Long-fic Thomas Fate: Ace Attorney

Tema en 'Fanfics abandonados de Videojuegos' iniciado por MrJake, 28 Enero 2014.

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    MrJake

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    Escritor
    Título:
    Thomas Fate: Ace Attorney
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    8331
    ¡Bueno! Traigo un nuevo fic. Este fic está basado en la saga de videojuegos "Ace Attorney", siguiendo l misma mecánica que estos, incluyendo las investigaciones, los peculiares juicios, y personajes originales, así como nuevos (entre ellos, el protagonista).
    La historia transcurre seis meses después de "Apollo Justice: Ace attorney", siendo secuela de éste y precuela de "Ace Attorney: Dual Destinies", el cual sucede otro medio año después. La historia se cuadra entre ambas, protagonizada por un abogado defensor de nombre Thomas Fate.
    Soy consciente de que muchos no conocerán Ace Attorney, pero aviso que no es para nada necesario conocerlo, pues no se darán spoilers graves de otros juegos ni es necesario conocer la historia para entender el fic. Basta con que os guste el misterio, y queráis estrujaros un poco el cerebro para pensar qué demonios pasó en realidad antes de que se descubra la verdad.
    Sí que es cierto que el mecanismo de los juicios, especialmente los interrogatorios, pueden resultar difíciles de comprender a priori si no se ha jugado; por eso dejo este video; está en inglés, eso sí, pero con ver los 10 primeros minutos entenderéis más o menos cómo van a funcionar los juicios tan peculiares. Además, en él aparecerán tres personajes que también saldrán en el fic (así podréis conocerlos): Apollo Justice, Ema Skye y Klavier Gavin.

    El fic se dividirá en cinco casos distintos, cada uno compuesto por varios capítulos, y cada capítulo puede ir dedicado a investigación o al juicio propiamente dicho. En cualquier caso, es importante que sepan: fuera de juicio, la narración será normal, en tercera persona, pero dentro de ellos, no habrá "narración" propiamente dicha. La parte narrativa se compondrá únicamente de los pensamientos del protagonista.
    Otro punto importante: en el universo de Ace Attorney, prima la "ley de juicios rápidos", esto es, la mañana siguiente al arresto de una persona se iniciará el juicio; si se aplazase, se continuaría a la mañana siguiente. Solo podrá aplazarse hasta el tercer día el juicio, y una vez pase este día, habría que dar el veredicto necesariamente, o el caso sería archivado.
    ¡Ah, algo más! En cursiva aparecerán los testimonios, y en negrita las pruebas Al final de cada capítulo dejaré un informe
    En cualquier caso, espero que disfruten: este es el primer capítulo, primera de las partes de...

    EL CASO DE LA COMUNIDAD

    Juicio, día 1


    Uf… uf… ¡relájate! O sea, ¡¡no pasa nada!! Solo vas a tener que entrar en tu primer juicio, rodeado de gente, frente a un fiscal famoso y de categoría, y ¡la vida de tu mejor amiga está en tus manos! ¡No hay razón alguna para estar nervioso, Tommy!

    Ugh… tengo que empezar a replantearme esta forma de tranquilizarme que tengo

    —¿Nervioso, Tom? —dijo mi compañero con una gran sonrisa en su rostro.

    ¿¡Bromeas!? ¿¡Cómo no voy a estar nervioso, en mi primer juicio!?

    —U-un poco —contesté—. Quiero decir, ¡estoy temblando!

    —¡Ja ja ja! —rió él—. Tranquilo, no pasa nada. Mientras confíes en la inocencia de tu cliente, no pasará nada. Además, yo te ayudaré.

    —P-pero…

    —¡¡Soy Apollo Justice, y estoy bien!! —gritó en un volumen muy alto él—. Ahora tú, vamos. Te ayudará a relajarte.

    Qué demonios. Quizá funcionaba.

    —S-soy Thomas Fate, ¡¡y estoy bien!!

    —¡Así me gusta, Tom! —rió Apollo.

    Mi nombre es Thomas Fate, y ¡hoy es mi primer juicio! Sí, soy abogado defensor, recién graduado a mis veintiún años. Y este es mi primer juicio, o, más bien, el primero en el que yo participo activamente como líder del equipo de la defensa.

    Antes ya colaboré como asistente de este hombre de traje rojo y ese peinado tan extraño consistente en dos mechones de pelo en punta hacia arriba. Él es Apollo Justice, un abogado que trabaja en el “bufete” al que me he unido recientemente. Bueno… no se podría llamar exactamente bufete. El jefe lo llama “Agencia polivalente de talentos”. Es extraño, sí, pero tengo mis motivos para estar ahí.

    —Tommy… —oí decir, se acercaba a mí una chica con la cabeza agachada, cabizbajo.

    —Oh, Dessie. ¿Cómo estás?

    Se quedó mirándome fijamente unos segundos.

    Desirée Hoskins. La acusada de este caso, mi cliente y mejor amiga. La conozco desde la facultad, y soy incapaz de creer que ella haya matado a nadie. Mucho menos a Cam.

    —Dime la verdad, Tommy. ¿Me van a condenar a…?

    No la dejé ni terminar.

    —¡B-Bobadas, Des! No pienso dejar que te suceda nada. ¡Pienso limpiar tu nombre!

    Suspiró.

    —Hey, ¡confía en Tom! —intervino Apollo—. Va a demostrar tu inocencia.

    —Gracias, gracias a los dos. No puedo creerme todo lo que está pasando. Cam está…

    —Cam no querría verte sufrir —le dije seriamente.

    En este caso, mi cliente es acusado de haber asesinado a su novio, Cameron Jacobs. La víctima apareció apuñalada brutalmente en el estómago, muriendo por desangramiento entre las doce y la una de la madrugada, en su propia casa, que compartía con su novia. La acusada estaba, según afirma ella, durmiendo en ese momento; pero era la única que estaba en la casa, cerrada con llave y estando en un tercer piso, lo que parece no dar lugar a terceras personas.

    ¡Pero yo sé que Dessie es inocente!

    También conocía desde la facultad a Cameron, así que este asunto me implica directamente. Por mis amigos, debo descubrir la verdad detrás de todo esto.

    —Tom —dijo severamente Apollo—. El juicio está a punto de comenzar. ¿Estás preparado?

    —S-sí —comenté. “¡Soy Thomas Fate, y estoy bien!”, repetía mentalmente una y otra vez.

    …Al menos, quiero creer que estoy bien.


    Dios mío. Aquí hay demasiada gente. Puedo notar cómo todo el público me mira, la mirada del juez, con esa larga barba negra, se clava en mí. El fiscal también me mira fijamente, ¡dios! Me da la sensación de que soy el centro de todo aquí, de que todos me observan.

    —…Tom.

    —¿Eh? Ah, ¿qué sucede, Apollo? —uf, al menos él está aquí, a mi lado, en el estrado de la defensa. Todo es tan formal que ciertamente asusta.

    —Eh… el Juez ha preguntado si está la defensa lista.

    Madre mía, estoy tan absorto que ni lo he escuchado.

    —He dicho… ¿están la defensa y la acusación listas? —vaya, la voz del Juez Daroul es ciertamente grave. La verdad es que impone bastante.

    —¡L-La defensa está lista, su Señoría!

    Al otro lado del estrado está el fiscal; la acusación. Él se va a encargar de intentar que el Juez de un veredicto de culpabilidad, que Des sea sentenciada. ¡Y mi deber es derrotarlo en el juicio!

    …Todo eso suena muy bien, pero sonaría mejor si fuese un fiscal normalucho, y no uno famoso.

    —La acusación está lista, y preparada para el rock —¿preparada para el rock? ¿Qué dem…? Está tocando una guitarra imaginaria, como si estuviera en un concierto.

    —El fiscal Gavin, no ha cambiado nada —suspira Apollo.

    —¡Sr. Frente! Tiempo sin verte —comenta Gavin. ¿Deduzco que se conocen…?

    Un momento, ¿señor Frente? Bah, déjalo, no quiero saberlo.

    —Ejem —oh, es verdad, el juez Daroul aún no ha dado paso al inicio del juicio—. Como ya he dicho, se abre la sesión para el juicio contra Desirée Hoskins. Fiscal Gavin, puede comenzar con su alegato inicial.

    La sonrisa del tal fiscal Gavin muestra tanta confianza…

    Ese hombre rubio, de chaqueta roja y con ese extraño peinado, es el fiscal Klavier Gavin, líder de la banda que se disolvió hace poco, “The Gavinners”, un famoso grupo de rock. Es una estrella de la música y como tal, tiene sus fans… pero aun así, su vocación verdadera es ser fiscal, ¡y por lo que sé, es uno muy bueno!

    —La víctima, —Gavin no pierde el tiempo, comienza directo su alegato inicial— de nombre Cameron Jacobs, era un joven profesor de universidad especializado en el área del Derecho. Vivía con su novia en un pequeño piso de tres plantas, ocupando su casa la tercera de estas plantas, haciendo prácticamente imposible que nadie entrase desde fuera… además de por el hecho de que la puerta tenía echado el cerrojo y las ventanas estaban cerradas. La víctima murió apuñalada, y la única persona que pudo hacerlo, pues, era su novia —señala duramente con su mano a Dessie—, la acusada.

    —¡Protesto! —grito sin dudarlo, aunque no estoy seguro de lo que voy a decir—. ¡M-Mi cliente no puede ser el asesino!

    —¡Protesto! —responde sin vibrarle la voz el fiscal Gavin. ¿Qué hace? Chasquea los dedos una y otra vez, como siguiendo un ritmo—. Ah, el ritmo agitado de los novatos. Refutaré eso con solo… ¡tres! Palabras: solo-ella-pudo-hacerlo.

    ¿No son eso cuatro palabras?

    —Como ya he dicho, la puerta estaba cerrada, las ventanas también, y estaba en un tercer piso, para más inri… ¿puede la defensa sugerir alguna forma alternativa para que un “asesino fantasma” entrase en la casa?

    Ugh… debería mantener mi boca cerrada.

    —Uhm… —medita el Juez, no me gusta demasiado como suena eso—. La verdad, veo este caso claro como el agua. Pero, antes de precipitarnos, deberíamos mejor escuchar los detalles del caso.

    —Claro —esa sonrisa no se borra de la cara de Klavier Gavin—. Es lo que pretendía hacer, antes de que la defensa protestase contra mi alegato inicial.

    Ugh, maldito Gavin. Esa sonrisa de seguridad no ayuda nada.

    —Bien, entonces, que entre el primer testigo.


    Esa mujer, ¿es una inspectora? Desde luego, no tiene mucha pinta de serlo, esas gafas rosadas sobre su pelo, esa bata blanca de laboratorio… casi pareciese una científica.

    —¿Nombre y ocupación?

    —Ema Skye —¿l-la testigo está comiendo bocaditos en el tribunal? —. Inspectora de policía.

    —Bien, inspectora Skye —el Juez va a proceder a pedir el testimonio. A partir de aquí es cuando empieza el verdadero juicio—. ¿Puede contarnos lo que han deducido en la investigación del crimen?

    —¡Tom! —ey, Apollo, no me asustes de ese modo, no hace falta gritar—. Presta atención. Este es el principal objetivo de todo abogado: ¡detectar contradicciones!

    —Contradicciones, ¿huh?

    —Exacto. Cuando la inspectora testifique, si suponemos que su testimonio es cierto, eso significaría que Dessie es culpable. Y no queremos creer eso, ¿no?

    —¡P-por supuesto que no! —faltaría más; Dessie es inocente.

    —¡Y ese es precisamente tu trabajo! —sí, ya lo sé, ¿desmentir las sospechas, huh? —. Si lo que la inspectora Skye afirma es cierto y va contra Tom, solo da lugar a dos posibilidades: o en su testimonio hay alguna contradicción con las pruebas o…

    —…O Dessie es culpable.

    Lo tengo. ¡Hay que encontrar alguna contradicción!

    —Bueno —la inspectora está dispuesta a declarar, pero no parece estar dispuesta a dejar de comer esos bocaditos—. ¿Puedo empezar ya el testimonio…?

    La víctima murió alrededor de la una de la noche, en el salón de su propia casa, con un fuerte apuñalamiento en el estómago; justo como señalaron los forenses, la causa de la muerte fue desangramiento.

    Quien reportó haber encontrado el cadáver primero fue… la propia acusada. Llegamos al lugar tan pronto como pudimos.

    Como muestra esta foto, la víctima estaba vestida con traje de chaqueta al momento de la muerte, lo que nos permite adivinar que se disponía a salir, y no precisamente a dar un paseo.

    Probablemente, tuviese un amante, lo que explicaría el motivo del crimen.

    ¡La acusada se levantó justo cuando oyó que su pareja lo hacía, y lo vio disponiéndose a salir! Seguro que discutieron, y la pelea… bueno, ya saben el resto.

    ¡Indudablemente hubo un forcejeo! La prueba de ello es la mesa, caída, con toda la vajilla rota en el suelo.


    —Mmm… ¿una amante? —el Juez Daroul parece estar convencido con el testimonio, lo cual no me gusta nada—. Eso parece explicar el posible motivo.

    —Ajá —la inspectora sigue comiendo bocaditos, incluso hablando con Su Señoría…—. No hay otra explicación posible. Hubo un forcejeo, lo que cayó la mesa con todos los platos encima; ahí fue cuando ella lo mató, llena de ira, y llamó a la policía en un ataque de pánico. Y suponemos que tenía un amante, ¿qué otro motivo iba a tener para salir tan bien vestido a esas horas de la noche, y a espaldas de su novia?

    Agh. Esto no me gusta nada. Lo que dice parece tener completo sentido, ¡pero no es posible! Sé que Dessie no mató a nadie.

    —¿Podríamos ver todas las pruebas que ha mencionado en su testimonio, inspectora Skye? —¡Apollo tiene razón!Deberíamos echarle un buen vistazo a esas pruebas…

    —Oh, mira quién tenemos aquí —¿también se conocen la inspectora y Apollo? —. Claro. Aquí las tienes: la foto del cadáver, la foto de la mesa y la vajilla caídas y el informe de la autopsia.

    Apollo está leyendo y observando detenidamente todas esas pruebas.

    —¿Algo interesante, Apollo?

    —Mmm —medita con tranquilidad, lo cierto es que le envidio. Parece tener experiencia—. Míralas tú mismo.

    Veamos qué tenemos aquí. El informe de autopsia, uh. “Muerte lenta por pérdida masiva de sangre, a consecuencia de una hemorragia severa. La herida fue producida con algún instrumento punzante, y el golpe fue directo en el estómago. La muerte sucedió entre las 12:30 AM y la 1:30 AM”.

    Bien… en la foto del destrozo no parece haber nada raro. La mesa está caída, y a su alrededor parece que hay numerosos fragmentos de platos y vasos de porcelana fragmentados. Sí, parece obvio que la mesa cayese por una pelea.

    Y esta otra… ugh. Pobre Cam… en esta foto del cadáver aparece tirado en el suelo, bocarriba, con un traje de chaqueta negro. Definitivamente, iba demasiado arreglado. ¿Por qué sería? Creía que Dessie se había ido a dormir con él. No sería extraño que se levantase en mitad de la noche, pero, ¿vestirse así?

    —¿Nada raro?

    —Um —para ti será fácil verlo, Apollo. Pero yo no me doy cuenta, aún—. No veo nada que sea especialmente llamativo.

    —Je. Fíjate alrededor del cuerpo. ¿Qué ves?

    ¿Alrededor del cuerpo? Solo veo sangre. Sangre roja y oscura. Mucha, además, y… ¡oh! ¿Qué son estas cosas? A penas pueden apreciarse, pero…

    —Veo que te has percatado —Apollo mira serio a Ema Skye, y me dice con esa voz tan grave que tiene—. Lo que me extraña es que no haya mencionado ese detalle en el testimonio.

    ¡Vale! Lo tienes, Tom. Definitivamente, hay algo extraño con eso.

    —De acuerdo. Señor Fate —el Juez iba a decirlo: ¡mi primer interrogatorio! —. Puede proceder a interrogar a la testigo.

    ¡Allá vamos!


    La víctima murió alrededor de la una de la noche, en el salón de su propia casa, con un fuerte apuñalamiento en el estómago; justo como señalaron los forenses, la causa de la muerte fue desangramiento.


    —¡Un momento! Y dígame, inspectora Skye: ¿y el arma del crimen?

    ¿P-Por qué me mira así esa inspectora?

    —Nunca la encontramos. Pero debe estar en algún sitio de la casa.

    ¿Nunca encontraron el arma del crimen? Eso es raro. Bastante raro.

    —Mmm… me extraña mucho que no fuese encontrada el arma del crimen. Después de todo, se acusa a mi cliente de matar a su novio por ser la única persona con acceso a la escena del crimen. Luego, si el arma del crimen no está en la casa, ¡debería haber salido de ella! Y mi cliente nunca salió de…

    —¡Protesto! —¿qué? ¿qué he dicho? ¿Por qué protesta el fiscal Gavin? ¿¡Y por qué demonios tiene que estar chasqueando los dedos otra vez!? —. No importa dónde esté el arma del crimen. Después de todo, y como ya está claro, la acusada era la única que podía “entrar” (pues ya estaba dentro) en la escena del crimen. Pero también era la única que podría “salir” de ella. Incluso sacar algo fuera. Como, por ejemplo, el arma de un crimen.

    —¿Y cómo sugieres que…?

    —¡Protesto! —¡¿pero qué he dicho ahora?! —. Perdóname, señor Fail — Fate. ES FATE: F-A-T-E—. No me he explicado bien, quizá. Ella no salió, salió el arma del crimen. La arrojó fuera, más bien.

    —¡Pe-Pero eso es impens…!

    —¡Protesto! —ugh, empiezas a irritarme, Gavin—. No, no, no, pudo abrir la ventana, y lanzar el cuchillo hacia abajo. Así de simple.

    ¿Qué bobadas está diciendo? ¡¿Arrojar el arma de un crimen por la ventana, como si nada?!

    —F-Fiscal Gavin, eso que está sugeriendo no parece ser muy lógico —parece que el Juez Daroul tiene sentido común, ¡lo que afirma Gavin es ilógico!

    —No, no, no, Su Señoría. Es perfectamente lógico, y, de hecho, inteligente. Justo bajo la ventana de la casa de la víctima hay un contenedor de basura. Un contenedor de basura que frecuentemente está abierto, ya que los vecinos cuyas ventanas dan a ese lugar acostumbran a arrojar las bolsas de basura desde allí.

    Cómodo, pero peligroso. ¿Y si se le va la mano a alguien y no cae en el contenedor, sino en otra persona? Bah, igualmente, ¿a dónde quiere llegar? Aunque la verdad, puedo imaginármelo.

    —¿Sabéis la hora a la que llamó la acusada a la policía? A las tres de la madrugada. ¿Y lo más curioso de este detalle es…? La hora a la que pasa el camión de la basura por la calle, dispuesto a llevarse la basura al vertedero —de nuevo hace como quien toca una guitarra—, justo la misma. Casualidad oportuna, ¿no? Sería muy fácil para la acusada simplemente meter el arma del crimen en una bolsa de basura y arrojarla… justo para que el camión se la llevase, y se perdiese en el vertedero. Y, sin arma del crimen en la escena, llamaría a la policía. Una chica astuta.

    ¡Auch! Esa ha dolido. ¿Realmente pudo eso pasar? ¿Pudo el asesino –que, claro, no es Dessie- deshacerse del arma del crimen de esa forma?

    —Por supuesto, mientras hablamos, la policía está rastreando de arriba abajo el vertedero, lo cual, debo decir, es como buscar una aguja en un pajar, y no un pajar con muy buen olor, precisamente.

    Vaya. El fiscal Gavin está en todo. Sin duda es más que una posibilidad. Debería enfocar el interrogatorio en otro punto.

    —Bien, parece que el arma del crimen no va a aportar nada nuevo hasta que no sea localizada —el Juez me daba su permiso de nuevo para continuar—. Puede continuar con el interrogatorio, señor Fate.

    Bien, tengo que encontrar esa “contradicción” en otra parte.


    Quien reportó haber encontrado el cadáver primero fue… la propia acusada. Llegamos al lugar tan pronto como pudimos.


    Mm… no creo que vaya a sacar nada nuevo de esta parte. Ya sé cuándo llamó a la policía, así que mejor espero a la siguiente afirmación.


    Como muestra esta foto, la víctima estaba vestida con traje de chaqueta al momento de la muerte, lo que nos permite adivinar que se disponía a salir, y no precisamente a dar un paseo.


    —¡Un momento! —gah, es fácil gritar eso, pero, ¿qué debería preguntar ahora? —. Eh, ¡inspectora Skye! —claro, ya lo tengo. El detalle del que se percató Apollo… tengo que hacerlo salir a la luz… aunque no sepa muy bien a donde puede llegar—. ¿Qué más llamó la atención de la policía?

    —El gran charco de sangre, sin duda; era ciertamente indicador de que la víctima había muerto por desangramiento, cosa que la autopsia confirmó —sí, ciertamente es un charco considerable—. Otro punto curioso serían los fragmentos de la vajilla. Cayeron lejos de la víctima: otro punto más de la escena del crimen que es reseñable, ello explica que no fue la víctima con su propio peso la que tiró la mesa, pues tendría en ese caso fragmentos encima. Así, llegamos a la conclusión de que la mesa y su vajilla cayeron por un forcejeo, y que la víctima murió algo más lejos. De hecho, solo su mano llega a alcanzar un trozo, y, si te fijas en la foto, lo roza con un dedo. Ese es el único trozo que se ha manchado de sangre.

    Es cierto. La mano derecha de Cam roza uno de los trozos. Y el charco de sangre llega hasta él.

    En cualquier caso, no ha mencionado el detalle que quería oír.

    —¿Y qué me dice de estos pétalos rojos que se ven alrededor del cuerpo?

    —¿Pétalos rojos? —el Juez está sorprendido, no se había dado cuenta del detalle—. ¡Oh, es cierto! Al ser del mismo color de la sangre, no los había notado.

    —Claro que nos dimos cuenta de ellos, pero lo consideramos irrelevante —¿irrelevante? No es muy normal que haya pétalos de rosa en la escena de un crimen, inspectora Skye—. Lo más probable es que sea un “gesto romántico” por parte de la acusada. Al ser su pareja, arrojó esos pétalos en la escena. ¿Una especie de disculpa, tal vez?

    —Eso… ¡eso es absurdo! —Apollo ha hablado por fin, llevaba todo el juicio sin intervenir activamente en él, aunque claro, supongo que eso es mi trabajo.

    Gavin, ¿se ríe?

    —Quizá —me pregunto que irá a decir ese fiscal ahora—. Y, si es absurdo como dices, entonces se nos ocurre otra posibilidad que podría ser menos “absurda”. Incriminación.

    ¿In-Incriminación?

    —La vecina de la primera planta tiene una floristería justo en su casa. Es una mujer ciertamente peculiar, que acostumbra a llevar consigo una cesta llena de estos pétalos. No sería de extrañar que la acusada quisiera hacer creer que la vecina estuvo allí y mató al señor Jacobs; después de todo… ella era su amante.

    —¡¿Q-Q-Quéeeeeee?! —esto no puede ser. Esto no es bueno. Nada bueno.

    El bullicio crece entre las gradas, el Juez debería poner orden.

    —¡Orden en la sala! —así está mejor— E-Entonces, ¿han confirmado la teoría de la amante?

    El fiscal Gavin… otra vez con ese irritante chasqueo de dedos.

    —Efectivamente. La misma florista, de nombre Bella Donna, nos lo confirmó. Llevaban un año viéndose a escondidas, prácticamente desde que se mudaron allí.

    —¡Protesto! —¡No! Me niego a creer que Cam engañase a Dessie. Tiene que ser algún tipo de error—. ¿T-Tiene alguna prueba de que ese adulterio existía?

    —Sr. Fail. Las pruebas lo son todo en un tribunal. Echa un ojo a esto.

    ¿Huh? ¿Otra foto?

    Pero… este es Cam. Y esta chica, debe ser esa Bella Donna. ¿Le está dando lo que creo que le está dando?

    —Bueno, la cara de nuestro querido Sr. Fail lo dice todo. Lo que estás viendo en esa foto de la infidelidad es a la víctima entregándole flores a su amante. ¡Mira la cara de felicidad de ambos!

    —P-Pero, ¡ella tiene una floristería! ¡Podía estar comprándoselas!

    —No, Sr. Fail. Fíjate bien en las flores. Son plantas “mimosas”, o “sensitivas”, o “del sueño”, como prefieras llamarlas. Unas plantas exóticas con una cualidad especial: al tocarlas, sus hojas se cierran, ¡como una persona tímida se oculta cuando siente vergüenza! Y, déjame decir, plantas mimosas no muy vistas, de vivos colores, cuando suelen ser verdes, y acompañadas en el ramo de alguna que otra rosa y clavel. Y, ¿sabes qué, Sr. Fail? La flor preferida de la señorita Donna, ¿sabes cuál es? ¡La planta mimosa!

    —¡¡Aaaaagh!! —¿quiere en serio decir esto que engañaba Cam a Dessie…?

    —Para más inri —¿más aún, Gavin? —, la entrega de esta muestra de amor se está haciendo en la puerta del domicilio particular de la señorita Donna.

    —Está claro; la señorita Donna era su amante —¿t-también la inspectora Skye tiene clara esta premisa? —. Posiblemente, la acusada lo sospechase. Y cuando tuvo pruebas de ello, y mató a su novio, quiso que ella también pagase. Así que dejó caer pétalos allí, como si ella hubiese estado allí. ¡Después de todo, durante una pelea, es lógico que la cesta de la señorita Donna se hubiese agitado y hubiesen caído pétalos! La acusada pensó en todo.

    E-Estoy perdido. Lo que dicen parece tener sentido, pero…

    —Hey, Tom —¿huh? ¡A-Apollo! Dime que tienes algo, por favor—. Ema acaba de darte la clave. La contradicción que buscabas —¿e-en serio me la ha dado? —. “Es lógico que la cesta se hubiese agitado y hubiesen caído pétalos”. Eso es lo que la inspectora dice que Dessie quería hacernos ver que sucedió, pero realmente no sucedió. ¿Qué está insinuando que sucedió entonces?

    —Eh… está diciendo que después de matar a Cam, Dessie arrojó los… ¡¡ah!! —¡cierto! Aquí está la contradicción. Ahora, como llevas tanto tiempo esperando, Tommy. El golpe en el atril y— ¡La defensa solicita que se añada esta última afirmación al testimonio!

    Todos me miran como si fuese absurdo lo que estoy diciendo, ¡pero por fin voy a demostrar mi talento como abogado! O eso creo.

    —Está bien —la inspectora hasta bosteza, se ve que lleva haciendo esto mucho tiempo, y que no es precisamente su pasión.


    También había pétalos en la escena, distribuidos desigualmente por los alrededores de la víctima. Claramente, la acusada los puso allí tras matar a su novio, para que pensásemos que había sido Bella Donna, su amante, la asesina. ¡Pero no ha logrado engañarnos!


    Ahora es el momento. Suéltalo, Fate, ¡suéltalo!

    —¡Protesto! —suena épico cuando lo dices de esta manera; mi dedo acusador señala a Ema, ¡es mi hora! —. Es curioso, fiscal Gavin, pero ustedes mismos han hecho el trabajo de la defensa. ¡Han dado la teoría definitiva que demuestra que la acusada no puede ser la asesina!

    De nuevo bullicio en la sala, ¡pero esta vez me gusta!

    —¡Silencio en la sala! —el sonido del mazo del Juez Daroul es ciertamente molesto—. Señor Fate, ¿puede explicarnos su teoría?

    Respira hondo, Fate. Y explica lo que has descubierto.

    —Es muy sencillo. La inspectora Skye ha afirmado que “la acusada los puso allí tras matar a su novio”. Bueno, yo digo que eso es imposible.

    —Su Señoría, creo que al Sr. Fate se le ha ido la cabeza.

    No, fiscal Gavin.

    —De eso nada. Presten atención a la foto del cadáver. Inspectora Skye, ¿recuerda sus palabras? “había pétalos en la escena, distribuidos desigualmente por los alrededores de la víctima” y luego afirmó que “la acusada los puso allí tras matar a su novio” —ahora, ¡otro golpe en el atril, Tommy! —. ¿¡Se da cuenta de la enorme contradicción que eso supone!? Si de verdad los pétalos cayeron desigualmente, sin orden, y tras matar al señor Jacobs, ¡¿no debería haber pétalos también encima del cadáver?!

    —Oh… ¡Oooooh! —de verdad la inspectora no se había dado cuenta.

    Y parece que Gavin tampoco. Es gracioso verlo sin esa sonrisa.

    —Grrr. ¡Eso es porque la acusada distribuyó los pétalos a conciencia!

