Tres años y Tres días

Tema en 'Relatos' iniciado por Cath_Chan, 29 Febrero 2008.

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    Cath_Chan

    Cath_Chan Usuario común

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    Tres años y Tres días
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    Tres años y Tres días [One Shot]

    Tres años y tres días.

    Inglaterra, mi querida Inglaterra, mi amado continente, mi país, mi Londres… mi cambio de vida. De londinense e inglesa pasé a ser americana y canadiense, por Dios, ese debía ser un cambio para un libro de récords.

    Miré a los lados del camino, el auto avanzaba lento por las atestadas calles canadienses, había mucho tráfico, unos pocos minutos después entablé una conversación con la única persona que había en el auto, alguien a quien por catorce años había llamado “mamá”

    -En Londres… -empecé, no me gustaba mucho hablar con ella. –Yo iba caminando o en carreta a la escuela.
    Siempre me había gustado lo rústico de mi ciudad, ir en carreta como una dama antigua, caminar por sus calles llenas de niebla junto a mi mejor amiga, cielos, como adoraba y extrañaba Londres.
    -No empiezes hija. Ahora estamos en Canadá, agradece que, al menos, tu amiga también vino. –me respondió segundos más tarde. Pero bueno, tenía razón, ¡diablos! Como odiaba admitir eso… de uno u otro modo ella había venido, su familia también se había mudado. Pensar en eso me hizo concentrar mi mente en la muchacha antes mencionada, mi mejor amiga.

    Luego de más o menos veinte minutos de trayecto en el fúnebre carruaje que llamaban auto. Me bajé, rápidamente, y caminé a la entrada del colegio, más bien: La cárcel.

    Pasando la puerta de madera recordé una vez más a mi amado Londres, cuando llegaba a la escuela con ella siempre llovía, era hermoso… la niebla, la llovizna, todo tan perfectamente natural. Aún así, esa era mi vida entonces.

    -¡Lindsay! –escuché un grito, no le preste importancia y seguí caminando. Ya me alcanzaría, era rápida, pero se quejaría por haberla hecho correr. –Maldita, sabes que odio correr. –me regañó, a mí me causo gracia, y ella lo notó por la pequeña pero traviesa sonrisa que se dibujaba en mis labios, sentí mi mano calurosa, al mirarla me di cuenta: Ella la sostenía. ¿Cómo era tan tonta de no sentir que envolvía mi mano con la suya? Dios… creo que estoy comenzando a dejar de sentir.
    -Sabes que me gusta hacerte correr. –le susurré, unos minutos después, había entrelazado mis dedos con los de ella, me dio un beso en la mejilla y yo me extrañé, hacía años que no hacía tal acto. -¿A que vino eso? –enserio estaba intrigada.
    -Si que eres olvidadiza, mi querida amiga. –cesó el caminar y paramos, justo antes de entrar al aula, mis ojos no proyectaban más que incertidumbre y desconcierto. ¿Olvidadiza? ¿Yo? ¿Con quién creía que estaba hablando? –Feliz cumpleaños, hermanita.


    Por Dios, si que era olvidadiza, ¡Olvidar mi propio cumpleaños! ¿Qué pasaba conmigo? No pude prestar atención en la clase, inglés, ¿Hola? Yo era de Inglaterra, mi inglés era perfecto.
    Miré en la ventana en busca de ayuda para escapar de esa cárcel a la que llamaban escuela, pude observar que el grupo de ella hacía gimnasia, mi mejor amiga, mi confidente, mi hermana. ¿Quién lo diría? Era la más rápida, una inglesa entre canadienses, ¡Y les había ganado en una carrera! Eso era raro, mi pequeña pelirroja odiaba correr.

    -¿Qué estás mirando? –escuché que una voz me hablaba.
    -La clase de gimnasia. –respondí, en susurros, luego me di vuelta, era mi profesora.
    -Presta atención en clase.

