Tras la Victoria

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Borealis Spiral, 21 Septiembre 2013.

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  1. Threadmarks: Introducción
     
    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

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    Tras la Victoria
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    Amistad
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    Ah, estaba en duda si publicar esto o no, pero al final dije, ¡mah!, lo haré. Una idea que llevo en la cabeza desde ufff, hace mucho y tengo que sacarla. De hecho ya la había publicado, pero me arrpenetí y la borré; no lo vuelvo a hacer. No creo que sea tan constante con esta (con la otra puede que tampoco D: ), pero no abandonaré ninguna. Temática muy diferente XD De hecho, es más o menos de esta clase de historias las que se me faciliatan y las que hago :P Espero les guste.

    Creo que fue mucho blabla, así que dejaré la ¿introducción? Hm, no es prólogo eso sí, y me parece muy corto como para que sea capítulo :/ En fin. ¡Disfruten!

    Tras la Victoria

    Introducción

    Un joven universitario de veinte años corría a través de los suburbios de la ciudad en una fresca mañana. El sudor empapaba su cuerpo y hacía que su rubio cabello se pegara a su frente. Sus brillantes ojos verdes se concentraban en mirar al frente. Era el nuevo líder de “Los Cardenales”, un grupo que amaba practicar el skateboarding, el patinaje y el ciclismo. Era un novato como cabecilla, no estaba seguro de que sus compañeros confiaran mucho en él, y no conocía a nadie del equipo con el que rivalizaban. No obstante, todo eso lo instaba a esforzarse al máximo por mostrar ser capaz de dirigirlos bien y de darles la victoria a los suyos. Aquella victoria que deseaban con ansias extremas y no era para menos; el marcador de cada uno de los enfrentamientos estaba empatado y eso era algo que no podían tolerar. Para ellos, un empate era peor que perder y él compartía ese pensar. Así que no perderían, no podían perder. No los decepcionaría.

    —Victoria, victoria. ¡Vamos tras la victoria! —gritó alzando la voz, sin importarle que los que pasaban por allí lo miraran con extrañeza, al tiempo que apresuraba más su paso. El entrenamiento acababa de empezar.

    -TV-​

    Andrés tomó una foto y otra y una más; luego sacó un vídeo para volver a sacar una foto. Una tímida sonrisa apareció en sus labios y sus grises ojos brillaron con emoción al ver las imágenes que acababa de capturar con su cámara digital. Como cada tarde desde hacía unas semanas atrás, estaba en el parque donde el equipo “Gecko” solía practicar el skate y demás deportes del mismo estilo. Y como siempre que iba allí, se encargó de tomar fotos y grabaciones de cada movimiento, cada giro, cada desliz en la rampa y el tazón, cada truco.

    Su sonrisa de pronto quedó en el olvido en tanto detallaba una de las fotos. Le encantaba el skate y demás juegos que consistiera en deslizarse en algo sobre ruedas. Había practicado desde hacía seis años, todo para conseguir entrar en aquel equipo que admiraba, pero a pesar de todos sus esfuerzos, de su duro entrenamiento y de su mucho practicar…

    "¡Ya no lo intentes! Eres un asco, el peor de todos. ¡Deja de avergonzarte a ti mismo, Andrés!"

    Sus ojos se humedecieron. Sabía que no podía llegar a ser un as, que había muchas personas mejores que él, que nunca sería una leyenda, pero escucharlo de boca de sus compañeros le había abierto los ojos. Por ello decidió dejar de practicar, dejar el skate de lado para siempre; mas no podía, le gustaba demasiado. Por eso era que estaba allí, observando al equipo legendario, aunque no podía hacer nada más que mirar. Se limpió los ojos. Estaba bien, era mejor así.

    Aun miraba la cámara, pero puedo distinguir de reojo una silueta frente a él, un par de peldaños debajo, en las escaleras para los espectadores donde él estaba sentado. Colocó el aparato sobre su regazo para detallar a la persona. Inició su recorrido de abajo a arriba, notando el par de tenis blancos, los calcetines negros alzados hasta arriba, unos pantalones cortos, un poco arriba de las rodillas, amarillos; un chaleco grueso, muy grueso, color verde fluorescente y las sobresalientes mangas cortas de una playera escarlata bajo éste.

    “Qué extraño sentido de la moda”, no pudo evitar pensar.

    Se fijó en el rostro circular y de un color tostado de la persona. Ojos moca escondidos detrás de los cristales de unos anteojos redondos con marco grueso y azul, nariz un poco chata y una gran sonrisa de dientes blancos aunque un poco chuecos. Su cabello negro era corto, aunque lo suficientemente largo como para cubrirle media oreja. No obstante, lo que más llamó su atención fue la profunda cicatriz en forma de “Y” invertida que iniciaba en el centro de su frente, bajaba por el tabique y se partía en dos caminos que acababan a la altura de la nariz.

    —¡Hola! —lo saludó con energía.

    Andrés asintió con la cabeza, aún conmocionado por la presencia del otro. La persona subió un peldaño más y sus piernas chocaron con las flexionadas de Andrés, luego se inclinó sobre el joven y apoyó sus manos, una a cada costado de él en el escalón, sin dejar de sonreír. Andrés no pudo evitar temblar. ¿Qué era todo aquello? ¿Ese chico se trataba de un abusador?

    —Parece que te gusta lo que hacemos aquí —le dijo mirando la cámara.

    Andrés volvió a asentir, nervioso.

    —¿Sabes manejar algo? ¿Tabla, patines, bici? —Su voz no denotaba malicia, sino la verdadera curiosidad de un niño.

    —Sé un poco de ciclismo, pero el skate es lo mío… —respondió con débil voz.

    —¡Bien! —El chico se alejó de él y sonriendo a plenitud continuó—: Con eso basta. ¡Estás dentro!

    —¿Eh?

    Y sin darle oportunidad de hablar, lo tomó por el brazo y lo jaló con fuerza, llevándolo a donde una gran multitud de jóvenes se congregaban.

    —Te presentaré con los demás, nuevo compañero.

    Sería todo por ahora. Son libres de comentar y, @Dirtyagony de ti si espero el comentario, a fuerzas ¬¬ Es por ti.
     
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    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Y te dije que no te iba a comentar y mira… me odio por ellos :mad:. Es que Andy lo siento mucho, de verdad que creí que cuando lo publicaste (hace sabe cuánto) te había comentado y mira que no :(. Ok soy culpable, lo admito, pero es que me dejaste con las ganas de leer más y cuando vi que cerraste el tema me moleste un poco y por esa razón dije que no te iba a comentar. Pero bueno, menos quejas y pasemos a la historia.

    Debo de admitir que se lee interesante –¿la subiste por mí? ¿Por qué te molestaba una y otra vez en que la colgaras? Muchas gracias, te quiero más que ayer– Ya quiero conocer al líder de los Cardenales, pero más que nada quiero saber más de Andrés, me dio un poquito de pena por el hecho que le gusta el skate y es maleta. Ah, pero que me dio mucho miedo el chico con el extraño sentido de la moda, pero me imagino que el ayudara a superarse. Por otro lado me gustó el hecho de que a Andrés le gusta tomar fotografía, me gusto xD (No es por el dorama que veo ahora)

    Bueno creo que eso es todo, así que bye, te cuidas y espero con ansias el próximo capítulo.

    P.D. Me gusta el género que tiene; Amistad, y conociendote que te encanta ese género a morir, presiento que lo llevaras muy bien :D
     
    Última edición: 21 Septiembre 2013
  3.  
    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

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    De verdad, espero que no abandones ninguna Borealis XD
    Nah, aquí pasándome para comentarte también esta historia, que es en este foro donde puedo decirte algo sobre tus escritos y es también donde los puedo leer, hahaha. Si no fuera por este conducto, me parece que no sabría nada de tus historias ewe.

    En fin... para empezar, la temática sí que es linda. Yo no sé nada de...¿ skateboarding? Patinetas y todo eso ¿eh? Y el título despierta mi interés porque me hace suponer que habrá emocionantes encuentros entre los Cardenales y Gecko, además, ya me has enganchado con ese personaje de Andrés. Que lo tilden de asco, uy, qué feo:

    Duras palabras para alguien que ama ese deporte, pero mira, ese extraño chico de la cicatriz parece que lo ha introducido al equipo y me pregunto, ¿qué va a hacer Andrés? ¡Vaya forma de invitarlo a participar con el equipo, jajaja! Un enorme reto para Andrés, ¿aceptará?

    Espero el primer capítulo.
    TKM... por cierto, ese nombre de Andrés me recuerda al tu.... XDD
     
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    Sheccid

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    HOla...
    Je, bueno, la verdad me sorprendió mucho eso de de repente :"estás en el equipo"
    Espero que le den una buena oportunidad a Andrés, se ve que es un buen chico...pero si de verdad es un desastre, espero que mejore.
    La verdad se me hizo muy corto, viniendo de ti, pues no sé, me hubiera gustado que le siguieras un cachito más...pero me entro curiosidad...
    Gracias por invitarme, espero la proxima invitación XD
     
  5.  
    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

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    @Dirtyagony no te odies, Dirty ^^ Mira, ya no hay manera de que borre el tema con tres comentarios, jojojo, así que no sufras... si es que lo haces. ¡Gracias por comentar cuando dijiste que no! Por eso simplemente, tu comentario vale 3 Para responder a todas esas dudas que tienes, te dejo el primer capítulo. Ojalá te guste y eso de las fotos se me hizo sospechoso, ¿eh? ¬¬
    @Marina Master, verás, tampoco es que sepa mucho de skate, ni nada, pero siempre fue un deporte que me llamó la atención y esta historia está inspirada de una caricuatura viejita que veía cuando era niña que me encantaba. Además de un par de animes, ya ves XD ¡Gracias por tu comentario! Me gustan, lo sabes. Andrés, Andy, mah, no negaré que de allí salió el nombre XD
    @Sheccid Ahora sabrás porque tan repentino. Lo sé, inició cortito teniendo en cuenta cómo escribo, pero creo que para esta historia haré las capítulos no tan largos. Aun así, espero que te guste. ¡Gracias por tu comentario, anima mucho!

    Sin más que añadir, espero disfruten la historia.

    Uno

    —¡Hey, Oscar!

    El grupo de doce jóvenes se volvieron a ver al otro miembro de su equipo. Un hombre joven, de veinticinco, dio un paso hacia adelante.

    —Ax, no te desaparezcas así como así.

    —Lo siento, mira, traje a alguien.

    El nombrado Ax empujó con brusquedad a Andrés, quien vino a estrellarse contra el pecho del hombre, que a su vez lo miró con desconcierto. Los ojos de Andrés se llenaron de temor y su cuerpo no controló el trémulo que lo invadió. Todos allí, salvo el par de chicas que logró distinguir, eran grandes y fuertes. Él apenas contaba con un metro sesenta y seis de altura a sus diecinueve años y tenía un cuerpo pequeño y delgado, enclenque. Corrió a esconderse detrás de Ax, que era seis centímetros más alto y su masa corporal era un poco mayor, aunque no demasiado.

    —¿Quién es éste, Ax? —Inquirió el hombre, líder del equipo—. Tiembla como una gelatina.

    —Es el que tomará mi lugar en la competencia —soltó sin más, sonriente.

    —¿Eh? —la exclamación salió de la boca de todos, incluido Andrés.

    —¿Un...reemplazo? —preguntó en voz baja.

    —Sí —Ax se giró sobre su eje para encararlo—. Hace poco me herí el tobillo y necesito que alguien me sustituya el día que compitamos contra “Los Cardenales”.

    Murmullos por parte de los integrantes se hicieron oír. Oscar suspiró y tomó a Ax del brazo, alejándolo de los demás un poco.

    —Creo que estás mal de la cabeza. ¿Por qué lo trajiste en realidad?

    —Ya te lo dije, además, me dijiste que podía elegir a quien yo quisiera como sustituto.

    —Alguien del equipo, Ax.

    —Es del equipo, sólo falta que se lo hagas saber a todos, líder. Ah, y él también tiene que saberlo.

    —No puede ser, eres.... Ah, lo más seguro es que no sea más que un aficionado. No puedo aceptar a un aficionado.