    —¡Protesto! No solo la inspectora Skye acaba de decir que los distribuyó “desigualmente”, sino que además, ¡apuesto a que había pétalos bajo el cuerpo!

    —G-Gahh… —¡ahí te he dado, Gavin! Los hay, ¿verdad? —. I-Inspectora Skye, ¿¡había pétalos bajo el cuerpo!?

    Ema rebusca entre sus papeles y documentos. Espero de corazón que mi teoría sea correcta.

    —A-Aquí. ¡Aquí está! —vamos, inspectora, ¡di que sí! —. …efectivamente, había algunos pétalos bajo el cuerpo. Son pétalos de rosa, con las mismas características que el resto.

    —¡Genial! Entonces, como estaba diciendo, ¡han hecho el trabajo de la defensa! Porque, según sus palabras, Ema Skye, lo que la acusada quería que pareciese que había sucedido es que Bella Donna fue quien peleó con la víctima, y la mató, y, durante esa pelea, se cayeron algunos de esos pétalos de su cesta. Mi pregunta es… ¿es eso lo que quería que pensásemos que pasó, o es realmente lo que pasó? Si los pétalos hubiesen caído después de la muerte, estarían encima, y eso confirmaría la teoría de la acusación. Pero hemos demostrado que cayeron antes del asesinato, y eso expresa ¡justamente lo contrario! ¡Que es totalmente posible que nuestra verdadera asesina fuese la señorita Donna! La defensa exige… ¡que la señorita Bella Donna declare ante este tribunal!

    —¡Agh! —ahí te he dado, fiscal Gavin.

    —¡Vaya, vaya! Parece que este caso está dando una vuelta de tuerca inesperada. Si la señorita Donna está aquí entre el público, que suba al estrado y testifique para limpiar su nombre.

    ¡Bien! Tengo a la posible asesina. ¡Todo lo que tengo que hacer ahora es desmantelar sus mentiras!


    Bueno, bueno. Parece una chica muy delicada. Ha suido al estrado sin mediar palabra, con un gorrito rosa cubriendo su pelo rubio y, tal y como dijo el fiscal Gavin, con un cesto en su brazo, lleno de pétalos.

    —Vale, Tom. Ella puede ser la asesina. Hay que ir con cuidado en el interrogatorio.

    —Lo sé, Apollo —créeme que lo sé.

    —Ejem. ¿Nombre y ocupación, testigo?

    Vaya, el fiscal Gavin está meditativo. Parece que ya no sonríe tanto.

    —Bella Donna. Soy florista, ¡y tengo mi propia floristería! —demasiado alegre para acabar de ser culpada de asesinato, señorita Donna.

    —Así que usted es la amante de la víctima, Cameron Jacobs — ¡vaya! El juez Daroul no se anda con rodeos—. Por favor, si no es molestia, declare sobre su relación con la víctima.

    —Está bien, señor. Es usted muy amable — ¿y sigue sonriendo? Esta chica no me gusta un pelo.


    Cam y yo… éramos… amantes, sí. Llevábamos juntos un año, casi desde que lo conocí, cuando se mudó aquí.

    Pero él quería mucho a Desirée. Nunca la habría dejado. La verdad es que me daba envidia, ¡Cam nos quería a las dos!

    Que él me quería es un hecho. Aún conservo ese ramo de flores exóticas tan bonito que me regaló cuando estábamos en aquel restaurante…

    Una noche cada semana, solíamos quedar por la madrugada, y él venía tan guapo…

    ¡Yo le quería! ¿¡Cómo voy a querer matarle!?

    ¿Respecto a esos pétalos en la escena del crimen? ¡Yo no los puse ahí! No sé de dónde pudieron salir. ¡Pero no hay ninguna prueba de que yo haya estado allí!


    —Este testimonio es demasiado vago. No ha aportado nada, solo ha evadido lo que nos interesaba —cosa que me hace sospechar aún más.

    —Y, a pesar de lo poco precisa que ha sido, se ha contradicho —¿eh? ¿lo ha hecho, Apollo?

    —Señor Fate, puede interrogar a la testigo cuando quiera.

    —Sí, Su Señoría —Gavin mira seriamente hacia aquí. Comienza a intimidarme un poco.


    Cam y yo… éramos… amantes, sí. Llevábamos juntos un año, casi desde que lo conocí, cuando se mudó aquí.


    Mentira. Sé que es mentira. Pero se corresponde perfectamente con lo que dijo Ema Skye. De todas formas, no tengo manera de demostrar que no eran amantes, todavía. Mejor me centro en algo más concreto.


    Pero él quería mucho a Desirée. Nunca la habría dejado. La verdad es que me daba envidia, ¡Cam nos quería a las dos!


    ¿Así que la envidiaba? Hmm, es todo demasiado conveniente. La típica amante que no va a estar nunca con su amado, porque él ya tiene a una novia a la que quiere, por mucho que hacia su amante también sienta algo. Un triángulo amoroso. No, Cameron no era de esos. Pero de nuevo, no veo forma de demostrarlo.


    Que él me quería es un hecho. Aún conservo ese ramo de flores exóticas tan bonito que me regaló cuando estábamos en aquel restaurante…


    Así que aún tiene el ramo. Me gustaría verlo, aunque supongo que no lo tendrá aquí. ¿Y dice que se lo dio en un restaurante? … ¡! ¡Claro! Aquí está mi bonita contradicción.

    —¡Protesto! —es cierto. Apollo tenía razón. A pesar de ser un testimonio muy vago, hay una contradicción ciertamente flagrante—. ¿Está segura de que le dio ese ramo con flores exóticas a usted en un restaurante?

    —Claro —sigue sonriendo, tan inocente. ¡Pero sé que eres una mentirosa, Bella Donna!

    —Permíteme que lo dude. Su Señoría, preste atención a la foto de la infidelidad, si es tan amable.

    —Hmm. No veo nada en particular que me llame la atención.

    —¿No? Fíjese dónde está sucediendo el intercambio.

    —Oh. ¡Oh! ¡Ahora lo veo!

    —Ah. ¡Ah! Es eso —fiscal Gavin… parece que está dudando de la inocencia de esta florecilla, ¿eh?

    —Eso es —qué bien se siente uno cuando encuentra una contradicción—. El ramo de flores exóticas tan famoso, ¡se lo entregó la víctima a la testigo en la misma puerta de su casa, no en un restaurante!

    Ella mira hacia abajo, callada. ¿Nada que decir a esto, señorita Donna?

    —*snif* — N-no me digas que va a llorar—. Yo… yo… ¡yo quería proteger a Dessie!

    ¿Huh? ¡¿Qué demonios dice ahora?!

    —Esto no me gusta, Tom. Creo que va a desmontar toda nuestra teoría.

    —N-no puede hacer eso, Apollo.

    —Piénsalo. Si confiamos en Cam, sabemos que, en realidad, y aunque las pruebas parezcan mostrar lo contrario, él no le fue infiel a Dessie. Entonces, todo lo que ella dice es mentira, pero la foto de la infidelidad debe estar, de algún modo, equivocada también.

    —Eso es cierto.

    —Entonces, estamos descubriendo una mentira con otra mentira. Mentiras que probablemente ella ha anticipado, y está dispuesta a manejar.

    Glup. E-Espero que Apollo se esté precipitando en lo que está diciendo.

    —¿Puedo… hacer un nuevo testimonio, señor Juez? —esa carita de buena puede funcionarte con el Juez Daroul, ¡pero no conmigo!

    —Claro, claro. Espero que esta contradicción quede explicada en su nuevo testimonio.

    Y, mientras tanto, Gavin sigue callado. Me pregunto qué pasará por su cabeza en este momento.

    Veamos qué “verdad” nos cuenta ahora. ¿”Proteger a Dessie”? ¡Permíteme que lo dude, Donna!

    —L-Lo siento, Dessie, pero no puedo seguir ocultándolo.


    Lo siento mucho. De verdad. Debía haberlo contado antes, pero eso supondría inculpar a Dessie y ella, ¡no se lo merece! Por eso he mentido con lo de las flores. En realidad…

    La tarde del asesinato, fui a casa de Cam y Dessie. Él y yo habíamos acordado una treta para quedarnos solos: el plan era que yo le diría a Dessie que había llegado a mi buzón por error una carta donde le daban una oferta de trabajo.

    ¡Ella buscaba desesperadamente un trabajo! No dudó en irse corriendo y coger el coche, para ir al lugar en cuestión, pese a que era todo mentira, claro. Pero nos salió mal.

    Dessie se olvidó las llaves del coche en casa, ¡y volvió a por ellas, pillándonos mientras nos besábamos! Esto sucedería alrededor de las 9:30 PM, imagino.

    Se enfadó muchísimo, estaba histérica. Me dijo cosas muy feas… yo salí de allí en cuanto pude, pero me olvidé mi cesta, llena de pétalos, en la mesa. Entonces oí cómo discutían, y oí cómo la mesa caía y los platos se rompían desde fuera.

    Mi cesta cayó al suelo también, esparciéndose los pétalos por todo el lugar. Luego, Dessie abrió la puerta, y al verme allí, pateó mi cesta hacia mí, pero vacía. Me insultó, y cerró la puerta en mi cara.

    Luego, lo próximo que oí fue a los dos llorando, y ella, entre lágrimas, insultándolo a él. Afirmó que se iba a la cama, y que él dormiría en el sofá. Supongo que ninguno de los dos tenía ánimos para recoger el desorden, y por eso los pétalos estaban allí antes de que Cam… bueno, ya saben.


    —¡Entonces es cierto que discutieron! —el juez Daroul estaba sorprendido.

    ¿De nuevo sonríe Gavin? Parece que ha vuelto a crecer su ego.

    —Perfecto —ese chasquido de dedos otra vez—. Comenzaba a creer que la teoría de la defensa era correcta, suerte que este testimonio ha explicado todo. ¿Y bien, señor Fail? Esto explica esa duda tan grande que tenía usted acerca de los pétalos. Y prueba la teoría que venía diciendo la inspectora Skye, con una pequeña salvedad: la discusión no sucedió justo en el momento del crimen. Mea culpa. Sucedió unas horas antes.

    Pero… lo que ha dicho se contradice con el testimonio de Dessie. Ella dice que se fueron ambos a dormir juntos. ¿Realmente me mentía?

    —Acéptalo, Sr. Fail. La verdad a veces duele. La acusada mató a la víctima. Descubrió la infidelidad, discutió con él, y eso provocó la caída de los platos y de la cesta, con los consiguientes pétalos, y por eso estaban debajo de la víctima. Entonces, la acusada se fue a dormir y obligó a su novio a quedarse en el sofá. Fue durante esa noche cuando ella lo pensó y meditó fríamente, y decidió matarlo. Se levantó, y fue a buscarlo, o puede que fuese él el que fuese a buscarla, para pedirle perdón. Probablemente, ambas cosas a la vez, y coincidieron en el salón. Allí, ella lo mató y… el resto —¡auch! ¡Me ha asustado! ¿A qué ha venido ese golpe, fiscal Gavin? — ya lo he explicado previamente.

    Agh. Parece tener sentido todo, pero estoy convencido de que Dessie no lo haría. ¡No podría hacerlo, no podría! ¿O sí? Gah, ¿estoy dudando de ella?

    —Mm. Parece que la defensa no tiene nada que añadir. Veo claro este caso, así que procederé a dar mi veredicto —¡oh, no! ¡Tengo que hacer algo! ¡El Juez va a declararla culpable! Pero ese testimonio, ¡parece perfectamente trabado!

    —Este tribunal declara a la acusada, Desirée Hoskins…

    —¡Un momento!

    ¡E-Ese ha sido…!

    —¡A-Apollo!

    Su mirada me reconforta. Es tan decidida que parece mentira que a penas lleve un año en la abogacía.

    —¡La defensa desea llevar a cabo el interrogatorio!

    —P-Pero Apollo, no encuentro ninguna contradicción en ese testimonio.

    —Si tu cliente es inocente, y de verdad así lo crees, debería haber una contradicción —ya, sé que llevas razón, pero, ¿cuál? —. Fíjate en la foto. La clave aquí es de nuevo el lugar. La vajilla, la mesa, los pétalos, el cuerpo. Todo está distribuido de una manera que hemos explicado concienzudamente a lo largo del juicio. Parece que la posición de todo estaba clara. Hasta que llegó este testimonio.

    ¿Huh? ¿Qué diantres quiere decir Apollo?

    —Piensa en lo que acaba de contar Bella Donna. Si los hechos que ella cuenta son ciertos, algo está donde no debería estar.

    ¿Algo está donde no debería? ¿Algo como qué?

    —Está bien, entonces, proceda la defensa con el interrogatorio.

    Vale, Tommy, piensa con claridad. Es tu última oportunidad. Algo está donde no debería. ¿Qué?


    Lo siento mucho. De verdad. Debía haberlo contado antes, pero eso supondría inculpar a Dessie y ella, ¡no se lo merece! Por eso he mentido con lo de las flores. En realidad…


    Claro, ¡seguro! Deje de mentir, Donna. Sé que estás mintiendo, ¡pero no en lo de las flores! Tú no quieres proteger a nadie.


    La tarde del asesinato, fui a casa de Cam y Dessie. Él y yo habíamos acordado una treta para quedarnos solos: el plan era que yo le diría a Dessie que había llegado a mi buzón por error una carta donde le daban una oferta de trabajo.


    ¿Una treta así? Cam nunca haría eso. Me niego a creer que fuese infiel a Dessie. Debe haber algo, como dice Apollo. Algo que no está, si aceptamos lo que ella dice, donde debería.


    ¡Ella buscaba desesperadamente un trabajo! No dudó en irse corriendo y coger el coche, para ir al lugar en cuestión, pese a que era todo mentira, claro. Pero nos salió mal.


    Sí, eso sí que es cierto. Dessie aún no tiene trabajo, y necesitaba encontrar uno. El sueldo de profesor de Cam no era demasiado. Pero, ¿engañarla de esa manera? Me resulta realmente sospechoso.


    Dessie se olvidó las llaves del coche en casa, ¡y volvió a por ellas, pillándonos mientras nos besábamos! Esto sucedería alrededor de las 9:30 PM, imagino.


    Las llaves. ¡Las llaves! Eso podría ser lo que estaría donde no tendría que estar. Pero, espera un momento. En realidad, no hemos hablado de las llaves hasta ahora. No, tiene que ser otra cosa.


    Se enfadó muchísimo, estaba histérica. Me dijo cosas muy feas… yo salí de allí en cuanto pude, pero me olvidé mi cesta, llena de pétalos, en la mesa. Entonces oí cómo discutían, y oí cómo la mesa caía y los platos se rompían desde fuera.


    Entonces, debo suponer que la mesa y los platos cayeron justo en ese momento. No hay nada raro en eso. Los platos y la mesa cayeron algo lejos del cuerpo; en la foto se ve como la sangre apenas alcanza un plato, y el cuerpo de Cam llega con un brazo extendido a rozar uno de ellos. No creo que sean ni los platos, ni el cadáver, ni la mesa. ¿Entonces?


    Mi cesta cayó al suelo también, esparciéndose los pétalos por todo el lugar. Luego, Dessie abrió la puerta, y al verme allí, pateó mi cesta hacia mí, pero vacía. Me insultó, y cerró la puerta en mi cara.


    Sigo sin ver nada raro. ¿Podrían ser los pétalos? Pero no hay nada raro en los pé… ¡un momento! ¡Claro que hay algo raro! ¡Esta frase es la que no se corresponde con la situación de las cosas en la escena!

    —¡Protesto! … —gracias, Apollo. Estaría perdido sin ti—. Señorita Donna, ¿está segura de que soltó la cesta encima de la mesa donde estaba la vajilla?

    —Así es. Estoy segura de ello.

    —Entonces, es usted una gran mentirosa —¡já! He pillado tu mentira, otra vez—. Fijémonos en la foto de la mesa y la vajilla caídas. ¿Qué vemos ahí? Una mesa caída y una vajilla destrozada, como es obvio. Pero, ¿vemos algún pétalo? No. Porque los pétalos de rosa solo aparecen junto al cadáver.

    —Ah. ¡Agggh! —veo que me sigues, fiscal Gavin.

    —Si la cesta hubiese caído de la mesa, de la misma forma de los platos, habría algún pétalo junto a ellos. Pero ¡todos están alrededor del cuerpo! La explicación de eso es sencilla: ¡usted está mintiendo!

    —¡N-No! ¡No puede ser! —no pongas excusas, Bella Donna—. Estoy segura de lo que oí. Debe haber algún error. ¡Claro! Ya lo tengo. Me he confundido, ¡las cosas sucedieron en otro orden! Primero, Dessie abrió la puerta y me lanzó con sus propias manos el cesto. ¡Lo cogió y lo arrojó, derramándose pétalos cerca de la entrada, donde estaba el cuerpo, y no junto a la mesa! Fue justo después de eso cuando oí la mesa y los platos caer.

    —En ese caso, la defensa sugiere buscar huellas dactilares en el cesto! Si no se encuentran huellas de Desirée, ¡estará demostrada su mentira!

    —Bien. Concedo la petición a la defensa. ¡Alguacil! Mande a analizar el cesto de la testigo. Daremos un receso de media hora, en lo que se obtienen los resultados.

    Y ese mazo sonó.


    —Muy bien. Reabrimos la sesión. Fiscal Gavin, proceda a leer los resultados del análisis, si es tan amable.

    Podría cortar la tensión con un cuchillo ahora mismo.

    —Los análisis indican que en el asa del cesto había huellas de la testigo, Bella Donna, y… de la víctima, Cameron Jacobs.

    —¡Ja! Sabía que no había huellas de… ¿¡Q-Quéeee!?

    El bullicio vuelve a crecer. Y la señorita Donna, ¿llora?

    —Snif. Snif. Es cierto. Fue Cam el que me arrojó el cesto. En realidad, Dessie no nos pilló discutiendo. Porque nuestro plan salió mal; ¡Cam quería dejarme!

    Dios. Comienza a dolerme la cabeza.

    —Quedó conmigo y montamos todo ese numerito para dejarme. Y ella llegó justo cuando yo grité: “¡Pero Cam, yo también te quiero, no puedes dejarme!”. Fue entonces cuando ella comenzó a discutir con él y fue él mismo el que se percató de la presencia de mi cesto y me lo arrojó. Eso es lo que en realidad sucedió.

    —De nuevo, todo vuelve a cobrar sentido —el chasquido, ¡el maldito chasquido! —. ¿Y bien, Sr Fail? ¿Sr Frente? ¿Alguna objeción?

    —Mmm…

    —¿S-Se te ocurre algo, Apollo?

    —Lo que dice es posible. Pero ella misma ha confesado que él la quería dejar. Lo cual nos da una nueva posibilidad.

    —¡Pero no podemos demostrar nada!

    —Ahora no se trata de eso. Se trata de ganar tiempo. Si dejamos las cosas como están, pronto el Juez dará un veredicto de culpabilidad. Debemos hacer que sea necesario aplazar el juicio, y así tendremos tiempo para investigar.

    —E-Está bien. Creo que te sigo —momento de alzar la voz, Tommy—. ¡Yo tengo una objeción! Sí, es cierto que pudo suceder así, pero la propia testigo acaba de dar otra posibilidad. La víctima quería dejar su relación con ella. Luego ella pudo enfadarse, ¿y si en ese momento ellos discutieron, y fue la señorita Donna quien lo mató? ¡Pudo suceder perfectamente! Con el cesto en manos de la testigo, pudieron forcejear, lo que provocó que se cayeran los pétalos. Luego, en el forcejeo la mesa y los platos cayeron. Y luego ella lo mató. ¡Admite que es una posibilidad, fiscal Gavin!

    —¡De eso nada, Sr. Fail! Recuerda el informe de la autopsia. La muerte se produjo entre las 12:30 AM y la 1:30 AM. Y la testigo afirma que fue a las 9:30 PM.

    —Mmm. ¿Y si digo que sí es posibe? Sabemos también que murió por desangramiento de una herida en el estómago. Deduzco que pudo pasar una media hora o incluso más entre la muerte definitiva y el ataque. Además, la mano izquierda del cuerpo está sobre la herida, con lo que la intentó taponar, podemos deducir. Eso frenaría el desangramiento. Pongamos, pues, que el apuñalamiento sucedió alrededor de las 11:30. La testigo afirma haber ido a las 9:30, aproximadamente. Si realmente nunca se dejó las llaves y si marchó en el coche —golpe en la mesa, y ¡vóila! —, ¡es perfectamente posible que lo matase sin que su novia llegase allí! Y luego, ella llegaría, supongamos que alrededor de las 12:00 AM. Sabemos lo complicado que es aparcar; digamos que a la 1:00 AM logró llegar al piso; hora en la que abrió la puerta y se encontró la escena. ¡Un completo caos! Posiblemente se desmayase de la impresión, y no sabría que hacer. Perdería bastante tiempo como para que fuesen las 3:00 AM, la hora precisa en que llamó a la policía —guao. No sé como lo he hecho, pero creo que ha colado.

    —¡Protesto! P-Pero, ¡no hay ninguna prueba de eso! ¡¿Qué clase de entrevista de trabajo se realiza a esas horas?!

    —¡Protesto! ¡Así como tampoco la hay de lo contrario! ¿Quién demuestra que fue a una entrevista? ¡Yo no he visto la supuesta carta de la oferta de trabajo! ¿Alguien ha comprobado dónde estaba aparcado el coche de mi cliente? ¡Como ve, Su Señoría, este caso admite otra posibilidad! Y se ha demostrado que no hay pruebas concluyentes ni de una ni de otra versión —creo… ¡que lo he conseguido! —. ¡Su Señoría, la defensa solicita que el juicio se aplace para poder reiniciarse las investigaciones y obtener más pruebas!

    —Tú, ¿todo esto era para ganar tiempo? —exacto, fiscal Gavin. No creo que sucediese así, pero al menos, podemos tener más tiempo.

    —Mmm. Bien. Supongo que lo más oportuno es estimar la demanda de la defensa —alza el mazo, golpea y—. ¡La sesión se suspende hasta mañana!


    Ese no fue más que el comienzo de un caso que escondía una turbulenta verdad. Una verdad tan turbulenta que sería totalmente desconocida para mí. Incluso cuando el caso fue concluido, seguía sin poder imaginarme qué sucedía en realidad. Lo que estaba detrás de todo.

    Este no fue más que el primero de mis casos. El primero de una lista de casos, los cuales me llevarían a un final común. A un destino negro y oscuro que sería uno de los factores que daría comienzo a la “era negra del derecho”.



    Pruebas del caso:
    Informe de la autopsia: Muerte lenta por pérdida masiva de sangre, a consecuencia de una hemorragia severa. La herida fue producida con algún instrumento punzante, y el golpe fue directo en el estómago. La muerte sucedió entre las 12:30 AM y la 1:30 AM
    Pétalos de rosa: pétalos procedentes de una rosa roja que se encontraron en la escena del crimen, debajo y alrededor del cuerpo. Se ha demostrado que fueron colocados antes de la muerte.
    Foto del cadáver: en la foto, aparece la víctima bocarriba, con traje de chaqueta, sangre y pétalos a su alrededor. Su mano izquierda tapona la herida profunda de su estómago, y su brazo derecho está extendido. Roza con el índice uno de los trozos de la vajilla.
    Foto de la mesa y la vajilla caídas: en la foto, aparece la mesa tirada en el suelo, horizontalmente. Junto a ella, trozos de platos y vasos de porcelana. La sangre solo llega a tocar uno de los trozos, bastante grande, que además de mancharse de la sangre, llega a ser tocado por la mano de la víctima, que aparece en la esquina de la foto.
    Foto de la infidelidad: la foto muestra a Cam en la puerta de una casa, con un ramo de flores, de espaldas, viéndose ligeramente su perfil. Lleva en sus manos un ramo de flores lleno de extrañas y exóticas "mimosas" de colores y otras flores como rosas o claveles. La puerta de la casa está abierta, y puede verse a Bella Donna bajo ella. Ambos en la escena sonríen alegres.


    Involucrados:
    Thomas Fate: edad 21. Ese soy yo. Recién graduado, este es mi primer caso.
    Apollo Justice: edad 22. Abogado defensor de mi agencia. A penas lleva un año en la abogacía, pero se puede ver que tiene mucho talento. Él es el encargado de ayudarme y asesorarme en este juicio.
    Klavier Gavin: edad 25. Un fiscal que hace poco dejó su banda de rock, "The Gavinners". Es bastante descarado, pero no parece mal tipo.
    Ness Daroul: edad 50. El Juez. Un hombre de larga barba negra. Es algo severo, pero suele ser conocido por dar buenos veredictos.
    Cameron Jacobs: edad 21, fallecido. La víctima de este caso. Fue compañero de mi facultad, junto con Jessie. Ambos estudiamos derecho, pero él decidió enfocar su vida a la docencia en universidad. Apenas llevaba meses trabajando.
    Desirée Hoskins: edad 21. La acusada de este caso, y mi cliente. Novia desde siempre de Cam, y mi mejor amiga. Estudió derecho con nosotros, pero a diferencia de nosotros, ella lo dejó en el último año, y actualmente no tiene trabajo.
    Bella Donna: edad 20. Vecina del bajo del bloque de pisos de Cam y Dessie. Tiene una floristería. Siempre lleva junto a ella una cesta llena de pétalos, lo cual no deja de ser extravagante. Parece que era la amante de Cam.
     
    Última edición: 28 Enero 2014
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    Ya lo leí, y no me gustó ¡Me encantó! (?) bueno, no tan cursi, pero está muy bueno realmente xD

    Salvo una que otra pequeña falta no hay ningún error remarcable, lo cual ciertamente no me sorprende en lo absoluto ^^

    Me gustó que el primer caso incluyera a gente cercana a Tom (quién tiene un severo problema de nervios), pues así podremos ir conociéndolo poco a poco. Sobre el/la culpable, dudo que haya sido la florista, por el simple y nada detectivesco hecho de que el asesino nunca es el primer o el segundo acusado, sino alguien de quien nadie sospecha y que posiblemente no salió en este capítulo ¿O sí lo hizo? Quién sabe; tal vez fue el esposo de la florista, del cual aún no hemos sabido nada y que posiblemente no exista (?), o tal vez sí fue Desirée y nos lo está ocultando OwO, o, porque no, el mismo fiscal (?) okno, se que él no fue ¿O sí? No, la verdad lo dudo.

    Sin embargo, que al final digas que todos los casos llevan a un mismo punto me hace pensar que el asesino aún no sale en este capítulo, y que en realidad sólo será un simple peón de una larga fila, manejados por un titiritero que se oculta entre las sombras y que será el "enemigo final" de la saga; o por el contario, siempre está presente, sólo que nunca lo vemos, ni mucho menos le prestamos atención.

    En fin, que con esto doy por concluida mi paranoía y me despido que tengo cosas que hacer y en las que están en juego 5 moneditas sexys (?) Sólo me queda decir:

    ¡¡¡FUE EL MAYORDOMO!!!

    (???????)​
     
    Última edición: 29 Enero 2014
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    Título:
    Thomas Fate: Ace Attorney
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    7343
    Este capítulo es de investigación. En estos capítulos, la acción irá sucediendo en el distintos lugares; aparecerán en negrita las pruebas y en cursiva el lugar donde se encuentran los protagonistas. Antes de nada, aclaro que en la serie original de Ace attorney, cada uno de los tres abogados que aparecen (Phoenix Wright, Apollo Justice y Athena Cykes -que aún no aparece en este fic-) tienen un poder especial, normalmente ligado a un objeto, que les ayuda en los juicios y en la investigación para conocer la verdad; Phoenix tiene el magatama, que le permite ver y desbloquear los "candados" del corazón de las personas Apollo tiene su brazalete, que le permite descubrir las mentiras de los testigos, percibiendo sus tics nerviosos, y Athena puede notar en el tono de voz de las personas las emociones que sienten al recordar hechos. Nuestro abogado, Thomas Fate, también va a tener un "poder especial" particular, que veréis en este capítulo.



    EL CASO DE LA COMUNIDAD

    Día 1, Investigación.


    Agencia polivalente Wright

    Aquel juicio había sido el primero al que había asistido como abogado defensor. Y no había ido tan mal como esperaba. De hecho, quedó en suspenso, y hubo que aplazarlo. Desde luego, no estaba dispuesto a dejar que Dessie fuese declarada culpable por algo que no había hecho.

    Pero ahora estaba allí. En mi “bufete” que no es un bufete. Sin saber muy bien por dónde empezar y teniendo solo un día para investigar y obtener todas las pruebas que pudiesen demostrar su inocencia.

    Pero justo cuando iba a dejarme caer en el sillón del destartalado lugar, un hombre y una joven entraron en la agencia.