    Una hora más tarde ya era libre, era tiempo de almorzar. Fui a mi mesa de siempre, los chicos de arte y ciencias se sentaban conmigo, aunque ella era mi mejor amiga nunca almorzábamos juntas, teníamos gustos muy diferentes. La localicé unas mesas adelante, riendo, seguramente alguien había contando un chiste, había chicos del club de poesía, los del coro juvenil, mi adorable pero hiperactiva amiga tenía varios amigos solo por ser multiusos. Yo tenía mi buen grupo de amigos, la literatura no era algo que me atrapara por completo, pero si la ciencia y las relaciones humanas.
    Observé a la gente que estaba sentada a mi alrededor, la mesa redonda casi colapsaba, no me sentí muy bien, nadie había hecho mención de mi cumpleaños… ah… mi cumpleaños, cuando era pequeña siempre deseaba que durara para siempre. Un cumpleaños que durase para siempre, ¿qué ironía no? Las calles de Londres fuera de mi casa siempre estaban repletas, todos acudían a mi cumpleaños, todos quería felicitarme, al solo haber estado tres años y tres días, además de no decirle a prácticamente nadie la fecha de mi nacimiento, en Canadá era la razón por la que nadie recordaba que era mi cumpleaños, claro, todos menos la chica de pelirroja cabellera. Ahora que la recordaba. ¿En dónde se encontraba? No estaba sentada sobre la mesa como siempre, oh, allí estaba, caminando hacia mí con… ¿sus manos en la espalda? ¿Por qué tendría las menos en la espalda?

    -¿Qué sucede? –le pregunté, habitualmente solo nos veíamos unas tres veces al día. ¿Por qué en el almuerzo? Observé su rostro, ¡Cielos! La había entristecido, todo por ese comentario que no se quiso guardar en mi boca.
    -Yo… no importa. –Dio media vuelta y caminó a la mesa donde antes se encontraba. Me quedé intrigada ¿Qué llevaba en las manos? Ya lo sabría, pero primero debía disculparme, iba a hacerlo, me paré, pero el timbre de entrada a clases sonó. La ví alejarse con algunas de sus amigas, no reía, aunque las demás si. ¿Tanto la había dañado esa pregunta?

    Hora y media después otra vez era libre, la maestra no había venido, por desgracia ninguno de mis amigos iba a esa clase, por lo que, sola, recorrí los pasillos prácticamente desiertos de la escuela. Y allí la vi, mirando a un punto vació, fuera de un aula llena de gente, ¿La habrían sacado de clases? ¿A ella? Lo iba a describir pronto.

    Apoyé mi espalda contra la pared, justo a su lado, y me quedé en silencio. El tiempo se hacía largo, los segundos eternos, el silencio… incómodo. Pero, por fin, me dirigió la palabra:

    -Hoy… en la cafetería, solo quería darte esto. –me susurró, a penas, mirando hacia otro lado. Logré ver sus mejillas sonrosadas ¿Qué tendría el paquete? Con sumo cuidado lo abrí y quedé prácticamente atónita ¿Qué demonios era eso? –Se llama “Un cumpleaños para siempre”, le puse el nombre cuando teníamos siete años, cuando nos conocimos, siempre decías que querías que tu cumpleaños durase mucho tiempo; para siempre. Comencé a escribirlo ese mismo día, lo había terminado hace mucho… pero nunca le pude dar un buen final, es más aún no lo tiene.

    Una sonrisa se escapo de mis labios, pintándose en mi rostro blanco, mis ojos celestes estaban perdidos en la hermosa letra de impresora, eran al menos unas cuarenta páginas, ¿Y no tenía final? Había dos cosas que debía averiguar, que tan ociosa era la muchacha pelirroja o que tanto la quería para escribirle una especie de cuento.