    —Tengo un buen presentimiento sobre él. Prueba sus habilidades.

    Oscar suspiró y pareció meditarlo un poco. Hacerle una prueba de admisión parecía lo más justo. Total, si resultaba ser un mediocre, lo corría y fin del asunto. Asintió y los dos regresaron a donde los demás, quienes rodeaban a Andrés, en tanto él se encogía sobre sí mismo a punto de no soportar la presión de las miradas.

    —¡Bien! Le haremos una prueba. Consíganle el equipo de seguridad. ¿Qué sabes usar, novato?

    —¿Eh? Ah... yo...

    —Denle una patineta. Es bueno en skate —respondió Ax por él.

    —E-esperen... Yo no...

    —¡No te preocupes! —Ax rodeó sus hombros con su brazo—. Lo harás bien. Mira, ya llegó el equipo de seguridad.

    Ax tomó el casco que le ofrecían y se lo colocó a Andrés, ante la incrédula mirada del mismo. Hizo lo mismo con las rodilleras y las coderas. Le entregó la tabla que le prestaron.

    —Pero...

    —Ahora vamos, vamos, ¡vamos!

    Ax lo empujó hasta la rampa en forma de U y lo hizo subir por la escalera. Cuando llegó a lo más alto, Andrés miró hacia abajo y un vértigo lo asaltó. Abrazó la tabla contra su pecho, al tiempo que comenzaba a sudar y la adrenalina se apoderaba de él. ¿Hacía cuánto que no subía a una rampa? Conocía el sentimiento de temor al principio, que era suplido por el de la emoción ante lo que haría. Y quería hacerlo, deslizarse, pero no podía. No era bueno, no valía la pena.

    “¡Deja de avergonzarte a ti mismo, Andrés! Eres un asco”.

    —No...No puedo hacerlo —dijo con voz temblorosa arrodillándose en lo alto de la rampa, en tanto lágrimas bajaban por sus mejillas—. No soy bueno manejando una patineta. Doy vergüenza y lástima. No puedo mostrar algo tan penoso a “Gecko”. Yo simplemente soy nada...

    —¿Y qué si no eres bueno ahora? —lo interrumpió Ax. Andrés lo miró y vio que estaba hincado a su lado y tenía su mano sobre su casco—. ¿No te gusta mucho el skate? ¿No es por eso que vienes todos los días y tomas fotos? ¿Porque te gusta mucho, mucho?

    Andrés lo miró con ojos brillantes por el llanto, sorprendido. ¿Él sabía que iba todos los días? ¿Lo había notado todo ese tiempo?

    —Y es porque te gusta tanto que no puedes renunciar a él, ¿cierto? Entonces no lo hagas. No renuncies a algo que amas, porque te arrepentirás. ¿No extrañas sentir el viento en tu rostro? ¿La velocidad? ¿No extrañas los giros en el aire?

    Andrés absorbió el líquido nasal que amenazaba por salir y se limpió el rostro. Asintió con vitalidad. Lo extrañaba, extrañaba todo eso y más.

    —En ese caso —Ax lo ayudó a ponerse de pie—. Demuéstrame lo mucho que los echas de menos y cuando dejes de extrañarlos, practiquemos juntos y mejoremos, nuevo compañero.

    Le regaló una sonrisa y una palmada en la espalda antes de dejarlo solo. Andrés intentó controlar sus sollozos y después de unos minutos en los que fue calmándose, se vio listo a deslizar la rampa. En el suelo, Oscar y demás miembros del equipo observaron como el joven iniciaba su demostración. Oscar detalló cada movimiento y cada error que cometió, porque sí, cometió errores y caídas, bastantes. Frunció el ceño. No era simple nerviosismo o torpeza.

    —¿Qué pasa con ese chico? —Dijo uno de los miembros del equipo, a su izquierda—. ¿Puede llamársele a eso skateboarding?

    —Es verdad que es diferente —aceptó una de las mujeres, llamada Lina, del lado derecho de Oscar—. Pero no puede dejar de llamarse skate. Es interesante, ¿no crees, Oscar?

    El aludido no contestó y miró a Ax, cuya mirada alegre no se apartaba de Andrés. Cuando el joven hubo terminado, tomó su patineta y bajó de la rampa con la respiración agitada, rostro colorado, piernas temblorosas y nerviosismo inigualable. Ax iba a correr hacia él, pero Oscar sujetó su hombro, deteniéndolo y fue él quien caminó hasta quedar frente al chico. Lo miró alzado en toda su altura, intimidándolo, provocando que volviera a encogerse sobre él, que era su pose común.

    —¿Qué ha sido eso? —preguntó Oscar con voz dura. Andrés bajó la mirada y no contestó—. ¿Cómo aprendiste skate? ¿Tuviste algún tipo de asesoramiento?

    —Ah… Bueno… La verdad es que no… Yo… Practicaba por mi cuenta y…

    —Se nota —lo cortó Oscar cansado de su habla con pausas—. Eres un desastre.

    Sus palabras abrieron una herida que no terminaba de sanar en el interior de Andrés y sus ojos escocieron, amenazados por las lágrimas. Volvió a aferrarse a la tabla. Lo sabía. Había sido una tontería mostrarles el poco talento que tenía. Ni su esfuerzo era digno de encomio, simplemente causaba bochorno, a él y a todos los que lo rodeaban.

    —No hay orden, ni siquiera sé que estilo usas. ¿Clásico, libre, vertical, callejero? Quieres utilizar trucos de todos y mezclarlos. Así no lograrás nada, ¿entiendes? Limítate a aprender bien uno antes que nada. No te creas tan listo ni seas tan codicioso…

    —Es suficiente, Oscar —le pidió Lina al ver el efecto negativo que sus palabras tenían en Andrés.

    —No te metas en esto —le advirtió el hombre.

    —Sí, sí me meto. Estás acabando con su confianza. No es malo lo que hace.

    —Sí lo es, porque no lo controla. Necesitas entrenamiento, novato, mucho entrenamiento si quieres ser el mejor y debes ser paciente, ¿escuchas? No aprenderás todo de la noche a la mañana. Si quieres que sea rápido debes poner mucho de tu parte, así que más te vale que vengas a las prácticas, ¿me oyes? Te advierto que como entrenador no soy paciente ni amable, así que prepárate para lo peor y mentalízate para que no salgas huyendo como un cobarde después.

    Andrés finalmente alzó su vista y lo miró, sorprendido.

    —E-eso… Eso significa…

    Un grito de alegría lo interrumpió antes de sentir como alguien lo abrazaba por detrás.

    —¡Eso es! ¡Lo lograste! ¡Estás dentro! —exclamó Ax con alegría en tanto frotaba su cabeza en el casco.

    —Vaya tipo con suerte.

    —¿Qué es esto? ¿En verdad está adentro?

    Estos y otros comentarios fueron la bienvenida al nuevo miembro del grupo, al tiempo que lo rodeaban. Oscar chasqueó la lengua y se alejó de los demás. Lina lo siguió.

    —Así que al final lo aceptaste, ¿eh?

    —¿Por qué no iba hacerlo? Es un caos, pero puede pulirse. El estilo personal que ha cogido es digno de ver y puede ser una buena arma.

    —Pero lo haces porque Ax te dijo que lo aceptaras.

    —¿Cómo sabes que lo pidió? —Lina se encogió de hombros—. Como sea, el novato tiene potencial. Ax tiene un don para reconocer el talento.

    —Lo sabía, es todo por Ax. Ah, me hace sentir celosa.

    —No lo estés.

    —¿Cómo no? Te importa más tu hermana que yo y he de añadir que es a un nivel exagerado.

    —No empieces…

    —Por eso la obligas a vestirse así.

    —Yo no la obligo a nada. Se viste así porque quiere. No es mi culpa que la gente sea tan tonta como para confundirla con un chico.

    —¿Y por qué nos dijiste a todos que nos dirigiéramos a ella como un chico?

    —¡Ya no fastidies, mujer!

    Lina sonrió divertida. De vez en cuando no hacía daño hostigar un poco a su novio.

    La tarde llegó a su fin y dio paso a la noche. Andrés se dirigía a su casa junto a Ax, quien insistió en acompañarlo para saber dónde vivía. Ax tomaba la delantera con energía, a pesar de que cojeaba un poco, mientras hablaba de la presentación de Andrés de hacía un momento.

    —En serio lo hiciste genial. A pesar de que sufriste muchas caídas al principio, fuiste acoplándote bien después. Es como si realmente no pudieras permanecer lejos del skate. No puedo esperar a volver a verte. Y después de las constantes prácticas mejorarás mucho más. ¡Qué emoción!

    Ax se giró para ver a su compañero y descubrió que él se mantenía de pie, quieto, alejado unos metros, con la cabeza abajo, ocasionando que el flequillo desordenado cubriera sus ojos. Ax suspiró con una sonrisa acercándose a él.

    —¿Qué pasa? —preguntó con su característica curiosidad infantil.

    Las gotas de agua salada se vieron cuando hicieron el recorrido de sus mejillas bajando hasta el mentón y de allí caer al suelo. Andrés volvía a temblar y su voz sonó de la misma manera, quebrada y débil.

    —Yo... Yo quiero... ¡Muchas gracias! S-si no fuera por ti, no habría podido experimentar la emoción de subir a una rampa otra vez. E-e-es gracias a ti que volví a hacer lo que me gusta. Por ti... Por ti fui capaz de ingresar al equipo que tanto admiro, a pesar de lo malo que soy...

    Ax hizo que dejara de hablar cuando lo rodeó con sus brazos, haciendo que apoyara su cabeza en su hombro.

    —¿En verdad hice algo tan increíble? Quien ha tomado la decisión de continuar con el skate has sido tú. Eres tú quien decidió no darse por vencido, y para mí eso es mucho mejor que simples palabras. Además, tienes talento, no me canso de repetírtelo, eres bueno. Sólo necesitas entrenamiento duro y más confianza en ti mismo. Dado que Oscar será tu entrenador, yo puedo ser tu confianza y como tal, te advierto que nunca, jamás, me desilusionaré de ti, ¿de acuerdo?

    Andrés asintió, sin ser capaz de volver a hablar por los constantes sollozos. De alguna manera comenzaba a sentirse con más fuerza.

    Por ahora es todo. Gracias por leer.
     
    Última edición: 1 Abril 2016
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  6.  
    Marina

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    Aaaah, qué sorpresa. ¿Ax es chica? Jajaja, creí de verdad que era chico. Y además, es hermana del líder de los Gecko, wow, y su personalidad, uh, me gusta XD Creo que Andrés ha encontrado a su mejor "amigo" y espero que esta amistad lo ayude a superar su timidez, porque por lo que pude darme cuenta en este capítulo, es que es un chico que tiene una súper mega timidez que lo hace tartamudear, llorar y parecer demasiado débil.

    Finalmente Andrés ha quedado dentro del equipo y me estoy preguntando si dará el ancho, si podrá con el entrenamiento, si podrá con el carácter fuerte del líder, porque por lo que veo, Oscar es muy duro y no lo tratará con mano de seda.

    Así que estoy ansiosa por leer cómo enfrentará Andrés este nuevo reto.
    Lindo capítulo. TKM
     
  7.  
    Sonia de Arnau

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    No te apures, no me odio. Lo había leído y ahora te comento, primero pongo: O-o qué onda, ¿Ax es chica? Además de que ser hermana de Oscar el líder de los Gecko, que por cierto van a competir contra Los cardenales que en la introducción se nombró al líder de ellos. Ah, nos vamos a enfocar en dos bandos principales que son rivales -me lo imagino –esto se va a poner interesante, ya quiero que se enfrenten :)

    Me gustó mucho la manera en que Oscar le hizo saber a Andrés que estaba dentro del equipo, al principio pensé que no lo aceptaría y que se iría con los Cardenales allí aprendería a ser un maestro, se enfrentan a los Gecko y después todos se lamentan de no haberlo tenido en su equipo… ok, no. Pero qué bueno que lo hayan aceptado y espero que pueda llegar a ser bueno y que Ax le ayude a superar su miedo-timidez.