    —Ja ja ja —reía tranquilamente el hombre, al tiempo que entraba—. No estoy tan raro, Trucy. Simplemente no estás acostumbrada a verme así, en traje. Pero antes solía ir siempre así, cuando ejercí de abogado.

    Vaya. Ciertamente no parece el mismo con ese traje azul. Él es Phoenix Wright, el jefe de la agencia, antaño reputado abogado, al que le retiraron su distintivo de letrado por demostrarse que presentó en un juicio pruebas falsas. Por supuesto, todo era una treta de una malévola mente que andaba detrás; pero, gracias a Apollo, se demostró la verdad, que todo fue un engaño.

    De eso no hará más de algunos meses. El jefe podría recuperar su distintivo de letrado cuando quisiese, pero no se dignaba a hacerlo. ¿Significaría verle así vestido, con el traje que solía utilizar cuando era abogado, que iba a recuperar su distintivo?

    —¡Vaya! ¿Qué tal, Tom? —sonrió Wright. Siempre transmitía buenas vibraciones—. Precisamente pretendía venir a buscarte.

    —Oh, ¿a mí?

    —Sí, precisamente —se rascó la nuca con su mano—. Verás, voy a salir de viaje, y puede que no venga en algún tiempo —eso me cogió de sorpresa—. Me han llamado para dar una conferencia, y, bueno, aprovecharé para relajarme… antes de volver a ejercer.

    —¡Oh! ¡¡Va a volver a ser abogado!! —me alegré muchísimo de eso.

    —¡Sí! —afirmó la chica que le acompañaba—. ¡Por fin se ha dignado! Cuando vuelva del viaje, ¡será abogado otra vez!

    Esa chica es Trucy, la hija adoptiva del señor Wright. No sabría decir la razón y el momento exacto en el que la adoptó, pero lo importante es que se quieren como padre e hija de verdad. Es toda una maga, de ahí esa chistera y ese traje tan peculiar que lleva. Es una jovencita muy avispada e inteligente, a sus solo diecisiete años.

    —Aún no he confirmado nada, pero es posible que lo haga —sonrió Wright—. Tengo entendido que estás en mitad de tu primer caso, ¿no, Tom?

    —Así es, y ando algo perdido, si le soy sincero.

    —Ja ja ja, es normal, todos lo estamos. El avión parte esta tarde, así que aún tengo algunas horas. He venido precisamente a eso: a ayudarte. ¿Qué menos puedo hacer? Al fin y al cabo, eres el nuevo fichaje.

    —Oh, ¡mil gracias, señor Wright! La verdad es que no me vendría mal una ayudita.

    Le conté al Señor Wright todo lo que había sucedido en el juicio, los detalles del caso, todo lo que pude. Durante unos segundos meditó tranquilamente, hasta que finalmente habló.

    —Supongo que lo que primero deberíamos hacer es hablar con tu cliente. El tiempo de visita del centro de detención empezará pronto.

    —¿Puedo ir, papá? —pidió Trucy.

    —Trucy, ¿quién se va a encargar de esto si no hay nadie?

    —Vale, lo capto, lo capto. ¡Suerte! —siempre tan alegre, ella hizo un gesto con la mano para despedirnos.

    Así que allí fuimos, al centro de detención.


    Centro de Detención.

    Dessie… parecía tan triste detrás de aquel cristal. Debía sacarla de allí, cuanto antes. Debía hacerlo.

    —Hola, Des —le dije al verla—. ¿Qué tal?

    No contestó, solo miró hacia el suelo. Miré a Wright, que se encogió de hombros.

    —Él es mi jefe, y fue un genial abogado. Viene a ayudarnos.

    Dessie solo miraba al suelo.

    —Mira —intervino el jefe—, comprendo la situación en que te encuentras. He visto muchas veces a personas acusadas injustamente, y yo mismo he estado en tu situación. Pero entiende que si no colaboras, posiblemente Tommy no pueda defenderte adecuadamente.

    —… e-está bien.

    La noté como asustada. Como si tuviese miedo a hablar. ¿Por qué?

    En ese momento, pensé qué preguntas serían adecuadas. Había varias cosas que no quedaron claras en el juicio. Prácticamente, lo que se sostuvo durante toda la sesión se contradecía con su coartada.

    —Des, ¿qué hiciste en el momento del crimen? Digamos que, de 9:30 PM a 3:00 AM, ¿qué fue lo que hiciste?

    —Nada. Me quedé en casa. Sobre las 11:00 PM o así me acosté, y Cam vino conmigo. ¡Lo juro! ¡Fue así! Es verdad.

    —Pero entonces, Bella Donna está mintiendo.

    Ella suspiró muy hondamente. Definitivamente hay algo raro.

    —Bueno, esa chica anda detrás de Cam desde que nos mudamos. No es de extrañar que crea que yo lo maté, y quiera incriminarme por todos los medios.

    Y, de repente, ese pitido estridente. Estaba sucediendo.

    —“Aquí viene. Lo noto. Dejo de oír…y a la vez oigo más”.

    Desde que soy pequeño, a veces me sucede esto. A veces oigo un fuerte pitido y luego no oigo nada, solo detalles insignificantes, detalles que de otra manera nadie podría oír. El caer de una aguja, el silbar de un viento sereno… incluso los latidos del corazón. No sabría si llamarlo un “poder especial”, pero ha demostrado ser bastante útil en el trabajo de abogado. El breve periodo de tiempo en el que mi oído se agudiza… soy capaz de notar el ritmo cardíaco de las personas, lo agitado de su respiración, y los tartamudeos más inconscientes de su voz. Es perfecto para detectar mentiras, inseguridades, divagaciones, etc.

    Y, en este momento, podía “oír” a Dessie. Su respiración se oía lenta, su corazón latía con suavidad. Era como…

    De repente, todo volvió.

    —¿Te ha sucedido, verdad? —me preguntó Wright. Yo asentí, y luego miré a Dessie.

    —Des… puedo notar que te sientes extremadamente insegura. Estás triste y decaída por algo. Realmente… sospechas que parte de lo que Donna contó pueda ser cierto, ¿no es así?

    Des no se sorprendió. Al fin y al cabo, ella conocía de sobra mi “habilidad”.

    —Después de todo, las pruebas hablan por sí solas, ¿no? O si no, recuerda la foto de la infidelidad —Des dudaba de su novio, realmente se planteaba que Cam le fuese infiel. Y, después de todo, esa foto hacía dudar—. Está claro que le estaba dando flores.

    Huh. Lo dudé bastante en ese momento. Ciertamente, estaba claro que eran Cam y Bella, y es obvio que le estaba dando un ramo de flores, y ambos sonreían. Es extraño. Tenía la duda, ¿hay algo escondido en esa foto?

    —Estoy seguro de que debe tratarse de algún tipo de error —dije—. ¡Descubriré qué hay detrás de todo esto, Des!

    —Mm…

    —¿Señor Wright?

    —Estaba pensando en la foto. ¿Seguro que él le está regalando el ramo a ella?

    Miré la foto, y la verdad, no entendí lo que Phoenix quería decir.

    —No le entiendo, señor Wright. Quiero decir, veo claramente como ella lo tiene en sus manos y él le sonríe.

    —No intenten buscarle otra explicación —se lamentó Dessie, tras el cristal que nos separaba—. Está claro que me era infiel.

    —Tal vez —aceptó Wright sin ningún tipo de reparos—. Pero aunque la posibilidad está ahí, la foto puede ser interpretada desde otro ángulo.

    —¿Qué otro ángulo, jefe?

    —Siempre que no sepas qué hacer, tienes que enfocar todo desde otro punto de vista. Mirar las cosas desde otro ángulo. Dime, ¿en algún momento se ve si el intercambio ya se ha realizado? Quizá en el momento de la foto, está a punto de realizarse.

    —E-Eso querría decir qué —en ese momento, lo entendí—. ¡Oh! Claro. ¡Puede ser Bella Donna la que está dándole el ramo a él! … ¿Pero qué importancia tiene eso? Al fin y al cabo, eso no cambia el hecho de que la foto muestra cómo se intercambian, sea él a ella o ella a él, un ramo de flores a otro. Y sabemos que no es una compra, pues la floristería da al otro lado, a la calle, y esto sucede dentro del edificio.

    Wright siguió meditando.

    —Solo te diría que no olvides mi consejo. “Cuando no sepas qué hacer, enfoca el caso desde otro ángulo”.

    Dessie suspiró. Comprendí que ese tema no le agradaba, y que era mejor seguir con otra pregunta.

    —Entonces, dime, Des. ¿Qué hay de los pétalos? ¿Sabes cómo pudieron llegar ahí?

    —No tengo ni la más mínima idea. Solo sé que antes de acostarnos no había ningún pétalo.

    —Entonces —intervino Wright— el testimonio de Bella Donna es mentira, completamente.

    —Y también lo es la segunda posibilidad que había, que ella fuese la asesina —planteé—; al menos no lo hizo como planteamos en el juicio.

    Todos callamos un momento. El caso iba a estar aquí en un punto muerto. Había que investigar más. Debíamos saber muchas más cosas, pero antes supuse que era oportuno saber:

    —¿Tienes alguna idea de quién pudo hacerlo? ¿Alguna sospecha del motivo, alguna pista que puedas darnos? —pregunté a Des.

    —No, no tengo ni idea —contestó con seriedad.

    La miré fijamente. Aunque no tenía relación con la investigación, había algo que nunca supe y que no le había preguntado:

    —Des, ¿por qué dejaste la carrera de Derecho?

    Ella se sorprendió.

    —¿Qué tiene eso que ver con la investigación? —me dijo, algo nerviosa.

    —Nada, realmente. Simplemente, me gustaría saberlo, pues nunca supe el motivo.

    —Supongo que me di cuenta tarde que no era mi vocación —me dijo muy seriamente. En ese momento, Wright se sobresaltó.

    —¿…sucede algo, señor Wright? —podía imaginarme qué sucedía, pero prefería pensar que me equivocaba.

    Wright estaba pálido.

    —N-No, no es nada, tranquilo —en el bolsillo de su chaqueta, manoseaba algo—. Bueno, ¿te parece que vayamos a investigar en el bloque de pisos de Cam y Dessie?

    Asentí.

    —Bueno, Des, nos marchamos. Te prometo que lograré un veredicto de inocencia —le dije, colocando mi mano en el cristal.

    Ella puso la suya al otro lado, y asintió.


    Bloque de pisos “La Alegría” - Exterior.

    El bloque de pisos donde vivían Des y Cam no era gran cosa, pero tampoco estaba mal. Era, digamos, un bloque de clase media. Ya desde fuera, podía verse la entrada, y al lado, una bonita floristería, llamada “Flores para todos”. Debía ser la floristería de la señorita Donna, supuse.

    Antes de entrar, me detuve y le dije a Wright:

    —El magatama reaccionó antes, ¿cierto? Cuando le pregunté a Dessie por el motivo de su abandono, su magatama reaccionó.

    Wright meditó unos segundos.

    —Así es —me dijo muy serio.

    El jefe siempre suele decir que “en su oficina, todos los abogados tenemos un poder especial”. Y no se equivoca mucho. Yo tengo mis, bautizados por Trucy, “momentos sensitivos”; Apollo tiene su brazalete, un extraño accesorio que reacciona ante ciertas mentiras de la gente, cuando éstas manifiestan tics nerviosos al hablar sobre algún tema. El brazalete, por alguna razón, le da una capacidad visual excepcional, y puede percibir con detalle los actos nerviosos involuntarios que la gente comete al mentir. Y luego está Phoenixx Wright, y su magatama. Él dice que se lo dio una amiga, y, según él, “sirve para romper los candados que guardan los secretos más profundos de las personas”. Cuando alguien intenta mantener un secreto, el magatama del señor Wright le permite ver esos “candados”, es como si surgieran ante sus ojos. A más candados, más fuerte es la protección que la persona tiene hacia ese secreto. Aunque siempre es posible “abrirlos” con persuasión… o eso creía.

    —Pero no he visto candados normales. Eran como aquella vez —la verdad, no tenía ni idea de qué estaba hablando—. Tu amiga debe guardar un secreto muy profundo. Su secreto estaba protegido por cinco candados…. Candados negros —¿candados negros? Nunca antes oí hablar a Wright de esos candados. De hecho, hasta entonces creía que eran rojos—. Son una especie de candados especial, que protegen los secretos más internos y más oscuros que una persona guarda. Solo los había visto antes en otra persona. Son candados irrompibles.

    Esa palabra, “irrompibles”, me hizo tragar saliva. ¿Qué escondía sobre su retirada de la carrera?

    Pero entonces, en mitad de nuestra conversación, un hombre en silla de ruedas y con un bastón en sus manos, algo mayor, apareció.

    —¡Estúpidos jóvenes! ¡Dejad de merodear por mi casa! ¡¡En esta comunidad no queremos ningún seguro!! —nos gritó desde lejos.

    —Creo que nos ha confundido con vendedores de seguros —dijo Wright, con una gota de sudor en su cabeza.

    —Bueno, si es un vecino, podríamos hacerle algunas preguntas —se me ocurrió—. ¡Señor! ¡Tengo una pregunta, si no le molesta! —dije tratando de acercarme, pero él comenzó a patalear en su silla de ruedas mientras vociferaba que nos largásemos de su comunidad.

    —Tranquilo, señor —dijo Wright—. Mi nombre es Phoenix Wright, y este es mi pupilo, Thomas Fate. Él es el abogado de la señorita Desirée Hoskins. ¿Cuál es su nombre?

    El hombre nos miró de arribabajo.

    —¿No queréis vender nada…? —preguntó, y ambos negamos con la cabeza—. ¡Bah! ¡Picapleitos, sois todos corruptos!

    “Este tío es de mente cerrada”, pensé, mientras sentía ganas de dejarme caer hacia atrás.

    —Bueno, señor, ¿puede por favor decirnos su nombre? —pregunté lo más amablemente que pude. Nunca se me dieron muy bien las personas irritables.

    —¡Ñe! Seguro que me sacáis el dinero. ¡El gran Doroteo Tixna, que tantos años lleva trabajando duro, para que unos mentecatos quieran llevarse sus ahorros!

    Bueno, al menos logramos que nos dijese su nombre, aunque no fuese como esperábamos.

    —Bien, señor Tixna, ¿podría responder algunas preguntas? —sugerí.

    —¡Si os atrevéis a engañarme para quitarme mi dinero, llamaré a un abogado! —parece que no terminó de entender que YO soy ABOGADO.

    “Uf, al menos va a colaborar, de una u otra manera”, pensé.

    —Díganos, ¿qué hizo la noche del crimen?

    —¡Bah! ¿¡Vienen a preguntarme por la muerte de ese chaval!? ¡Era gentuza, hombre! ¡Un joven que se dedica a formar a más jóvenes para que sean corruptos! —que yo supiese, Cameron impartía clases a alumnos de Derecho. Definitivamente, Tixna tenía una seria confrontación con las personas de Derecho.

    —¡¿Puede por favor decirnos qué hizo la noche del crimen?! —le pregunté, ya irritado.

    —¡Ñé! Estuve en mi casa. Después de todo, ¡uno ya no tiene edad para andar como un mozo! Necesito ir con mi bastón o en ésta condenada silla. Así que, ¡ya veis, no pude matar a nadie!

    “Nunca dije lo contrario”, pensé.

    —¿Cuál es su casa? —inquirió Wright.

    —Bajo B, claro. Aunque mi verdadera casa es el segundo A.

    Aquello de “su verdadera casa” me inquietó un poco. Que yo supiese, la casa de Cam y Des era el Tercero A. La letra, A o B, indicaría el lado del edificio al que daría la ventana; A hacia delante y B hacia atrás.

    —¿A qué se refiere con “su verdadera casa”?

    —Yo llevo viviendo aquí años, ¡años! Yo compré este edificio completo, ¡entero! Y lo fui vendiendo y alquilando a cada vez más gente, hasta llenarlo. Y la gente fue viviendo aquí. Mi casa siempre fue el segundo A, pero, desde que soy un viejo inservible, me he mudado a la única casa que en estos momentos está libre, el Bajo B. ¡No tenemos ascensores, maldita sea!

    —O sea —dije—, que usted sería el presidente de la comunidad, con toda seguridad, ¿me equivoco?

    El viejo se rascó la nariz.

    —Je, ¡lo soy, mozos, lo soy!

    Miré a Wright. Ambos nos encogimos de hombros. Ese hombre era particular, sin duda, pero no parecía ocultar nada. Luego el propio hombre alzó su garrote y dijo:

    —¡Oh! ¡¡Casi olvido a qué había venido yo aquí!! —de repente comenzó a moverse en su silla de ruedas, perdiéndose en la parte trasera del edificio, mientras nosotros lo veíamos irse y oíamos cómo vociferaba insultos y quejas.

    —¿L-Le seguimos? —pregunté.

    —Nah, sería mejor hablar con el resto de vecinos.

    Así pues, nos adentramos en el edificio.


    Bloque de pisos “La Alegría” - Rellanos

    Por dentro, aquel edificio no era nada del otro mundo. Estaba casi completamente hecho de madera, y solo había escaleras, sin contar con un ascensor. Nada más entrar, encontrabas el Bajo o Primero, tanto del ala A (la casa de Donna) como del ala B (la residencia actual de Tixna); subiendo dos tramos de escaleras, el Segundo, A (la casa “verdadera” de Tixna) y B, y más arriba, el Tercero, A (casa de Cam y Dessie) y B. Solo nos quedaba averiguar qué vecinos vivían en el Tercero B y Segundo A.

    —Ey, mira, Tom —me dijo Wright, y miré a donde señaló: la puerta del primero A.

    —¿Qué sucede con esta puerta? Es la residencia de Bella Donna, ¿no?

    —Exacto. Y el lugar donde se tomó aquella foto de la infidelidad.

    ¡Cierto! No me di cuenta hasta que él lo dijo.

    —¿Quién tomó esa foto? —me pregunté—. ¿Sería alguien que estaba escond…?

    En ese momento, oí el sonido de una cámara capturando una foto. Wright y yo miramos hacia atrás y no vimos nada.

    —Eh… ¿has oído lo mismo que yo? —Wright asintió.

    —Iiijijiji. Iiiiijijiji —una extraña risa se oyó cerca de nosotros.

    —¿Q-Quién es?

    De repente salió de su escondrijo una joven de cabellera pelirroja, unos diecinueve años y cámara colgada alrededor del cuello, la cual agarraba. Tenía pecas y sus ojos eran azulados. El pelo, recogido en dos trenzas.

    —Iiijijiji. ¡Últimas noticias! ¡Exclusiva! ¡Abogaduchos defensores acuden a la escena del adulterio! Iiiijijiji.

    Tanto a Wright como a mí nos resbaló una gota de sudor por nuestras frentes.

    —Esto… ¿quién eres? —pregunté.

    —Iiiijijiji. ¡Fina Orm, periodista empedernida! —comencé a pensar que Dessie y Cam eran los únicos normales en aquella comunidad.

    —¿Vives aquí? —habló Wright.

    —Sí. En algún lugar tengo que tener mi cuartel general donde publicar mis artículos —en ese momento agarró su cámara e hizo varias fotos a quién sabe qué—. ¡Aunque yo voy donde va la noticia!

    —¿Cuál es su casa, señorita Orm?

    Ella se colocó la cámara frente a su rostro e hizo una foto cuyo flash casi me deja ciego.

    —Tercero B. ¡Pero siempre me encontrarás donde esté la noticia! Iiiijijiji.

    Era una chica ciertamente peculiar.

    —Y díganos, entonces. Si era vecina de Cameron y Desirée… —Wright se rascaba la barbilla pensativo— ¿qué hacía la noche del crimen?

    Otra vez esa foto, esta vez casi deja ciego Wright.

    —La noche del crimen, yo…

    Pero entonces, bajando las escaleras a toda prisa, un hombre la interrumpió.

    —¡Dale al pause, Fina! —gritó un hombre mientras bajaba las escaleras. Nada más verlo, Fina salió a correr.

    Aquello era surrealista.

    —Uff… —el hombre que la perseguía, un conocido nuestro, paró jadeando junto a nosotros. Al mirarnos, comenzó a chasquear sus dedos—. ¡Señor Fail! ¿Echabas de menos mi ritmo y has venido a buscarme, eh?

    El fiscal Gavin, tenía que encontrármelo hasta fuera del juzgado.

    —Fiscal Gavin, cuánto tiempo —sonrió Wright.

    —Oh, Wright, eres tú. Me alegra ver que vuelves a ser abogado.

    —Ja ja ja. No, no, aún no soy abogado, simplemente me he vestido de un modo más “formal”.

    —¿Y bien, fiscal Gavin? ¿Qué hace por aquí? —pregunté.

    El fiscal colocó sus manos en la cintura y se inclinó hacia delante, como si estuviese hablando con un niño pequeño.

    —Venía a recoger pruebas para mañana, como supongo que estás haciendo también tú, ¿no, Sr. Fail? Y, ¿sabes qué? Esa chica tan excéntrica va a ser uno de mis testigos estrella mañana.

    Eso no me lo esperaba, ¿la señorita Orm testificará?

    —Así que —dijo, dando un último chasquido—, no me entretengo más, se me escapa la testigo. ¡Nos vemos, Fail y Wright!

    Y se fue.

    —Es un gran fiscal —comentó Wright una vez que Gavin se había ido.

    —Él fue contra el que tuvo su último juicio, ¿cierto?

    Wright asintió.

    —Fue un caso raro, pero prefiero olvidar todo aquello. Klavier ha demostrado que es un fiscal excelente. Es uno de los pocos que conocerás que realmente busca la verdad, y no un veredicto de culpabilidad a toda costa—. Calló un momento—. Bueno, ¿a dónde vamos ahora? ¿Te parece si intentamos echar un ojo a la escena del crimen?

    —¿Huh? No nos dejarán entrar, ¡estará la policía!

    —Ja ja ja, tranquilo. La inspectora encargada del caso es Ema Skye, ¿no? Sé cómo “persuadirla”.

    Miré a Phoenix extrañado, supongo que podía confiar en él.


    Casa de Desirée y Cameron, 3ºA

    Cuando nos acercamos, la puerta estaba abierta, y precintada por la policía. Desde fuera se veían dentro varios agentes, y entre ellos, destacaba Ema Skye, con su característica bata de laboratorio. Wright se asomó y dijo con tono elevado, alzando la mano y sonriendo:

    —¡Ema! ¡Ema!

    La inspectora, que llevaba puestas sus “gafas” de cristales rosados, se giró y sonrió ampliamente al ver al jefe. Imaginé que sería otra vieja conocida de Wright.

    —¡Phoenix! —dijo, mientras se acercaba y lo abrazaba—. ¿Qué haces por aquí? —al darse cuenta de que yo estaba allí, me miró y me dijo—. Oh. Tú. Hola —bonito cambio de actitud, aquel.

    —¿Cómo te ha ido, Ema? Apollo me habló a veces de ti, pero no tuve la oportunidad de hablar contigo.

    Ema sonrió.

    —Bueno, no estoy haciendo exactamente lo que quería, pero bueno, al menos es algo.

    —Pensaba que te habías decidido definitivamente a dejar el trabajo de inspectora y dedicarte al ámbito científico, ¿no?

    Ella suspiró.

    —Tenía pensado hacerlo, pero —sacó su bolsa de bocaditos y comenzó a comer— bueno, ya sabes, las cosas no siempre salen como una espera. Pero algún día lo haré.

    —Ja, ja, ja, me alegra que no pierdas el entusiasmo, Ema. Oh, por cierto, ya os conocéis, pero este es Thomas Fate, y es un nuevo abogado en mi agencia.

    Ema se sobresaltó al oír aquello.

    —Ah, y otra cosa —Wright hurgó en su bolsillo y sacó una especie de botella con forma de spray—, ¿lo recuerdas?

    Ema se sobresaltó aún más.

    —¡E-El luminol de aquella vez! ¿Aún lo conservabas?

    —Claro —Wright sonreía—. Mira, Ema, a Fate le sería muy útil investigar la escena del crimen, y sabemos que no debemos hacerlo, pero habíamos pensado que…

    —¡Faltaría más! ¡No puedo decirle que no a la ciencia! —dijo Ema, que agarró el bote de “luminol” —. ¡Analicemos pues esta escena del crimen! —la inspectora nos dejó pasar sorpresivamente, mientras Wright me guiñaba un ojo.

    Ya dentro, vimos como las típicas cintas blancas que se suponía indicaban la ubicación del crimen. No había sangre, puesto que, imagino, se habría limpiado. Pero el resto, era exactamente igual que la foto del cadáver.

    —Con este luminol —explicó Ema— podemos ver dónde había sangre. Hará fluorescente cualquier resto de sangre sobre el que se esparza, aunque ya esté limpiada, como es este caso. Veréis —Ema esparció el producto por la zona. Pensaba que esas cosas eran trabajo de los forenses, aunque supongo que no me convenía decirle que lo que está haciendo no es su competencia—. ¡Y se torna brillante! —alrededor de las cintas blancas, todo se tornó de un color azulado. Supuestamente, eso era la sangre.

    Wright se rascaba de nuevo el mentón, cosa que solía hacer cuando algo le escamaba.

    —Dime, Ema, ¿podrías analizar la sangre que había aquí? El ADN, quiero decir.

    Tanto Ema como yo nos sobresaltamos.

    —Pero jefe, ¿para qué? Está claro que esa sangre pertenecerá a… ¡Aghh! —Ema me arrojó bocaditos a la cara.

    —De acuerdo, Phoenix, cuenta conmigo —sonrió ella. No debería ayudarnos, y no debería hacer el trabajo de los forenses, pero por alguna razón, parece que el jefe es importante para ella—. Aunque tardaré un poco, eso sí.

    —Sin problema —dijo Wright—. Si no te importa, echaremos un vistazo por la zona.

    —Sentiros libres de hacerlo —dijo Skye.

    El jefe me miró, y asintió.

    —Jefe, definitivamente no sé qué es lo que pretende encontrar en el análisis de la sangre.

    —No lo sé con certeza, Tom. Pero solo pensémoslo: ¿qué es lo que despertó a Des e hizo que viniese al salón? Eso es algo que no le hemos preguntado, pero no es muy difícil de imaginar.

    —¿Algún ruido tal vez? —propuse.

    —Exacto. Posiblemente, un ruido proveniente del salón. ¿Tal vez el sonido de los platos caer?

    —¡Oh, claro! Al caerse la mesa y romperse los platos, harían mucho ruido. Eso la despertarían seguro.

    —En ese caso, tenemos que pensar algo más: ¿qué provocó que se cayesen? Parece que quedó claro que no pudo ser el cuerpo que cayó sobre la mesa, por dos razones, que no hay sangre en los platos y que el cuerpo está algo distanciado de la mesa. Tampoco podemos pensar que fue la víctima o la acusada antes de la muerte, porque, si lo hubiese hecho la acusada antes, no habría razón para que se despertase luego. Y, de haber sido la víctima antes de morir, posiblemente Dessie se hubiese despertado y habría visto a su marido vivo o apunto de morir, y ese no es el caso.

    —Pero tampoco podría haberlo hecho su asesino antes de matarlo, porque posiblemente le habría pillado Des con las manos en la masa —comenté.

    —Bueno, por ahora, la única posibilidad lógica es que el asesino matase a Cam lejos de la mesa y luego tirase a conciencia los platos y la mesa para que Des se despertase —dijo Wright.

    —Sí, eso es lo más lógico —advertí—. El asesino entró, lo mató, y cuando tuvo preparada su ruta de escape, tiró la mesa y se fue. Todo muy bien planificado.

    —Mmm —de nuevo se rascaba Phoenix la barbilla—. Hay muchas cosas que no cuadran.

    —¿Huh? ¿Qué no cuadra ahora?

    —Lo primero, ¿no decía el informe de la autopsia que fue una muerte lenta? Por lo tanto, Cam estuvo vivo durante un buen tiempo, y no murió con el golpe. ¿No crees que una persona a la que apuñalan y no muere en el instante… gritaría?

    Me sobresalté mucho al oír aquello. Era una posibilidad totalmente lógica que no había pensado.

    —Incluso si suponemos que no pudo gritar, seguramente pudo perfectamente arrastrarse por el suelo, aunque sea unos milímetros. De hecho, es lo que, creo, todos haríamos, más aún sabiendo que hay alguien en la casa que podría ayudarle. Y, sin embargo, no solo no hay ningún rastro de sangre que indique que se ha desplazado el cuerpo, sino que, para más inri, el cuerpo estaba bocarriba, cuando, lo más lógico sería pensar que alguien que se quiere arrastrar intente por todos los medios colocarse bocabajo, para así poder impulsarse con los brazos.

    —¡O-oh! ¡S-Señor Wright, creo que tiene usted razón! Pero, todo esto, ¿qué nos quiere decir?

