé un segundo lo que debía decir, tomé aire y miré a otro lado —, cambiaron los entrenamientos para el lunes en lugar del jueves —terminé por responder, mientras salía casi corriendo, no me sentía muy cómoda con esa mujer.

    Decidí ir caminando a la escuela, hoy no quería ir en un auto con mamá, últimamente no quiero estar tan cerca de ella, ya habían pasado siete años desde que hizo algo horrible y me obligó a prometer no contarle a nadie, es manipuladora, eso hace que no pueda irme de esa casa, me tiene a su merced hasta que no pueda vivir por mi propia cuenta.

    Aprendí a vivir con todo eso, además hoy sólo tengo una cosa en mente, pasar tiempo con Adam, él es de mi misma clase, casi nunca hablamos pero cuando lo hacemos me siento viva y me hace reír; es alguien amable, tierno, algo tímido y tiene unos bellos ojos chocolate que combinan con su castaño cabello, sin darme cuenta dejé escapar un suspiro soñador ¡Cómo me encanta ese chico!

    Pasé todo el camino pensando en el momento que pasaríamos juntos hoy. Cuando entré al colegio fui directo a mi aula, era una sala grande con las paredes color crema con una pizarra en la pared junto a la puerta, tenía las mesas en grupos de dos en cuatro filas, éramos unos veintiocho alumnos en el curso y cabíamos a la perfección, no sufríamos por falta de mobiliario escolar como en los demás grupos.

    Me senté en mi banca dejando mi mochila sobre la mesa, tocaba la materia de Física, aunque no me gusta, es tan odiosa y complicada, sin embargo debía cumplir y sacar buenas notas sino mamá se molestaría, si algo no debo hacer nunca es hacerla enojar.

    El día pasó rápido, no comí mucho en el almuerzo por los nervios. A la salida sólo tomé mis cosas y me dirigí a la puerta de entrada donde él me esperaba, una gran sonrisa se formó en mis labios y fui casi corriendo a verlo.

    —Hola Adam —saludé amable un poco nerviosa, él me dedicó una pequeña sonrisa y me observó con sus encantadores ojos chocolate.

    —¿Qué tal Kendall? —Me sonrió nuevamente con ese bello gesto que lo caracterizaba—. ¿Nos vamos? —Asentí con la cabeza y nos dirigimos hacia la plaza más cercana que había por la escuela.

    La cita dio un comienzo muy divertido. Adam sugirió ir a ver una película, aunque no quería algo romántico, una de acción no venía a la ocasión y las de terror me desagradaban; terminamos viendo una de comedia. Todo transcurrió normal, reíamos en las parte cómicas, lo cual fue casi la mayor parte del tiempo, cuando se terminó nos dirigimos por un helado. Todo parecía perfecto, cada uno comía su propio helado mientras hablábamos cosas extrañas, cuando pude divisar él estaba cada vez más cerca de mí, observándome con esos bellos ojos, me empecé a poner nerviosa, era lo más próximo que un chico había estado de mí; mamá jamás dejaba que se me acercara ningún amigo varón y siempre los terminaba ahuyentando…

    ¿Por qué tenía que recordarla justo ahora? Hoy, que por primera vez estoy disfrutando de una salida con ese chico que me llamó la atención la primera vez que lo vi. Comencé a sentirme mareada, volteé a verlo y pude divisar su rostro con algo de preocupación en él; no quería preocuparlo, no deseaba que supiera mi pasado, ¿qué pasaría si mi madre se enterara que le mentí todo este tiempo? ¿Cómo tomaría él hecho de que mi mamá seguro lo rechazaría? No me pude contener más y caí al piso inconsciente… de nuevo. Al final sólo podía escuchar una voz llamándome bastante angustiado.

    Desperté en una cama con sábanas blancas y con un pequeño cobertor café cubriendo la mitad de mi cuerpo. Me incorporé lentamente, era una habitación desconocida, pude percibir un perfume de hombre que impregnaba aquel lugar.

    ¿Qué me había pasado? ¿Dónde estaba? No recuerdo haber llegado a ese lugar ni siquiera el haberme despertado ni levantado de mi propia cama esta mañana, ¿en qué momento había llegado a este lugar desconocido?

    Estaba inmersa en mis pensamientos que ni siquiera me había dado cuenta que un chico entró en esa habitación hasta que me llamó por un nombre que no me era familiar.