    ¡Andy! Ya supe cuál es el otro anime con el que te inspiraste :D, ¿vez? No estoy tan perdida xD

    Bueno eso sería todo por hoy, hasta otra, bye.
     
  8.  
    Borealis Spiral

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    @Marina ¡Gracias por tu comentario, Master! Sí, Ax es chica, sorpresa, sorpresa. Así es, Oscar tiene un carácter fuerte y bueno, la variedad es linda. Sí, Andrés es bastante tímido e inseguro y pesimista y miedoso y... hey, este chico tiene todo lo malo o.o ¿Cómo es que me gusta tanto? :/ Espero que la historia te siga gustando. TKM
    @NattyVoi Gracias por comentarme, jejeje. Sí, de ese otro anime me inspiré :P Correcto, nos centraremos en dos equipos rivales, creo, aunque lo que planeo es, no sé, raro. Tendrás que leer para saber, jojojo. Esa idea que tuviste es como para hacer una historia totalmente diferente a la mía xD Tú y tu imaginación. PD. Me encanta tu título personalizado XDD

    Ahora sí, aquí el capi y para todos aquellos lecotres aviso que, aunque Ax es chica, narraré como si se tratara de chico, así que avisado están. Ojalá les guste el capítulo. ¡Disfruten!

    Dos

    El día era agradable, cálido, soleado y sin brisa; quizás un poco húmedo. Los universitarios se dispusieron a disfrutar de su media hora libre de clases con un buen almuerzo en la cafetería de la institución educativa, gozando de la compañía de los buenos amigos. El joven rubio bajó una de las tantas escaleras que había en el plantel, en tanto sus ojos verdes cual jade se mantenían fijos en un pequeño cuaderno de notas y sus labios susurraban a medias algunas de las anotaciones que tenía allí. Era ya común verlo de esa manera, y pocos eran los que sabían que a lo que mostraba tanto interés nada tenía que ver con su especialidad de analizador de sistemas computacionales.

    —¡Jeremías! —escuchó su nombre y entonces alzó su vista del cuaderno.

    Justo frente a él, su gran amigo Fernando lo miraba con una sonrisa. Fernando estudiaba la carrera de medicina y pronto se graduaría. En realidad, hacía su tesis, por lo que se lo mantenía muy ocupado, razón por la que rara vez podía vérsele en las prácticas. Sí, Fernando también era miembro de “Los Cardenales”, aunque ejercía más bien como doctor particular del equipo.

    —¿Qué tal, Fer?

    —Nada nuevo. ¿Te parece si almorzamos juntos?

    —Claro.

    Se encaminaron a la cafetería.

    —¿Estudias? —quiso saber Fernando.

    —No, son unas observaciones que le he hecho a los chicos. Estoy pensando cambiar algunas sesiones de práctica a unas más convenientes para todos. También me gustaría ajustar los horarios un poco para que todos puedan asistir a ellas, incluso tú, a pesar de todo lo que tienes que hacer con eso de la tesis. Además, quiero trabajar con los puntos débiles y reforzarlos. Según los informes que tú mismo me diste, Eduardo batalla con los grind, Diego con los lips y Ron con varios trucos flip.

    —¿Has pensado en todo eso? Je, vaya que te esfuerzas.

    Llegaron al comedor y los ataques poco disimulados iniciaron.

    —Hey, hey, ¿no es el nuevo líder de “Los Cardenales”? —dijo uno en un grupillo.

    —¿Puedes creerlo? ¿Qué derecho tiene? Van de mal en peor —comentó otro del otro lado de la estancia.

    —¡Bah! Y yo que era fan de ellos, pero después de aquel escándalo con el jefe anterior es imposible.

    —Sí, sí. Y ese tipo ni siquiera era parte del equipo y consiguió dirigirlo así como así.

    —¡Adiós a sus días de fama! Se volverán un fracaso.

    —Estos chicos —dijo Fernando irritado—. Tan habladores sin razón como siempre, ¿eh?

    —No les prestes atención —Lo calmó Jeremías—. Después de todo tienen razón. Realmente soy un intruso entre ustedes, no es para menos que digan lo que dicen. No creo que los pensamientos de los chicos difieran a los de ellos.

    —No, no, eso no es verdad. Ellos te aceptan orgullosos y felices.

    —¿Es así? Bueno, no importa. De cualquier manera no me daré por vencido. Tengo un deber con ellos y es darles la victoria, por lo que no me echaré para atrás; además, amo el skate.

    —Así se habla. Ese es el espíritu de un buen cabecilla.

    —Gracias. En fin, vamos o se nos acabará el tiempo.

    -TV-​

    Andrés montaba su tabla y patinaba hacia su casa. Eran las cuatro de la tarde y acababa de salir de su trabajo en un supermercado. Su trabajo consistía en acomodar los estantes con los productos alimenticios correspondientes o limpiar los pasillos. No era un gran trabajo, pero era lo suficientemente remunerador como para ayudar a sus padres con sus propios gastos. Había decidido no estudiar ya. Sus padres le pagarían los estudios y no quería que fuera un gasto inútil el que hiciera. Al fin y al cabo no sería capaz de cumplir con las expectativas de ellos, siempre había sido así. Por eso prefería trabajar y devolverles un poco de todo lo que le habían dado. No podía hacer más por ellos, pues no era lo suficientemente bueno para algo más, como toda su existencia, de la que a veces dudaba era significativa.

    Como cada vez que pensaba en su situación actual y en lo poco que podía hacer por sus progenitores, sus lagrimales volvieron a trabajar, afortunadamente casi llegaba a casa. No obstante, una gran sorpresa le fue dada cuando descubrió a Ax sentado frente a su puerta. Cuando Ax lo vio, se levantó sonriente.

    —Hola, Andrés.

    —A-Ax…

    Ax se llevó el dorso de la mano al rostro y lo golpeó levemente varias veces, logrando que Andrés hiciera lo mismo, por lo que las lágrimas que había olvidado ante la sorpresa, acudieron a su mente y algo avergonzado se limpió la cara rápidamente. Ax siempre lo veía llorar.

    —¿Q-qué haces aquí? —preguntó al fin, sumamente extrañado.

    —Vine por ti. Vamos a ejercitar.

    —¿Ejercitar? Pero… Creí que el entrenamiento era dentro de tres días.

    —El de Oscar sí, pero el mío comienza hoy.

    —¿Eh?

    Ax lo sujetó de la mano y lo llevó a donde iniciarían el entrenamiento.

    —¿El…gimnasio? —Andrés miró a toda la gente que había allí, parpadeando repetidas veces.

    —Así es. En el skate es fundamental contar con una buena condición física, como en cualquier deporte; y más aún si Oscar te entrenará, si no, no aguatarás sus prácticas. Y otra cosa, ¿qué pasa con tus brazos y piernas? Son como pajitas sin fuerza.

    Ax pellizcó las delgadas extremidades de Andrés y él ahogó unas risillas porque le ocasionó cosquillas. Ax negó con la cabeza vitalmente.

    —No, no, no. Eso no está bien. Debe haber músculo, así —Ax mostró su conejo—. Vamos, toca, toca.

    Andrés lo hizo y detalló más masa muscular de la que él poseía.

    —Wow…

    —¿Ves? Es elemental sobre todo en las piernas, pero también es importante en los brazos porque muchos trucos requieren que sostengas tu peso con ellos unos instantes, por lo que hay que mantenerlos en forma, ¿de acuerdo?

    —Sí.

    —Bien, empezaremos con la caminadora. Aquí, ven y súbete —Andrés le hizo caso—. La activaré a la velocidad de una caminata normal antes que nada.

    Ax presionó unos botones y la banda de la máquina comenzó a moverse, por lo que Andrés también tuvo que moverse. Pasaron alrededor de diez minutos.

    —Creo que es suficiente para el calentamiento. Aumentaré la velocidad. Deberás correr.

    Ax presionó el botón correspondiente y la banda fue girando más rápidamente, así que Andrés tuvo que incrementar su velocidad. Diez minutos después, el joven sudaba a mares, su respiración era jadeante y estaba cansado, muy cansado.

    —Ya… Ya no puedo más… Ax, apaga esto, por favor.

    —Pero te faltan diez minutos más.

    —¿Diez? No puedo…

    —Cinco, cinco más y ya. Tú puedes lograrlo.

    —¿Puedo…?

    No pudo. Finalmente se vio en la necesidad de detenerse, pero como la caminadora no lo hizo, salió disparado hacia atrás, cayendo duramente al frío suelo.

    —¡Oh, Dios mío! Andrés, Andrés —Corrió a él y lo ayudó a ponerse de pie y a sostenerse, pues estaba mareado—. Lo siento mucho, es mi culpa. Ahora sé que es mejor dejarlo en diez minutos y aumentar poco a poco el tiempo.

    —Está bien, lo siento.

    —¿Puedes continuar? Está bien si no. No deberías preocuparte.

    —No, quiero seguir.

    No sería justo. Ax estaba gastando energías y tiempo por su causa. Rechazar lo que hacía por él no era justo. A pesar de que descubrió que no podía correr de una manera decente, no podía ser tan malagradecido e irse sin más. Ax estaba siendo muy considerado con él al preocuparse y prepararlo para el entrenamiento con Oscar, no podía volver a fallar.

    —De acuerdo, ahora iremos a estirar porque viene lo bueno: las pesas.

    —¿P-pe-pesas?

    Andrés miró el pasillo que lo conduciría a la recepción del gimnasio, que a su vez lo llevaría a la puerta de salida. No era mala idea reconsiderarlo. Definitivamente no podía con eso. En primer lugar, ¿por qué se dejó contagiar por el ánimo? No era posible. Giró sobre su eje en dirección al pasillo y al dar el primer paso, unos brazos lo rodearon por detrás y lo aferraron fuertemente.

    —Lo siento, pero es demasiado tarde para arrepentirse —escuchó la voz alegre de Ax en su oído, y sin poder hacer nada para evitarlo, fue arrastrado al cuarto de estiramientos.

    Al terminar los estiramientos correspondientes, se dirigieron a donde las pesas. Andrés probó con casi todas, por orden de Ax, aunque con poco peso. Para ejercitar piernas, muslos, brazos, pecho, abdomen y demás. Como era su primera vez en un gimnasio, la experiencia fue terriblemente dolorosa. Al salir del edificio, apenas y podía caminar.

    —¡Muy bien hecho! —Ax estampó su palma en la espalda de él, sacándole un grito de dolor—. Ah, perdóname.

    Se guardó las manos que no solía controlar, en los bolsillos de su chaleco. Caminaron a paso tranquilo hasta la casa del joven de mirada gris. Llegaron a su destino casi media hora después. Ax acomodó sus lentes antes de decir:

    —Bien, te recomiendo que te de des un buen baño y que masajees todo tu cuerpo. Siento decirlo, pero mañana el dolor será más intenso. Aun así, ibas a sufrir peor con Oscar. Bueno, me voy ahora.

    —Es-espera… Ax, yo… Tengo que darte las gracias.

    —¿Otra vez?

    —Sí. Nunca nadie antes se había preocupado por mí como lo haces tú. A nunca nadie le importó mi progreso en el skate y yo… Bueno, estoy realmente feliz. ¡Gracias!

    Y por primera vez, Andrés mostró una sonrisa amplia, sincera y brillante.

    —Oh, no es nada —Ax alzó su pulgar y guiñó un ojo—. Yo también soy feliz de ayudarte. Entonces, nos vemos mañana. De nuevo al gimnasio, así que prepárate.

    Andrés asintió y sacudiendo su mano en forma de despedida una última vez, se metió a su casa. Ax cruzó la calle y desde la otra acera observó aquel hogar.

    —Wah, quién lo diría. Andrés tiene una sonrisa bonita. Me gustaría ser capaz de mantener esa sonrisa por siempre.

    Gracias por leer ^^
     
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    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    ¿Por qué? ¿Por qué vas a narrar a Ax como un chico? No lo entiendo.