    —No lo sé, pero creo que esta escena del crimen tiene más cosas que decirnos de las que creemos. Otra duda que me asalta es, ¿por dónde salió el asesino, si puede saberse? ¿Ventana? Parece un poco ilógico, ¡estamos en un tercero! ¿Por la puerta? Podría salir… pero no olvidemos que Cam y Des se fueron a dormir. Y lo primero que uno hace cuando va a dormirse es cerrar la puerta con llave —Wright miró alrededor, y le preguntó a un policía—. Oiga, agente, tenemos autorización de la inspectora Skye, y nos gustaría hacerle solo una pregunta: ¿falta alguna llave de la casa aquí? ¿O se encontraron todas?

    El agente le dijo algo a Wright.

    —Como pensaba —luego se acercó a mí otra vez—. Tom, ambas llaves de la casa, la de Cam y la de Des, fueron encontradas aquí, dentro de la casa. Lo que significa que el asesino no salió tampoco por la puerta, ¡o de lo contrario, Dessie se habría encontrado con que la puerta que dejó cerrada con llave no lo estaba!

    No entendía nada. ¿A dónde nos llevaba todo eso? Parecía que, ciertamente, la única que pudo hacerlo fue Dessie. Pero no podía creer aquello, era algo que simplemente no podía ser cierto.

    —Pero eso no es todo —Wright seguía meditando—. No solo nos encontramos con un asesino que aparentemente no pudo salir sino que tenemos tres enigmas más en la escena del crimen: los pétalos de rosa, el traje de chaqueta que llevaba la víctima y los platos sobre la mesa.

    —Sí, definitivamente hay algo raro con respecto a cómo iba vestido Cameron, es como si fuese a salir, pero, ¿a espaldas de Dessie? No, él no es de esos —seguí pensando en los tres puntos que había dicho mi jefe—. Los pétalos de rosa, bueno, lo único que puedo afirmar con claridad es que estaban en el suelo antes de que cayese la víctima, eso está claro. Y sobre los platos, ¿qué hay de raro en los platos?

    —Pues que no es muy lógico que haya platos sobre la mesa por la noche, y limpios. Quiero decir, lo lógico es que, tras cenar, se retiren los platos de la mesa, o al menos, aunque no se haga, los que están sobre la mesa deberían estar sucios. Pero fíjate, los trozos son relucientes, como si lo platos hubiesen estado limpios como la patena.

    Una vez más, el señor Wright tenía razón. Era muy extraño.

    Miré los trozos de plato con detenimiento, y entonces me percaté de algo.

    —¿Eh? Señor Wright, ¿ha visto eso que hay entre los platos? ¿Eso de color amarillo?

    —Oh, cierto, parece como si fuese un… ¿pétalo?

    “Más pétalos no, por favor”, pensé.

    —Un pétalo de clavel. Mmm —Wright pensó detenidamente.

    —Pensaba que los pétalos que había aquí eran pétalos de rosa, y de color rojo. Además, ¿dónde he oído yo que había un clavel…?

    En cualquier caso, en ese momento Wright se percató de algo.

    —Sea como sea, aún Ema tardará en hacer los análisis, y si no me equivoco, nos falta por conocer al vecino del segundo B, ¿no? ¿Qué tal si vamos a visitarlo?

    Asentí.


    Casa de Cyan Rúo, 2ºB

    —¿Hola? ¿Alguien en casa? —pregunté, mientras llamaba fuertemente a la puerta. Al poco tiempo, un hombre muy grande y fornido, con aspecto algo atemorizante, abrió la puerta.

    —¿¡Qué!? —los pelos se me erizaron de tan solo escuchar eso.

    —Eh, esto, veníamos a preguntarle sobre…

    —¡Huh! Pasen —dijo, algo malhumorado. Miré a Wright, que se encogió de hombros con reignación.

    La casa estaba brutalmente desordenada, parecía una pocilga, literalmente, casi.

    Nos sentamos como pudimos en un sillón, frente a aquel hombre, que nos miraba con rostro serio.

    —¿Qué quieren? ¿Una coartada?

    Me extrañé. ¿Sabía a lo que veníamos?

    —He estado en la galería esta mañana, viendo el juicio —“ah, él también estaba allí”, pensé—. Y si quieren una coartada, tranquilos, que la tengo. ¡Estuve todo el día en mi casa!

    Nos miramos Wright y yo.

    —¿Y… alguien puede demostrarlo? —dije.

    —¡¡¿Dudan de la palabra de Cyan Rúo?!! —gritó a un volumen exageradamente fuerte.

    —¡Eeeek! ¡No, no, no dudamos! —respiré hondo, tratando de relajarme —. Entonces… señor Rúo, ¿usted estuvo en su casa? ¿Está seguro? —una mirada agresiva me lo dijo todo—. V-vale. Y dígame, ¿conocía personalmente a Cameron?

    Calló unos segundos.

    —Era mi amigo.

    —¿Amigo? —se preguntó Wright.

    —Exacto. Nos llevábamos muy bien desde que vino aquí.

    —Y, como amigo suyo, ¿tiene alguna idea de si alguien querría desearle algún mal? ¿Tenía problemas con alguien?

    —No lo sé. Lo dudaría realmente. Cam era muy buena persona —sí, eso era muy cierto—. Honrado, y siempre dispuesto a ayudar. No toleraba una injusticia.

    Miré a Wright, antes de añadir.

    —Entonces, ¿no sabe de nadie que pudiese haberlo querido muerto?

    —No —algo no me gustaba en ese “no”.

    —Y, ¿puedes probar de algún modo que tu coartada es cierta, que estuviste todo el tiempo aquí, en tu casa? —preguntó mi jefe con mirada acusadora

    Rúo respondió con un fuerte golpe en la mesa, que nos amedrentó. Aunque al principio apretó sus dientes, luego se calmó, y dijo relajado:

    —No tengo prueba alguna, pero… pueden creerme. Nunca haría daño a Cam. Él era amigo mío. Solíamos bromear con el hecho de que éramos parecidos, que éramos “hermanos perdidos” —lo miré, y, la verdad es que tenía razón. Salvo por la cara (la de Cyan Rúo era agresiva y atemorizante mientras que la de Cam transmitía paz), su físico es muy parecido. Tienen ambos cabello moreno, cuerpo robusto…—. Me siento fatal por su muerte. No puedo explicarme quién podría desearle su muerte.

    Y, en ese instante, volvió a pasar. El pitido, el pitido que indicaba el inicio de uno de mis “momentos sensitivos”.

    Escuché a fondo la voz de Rúo. Su corazón latía acompasadamente, como si él mismo lo controlase. Pero su voz…

    Me siento fatal por su muerte. No puedo explicarme q-quién podría desearle su muerte.

    Ahí estaba. “no puedo explicarme q-quién…”. Justo al decir “quién”, el timbre de su voz oscila mínimamente.

    De nuevo, todo volvió a la normalidad.

    —Señor Rúo —dije, seriamente—. Usted… usted sabe algo acerca de quién lo hizo, ¿no es cierto?

    Él se sobresaltó muchísimo.

    —¿Me equivoco? Cuando usted ha hecho referencia a quién podría matar a Cam, su voz ha temblado ligeramente. Sabe algo, ¿no es así?

    El hombre comenzó a apretar los dientes enfurecido.

    —¿¡Quienes os creéis que sois para..!?

    Suerte que en ese mismo momento, la inspectora Skye asomó su curiosa cabeza por la puerta.

    —¡Señor Wright! ¡Señor Wright! —gritó, desde fuera. No dudamos en levantarnos.

    —Espere un momento, señor Rúo. Luego nos contará lo que realmente sabe —dijo Wright.

    Salimos afuera, para hablar con Ema, que, con suerte, habría analizado la sangre.


    Bloque de pisos “La Alegría” – Rellano

    Ema estaba ansiosa por hablar. Pero por algún motivo, también parecía estar nerviosa.

    —L-Lo que he descubierto es muy extraño. Demasiado extraño.

    Eso me hizo sufrir un escalofrío.

    —No nos tengas más en vilo, Ema —dijo Wright, serio.

    —De acuerdo. ¿Preparados? —ambos asentimos—. La sangre que rodeaba al cuerpo… no es una sola sangre. Son varias — “¿Qué dem…?”, fue lo único que pensé—. De hecho son al menos cuatro tipos de sangre distinta, de personas distintas, además de una pequeña parte de sangre perteneciente a la víctima, eso sí.

    ¿Qué quería decir aquello? ¿Distintos tipos de sangre? No lo entendí en aquel momento. Era demasiado extraño.

    —¿D-Diferentes tipos? —se preguntó Wright. Luego volvió a tascar su barbilla, mientras sus ojos miraban al infinito—. Diferentes tipos. ¿Y solo una pequeña parte de la sangre de Cameron fue encontrada? Hmm.

    —Esto es de locos —dije.

    En ese momento Wright sonrió.

    —Sí, ciertamente es alarmante —añadió tranquilamente—, pero ahí tienes un argumento para atacar a la acusación mañana.

    —C-Creo que no le sigo, jefe.

    —Ja ja ja —rio, tan optimista como siempre—. ¿Recuerdas las dudas que tenía antes sobre la escena del crimen? ¿Lo que dije respecto al cuerpo?

    —Sí, había varias cosas raras que no aclaramos del todo.

    —Exacto. Y una de ellas puede explicarse ahora que sabemos que esa sangre no procedía en su mayoría de la víctima. El charco de sangre, compuesto de distintos tipos… piénsalo, Tom. ¿A qué duda puede responder?

    Lo pensé fríamente. En realidad, no tenía lógica; Cam debería haber sangrado mucho al recibir un apuñalamiento tan fuerte, ¿cómo se explicaba que no hubiese más que una pequeñísima parte de su sangre?

    Entonces, una luz me vino a la mente.

    —¡Oh! ¡Claro, la única explicación razonable es esa! —todo cobró un poco más de sentido en ese instante.

    La sonrisa de Wright me corroboraba, sin necesidad de palabras.

    —Ese punto debería ser tu punto clave en el juicio de mañana, Tom —dijo, confiado. Entonces, miró su reloj, y dijo—. Se hace tarde, debo irme —miró a la inspectora, y dijo—. Encantado de volverte a ver, Ema. Ojalá que algún día consigas lo que en realidad quieres.

    Ema lo miró sonriendo. Nunca vi sonreír a la inspectora, solo lo hacía cuando hablaba con Wright. Definitivamente, él tuvo que hacer algo muy importante para ella en el pasado para ganarse su simpatía de ese modo.

    —¿Y a dónde vas, Phoenix? —preguntó ella.

    —Voy de viaje. A Europa. Tampoco es mucho tiempo, solo estaré más o menos un mes, puede que dos. Cuídate mientras tanto —puso su mano en mi hombro—, ¡y trata bien a Tom!

    Me miró seriamente, y luego asintió.

    —Está bien, me ahorraré lanzarle bocaditos, pero no prometo un trato mucho mejor —dijo mirando hacia un lado, mientras una gota de sudor recorría mi frente.

    —Bueno, debo irme, Tom. Quiero pasar por la oficina antes de nada. ¿Vienes?

    Miré la puerta ahora cerrada de Cyan Rúo. Aún no nos había contado qué sabía sobre el asesino, pero se nos echaba el tiempo encima. Supuse que en el juicio del día siguiente podría tratar de llamarlo a declarar, y allí descubrir lo que sabía.

    Así que asentí.


    Agencia polivalente Wright.

    —¡Hemos vuelto! —dije, al entrar Wright y yo en el lugar.

    —¡Oh, Tom, papá! —exclamó Trucy, que sin duda se había aburrido muchísimo en nuestra ausencia.

    Wright recogió algunas cosas de su desordenado escritorio, y agarró una gran maleta que había dejado antes tras él.

    —Bueno, pues debo irme.

    Trucy agachó la cabeza.

    —Ven pronto, ¿eh, papá?

    —Ja ja ja. Tranquila, que no me voy para no volver —le dio una abrazo a su hija—. Cuida de la oficina, ¡eres la jefa mientras tanto.

    Ella sonrió y asintió. Luego, el jefe se giró para mirarme a mí y me estrechó la mano.

    —Y tú, Tommy, mucha suerte en el juicio. Y recuerda algo: cuando no sepas qué hacer, trata de mirar las cosas desde otra perspectiva.

    Asentí confiado.

    —Lo recordaré.

    Wright, tras eso, sonrió, y, antes de abandonar el edificio, dijo:

    —¿Y Apollo?

    —Oh, pasó por aquí hace poco. Por lo visto va a pasar unos días de “vacaciones” con unos amigos —dijo la joven.

    ¿Apollo se había ido por unos días… y Wright se iba por uno o dos meses?

    —Oh, es una lástima. Bueno, despediros de él por mí, ¿vale? —agitó su mano, mientras salía por la puerta—. ¡Cuidaos, todos!

    Ambos le devolvimos el adiós.

    Luego, Trucy estiró sus brazos, y me miró.

    —Bueno, ¡parece que vamos a estar unos días los dos solos en la agencia! ¡Que sepas que mientras mi padre esté fuera, la jefa soy yo!

    Pero no le respondí.

    —Tom, ¿te encuentras bien? Estás algo blanco.

    De verdad lo estaba. Si Apollo no estaba allí por unos días, y el jefe se iba de viaje… eso significaba… que en el juicio de mañana estaría completamente solo.

    Realmente estaba asustado. Nunca me ha gustado sentirme solo. Me asusta estar solo.

    Me asusta mucho.


    Pruebas del caso:
    Informe de la autopsia: Muerte lenta por pérdida masiva de sangre, a consecuencia de una hemorragia severa. La herida fue producida con algún instrumento punzante, y el golpe fue directo en el estómago. La muerte sucedió entre las 12:30 AM y la 1:30 AM
    Pétalos de rosa: pétalos procedentes de una rosa roja que se encontraron en la escena del crimen, debajo y alrededor del cuerpo. Se ha demostrado que fueron colocados antes de la muerte.
    Foto del cadáver: en la foto, aparece la víctima bocarriba, con traje de chaqueta, sangre y pétalos a su alrededor. Su mano izquierda tapona la herida profunda de su estómago, y su brazo derecho está extendido. Roza con el índice uno de los trozos de la vajilla.
    Foto de la mesa y la vajilla caídas: en la foto, aparece la mesa tirada en el suelo, horizontalmente. Junto a ella, trozos de platos y vasos de porcelana. La sangre solo llega a tocar uno de los trozos, bastante grande, que además de mancharse de la sangre, llega a ser tocado por la mano de la víctima, que aparece en la esquina de la foto.
    Foto de la infidelidad: la foto muestra a Cam en la puerta de una casa, con un ramo de flores, de espaldas, viéndose ligeramente su perfil. Lleva en sus manos un ramo de flores lleno de extrañas y exóticas "mimosas" de colores y otras flores como rosas o claveles. La puerta de la casa está abierta, y puede verse a Bella Donna bajo ella. Ambos en la escena sonríen alegres.
    Traje de chaqueta: elegante traje blanco y negro que llevaba puesto la víctima cuando fue encontrado muerto. Parece indicar que la víctima pretendía salir a algún sitio.
    Pétalo de clavel: pétalo amarillo de un clavel que se encontró entre los platos rotos.
    Charco de sangre: el charco de sangre que rodeaba a Cam. Unos análisis muestran que pertenece a al menos cuatro personas distintas, y solo una pequeña parte pertenece a Cam.
    Llaves de la casa: tanto las llaves de Dessie como las de Cam fueron encontradas dentro de la casa, lo que indica que el asesino no pudo salir de la casa por la puerta.


    Involucrados:
    Thomas Fate: edad 21. Ese soy yo. Recién graduado, este es mi primer caso.
    Apollo Justice: edad 22. Abogado defensor de mi agencia. A penas lleva un año en la abogacía, pero se puede ver que tiene mucho talento. Él es el encargado de ayudarme y asesorarme en este juicio.
    Klavier Gavin: edad 25. Un fiscal que hace poco dejó su banda de rock, "The Gavinners". Es bastante descarado, pero no parece mal tipo.
    Ness Daroul: edad 50. El Juez. Un hombre de larga barba negra. Es algo severo, pero suele ser conocido por dar buenos veredictos.
    Cameron Jacobs: edad 21, fallecido. La víctima de este caso. Fue compañero de mi facultad, junto con Jessie. Ambos estudiamos derecho, pero él decidió enfocar su vida a la docencia en universidad. Apenas llevaba meses trabajando.
    Desirée Hoskins: edad 21. La acusada de este caso, y mi cliente. Novia desde siempre de Cam, y mi mejor amiga. Estudió derecho con nosotros, pero a diferencia de nosotros, ella lo dejó en el último año, y actualmente no tiene trabajo.
    Bella Donna: edad 20. Vecina del bajo A del bloque de pisos de Cam y Dessie. Tiene una floristería. Siempre lleva junto a ella una cesta llena de pétalos, lo cual no deja de ser extravagante. Parece que era la amante de Cam.
    Phoenix Wright: edad 33. Mi jefe, ex abogado. Actualmente está de viaje en Europa. Fue un abogado de prestigio que perdió su distintivo pro falsas acusaciones. Con su nombre limpio, podría volver a ser abogado cuando quisiese.
    Trucy Wright: edad 17. Hija adoptiva del jefe. Es una maga muy decidida y una inteligente y enérgica jovencita.
    Doroteo Tixna: edad 68. Anciano y cascarrabias dueño original de todos los pisos del bloque "La Alegría". Tiene su movilidad bastante reducida y actualmente posee dos propiedades en el bloque que no fueron vendidas a nadie. Actualmente vive en el bajo B
    Fina Orm: edad 19. Vecina del bloque de pisos "La Alegría". Empedernida fotógrafa y periodista con una extraña e inquietante risa. Pocos más datos obtuvimos de nuestra fugaz charla.
    Cyan Rúo: edad 25. Vecino del bloque "La Alegría", y supuestamente, buen amigo de Cam. Es un hombre muy rudo y algo atemorizante que se asemeja algo físicamente a Cameron.
     
    Última edición: 5 Febrero 2014
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    Título:
    Thomas Fate: Ace Attorney
    Clasificación:
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    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    6380
    Día 2, Juicio: Parte 1
    Ni me di cuenta de que ya me encontraba allí. No sé si era por los nervios, o por el miedo que tenía y que recorría cada una de mis venas. La cuestión es que miré al frente y ya estaba en el estrado de la defensa… sin nadie a mi lado.


    El Juez Daroul hoy sigue con el mismo semblante firme que de costumbre. Y el fiscal Gavin… ya comienza con el irritante chasquido.

    Espero que no me haga demasiada falta una ayuda hoy… puesto que no la tengo. Qué vacío se ve mi atril sin Apollo.

    —Se reanuda la sesión para el juicio contra Desirée Hoskins.

    —La… defensa está l-lista, Señoría —¡oh, vamos, Fate! ¿A qué viene tanto nerviosismo? ¡No pasa absolutamente nada! Relájate.

    —La acusación tiene las cuerdas afinadas, Señoría.

    Venga. El juicio va a empezar. Veamos como se desenvuelve. De todas formas, tengo una prueba determinante… solo tengo que esperar al momento justo para sacar a la luz todo.

    —Bien —el juez Daroul recoloca sus papeles, dispuesto a empezar y acabar de una vez por todas. Esperemos que esto no tenga que alargarse un día más—. El juicio de ayer fue suspendido tras el testimonio de la señorita Bella Donna. La defensa alegó y dejó patente que no había pruebas suficientes, y demostró como era posible que tanto la acusada como la testigo cometiese el crimen. ¿Lograron la defensa y la acusación reunir pruebas para reafirmar sus correspondientes teorías?

    ¿Por qué esperar? Quizá cuanto antes soltase el punto fuerte, mejor.

    —La defensa ha logrado descubrir algo impactan…

    —¡Protesto! —fiscal Gavin, por favor, ¡no empieces otra vez a interrumpirme! —. Sr. Fail, por favor, reserva el solo de guitarra para la mejor parte del concierto —¿¡era necesaria una metáfora así!? —. La acusación, su Señoría, tiene una testigo que podrá demostrar no solo que la teoría de que la señorita Donna es la asesina es absurda e imposible, sino que también demostrará quién era en realidad la víctima.

    Supongo que se refiere a Fina Orm. Estoy deseando saber qué tiene que decir esa chica.

    —Muy bien. Puede llamar a la testigo.


    Hasta en un juicio tiene que estar esa joven con su cámara. Sin duda le apasiona su trabajo, si es que realmente trabaja de eso, o simplemente es una afición.

    —Testigo, deléitanos con tu nombre y ocupación.

    —Iiiiijijiji —maldita risa, te perfora los oídos, con esa voz tan aguda—. Orm. Fina Orm. ¡La mejor fotógrafa e ilustradora de periódicos del país! —y la más presuntuosa, apuesto.

    —Muy bien, señorita fotógrafa, ilústranos con lo que tengas que decir sobre el crimen.

    —¿Estáis preparados para conocer la verdad? ¡Iiiijijiji!

    Vale, Tom. Allá vamos.


    ¡Iiijijijiji! Una fotógrafa y periodista debe estar al tanto de todo, claro. ¡Siempre al tanto de una exclusiva! Viene con mi profesión la necesidad de estar siempre observando.

    ¡Por eso, como buena fotógrafa, lo vi! Vi a Cameron salir de su casa, vestido tan elegante, desde mi mirilla, y, ¡puse en marcha mi investigación! Así que lo seguí, iijiji.

    ¡Lo seguí, sigilosa y misteriosamente! Y, desde las escaleras, vi cómo llamaba a la puerta de Cyan. Él salió y luego… ¡Iiiiijijijiji! ¡Los dos se besaron! ¡Y lo inmortalicé, por supuesto! ¡Iiiijijijijiji!

    Así que, ya ven. Bella no es la amante de Cam, ¡el amante es Cyan Rúo! Así que ella no tendría motivos para matarlo.

    Además, no me vengáis con que pudo matarlo él. ¡Yo estuve vigilando todo el tiempo mirando por la mirilla o espiando en las escaleras, y el único que entró y salió de la escena del crimen fue la víctima! Así que el asesino tuvo que ser alguien que ya estaba dentro: ¡la acusada, Desirée Hoskins!

    Por otra parte, la teoría de los pétalos, que parece ser la prueba que tiene la defensa para inculpar injustamente a la señorita Donna, no es válida para demostrar que ella estuvo allí. ¡Y es tan sencillo demostrarlo como decir que en su cesta ella no lleva solo pétalos de rosa, sino también de clavel!

    ¿Ven? Iiiijijijiji. ¡Cameron y Cyan tenían encuentros furtivos a espaldas de la acusada, y yo lo presencié todo, como buena periodista! Bella Donna solo fantaseaba con que era su amante, ¡hasta el punto de que creyó su propia mentira!


    —…

    —…

    —… ¿Y bien, Sr. Fail y Su Señoría? ¿Qué tienen que decir del revelador testimonio de mi testigo?

    —… N-No puede ser verdad. ¡No puede ser! —oh, dios mío, mi cabeza iba a estallar.

    —Ehm. Ciertamente me ha descolocado completamente —el Juez Daroul no está mucho menos sorprendido que yo.

    Pero, ¿qué demonios era este testimonio? Algo no cuadra en él. Noto más de una, ¡y de dos! contradicciones. ¿Estará intentando mentir tan descaradamente?

    —Ante el escepticismo que parecen demostrar el Sr. Fail y su Señoría, ¿podría la testigo enseñar la foto de “los amigos”, si es tan amable?

    —¡Iiiijijiji! ¡Iiijiji! Mírenla ustedes mismos. ¡Mi arte de fotógrafa lo revela todo como agua clara!

    E-esto no puede ser. Se ve claramente a un hombre de espaldas que iba vestido como Cam cuando murió, y a Cyan Rúo de frente, vestido también muy elegante. Ambos estaban besándose, y juntaban las palmas de sus manos. La escena sucedía dentro de la casa, en el recibidor.

    Pero esto no puede ser. Tiene que haber un error. En alguna parte.

    —B-Bien. La defensa puede, eh, interrogar a la testigo —tranquilo, Juez Daroul. Estoy tan perdido como usted, pero ¡llegaré al fondo de esto!


    ¡Iiijijijiji! Una fotógrafa y periodista debe estar al tanto de todo, claro. ¡Siempre al tanto de una exclusiva! Viene con mi profesión la necesidad de estar siempre observando.


    Claro. Qué conveniente. Precisamente es ahora cuando apareces para decir esto, ¿no? ¡No pudiste presentar tu prueba y testimonio “revelador” antes, verdad!

    O, un momento. ¿Quizá sí que lo hizo… sí que dio una prueba antes de este testimonio? Mmm.


    ¡Por eso, como buena fotógrafa, lo vi! Vi a Cameron salir de su casa, vestido tan elegante, desde mi mirilla, y, ¡puse en marcha mi investigación! Así que lo seguí, iijiji.


    Es decir, que ella vio como Cam salía de casa. Por lo cual sí que es cierto que él salió de casa. Y, según nos ha contado, vio como volvió. Pero todo esto… todo esto no cuadra. No cuadra con lo que acaba de declarar ahora mismo.

    —¡Un momento! —empiezo a sentirme mareado. Es todo demasiado confuso—. Necesito… preguntarle por el orden de los sucesos, si es tan amable. ¿Qué sucedió primero?

    —Iiijijiji. Explícate.

    —Los platos cayeron, y eso te despertó. Te asomaste a la mirilla… y viste como Cam salía. Saliste de casa, y luego presenciaste el resto de sucesos que dices en tu testimonio. Y luego, viste como Cam entraba de nuevo desde dentro de tu casa, otra vez. ¿Sucedió todo en ese orden?

    Ella lo meditaba por unos momentos.

    —Claro que sí.

    —Claro que no. No tiene lógica. Verá, en ese momento, consta que Cam estaba obviamente vivo. Si no, no lo habría visto. Y, dígame, ¿iba arreglado, perfectamente vestido y acicalado?

    —Iiijiji. Muy guapo, sí, ¿y?

    —Y eso quiere decir —es obvio, claro—, que no hubo ninguna riña en ese momento; de haberla habido, seguro que no estaría precisamente “guapo”. Qué menos que despeinado. Por lo tanto, la teoría hipotética de que peleó con Desirée y por eso cayó la mesa y los platos no puede ser —venga, Fate, ¡esfuérzate! Casi lo tienes. No puede ser, y eso, ¿qué implica?—. Y eso implicaría que Dessie estaba dormida en ese momento. Después de todo, no creo que Cam hubiese salido de noche a cometer un supuesto adulterio en plena cara de su mujer.

    —¡Protesto! El señor Fail comienza a delirar. ¿Qué tiene esto que ver con…?

    —¡Protesto! —je. Mírate la cara, Gavin, ¿a que no es tan gracioso cuando eres tú el interrumpido? —. Si me deja terminar, verá que sí tiene relación. Ejem. ¿Acaso es posible que estuviese dormida Dessie? Después de todo, si cayeron los platos por cualquier razón, y usted supuestamente se despertó por ello, ¿no se despertaría también Dessie?

    Ajá, esa cara lo dice todo, bonita. Ahí te he dado, ¿huh?

    —Claro, ¡y si Dessie se hubiese despertado, habría pillado a Cam en plena “huida”! ¡¡Cosa que no sucedió!!

    Oh, vamos, que no se calle todo el mundo ahora. ¿Nadie tiene nada que decir?

    —Iiiji. Ahora que lo dice, ¡es cierto! Iiiiijijijiji. Mi mente estaba algo confusa, supongo. Veamos. En realidad, primero, volví de una dura jornada de reportaje callejero, bastante tarde, como cerca de las doce y media de la madrugada, ¡puede que incluso más! —más o menos el momento del crimen, ¿huh? —. Iiiiijijijiji. Fue entonces cuando, al subir, vi cómo estaba Cam allí, dándose un beso con Cyan. Los fotografié, subí hasta mi casa, e intenté olvidar aquello, ¡pero mi mente de periodista no me dejaba tranquila! Así que, pasado un rato, me decidí a ir a investigar, pero, al intentar salir, vi cómo Cam entraba en la casa. ¡Justo entonces, justo cuando entró, iiiijijiji, fue cuando oí el ruido de los platos caer! ¡Crack!

    Mmm. De nuevo, muy conveniente. Aunque no pareciese que mienta. Realmente, parece que se confundió antes, ¿o se confundió a conciencia y esto pretendía desorientarnos?

    Oh, Gavin, parece que estás de nuevo contento, ¿eh? ¿Qué ha sucedido ahora? ¡¿Qué te hace gracia?!

    —Ja. Es muy irónico. Casualmente, ahora sí que es posible que los platos cayesen por una discusión, ¿no? —deja el chasquido, ¡por favor! ¡No sabes cómo me irrita! —. Lo cual confirma, una vez más, que la teoría que sostenía la acusación es verdad.