    -Gracias, -murmuré, aún estaba shockeada, no era muy normal que te regalaran un cuento a los catorce años. Tomé la mano de mi amiga y, juntas, comenzamos a caminar por los pasillos de la escuela, ahora si que estaba desierto, observé el inicio de la historia y me encanté, era tan precioso. Un prólogo. Ella pensaba en todo ¿no? Al gustarme lo leí en voz alta:

    Un cumpleaños… uno que dura para siempre, una fiesta en que se celebra u nacimiento, donde las personas que más quieres están contigo y sabes que no se irán, donde todo es una fantasía de niños, aunque seas la persona de mayor edad. Entiendes que es un día especial, que nada malo puede pasar, que solo hadas y duendes aparecerán, que todo era precioso… que no hay amargura, ni dolor, pero la magia de un día tan feliz… solo se celebra una vez al año. Todo el resto de este, de todo puede pasar… a menos que… haya un cumpleaños… uno que dure para siempre.

    -Es precioso. –alcancé a decir, mi querida amiga de ojos esmeraldas siempre había tenido ese toque de magia en sus escritos, pero este era mucho más especial que los otro miles, este era para mi.
    -No exageres. – murmuró, mirando hacía otra dirección, sus pálidas mejillas ahora eran de un color carmesí, me gustaba hacerla sonrojar, me daba gracia, y era muy censillo.
    -Cath… -murmuré su nombre de pila, el completo siempre lo pronunciaba mal , por lo que me ahorré regaños y saliva, pero no… después de pronunciar su nombre todo se volvió negro, escuche los gritos de ella y unos brazos envolviendo mi cuerpo, además de agua sobre mi rostro y muchas personas a mi alrededor. ¿Qué había pasado?

    Mis ojos se abrieron de golpe frente a una pared de nulo color, ¿Qué sucedía? ¿En dónde estaba? Allí recordé. Los gritos, los brazos, el agua, el piso. Mira hacia atrás, ¡Por Dios! Había una chica sobre la cama de sábanas blancas, tenía el cabello largo y rubio… sus parpado estaban cerrados y tenía algo conectado a su boca y nariz… Juraría que era yo si no estuviese allí parada. Pero… ¿Lo estaba? Caminé en dirección a donde reposaba esa joven, al acercarme lo comprobé… era yo…

    ¿Cómo era eso posible? ¿Cómo podía ser yo? ¿Qué demonios estaba pasando? Salí de la habitación, número doscientos sesenta y dos, debería regresar después. Al salir me encontré con un par de personas: Doctores. Pero pareció que no me habían visto, puesto que pasaron a mi lado sin siquiera mirarme. Caminé unos cuantos pasos, bajé unas escaleras, el ascensor no funcionaba, encontré un puesto de información al pararme en frente de la chica esta no me prestó atención y atendió a una joven castellana de ojos marrones, esperé un poco más, hasta que me paciencia se colmo.

    -¡Podrías atenderme de una buena vez! -le grité, desesperada. Pero ella ni siquiera me miró, puso sus manos en unos papeles y el teléfono sonó, eso debía ser una gran falta de respeto, una que le cotase su trabajo.
    -Jazmín. –La escuche pronunciar, -¿Puedes decirle al doctor Nicolás que se dirija a la habitación dos seis dos?

    ¿Dos seis dos? ¡Doscientos sesenta y dos! ¡Al fin! Ahora sabría que demonios pasaba, corrí escaleras arriba, sorprendentemente no me cansé en lo más mínimo, la puerta estaba abierta y allí había dos personas, el hombre, supuse, era el doctor Nicolás, y la mujer… era… ¡Era mi madre!

    -Doctor… ¿Cuándo saldrá del trance? –preguntó, su voz, por primera vez en mi vida, se escuchaba preocupada. Pero… ¿Qué trance?
    [FONT=&quot]-El coma es algo que no se va en un día o dos… puede tardar semanas, meses… incluso años. [/FONT]

    ¿Coma? ¿Estaba en coma? Por todos los santos… ¿Me encontraba en estado de trance? Ahora comprendía… La chica no me había prestado atención porque no me veía, los doctores no me miraron… porque allí no había nada…

    Ya han pasado tres meses y sigo en coma, mis amigos vienen a verme todos los días después de la escuela, mi madre viene siempre después y antes del trabajo, todos me dejan flores y me ponen contenta… bueno a mi espíritu, o como sea que me llame esto que soy ahora. Ya que yo los veo… pero ellos a mi no.

