Harry Potter Together [Animales Mágicos y donde encontrarlos]

Tema en 'Fanfics sobre TV, Cine y Comics' iniciado por Fénix Kazeblade, 1 Septiembre 2020.

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    Fénix Kazeblade

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    Together [Animales Mágicos y donde encontrarlos]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    1004
    Esta historia narra la historia de amor, de Kowalski y Queenie.

    Capitulo 1: Magia

    Un grupo de niños se encontraban reunidos en las calles, varios trozos de tela entrelazados formaban un balón y entre los dos más populares elegían a los miembros del equipo, un pequeño corpulento de se encontraba sentado en la banqueta con los pies encogidos mirando el barro que se había formado con las lluvias de días anteriores en el suelo empedrado; mientras tanto uno a uno era designado para un equipo en particular, hasta que quedó uno solo.


    — Si tomo a George tu equipo quedará incompleto Kowalski— señaló un niño vestido con pantaloncillos con tirantes.


    Uno de los niños en el equipo contrario, señalaron al que estaba sentado cerca del barro.


    — Te equivocas, el capitán del equipo aún puede elegir a su hermano— dijo el chiquillo mirándolo.


    El muchacho con unos catorce años de edad miró hacia donde se encontraba su hermano menor. Este había alzado la vista con cierta emoción, esperando a ser llamado, pero bajó la mirada en seguida con cierta tristeza cuando vio que éste torcía su boca y meneaba la cabeza.

    — Ahora mismo te llevo ya suficiente ventaja, no necesito de un equipo completo para darte una paliza— indicó presuntuoso.


    El otro líder de los equipos lo miró molesto.


    — ¡Eso lo veremos! — exclamó mientras se alejaban ambos.

    El niño que se quedó solo suspiró pateando el barro en sus pies y se encogió en hombros. Un aleteo llamó su atención y alzó la vista para ver como una parvada de palomas desplegaba vuelo en el cielo desde el edificio de enfrente, giraban con majestuosidad en “U” y aterrizaban de nuevo en el edificio, un anciano de una larga barba se asomaba para extender su mano y la ultima de ellas se posará en ella. Mirando a hacia la calle lo saludaba.


    — Hola Jacob


    — Hola abuelo, eso que haces es asombroso. — respondía el niño poniendose de pie.


    — ¿No deberías de estar jugando con los otros niños? — preguntaba el anciano gritando desde el edificio.

    — Yo…pues…


    El anciano miró a lo lejos y conectó miradas con el hermano mayor de Jacob, negó la cabeza en señal de desaprobación, pero el adolescente fingió no verlo.


    — ¿Qué te parecería ayudar a la abuela en la cocina amiguito?


    Jacob sonrió de oreja a oreja y salió corriendo hacia la casa, tocó apresuradamente y atravesó el umbral con rápidez una vez que pudo entrar.

    El aire en la cocina era caliente, del horno de leña ya se expedía ese brillo incandecente particular, la abuela, una mujer pequeña de rostro gentil lo recibía como si no lo viese en mucho tiempo estrechándolo en sus brazos, Jacob le devolvía el abrazo y curioso asomaba sus ojillos por encima de la mesa intentando alcanzar a ver que es lo que había en ella, su abuela lo ayudaba a trepar un pequeño banco donde quedaba a la altura conveniente

    Sus ojos observaron los ingredientes en esta y se aproximó a oler la masa que ya fermentaba en un recipiente cubierta con un paño.

    — Harina, azúcar, mantequilla, leche, huevos, vainilla, levadura…¡haremos paczkis! —exclamó emocionado Jacob.

    — Así es pequeño y te estaba esperando para que me ayudes a darle ese toque especial. — dijo la anciana mientras señalaba los pétalos en un recipiente.

    — ¡La mermelada! — señaló el niño.

    Alzando los brazos para que su abuela le pusiera un mandil hecho a su medida y con una mirada de decisión aproximara a él los ingredientes necesarios.

    — Necesitamos limón, los pétalos limpios, azúcar y agua— señaló tomando cada una de las cosas mencionadas y aproximándose ahora a la estufa de leña frente a él.

    El mismo recorrió el banquillo, escogió una olla y la aproximó al fuego, vertió la azúcar, los pétalos limpios y exprimió con esfuerzo el limón. Comenzó a mover con determinación la mezcla mientras esta alcanzaba espesura, deleitándose del perfume que expedía la preparación.