    Murmullo en la galería, y murmullo en la cabeza. ¡Agh, es cierto! Esto nos lleva al principio. Pero algo me dice que no hay ninguna mentira en esta corrección del testimonio. Entonces, ¿dónde está el fallo? ¿Con qué objeto y por qué razón se tiró la mesa de esa manera?

    —Bueno, Sr. Fail. ¿Se rinde, o quiere seguir con el interrogatorio?

    ¿Rendirme?

    —Ni hablar, fiscal Gavin. No me rendiré —por Dessie.


    ¡Lo seguí, sigilosa y misteriosamente! Y, desde las escaleras, vi cómo llamaba a la puerta de Cyan. Él salió y luego… ¡Iiiiijijijiji! ¡Los dos se besaron! ¡Y lo inmortalicé, por supuesto! ¡Iiiijijijijiji!


    La foto… ¿hay algo raro en la foto? Sinceramente, no me gusta nada. Puedo ver claramente que la persona que está de frente a la cámara es Cyan Rúo, pero, la que está de espaldas… es cierto que va vestido como Cam y que se parece muchísimo a él. Pero no deja de estar de espaldas.


    Así que, ya ven. Bella no es la amante de Cam, ¡el amante es Cyan Rúo! Así que ella no tendría motivos para matarlo.


    Vale. Primer protesto, en 3, 2, 1.

    —¡Protesto! —una contradicción. Si estoy en lo cierto, esta chica se está contradiciendo—. Señorita Orm. ¿Le suena esta foto? ¿La foto de la infidelidad?

    —Iiiiijijiji. Claro que me suena. ¡Esa maravillosa técnica y ese depurado encuadre! ¡Sólo yo pude hacer algo así.

    Exacto. Solo usted pudo hacer esa foto.

    —Entonces, dígame. ¿Por qué presentó a la policía una foto que probaba que Cam tenía un romance secreto con Bella Donna y de repente aparece ahora mostrando otra foto que muestra que su amante es otra persona distinta? ¿Cómo puede usted negar que sean amantes Donna y la víctima si usted misma es quien entregó la prueba que mostraba lo contrario?

    —Ii…ji…jijiji…ji. ¡Iiiiiijijijijiji! ¡Iiiiiiiiiijijijijiji! —d-deja de reírte así. Es… incómodo—. Iiiiiijijijiji.

    —Creo —oh, fiscal Gavin, demasiado estaba tardando— que lo que la testigo quiere decir es que hemos malinterpretado su foto.

    —¿Huh? Explíquese —Juez Daroul, al fin interviene, estaba por olvidar su presencia.

    Ya estamos con el solo de guitarra invisible.

    —Fue un error de este tribunal. Como sospechaba la defensa en el juicio de ayer, la única explicación lógica es que fuese Bella Donna la que le estaba dando el ramo a la víctima, y no al revés. Pero, a diferencia de como se planteó en el juicio, no implicaba que fuese un regalo de amor. Era una venta más.

    —¡Protesto! —¿usted también se contradice, Gavin? —. ¡Pero si la propia acusación impulsó la idea de que las plantas que estaban en ese ramo, las plantas mimosas, eran muy exóticas y no se vendían en la floristería! Además, se dijo claramente que es absurdo que se entregase un producto por la puerta de su domicilio personal y no desde la floristería.

    —Todo eso, señor Fail, se explica por sí solo. Precisamente porque esas flores son especiales y no pueden encontrarse fácilmente, se entregaron en ese lugar y en esas circunstancias. Eran un pedido especial, extraordinario, que la señorita Donna recibió de la víctima para entregárselas a “su amor” —e-en serio, ¿es en serio? —. La propia Bella Donna lo ha reconocido y admitido a la policía. Y, además, ¿a que no saben lo que encontramos entre las cosas de Cyan Rúo? —oh, no. Esto no va a suceder. No, no, no puede ser. ¡Dime que no es así! —. Exacto. Justamente eso: ¡el ramo exótico fue encontrado en su casa!

    —¡Gaaagh! —esto no tiene sentido. ¡De nuevo todo parece apuntar a Dessie! ¡¿En serio tengo que creer este testimonio?! Algo, algo tiene que fallar.

    —Bien. Este tribunal acepta el ramo como prueba. ¿Y bien, señor Fate? Esto parece probar la veracidad del testimonio. ¿Sigue pensando que hay alguna contradicción? —buena pregunta, Juez Daroul.

    ¿Hay alguna contradicción más? Hasta ahora, lo que he encontrado ha sido refutado paso por paso. ¿Hay algo más, cualquier cosa, a lo que pueda agarrarme? ¿Algún pequeño hoyo en ese testimonio, algo que no se pueda refutar?

    —S-Sí, ¡claro que la hay, señoría! —como si estuviera tan seguro.

    —Bien. Entonces, termine el interrogatorio.

    Sé que debe de haberla. Además… no debo olvidar mi arma secreta: el charco de sangre.

    Pero ahora debía encontrar la mella en este testimonio. Si dejo que el juez se lo crea, todo estará en mi contra. En contra de Dessie.


    Además, no me vengáis con que pudo matarlo él. ¡Yo estuve vigilando todo el tiempo mirando por la mirilla o espiando en las escaleras, y el único que entró y salió de la escena del crimen fue la víctima! Así que el asesino tuvo que ser alguien que ya estaba dentro: ¡la acusada, Desirée Hoskins!


    Eso confirma que en casa de Cam no entró ni salió nadie más que él. Y que por tanto, Dessie estuvo allí todo el tiempo. Pero si el cuerpo estuvo allí todo el tiempo, y Fina Orm realmente vigiló, algo no cuadra. Porque solo yo sé la verdad detrás del charco de sangre. Pero aún no es el momento.


    Por otra parte, la teoría de los pétalos, que parece ser la prueba que tiene la defensa para inculpar injustamente a la señorita Donna, no es válida para demostrar que ella estuvo allí. ¡Y es tan sencillo demostrarlo como decir que en su cesta ella no lleva solo pétalos de rosa, sino también de clavel!


    También pétalos de clavel. ¿Pétalos de clavel?

    …¡Exacto!

    —¡Protesto! —hm, ¿qué querrá decir esto? Quizá sea la esperanza que estaba buscando—. Está diciendo, si no le he entendido mal, que no hay pétalos de clavel en la escena del crimen y por eso no pudieron proceder de la cesta de Donna, ¿no es así?

    —Iiijiji. Sí. ¿No lo he dejado lo suficientemente claro?

    —Mmm. Discrepo. Me consta que entre los platos rotos se encontró un pétalo de clavel. ¿No es así, Gavin?

    Gavin, de nuevo dudas.

    —E-Es cierto. Sí que había un pétalo de clavel. De clavel amarillo.

    —Pero, ¿no es muy raro? ¿Solo uno? ¿Y tan alejado de los demás?

    —Me alegra que pregunte eso, Su Señoría —porque a mí tampoco me queda del todo claro. Aunque podría ser que…—. Solo hay una explicación a eso. Y es que realmente los pétalos de rosa y ese pétalo de clavel no procedían del cesto de Donna. ¡Procedían de otro lugar!

    —¿Otro…?

    —¿…lugar?

    Sí. Solo hay otro lugar del que pudo proceder ese pétalo de clavel. Y si estoy en lo cierto, eso desmentiría este testimonio y el argumento de la acusación.

    —Sí. De hecho, podría afirmar que ese pétalo de clavel y los pétalos de rosa proceden de diferentes lugares. Y, pese a que desconozco de dónde podrían proceder los pétalos de rosa, sí que sé de dónde viene ese pétalo de clavel. Porque hay un sitio donde hay un clavel amarillo… ¡el ramo de flores!

    —Es cierto, hay claveles amarillos.

    —Exacto, su Señoría. Y, si el pétalo estaba donde los platos rotos, significa que estuvo allí el ramo. Pero, como puede ver… el pétalo está sobre los trozos de porcelana; ninguno está encima de éste. Lo que implica una cosa: el ramo de flores estuvo allí después de que la mesa cayese. Y, señorita Orm, ¡creo recordar que usted aseguraba que oyó el ruido tras entrar Cam en su casa, y no volvió a salir! ¡Dígame: ¿cómo demonios pudo acabar entonces el ramo en la casa de Cyan Rúo?!

    —Iii…I-I-Iiiiiijijijijijijijijijijijijijijijiji. ¡Iiiiiijijiji! ¡Iiiijijijiji! Iiijijiji…ji…ji… ¿ji?

    Oh, genial, un brote de locura.

    Vale, ¡lo tienes! Es obvio que ahí hay algo muy raro. Si el ramo de flores no estaba allí cuando se encontró el cadáver, pero estuvo al menos hasta que cayeron los platos, es porque en ese breve espacio de tiempo alguien tuvo que llevárselos. Pero, ¿cómo? Nadie más salió de allí. Solo Cam. Estoy convencido de ello.

    —¡Ugh, ugh, iiiiiji! —¿q-qué demonios le pasa ahora a Fina? ¿Está poseída por el demonio, o qué? —. ¡Agh, ugh, iiiiiiigh! ¡Hay algo que no me encaja! Esa noche, iiiij… yo… ¡estaba medio dormida! No lo recuerdo bien. Pero, ugh, puedo afirmar que sí que pude ver algo más. Vi… creo que vi como Cam volvía a salir. Después de oír cómo crujían los platos. Pero, ugh, igh, agh. Mi… memoria está muy borrosa. Porque en ese momento me debatía entre el sueño y la vigilia, pegada a mi mirilla —e-está, ¿llorando? —. ¡¿Cómo pude, yo, una fotógrafa profesional, permitir que el sueño me impidiese obtener todos los datos de la exclusiva?! ¿¡Cómo!?

    —Eh, tranquilícese, señorita Orm —sí, mucha desgracia para usted, pero más le vale no estropear mi preciosa contradicción de nuevo con una recuperación de memoria oportuna—. Entonces, ¿volvió a ver cómo Cam salía?

    —Snif. Snif. ¡Creo que sí, iiiijiji! —vaya, ha vuelto a ser la que era—. Iiijijiji. No lo pude ver con claridad, pero sí, salió, y debía ser Cam.

    —Pero, ¿llevaba un ramo de flores en la mano entonces?

    —No… creo que no —dice la verdad. Algo me dice que es así.

    Entonces, ¿cómo diantres salió el ramo de flores de allí y acabó en casa de Rúo? ¿Hay otra forma de sacar el ramo de la casa sin necesidad de llevarlo fuera? ¿Sin necesidad de cargar con él? ¿De alguna manera, pudo salir el ramo en un momento diferente a cuando salió Cam, de una manera diferente a como lo hizo Cam?

    Sí… sí que la hay.

    Porque una persona puede sufrir graves daños al caer de un tercer piso. Pero un ramo de flores, no tantos. Y menos si cae sobre una superficie blanda, como… bolsas de basura.

    Venga, Fate. El golpe sobre la mesa.

    —¡Su Señoría! Hay una forma muy clara por la que podría salir el ramo de flores de allí. ¡Por la ventana! —exacto, por la ventana—. Recordemos la afirmación del juicio de ayer de la acusación: es perfectamente probable que el arma del crimen pudiese haberse arrojado a la basura, pues acostumbraban a hacerlo desde allí. El asesino pudo tirar el ramo por la ventana, por alguna razón, y luego puede que Cyan Rúo simplemente lo encontrase allí y se lo llevase, o… o que el asesino se lo hiciese llegar de otra manera.

    —¡P-Protesto! —fiscal Gavin… nunca se rinde, ¿eh? —. Eso, eso es ciertamente algo que ya me había planteado. El arma y el ramo salieron ambos por la ventana. Pero creo que hay un problema en su afirmación, Sr. Fail. Si el arma se “evaporó”, puesto que el camión de la basura se llevó todo su contenido. ¿Cómo, entonces, pudo desaparecer el arma del crimen y no el ramo, eh?

    Tiene razón ahí. Pero algo se nos escapa. Además, en el supuesto de que mi teoría sea cierta, ¿por qué iba Cyan Rúo a coger ese ramo? ¿Cómo y por qué acabó en sus manos?

    —¡Un momento! —ese grito, ¿Gavin? No, no fue él. ¿Quién, entonces? —Yo —oh, vaya. Es Cyan, que asoma su cabezota entre la gente de la galería— quisiera declarar. Y aclarar todo esto, pues creo que me incumbe directamente.

    Vamos, Juez Daroul. Permítele declarar. Él podrá aclararnos todas estas dudas.

    —Está bien. Que el nuevo testigo suba al estrado.


    —¿Nombre y profesión? —esa frase se me hacía rutinaria.

    —Cyan Rúo. Empresario. Soy vecino del 2ºB.

    —Pues díganos, señor Rúo —veamos por qué dirección pretende Gavin que vaya el testimonio—; ¿qué puede decirnos con relación al crimen y toda la implicación que está adquiriendo usted en el caso? —vaya. Una pregunta muy amplia, que da lugar a muchas posibilidades. Pensaba que Gavin intentaría buscar un tema que no le pusiese en demasiados apuros. ¿O tal vez sea que realmente no le interesa ganar el juicio, sino conocer la verdad?

    No puede ser así. Los fiscales no son así. Solo buscan ganar… no hay excepciones para ellos.

    —Está bien, acabemos cuanto antes —segundo testimonio del día. ¡A por ti voy, Rúo!


    Es cierto. Lo admito. Justo como ha declarado y demostrado Fina Orm, Cam y yo éramos amantes. Y esa noche habíamos quedado.

    Pero todo no salió como esperábamos. Cuando vino por primera vez (momento en el que nos fotografió), nos besamos justo como se puede ver en la foto. Al tiempo de estar los dos a solas, se marchó, diciendo que iba a por un regalo para mí.

    Subió, y no mucho después, serían la una o así, volvió, con aquel ramo, muy deprimido. Me lo dio; ese era el regalo que tenía muy especialmente para mí, y luego me dijo que había discutido con su mujer. Le estaba esperando en casa, sabía lo nuestro.

    Supongo que en esa discusión cayeron los platos y la mesa. Lo que llamó la atención de Fina, como acaba de declarar.

    El caso es que tras eso, le dije que podía quedarse en mi casa, pero él… simplemente me dijo que no, que volvería y trataría de hacer a Dessie entrar en razón. Esa fue la última vez que lo vi… porque ella lo mató. Aquello sucedería aproximadamente a las dos de la madrugada.


    Hmm. ¿Estoy acaso teniendo un déjà vu? Este testimonio, ¿no se parece mucho al de Bella Donna?

    En cualquier caso, aquí tengo el testimonio donde DEBE haber un error. Y DEBO encontrar ese error.

    Vamos allá, Fate. Ya sabes cómo funciona esto.

    —Bien. Puede interrogar al testigo.


    Es cierto. Lo admito. Justo como ha declarado y demostrado Fina Orm, Cam y yo éramos amantes. Y esa noche habíamos quedado.


    Eso es mentira. Está claro. Por mucho que la foto muestre lo contrario, algo en ella no debe ser lo que parece. En cualquier caso, no tengo modo de demostrar nada. Mejor olvido ese tema, por ahora.


    Pero todo no salió como esperábamos. Cuando vino por primera vez (momento en el que nos fotografió), nos besamos justo como se puede ver en la foto. Al tiempo de estar los dos a solas, se marchó, diciendo que iba a por un regalo para mí.


    De nuevo, la foto. Esto, según el testimonio de Fina Orm, sucedió algo después de las 12:30 AM…


    Subió, y no mucho después, serían la una o así, volvió, con aquel ramo, muy deprimido. Me lo dio; ese era el regalo que tenía muy especialmente para mí, y luego me dijo que había discutido con su novia. Le estaba esperando en casa, sabía lo nuestro. Y ella fue la que arrojó el ramo por la ventana, enfadada. Cam fue a recogerlo, y subió de nuevo para dármelo.


    Justo como declaró Bella Donna. Vale que ella estaba obsesionada con Cam, y que se lo inventó todo. Pero, ¿ahora Rúo? No creo que dos personas deliren tanto.

    Pero he de reconocer que es una posibilidad. El ramo pudo salir de esa forma.

    Aunque claro; no puedo tolerar esa posibilidad, o estaría aceptando la culpabilidad de Dessie.


    Supongo que en esa discusión cayeron los platos y la mesa. Lo que llamó la atención de Fina, como acaba de declarar.


    —¡Un momento! —necesito confirmar la hora a la que sucedió eso—. ¿Y, sabe a qué hora pudo suceder esa discusión?

    —No exactamente. Pero sí que sé a qué hora sucedió lo que pasó después, porque verá…


    El caso es que tras eso, le dije que podía quedarse en mi casa, pero él… simplemente me dijo que no, que volvería y trataría de hacer a Dessie entrar en razón. Esa fue la última vez que lo vi… porque ella lo mató. Aquello sucedería aproximadamente a las dos de la madrugada.


    —¡Protesto! —um. O miente muy mal, o decididamente hay algo raro con este hombre. ¿En serio puede haber una contradicción tan obvia—. Perdone, pero, ¿creo haber oído que Cam, según usted, fue hacia su casa a las dos de la madrugada?

    —Eh.. eh, sí, e-eso creo.

    Mmm. Curioso.

    —Pero, ¿cómo puede ser eso posible, señor Rúo? ¿¡Acaso los muertos pueden caminar!?

    —¿Qué demonios dices, Sr. Fail…? Ah… ¡Ah! Y-ya lo entiendo —efectivamente, Gavin.

    Me encanta esta parte: ¡golpe en el atril y a alzar la voz!

    —¡Señor Rúo! El informe de la autopsia dice claramente que la muerte sucedió entre las 12:30 AM y la 1:30 AM. De hecho, sabemos que sería un poco antes cuando sucedió el apuñalamiento, ya que la muerte fue una muerte muy lenta. Por eso, me pregunto: ¿¡cómo demonios pudo ir a las 2:00 AM Cam a su casa?

    —… —vamos, Rúo, di un “Agh” o un “Grr”, algo…—. Debí confundirme con la hora, nada más.

    —No, no creo eso. Usted ha hecho demasiado énfasis en la hora en su testimonio, cuando era un detalle que no era estrictamente necesario. Y, ¿sabe por qué creo que lo ha hecho? Para que su falso testimonio concuerde con el de la señorita Orm, que sí es cierto. Y ella más o menos a esa hora, vio a Cam —un momento, Fate. Acabas de contradecirte tú mismo.

    —¡Protesto! Te estás contradiciendo tú mismo, Sr. Fail —me lo quitaste de la boca, Gavin—. Acabas de demostrar que era imposible ver a Cam a esa hora, pues estaría muerto. Pero ahora afirmas que Orm sí que lo vio, ¿qué lógica tiene eso?

    Buena pregunta. Pero estoy seguro de que nada falla. Si Cyan ha mentido tan descaradamente es porque era la única forma de que su testimonio cuadrase con el de Fina. Pero eso implicaría que ella sí vio a Cam, y eso no tiene sentido.

    Oh, ¡qué demonios es esto! Aquí hay algo muy raro. ¿Pudo ver Fina a Cam después de su muerte pero Cyan no?

    … Claro que no pudo. No a Cam.

    —…sí que tiene lógica. Perfecta lógica —venga, Fate, explícalo—. La única explicación posible es que Fina Orm viese a Cameron pero Cyan no lo hiciese. Pero es imposible que cualquiera de los dos viese a Cam. Pero, ¿y si Fina no vio a la víctima, sino a alguien que se le parece? Recordemos lo que dijo ella: “Vi… creo que vi como Cam volvía a salir. Después de oír cómo crujían los platos. Pero, ugh, igh, agh. Mi… memoria está muy borrosa. Porque en ese momento me debatía entre el sueño y la vigilia, pegada a mi mirilla”. Literalmente declaró eso. Como podemos ver, se encontraba adormilada y no recordaba del todo bien lo que vio; si dice que vio a Cam, significa que vio a alguien que parecía ser Cam. Pero parecer no significa ser. Y, si ustedes miran al testigo Cyan Rúo de un primer vistazo y después miran la foto de la víctima… ¿¡acaso no se parecen mucho, si no prestamos la debida atención en sus diferencias!?

    —Uhm. E-Eso…

    —Su Señoría, lo que estoy afirmando es que la señorita Orm no vio en ese momento a Cam. ¡Vio a Cyan Rúo, nuestro testigo! Y eso le deja en una comprometida situación: ¡él habría entrado en la casa de la víctima sobre la hora de la muerte, convirtiéndole en un sospechoso potencial!

    —C-Ciertamente, parece lógico. ¿Tiene algo que decir la acusación?

    —La acusación… se ha quedado sin canciones que tocar —¿Gavin? ¿Te rindes tan fácilmente? —. Exijo al testigo que diga la verdad ante este tribunal. Ahora.

    —…—Rúo no dice nada. Su expresión es tan vacía…

    —¡Vamos! ¿Era o no era usted?

    —Yo… —sí, ¡vamos! Lo va a confesar. Él lo hizo. Por eso oí cómo tartamudeaba ligeramente al hablar sobre quién pudo hacerlo.

    —¡Un momento!

    ¿Eh? ¿¡Quién ha dicho eso!? ¡¿Dónde…?!

    —¡Malditos jóvenes liantes! —viene de la galería, pero… no logro ver a nadie que se levante—. ¡Son todos corruptos, todos!

    —¡Orden, orden en la sala! ¡Por favor! Aquel que esté hablando, que haga el favor de levantarse y mostrar su cara ante este tribunal.

    —¡Sucios sin vergüenza! No puedo levantarme, ¡que alguien me ayude a hacerlo, vagos!

    Oh, dios. Creo que ya sé quien es. Aquel viejo cascarrabias.

    —Ejem —ahora que ya está de pie, ¿qué demonios va a decir este señor? —. ¡Maldita sea, abogaducho de pacotilla! ¡¿Quieres culpar de algo a Cyan?! ¡¿A Cyan?! ¡¡¿A Cyan?!! —ya lo oí la primera vez, no hacía falta repetir.

    —Ehm, disculpe, ¿usted es? —él es una molestia, su Señoría. Una molestia, estoy seguro.

    —¡¿Qué quién soy yo?! ¡El dueño original del bloque de pisos “La Alegría”! ¡Doroteo Tixna! Y exijo que cesen las acusaciones a mi inquilino de oro, ¡ya está bien, hombre, abogado metiche!

    ¿Qué demonios le pasa a este hombre con los jóvenes?

    —Pero, díganos, entonces, ¿puede demostrar lo contrario? Podría subir al estrado de testigos, si es así —no estoy seguro de si quiero interrogar a ese tipo, pero supongo que es lo mejor. Así que, venga, vamos a ello. Preparado para un nuevo testimonio.

    —¡Ni hablar! —pues no. Parece ser que no voy a interrogarme. No estoy seguro de si debo preocuparme o alegrarme por ello—. ¡El que tiene que subir al estrado es ese incompetente del pintor! ¡Ese maldito holgazán, no vale para nada!

    —¿P-Pintor? —ahora, aparece un pintor. Que alguien me explique qué está pasando aquí.

    Y Doroteo, apoyado en su bastón, ¿se ríe?

    —Un joven incompetente, como todos, estaba pintando el edificio, y para ello, usó un elevador externo, de esos que se usan para limpiar cristales. Ahora mismo, está en la parte B del bloque, contraria a la casa de la víctima, ¡pero el día del crimen estaba en el lado A! Y, abogaducho de pacotilla, ¡dime, ¿cómo demonios pudo nadie tirar ningún ramo por la ventana, si había un elevador en la mitad del edificio, eh?!

    ¿Q-Q-Qué? ¿Que había un elevador… fuera, en la parte A? ¡¿Y cómo es que hasta ahora nadie tenía noticias de esto!?

    —A-Así que el elevador estaba en el lado A el día del crimen —fiscal Gavin, ¡cuánta irritación! Casi tiembla toda la sala de ese golpe en el atril—. ¿¡Por qué nadie me informó de eso!?

    De nuevo crece el bullicio entre la gente. Y yo no me encuentro precisamente centrado ahora mismo. Oh, no. Tanta gente hablando me está poniendo nervioso. Y no hay nadie aquí para tranquilizarme.

    Es cierto, estoy solo. Llevo todo el juicio solo, y casi no lo he notado.

    —¡Orden, orden!

    —¡Ya lo ven, incompetentes, corruptos todos, abogaducho y fiscalucho! Si no pudo caer el ramo de flores, ¡lo tuvo que sacar alguien! ¡Y solo pudo hacerlo Cyan Rúo, ya que, según ustedes, él fue el que salió de la escena después del crimen! Si no pudo tirar el ramo por la ventana, tuvo que sacarlo por la puerta, pero Fina no vio ningún ramo cuando observó que salía Cam, o, según el abogaducho de pacotilla, Cyan. ¡Expliquen esto! ¡¡Explíquenlo!!

    —Quizá el pintor ayudó a sacar el ramo de flores. Puede que fuese cómplice y…

    —¡Protesto! —pero, ¿¡quién se cree que es este viejo para protestar e interrumpirme—. ¡Joven con mente ilusa! ¡¿Cómplice?! Ese pintorucho no sirve ni para poner una bombilla.

    —Mmm… veo que es necesario interrogar a este pintor. ¿Usted, señor Tixna, podría facilitarnos su nombre, por favor? Daremos un receso de media hora para localizarle.

    Una nueva parte aparece ahora. Un nuevo implicado, y un elemento que desconocía: el pintor y el elevador. Presiento que van a tener más importancia de la que parece.

    —¿El nombre del pintorucho? Es Butz. Larry Butz.


    Pruebas del caso:
    Informe de la autopsia: Muerte lenta por pérdida masiva de sangre, a consecuencia de una hemorragia severa. La herida fue producida con algún instrumento punzante, y el golpe fue directo en el estómago. La muerte sucedió entre las 12:30 AM y la 1:30 AM
    Pétalos de rosa: pétalos procedentes de una rosa roja que se encontraron en la escena del crimen, debajo y alrededor del cuerpo. Se ha demostrado que fueron colocados antes de la muerte.
    Foto del cadáver: en la foto, aparece la víctima bocarriba, con traje de chaqueta, sangre y pétalos a su alrededor. Su mano izquierda tapona la herida profunda de su estómago, y su brazo derecho está extendido. Roza con el índice uno de los trozos de la vajilla.
    Foto de la mesa y la vajilla caídas: en la foto, aparece la mesa tirada en el suelo, horizontalmente. Junto a ella, trozos de platos y vasos de porcelana. La sangre solo llega a tocar uno de los trozos, bastante grande, que además de mancharse de la sangre, llega a ser tocado por la mano de la víctima, que aparece en la esquina de la foto.
    Foto de la infidelidad: la foto muestra a Cam en la puerta de una casa, con un ramo de flores, de espaldas, viéndose ligeramente su perfil. Lleva en sus manos un ramo de flores lleno de extrañas y exóticas "mimosas" de colores y otras flores como rosas o claveles. La puerta de la casa está abierta, y puede verse a Bella Donna bajo ella. Ambos en la escena sonríen alegres.
    Traje de chaqueta: elegante traje blanco y negro que llevaba puesto la víctima cuando fue encontrado muerto. Parece indicar que la víctima pretendía salir a algún sitio.
    Pétalo de clavel: pétalo amarillo de un clavel que se encontró entre los platos rotos.
    Charco de sangre: el charco de sangre que rodeaba a Cam. Unos análisis muestran que pertenece a al menos cuatro personas distintas, y solo una pequeña parte pertenece a Cam.
    Llaves de la casa: tanto las llaves de Dessie como las de Cam fueron encontradas dentro de la casa, lo que indica que el asesino no pudo salir de la casa por la puerta.
    Ramo Exótico: ramo de flores, entre las cuales se encunentran varias mimosas (plantas cuyas hojas se cierran con el contacto) de colores extraños y muy grandes, así como algún clavel y demás flores. Parece ser que Cam se lo compró a Donna. Se encontró en casa de Cyan Rúo, pero existen muchas posibilidades de que antes estuviese sobre la mesa de Cam.