    Honestamente lo que me gusta de estos capítulos son lo corto que han estado, jijiji. Deberás perdonarme con el hecho de que no se nada del skate y cuando se habla de esos temas me quedo toda o-O debíste investigar sobre eso, qué difícil es escribir de algo como deportes y demás. Pobre de Andrés sí que sufrió en el gimnasio, me recordó a cuando yo fui, lo primero que utilice fue la caminadora, afortunadamente no me caí como él xD Y tiene toda la razón Ax, ese dolor que sintió cuando salió será peor al día siguiente. Auch y mañana será igual, ahora sí que empieza el riguroso entrenamiento para él, bueno, esperemos mejore, claro que lo hará.

    Por otro lado, Jeremías el nuevo líder de Los Cardenales, siento que no le va a ir muy bien con su equipo o por lo menos con los “fans” del equipo. Buena continuación, espero la siguiente. Hasta la próxima. Bye.
     
  10.  
    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

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    Muy buen capítulo. Me ha gustado todo, como la amistad que hay entre Jeremías, el nuevo líder de los "Cardenales" y Fernando, ese agradable médico XD. Y mucho más me gustó ese evento del gimnacio, hahaha, pobre Andrés con Ax y hablando de ella, creo que yo entiendo por qué la narrarás como chico y es porque Andrés no sabe que es chica, para él, me parece, es un chico, hahaha, qué joven tan despistado, ahora estaré ansiosa esperando el momento en que descubra que es una niña, emmm, y creo que para que lo descubra, pasará un largo, larguísimo tiempo.

    ¿Y qué es ese deseo de Ax de querer mantener la sonrisa de Andrés para siempre?

    Okey, no echaré a volar mi imaginación con el lado romántico XDD Mejor espero haber a donde conduce esta nueva amistad. Espero el próximo capítulo. Este fue genial, como siempre sabes hacerlos.

    TKM
     
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    Borealis Spiral

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    @NattyVoi ¿Por qué narro a Ax como chico? Pues por lo que dice Master, aunque también porque es como un experimento o algo así o una ocurrencia mía. ¡Gracias por tu comentario! Lo sé, yo tampoco volví al gimnasio D: Demasiado dolor. Espero que este capítulo te guste, un poquito al menos.
    @Marina Sí, la amistad de ellos es linda. Fer me gusta :D Sí, también digo que pasará un rato para que Andrés descubra la verdad sobre su mejor amigo xD Jejeje, imagina lo que quieras, Marina, eres libre aquí. Gracias por comentar. TKM

    A los demás que leen esta historia, gracias por hacerlo y a ustedes el capítulo. ¡Disfruten!

    Tres

    El sereno de la noche era agradable, no muy fresco como para ser molesto, ni lo suficientemente caliente como para ser sofocante. Estaban por ser las diez y en el parque de skate, Lina y Ax se mantenían sentados en las gradas para espectadores en tanto observaban cómo Andrés intentaba seguir las órdenes de Oscar al pie de la letra, para que los trucos que el mayor quería que aprendiera fueran perfectos. Andrés cayó de nuevo en el mismo flip que había estado practicando en las últimas horas.

    —¡Así no! —Gritó el hombre, frustrado— ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo? Este es un flip 360º sin ningún otro tipo de truco envuelto. Fija bien tus pies en el lugar correcto. Uno detrás de los tornillos, pero apenas allí y el otro en la parte de atrás de la tabla. Debes picarla con un golpe seco y lanzar una patada hacia adelante. Es lo mismo que hacer un Pop shove-it solo que debe ser de 360º y al mismo tiempo la tabla debe girar la circunferencia completa, en su eje hacia atrás. ¿No puedes entenderlo? ¡Es lo básico! ¡Agh! Eres desesperante.

    —L-lo siento…

    —¡No te disculpes y vuelve a intentarlo! ¡Vamos, vamos! ¡La competencia es dentro de poco!

    —S-sí.

    Andrés tomó la tabla y volvió a hacer el truco bajo la supervisión del líder de “Gecko”. Desde su lugar como público, Lina suspiró.

    —Ah, ¿no puede ser un poco más gentil? Si sigue así terminará asustándolo.

    —El temperamento de Oscar es muy explosivo, sabes que siempre fue así —comentó Ax—. Sería difícil cambiarlo. Además, no creo que Andrés se vaya. Míralo fijamente y te darás cuenta de su expresión. Luce feliz, ¿cierto?

    —Oh, es verdad, incluso irradia. ¡Qué extraño chico! ¿Es masoquista o qué?

    Ax no reprimió la risa que el comentario le provocó.

    —No, tampoco es que sea eso. Más bien es el hecho de que nunca antes alguien se había preocupado por él como lo hacemos nosotros y nuestra atención lo llena de alegría.

    —¡Qué lindo! Es una ternura el muchacho.

    Ax asintió sonriente y continuó mirando el cuadro que los dos mostraban. Le encantaba ver el esfuerzo de la gente, era su inspiración.

    -TV-​

    —¿Alguna pregunta, comentario o sugerencia?

    Jeremías miró a los seis miembros actuales de “Los Cardenales”. Había convocado una reunión para hacerles saber de los cambios que hizo. La mayoría escuchó sus palabras y planes con cuidado y asintieron conformes, todos excepto uno. Un hombre joven aunque unos años mayor que él, se hizo paso entre sus compañeros y clavó sus perlas doradas en las verdes del líder.

    —No, no me parece. ¿Por qué intentas hacerte el interesante? Eres un extraño aquí, ¿por qué haces modificaciones a tu antojo? ¡No es justo!

    —Suficiente, Ron —pidió Fernando—. Jeremías es el jefe ahora.

    El médico tocó el hombro de Ron, pero éste se lo sacó con brusquedad.

    —¿Y por qué lo es? ¿Simplemente porque fuiste tú quien lo eligió? ¡Ni siquiera fue una elección democrática!

    —Sí la fue, todos estuvieron de acuerdo —dijo ahora el rubio.

    —A las malas, no es lo mismo. Se vieron obligados a aceptar por la situación que el equipo atravesaba, pero nada más. El líder debió ser alguien de entre nosotros. Alguien que por lo menos fuera miembro desde el principio.

    —¿Qué más da? Al final no habrías sido ni candidato. ¿Qué pierdes? —dijo Jeremías con seriedad.

    Ronaldo rechinó los dientes y la ira que esas palabras le ocasionaron figuró en su rostro e incapaz de detenerse, se lanzó contra Jeremías para darle un puñetazo que pudo esquivar por los pelos. Los demás miembros del equipo sujetaron a Ronaldo para que no continuara con su actuar violento.

    —¡Suéltenme, maldita sea! ¡Estoy harto de él y su arrogancia! ¡Déjenme darle su merecido!

    Forcejeó intentando liberase, pero fue imposible luchar contra los cuatro que lo sujetaban.

    —En verdad no tienes derecho de llevar este grupo —arguyó con rabia.

    —Con o sin él, es mejor que lo dirija yo a que lo hagas tú —sostuvo Jeremías.

    —¡Cállate, cállate!

    —Ya basta, por favor —volvió a interrumpir Fernando—. Chicos, llévense a Ron de aquí. Creo que la reunión ha terminado. Nos vemos en la próxima práctica.

    —¡Esto no ha terminado, ¿me oyes, Jeremías?! ¡No podrás con el cargo! ¡No creas que te aceptaré! ¡Ni a ti ni a tus órdenes!

    Fueron una de las tantas amenazas que Ronaldo gritó en tanto era arrastrado lejos de Fernando y Jeremías. El rubio suspiro.

    —Es un problemático.

    —También te pasaste un poco, ¿no piensas? —quiso saber el médico del grupo.

    —Sólo me gustaría que me dejara hacer mi trabajo.

    —No entiendo por qué tiene esas ganas de volverse líder. Desde que entró ha sido su deseo.

    —Quién sabe… Bueno, nos vemos. Iré a practicar un poco.

    Sin más que agregar, Jeremías se retiró del lugar.

    -TV-​

    Era temprano en un bello día domingo y Andrés continuaba acostado, cobijado bajo sus sábanas. Estaba realmente cansado y cada parte de su cuerpo punzaba de dolor. El entrenamiento de Oscar era muy duro y las horas extras que hacía con Ax terminaban por dejarlo sin energía. No había descansado en toda la semana y Oscar había dicho que el domingo tampoco lo haría, pero tuvo que rogar para que le diera por lo menos la mañana libre y reponerse, si no, no lograría un buen rendimiento en las sesiones.

    Sumido estaba en su letargo cuando escuchó que su celular vibraba sobre el buró que se ubicaba al lado derecho de la cama. No quería abrir los ojos, era demasiado complicado, pero quien quiera que estuviera llamándolo no desistía, por lo que con pereza increíble, sacó su brazo de la calidez que las mantas le proporcionaban y tomó el aparato.

    —¿Diga? —contestó con voz somnolienta.

    —Andrés, ¿qué haces? —Era Ax.

    —Duermo…

    —¡No es hora de hacerlo! Vamos, necesito que me ayudes con algo. Levántate, te espero en el parque que está a un lado del cementerio del barrio alto. ¡Rápido!

    Colgó. Andrés miró el teléfono móvil en su mano con expresión ausente.

    —¿Por qué? —se preguntó con pesadez.

    Media hora después se hallaba en el punto de encuentro. Miró a su alrededor intentando encontrar a Ax, pero sólo vio toda clase de personas y familias que desde muy de mañana iban a dar un paseo a aquel jardín, que si bien no era muy grande, era bastante tranquilo.

    —¡Andrés! ¡Por aquí!

    Escuchó la voz de Ax y lo observó sentado en una de las muchas bancas. Se acercó a él.

    —¡Qué bueno que viniste! No sé qué habría hecho sin ti. Date prisa, ayúdame con esto.

    Ax tomó un extraño cinturón que había estado a su lado todo el tiempo y que tenía incrustadas lo que parecían ser unas galletas. Se acercó a Andrés y se lo ató a la cintura.

    —¿Q-qué es esto? —No entendía absolutamente nada.

    —Necesitaba sacar a correr a Niebla, pero como no puedo, lo harás tú.

    —¿Ni-Niebla?

    —Sí. Cuidado, son sus croquetas favoritas. Si no corres y te alcanza…

    —¿Eh?

    Ax silbó y aplaudió varias veces llamando a la mencionada Niebla y a Andrés se le fue la sangre a los talones cuando descubrió que a lo lejos, un perro raza pastor alemán, grande y fuerte, se acerraba velozmente a ellos.

    —¿E-e-e-eso es Niebla?

    Ax asintió y el perro ladró con potencia, asustando mucho más a Andrés, quien no pudo más que salir corriendo y como el cinturón improvisado de Ax resultó muy efectivo, Niebla lo siguió.

    —¡Eso es, Andrés! ¡Ganarás la maratón! –encomió Ax, alegre.

    —¿Por qué me pasa esto a mí? Se supone que debo estar en casa descansando. ¡Por favor, alguien ayúdeme!

    Habían pasado unos minutos desde que Ax los perdió de vista. Por su herida no pudo seguirles el paso y los perdió, ahora vagaba con lentitud de aquí para allá en su búsqueda. Los encontró del otro lado del parque. Mientras Andrés estaba sobre un árbol, completamente lejos del alcance de Niebla, el animal buscaba una manera de subir y conseguir las preciadas croquetas. Ax rio con diversión.

    —¿Por qué ese miedo a los perros? —preguntó al estar cerca.

    —No tengo buenos recuerdos de ellos —respondió Andrés con voz quebrada y a punto de llorar—. Por favor, aléjalo de mí.

    —Desátate el cinturón.

    Andrés así lo hizo y se lo arrojó a Ax, quien al tenerlo en su poder, consiguió la atención de Niebla. Arrojó el cinto lejos de ellos y el perro fue tras él.

    —Listo, se mantendrá ocupada un rato. Vamos, baja. No hay peligro.

    El chico intentó buscar una manera de descender, mas no vio manera. Parecía ser que su deseo de huir de Niebla lo había orillado a escalar el árbol sin demasiado apoyo. Después de pensarlo un poco, comenzó a bajar, pero su natural torpeza hizo que uno de sus pies resbalara.

    —¡Cuidado!