    — ¿No habías salido a jugar con tu hermano? — preguntó su abuela.

    La boca de Kowalski formó una línea y suspiró de nuevo.

    — No quise jugar con ellos, sería mucha ventaja— respondió sin creer en sus palabras.

    — ¿No te dejaron jugar con ellos? — preguntó la abuela mientras acariciaba su cabello.

    Los ojos de Jacob se cristalizaron y no respondió. Su anciana decidió el más conveniente era dejar el tema de lado.

    — Creo que ya esta alcanzando el punto perfecto.

    — Yo no puedo saltar como ellos, correr tan rápido, caber en los sitios donde se esconden, no me gusta mucho jugar futbol…creo que no soy como ellos. — dijo con su voz quebradiza.


    —Claro que no pequeño, tu eres especial, se rompió el molde contigo. — le dijo mientras lo abrazaba.


    **********************************

    Años después, en la maleta fantástica de aquel magizoologo, dos amigos de dos mundos distintos comparten un tranquilo momento, se encuentran descansando en las arenas de un desierto que parece inmenso mientras que a lo lejos se le ve volar a un ave magnifica e imperial entre las nubes de tormenta que provoca.

    Jacob se deleita mientras el humo del chocolate llega a sus fosas nasales y no puede evitar que este le evoque un sentimiento a hogar que casi creía olvidado.


    — Es para no creerse ¿verdad? — preguntó Newt sin despegar su vista del firmamento.


    Kowalski con las mejillas entumidas por sonreir tanto y expresar tanto asombro observaba el sitio a su alrededor sintiéndose no menos que bendecido. Aquella rubia de rostro tan gentil, lo miraba a lo lejos rodeada de Mooncalf mientras los alimentaba, le dedicó la sonrisa más dulce del universo y él quedó embobado.


    — Es…totalmente increíble…—indicó Kowalski.


    Scamander giró su vista mirando a su compañero de aventuras saludando a una de las hermanas Goldstein, él miró de reojo a Tina y sonrió.


    — ¿Sabe señor Kowalski?...


    — Ella es la primera mujer que le parece divertida y acertada, aquella frase que me decía mi abuela—agregó Kowalski suspirando mientras veía el firmamento.


    — …en este nuestro mundo hay muchos tipos de magia, creo que en usted tiene influencia una de las más poderosas.
     
    Última edición: 1 Septiembre 2020
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    Ya me había ido pero no puede dejar de mirar este maravilloso y tierno corto, que supongo tendrá continuación debido a que aún no aparece Quennie físicamente como tal (y espero que no se quede en definitiva junto con Grindelwald o Kowalski se nos muere de pena sin merecerla)

    La verdad me parece algo acertado el que describas que, a pesar de ser un muggle o nomagic, Kowalski haya tenido desde chico una capacidad innata para sentir y percibir la magia, aunado a ser una personita de luz que alumbra la vida de otros; indudablemente era lógico el desarrollar una amistad sincera con Newt a pesar de haber sido testigo de "cosas raras", y haberse ganado el aprecio, afecto, atracción y amor de la dulce Quennie. Sin duda Kowaslki es un personaje entrañable que se ha ganado el cariño de todos los seguidores de esta precuela.

    Gracias por escribir.

    P.D. Por cierto la saga se llama "Animales Fantásticos y donde encontrarlos", y tú escribiste "Animales Mágicos..." Un errorcito sin mucha importancia pero que cambia el panorama... ☺☺☺.
     
    Última edición: 7 Septiembre 2020
  3. Threadmarks: Capitulo 2: Especial
     
    Fénix Kazeblade

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    Queenie se forzaba por mantener la sonrisa en sus labios mientras que sus ojos se cristalizaban por causa de las lagrimas que resistía a dejar emerger por sus ojos, con sus dientes se alcanzó a mordisquear el labio superior en un intento de contener los sentimientos que le invadían, sintió el impulso de aproximarse y gritarle a ella, externar en ese momento toda la frustración que había tenido que guardarse por años.

    Gran parte de su vida, ella había visto el mundo desde su ventana, era un poco irónico contar con poderes increíbles para todas esas personas, pero estos jamás pudieran verlos.