    Involucrados:
    Thomas Fate: edad 21. Ese soy yo. Recién graduado, este es mi primer caso.
    Apollo Justice: edad 22. Abogado defensor de mi agencia. A penas lleva un año en la abogacía, pero se puede ver que tiene mucho talento. Él es el encargado de ayudarme y asesorarme en este juicio.
    Klavier Gavin: edad 25. Un fiscal que hace poco dejó su banda de rock, "The Gavinners". Es bastante descarado, pero no parece mal tipo.
    Ness Daroul: edad 50. El Juez. Un hombre de larga barba negra. Es algo severo, pero suele ser conocido por dar buenos veredictos.
    Cameron Jacobs: edad 21, fallecido. La víctima de este caso. Fue compañero de mi facultad, junto con Jessie. Ambos estudiamos derecho, pero él decidió enfocar su vida a la docencia en universidad. Apenas llevaba meses trabajando.
    Desirée Hoskins: edad 21. La acusada de este caso, y mi cliente. Novia desde siempre de Cam, y mi mejor amiga. Estudió derecho con nosotros, pero a diferencia de nosotros, ella lo dejó en el último año, y actualmente no tiene trabajo.
    Bella Donna: edad 20. Vecina del bajo A del bloque de pisos de Cam y Dessie. Tiene una floristería. Siempre lleva junto a ella una cesta llena de pétalos, lo cual no deja de ser extravagante. Parece que era la amante de Cam, aunque por lo visto, solo fue su imaginación la que la hizo creer que tenían una relación
    Phoenix Wright: edad 33. Mi jefe, ex abogado. Actualmente está de viaje en Europa. Fue un abogado de prestigio que perdió su distintivo pro falsas acusaciones. Con su nombre limpio, podría volver a ser abogado cuando quisiese.
    Trucy Wright: edad 17. Hija adoptiva del jefe. Es una maga muy decidida y una inteligente y enérgica jovencita.
    Doroteo Tixna: edad 68. Anciano y cascarrabias dueño original de todos los pisos del bloque "La Alegría". Tiene su movilidad bastante reducida y actualmente posee dos propiedades en el bloque que no fueron vendidas a nadie. Actualmente vive en el bajo B.
    Fina Orm: edad 19. Vecina del bloque de pisos "La Alegría". Empedernida fotógrafa y periodista con una extraña e inquietante risa. Ella fotografío ambas aparentes "infidelidades" que cometió Cam.
    Cyan Rúo: edad 25. Vecino del bloque "La Alegría", y supuestamente, buen amigo de Cam. Es un hombre muy rudo y algo atemorizante que se asemeja algo físicamente a Cameron. Ahora parece ser que también puede ser amante de Cam.


    Larry Butz es otro personaje original de la serie, amigo de la infancia de Phoenix Wright. Es un chico mujeriego y torpe, que ha tenido multitud de oficios y ninguno le ha salido bien (ha sido artista, guarda de seguridad, repartidor de perritos calientes...).

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    Última edición: 16 Febrero 2014
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    Escritor
    Título:
    Thomas Fate: Ace Attorney
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    6549
    Nota previa: Este será el último capítulo del primer caso (que lo suyo me ha costado acabarlo ._.U). En todos estos capítulos finales de casos, como sucede en los juegos, habrá una parte conocida como "thought route", en la que el abogado en cuestión se hunde en sus pensamientos y va enlazando ideas y realizando afirmaciones que concluyen con la prueba definitiva que dará lugar al final del juicio. Cuando llegue la Thought Route, la escribiré en cursiva, poniendo las afirmaciones en negrita.

    Si queréis entender mejor cómo es que es la "thought route", os dejo este video donde sucede una thought route en uno de los casos del quinto juego de Ace attorney (peligro spoilers). Miradlo del minuto 45 al 52.



    Dicho esto...


    El caso de la comunidad.

    Día 2, Juicio, parte 2



    Como no rompa este silencio yo, nadie lo va a hacer. La tensión que tiene este hombre encima se puede respirar.

    —Em, bueno, ¿señor Butz?

    —Ngggggh, ¡yo no he hecho nada!

    Relájate, que no te estoy acusando. Poner excusas sin que nadie te las pida, es señal de que ocultas algo, Larry Butz. “Excusatio non petita, acusatio manifesta”.

    —Ejem —Gavin, menos mal que hablas, pensaba que íbamos a estar en silencio todo el tiempo—. ¿Nombre y profesión?

    —Nggh. ¡L-L-Larry BUTZ! ¡Y ahora mismo estoy trabajando de pintor en el edificio “La Alegría”, señoría!

    —Bien, ¿podría declarar sobre lo que pueda acerca del crimen que en este tribunal acontece, y, más concretamente, sobre sus movimientos en esa noche?

    —Nggh, sí.

    Oculta algo. Vamos, no hace falta estudiar cuatro años para darse cuenta. La cuestión es, ¿qué oculta? Posiblemente el simple hecho de haber sido llamado aquí hace que se ponga nervioso. ¿Quizá cree que lo hemos llamado porque sabemos ese secreto? Bah, en cualquier caso, este tipo no parece ser precisamente difícil de manipular… aprovecharé eso. Veamos qué testimonio nos ofrece.


    Y-Y-Yo no conocía al pobre Cam, ¡solo de vista! Después de todo solo llevo trabajando desde hace dos semanas en el bloque, ¡no me ha dado tiempo de nada! Demasiado rápido estoy trabajando ya.

    La noche en la que sucedió aquello, yo estaba trabajando pintando el ala “A” del bloque de pisos. Había comenzado a pintar desde arriba, como acostumbro a hacer. Y, pues eso hice en aquella noche. N-Nada más, ¡ni un poquito más!


    —…

    —…

    —…

    ¿¡Eso es un testimonio!?

    —Eh, uh, supongo que puede interrogarlo, Sr. Fate, aunque no ha aportado mucho, no sé si será suficiente para…

    —Tranquilo, su señoría, me las apañaré —si no declaras en condiciones por ti mismo, ya hará Fate que sueltes prenda.


    Y-Y-Yo no conocía al pobre Cam, ¡solo de vista! Después de todo solo llevo trabajando desde hace dos semanas en el bloque, ¡no me ha dado tiempo de nada! Demasiado rápido estoy trabajando ya.

    —¡Un momento! Yo no diría tan rápido, ¿no cree? No sé, desconozco el proceso que pueda llevar pintar un edificio, pero de las cuatro caras que tiene, lleva usted pintada solo una lateral y el ala B. Y solo con tres pisos, luego no es tan grande. ¿Tanto tiempo le está costando, que necesita de una semana por cada cara del edificio?

    —Eh, yo, ¡¡lo hago lo mejor que puedo, vale!!

    Sí, claro. Lo que eres es un vago.

    —Señor Butz, ¿en serio ha estado trabajando duramente todos los días? ¿No se habrá distraído con algo o alguien?

    —¡M-Me ofende mucho que dude de mí señor abogado!

    —No has respondido a mi pregunta. ¿¡Has estado escaqueándote del trabajo o no!?

    —¡Eeeeek! ¡¡Sí!! ¡Sí, me escaqueé, sí, solo un poco! Ya sabe, la hora del bocadillo siempre se alarga un poco.

    Tal y como pensé, este tío es como un libro abierto, solo hace falta mover las hojas.

    —Así que se pasa el tiempo ganduleando y “tomando el bocadillo”. Vaya. Un dato curioso.

    —¿Cree que deba añadirlo el testigo a su testimonio, Sr. Fate?

    —Claro, su Señoría.


    Bueno, vale, quizá no trabajé tan rápido. Puede que holgazanease un poco. Ya sabe, siempre se alargan las paradas para comer.


    —¡Un momento! Es extraño que se alargue tanto una parada para tomarse “un bocadillo”. ¿Quizá no solo se tomba el bocadillo, sino que iba a algún bar o estaba con alguien?

    —Va-vale, sí, tiene razón, iba al bar de en frente, y…

    —¡Protesto! En frente no hay ningún bar. El único lugar donde podría estar sin que los demás le viesen holgazanear sería en uno de los pisos. ¿Pasó usted el tiempo con alguno de los inquilinos, cierto?

    —¡N-No!

    —¿Con quién pudo ser?

    —¡Le estoy diciendo que no!

    —A ver, pensemos. Sería demasiado sospechoso que fuese con Cam y con Dessie. Y dudo que Fina sea su tipo de mujer.

    —¿Es que no me oyes?

    —Claro, obviamente, no ibas a estar con Doroteo, él no aguanta a los jóvenes, no te dejaría ni poner un pie en su casa. Y, ¿por qué motivo ibas a estar con Cyan? Mmm, no. A usted le pega más estar con alguien como… Bella Donna.

    —¡Nggh!

    —Además, es a la que más sencillamente podrías conocer, ya que bastaría con entrar en la floristería. Posiblemente estuvieses en tu “hora del bocadillo” y decidirías entrar en la floristería. Allí la conociste, e iniciaste un romance con ella.

    Me encanta, lo estoy improvisando todo y por su cara parece que estoy dando en el clavo. Este pintor es un cuadro.

    —Exacto. Ella cumple el perfil perfecto de chica vulnerable, fantasiosa y que sería fácil de conquistar. Al fin y al cabo, estaba despechada y desolada porque su amor, la víctima, no la correspondía. Era una presa fácil para usted.

    —Yo… yo… —eso es, mi librito, ¡ábrete! ¡Muéstrame un bello dato a mi favor! —. ¡Síiiiiii! ¡Es cierto! —¿p-por qué llora? —. Mi pequeña Belly… ¡no la metáis en esto! ¡Ella no tiene la culpa de nada! ¡No os metáis en sus asuntos, ella no tiene la culpa!

    —Tranquilícese, señor Bu… —un segundo, aquí nadie ha acusado a nadie, y además… ¿qué es eso de los asuntos?

    Mmm… este testigo me encanta, ¡es tan fácil interrogarlo!

    —¡Su Señoría! La defensa solicita que se añada la última afirmación al testimonio.


    Vale, sí, conocí a Bella en una de mis horas de descanso, pero, ¡ella no tiene nada que ver! ¡Sus asuntos no tienen relación con este crimen!


    —¡Un momento! ¿De qué asuntos estamos hablando, Larry Butz? Que yo sepa, nadie ha mencionado nada de ninguno de sus asuntos. ¿Qué tiene que ocultar?

    —¡Eeek! ¡N-N-Nada! ¡Absolutamente nada! ¡S-Sigamos con el interrogatorio…!

    —¡Protesto! —¿Gavin? —. Déjese de ocultar información al tribunal. Cualquier cosa en relación con los sospechosos podría ser importante para la resolución del caso.

    —Pero… pero… pero ella no tiene la culpa.

    Ahora, habla de “culpa”. ¿Culpa de qué? ¿Qué oculta Bella Donna? Sin duda, algo de lo que podría echársele la culpa, algo de lo que ella aparentemente es culpable. Pero, ¿le contaría a Butz, que lo conoce de tan poco tiempo, algo que pudiese afectarla de esa manera?

    ¿Y si no se lo contó?

    —Dígame… ¿le contó Bella ese asunto del que “no tiene la culpa”?

    —No. Digo, ¡no hablemos de ese tema!

    —No se lo contó, ¿verdad?

    —Nnngh, ¡deje de jugar así conmigo!

    —Eso es que es cierto —el fiscal Gavin me ayuda… es extraño. Tal vez lo que declare perjudique a Bella Donna, ¿por qué interviene? —. Y, si ella no se lo contó directamente, ¿podría ser, quizá, que usted vio ese secreto con sus propios ojos?

    —¿Y cómo vio el secreto con sus propios ojos? Debe ser algo que estaba escondido y usted encontró. Posiblemente, uh, ¿en la floristería?

    —Evidentemente tuvo que ser en la floristería, Sr. Fail. Es el único sitio en el que él pudo entrar libremente. Bastaría que ella estuviese ocupada en algo que no debía saberse y Butz la viese. Así descubrió el secreto.

    —… ¡¿Pueden dejar de ir contra mí?! —míralo, ¡parece un corderito indefenso!

    —Entonces, ¿lo admite? —desde luego, se le da muy bien presionar al fiscal Gavin—. ¿Vio a Bella Donna hacer algo que no debía saberse?

    —… Perdóname, Belly —eso ha sonado muy distinto al resto de sus frases. Parece que va a confesar—. Cuando entré el otro día, no vi a nadie en la floristería. Así que comencé a llamarla, pero no respondía. En la trastienda, donde supuestamente guardaba los abonos y demás, me dio por acercarme y… la vi allí.

    —¿La viste…?

    —¿…allí?

    —Sí. La vi allí.

    —¿Y qué estaba haciendo? —sí, es lógico que le pique tanto la curiosidad, Juez Daroul, yo también quiero saber ya qué narices sucede aquí.

    —Estaba…

    —¡Protesto! —¿qué? ¿quién? ¿cómo? ¿p-por qué? —¡Estúpidos jóvenes vagos, ayudadme a levantarme! —oh, no, ÉL otra vez no… —. ¡¿Qué se supone que pretendes, pintorucho desalmado y estúpido?! ¡No se te ocurra decir nada malo de Bella! ¡Eres un vago, un mujeriego y un… cof, cof, cof!

    Oh, dios, este hombre definitivamente lleva la palabra problemas escrita en la cara. ¿¡Por qué tiene que ser tan molesto!?

    —Pero, ¿qué está diciendo ahora, Señor Tixna? —hazme un croquis, si eres tan amable, porque definitivamente me cuesta entenderte.

    —¡Estoy diciendo que sois todos unos incompetentes! ¡Ese pintorucho miente! —si ni siquiera ha dicho aún lo que estaba haciendo Donna, ¿cómo puedes saber si miente o no?

    —Si tan seguro está de que Butz miente, señor Tixna, ¿haría el favor de bajar de la galería y subir al estrado para declarar?

    —¡¡Ni hablar!! ¡No me rebajaré al nivel de esta justicia patética!

    ¡Eeek! ¡E-Ese golpe en la mesa me ha asustado, fiscal Gavin!

    —¡Pues entonces, cállese, y deje hablar al testigo! Si eres tan amable, Larry Butz, ¿qué hacía Bella Donna en la trastienda?

    Ese silencio… esos pocos segundos de silencio tan tensos. Definitivamente, Larry se está pensando muy bien lo que va a decir.

    —Yo… vi cómo Belly empaquetaba en un gran saco un polvo blanco. Toda la trastienda estaba llena de droga y veneno. De botellas llenas de líquidos y polvo.

    —¿Q…?

    —¿Qu…?

    —¿Quéeeeee? —ya lo que me faltaba, ¡¿veneno?! ¿Qué pinta un comercio ilegal de veneno en todo esto? ¿Se supone que la floristería era una tapadera? ¿Acaso Bella Donna era una traficante ilegal? Realmente no le pega mucho…

    Y, ¿por qué Tixna lo sabía? ¿Y por qué tanto interés en que no lo cuente Butz? Hmm… aquí hay gato encerrado.

    —E-Entonces, ¿había tráfico ilegal de veneno y droga en su floristería? —sí, eso es lo que saltaría a la vista, Gavin.

    —S-Sí. Pero, ¡Bella me juró que ella solo se encarga de entregar los pedidos! ¡Ella no es la que dirige aquello, de verdad! —así que Donna le dijo a Butz que simplemente se encarga de hacer las entregas. Eso significaría que hay alguien más detrás de todo esto.

    —¿Y quién lo dirige, entonces?

    —N-No me lo dijo.

    Claro, era evidente. Sería demasiado fácil.

    Narcotráfico… bueno, sería más normal. Pero, ¿comercio de veneno? ¿Por qué tengo la impresión de que vuelve a ser otra vez lo mismo de aquella vez?

    —Bien, ante los nuevos datos, es conveniente que suba a declarar Bella…

    —¡Protesto! —¿Gavin…?—. Su Señoría. No creo que sea conveniente que ella suba a declarar. Además, la defensa aún no ha terminado su interrogatorio… ¿no es así, Sr. Fail?

    —¿Huh? Eh, no, claro que no. Aún no lo he acabado, ¡Su Señoría! —no sé muy bien hacia donde quieres ir, Gavin, pero me da la sensación de que quieres ayudarme. Sin duda no pareces un fiscal. Ellos jamás ayudarían a nadie si eso supusiese perder.


    La noche en la que sucedió aquello, yo estaba trabajando pintando el ala “A” del bloque de pisos. Había comenzado a pintar desde arriba, como acostumbro a hacer. Y, pues eso hice en aquella noche. N-Nada más, ¡ni un poquito más!


    Claro, y por eso tartamudea. Salta a la vista que aquel día no estuvo en su puesto de trabajo a la hora del crimen.

    —¿Hasta esa hora estuvo usted trabajando?

    —Sí, la verdad es que sí, me presionaban mucho con que acabase pronto, especialmente uno de los vecinos —sí, puedo imaginarme de qué viejo estamos hablando.

    Entonces sí que estuvo allí. Pero sé que no estuvo en su puesto. Solo debo demostrarlo, pero, ¿cómo puedo probar eso? ¿Hay algo que sirva para demostrar que no estuvo en su puesto de trabajo la noche del crimen?

    —¡Protesto! —muy bien, Fate, has gritado sin pensar. Ahora debes elegir rápido algo que pueda probar que no estuvo en su puesto de trabajo. Que no estuvo en el elevador… ¡claro! —. Por favor, señor Butz, ¿puede confirmarme por qué parte del edificio iba usted pintando en ese momento, por favor?

    —Por, eh, el ala A del edificio, y comencé desde arriba.

    —¿Más o menos a la altura de la ventana del salón del 3ºA?

    —Supongo que sí.

    —Guau, ¡entonces solo caben dos opciones, o usted vio con sus propios ojos el crimen o usted es el asesino!

    —¿Q-Qué está diciendo, señor Fate? Explíquese ante este tribunal.

    —Por supuesto, Su Señoría. Hagan el favor de echar un vistazo a la foto de la mesa y los platos caídos. Si miramos, la mesa está tumbada junto a la ventana, en dirección opuesta a esta. Y la ventana, que se aprecia al fondo de la foto, ¿cómo está? Cerrada, sí, pero con las persianas abiertas. Cualquiera que pudiese, con un elevador, mirar desde fuera, podría fácilmente ver lo que sucedía dentro.

    —Ah… ¡ajá! —je. Una vez más logré convencer al Juez Daroul—. Entonces, ¡señor Butz! ¡Usted pudo ver el crimen perfectamente!

    —Eh… yo…

    —Claro que no pudo ver nada. Porque no estuviste en tu puesto, ¿cierto?

    —¡Eeek! Yo… yo… ¡es cierto que no estuve en mi puesto! ¡Pero lo abandoné a las 2:00 AM más o menos! ¡A la madrugada! Antes de esa hora yo estuve allí, ¡lo juro!

    Um. Es extraño. Si él no estuvo allí, cualquiera pudo haber manipulado el elevador para sacar de allí sin problemas el arma del crimen y el ramo de flores. Incluso pudo haber… ¡entrado por ahí! Claro, sería una fácil vía de entrada, por la ventana desde el elevador. Claro, pero la ventana estaba cerrada, eso es un punto en contra. Además… Larry dice que antes de las 2:00 AM estuvo en el elevador, y frente a la ventana de Cam. Pero no vio ningún crimen. Y según hemos descubierto ya, el crimen se produjo más o menos sobre las 11:30 PM. Entonces, ¿por qué no lo vio?

    —Si lo que usted dice es cierto, y no presenció cómo se cometía el crimen… solo cabe una posibilidad.

    —¿Cuál?

    —En seguida, Su Señoría, pero antes, quiero saber algo: ¿cuándo regresaste de tu anterior “hora del bocadillo”?

    —Eh, como a las 10:30 PM —madre mía, trabajó una hora y media antes del próximo descanso, a eso lo llamo yo disciplina.

    —Otra cosa, ¿vio el testigo el ramo de flores sobre la mesa y la mesa llena de platos y vasos, así como pétalos de rosa esparcidos por el suelo junto a la mesa?

    —Así es.

    —Y por último: ¿vio salir o entrar a alguien?

    —Pues… nada más llegar, vi las luces apagadas por completo. Y poco antes de irme, vi cómo entraba Cameron. Aún estaba algo oscuro, pero pude ver como entraba, eso seguro. Ya tras eso, como no soy ningún cotilla, me fui a mi siguiente hora de descanso.

    —O sea, que eso sucedió más o menos a las 2:00 AM, cuando usted vio a Cam.

    —Diría que sí.

    Je. Comienzo a hacerme una idea de qué está pasando aquí. ¿Y si todo el tiempo hemos mirado donde no debíamos? El señor Wright tenía razón. Hay que mirar las cosas desde otra perspectiva.

    —La única posibilidad que antes dije que podía ser es… que el crimen no se cometiese en la casa de la víctima. Es decir, la escena del crimen fue otra.

    —¡Pero eso es una locura! —te equivocas, Gavin.

    Se me hace hasta obvio. Larry no vio el crimen, y estuvo a la hora a la que se cometió presenciando la supuesta escena del crimen. Si no vio el crimen allí, es por la simple y sencilla razón de que el crimen se cometió en otro lugar.

    Y tengo la prueba definitiva que lo demuestra. Mi arma secreta.

    —Claro que es posible, fiscal Gavin. De hecho, el charco de sangre acredita que mi afirmación es cierta.

    —Explíquese, por favor.

    —Claro, Su Señoría. Verá, los análisis de la sangre que se encontró alrededor de la víctima han demostrado que, si bien había una poquísima porción de sangre de Cameron entre ella, la mayor parte de la sangre pertenecía a una variedad de personas anónimas. Había al menos cuatro o cinco tipos de sangre. ¿Sabe lo que eso indica? Que el cuerpo no estuvo allí cuando se cometió el apuñalamiento, y alguien colocó allí sangre probablemente obtenida de algún hospital, sangre para donaciones, para que pareciese que el crimen sucedió allí.

    —Eso es imposible. ¿Cómo llegaría después el cadáver a casa de la víctima? ¡Recuerda que Fina Orm estuvo vigilando, y solo vio entrar al que usted supone que era Cyan Rúo, y no llevaba junto a él nada! Mucho menos un cadáver.

    —Eso, señor Gavin, tiene una explicación muy sencilla; el elevador. Mientras Butz no estaba en el elevador, cualquiera pudo usarlo para, por ejemplo, subir un cuerpo.

    —P-Pero, entonces, ¿dónde se cometió el crimen?

    Eso es algo que aún no sé. Y tampoco sé por qué se cometió. Pero creo que sé quién.

    Al fin y al cabo, es el único que no tiene una coartada o una prueba que acredite que estaba haciendo otra cosa en el momento del crimen. Donna estuvo con Butz poco después del crimen, ella no lo hizo. Supuestamente, y la creencia de que eso es cierto se ha basado mi argumento, Fina Orm estuvo en su casa vigilando. Y Cyan Rúo… si lo que creo es cierto, él tampoco pudo hacerlo. Entonces… solo queda una persona.

    —La defensa solicita, para tratar de responder a todas las preguntas restantes, que suba al estrado el verdadero culpable: ¡¡Doroteo Tixna!!

    —¡S-Señor Fate! ¡Lo que está haciendo es una acusación muy grave!

    —No se preocupe, Su Señoría. Aceptaré las represalias si me equivoco.


    —¿Nombre y profesión, testigo?

    —¡¡Estúpidoooooos!! —basta ya, Tixna. Te toca hablar. No te evadirás con tus insultos y tus patrañas—. ¿¡Cómo se atreven, jóvenes ineptos, a acusarme de asesinato!?

    —Para eso sube al estrado, para desmentir eso, si realmente es una mentira. Haga el favor de responder: ¿nombre y profesión? —el fiscal Gavin se ve muy involucrado en el caso. Parece estar ansiando buscar la verdad… apenas me ha puesto pegas en todo el juicio, como acostumbraba a hacer.

    —¡Bah! ¡Doroteo Tixna es mi nombre! ¡Y soy jubilado! ¡Y dueño original del bloque de pisos “La Alegría”!

    —Bien, ahora, declare sobre la acusación que la defensa acaba de realizar contra usted. ¿Fue usted quien mató a Cameron Jacobs?

    —Je. ¡Pobres jóvenes ignorantes! ¡¡Se arrepentirán de haberse reído del gran Tixna!!


    ¡Patéticos jovenzuelos y patética justicia! ¡Ineptos! ¡Estúpidos!

    ¿Cómo se atreven a acusarme a MÍ de un asesinato? ¡Y encima dicen que se cometió en otro sitio y que la sangre no es de Cam! ¡Que viene de un hospital, dicen! ¡Bah, patrañas!

    Además, ¿dónde maté a Cam? ¿En mi casa, o fuera en plena calle? Claro, y cargar con el cuerpo pasando justo en frente de la floristería. ¡¡Seré viejo, pero no estúpido!! ¡Para llegar hasta el elevador tendría que haber pasado desde mi casa, el Bajo B, hasta el ala A por la parte de fuera del edificio, ¡y eso implicaría que Donna pudiese verme!

    Por supuesto, otro punto flaco en esa estúpida acusación es el móvil. ¿Por qué motivo iba yo a matar a un jovenzucho más? ¡De hecho, perdería dinero, él me pagaba por la casa! Bah, estúpidos jóvenes sin sentido.

    ¡Así que ya lo ven! No tengo ni móvil, ni oportunidad. ¡¡Esto es una pérdida de tiempo!!


    Um… No ha aportado gran cosa, pero sus argumentos son simples y efectistas. Tengo que lograr desmontarlos.

    —Puede iniciar el interrogatorio, Sr. Fate.

    Vamos allá. ¡Te tengo, Tixna!


    ¡Patéticos jovenzuelos y patética justicia! ¡Ineptos! ¡Estúpidos!


    Desde luego, no había una forma mejor para empezar un testimonio. Casi parece su sello personal.


    ¿Cómo se atreven a acusarme a MÍ de un asesinato? ¡Y encima dicen que se cometió en otro sitio y que la sangre no es de Cam! ¡Que viene de un hospital, dicen! ¡Bah, patrañas!


    —¡Un momento! Apuesto a que usted, con su edad, va al hospital con frecuencia. Posiblemente tenga facilidad para robar paquetes de sangre.

    —Claro, ¿¡y cómo se supone que la coloqué en la casa de Cam!? ¿¡Traspasé las paredes!? ¿¡¿¡LLEGUÉ VOLANDO!?!? —dios, qué carácter… este hombre debería tomar pastillas contra el estrés.

    Pero tiene razón, en parte. No pudo subir hasta el 3ºA y soltar la sangre y el cuerpo. ¡Aunque usase el elevador, no tiene forma física para cargar con todo! Y además… la ventana, recordemos, estaba cerrada.

    O sea, en definitiva, el cuerpo TUVO que entrar por la ventana ayudado del elevador, pero eso implicaría que alguien la abrió para que el cuerpo entrase por ahí, y colocando previamente la sangre falsa. Y todo eso no pudo hacerlo Doroteo por su falta de movilidad, ya que no podría ni subir unas escaleras, ¡tardaría muchísimo tiempo en hacerlo! Mucho menos ir desde el bajo hasta el tercero.

    Así que… tiene que haber otra persona que le ayudase. Alguien al que hubo dos testigos que vieron entrar en la casa pero que, debido bien a la oscuridad o a que se encontraba medio dormida, confundieron con Cam.

    Sí… Rúo tuvo que colaborar con el crimen, estoy seguro. De alguna manera, y por alguna razón. Además, no debo olvidar esa foto de los amigos, esa foto donde supuestamente él y Cam se dan un beso. Debe haber algún truco.

    —¿Y bien, Fate? ¿Continuamos con el interrogatorio, o tiene algo más que decir?

    —Oh, no, nada, Su Señoría —por ahora—. Continuemos


    Además, ¿dónde maté a Cam? ¿En mi casa, o fuera en plena calle? Claro, y cargar con el cuerpo pasando justo en frente de la floristería. ¡¡Seré viejo, pero no estúpido!! ¡Para llegar hasta el elevador tendría que haber pasado desde mi casa, el Bajo B, hasta el ala A por la parte de fuera del edificio, ¡y eso implicaría que Donna pudiese verme!


    —¡Un momento! —dónde. Esa es la pregunta. La pregunta cuya solución aún no sé. Es obvio que lo que dice tiene coherencia. Nadie en su sano juicio se atrevería a cargar con un cadáver por la calle. Pero… eso solo deja lugar a dos posibilidades. Si no salió el cuerpo por la calle, es porque salió por la ventana de una de las casas. Y si no pudo ser en el 3ºA, como hemos demostrado, solo pudo ser en otro de los dos pisos que tenía conexión al elevador… el Bajo A y el 2ºA.

    Claro. Un piso vacío, que pertenecía a Doroteo. El mejor lugar para cometer un crimen.

    —¿Señor Fate? ¿Le sucede algo?

    —¡Oh, no, nada, Su Señoría! —vamos poco a poco enlazando todo—. Prosigamos con el interrogatorio.


    Por supuesto, otro punto flaco en esa estúpida acusación es el móvil. ¿Por qué motivo iba yo a matar a un jovenzucho más? ¡De hecho, perdería dinero, él me pagaba por la casa! Bah, estúpidos jóvenes sin sentido.


    —¡Un momento! —llegamos al por qué. ¿Por qué lo hizo? ¿Qué motivos pudo tener Doroteo para querer matar a Cam?