    —Kendall, ¿te encuentras bien? —Me preguntó intranquilo, mientras ponía una mano en mi frente, la cual aparté bruscamente.

    ¿Quién era él y por qué me llamaba así?

    —¿Quién eres? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué me llamas con ese nombre?—Lo interrogué un poco confundida, al mismo tiempo que me ponía a la defensiva.

    Pude observar que él me veía algo nervioso y perturbado sin saber que responder a aquello que le cuestioné.

    —¿De qué estás hablando? ¿No lo recuerdas? —Inquirió preocupado, para después decir—, te desmayaste mientras comíamos el helado, no sabía qué hacer ni a donde llevarte, ya que ni la dirección de tu casa sé. —Terminó por contestarme con algo de alivio en su voz al verme ya bien.

    En sus ojos no se podía observar ninguna pisca de mentira, eran transparentes y llenos de verdad.

    —Gracias por preocuparte, pero ya estoy bien, así que me marcho —sentencié, al mismo tiempo que me quitaba la cobija y sábanas de encima. Me levanté de la cama, me puse los zapatos y me dirigí a la puerta.

    —Kendall…

    Lo escuché llamarme de nuevo por ese extraño nombre, dirigí mi vista hacía él:

    —No me llamo Kendall —objeté, pude divisar confusión en su mirada— mi nombre es Mariza, no sé quién sea esa chica a la que llamas, a lo mejor me le parezco y por lo mismo piensas que soy ella.

    Me di la vuelta y seguí mi camino, tenía ese extraño lapso de tiempo perdido, casi un día completo en el que no sé ni qué hice. Recorrí un largo trayecto hasta que llegué a una casa, la cual se me hacía familiar, mis pies me guiaron solos ahí; un escalofrío recorrió mi columna vertebral al pisar el primer escalón de la entrada.

    —Ya llegaste. —Escuché que me hablaba la voz de una mujer detrás de mí. Giré mi cuerpo inmediatamente, de alguna manera mi voz salió por sí sola.

    —Sí —fue lo único que atiné a decir, mientras dejaba pasar a aquella señora a la casa, para que la abriese.

    Entré después de que ella lo hizo, cerré la puerta y seguí caminando hasta la sala en la que ella se sentó. Me dirigió una mirada muy penetrante, haciéndome una señal con sus ojos de que subiera las escaleras.

    ¿Qué era todo esto? ¿Quién era ella y por qué mi cuerpo reaccionaba por sí sólo? Automáticamente subí las escaleras e ingresé en un cuarto algo extraño y con un toque de, ¿simpleza? Sí, esa era la palabra; nada extraordinario, pero me sentía cómoda en esa habitación. Dejé mis cosas encima de la cama, empecé a sacar lo que había dentro de la mochila. Encontré un celular, el cual tenía varios mensajes, llamadas perdidas y correos de voz, de un tal ¿Adam? No recordaba haberle dado mi número a nadie, entonces, ¿por qué él lo tenía?

    Regresé la llamada, el teléfono de la otra línea sonaba sin ningún inconveniente; después de que timbrara tres veces contestaron del otro lado.

    —¿Kendall? ¿Eres tú? —Preguntaron con algo de alivio en la voz.

    —No, no soy Kendall —contradije algo fastidiada; de nuevo me llamaban por ese nombre—. Soy Mariza, ¿cuántas veces más tendré que repetirlo? —Añadí algo molesta, al mismo tiempo que chistaba los dientes.

    —Al menos sé que llegaste con bien —suspiró la voz en la otra línea—, estaba preocupado después de que saliste de mi casa un poco aturdida y negando tu nombre —señaló ese chico.

    Ahora lo entendía todo, él era el de hace rato y yo jamás lo había visto en mi vida, no cabía duda, ¡es un acosador! Tardé bastante en contestar, ¿qué debía decir? El sólo pensar en ese muchacho como un perseguidor, alguien que ni si quiera conocía ya me había llevado a su habitación y tenía el número de mi celular era demasiado para mí.

    —¿Sigues ahí?

    —Sí —confirmé algo dudosa, tenía que quitarme la incertidumbre que recorría mi cuerpo—. ¿Quién eres? ¿De dónde te conozco?

    —Soy Adam… ¿recuerdas? Nos conocimos en la prepa, aunque apenas comenzamos a comunicarnos más —contestó preocupado y pude notar en su tono de voz que lo estaba impacientado.