    Ser admitida en Ivermorny igual que su hermana Tina no solo significo que su vida dejaría de ser tan solitaria, donde había día enteros donde las voces de los nomaj cercanos que escuchaba en su cabeza eran toda su compañía; si no además le invitó a soñar en entrar a un mundo donde brillaría, donde ella y su muy peculiar habilidad de leer mentes atraería miradas de asombro de todos, dándole muchas amigas y muchachos interesados en ella.

    Queenie al ingresar al primer año ya contaba con esa belleza y encanto que conservó hasta su vida adulta, aunque estas comenzaban a aparecer, era una adolescente delgada pero bastante desarrollada para su edad, tan solo esto le bastó para cumplir uno de sus objetivos, pues era muy popular entre los chicos, sin embargo, ya sea en este mundo como en el mágico eso no hizo más que atraer la envidia de varias chicas.

    La chica rubia pensó en llegar presumiendo de su habilidad como legeremante, más rápidamente se dio cuenta que muchos de los pensamientos que le dedicaban eran para que los fuera repitiendo a sus autores.

    Kimberly Wingeye, una bruja de la misma casa Pukwudgie, era bajita y morena, con el cabello corto y rizado como de melena, algo torpe, pero con mucho entusiasmo era su única amiga real, se conocieron el primer día rumbo al colegio, tenían varios gustos en común y una infancia muy similar, pues ella en el mundo no mágico tenía sus propias razones para mantenerse con un bajo perfil, Queenie optó por dejar de escudriñar en su mente con el tiempo, pues sentía genuina su forma de comportarse con ella, hasta que lo logró por completo.

    Minutos antes de encontrarse apunto de llorar se encontraba en clase, la de encantamientos, impartida por un Skinwalker anciano llamado Silver, en cuyo hocico llevaba dos gafas pequeñas por las que solía observar a sus estudiantes.

    — Aparecium, es un hechizo sencillo de aprender y muy útil en la vida de los magos, sirve en términos básicos para terminar secretos — explicaba el licántropo — se logra realizando pequeños círculos en la vida hacia el papiro donde desean revelar un secreto y pronunciando claramente A-pa-re-ci-um.

    El papel que frotaba frente a él comenzó a empaparse de una tinta oscura que al agruparse formó la palabra:

    Demostración

    Los alumnos aplaudieron entusiasmados, excepto dos, un chico que volteaba hacia la parte trasera de su pupitre y cierta chica rubia que le sonreía gentilmente. Este se encontraba tan embobado que no se percató que el salón había quedado en silencio y el maestro lo observaba fijamente.

    — La casa de la serpiente cornuda y casa Pukwudgie, menos veinte puntos por no prestar atención en clase — declaró ante la queja de algunos.

    El chico volvió en si al igual que Queenie que bajó la mirada avergonzada.

    — Gracias por eso rubiecilla tonta— decía en su mente una chica pelirroja mientras fingía mirarla con lastima.

    — Genial Queenie, más puntos que nos haces perder ¿acaso no puedes pensar en alguien más que no seas tu? —pensaba la chica que tenía al lado mientras fulminaba al maestro con cierta molestia.

    — La escuela es para gente con cerebro señorita Queenie, puede coquetear como una cualquiera en otro sitio— señalaba para su interior una chica con lentes redondos.

    Queenie se encogió en hombros y suspiró, el maestro entonces se acercó a ella y esperó hasta que ella alzara la vista, la miró con una se sus cejas alzadas y un gesto de enojo.

    — Lo siento.

    — Quiero que lo intente en este momento señorita Goldstein, muéstreme que puede hacerlo, alce su varita, frente al pergamino…Wingardium leviosa— murmuró y el pergamino flotó frente a ella— pronuncie realizando pequeños círculos, A-pa-re-ci-um.

    Ella afirmó con la cabeza, se levantó de su asiento y tocio para aclarar su garganta que buscaba cerrarse.

    — ¡Aparesum! — exclamó casi gritando por el nerviosismo.

    No ocurrió nada en el pergamino y de su varita solo salieron algunas chispas cansadas y breves.

    La mayoría de la clase comenzó a reír, el profesor meneó la cabeza y Kimberly se acercó a ella dándole palmadas en la parte de atrás.

    — Tranquila, no a todos les puede salir a la primera— le indicó.

    — Buen intento— afirmó secamente el profesor y se alejó. — no puedo entender a esta chica, su hermana Tina es bastante diestra con la varita, hechizos como este los realizaba a la primera.