    Y, ¿por qué tanta insistencia de este hombre en que antes no se revelase el secreto de la floristería? Un momento… ¿y si ambos están relacionados? Recordemos lo que dijo Larry, que Donna no era la que dirigía aquello. ¿Y si lo dirigía Tixna? ¿¡Y si Cam descubrió lo que allí se cocía!? ¡Sería motivo suficiente para matar a alguien!

    Pero entonces, ¿por qué no murió también Butz? Él también lo averiguó. ¿Y si… planeaba matarlo después? ¿Y si necesitaban que estuviese vivo? ¿¡Y si el simple hecho de que conociese a Donna era parte del plan!?

    Entonces Donna también estaría metida dentro del plan. Ella debía atraer a Larry para dejar libre el ascensor. Y Fina Orm, ¿qué hay de ella? Ella vigilaba… ¿por hacer fotos? Y qué fotos tan convenientes. No, ella hizo la foto que todos querían que viésemos, y mientras vigilaba para que nada pasase. Sabía de maravilla que el que entró era Cyan Rúo.

    Porque en ese edificio, ¡todos están metidos en el tráfico de tóxicos! Y cuando Cam se enteró, no querría colaborar… por eso había que deshacerse de él, y posiblemente, la siguiente… fuese Dessie.

    —Señor Tixna. Su testimonio está ayudándome a descubrirlo todo.

    —Hmpf. Eres un joven crío y presuntuoso, ¡como todos!

    No sé si estaré divagando, o realmente tengo razón. Pero parece que las ideas me vengan solas. Es la hora de dar el protesto final.


    ¡Así que ya lo ven! No tengo ni móvil, ni oportunidad. ¡¡Esto es una pérdida de tiempo!!

    Una, dos, y…

    —¡¡Protesto!! La verdad, Doroteo Tixna, creo que tiene tanto un móvil como una oportunidad. Y sé dónde se cometió el asesinato.

    —Adelante, joven. ¡Ilumíname con tu estúpido conocimiento!

    —Encantado. Sabemos que el cuerpo de Cam fue metido en el 3ºA a través de la ventana. Eso quiere decir que se usó el elevador, y, como bien dijo usted, nadie sería tan estúpido como para cargar un cuerpo en plena calle. Entonces, el único lugar donde pudo suceder el crimen tiene que ser un piso que conecte con el elevador a través de la ventana. Un piso como el 2ºA, ¡piso vacío que le pertenece a usted, Doroteo Tixna! ¡Estoy seguro de que si van allí, encontrarán restos de sangre y el arma del crimen!

    —S-Su Señoría…

    —C-Claro, fiscal Gavin. Ejem. ¡Alguacil! Manden a hacer esos análisis, ¡ya!

    ¿Y esa risa, Doroteo? ¿Q-Qué le está pasando? ¿Por qué coloca su bastón en sus hombros de esa manera tan presuntuosa?

    —Muy bien. ¿Quieres jugar? Pues juguemos. Estoy deseando ver si esos análisis demuestran todo lo que dices —su tono de voz, su actitud… ha cambiado radicalmente.

    —Estupendo. Mientras tanto, seguiré desmantelando la verdad, si la acusación no tiene nada en contra, claro.

    —La acusación está deseando oír el solo de guitarra final.

    Gracias, Gavin. No eres como todos los fiscales.

    —¿Cómo llegó usted al segundo? No pudo subir las escaleras, eso está claro. Pero sin duda, a Donna no le extrañaría verlo pasar de noche frente a su floristería. Si no lleva ningún cuerpo, no sería nada raro. ¡Usted salió de su casa, montó en el elevador, y subió hasta la ventana del 2ºA, que previamente había abierto su cómplice! Allí esperó a que Cam llegase. Posiblemente lo habría citado usted allí, donde lo mató. Luego cargó su cuerpo en su silla de ruedas y lo arrojó al elevador por la ventana. Allí, subió usted una vez más al elevador y subió hasta el 3ºA, donde su cómplice le esperaba, para meter el cuerpo y colocarlo todo tal y como debía de ser.

    —¿Y quién es mi cómplice, si puede saberse?

    —Todos. Pero el que más te ayudó fue Cyan Rúo, eso está claro.

    —¿C-Cómo que todos, Sr. Fate? Explíquese.

    —Es sencillo. Esa tienda de flores era una tapadera para ocultar el verdadero negocio, el tráfico de venenos. Un negocio en el que todo el edificio participaba. Llegado un nuevo inquilino, le propusieron a éste participar el negocio cuando lo descubrió, pero se negó. Por eso había que matarlo.

    >>Donna sería la que atraería al pintor, que fue contratado solo y exclusivamente para disponer de los elevadores. Así, ella garantizaría que Butz no estuviese allí cuando los elevadores fuesen necesarios. Posiblemente el primer testimonio que ella dio al tribunal era el plan “A”, el plan más sencillo para evadir a la justicia, pero no les funcionó, y hubo que desmentirlo. Bella no amaba ni por asomo a Cam.

    >>Orm se encargaba de hacer las fotografías incriminatorias y de vigilar que nadie se acercase a la casa de Cam, nadie salvo quien tenía que hacerlo, claro.

    >>Rúo se encargaba de ayudarlo como cómplice, dado su gran parecido con Cam. Sería perfecto para engañar la vista de Butz en la oscuridad. Además de que él arrastraría el cuerpo hasta su lugar, abriría las ventanas a Doroteo, y demás.

    >>Y claro, usted, como “jefe” del grupo, ejecutó el plan y asesinó a Cam.

    De nuevo se ríe… empieza a ser siniestro.

    —Brillante. Entonces somos una especie de asociación criminal, ¿no?

    No, lo que realmente creo es que sois una facción de la CSA. Pero eso no tiene mayor trascendencia ahora mismo.

    —Bueno, tu exposición es brillante, pero se te escapan varias cosas: ¿por qué nos llevamos el ramo de flores de la escena? ¿Por qué los pétalos de rosa en el suelo? ¿Y cómo explicas la foto de los “amigos”? ¿Y qué me dices del destrozo de la mesa y los platos, por qué? Además, no tienes pruebas de que lo haya hecho yo.

    —En cuanto traigan el arma del crimen, yo…

    —¡Señor Daroul! —ah, al fin llega el alguacil. Ya era hora—. ¡Ya están los resultados del registro!

    —Genial. Procedamos a leerlos —puedo cortar la tensión aquí con un cuchillo. ¡Vamos, Juez, habla ya, por favor! —. Efectivamente, se han encontrado rastros de sangre de la víctima en el 2ºA, pero nada parecido a un arma del crimen.

    —Ja, ja, ja. Te lo dije, amigo. ¡Oh, qué desgracia! S-Se me perdieron las llaves el otro día, las llaves del 2ºA. ¡Algún landrozuelo debió cogerlas y entró a robar, pero Cam, al ver la puerta abierta, entró heroico… el pobre murió en sus manos, y luego lo subió como la defensa alega hasta su casa, y se marchó, usando el elevador! —¡Mientes! ¡Eres un sucio rastrero, Tixna! —. ¿No te parece una teoría válida, fical Gavin?

    —… —G-Gavin, ¿tú también? —. Me gustaría decir que no, pero es un hecho que pudo suceder así.

    Agh. ¿¡Qué hago!? Si no demuestro que eso es una tontería, ¡este hombre se escapará! Sí, quizá gane el juicio, pues Dessie estaría fuera de sospechas, pero, ¡ah, mierda, estaba tan cerca!

    Soy un inútil. Después de todo, no soy capaz de llegar hasta el final. Tanto esfuerzo para atascarme por un puñado de mentiras. N-No valgo para ser abogado. Ni siquiera tengo una respuesta para todos esos interrogantes sueltos que ha lanzado Doroteo…

    —¡Tommy! —¿¡D-Dessie!? —. ¡Cuando vi a Cam tirado en el suelo, estaba bocabajo! ¡Y luego apareció bocarriba, como se ve en la foto! Antes no me percaté, pero ahora me he dado cuenta. ¡Venga! ¡Tommy, levanta esa cara! ¡Sabes que tienes razón, y sabes que puedes demostrarlo! ¡Vamos Tommy! ¡Yo… yo confío en ti!

    —Gr-Gracias, Dessie —de todo corazón—. Pero, y-yo no puedo…

    —¡Protesto! —¿Gavin, tú…? —. Oh, vamos, ¿no me digas que el concierto va a acabar así? ¡Un verdadero artista no deja a su público con las ganas! ¡Y más aún, cuando el principio de la canción ya se ha ganado el respeto de éste! Las canciones que empiezan, deben acabarse.

    —Y-Yo…

    —¡Un momento! —¿¡Trucy!? ¿¡Qué hace aquí ella!? —. ¡Venga, Tommy! ¡Yo te apoyo! ¡Lo estás haciendo genial! ¡Papá y Apollo estarían orgullosos! ¡Ahora, acláralo todo y demuestra lo que vales! ¡Y recuerda lo que diría Apollo.

    Tienes razón. Respira hondo, Thomas.

    —… ¡¡Soy Thomas Fate, y estoy bien… y listo para el solo de guitarra!!


    Bien, sabemos que Doroteo tuvo que utilizar el elevador para subir hasta el segundo A, y allí entró por la ventana, previamente abierta por Rúo. Tendría que haber subido en el primer descanso de Larry, antes de las 10:30. Esperaría allí Doroteo hasta que llegase la hora, en la que probablemente citó a Cam por cualquier motivo, y lo mató. Esperó a que Donna le diese el mensaje de que Larry estaba fuera de su puesto, a las 2:00 AM más o menos. Entonces montó al elevador con el cuerpo de Cam y esperó a que su cómplice Rúo hiciese el resto.

    Pero lo que sigue sin cuadrarme es, ¿cómo puede ser falsa la foto de los “amigos”? Sin duda, se ve a Rúo de frente, y de espaldas a alguien que parece ser Cam. ¿Qué esconde la foto?

    En la foto se usó un espejo.

    ¡Claro! ¡Un espejo! ¡¡Un espejo!! Si Cyan se ponía de frente a un espejo, en la foto se vería como él mismo se besaba a sí mismo, y ya sabemos que de espaldas él parece Cam. ¿Cómo no me he fijado? Se ve claramente cómo el flash de la cámara se refleja en el espejo.

    Así que así fue como lo hicieron. Pero, ¿qué hay de la mesa tirada en el suelo? ¿Por qué tirarla? Ya lo dijimos en el otro juicio, al caer, se despertaría Dessie. Es absurdo. ¿O… no tanto? ¿Y si la mesa debía caer? ¿y si era necesario?

    Tiraron la mesa para que el cuerpo pudiese entrar.

    Efectivamente. Si la mesa, junto a la ventana, estaba de por medio, el cuerpo no podría pasarse con facilidad. Por eso hubo que tirarla, para dejar espacio y poder meter el cuerpo fácilmente en la casa. Pero, entonces, al caer la mesa, Dessie se despertaría. Es materialmente imposible que les diese tiempo a colocar el cuerpo e irse antes de que ella acudiese alarmada. ¿Cómo lograron que no se diera cuenta de nada? Y si…

    El cuerpo que vio Dessie era Cyan Rúo.

    Eso es. Despertó por el sonido de los platos al romperse, los cuales tiró Rúo, y, cuando Dessie vio a Cam muerto, lo vio de espaldas. Se alarmó tanto que fue directa a la cocina, a llamar a la policía con el teléfono. Pero el que estaba tumbado de espaldas era, una vez más, Cyan Rúo, haciéndose pasar por él. ¡Seguro que en su armario encontraríamos un traje de chaqueta con restos de sangre!

    Aprovecharon el momento en que Des estaba llamando por teléfono para sustituir el cuerpo falso por el auténtico y largarse de la zona, devolviéndole al cadáver las llaves de la casa, que previamente habría tomado Rúo, posiblemente.

    Todo eso está muy bien, pero me falta lo más importante: el arma del crimen. ¿Qué objeto pudo usar? Debe ser algo que sea fácil de transportar para Doroteo. Algo que pueda mantener vigilado y asegurarse de que no descubre nadie. Algo… que siempre vaya con él.

    El arma del crimen es el bastón.


    —Doroteo Tixna. ¿Puedo ver un momento su bastón?

    —¿Hmm? ¿Qué insinúas?

    —¿Me permite, o no quiere hacerlo por algún motivo?

    —Ngh… ¡ten!

    Aquí está, en mis manos. Estoy seguro de que si tiro de aquí…

    —¡Oh!

    —¡Ah! ¡E-es!

    Aquí está nuestra buscada arma del crimen… manchada de la sangre de Cam.

    —Así es. El bastón no era más que una espada oculta. Si separas la parte superior, se desenvaina. Siempre me pareció muy raro que fueses a todas partes con silla de ruedas y bastón. ¡O uno u otro! Ambos es algo excesivo. Pero claro, no podías separarte de él —ya está. Todo ha acabado—. Su Señoría, cuando se analice este bastón, quedará confirmada la culpabilidad de Doroteo.

    >>Ah. Y apuesto a que si miran en el armario de Cyan Rúo y analizan todos los trajes que allá hay, alguno tenga manchas de sangre o al menos restos. De sangre de la víctima. Eso le incrimina como cómplice, pues en realidad, Des, cuando viste a Cam de espaldas en el suelo, al que en realidad viste fue a este hombre.

    >>Y respecto a la foto y a la mesa, en la foto se usó un espejo. Cyan Rúo se está besando a sí mismo, realmente. Y la mesa, hubo de ser tirada para que el cuerpo pudiese entrar. Así todo cobra sentido.

    —… Brillante. Eres uno de los pocos jóvenes que merece la pena —al fin lo admites, Tixna—. Pero sigues sin responder a una de mis preguntas. ¿Por qué nos llevamos el ramo de flores?

    Eso es cierto, aún no lo he pensado. Pero estoy seguro de que…

    —¿Puedo ver el ramo, su señoría?

    —Todo suyo.

    Seguro que una de estas plantas mimosas está cerrada… y puedo abrirla.

    —¿¡De-Dentro de la planta había un anillo!?

    Un precioso anillo, con un gran diamante.

    —En efecto. Anillo que le encargó, además del ramo, Cam a Donna. Cam planeaba pedirte matrimonio, Dessie. Por eso se vistió con ese traje de chaqueta. Por eso organizó esa mesa con la vajilla, preparada para una cena romántica, y arrojó los pétalos al suelo. Pensaba despertarte y mostrarte su sorpresa, luego darte el ramo y con él el anillo. Pero Donna y los demás creían que no esperaría tanto. Por eso no sabe Cam que, al preparar toda aquella fiesta sorpresa, y esperar hasta la noche, te había salvado la vida. Este anillo, estoy seguro de que… ¿alguien tiene agua?

    Tal y como yo pensaba.

    —El diamante del anillo se ha disuelto al echarlo en ese vaso de agua…

    —Al echar agua a este tipo de sólidos, que se cristalizan como una especie de diamantes, se disuelven y se esparce un veneno que entra por los poros de la piel de la víctima, matándola al instante. Es un veneno letal con el solo contacto, un veneno conocido como “letaramina” y desarrollado en exclusiva por las CSA.

    —Otra vez las CSA, ¿eh? He estado viviendo con ellos todo el tiempo… —sí, Dessie. Así es.

    —Si te duchabas con el anillo puesto, morirías. Ese era el plan inicial de estos criminales. Pero, al no matarte a ti cuando ellos preveían, lo tuvieron más difícil para acabar con Cam, y tuvieron que tomarse más molestias. Decidieron que te eliminarían inculpándote de su muerte, y por eso —ahora te hablo a ti, asesino— os llevasteis el ramo, Doroteo. Porque sabíais que el anillo, que ya no era necesario y, por el contrario, podía ser una prueba incriminatoria, estaba allí, en algún lugar u otro, pero no lo encontrasteis.

    —Je. Sencillamente brillante. Cualquiera diría… que eres un joven.

    No sé si debería sentirme halagado por eso. En cualquier caso, ojalá que todos os pudráis en la cárcel.

    —Bien hecho, Sr. Fail. Magnífica exposición final, ¡una canción con gancho! —gracias a ti, Gavin, me has enseñado que no todos los fiscales son iguales.

    Hora de oír el veredicto.

    —En fin, este caso me ha traído más de una migraña, pero al final ha terminado con una resolución. Ustedes cuatro, Doroteo Tixna, Cyan Rúo, Fina Orm y Bella Donna, serán juzgados cuando sea competente. Pero, en lo que respecta al caso de Desirée Hoskins, este tribunal la considera…

    Inocente

    —¡Se cierra la sesión!


    Continuará… en “el caso amargo”.


    (Dato curioso: los nombres de todos los sospechosos y culpables son juegos de palabras de alguna sustancia tóxica:

    Fina Orm: anagrama de Morfina, potente veneno.

    Cyan Rúo: juego de palabras que forma Cianuro, otro fuerte veneno.

    Bella Donna: Literalmente, Belladona, una fruta de apariencia tierna y jugosa pero en el fondo venenosa.

    Doroteo Tixna: Anagrama de Terodotoxina, terrible veneno presente en algunos peces globos cuya ingesta es casi siempre letal)
     
    Última edición: 28 Marzo 2014
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    xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD Ya lo sabes, pero cuando leí la parte de: "La defensa solicita, para tratar de responder a todas las preguntas restantes, que suba al estrado el verdadero culpable: ¡¡Doroteo Tixna!!" Mi cara fue de "¡Fuck you, lo sabía!, ¡Ese put* anciano era el asesino! Fue una sensación por demás agradable (?)

    Debo admitir que no esperaba que todo el edificio estuviera confabulado en tráfico de veneno, y también me pareció curioso aquello de "Otra vez la CSA" por parte de Dessi, ciertamente esa organización (Que vaya a saber que significa) volverá a parecer, ya sea de manera visible o disimulada. Además, realmente dudo que el motivo del asesinato de Cam fuera por haberlos descubiertos, ya sea que haya sido por otra cosa o que esto sea verdad pero que sólo sea una parte de lo que en realidad ocurrió.

    Aún así, me a parecido algo forzado que Dessi no se diera cuenta hasta ahora que la posición del cuerpo no era misma, ¡Vamos!, ¡Qué aunque estaba en shock y eso, uno se da cuenta de esas cosas! Yo lo habría notado (y me habría cagado del miedo al ver que el cuerpo se giró, aunque lo hubiera asimilado como que aún seguía vivo y que su último intento por ver a su novia le hizo girarse; luego en el juicio me entero que llevaba muerto desde hacía varias horas y vuelvo a entrar en shock xD); realmente lo de que Cyan estaba boca abajo (supongo que para que no viera su rostro y lo descubriera) y de que luego a Cam lo pusieran boca arriba sólo fue una excusa para que Tom descubriera el engaño más fácilmente, pero, según mi opinión, tuvo esa laguna de que aún en shock te darías cuenta de que el "cuerpo" cambió de posición ^^U

    Eeeeeeeeeeeeeeen fin, que me ha gustado el capítulo, desvelando misterios y esas cosas, como que Butz se quedó sin trabajo y sin "pareja" otra vez xD O que Tixna se fuera a la reverenda p*tada (posiblemente este no sea su final), o que todos fueran complices, o que Gabín dejara de interrumpir a Tom, o que el cuerpo cambiara de posición... okno, ya sabes que esa parte la detesté :v

    Y con esto concluyo todo, hasta la próxima xDDDD
     
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    El caso amargo

    Día 1, investigación


    El “caso de la comunidad” fue realmente un caso que me marcaría por mucho tiempo. Dessie estuvo a punto de morir en ese caso, y se cobraron la vida de Cam. ¿Y quiénes fueron? Los de la CSA, claro.

    Aquella maldita asociación, que fue nombrada y sacada a la luz por primera vez hace varios años, en aquel caso que ni quiero recordar… aún hoy sigue dando que hablar. CSA son las siglas de “Criminal Secret Association”, pero ese fue el nombre que se le dio entre la prensa; en realidad, su nombre nos es desconocido. La cuestión es que es una asociación de escala nacional que se encarga de practicar el crimen en el más elevado nivel en que se entiende el término, todo desde la protección que les otorga el secreto. Y hablamos de narcotráfico, venta de venenos, comercio de armas, asesinatos a sueldo, por cuentas pendientes… son una gente sin escrúpulos que únicamente busca el dinero, y no les importa quitarse del medio a quien les moleste.

    Después del veredicto de inocencia, era obvio que Des no iba a quedarse por más tiempo en ese lugar. Se mudó en cuanto pudo. De todas formas, su casero… bueno, no iba a seguirle arrendando la casa, eso estaba claro.

    En fin, nunca pensé cuando que cuando pasaran solo dos días… iba a comenzar mi segundo caso.


    Agencia polivalente Wright.


    Se me hacía tan aburrido pasar el día con el papeleo en la oficina… suerte que Trucy estaba allí. Sin duda es una chica muy altiva, agradable y divertida. ¡Su truco de las braguitas mágicas es sencillamente fantástico!

    Pero, aun después de lo aburrido que era estar ahí, preferiría haber seguido igual de aburrido antes de que sucediese aquello.

    —¡Han llamado a la puerta, Tommy!

    —Podrías abrir tú, Trucy —en realidad daba igual, ya estaba de camino a la puerta. Cuando abrí y vi a aquel hombre, con una tirita en la nariz, una visera en la cabeza, y pelos morenos y extrañamente peinados, vestido con una chaqueta azul que me resultaba ciertamente familiar, me quedé mirándolo un rato antes de que éste dijese:

    —¿Es esta la, er… “agencia polivalente Wright”?

    —Ajá… sí, es aquí. Pero, oye, ¿tú no eres el discípulo de Starbuck? ¿¡El astronauta!?

    El chico asintió, bastante serio.

    —Esto, sí, soy Clay Terran, y, er… venía buscando a Thomas Fate. ¿Se encuentra aquí?

    —Sí, claro, soy yo. ¿Qué es lo que te trae por aquí? —la simple idea de que pudiese pedirme llevar un caso que me involucrase en el mundo de la astronomía me maravillaba. Siempre me había gustado el tema del espacio.

    —Vengo en nombre de Apollo —eso sí que no me lo esperaba. ¿Conocía a Apollo? —. Me ha pedido que venga a buscarte.

    —¿Qué ha pasado?

    —Uhm, él me ha dicho que no te lo cuente aquí —definitivamente, Clay actuaba de forma extraña—. Puede —me dijo susurrando— enterarse Trucy, y no quiere preocuparla. ¡Salgamos fuera! Te lo diré cuando lleguemos al centro.

    —¿Al centro? —dije mientras me llevaba arrastrándome del brazo.

    Todo aquello era muy extraño.


    Centro de detención.


    —¿¡Te referías al centro de detención!? ¿Dónde demonios está Apollo? ¿Qué ha pasado?

    —Ahora lo vas a ver. ¡Apollo está ahí!

    Miré al cristal tras el cual estaban habitualmente los detenidos y lo vi allí; ¡Apollo estaba detenido!

    —¡Ah, viniste, Tommy! ¡Enhorabuena por tu éxito en el juicio de Dessie!

    —¡Apollo! ¿Q-Q-Qué demonios está pasando aquí? ¿Qué haces ahí dentro?

    —Uh… es una historia bastante larga. Estoy acusado de asesinato.

    Deseé en ese mismo momento que mi despertador sonase. ¿¡Por qué no sonaba!?

    —El muy tozudo, decía que quería defenderse a sí mismo —comentó Clay—, pero ¡le estaba diciendo que es mejor que le defienda otro en quien confíe, ya que si se defiende el mismo no podrá buscar pruebas y todas esas cosas! Así que me mandó a buscarte a ti.

    —Pero, pero, ¿me puede explicar alguien qué ha sucedido?

    Entonces Apollo me empezó a contar.

    —¿Recuerdas que salí el fin de semana? ¿Qué estuve ausente? Bueno, fue mi cumpleaños. Y mis amigos me invitaron a pasar un fin de semana en una casa junto a la playa. Quedamos todos y allí y tal; entre ellos, Clay Terran, este individuo que está junto a ti, mi mejor amigo, que se ha empeñado en que no se marchará hasta no verme liberado. La cuestión es que la cosa no salió como esperábamos…

    —¿Qué pasó?

    —Pues ata cabos, Tomás —ugh, siempre he odiado que me llamen Tomás. Clay empieza a restar puntos y acabo de conocerlo—. Encerrado por intento de asesinato, una casa de campo con amigos, las cosas no salieron como esperábamos…

    —¿Hubo un asesinato? ¿De quién? ¿Y cómo te acusan a ti?

    Apollo rió.

    —Relájate, no pasa nada. Confío en que saldré de aquí.

    —Vale, pero, ¡¿quiere alguien decirme qué es lo que pasó?! —comenzaba a alterarme.

    —La cuestión es que un chico que vino a la casa murió envenenado —me explicó Clay—. ¡Agh, si apenas lo conocíamos! ¿Qué demonios hacía ahí?

    —Lo que Clay intenta decir —dijo Apollo— es que la víctima era alguien al que no conocíamos. O sea, sí, pero no teníamos ninguno relación con él, solo lo conocíamos de vista, del instituto. No sabíamos de él desde hacía años, y de repente, se presentó junto a todos los demás allí. Yo ni siquiera recordaba su nombre, pero lo cierto es que se autoinvitó a la fiesta de forma muy descarada. Y claro, ¿cómo decirle que no? Uno se siente en un compromiso.

    —¿Y bien? ¿Qué pasó exactamente? —me moría por saber.

    Apollo tomó aire mientras con una mano aplastaba sus dosmechones de pelo.

    —Nada. Fue ayer por la tarde, antes de irnos. Como fue ayer el día oficial de mi cumpleaños, nos tomamos la tarta y demás. Cortamos la tarta, servimos el café y… al momento de dar el tercer sorbo, cayó fulminado.

    —¿Y por qué te acusaron a ti?

    —Porque fui yo quien sirvió ese café. Fui el único que tocó el café y las tazas antes de servirlas.

    Todo eso era muy raro.

    —¿Dónde estaba el veneno? —quise saber.

    Apollo se encogió de hombros.

    —¡Eso es lo que me enerva! —exclamó Clay—. ¡Encima, no sabemos ni si el veneno estaba en el café, o la tarta! ¡Se lanzaron en masa a por Apollo, pero ni analizaron el café!

    —Te lo he explicado muchas veces, Clay. También fui yo el que cortó la tarta, así que eso tampoco me salva. Sea como sea, todo apunta a mí.

    No contento con la explicación, el de la visera hizo morros y luego concluyó con un:

    —Aun así, no es justo.

    No entendía nada de lo que estaba pasando. Un chico que no había sido invitado acude a una fiesta con antiguos compañeros de clase, en el cumpleaños de uno de ellos, que resulta ser Apollo. El cumpleañero es el que sirve el café y el que corta y reparte la tarta, y en uno de los dos sitios parece haber un veneno que mata al invitado no invitado, valga la redundancia. Por lo que Apollo ahora se encontraba encerrado, detenido como culpable de asesinato.

    —¿Y bien, Tom? ¿Aceptarás mi caso?

    —Pero bueno, ¡eso ni se pregunta! Por supuesto que llevaré tu caso

    A penas dos días de descanso desde el caso de la comunidad, para meterme de lleno en otro. Y de nuevo era la vida de alguien que me importa la que estaba en mis manos.

    —La víctima —comenzó a decir Apollo— se llamaba Sandy Mars. Era un joven de mi edad, que como ya sabes, estudió conmigo en el instituto. Y… lo cierto es que sé poco más de él.

    —Desde que llegó —continuó explicándome Clay—, el clima se puso un poco tenso en la casa —comenzó a juguetear con su visera, haciendo lo que hacía Apollo con su flequillo: tirando de ella hacia abajo para luego soltarla y que se recolocase con el impulso—. Era algo incómodo que estuviese allí alguien al que nadie había invitado y al que nadie conocía mucho. Lo cierto es que nos cortó el rollo, para qué mentir.

    Apollo rio.

    —Sí, nadie lo recibió de muy buen agrado, pero él estaba tan contento. Actuaba bastante raro, la verdad —dijo Apollo.

    ¿Qué quería ese chico? ¿Por qué fue a la fiesta sin ser invitado?

    —Me pregunto cómo sabría Mars que celebraron una fiesta en determinado lugar —me pregunté.

    Clay se encogió de hombros. Apollo después le siguió con el mismo gesto.

    —En cualquier caso, Tom —me comentó Apollo—, si quieres que te diga dónde puedes encontrar al resto de mis amigos…

    —¡No es necesario, yo iré con él! —intervino Clay, repentinamente. Ante lo cuál yo negué casi instintivamente—. Te llevaré ante nuestros amigos para que podamos hablar con ellos.

    —E-Está bien, entonces vayamos. Tranquilo, Apollo, te sacaré…

    —¡Sacaremos! —me corrigió Clay.

