Abrió la puerta que la joven acababa de cerrar, y la descubrió tirada en su cama, mordiendo la almohada, ahogándose en lágrimas. El rostro de su padre se contrajo de odio, sus ojos chispearon de furia, y no soportó ver a su repulsiva criatura. Dio la vuelta, no cerró la puerta, se marchó de su casa enfadado. Se había ido de su vida para siempre.
Me estaba partiendo de la risa (sabrás tú porqué), leí esto y se me borró la sonrisa. Los micros los amo, se dice tanto, pero tanto en tan poco, que vale la pena leerlos varias veces y analizarlos, este es claro, un padre que abandona el hogar por cobardía a enfrentar los problemas. Yo particularmente lo veo así, pero como generalmente entiendo al revés tus escritos, no sé qué pensar claramente. No tengo más que decir, hermosos tu escrito, como siempre.