Tragedias

Tema en 'One Piece' iniciado por Marigabi, 20 Julio 2013.

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  1.  
    Marigabi

    Marigabi Fantasma ocupado, muy ocupado~

    Virgo
    Miembro desde:
    15 Enero 2009
    Mensajes:
    235
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Tragedias
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    714
    Tragedias

    A la tripulación de los Mugiwara los unían muchas cosas, la amistad, el cariño, el compañerismo, la diversión, la comprensión eran algunas de ellas, sin embargo la tragedia y la perdida también estaban en la lista.

    Era un secreto a gritos que todos los mugiwara estaban marcados por la desgracia y a todos en algún momento de su vida habían conocido el amargo sabor de la perdida y la tristeza.

    Su navegante, Nami, había perdido a su verdadera familia, una que nunca llego a conocer; perdió a quien quiso como una madre a mano de desalmados piratas y desde temprana edad estuvo obligada a trabajar para ellos mientras luchaba por recuperar la libertad de todo su pueblo.

    Su francotirador, Ussop, no recordaba el rostro de su padre, aquel que un día se embarco para ser pirata; su madre enfermo cuando era muy pequeño y nunca se recupero, por ella y para ella mintió, mintió por años e incluso todavía lo hace.

    El medico, Chopper, por siempre condenado a ser rechazado por los humanos y por los de su propia especie, ya no es un reno pero tampoco un humano, y aquel hombre que fue el primero en aceptarlo, aquel que fue su amigo, mentor y casi un padre hace años que ya no estaba.

    El cocinero, Sanji, había naufragado y conocía mejor que nadie la desesperación y el hambre hasta el punto de llegar a la desnutrición; él termino con una pesada deuda en su corazón con el hombre que sacrifico su propia pierna por el bien de un mocoso que ni siquiera conocía.

    Su músico, Brook, había muerto una vez, perdiendo a todos sus camaradas, vagando por cincuenta años en un barco triste y solo, reducido a ser un esqueleto parlante mientras guardaba la grabación de la última canción que canto con sus compañeros.

    La arqueóloga, Robin, nunca conoció el calor de un verdadero hogar ni el placer de tener una familia propia, siempre persiguiendo el único recuerdo existente de su madre; hasta que su madre, sus amigos y todos aquellos a los que conocía fueron borrados de la faz de la tierra.

    El espadachín, Zoro, siempre buscando demostrar que era el más fuerte, perdió a una gran amiga y confidente, pero más aun, perdió a un admirable rival al que nunca llego a vencer.

    Su carpintero, Franky, abandonado de niños por sus padre fue acogido por un buen hombre quien fue su mentor y su figura paterna, el cual termino sacrificándose para enmendar un error cometido por propio Franky.

    Incluso su capitán Luffy, no había podido escapar de la tragedia, había perdido a un amigo quien se embarco al mar y también perdió a su hermano frente a sus propios ojos sin poder ayudarle e incapaz de vengarle.

    A veces Luffy se sentaba en la cabeza del Sunny en completo silencio y la tripulación sabia que estaba pensando en Ace, entonces era cuando Sanji le gritaba que la merienda estaba lista, Chopper le invitaba a jugar, Brook componía canciones para él, Ussop le mentía y le contaba las historias del capitán Ussop, Robin le sacaba conversación, Nami le pedía que escogiera su próximo destino, Franky le preguntaba sobre las futuras modificaciones del Sunny y Zoro le invitaba una copa de sake.

    Los mugiwara eran una gran familia y todos le estaban muy agradecidos a Luffy, gracias a él ahora podían sonreír, él les había tendido una mano cuando se encontraban sumidos en la oscuridad que representa la tristeza después de la tragedia; es por ello que cada uno de ellos estaba más que dispuesto a ofrecerle su mano en cualquier momento y ayudar a que su capitán volviera a reír, en especial de esa manera tan particular suya.

    ―Shishishi.


    Porque Luffy era el sol que los iluminaba y cuando el sol se escondía tras las nubes de la tristeza, nada era igual.
     
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