    Fue lo único que logró escuchar por parte de Ax antes de que cayera totalmente. Sin embargo, le pareció extraño que el golpe no fuera tan fuerte como lo imaginó. Abrió los ojos que inconscientemente había cerrado y se sorprendió de ver a Ax bajo él. Un intenso sonrojo lo invadió y por un momento su corazón latió con fuerza.

    —¡Qué daño! —se quejó Ax.

    —Ah…Ah, lo siento.

    Andrés se alejó de él rodando en el suelo hacia un lado.

    —Oye, no subas en lugares de los que no podrás bajar después —aconsejó Ax acomodando sus anteojos.

    —Lo siento…

    Niebla se desocupó al terminarse todas las croquetas y se acercó a ellos, haciendo que Andrés se pusiera de pie y se dispusiera a volver a correr, de no ser porque Ax lo sujetó por los hombros e impidió su escape.

    —Oh, no. Es hora de decirle adiós a tu fobia. No te preocupes, Niebla no es agresiva.

    Andrés negó energéticamente con la cabeza, mas Ax lo ignoró. Lo tomó de la mano y lo condujo a donde Niebla. Manteniendo su mano sobre la de Andrés para controlarla, Ax hizo que acariciara el pelo del can. Un escalofrío y un pequeño sobresalto lo asaltaron, pero al final se dejó llevar por la suavidad del pelaje que resultó agradable a su tacto. Poco después tenía a Niebla prácticamente sobre sí. Ax sonrió.

    —¿Lo ves? Le gustas.

    Después de jugar un rato con Niebla, ambos se mantenían sentados sobre el césped con la mascota echada a sus pies.

    —Gracias, Ax.

    —¿De nuevo? ¿Ahora por qué?

    —Por incluirme en tus actividades. Nunca había pasado un domingo de esta manera, con alguien.

    —¿Hm, en serio? Bueno, no tienes que agradecer nada, para eso estamos los amigos, ¿no?

    Andrés abrió la boca y los ojos, estos últimos mostrando un brillo especial, llenos de ilusión. Las lágrimas comenzaron a acumularse en ellos.

    —¿A-amigos? ¿Realmente…somos amigos? —Apenas logró articular; la alegría del momento no le permitía hablar.

    —¡Sí, muy buenos amigos! En realidad, yo te lo agradezco. A pesar de que parezca lo contrario, no tengo un amigo cercano. Hablo con los del equipo o cualquier otra persona fácilmente, pero nunca me había divertido con alguien como lo hago contigo. Sólo pasaba tiempo con Oscar y Lina y bueno, ellos son más mi familia, así que ¡muchas gracias!

    Andrés no pudo contenerse más y dejó que su inmensa felicidad brotara con gotas de agua salada, en tanto los sollozos fluían sin impedimento, a voz viva.

    —Hey, hey, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras así?

    Ax se preocupó. Nunca lo había visto de esa manera. Sí lo veía llorar, pero no con aquel sentimiento. Andrés negó con la cabeza.

    —E-e-estoy feliz, muy feliz. Nunca nadie me había dado las gracias antes. Me siento bien escuchando esas palabras. Me…m-me…me siento útil.

    Ax le obsequió una mirada llena de ternura y como estaba sentado a su lado, hizo que apoyara su cabeza en su hombro, en tanto lo tranquilizaba.

    —Sí, eres útil, muy útil.

    Gracias por leer. Hasta otra.
     
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    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    A ta bueno pues, no te enojes conmigo Borealis y que con eso de “Espero que este capítulo te guste, un poquito al menos” tú ya me conoces, no me gusta leer algo que no me gusta, esta historia es genial. Bueno, pasando al escrito: Auch, de verdad que Jeremías se encuentra en un situación nada favorable, aunque eso de que el jefe debía ser alguien del equipo, pues como que si estoy de acuerdo, pero él será un buen líder (creo.)

    ¡Ah! Que entrenamiento tan genial ese de que un perro corra detrás de ti. Que tierno es Andrés, aunque me desespera un poquito que sea tan llorón.

    me suena, de verdad, solo falto el "¿Alguna queja? Al buzon" para que fuera perfecto xD
    jajaja me da risa, ahora entiendo mejor xD

    Bueno, que divertido capítulo. Espero el proximo, que por cierto no me has dicho cada cuanto lo vas a subir.

    Bye. Cuidate.
     
  13.  
    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

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    A mí quien me intrigó fue ese tal Ronaldo. Para que haya querido golpear al nuevo líder de los "Cardenales", es porque de verdad está ansioso por ser el líder, pero ¿por qué no lo escogieron a él? ¿Es bueno en este deporte? Debe serlo si aspira a tal puesto, pero más que eso, también es lógico que se sienta desechado o algo así, pues su razonamiento de que se debió escoger como líder a alguien que ya pertenecía al grupo desde siempre, es cuerdo, no obstante, quedó evidente que es él el que quiere el puesto. Espero descubrir más sobre este personaje, porque su bravuconería me interesó, debe haber algo detrás de.

    Jajaja, pobre Andrés con lo del entrenamiento con Oscar y las ocurrencias de Ax. Linda perrita, no pude evitar reír cuando leí como Ax le amaraba el cinturón lleno de croquetas a Andrés y me imaginé muy detalladamente el correr del chico con Niebla detrás de él e incluso pude imaginármelo subiendo al ese árbol, hahaha. Su descenso fue igual, divertido... y también muy torpe. Al final, su llanto me enterneció, pero estoy como Natty, me desespera su carácter voluble, aunque comprendo que se sienta así. De nunca haber tenido un amigo, a tener algunos, pues... ¡Qué felicidad y a llorar se ha dicho!

    Espero el que sigue. TKM
     
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    Borealis Spiral

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    @NattyVoi Jajaja, ¿el buzón? Hm, debí haberlo puesto ¿sabes? xD ¿Por qué dices que me enojo si me levantas el ánimo? Debería aprender un poquito de ti, ¿no? Me alegra que esté gustándote la historia y en cuanto a cuándo subiré... No tengo fecha específica, lo siento :) ¡Gracias por comentar!
    @Marina Master, ¡gracias por tu comentario también! Sí, Ron es interesante *u* Qué bueno que te gustara Niebla también y sí, Andrés es desesperante... ojalá se le quite ._. Espero te guste este capítulo.

    Y así, después de un tiempo desaparecida, regreso con continación. A todos los que se toman el tiempo de leer, ¡gracias! *u* ¡Y disfruten!

    Cuatro

    Finalmente el día de la competencia había llegado. Oscar y Lina llegaron al punto de reunión, estarían los demás. Según lo planeado, de allí partirían al parque donde demostrarían sus habilidades como skaters y en donde seguramente ya se hallaban “Los Cardenales”. Habían practicado mucho, realmente esperaban ganar. La presión comenzaba a hacer estragos en el hombre; estaba cansado. Al arribar, Oscar habló:

    —Bien, veo que todos están aquí. Ha llegado la hora de demostrar a nuestros retadores de lo que somos capaces. El orgullo de “Gecko” depende de nosotros. No hay razón para echarse para atrás, ¿cierto?

    Todos asintieron y articularon su acorde con el líder. De entre todos ellos, Andrés parecía estar más ocupado mirando a su alrededor, en busca de alguien. Se acercó a Oscar y Lina, quien no se había apartado de él en ningún momento desde que llegaron.

    —¿Do-dónde está Ax?

    —En casa, tiene fiebre —informó Oscar.

    —¿P-por qué? —inquirió Andrés, nervioso.

    —Una infección en la garganta —Oscar notó que el chico adquiría una expresión sombría—. ¡Oye! Ni se te ocurra abandonar sólo porque Ax no vendrá, ¿de acuerdo? La batalla es ahora y tu mente debe estar aquí. ¿Qué eres? ¿Una lapa o un parásito para depender de Ax tan enfermizamente? Es abrumador, ¿sabes?

    —Bien, bien, es suficiente, Oscar —lo tranquilizo Lina—. Es hora de irnos. ¡Muchachos, circulen! Tú también, Andrés.

    Asintió cabizbajo y se alejó junto a los demás, dejando a Oscar y Lina atrás. La mujer suspiró y miró al hombre con reproche.

    —¿Es que en verdad no conoces la palabra tacto?

    —¡Qué importa eso ahora! Centrémonos en la competencia.

    —Uh… Oye, ¿quién crees que sea el nuevo líder? Me sorprendió que nos retaran después de lo que pasó y ya contando con alguien que los guiara. No sé, pensé que les llevaría más tiempo. Me pregunto qué clase de persona es.

    —No lo sé. Tal vez sea alguien del mismo equipo, que siempre ha querido convertirse en el jefe y finalmente lo consiguió.

    —Oscar…

    —Bueno, sea quien sea, tenemos que vencer, ¿no? Después de todo, vamos tras la victoria. No te preocupes, haré las cosas bien.

    Oscar siguió a los demás con paso veloz, dejando a Lina plantada donde mismo unos minutos más.

    —No estoy preocupada —soltó al viento con inseguridad total.

    -TV-​

    “Los Cardenales” aguardaban la llegada de sus contrincantes. Jeremías observó el parque abarrotado de gente. La noticia de aquel enfrentamiento había volado rápido y a pesar de que pocos eran los que apoyaban su equipo, le importaba más el hecho de que tendría la oportunidad de alzar el nombre mancillado del grupo; con esa mentalidad venía. Miró ahora a las tres personas reconocidas en el campo del skateboarding que servirían como jueces. Seis miembros de cada equipo participarían, dos por cada categoría, a saber los grinds que eran los deslices y trucos por los barrotes, los trucos de piso llamados flip y los lips o de encaje que se hacían en el borde de las rampas o el tazón. En su caso, utilizarían el tazón.

    El bullicio de la multitud los sacó de sus pensamientos y volviendo a la realidad, descubrió que “Gecko” había llegado. Llenó de aire sus pulmones en una larga inhalación, inflando el pecho; la hora estaba próxima. Miró a Fernando, que había permanecido en silencio y a su lado todo el tiempo. El médico asintió, por lo que los dos se encaminaron a donde la mesa de los jueces, donde ya estaban Oscar y Lina. Ambos representantes se miraron, analizadores. Para Jeremías, el porte de Oscar lo hacía merecedor del título de líder, además del historial que tenía del buen manejo de “Gecko”. En cambio, a Oscar le parecía extraño que un perfecto ajeno fuera guía de “Los Cardenales”. En su vida lo había visto. Alzó su mirada en busca de alguien, mas no lo encontró.

    —Soy Jeremías, un placer —Se presentó el rubio extendiendo su mano.

    —Oscar —soltó con acidez tomando su mano y el firme apretón del más joven le advirtió que estaba decidido a ir por todas—. Que sea una buena competencia.

    —Sí, daremos lo mejor.

    —Bien —habló uno de los jueces—. Un volado para decidir quién irá primero.

    El hombre lanzó la moneda y volvió a atajarla, ocultándola.

    —Cara —se apresuró a decir Oscar.

    —Cruz —contestó el juez dejándola ver, se dirigió a Jeremías—. Escoge.

    —Ellos primero, nosotros después.

    Sin más que agregar, Jeremías y Fernando regresaron con los demás. Oscar los miró unos instantes; se tocó la cabeza, comenzaba a palpitarle. También regresó con los suyos.

    —¿Cómo fue? —Quisieron saber al instante.

    —No es un aficionado, sabe tratar la situación. ¡Demonios! Quería que ellos fueran primero, así tendríamos la oportunidad de ver su skate y sus movimientos e intentar ajustar los nuestros. Estoy seguro de que lo pensaron, además, podrán figurarse un poco la manera de calificar de los jueces con nosotros.

    Oscar se tocó la cabeza y gruñó sonoramente. Lina lo miró preocupada.

    —¿Estás bien?

    —Sí, es una simple jaqueca.

    —¿Jaqueca? ¿Por qué no lo dijiste antes? ¿Tomaste algo? —Él negó con la cabeza—. Ahora vengo; conseguiré rápido unas aspirinas antes de que empiecen.

    Lina no esperó respuesta y se alejó.

    —Antes de entregar la lista de participantes a los jueces, me gustaría hacer unos cambios —continuó Oscar mirándolos a todos empezando a notársele una ligero sudor en la frente.