    [FONT=&quot]Ya son nueve meses, diez de todas esas personas ya no vienen, los rostros amargos me hacen sentir mal, como si solo fuese una atadura por la que tuvieran que venir… las flores se marchitan, pero ella siempre me trae rosas frescas cuando eso pasa.[/FONT]

    Mi madre no apareció ese día, solo por la mañana… dijo que el trabajo la llamaba y por eso debió ir a otro país, era sábado y aún seguía en el hospital, Cath estaba a mi lado, tomándome de la mano, me acaricia el cabello y me susurra hermosas palabras de aliento.

    [FONT=&quot]Un año y medio, aún sigo en coma… el doctor tenía razón… podría durar más, pero el punto es que estaba viva. Podía respirar y mi pulso no había desaparecido por completo. [/FONT]

    Cath tomó algo de su mochila y lo miró con delicadeza, ¿Qué era esa cosa blanca que sostenía entre sus manos? Cuando se lo dijo a mi cuerpo durmiente, me entusiasme, me senté en una silla que ella pensaba estaba vacía, pero no… no iba a leerme ese cuento que me había hecho hacía ya un año, en vez de eso sus ojos verdes se llenaron de lágrimas, diciendo que todo era su culpa… que si se hubiese caído ella al suelo, si me hubiesen atrapado a mi… no, no era su culpa, fue de esa persona que nos embistió.

    La vi llorar en el pecho de mi cuerpo, sentí como se mojaba, ¿cómo podía sentir si solo era un espíritu de mi misma en coma? Me acerqué a ella y posé mi mano sobre su hombro, cuando hice este acto ella se volteó, pero no había nada allí… al menos para Cath. Posó su mano en el hombro que yo había tocado y luego sonrió.

    -Nos vemos mañana, hermanita. –me susurró, luego besó mi mejilla y antes de salir inspeccionó detalladamente la habitación, ni siquiera yo en el año que llevaba allí había hecho eso.

    Ya son dos años… dos largos, largos años en los que mi espíritu ronda por los pasillos del hospital, mirando personas que llegan, tanto como las que se van, las visitas de la gente cesaron, hasta las de mi propia familia, Cath misma había dejado de venir tan a menudo, pero siempre me lo decía, estaba ocupada, pero siempre pasaba al hospital a decirme si no podría ir a verme un día.

    Ya han pasado tres años… casi nadie viene a verme, solo mi madre y mi mejor amiga, hoy ella esta a mi lado, diciéndome cuanto ah crecido mi cabello, lo largas que tenía las uñas, lo pálido que lucía mi rostro, reí ante el comentario, ¿Por qué aún seguía en coma? ¿Por qué no moría o despertaba de una buena vez?

    Cath sacó de su mochila esos papeles blancos, esta vez si me lo leyó:

    Una joven niña…

    Comenzaba el cuento, cada vez parecía más grande, y así era.

    Pasaron 3 días desde que comenzó a leerme su cuento, la escuchaba atentamente, ya estaba por terminar, admití que lloré cuando leyó que la pequeña se suicido en su décimo noveno cumpleaños, así tendría un cumpleaños para siempre.

    Así la pequeña joven, desde el cielo, miró hacia abajo. Pero no vio nada, no estaba lo que ella quería ver, no había felicidad, claro. ¿Cómo iba a haberla? Era un funeral, era el día en que ella había muerto, solo por tener un cumpleaños para siempre. Su cuerpo inerte en ese ataúd era lo único que daría de ella, como era joven no muchas personas asistieron a su velorio, se preguntó: ¿Vale la pena morir… por un día que pude tener una vez al año hasta el día de mi muerte?