    — Se que no soy tan especial como mi hermana Tina— exclamó Queenie dolida.

    El maestro que iba rumbo a su escritorio se giró para verla sorprendido.

    — Me siento orgullosa que ella sea muy inteligente, no es algo que me moleste…— declaró mientras iba bajando el volumen de su voz mientras se percataba que había quedado en evidencia su poder. — quiero volver a intentarlo. — murmuró más calmada.

    El skinwalker dudando intentando recordar si había hablado en voz alta, nervioso aceptó.

    — Pronuncie adecuadamente por favor, Aparecium. — Le indicó.

    — Aparecium— repitió Queenie.

    En el papel una mancha de tinta se agrupó y tomó la forma de la palabra: correcto.

    La clase terminó una media hora después, Queenie entonces se sentía más tranquila y satisfecha con su desempeño, se acercó a Kimberly para hablarle, pero observó en ella un gesto extraño, una mezcla de incomodidad y curiosidad.

    — Tienes que decirme como lo hiciste— señaló la niña mirándola fijamente.

    —¿Hacer que?...

    — Tu supiste sin usar ningún hechizo que estaba pensando el maestro el señor Silver, se sorprendió bastante— indicó la chica riendo.

    — Creo que puedo confiar en ti— le respondió Queenie— yo soy una legeremante.

    La chica puso un gesto de extrañeza sin lograr entenderle.

    — Queenie olvida que yo no sabía nada de magia antes de venir aquí, no entiendo ese tipo de cosas— pensó la niña.

    La rubia rió más que nada por nerviosismo y la tomo del hombro.

    — Lo siento, terminó olvidando que eras una nomaj que descubrieron que tenía magia, puedo hacer justo esto. — le indicó sonriendo.

    Ella la miró con cierto recelo y retrocedió.

    — ¿Tu estás en mi cabeza? — preguntó la chica con cierta inseguidad— hay demasiado dentro de mi que no quiero que nadie vea, por favor no…—escuchó Queenie dentro de su cabeza.

    — No tienes por que tener miedo, es muy lamentable lo que tu y tu familia han pasado, no puedo entender por que te tratan distinto respecto a tu color, pero tú eres mi amiga.

    —¡Deja de hacerlo! — exclamó con lagrimas en los ojos — tu no tienes derecho, yo no quiero que tu…¡Estás loca! — le gritó con la suficiente intensidad para que todos se le quedaran viendo.

    Entonces se encontró así intentando contener su llanto, sabiendo que aquel talento que por tanto tiempo quiso convenserse la hacía distinta y única, era más cercana a una maldición que le había costado su única amiga.

    Paso bastante tiempo para que ella volviera hablar con naturalidad de esto, mientras tanto fingió no escuchar los pensamientos de otros, vivir como se consoló vivían algunos otros, mirando hacia otro lado cuando les mienten y convenciéndose que están rodeados de muchas personas, hasta terminar creyéndolo.

    *********************************

    Se encontraba mirando por la ventana como hacia hace tantos años cuando observó venir a su hermana con dos hombres acompañándola. Queenie se vio sorprendida pero algo emocionada pues Tina nunca se comportaba así, ella siempre había sido reservada y algo tímido, cuando un chico se le declaró en Ivermorny ella tuvo que escribirle una carta que entregó con terceros con la sola intención de rechazarlo.

    En su edificio estaban prohibidos los chicos, la anciana dueña del complejo era una mujer divorciada luego de que su marido se fuera con otra mujer, con rencor como motivación, pero en el fondo buenas intenciones, fundó este lugar siendo bastante estricta con esa regla, terminando por echar fuera a quien la infringiera.

    Su vida en casa y en su trabajo carecía por completo de cualquier emoción, entonces vivir algo así, le era excitante.

    Además, le parecían atractivos, el más alto era sofisticado, seguramente era inglés, sin embargo el otro que era más rollizo, le parecía adorable.

    Una vez que cruzaron el umbral, los encontró de frente.

    — Trajiste muchachos— declaró sin percatarse hasta ese momento que no se había vestido, solo llevaba un camisón encima. —¿En que te metiste está vez Tina?.

    — Después te explico.

    — Permitame un momento, me vestiré— les dijo a ambos.