    —¿Ca-cambios? —se cuestionó Andrés, temeroso. Se había decidido que él sería el último, ¿y si lo ponían antes? No estaba listo.

    —Sí, no te preocupes, seguirás donde mismo, eres nuestra arma secreta. Quiero que Marco y yo cambiemos. Iré yo primero; Marco, serás el quinto, ¿bien?

    —Seguro, líder.

    Oscar asintió y dirigió su vista a donde “Los Cardenales”, enfocándose mayormente en el joven cabecilla. ¿Qué clase de persona sería?


    —Jeremías, hay que hacer la lista —se acercó Fernando a él.

    —No hay problema, ya la entregué —respondió, tranquilo.

    —¿Ya?

    —Sí, e hice algunos ajustes.

    —¿Ajustes? ¿Cuáles? —eso desencajó al médico.

    —Ya los verás —Echó una rápida mirada al entorno—. ¿Dónde está Ron?

    —No sé, desapareció de repente. Hace nada estaba aquí.

    -TV-​

    —Gracias.

    Lina tomó las aspirinas que había comprado y con una sonrisa se despidió del vendedor de la tienda. Debía darse prisa y darle las píldoras a Oscar para que le hicieran efecto antes de comenzar. Se deslizaba sobre su patineta cuando fue empujada bruscamente hacia a un lado, golpeándose fuertemente contra la pared, soltando un grito de dolor que quedó a medias cuando distinguió el rostro de su atacante.

    —Ron —lo nombró y al ser más consciente de que él la aprisionaba con su propio cuerpo, un carmín intenso cubrió su rostro en tanto sentía sus piernas temblar.

    —A pasado un tiempo, Lina.

    La voz profunda de él y su aliento tan cerca del suyo la turbaron. No fue capaz de articular una sola palabra o reaccionar. Recordó el acuerdo que había hecho con Oscar en cuanto a Ron: no huir de él, por lo que le sostuvo la mirada. Ron la miraba intensamente con sus orbes ámbar, pero éstas se posaron después en el frasco de pastillas. Recorrió el brazo de la joven, de hombro a mano como una caricia que la estremeció, hasta que tomó el cilindro.

    —¿Aspirinas? Oh, así que Oscar sigue tomando a la ligera su migraña —Soltó una risa burlesca—. Es un verdadero crío. ¿No crees que es difícil tener que estar cuidándolo siempre? ¿Por qué no te olvidas de él y vienes conmigo? Me canso de repetírtelo.

    Lina abrió los ojos y la boca, pero nuevamente las palabras no salieron. Ron notó su perturbación. Sonrió ladinamente.

    —Ah, claro. No puedes venir conmigo porque lo amas, ¿verdad? —Ahora su mohín volvió a una seriedad aguda—. Bueno, mantenlo en mente.

    Y sin decir más, se alejó del lugar, dejándola sin aliento y con una mortifiación interior muy grande. Respiró profundamente intentando calmarse y cuando lo consiguió, volvió a subir en su patineta y se apresuró al parque, donde la competencia acababa de iniciar.

    —¿Por qué tardaste tanto? —le reprochó Oscar al verla—. Vamos, dame eso. Voy primero.

    —¿Eh? —se sorprendió ella—. ¿Cómo así? ¿Por qué? Creí que Marco…

    —Cambiamos de puesto —Se tomó un par—. Nos vemos, me llaman.

    —Pero el dolor.

    —Tranquila, no me derrumbaré por una jaqueca.

    Y sin perder más tiempo, Oscar se dirigió al lugar que habían preparado para ejecutar la primera categoría, que eran los trucos de piso. El hombre ignoró por completo a los fanáticos que aclamaban su nombre como si no existiera un mañana, y centrando toda su atención en lo que debía, comenzó a patinar. Como era de esperarse de alguien que llevaba practicando desde su infancia, sus movimientos fueron acertados y bien calculados. Se enorgulleció de no tener fallos significativos, quizás un par de dudas en el trayecto de la demostración, pero nada más. Terminó la rutina que había mentalizado apenas ahora y regresó con los demás. El tiempo pareció detenerse para “Gecko” al ansiar saber la puntuación que el líder adquirió. Por el sistema de sonido, uno de los jueces la dio a conocer.

    —25 puntos de 30.

    Los miembros de “Gecko” festejaron. Era una buena puntuación a su parecer, no obstante, a Oscar no le pareció; chasqueó la lengua con fastidio.

    —Lo sabía, son más estrictos de lo que pensé. Pude mejorar los trucos, pero este dolor… —Miró a Jeremías a lo lejos—. Ahora aprovecharán los datos obtenidos. Nada mal.

    —Seguiremos con el próximo participante —anunció un juez, la única fémina de los tres—. El siguiente es de “Los Cardenales”. Ronaldo, pase por favor.

    —¿Ah? —exclamaron todos “Los Cardenales”, excepto Jeremías, mirando sorprendidos a Ron, quien había quedado estático en su lugar ante lo que acababa de escuchar, tan o incluso mayormente asombrado.

    —¿Ron? —Oscar frunció el ceño pensativo, cruzándose de brazos.

    —¿Por qué? —La expresión de Lina se transformó en una de inquietud; miró a su novio—. ¿Qué significa esto? Ron no es bueno en la mayoría de los flip. ¿Por qué anotarlo para esta categoría? ¿Contra qué clase de individuo cruel hemos vuelto a enfrentarnos? ¿Acaso…?

    —Cálmate —le pidió el hombre con voz serena—. No sabemos si ha mejorado. Guardemos silencio y esperemos.

    Por hoy es todo :D Gracias por leer.
     
    Última edición: 11 Noviembre 2013
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    Sonia de Arnau

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    Bienvenida chica perdida. A mí está gustando mucho el líder de Los Cardenales, Jeremías. Ahora, What?!, Andy, como haberme dejado así, se quedó interesante el capítulo y quiero más y lo más feo es saber que no tienes un día específico para subir.

    Me quede instigada con el hecho de que Ron trató de esa manera a Lina, ¿le gusta? Parece ser que tanto ella como Oscar, conocían (o conocen) a Ronaldo. Pero, ¿él no es bueno en los flip? ¿Por qué lo pusieron allí? ¿Cuál es el plan Jeremías? Ese personaje me gusta cada vez más, eh.

    Pido el próximo.
     
  16.  
    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

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    Ah, cuántas cosas ocurrieron aquí. Primero, el debut de Jeremías como líder de "Los Cardenales". Una sorpresa para "Gecko" el hecho de que sea un completo desconocido. Luego, eso de que Ax no fue a la competencia. El nerviosismo de Andrés se ha incrementado. Por un momento desconfié de él, ¿será que por la falta de Ax, él no de un buen desempeño en la competencia? A veces me irrita que Oscar lo trate con tanta rudeza, pero en esta ocación lo felicito XD Andrés no debe depender tanto de Ax y menos si se trata de demostrar qué equipo es mejor.

    Después viene lo de ese encuentro de Lina y Ron. ¿Qué sucede realmente entre ellos? ¿Él la ama? Porque esa invitación de que deje a Oscar me dice que quizás. Como dije antes, espero descubrir más de este personaje. Ahora, Jeremías lo ha puesto en esa categoría para efectuar esos trucos en los que Ron no es bueno, ¿por qué lo ha hecho? ¿Quiere humillarlo en público o algo así?

    Quedo súmamente intrigada. Por Andrés y por Ron. ¿Podrán manejar bien la situación?
    Espero la conti. TKM
     
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    Borealis Spiral

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    @NattyVoi ¿Te gustó Jeremías? Te lo regalo *lo envuelve en un papel y se lo da* Qué bueno que la historia esté gustándote y sobre tus dudas, se aclaran aquí unas y otras después xD ¡Gracias por el comentario, chica!
    @Marina ¡Master, gracias por tu comentario también! Lo mismo, dudas que se responden aquí y otras después. En cuanto a los personajes, mi intención era hacerlos tan imperfectos como cualquiera y con temores y reacciones como los de cualquiera. Creo que funcionó xD Espero que te guste el capítulo. TKM

    Bueno, no hay mucho que decir, salvo agradecer a los que se toman la molestia de leer :D Sin más, ¡disfruten!

    Cinco

    —Jeremías —Fernando lo miró con alarma—. ¿Estos fueron los ajustes que hiciste?

    —Correcto —respondió apacible.

    —¿Por qué? —inquirió alguien más, confundido.

    —¡Tú! —Gritó Ron acercándose airado a Jeremías—. ¿Qué significa esto?

    —¿Qué significa? Nada más de lo que ves e imaginas.

    —¿A qué juegas? —Ron lo tomó por la solapa de la camiseta intentando controlar su furia.

    Los espectadores observaron aquel acto de agresión interna en “Los Cardenales” y exclamaciones de sorpresa e inquietud suplieron las de encomio. “Gecko” también dirigió su atención a sus contrincantes, tan confundidos como el resto o un poco menos. Oscar frunció más el ceño. ¿Cuál era el problema con Ron? No le dirían que en realidad no había mejorado sus flips, ¿o sí? Miró a Lina, quien observaba a Ron, preocupada.


    —Yo no juego —respondió Jeremías sin amedrentarse—. El único que parece jugar a su antojo eres tú. Creo que si hubieses sido un poco más condescendiente conmigo, aceptabas mis arreglos y te unías a las prácticas, hubiéramos hecho algo para mejorar tu lamentable estado con los flips, ¿no crees?

    —¡Serás…!

    —Oigan —interrumpió una voz, era el mensajero de los jueces—. Es la tercera vez que llaman a Ronaldo. ¿Participará o no?

    —Es tu decisión —concedió Jeremías con voz amable no apartando su vista de Ron—. Puedes humillarte frente a nuestros rivales y toda esta gente dándoles un mediocre e inolvidable espectáculo, o puedes humillarte huyendo como un cobarde insensato. Elige.

    Ron apretó la tela en su puño, temblando de coraje. ¡Maldito Jeremías! Lo soltó con brusquedad y miró a “Gecko”; más concretamente, miró a Oscar. Él le devolvió la mirada manteniéndose de brazos cruzados, erguido en toda su altura, firme, decidido; sus ojos brillaban retadores. No podía echarse para atrás, no mientas Oscar estuviera allí; no mientras existiera un reto de por medio, porque lo había. El que los dos fueran los primeros en la lista, los primeros en abrir la competencia, en enfrentarse, era prueba de ese desafío; aun si éste era por mera coincidencia. Así que tomó su patineta, listo para hacer lo mejor que pudiera.

    Dio inicio, pero en realidad no fue lo que se esperaría ver en una contienda como aquella. Fue evidente para todos que Ron no estaba en su mejor condición. Caídas constantes, falta de balance, errores sobresalientes; sin embargo, Oscar y Lina notaron algo diferente. Ron no solía ser tan malo, necesitaba practicar con los flips, pero no llegaba a lo fatal como en ese momento demostraba ser. Había algo que no lo dejaba moverse con libertad; que interfería con su presentación. Incluso Andrés se dio cuenta que había algo anormal, porque de pronto parecía ir bien sobre la patineta y al siguiente segundo perdía el equilibrio, como si lo hiciera a propósito. Ron terminó, rojo por el esfuerzo —porque vaya que se esforzó—, por la vergüenza de su acto tan malo y por la cólera.

    —15 puntos de 30 —anunciaron los jueces por el micrófono.

    Ron apretó los puños, los dientes y se tensó en tanto un terrible malestar lo invadía. Estaba seguro de que si pudieran, le darían una calificación menor, pero 15 era la mínima. Se sintió impotente y eso lo hizo enojar más. Lágrimas de frustración se acumularon en sus ojos. ¡Perfecto! Lo que le faltaba; ponerse a llorar como una nena. Se sacó el casco y lo arrojó con violencia al suelo, así como la patineta, para después alejarse de allí; necesitaba estar solo. Lina, que no había apartado sus ojos de él, hizo un ademán de seguirlo, pero se detuvo. Miró a Oscar, quien no la miró directamente, pero habló con tranquilidad y gravedad:

    —No pienso detenerte si quieres seguirlo —Luego se dirigió a los demás—. ¡Vamos, chicos! Esta es nuestra oportunidad para adelantarnos. Demos lo mejor, como hemos estado practicando.