    -Como ya te dije… no tiene un final. Pero en estos tres años, como abras notado, le agregué cosas… te pereces mucho a Jessica, puesto que ambas quieren un cumpleaños para siempre, y ambas están en coma… aunque ella despertó y se mato… - la vi pararse de la silla, llegó a la puerta y un grito salió de sus labios -¡Doctor!

    Unas horas después estaba en una sala diferente. Era… ¿Mi habitación? ¡Santo Cielo! ¡Era mi cuarto! Intenté pararme, pero al sentarme en la cama me mareé, miré a los lados, no había nadie, unos segundos después escuche la voz de mi madre y de mi mejor amiga.

    -Lindsay. –susurró cuando me vio al entrar al cuarto, lo siguiente que recuerdo fue sus brazos apretaron fuerte mi cuerpo contra el suyo. –Estas viva. –murmuró, entre lágrimas salinas.

    Mi madre miró la escena, enternecida, y salió de la habitación. Observé a mi amiga que hablaba sin parar, sin dejar de reír, sin dejar de abrazarme. Correspondí al gesto de cariño y me dije a mi misma en pensamientos: Al fin y al cabo… esto es mejor que un cumpleaños que dure para siempre.

    [FONT=&quot] ***[/FONT]


    [FONT=&quot]Este One Shot es dedicado a una de las personas más importantes para mí... una de mis mejores amigas que ya casi ni se pasa por CZ.
    [/FONT]
    [FONT=&quot]Asique se lo entregaré impreso, agradesco a Pami por ser mi Beta.

    Aunque este fic lo publique antes de que ella lo beteara
    [/FONT]
     
  2.  
    David

    David Entusiasta

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    Pluma de
    Escritor
    Re: Tres años y Tres días [One Shot]

    Me gustó mucho mucho el tema. Y giró bastante al final.
    Creo que escribes bien, me quedé pegado leyendo... aunque creo que hay aún algunos errores.

    Conti!, ok no xD!
     
  3.  
    Billa

    Billa Entusiasta

    Sagitario
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    Re: Tres años y Tres días [One Shot]

    Me gustó mucho que incluso lloré TT, escribes muy bien, por ahí algunas faltas de ortografía y no entendí algunas cosas, creo que te lo dije por msn, en sí me gustó mucho y se entiende.
    Al igual que David xD giró mucho al final, un gran cambio y me confundí xD.
     
  4.  
    Sandritah

    Sandritah Usuario popular

    Piscis
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    Pluma de
    Escritora
    Re: Tres años y Tres días [One Shot]

    Hola Cath wow.

    Me gustó mucho la historia, ya que trataste un tema interesante y lo desarrollaste muy tiernamente. Al final diste un gran giro, como ya han mencionado, y por lo menos yo no me esperaba que la chica fuera a sobrevivir. De todas maneras, me alegró que pudiera despertar y continuar con su vida, dándose cuenta de que hay mucho por disfrutar.

    Un beso :)
     
  5.  
    Mr.X

    Mr.X Negrito detector de trolls

    Libra
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    Re: Tres años y Tres días [One Shot]

    Bueno Cath, como te dije confía en mí que al final me pasaría.

    La verdad es que al comenzar las primeras líneas, logras enganchar uno a la lectura, se me ha hecho un fic bastante interesante, y aunque haya sido de un solo "capítulo"; ha estado bastante completo y grandioso.

    Sigue escribiendo Cath, me gusta como lo haces.
     
  6.  
    kudo-miyano

    kudo-miyano Usuario popular

    Libra
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    20 Junio 2007
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    855
    Pluma de
    Escritora
    Re: Tres años y Tres días [One Shot]

    Hii!!Que bonito ToTToT Es precioso.Me encantó el final.Sigue con tu historia.Te apoyo con todoo.Me depido dew Nya~!:ANYWORD:
     

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