    —Yo… —No pude terminar de hablar porque unos golpes a la puerta me interrumpieron; tampoco pude contestar a esos llamados, ya que en ese momento sentí como me quitaron el celular de la mano y cortaba la llamada abruptamente.

    Quedé anonadada por aquella acción, no me dio tiempo de nada, cuando percibí que me estaban sujetando del brazo a tal grado de lastimarme, me levantó de la cama de forma salvaje. Traté de soltarme del agarre de esa mujer, pero fue inútil; me puso contra la pared, haciendo que me pegara en los codos y la espalda.

    En el momento en el que iba a reclamarle me propició una fuerte cachetada en mi mejilla izquierda, ¿qué sucedía con ella? ¿Qué había hecho como para enfurecerla de esa manera y que me lastimara así?

    La miré fijamente, sobando mi cachete con la mano que tenía suelta. Me observó con bastante enojo y señaló con la cabeza el celular que me había quitado minutos antes.

    —Así que por esa razón llegabas tan tarde.

    —No sé de qué me estás hablando —respondí a su pregunta indirecta. La contemplé con cierto recelo, no sabía quién era y sin embargo me había abofeteado.

    —¡Kendall! —Gritó ya bastante furiosa, seguía sin soltarme del brazo y para colmo me llamaba también por ese nombre.

    —¿Cuantas veces lo tengo que decir? —Inquirí ya exasperada de que me llamaran así—, yo me llamo Mariza, no Kendall —sentencié, al mismo tiempo que tiraba de mi brazo para librarme de su mano.

    —No quieras hacerte la estúpida que no recuerda su propio nombre —refutó molesta—, sólo te advierto que si vuelvo a darme cuenta que me has mentido y que estás en contacto con aquél muchacho que te llamó, entonces tendrás que atenerte a las consecuencias y sabes muy bien a lo que me refiero —me sentenció mientras me señalaba con el dedo índice. Después de un rato salió de mi habitación azotando la puerta.

    Me dejé caer al piso, con la espalda recostada en la pared, mis piernas temblaban, lo único que pude hacer fue posar mi cabeza sobre mis rodillas… No entendía nada.

    Pasaron algunos minutos y yo seguía en aquella posición, giré un poco mi cabeza al suelo, mis ojos se posaron en aquél aparato que estaba inmóvil. Estiré mi mano hacia el celular y lo tomé con cuidado. Lo observé detenidamente, me di cuenta que no estaba roto, por suerte no le había pasado nada.

    Mientras lo tenía en mi mano recibí de nuevo una llamada, vi el nombre de esa persona y me apuré a contestar antes de que esa mujer escuchara el sonido.

    —... —Dudé en hablar, era de nuevo él.

    —Kendall… ¿Estás ahí?

    —Sí —afirmé, tenía que ser cortante con ese chico, yo no lo conocía y a fin de cuentas no quería conocerlo.

    —¿Por qué cortaste la llamada? —Me cuestionó al respecto. Suficiente tenía con esa señora como para también tener que aguantarlo a él.

    —Porque me di cuenta que la verdad no me interesa seguir hablando contigo —expresé con indiferencia y añadí—: no quiero saber quién eres, ni cómo es que me conoces… La verdad es que me da igual. No quiero tener que ver nada contigo, ¿entiendes?

    —Pero…

    No lo dejé continuar hablando y corté la llamada. Ya no quería saber absolutamente nada de ese hombre tan extraño.

    Quería dormir un poco y al despertar vería cómo hacerle para poder escaparme de aquella mujer que me llamaba “Kendall”.
    Me puse a esculcar los cajones de aquel cuarto para buscar una ropa para dormir; cuando encontré el pijama -algo pasado de moda para mi gusto- me metí al baño que estaba dentro de la habitación para cambiarme el uniforme que traía puesto. Después de unos minutos salí cambiada, destendí la cama y me introduje en ella, me tapé hasta el cuello. Lo único que deseaba en ese momento era descansar de ese día bastante extraño, el cual me dejó un horrible dolor de cabeza.


    Un sonido extraño me sacó de mi sueño, entre un repiqueteo en la madera y una melodía estruendosa terminé abriendo los ojos para ver una pequeña- pantalla parpadeando.