    Lina no fue tras Ron. Todos lanzaron gritos de guerra, entusiastas, diciéndose que definitivamente ganarían; todos menos Andrés. Ron y su demostración no salían de su cabeza. Revivió cada falla, cada mal giro, cada segundo en el que se desesperaba y fue inevitable que en su mente él ocupara su lugar, imaginándose de la misma manera. Iba a perder, le pasaría lo mismo que a Ron y haría que “Gecko” perdiera. Los decepcionaría a todos, lo echarían y tendría que volver a dejar el skate. No era bueno; no era bueno; no era bueno. Inhaló y exhaló con lentitud recordando que Ax le había dicho que era una manera de relajarse. Tembló.

    Al mismo tiempo, con “Los Cardenales”, Fernando hablaba con el rubio ya que también había notado un comportamiento inusual en Ron.

    —Tal vez es falta de práctica como dices, porque después del incidente no lo volvimos a ver sobre una tabla, pero nunca anteriormente había estado tan mal, Jeremías.

    —¿De verdad? —Jeremías lo pensó un poco. Nunca había visto a Ron patinando desde su llegada, no podía juzgarlo de inmediato—. ¿Crees que sea psicológico?

    —No lo aseguro, pero dado que está así desde aquella vez, quizás lo sea.

    —¿Sufrió algún daño? Pensé que el atentado fue para “Gecko”.

    Fernando intentó recordar algo, un informe con respecto a Ron. Negó con la cabeza.

    —No lo sé. Es más reservado de la que aparenta.

    —Indagaremos después.

    —Jeremías —lo llamó alguien.

    Los otros integrantes se acercaron. Era obvio que estaban consternados por lo que pasó con Ron. El rubio les sonrió reconfortador.

    —Lamento esa escena, muchachos, pero esta es una buena lección para todos nosotros. Como pueden ver, para ganar esta competencia, es necesaria la cooperación y el trabajo en equipo desde las prácticas. Somos un cuerpo; cada miembro cumple una función importante. Si uno no funciona o se niega a cumplir su trabajo, los demás se ven afectados. Todos nos necesitamos y lo que es más, yo como nuevo en el papel de líder los necesito a ustedes más que algún otro. Por ello les pido continúen dándome oportunidad y vayamos tras esa victoria que nos corresponde, ¿de acuerdo?

    —¡Sí! —canturrearon todos, emocionados.

    —Segundo participante del equipo “Gecko”. Genaro, por favor adelante.

    —Natural, chico —le dijo Oscar antes de partir, golpeando ligeramente su casco; él asintió.

    A partir de ese momento no había manera de retroceder y debían mantener una puntuación decente. Oscar conocía a los integrantes de “Los Cardenales” que quedaron tras el escándalo. Eran los buenos, los apasionados, quienes realmente amaban el skate; por lo que la batalla sería dura, bastante dura. Las estadísticas de calificación que precedieron le dieron razón a su creencia. Para “Los Cardenales” Ron había sido el menormente alentador, pero después de él nadie bajó del 25. En cambio, para ellos, él había sido el de la estima más alta; hasta ahora nadie lo había superado. Viendo aquello, los nervios consumieron a Andrés. “Los Cardenales” no podían ser reales. ¿Cómo eran capaces de tener tan buena puntuación? Eran increíbles. Apretó su tabla contra su pecho al tiempo que temblaba y cerraba los ojos. No tenían oportunidad. Era imposible que ganaran.

    Los números cinco llegaron y con ellos la última categoría: los lips.

    —Siguiente concursante. Marco al frente.

    —Tú puede superarme sin problema, Marco. Lo sabes, ¿cierto? —alentó Oscar.

    —Por supuesto, líder. Vengo a triunfar a costa de lo que sea –aseguró, sonriente.

    Oscar asintió; tenía fe en él. Marco, junto con él, era de los veteranos en el equipo por decirlo de alguna manera. Desde que eran niños lo habían practicado, era tiempo de mostrarlo. Cuando terminó y después de la algarabía de los seguidores y de las felicitaciones del equipo, la puntuación se oyó.

    —25 puntos de 30 —Igual que Oscar.

    —Bien, bien. Es buena, es buena —le animaron pues en verdad había estado genial.

    —¿Jeremías? —lo llamó Fernando extrañado al ver que se colocaba el equipo de seguridad.

    —Es mi turno.

    —Creí que serías el último.

    —Otro ajuste —comentó sin más.

    —Entonces al final queda Rico. Supongo que está bien —dijo Fernando pensativo.

    —Espera y verás —Escuchó su nombre por las bocinas—. Es hora.

    —¡Esperen!

    Una voz ronca, ahogada y esforzada por hacerse oír, resonó por el lugar. Con semejante grito que de algún modo sobresalió de entre los demás, todos comenzaron a mirar de un lado a otro para intentar enfocar al dueño.

    —¡Esperen, esperen!

    Cuando finalmente lo ubicaron, observaron que Ax se acercaba a su grupo usando unos patines y siendo jalado por Niebla, pasando por entre “Los Cardenales” al arribar de su lado.

    —Hola, ¿qué tal? Cuanto tiempo. Disculpa. Con permiso. Luces bien.

    Fueron los alegres saludos para sus rivales mientras se abría paso entre ellos y sus seguidores.

    —Ya decía yo que alguien faltaba por aquí —comentó Fernando a sí mismo, aunque Jeremías lo escuchó.

    —¿Quién es? —inquirió alzando una ceja, curioso y sin apartar la vista de Ax.

    —El hermano del líder de “Gecko”. Es un buen chico; muy alegre. Te simpatizará.

    Y Jeremías no dudó esa posibilidad. Aquella entrada y esa abierta sonrisa eran suficientes para despertar su interés. Además de la inusual manera de vestir. ¿Un chaleco tan grueso en ese clima tan caliente? ¿Y qué pasaba con el color de locos?


    —¿Qué haces aquí, Ax? —cuestionó Oscar al verlo, preocupado—. Deberías estar descansando. Tu fiebre era de cuarenta.

    —No podía perderme el final de esto y vine a apoyar a Andrés. Además, me siento mejor. Tomé píldoras para el dolor, la infección, la fiebre y dormí mucho.

    —Aun así…

    —Oscar, va empezar —le advirtió Lina—. ¿No dices que no quieres perdértelo?

    —¿Perderse qué? —preguntó Ax deseando enterarse de todo.

    —Es el turno del nuevo jefe de “Los Cardenales” —le informó Lina—. Oscar quiere evaluarlo.

    —Oh, ¿dónde? ¿Dónde?

    Ax enfocó su vista en el borde del tazón. Allí vio al joven rubio poseedor de esmeraldas por ojos. Lucía por demás confiado. Era alto, seguro sobrepasaba el metro ochenta, pero era delgado; eso podría ayudarlo con la velocidad. Ax se emocionó al ver al nuevo líder en persona y lo mejor, en acción; también quería evaluarlo. No había entrenado y agudizado su don para reconocer el talento por nada. Sintió que alguien temblaba a su lado; era Andrés. Lo rodeó con el brazo infundiéndole confianza. A buena hora había llegado. Jeremías se lanzó. Sus movimientos fueron precisos, apropiados, equilibrados y manejaba bien el uso de la tabla con la coordinación adecuada en el tiempo debido. Era muy hábil, a leguas se notaba; sin embargo, era como la mayoría presente. No tenía ese algo especial que cautivaba a la primera como Andrés lo tenía, aunque ni siquiera lo supiera.

    —27 puntos de 30.

    Pero definitivamente lo había hecho excelente. La puntuación más alta hasta el momento. “Los Cardenales” reventaron en alegría y la tensión en “Gecko” se hizo presente, palpable.

    —Esto no ha terminado, equipo —alentó Oscar—. Tenemos una gran oportunidad todavía. Andrés puede hacernos quedar a la par. Por esto hemos entrenado tan duro.

    —Es verdad, él puede. Hay que hacerlo. ¡Vamos!

    Andrés respingó con temor absoluto en tanto sus compañeros lo rodeaban, sonrientes, poniendo sus esperanzas en él… ¡En él! Esperanzas que se derrumbarían si fracasaba, que dejarían de serle otorgadas; esperanzas que no merecía. El círculo a su alrededor se estrechó más y el aire comenzó a faltarle. Sofocación; frustrante sofocación de inutilidad. Iba a decepcionar a todos, los avergonzaría frente a tanta gente, se enojarían y lo golpearían, eso pasaría. Y Ax… Ax que había salido de la cama con una fiebre alta tan sólo para verlo. ¿Y para qué? Para desilusionarse. Soltó la tabla que llevaba en sus manos desde que llegaron y ésta hizo un sordo sonido al impactar en el suelo.

    —¿Andrés? —Ax se preocupó al ver que salvajes espasmos lo sacudían.

    —…puedo…

    —¿Qué dices? —volvió a inquirir Ax con son afable.

    —No puedo —la voz se le quebró y los miró con ojos llorosos—. No puedo hacerlo, no puedo. No puedo participar.

    Ay Andrés, ¿qué tendré que hacer contigo? Gracias por leer ^u^
     
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    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    *acepta gustosa el regalo* *lo abraza sin siquiera abrirlo*

    Andrés no puede no participar, demuéstrales que eres capaz de ser tan bueno como Oscar y Jeremías :D, de verdad que ese chico necesita MÁS que ánimos para poder superar su trauma, aun así confió en que algún día lo lograra. No quiero ser pesimista, pero ciento que en esta competencia no obtendrá un puntaje alto, tal vez uno parecido al que obtuvo Ronaldo, claro, si es que participa. Si no lo hace, creo que Ax tomara su puesto, esa sería otra opción. Bueno, espero el próximo capítulo para poder saber lo que ocurrirá.

    Ahora, me sentí mal por Ron, sí que sufrió gran vergüenza con el espectáculo que hizo, haber tenido la puntuación más baja. Qué malo es el jefe de los Cardenales. Pero creo que hará del equipo un verdadero equipo, por lo que entiendo, hubo algo mal con el anterior jefe. Deseo saber más de las vidas pasadas de cada uno de los personajes interesantes. Así que sigue subiendo más. pleas!!!!
     
  19.  
    Marina

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    Noooo, ¡Andrés! ¿Por qué? *No lo golpeará* El buen ánimo no se infunde con golpes, jajaja.

    Okey, primero lo primero. Ron, auch, sentí mucha pena por él. ¿Qué es exactamente lo que le sucede? Ya está claro que no es bueno en esa práctica, pero aquí veo que le sucede algo más, ¿qué es? Me imaginé como que le duele la espalda, las piernas, o algo así, quizás no ve bien, ¡noooo! ¿Se quedará ciego? Emmm, no sé, pero algo le acaese, sin embargo debo admitir que su valor me dejó admirada, pudo salir corriendo, pero no lo hizo, prefirió ser avergonzado en público que huir como cobarde, eso me encantó, aunque haya enfrentado el reto por Oscar. Todavía no sé exactamente qué hay entre estos dos, pero sé que hay algo, la pregunta es, ¿lo sabré algún día? Espero que sí :p y por alguna razón, Ron me parece un personaje genial, aunque es demasiado atrabancado y todo quiere solucionar a golpes, eso me demuestra que tiene una enorme pena interior.

    Por otro lado, la actitud pesimista de Andrés está peor que nunca, pero noté aquí que el complejo de inseguridad que tiene es tremendamente profundo. También me ha dado compasión. Espero que Ax, la que hizo una entrada genial, jajaja, me encantó, le ayude y algo más que me fascinó, fue esa pequeña descripción del líder de los "Cardenales" en el borde del tazón, wow, Jeremías es muy bueno con la patineta. Obtuvo muy buena calificación. Ahora esta por verse que hará Andres. ¿Participará o no?

    Se ha quedado intrigante, así que espero el próximo para ver qué pasará.

    TKM xD
     
    Última edición: 22 Noviembre 2013
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    Gracias @NattyVoi y @Marina por sus comentarios, me encantan. También agradezco a aquellos que se pasan a leer n.n Los parecio. A ustedes el capítulo. ¡Disfruten!