    Cierto pensamiento en la mente Kowalski que no expondré aquí hizo que la maga se sonrojara un momento, sorprendida como alguien podría ser algo pícaro y dulce al mismo tiempo, le sorprendieron de igual manera sus modales pues se apresuró a disculparse, aunque ella estaba segura que no sabía que le estaba leyendo la mente.

    —Tranquilo querido, muchos piensan lo que tu cuando me ven— le respondió.

    Aunque su mente estaba apesumbrado por algún efecto mágico, se dio cuenta que por dentro se notaba sorprendido, pero no temeroso como generalmente ocurría. Por lo que se sintió en la confianza de escudriñar un poco, pues a decir verdad sentía curiosidad por él.

    —¡Es uno nomaj!...¿a que fuiste al banco?...pobrecito te negaron el préstamo, tu abuela.. lo siento…

    — Quisieras, ¿por favor…dejar de hacer eso?... — preguntó Jacob abrumado.

    Pero no lo dijo en lo más mínimo como un reclamo, si no como alguien deslumbrando como por una intensa luz que intenta acostumbrar sus ojos para contemplarla.

    Queenie hizo magia para él, en su mente había leído que le apasionaban los postres y precisamente uso uno de estos para sorprenderlo. Había tanto asombro en sus ojos, se maravillaba con cada movimiento como si no hubiera nada en el mundo que fuera mejor y de ella, en su mente no había más que los mejores pensamientos que se le pueden dedicar a una persona, él la veía especial.
     
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    Ciertamente la habilidad de Quennie termina siendo como una maldición, pues ¿a quién le gusta que escudriñen su mente conociendo sus más profundos secretos? Me dolió que al final su amiga, o al menos la que ella consideraba su única amiga, la hubiera rechazado después de conocer el alcance de esa magia sin comprender que la rubiecita no lo hacía a propósito ni tenía la menor intención de burlarse de ella.

    Pero ya de adulta las cosas cambiarían para bien con el buen Kowalski, quien supo conquistarla a su manera haciéndola sentir como alguien especial que no le desagradaba... de verdad, espero que Quennie se libere del encanto de Grindelwald para poder vivir su amor con el buen Kowalski, de verdad lo espero.

    Gracias por escribir, buen vecino, es un gusto que hayan abierto la sección cinematográfica del universo de Harry Potter y sigas avanzando en ella.
     
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  5. Threadmarks: Capitulo 3: Imborrable
     
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    Jacob se encontraba amasando mientras pensaba en lo entusiasmado que se encontraba ahora que por fin cumpliría su sueño de abrir una pastelería, alzó la vista hacia el atardecer sintiendo nuevamente la sensación de que algo se le había escapado de su vida, como cuando tienes el sueño más increíble de todos y después de despertar este se va desvaneciendo hasta que solo recuerdas la sensación de que ha ocurrido.

    Sin embargo, el ahora panadero no se sentía triste o algún tipo de melancolía, algo había cambiado en los últimos días de su vida que le impedían siquiera concebir en su cabeza ese tipo de sensaciones. Se sentía como flotando en una nube, con una esperanza que le parecía imposible que le fuese arrebatada.

    Tomó la esencia de vainilla y la agregó a la mezcla, la fragancia de la flor impregnó su olfato de pronto y una breve memoria de la sonrisa más dulce que recordaba vino por unos segundos a su memoria. Fue como una descarga de energía en su cuerpo, cada centímetro de su piel se erizó sin remedio y abrió la boca con brío.

    Ahora con determinación, movía sus manos, la masa entonces quedó homogénea y elástica, poniéndola en un frasco de metal acercándola cerca del horno, esperando con impaciencia que la levadura actuara para poder trabajar la idea que había venido a su mente, entiendo el proceso tenía su tiempo, tomó un recipiente de cristal arrojó en esta, dos trozos de mantequilla.

    — Trae por favor dos costales más de harina—le indicó a su ayudante que asomó su cabeza afirmando—creo que los bollos están por salir, pero necesito que me ayudes con algo más, tengo un par de ideas que quiero llevar a cabo.

    Cuando cerró la puerta de su negocio, luego de horas de arduo trabajo, todo para tener las listas las cosas para el día de mañana, el día de su inauguración. Llovía, no tanto como había ocurrido hace semanas, que el país entero coincidió que había sido algo sin precedentes, abrió su paraguas y nuevamente se proyectó algo en él, un cosquilleo en sus labios y su corazón latiendo sin parar, escuchó tras él sonido precipitado de unos tacones en el piso enlozado, se giró rápidamente la cabeza y miró una silueta que se contoneaba a lo lejos.