    Mascullé algunas maldiciones, iba a tomar el celular cuando la idea de esos pequeños seres viviendo en la superficie de las cosas me hizo detener mi brazo. Fue el primer signo de pánico cuando me di cuenta que las otras dos habían estado a cargo de todo durante el día…

    —¡Ni una ducha se han dado! —grité saliendo de la cama y avanzando a grandes zancadas logré entrar al cuarto de baño. Abrí las llaves, furiosa, arrancándome la ropa antes de brincar dentro de la ducha.

    El agua fría me hizo soltar un gemido cuando se topó con mi piel caliente, pero no me moví: debía quitar de mi cuerpo todos esos microbios.

    —Ustedes terminarán acabando con nosotros —gruñí con los dientes apretados.

    Me tallé con suficiente jabón hasta que sentí que mi piel ardía un poco, me enjuagué y seguí a lavar mi cabello.

    No supe que tanto estuve metida en el cuarto de baño, asegurándome de no tener absolutamente ningún microbio en el cuerpo… para cuando me envolví con la toalla podía ver como comenzaba a nacer el día, aclarando el cielo.

    Me miré al espejo, mi piel estaba levemente enrojecida… me agaché para tomar la crema del estante bajo el lavamanos, cuando me elevé ahí estábamos las tres, paradas una junto a la otra.

    Puse los ojos en blanco e hice mi mejor esfuerzo para ignorarlas.

    —Casi nos arrancas la piel —gruñó Mariza, molesta como siempre.

    —Si hubieras tenido la decencia de limpiarnos antes de ir a la cama —le reclamé mientras llenaba de crema mi cuerpo.

    —¡Los microbios no te quieren matar! ¡Eres una loca! —gritó y aventó lejos el pomo de crema.

    —¡No se peleen! —Kendall nos interrumpió—. Isabela, Mariza, ¡van a despertar a mi mamá!

    Torcimos el gesto.

    Salí del baño intentando no tocar nada para evitar ensuciar mi cuerpo, con mucho cuidado tomé algo de ropa. Antes de ponérmela la rocié con algo de spray bactericida. Me vestí cuando el sol ya se asomaba, iluminando mi habitación casi por completo.

    Suspiré, al fin me sentía limpia y cómoda.

    De un cajón saqué una toallita, la rocié con el bactericida y fui a mi mesita de noche para tomar el teléfono celular. Pasé varias veces la toallita por el aparato hasta que estuve segura que no quedaba ningún monstruo en su superficie.

    “Adam: 8 llamadas perdidas” Me mostró la pantalla cuando le encendí.

    —Vaya loco, primero me confunde y después nos acosa como si no hubiera un mañana. —Mariza se quejó.

    —Arruinaste mi cita con él —gimió Kendall, con un tono que parecía decepcionado, me quise infartar cuando la escuché.

    —¿¡Tuviste una cita!? ¿¡Te tocó!? —Gemí mientras la idea de estar infectada, enferma… ¡Incluso embarazada!— ¡Oh! ¡Dime que no te tocó!

    —Santo cielo, claro que no me hizo nada. —Kendall se escuchaba ofendida.

    —Porque yo llegué a tiempo —explicó Mariza.

    Suspiré frustrada, era difícil, demasiado difícil vivir con tantas mentes a la vez envueltas en una sola. Estábamos en un punto donde ya ni siquiera podíamos discernir quién de nosotras había llegado primero.

    Lo único claro era que ninguna estaba dispuesta a marcharse…

    Primera parte: @EliLover
    Segunda parte: @Kyouko Kiryuu
    Tercera parte: @Chaos Lady
     
    Última edición: 25 Agosto 2015
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    Eternatus

    Eternatus Fanático

    Piscis
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    De los tres escritos que he calificado hasta ahora este es sin duda el más original y, ¿por qué no?, bizarro. Han creado algo bastante interesante, me ha gustado. Al principio no tenía demasiadas ganas de leerlo (el título no me llamaba para nada), pero luego resultó que la historia era decente. Como a las demás, a este escrito le falta una segunda, tercera, cuarta, revisión. Hay muchas incoherencias y una gran cantidad de faltas de ortografía.