    Seis

    El ambiente entre ellos quedó mudo. Todos miraron a Andrés sin dar crédito a sus oídos, sin asimilar sus palabras. ¿Qué estaba diciendo? Oscar articuló la interrogante con tono irritado y Andrés volvió a pronunciar su resolución de no participar con voz quebrada y apenas audible. El cabecilla perdió los estribos con respecto a él y no controlándose, le asestó un puñetazo en la mejilla derecha, tomando desprevenido al joven castaño, que se vino abajo azotando en el suelo ante la debilidad en sus piernas. Exclamaciones de sorpresa por parte de los integrantes y el público se alzaron.

    —¡Oscar! —gritaron con indignación Lina y Ax.

    —¡Estoy harto de tu actitud infantil y de tu cobardía! —espetó el hombre ignorando a todos—. No gastamos nuestro tiempo en ti para que nos hagas esto. Participarás porque sí. No debiste unirte si ibas a actuar así, bueno para nada.

    —¡Oscar! —volvió a gritar Lina.

    Ante el calificativo de “bueno para nada” que creía tan suyo, Andrés se encogió de hombros, sumamente lastimado. La mejilla le dolía, pero nada comparado con su corazón ante aquellas palabras. Ahora sí las lágrimas corrieron sin reparo. Exhibía ser el inútil de siempre y dejaba en mal a “Gecko”.

    —Lo siento, lo siento… ¡Lo siento mucho!

    Se levantó sin detener el llanto y corrió lejos de allí. Oscar lo maldijo en voz alta y dio unos pasos con toda la intención de ir tras él y traerlo de regreso tirándole los cabellos si era necesario, pero alguien se colocó frente a él, dándole la espalda y extendiendo sus brazos a los lados. Era Ax.

    —Yo lo traeré —le infirmó con voz ronca y cargada de sequedad—. Y no necesitaré de violencia para conseguirlo.

    Lo miró y tras el cristal de sus gafas vio sus ojos moca arder en ira; estaba enfadado. Sin decir más, Ax tomó la correa de Niebla y dado que aún no se quitaba los patines, se dirigió rápidamente a la dirección que Andrés había tomado, perdiéndose entre la gente.

    —Líder, ¿qué hacemos ahora? —preguntó el resto.

    Oscar gruñó ligeramente antes de encaminarse con los jueces y pedir tiempo fuera. Era un fastidio que no permitieran ningún cambio al iniciar la contienda.

    —Esto no es fútbol —le dijo uno de ellos.

    —Ya lo sé, pero surgieron percances inesperados. Por favor, unos minutos, es necesario —casi suplicó Oscar.

    —No podemos aplazar mucho el enfrentamiento por su causa.

    —¿Cuál es el problema? —se acercó Jeremías a la mesa.

    —“Gecko” pide tiempo fuera.

    —Nosotros no tenemos problema en esperar un poco —notificó el rubio—. También se perdieron valiosos minutos al principio por nuestra causa. Es lo justo.

    —Daré el anuncio en ese caso.

    -TV-​

    Ax continuaba la búsqueda de Andrés yendo de aquí para allá en el parque. Era más rápido de lo que parecía, pues se había escabullido bastante bien en poco tiempo. Afortunadamente tenía a Niebla. A ella le encantaba Andrés y podía oler su esencia sin dificultad alguna, aunque mucho tenía que ver que el jabón que usaba para bañarse despedía un aroma agradable. Sí, Andrés olía rico. Niebla ladró con fuerza y corrió a lo que parecía ser un depósito de equipo de mantenimiento, llevando a Ax para allá. Al llegar vio que la puerta estaba cerrada. No podía estar adentro. El animal rodeó el depósito y allí lo vio. Andrés estaba en el suelo apoyando su espalda en el depósito, con las rodillas flexionadas hacia su pecho, abrazándolas y ocultando su rostro entre ellas, sollozando.

    —Andrés.

    Él descubrió un poco su rostro húmedo y así lograr ver a Ax y a Niebla, para después volver a esconderlo. Ax se sentó a su lado y Niebla, al ver que el castaño no le haría caso y que parecía bastante triste, se echó en el suelo del otro lado.

    —Hay que volver, Andrés. Te esperan.

    —No tiene sentido —se escuchó sofocado y tembloroso—. Mi participación no vale nada. Causo sólo problemas con mi presencia.

    —¿Cómo puedes decir eso? Es todo lo contrario. Ahora estamos en un lío porque no estás. Te necesitamos, Andrés. No puedes decir que no tiene sentido. Tu turno es el más importante.

    Andrés negó con la cabeza y Ax soltó un suspiro de frustración frunciendo el ceño. Oscar sí que tenía un punto. Cuando Andrés se ponía en su modo pesimista era desesperante.

    —¿Quieres decir que todo lo que hicimos por ti fue para nada? ¿Las horas que pasamos entrenándote las desperdiciarás de esta manera tan injusta? ¿Nuestros esfuerzos serán en vano por tu culpa?

    Andrés sollozó más fuerte y volvió a temblar sin reparos. Era un malagradecido. Ax siguió.

    —Te dije que nunca me decepcionarías, pero eso aplicaría simplemente si lo intentabas. No importaba el resultado final, con tal de que te esforzaras me sentiría orgulloso. ¿Cómo puedo estarlo si no lo intentas? Así sí me decepcionarías.

    Andrés se encogió más, intentando desaparecer de allí para no ocasionar más disturbio.

    —Pero ni siquiera así puedo sentir decepción; simplemente no la siento. En realidad esto duele, me duele mucho.

    Andrés volvió a levantar la mirada para ver el perfil de Ax. Un manto de tristeza y agobio había cubierto sus ojos siempre llenos de energía y felicidad. Iba a preguntar por qué su cambio de expresión cuando Ax soltó un gritito de agonía, tomaba la posición de él, para ser quien ahora ocultara su rostro, y hacía un comentario que lo desencajó.

    —¡Yo soy el inservible!

    —¿P-po-por qué dices eso? —Andrés no podía no estar confundido.

    —No soy un buen amigo. Se suponía que te ayudaría a tener más confianza en ti mismo y no lo conseguí. Eres mi primer gran amigo y no pude ni hacer eso por ti. ¡Soy un inútil!

    —No-No es verdad —Andrés dejó su posición para colocarse frente a Ax sin enterarse que lo papeles se habían intercambiado y que era lo que Ax buscaba—. Me ayudaste mucho. Eres un buen amigo.

    —No es cierto —Negó con vehemencia—. Hoy sabría si lo había hecho bien cuando llegara tu turno y patinaras, pero no lo hiciste. Es prueba suficiente de mi incompetencia como confianza de alguien. Soy un asco.

    Andrés lo miró con ojos brillantes. Ax había hecho un buen trabajo, lo había animado, lo había entrenado. No debía echarse tierra. Pero allí estaba, dejando ver esa sensación de no ser bueno en nada, de no hacer nada bien. Un sentir que él conocía mejor que cualquiera; un terrible malestar que nadie debía experimentar, mucho menos alguien tan talentoso y jubiloso como Ax. No podía permitir que esto continuara; entendía lo desgarrador que era. Si él hubiese tenido a alguien que lo hubiera impedido cuando era pequeño, quizás habría sido diferente. Abrió la boca y sus labios temblaron antes de hablar.

    —T-tú hiciste mucho por mí y te lo agradezco, Ax. Yo…yo lo haré. Patinaré.

    —¿De verdad? —Ax se descubrió un poco.

    —Sí.

    Nunca antes Andrés había hablado con tanta decisión. Ax sonrió plenamente.

    —¿Qué estamos esperando entonces? ¡Arriba!

    Se levantó presuroso y también levantó a Andrés, quien se extrañó ante el drástico cambio de Ax, sintiéndose de pronto embaucado. Ax se colocó frente a él, lo tomó por los hombros y lo miró directamente.

    —Escúchame bien, Andrés. Allá quiero que te deslices por ti. No por el equipo, no por Oscar, no por las puntuaciones, no para ganar, no por mí; quiero que lo hagas por ti. Porque te gusta, porque lo disfrutas. Olvida lo demás; todo y a todos, y concéntrate en lo que amas. Practica el skate que tanto te gusta y como te gusta, ¿de acuerdo?

    A Andrés le pareció un poco extraño lo que Ax le pedía; ¿olvidarse de todo? Sin embargo, la mirada llena de seriedad de su amigo lo obligó a asentir. Ax sonrió y le acarició el cabello.

    —Bien, es tiempo. Niebla.

    Niebla ladró y tomando con el hocico su corea, se la dio a Andrés, quien la tomó. Ax se colocó del otro lado y le tomó la mano.

    —A correr se ha dicho.

    Y siendo jalado por los dos, Andrés tuvo que obligarse a correr y regresar con los demás.

    -TV-​

    La presión caía sobre los hombros de Oscar como si fueran toneladas de hierro. Los jueces lo habían apresurado un par de veces amenazándolo con cancelar la participación de Andrés si no se apresuraba. ¿Dónde estaba Ax? Los murmullos y pesadas miradas del público no ayudaban. Estaba por perder la poca paciencia que le quedaba y mandar todo al demonio otorgándoles una injusta derrota, de no ser porque a lo lejos escuchó unos ladridos. Todos observaron hacia donde provenían y distinguieron a Niebla y los dos chicos. Oscar se relajó, un poco al menos, antes de encontrarse con ellos teniendo al resto del grupo tras él.

    —La-lamento mi actitud… —comenzó Andrés, pero Oscar lo interrumpió con brusquedad.

    —No hay tiempo de disculpas ahora. Date prisa y ponte esto.

    Sus compañeros le entregaron el equipo de seguridad y su patineta. Andrés se los colocó lo más rápido que pudo con ayuda de Ax.

    —Vamos.

    Oscar lo tomó del brazo sin delicadeza y lo llevó al tazón.

    —Tan sólo esfuérzate —le dijo antes de retirarse y palmarle la espalda. Por ahora no podía exigirle más que aquello.

    Andrés permaneció mirando la tabla bajo sus pies estando en el borde del tazón, en posición de empezar. Había más personas presentes de las que recordaba haber visto. Por un momento no dudó que toda la ciudad estuviera allí; claro que era imposible. Aun así, el nerviosismo lo atacó. Nunca había tenido tantos pares de ojos sobre él, tantas miradas atentas a sus movimientos, a su existencia, a los fallos que podría cometer. Negó con la cabeza. No ahora. Ya no podía echarse para atrás, a pesar de que sus piernas quisieran llevarlo lejos antes de que un ataque de pánico lo fulminara. Los gritos de ánimo de sus compañeros se alzaron sobre los demás; pero más claramente pudo distinguir los de Ax.

    Ax, con quien él estaba tan agradecido, a quien apreciaba tanto, a quien deseaba devolverle un poco de todo lo que le había dado. Tenía en mente sus palabras de no hacer esto por nadie que no fuera él, pero su sentimiento de gratitud era tan grande que simplemente no podía mantenerlas del todo. Fue por ello que, después de lo que pareció una eternidad de meditación, se lanzó dispuesto a iniciar. El principio era el más difícil. Se vio recorriendo el tazón unas cuantas veces, deslizando los ejes en el borde y sostenerse unos segundos antes de hacer cualquier otro truco. La mente se le quedó en blanco. No recordó la demostración que había estado ensayando con ahínco, pero debía empezar ya.

    Así que hizo un lip común, el boneless, en el que se colocaría en la orilla del tazón con un solo pie mientras el otro se mantendría en la tabla, sin embargo, a mitad del trayecto recordó que no debía estar mezclándolo con un Grab, el que acomodaría a su preferencia. Oscar lo había regañado muchas veces por esas combinaciones desastrosas, así que se detuvo y al estar inestable, cayó de la tabla, resbalando por la pared del tazón hasta el fondo. Quedó sobre sus piernas. Gritos de sorpresa como efectos de sonido en una película de drama. Sus piernas se negaron a moverse. Su primera caída; su primer error. Arañó el suelo antes de empuñar sus manos. Estaban perdidos.

    Sale de una se mete en otra ¬¬ Gracias por leer.
     
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