Los ojos del tigre ciego. No existe sombra fiera, aunque no la viera. ¿Y si en muerte considera no alimentar más su ego? Naturaleza salvaje, perversa. No puede defenderse la carne ya conversa, no tiene dónde esconderse de está realidad inversa. ¡Corre gacela, corre! Roes sus carcomidas entrañas. No engañas con tus mañas mientras que ya arañas el cuerpo que se corroe. Herbívoro mentiroso de podrida enredadera y de labios rojos. Aprovecharse tramposo cuando se distrajera y quitaste sus ojos. Pobre tigre invidente, engañado por la gacela y la muerte indecente.