    En su interior algo le exclamó que gritaba que la siguiera, sin importarle el tráfico, los autos que le reclamaban por cruzarse entre ellos, chocar con varias personas que se interponían en su camino.

    — Espera…disculpe, si, si, lo siento… ¡espera! —exclamaba desesperado.

    Cuando llegó a una explanada se giró hacia todos lados mientras en vano buscaba encontrarla, suspiró, pensando que era lo que le había llevado a recorrer varias calles solo por intentar alcanzarla sin saber de quien se trataba.

    Jacob no pudo dormir del todo esa noche, se encontraba demasiado ansioso, algo en su cuello le picaba, lo atribuyó a su propio nerviosismo, mirando en su reloj la hora marcando las cuatro de la mañana se dirigió a la cocineta de su departamento para tomar algo de té. En la mesa cerca de su cama le llamó la atención su portafolio, se aproximó a él y observó el par de huevos de plata que quedaban en él.

    Tomó uno de ellos en su mano inspeccionándolo con ayuda de la poca luz de farolas que entraba desde su ventana, torció sus labios y labio la cabeza.

    Si los recuerdos que tenía, eran simples sueños, esto, estos peculiares objetos inexistentes en cualquier otro lugar, era la manera la forma de al despertar encontrar marcas en tu cuerpo de que tal vez todo lo acontecido no era una fantasía.

    Kowalski despertó semirecostado en la silla de su comedor, masajeó su cuello por el dolor que le provocaba el haber permanecido tanto tiempo en esa posición, bostezo y se mudó de ropa recordando la importancia de ese día. En un pequeño medallón que había pertenecido a su padre, estaba la foto de su abuela, justo con esa mirada de amor que le dedicó siempre.

    Le sonrió con melancolía.

    — Lo logré abuelita— murmuró con un hilo de voz.

    Inhaló conteniendo el llanto para luego sonreír ampliamente.

    Aquel día parecía particularmente hermoso, un sol resplandeciente surgiendo al alba, un curioso aroma floral envolvía el ambiente y percibía aquella agradable sensación que nada puede salir mal.

    Su asistente había llegado temprano y para su sorpresa y felicidad en el sitio ya esperaban al menos quince personas que a voces habían escuchado de las originales y deliciosas creaciones que encontrarían en este establecimiento, Jacob Kowalski no pudo evitar sentirse conmovido, entiendo que ahora era reconocido.

    — Muy buenos días damas y caballeros, bienvenidos a mi panadería— anunció mientras abría la puerta.

    Las personas entraron a la tienda con miradas llenas de asombro y curiosidad. Se encontraron con bollos en forma de alguna especie de rinoceronte, biscochos formados como criaturas que tal vez podían catalogarse como un erizo, paczkis como serpientes aladas, en cada repisa aguardaba un postre que te transportaba a un mundo lleno de animales fantásticos, las personas estaban maravilladas.

    Apenas llegado el medio día, Kowalski tuvo que pensar en hornear más, pues la mayoría del pan que había preparado casi se había terminado en menos de tres horas, se encontraba justo realizando esto, cuando la campana que anunciaba la entraba hizo su repiqueo dando paso a alguien a la tienda.

    Resplandeciendo, impregnada de luz, inconsciente Jacob en ese momento si la proyectaba en ella el sol o emanaba de su cuerpo, la observó, como un ángel caído del suelo con aquella sonrisa que probablemente venía de ese lugar. Era indudablemente la dueña de aquel sentimiento, aquel que lo elevaba por los aires, aquel que lo abrasaba vivo, aquel que lo mantenía despierto y al mismo tiempo lo inundaba de sueños increíbles, aquel que le obsequiaba la magia que recordaba.
     
    Última edición: 4 Octubre 2020
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    Simplemente adorable y mágico el momento de volver a ver a su amada Quennie... todos los pensamientos y sentimientos acumulados por días fueron confortados en el momento preciso como si fuera cosa de magia, lo que indudablemente hace de Jacob Kowalski un pan de Dios y un amor de hombre.
     
    Última edición: 5 Octubre 2020
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