    Haré un comentario rápido, puesto que no tengo mucho tiempo. La incoherencia principal es la protagonista. En ningún momento se explica qué es exactamente lo que le pasa y, lo más importante, por qué. El lector se pierde en ese dilema, ¿qué es lo que sucede con esta chica? Lo segundo serían las personalidades de cada... "ente", por llamarlos así. Dan pistas, dejes del tipo de comportamiento que tiene cada una, pero no los desarrollan en profundidad. Lo único que saqué en claro es que Kendall es la normal, Mariza la chunga amnésica y Isabela la loca obsesa. Eso no dice nada. Respecto a los personajes secundarios, Adam y la madre de la chica, pues más de lo mismo. La aparición del primero es casi irrelevante, y la madre oculta muchos misterios, pero sólo eso. Tengo muchas preguntas respecto a ella, ¿qué es lo que hizo?, ¿mató al padre de Kendall?, ¿por qué la maltrata?

    En la historia hay muchas faltas de ortografía. Hay palabras mal escritas, cadencia de puntos, exceso de comas, fallos en la acentuación... El escrito necesita ser revisado y corregido. Yo no tengo tiempo para hacerlo ahora, así que eso os queda a vosotras. Además, cuando comienza la letra cursiva ésta se pega a la parte anterior. Separad eso.

    La trama tiene muchos fallos argumentales. A parte de lo mencionado anteriormente, las descripciones son pésimas, poco claras y muy dejadas. Por describir algo más sustancial y de una forma más clara no cuesta tanto. El comportamiento de los personajes es confuso y no parece aportar nada a la historia. Dejas demasiadas preguntas sin responder, esto es un one-shot, aquí lo que abres al principio lo cierras al final, no lo dejas en un what if?

    Tenéis un 5/10 raspado. Disculpad la corta extensión del comentario, mi tiempo no da tanto de sí.
     
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    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

    Cáncer
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    Me pareció un poco confuso, pero esto por que traté de analizarlo pero luego simplemente lo leí y bueno esta raro ._..
    No quiere decir que esté mal, es un relato muy peculiar y original por que manejan, pienso que en la narrativa pudiste enfatizar en ciertos detalles y otros más banales prescindir de ellos, hubiera sido bueno por ejemplo explicar ciertos aspectos de eso que yo creo es una personalidad múltiple, por que la mala relación con la madre y bueno saber si tenía relación su padre que bueno buscándole sentido al relato pudo ser a causa del desarrollo de estás personalidades diversas. Siento que en un principio todo iba muy concreto y descriptivo y al final como que los alcanzó la fecha limite y se aceleraron, organicense chicas, sin más que decir:

    7/10

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    Última edición: 13 Agosto 2014
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  4.  
    Mellorine

    Mellorine Usuario popular

    Capricornio
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    A ver... ¿Cómo decirlo? La historia es interesante, y quizás con más tiempo y planeamiento, hubiera resultado algo realmente bueno. Pero no ha sido así, ¿por qué? Pues porque tanto se esforzaron por mostrarnos a estas tres chicas, que se han olvidado de enmarcarlas en un contexto. ¿Por qué hay tres mentes en una? Si el cuerpo es de la hija de la mujer, entonces supongo que Kendall es la "original", y en caso de ser así, ¿por qué ha enloquecido? ¿Es alguna esquizofrenia? ¿La madre le ha hecho algo tan malo que quedó loca?

    Hay muchas cosas inconsistentes que hacen que al terminar de leer te quedes con una fea sensación. Nada cierra, no puedo sacar ni siquiera una conjetura decente, y es frustrante.

    Por otro lado, la ortografía está bastante mal, chicas. La puntuación igual, hay muchas fallas y todo resta, lamentablemente.

    Saco como algo bueno la imaginación y originalidad, pero al faltar un mejor desarrollo, y sumado a los errores técnicos, eso no alcanza para tener un buen puntaje.

    5/10
     
    Última edición: 30 Agosto 2014
  5.  
    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
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    Pues no soy juez ni nada, solo alguien que pasó por aquí y encontró interesante el escrito. Es encomiable que las tres hubiesen hecho tiempo para traernos este original y la temática, pues está muy de moda. Desconozco los motivos de por qué pueden darse las múltiples personalidades, quizás en ocasiones solo exista un pequeño factor para activar los yo dormidos y ni siquiera se necesite vivir malas experiencias.

    Hoy día me he encontrado con personitas que conscientemente despliegan varias personalidades, aunque eso es diferente a lo mostrado aquí, pues este cambio de personalidad parece venir de la profundidad de la mente, por lo que cada personalidad desconoce los hechos vividos por ellas y que solo tienen conocimiento de ellos comunicándose entre sí.

    Me pareció un buen relato. Felicidades a las tres *u*
     

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