    —…sacaremos de aquí.

    Apollo asintió, y, justo cuando me di media vuelta, dijo:

    —¡Oh, cierto, casi lo olvido! ¿Sabes… sabes quién es el fiscal asignado al caso?

    Era verdad; el fiscal del caso, no me había parado a pensar en eso.

    —Es Wolf —nada más oír ese nombre, mi cuerpo se estremeció—. Shiru “Wolf” Baurufu. Imagino que le recordarás.

    Claro que lo recordaba. Como para olvidarlo. Él era el fiscal que se enfrentó a Apollo en aquel caso hace algún tiempo. En mi caso…

    —Cuidado con él, ya sabes cuál es su… estilo.

    —Sí, intentaré tener cuidado —dije, y, antes de irme definitivamente de allí, Apollo me dijo:

    —Por favor, descubre la verdad. La sola idea de pensar que uno de mis amigos es un asesino, yo…

    Lo miré preocupado, Apollo fingía estar bien, pero en el fondo se notaba que era una fachada. Por él, debía solucionar este entuerto.


    Casa de verano Iovi


    Tras una hora de camino en coche, al fin llegamos a donde Clay me trajo: la casa de verano donde había sucedido el crimen. Era un pequeño chalet, alejado del resto de personas, en un rincón de una paradisíaca playa.

    —Hala, menuda casa —exclamé al verla. Era realmente imponente—. ¿De quién es esta casa? ¿De un amigo tuyo?

    Clay asintió sonriente.

    —La casa de verano de los Iovi. Propiedad de los padres de Aério Iovi, mi amigo millonario. Podrá tener como cientos de casas similares a esta —me dio mucha envidia pensar que tenían un amigo millonario, ¡eso sí que es suerte!

    Miré la casa una vez más. Sin duda, la propia de unos millonarios, ¡y el lugar perfecto para un fin de semana. Lástima que rompiese tanto la belleza de la casa el precinto policial y los coches de policía aparcados en la puerta.

    —¿Crees que nos dejarán entrar? —preguntó Clay mientras andábamos hacia la casa.

    —No lo sé, no perdemos nada por intentarlo, en cualquier caso.

    Al llegar a la puerta, un agente, tal y como esperaba, nos bloqueó el paso. Traté de asomar la cabeza y le pregunté al agente:

    —¿Podría ver al inspector encargado? —pensé que tal vez él nos podría dejar pasar.

    —De acuerdo. En seguida la llamo.

    Cuando llegó la inspectora, me quedé boquiabierto.

    —No puede ser usted otra vez… ¡¿inspectora Skye?!

    Ella me miró con rostro inexpresivo de arriba abajo. Para luego decir.

    —Ah. Tú. ¿Qué?

    No pudo ser más concisa y expresar más con tan pocas palabras. La miré con rostro de pena, y luego dije:

    —Esto… llevo el caso de este asesinato, así que me preguntaba sí…

    —No —cortó rotundamente.

    —Pero…

    —He dicho que no —volvió a decir con rotundidad.


    Clay suspiró, y dijo, mientras se asomaba a la puerta junto a mí:

    —Déjalo, Tomás, total, ya nos hacíamos a la idea de que esto sucedería.

    En ese momento, Ema se quedó mirando a Clay y dijo lentamente:

    —¿Tú eres el pupilo de… Solomon Starbuck?

    Clay asintió enseñando sus blancos dientes. Y entonces, Ema se emocionó:

    —¡No me digas! ¡Starbuck! ¡Adoro a Starbuck, el gran astronauta!

    —Bueno, quizá yo podría conseguirle un autógrafo suyo…

    —¡Sí, sí, sí, claro!

    Clay suspiró.

    —Aunque claro, si yo y Tom no podemos analizar la escena del crimen, voy a tardar más de lo previsto en regresar y pedírselo.

    —¡Pero bueno, quién dice que no podáis! ¡Adelante, entrad! —dijo Ema, abriendo el precinto para nosotros, y mientras entraba siguiendo a Clay, éste me decía:

    —Es lo bueno de ser famoso.

    —Te conocen por Starbuck, no por ti mismo… —dije, pero Clay no me oyó, o al menos fingió no oírme

    La casa por dentro era cuanto menos lujosa. El ébano reinaba entre los lujosos muebles, y la decoración era sobria pero a la vez juvenil.

    —Por allí se va al patio, que es donde sucedió el crimen —me resultó extraño que Clay me diese indicaciones dentro de una casa, pero lo hizo con motivo: aquello era tan grande que pareciese un laberinto.

    Cuando llegamos a la escena del crimen, todo estaba tal y como lo habían dejado Apollo, Clay y sus amigos: una larga mesa con nueve sillas colocadas ligeramente retiradas de la mesa, excepto una, que estaba aún junto a la mesa y tenía las típicas cintas blancas, simulando la silueta de la víctima, tirada sobre la mesa. Junto al asiento de la víctima, sobre la mesa, había una taza de café derramada y un fragmento de tarta aplastada, justo donde cayó la cabeza de la víctima.

    —Vaya, así que aquí sucedió todo —entonces me percaté de que el propio Clay era un testigo del crimen, un testigo al que podía interrogar—. Dime, Clay, ¿cómo sucedió el crimen?

    Clay volvió a hacer el gesto que compartía con Apollo, el de la visera, mientras me respondía:

    —Fue un poco extraño. Apollo sirvió el café y repartió la tarta. Yo me senté justo aquí, junto a Sandy. Cuando empezamos a comer, apenas le dio un sorbo y un bocado a la tarta, Sandy comenzó a decir que se sentía mareado. Todos le miramos, y entonces sus ojos se pusieron en blanco y cayó sobre la tarta, tal y como podemos ver aquí.

    —Es un efecto secundario de la letaramina, un veneno un tanto particular —comentó la inspectora Skye, oyendo nuestra conversación, mientras se acercaba—. La letaramina es un veneno que aparece generalmente cristalizado, y se disuelve al entrar en contacto con líquidos, siendo letal al absorberse por los poros de la piel; pero también puede ingerirse, en su versión en polvo. Creemos que el segundo es el que mató a Sandy Mars. En cualquier caso, en cualquiera de sus dos vertientes, la letaramina mata a los cinco minutos, como muy tarde, de su absorción, y justo antes de morir se siente un fuerte mareo y se sufre algo parecido a una lipotimia: el cadáver cae muerto como si se desmayase, quedando por unos segundos antes de morir en un estado de inconsciencia —Ema se colocó sus gafas rosadas, se notaba que le encantaba el tema forense—. Es natural que en un estado de inconsciencia los ojos se den la vuelta, o se pongan en blanco.

    Letaramina. Otra vez volvía a oír de ese veneno, y por tanto, era inevitable pensar en la CSA. ¿De nuevo estaba involucrada en este caso? ¿El asesino compró el veneno a la CSA? ¿Quizá… pertenecía a la propia CSA? La cuestión es que pareciese que esa maldita organización me persiguiese allá donde yo fuese.

    —Entonces, inspectora, ¿dónde estaba el veneno? —preguntó Clay.

    —Estaba… en todas partes.

    Eso me sorprendió mucho.

    —¿E-En todas partes? ¿Cómo es eso?

    —Hemos encontrado letaramina tanto en la taza de café de la víctima como en su trozo de tarta. El asesino no se conformó con envenenarlo, sino que se aseguró por partida doble de que su objetivo se cumplía.

    —Hmm…

    Clay apretaba los dientes.

    —¿¡Usted también cree que Apollo sea el culpable!?

    Ema suspiró ante aquella pregunta.

    —¿Cómo decirlo? Claro que no lo creo, pero hay que reconocer que todo lo que tenemos le apunta a él.

    Era cierto. Si el veneno estaba realmente en el café y en la tarta, y fue Apollo el que repartió ambas, era obvio que lo lógico era pensar en que él repartió la parte envenenada a su objetivo. Pero, ¡eso no podía ser! Y partiendo del hecho de que Apollo no era el culpable, surgía la duda clave: ¿cómo pudo saber el asesino que la víctima iba a morir y nadie más lo haría? ¿No repartiría Apollo de manera aleatoria?


    Casa de Urbain Mercury

    La escena del crimen no nos iba a decir mucho más: estaba la tarta, los cafés, ese plato de tarta aplastada y la taza de café de Mars. Sabemos que el veneno era letaramina, muy probablemente en polvo. Y… poco más. Por eso, Clay decidió llevarme a ver a sus amigos, empezando, según él, por el que era el amigo policía de Apollo, Urbain Mercury.

    Su casa no tenía mucha comparación con la magnífica casa de playa de Iovi, pero aun así era mejor que la mía y que muchas otras que había visto: sencilla, de dos plantas, adosada, y de un color blanco que le otorgaba un aspecto limpio.

    Llamamos a la puerta, y no tardó en abrir un joven de pelo corto y rubio, sobresaliendo ligeramente por debajo de la gorra azul que llevaba. Sus ojos eran grandes y profundos, de un color azul oscuro muy intenso, y vestía una simple playera blanca, unos tejanos, y zapatos azules a juego con su gorra. La verdad, aquel chico no era la imagen que yo tenía de un policía; más bien, de un adolescente común.

    —¡Clay! ¿Qué te trae por aquí? ¿Quién es este tío?

    Clay me señaló y dijo:

    —Tío, este es Tom, el abogado de Apollo. Y venimos a interrogarte.

    —¡Oh, guau! ¿Sospechas de un policía, abogaducho? —me dijo intimidante.

    —Eh, no, no es eso, es solo que…

    De repente, me interrumpió, riéndose.

    —Tranqui, estaba bromeando. Pasad, pasad, estáis en vuestra casa.

    De la misma manera que hizo cuando entramos en la casa de playa, entré después de Clay y este se giró mientras lo hacíamos y me susurró:

    —Acostúmbrate a ese tipo de bromas, las hace mucho.

    En su casita, por dentro, se notaba algo más de lujo que por fuera. Unos muebles de color negro de corte muy moderno combinados con otros de color blanco, en una habitación completamente moderna, de paredes igualmente blancas.

    Nos sirvió un café a cada uno, gesto el cual me resultó un poco desagradable, teniendo en cuenta las circunstancias del crimen.

    —¿Y bien? ¿Qué puedo hacer para ayudar a Apollo?

    —Qu… —fui a decir, pero Clay se me adelantó.

    —Tommy quería preguntarte por el día del crimen. Qué viste, y todo eso, ya sabes el protocolo.

    —¡Oh, claro, tío, lo pillo! —conforme más hablaba Urbain, menos pinta de policía tenía. ¿Qué edad podía tener? Yo no le echaba más de veintiún años—. Pues verás, el día del crimen, eché el veneno en una de las tazas y me aseguré de que esa taza era la que Apollo sirviese a Sandy.

    —¿C-C-Cómo dices…?

    Otra risa profunda siguió esas palabras.

    —No, no, bromeo, bromeo. Ese día, yo me senté junto a Apollo, en la esquina opuesta a donde se sentó Sandy. Vi como Apollo llegaba, colocaba la tarta, repartía las tazas, y acto seguido vertía el café y cortaba la tarta. Al momento de comérsela, ¡zas! —dio un golpe en la mesa que me hizo dar un salto en mi asiento—. Se desplomó.

    —Es justo lo que dije yo. No creo que vayas a obtener nada nuevo, Tom.

    Sí, Clay tenía razón. El caso no daba mucho más de sí, parecía tan simple, tan lógico y tan sencillo, que en otras circunstancias simplemente aceptaríamos la realidad, que el acusado es el culpable. ¡Si no fuese porque el acusado no puede ser el culpable!

    Por mucho que el asesino colocase antes en la taza o en una parte en concreto de la tarta, era imposible que supiese si Apollo iba a repartir la taza y el trozo de tarta adecuado a la persona adecuada.

    —La verdad, llevo tres años viendo todo tipo de crímenes —explicó Urbain—, y este crimen es uno de los más claros que he visto en toda mi carrera de interpol, y a la vez, es de los más complicados —¿dijo “interpol”? ¿La policía internacional? —. Porque, si no fuese Apollo el acusado, si no supiese que es imposible que él hubiese matado a alguien, ¡sería muy obvio que él es el culpable! Aun así, aun no siendo él, no me imagino quién de nosotros pudo matar a nadie.

    Hubo unos segundos de silencio, que acabé por romper al decir:

    —¿Conocías a la víctima?

    —Nah, de vista. Creo que ninguno de nosotros lo conocía bien; simplemente, muchos fuimos compañeros de instituto. Otros de nosotros ni siquiera lo conocerían de vista. El tío se acopló, con toda la cara.

    Justo como declararon Apollo y Clay. Nadie parecía conocer a la víctima lo suficiente como para querer matarla. O eso parecía, al menos.

    —¿Cuántos de vosotros fuiste compañeros de instituto? —pregunté a Clay, ya por curiosidad. Éste, graciosamente, comenzó a contar con sus dedos.

    —Pues, todos excepto tres. A ver… Apollo, Urbain, Aério, Sandy, Maya y yo compartimos instituto y nos conocemos desde entonces. Luego, nosotros conocíamos menos al resto, pues eran compañeros de facultad de Apollo, y los conocíamos de haber quedado algunas pocas de veces. Sus nombres son Rin Saturn, Aqua Neptune y Ice Ourano.

    En total eran nueve. Quitando a la víctima, eran ocho los sospechosos potenciales. Y, si descartábamos de esos ocho a Clay y a Apollo, solo nos quedan seis posibles sospechosos, tres que presuntamente conocían de víctima a la víctima por compartir instituto con él y otros tres que son compañeros de facultad de Apollo y que por tanto conocían menos al resto y por supuesto ni que decir tiene que no conocían a la víctima. Pero necesariamente, uno de esos seis tuvo que matar a Sandy Mars.

    —Bueno, supongo que no hay mucho más que hacer. No creo que nos de tiempo a ver a todos los implicados, Clay. ¿Con quién más iremos?

    —Los que viven más cerca de aquí son Maya y Rin. El resto os cogería un poco más lejos —explicó Urbain.

    —¿Vamos a verlos a ellos? Tienes que conocer a Maya, al menos —dijo Clay, con cierto brillo en su mirada.

    Asentí.

    —Bueno, muchas gracias, Urbain.

    —¡De nada! —murmuró—. Parece que he logrado evitar que sospeche de mí, je.

    —¿Eh…?

    De nuevo esa risa descontrolada.

    —Es broma, es broma. Ahora en serio, para cualquier cosa, ¡cuenta conmigo! Estoy en la poli, después de todo. Quizá pueda ayudar

    Asentí, pero antes de irme, necesitaba saber algo:

    —¿Qué edad tienes, Urbain?

    Él me miró sonriendo. No le extrañaba esa pregunta.

    —Diecinueve.

    Aquello sí que me cogió por sorpresa completamente.

    —Pero, pero, ¿no compartiste clase con Apollo?

    Clay rió, y colocó su mano en el hombro de Urbain. La verdad es que para ser mayor Clay por cuatro años, era algo más bajito que Urbain.

    —Aquí donde le ves, este tío es un superdotado. Cuando todos estábamos en preparatoria con diecisiete y dieciocho, él, con solo catorce, estaba allí también. Lo ascendieron de curso año tras año, y ahí le ves, trabajando en la interpol desde los dieciséis.

    Urbain sonrió.


    Casa de Maya Venus

    Comencé a pensar que definitivamente, los amigos de Apollo eran muy particulares: un astronauta, un policía internacional superdotado de diecinueve años, un millonario… cada vez sentía más curiosidad por conocer al siguiente amigo. Podía encontrarme cualquier cosa.

    La siguiente era Maya. Maya Venus, la única amiga femenina de Apollo que compartió instituto con él.

    La casa era más de clase media, más como la mía: una casita de una planta, adosada, de unos ochenta o cien metros cuadrados. Era de un color celeste muy llamativo.

    Abrió la puerta una chica de cabellera larga y castaña, ojos verde pistacho, y labios gruesos. Su piel era ligeramente bronceada, y era alta, esbelta, con un porte elegante. Informal, pero elegante. Ahora comenzaba a comprender por qué la mirada de Clay se iluminó al hablarme de ella: era una mujer espectacular.

    —¡Clay! ¿Qué te trae por aquí, cielo? —dijo cariñosamente, mientras le daba dos besos a Clay.

    —Bueno, he aquí Thomas Fail…

    —Es “Fate”.

    —Eso, eso. Tom, el abogado de Apollo. Y, ¡no porque sospechemos de ti ni nada, no!, queríamos preguntarte sobre, er, ya sabes, lo que sucedió en la casa de Iovi.

    —Oh. De acuerdo, pasad —invitó, algo cabizbaja. Se podía notar que no le hacía especial gracia hablar de aquello.

    Dentro, su casa era también elegante, aunque más mediocre que el resto. Decorada con gusto y elegancia, pero con muebles más comunes que denotaban menos nivel económico. Como ya parecía ser costumbre, al entrar, Clay me susurró:

    —Ni se te ocurra ser brusco con ella, ¿eh?

    Tomamos asiento, y nos ofreció tomar algo, a lo que respondimos que “no, gracias”. No había mucho que preguntar, más que:

    —¿Dónde se sentaba usted en el momento del crimen? ¿Qué podría decirnos de él, qué recuerda?

    —Yo me sentaba en frente de Sandy. Justo al lado de Aqua, en la esquina. Y pude ver claramente como Sandy decía “M-Me siento algo mareado”, y luego sus ojos se volvían blancos, antes de desplomarse sobre la tarta.

    La miré de arriba abajo, fijamente. Se notaba afectada.

    —¿Conocía usted a la víctima? —pregunté, sin dejar de fijarme en su mirada. Noté como Clay me miraba con cierto enfado.

    —No… no, solo lo recordaba vagamente del instituto. Ya casi ni lo recordaba, pero cuando dijo quién era, sí que lo recordé bien; era un chico muy popular en el instituto —tomó aire—. No me explico quién de nosotros pudo… querer matarle. No se me ocurre un motivo, y no se me ocurre a nadie de nosotros capaz de hacer algo así.

    La miré con empatía.

    —Tranquila, mi trabajo es descubrir quién lo hizo y limpiar el nombre de Apollo.

    —Pobre Apollo —dijo—, todo ha recaído en él. Tuvo mala suerte, ¡si él no hubiese repartido las cosas, quizá ahora no estaría detenido!

    Ella tenía razón, pero, ¿mala suerte? No sabía por qué, pero algo me decía que el asesino sabía de sobra que sería Apollo el que repartiría la tarta y el café. Probablemente quería incriminarle. Pero volvemos a lo mismo, ¿cómo? ¿cómo lograr que reparta adecuadamente, cuando todo dependería del azar?

    —Bueno, la visita ha sido extremadamente breve, pero comienza a anochecer, y aún queremos visitar a Rin Saturn —dije, mientras me levantaba.

    —Bueno, encantada entonces. Confío en que logre limpiar el nombre de Apollo.

    —Logremos —corrigió Clay.

    —Sí, claro, Clay, tú también, siempre ayudarías a Apollo. ¡Bueno, pues mañana te veré en el juicio, Tom! —exclamó con una sonrisa mientras nos acompañaba a la puerta.

    —No te decepcionaré, Maya —dije, devolviendo la sonrisa, mientras de reojo veía como Clay se retorcía por dentro.


    Casa de Rin Saturn.

    Antes de subir al bloque de pisos donde vivía Rin, Clay me detuvo y me miró acusador.

    —¿Te ha gustado Maya?

    —¿Eh? No, no, tranquilo.

    Clay me miró de cerca.

    —Más te vale —dijo, para luego sonreír ampliamente y darme un par de golpes en la espalda—. ¡Me tendría que cabrear mucho de lo contrario, ha, ha, ha!

    Una gota de sudor recorrió mi frente, y luego miré a las escaleras de aquel piso.

    —Oye, una cosa, ¿en qué trabajan Maya y Rin?

    Él separó su mano de mi espalda y meditó un poco.

    —Maya es modista. Diseñadora de ropa. La pobre no termina de hacerse un hueco claro en el mercado, pero es muy buena, ¡alucinarías con sus diseños! Y Rin… pues estudió derecho con Apollo, así que él es también del mundo jurídico.

    —¿Ah, sí? ¿Es abogado?

    —No precisamente. Es fiscal.

    Eso me sorprendió. ¿Fiscal? Entonces no puede ser nadie agradable. O, bueno, a no ser que sea una excepción a la regla general, como lo era Klavier Gavin.

    Subimos las escaleras y nos encontramos con un piso que por fuera era sobrio y fino, elegante. Llamamos a la puerta, y nos abrió alguien acorde con el estilo que aparentaba el piso por fuera: un joven con gafas, alto, de pelo moreno y colgando sobre los hombros, y ojos pequeños, analíticos y oscuros como el café… aunque no sea esa la mejor comparación en este caso.

    —Oh, qué sorpresa. Bueno, en realidad no tanta, después de todo, era obvio que el abogado de Apollo vendría escoltado por Clay Terran hasta la puerta de mi casa tarde o temprano.

    —¿Cómo lo has sabido, Rin? ¿Cómo has sabido que él es el abogado de Apollo? —inquirió Clay.

    —Bueno, traje de chaqueta, desconocido acompañado de amigo del acusado, no sé. Todo apunta a que claramente era el abogado, después de todo. Os invitaría a pasar, pero sé lo breve que va a ser esta “entrevista”. Que qué recuerdo del crimen, dónde me sentaba y, ¿tal vez si conocía a la víctima?

    Algo desagradable, sí, pero muy avispado.

    —Exacto, pues responda, entonces —aunque no era de mi agrado esperar allí fuera, de pie, mientras hablábamos, reconozco que era lo más práctico.

    —Sencillas preguntas de sencillas respuestas. No voy a decir nada diferente a lo que dirán otros invitados. Estaba sentado junto a ti, Clay, y tú estabas junto a la víctima. Oí como se quejaba de un mareo y luego cayó fulminado. Eso es todo. Y respecto a conocerlo, no, no lo había visto antes en mi vida. Y por cierto, me pareció extremadamente lamentable su actitud, aparecer sin ser invitado y unirse al grupo sin que nadie se lo pidiese, es de muy mal gusto.

    Fue breve, y fue desagradable. En ese momento no entendía cómo Apollo podía ser amigo de gente tan simpática y al mismo tiempo de este tío.

    —Y déjenme que les diga —concluyó—. Todo apunta a que lo ha hecho Apollo, eso está claro. Si este fuese uno de mis casos, sin duda lo tendría fácil para ganar. Pero, al contrario de lo que puedas pensar, abogado, no soy un fiscal capaz de no creer en un amigo. Confío en que Apollo no lo ha hecho, pero, ¿sabes qué? Eso solo me importa a mí; después de todo, si no lo ha hecho Apollo, lo habrá hecho otro de sus amigos, otro de nosotros; y sea uno u otro, yo no soy el fiscal, y el fiscal encargado no va a titubear en cuanto a culpar a Apollo.

    Sí… Wolf no va a pensarse ni un segundo acusar a Apollo con todas sus armas. Pero yo no puedo permitírselo.

    —Entonces, ¿tiene algo más que decirnos, aparte de esto? —pregunté.

    —Claro que tengo —dijo, para mi sorpresa—, pero eso me lo guardo para mañana.

    —¿Para mañana? —exclamó Clay.

    —No me digas que tú eres…

    Él pasó su mano por su pelo y se recolocó sus gafas antes de decir:

    —Exacto. Seré un testigo en el juicio de mañana.

    Clay Terran es un personaje original de la saga ace Attorney, que aparece como víctima del último caso en Ace Attorney: Dual Destinies, último juego de la saga y secuela cronológica de este fic, donde aún está vivo. Es un astronauta de la misma edad que Apollo, amigo de la infancia y mejor amigo de éste.
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    Última edición: 31 Marzo 2014
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    Título:
    Thomas Fate: Ace Attorney
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    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    4672
    El caso amargo

    Día 2, Juicio


    Otra vez vuelvo a sentir la tensión de estar en un juicio. Noto como la gente me mira, como la tensión puede respirarse… en mis manos está la vida de Apollo, de mi amigo, mi compañero. Aunque bueno, esta vez no estoy solo, pero no sé yo si la ayuda es muy oportuna…

    —¡¡A por todas, Tom!! ¡Machaquemos a ese Wolf, venga! —qué entusiasmo, Clay, ojalá fuese como tú.

    Estoy deseando ver a Wolf. Como de costumbre, llega tarde, sin importarle que el juicio empiece.

    —Ehm, ¿señor Fate?

    —¿Sí, su Señoría?

    —¿Dónde está el fiscal Baurufu?

    Pues llegando tarde. Como si a ese hombre le importase mucho llegar a su hora. No tiene responsabilidades, ya quedó demostrado en aquel juicio.

    —Grrr —oh, mira, por ahí viene nuestro lobito. Ahora es cuando golpea la mesa con fuerza y dice—. Wolf ha llegado, dispuesto a devorar a su presa.

    Agh, qué hombre más desagradable. Pelo blanquecino, y ojos ahumados e igualmente blanquecinos. Pelo puntiagudo apuntando hacia arriba, chaqueta negra, parecida a la mía. Era inconfundible, con la tez tan morena que contrasta con su pelo y ojos.

    —Supongo que Wolf debería ir haciendo su alegato inicial.

    —Sí, si no le impor… ¡¡gaah!! N-No me mire así, por favor.

    Su típica mirada intimidante, hasta el juez Daroul se siente intimidado cuando le miran así.

    —No necesita Wolf ningún permiso, sabe cómo comenzar. La víctima se llamaba Mars, Sandy Mars. Arquitecto. Veintitrés años. Ya no cumplirá ninguno más… hahahaha HAHAHA —dios. Su humor es tan negro como su piel—. Y eso es todo. Veneno. Letaramina; en la tarta, en el café, en todas partes. Imposible sobrevivir a eso. ¿Quién sirvió la merienda? Apollo Justice, acusado, y culpable. Claro como el café —¿el café es claro…? —. ¡Culpable!

    —¡Protesto! No podemos presuponer que mi cliente sea el culpable sin ni siquiera…

    —¡Calla! Hahaha, pequeño corderillo, vuelves a los campos de Wolf. Esta vez eres mi rival, y dime, ¿puede un lechón enfrentarse a un hambriento lobezno?

    —¿P-Perdón?

    Agh, cómo me irrita este hombre y sus metáforas sobre lobos. Casi prefería el chasquido de Gavin. Este juicio se me va a hacer muuuuy largo.

    —Dime, cordero, ¿qué sucedió entonces? Apollo sirvió, Apollo mató. No hay más que hablar. Un veredicto, por favor, su Señoría. No perdamos más el tiempo, Wolf tiene cosas que hacer.

    —¡U-Un momento! ¡Un mo-men-to! ¿C-Cómo vamos a dar un veredicto sin siquiera empezar el juicio? —esto es de locos. De locos de psiquiátrico—. ¡La defensa exije interrogar a los testigos, o al menos, oír sus testimonios!

    —Je. El carnero se retuerce, tratando de evitar la inminente llegada de su hora final en el matadero. Muy bien. Comencemos.

    —Ejem, de acuerdo. La acusación puede llamar a…

    —¡Calla! —manda a callar al propio Juez… esto es surrealista—. Wolf no necesita un moderador que vaya dirigiendo el juicio. Wolf sabe lo que tiene que hacer; llama a declarar a Rin Saturn.


    El chico de las gafas sube al estrado con ese aire de arrogancia. Si ya es pesado enfrentarme a un fiscal, ¿cómo será enfrentarme a dos?

    —¡Tom! —¿huh? —. Vamos, respira hondo. ¡Te noto tenso! Si te sientes nervioso, grita conmigo: “¡Soy Clay Terran, y estoy bien!”

    ¿Clay también utiliza esa frase? Supongo que sería algo entre amigos. Entre él y Apollo.

    —No te preocupes, Clay. Estoy bien —por ahora, no garantizo cómo estaré cuando acabe este juicio.

    —Ejem. Nombre, profesión. Vamos.

    —Rin Saturn, fiscal, como usted, fiscal Baurufu.

    Encima lo admira, ya lo que me faltaba.

    —Je. Fiscal Saturn, ¿podría hablar, aquí, ahora, frente a este rebaño, del día del crimen? ¿Por qué Apollo Justice es culpable?

    —En seguida, con gusto lo haré.

    Bien. Comienza el auténtico juicio.


    Ni siquiera debería haber un juicio, cuando el caso está tan claro; pero la burocracia es así.

    El crimen, como ya sabrán, sucedió en una casa de campo mientras todos estábamos en la fiesta de celebración del cumpleaños del acusado. La casa pertenecía a los Iovi, cuyo primogénito es amigo nuestro.

    La víctima no era alguien conocido que fuese invitado por alguno de nosotros, sino que era alguien a quien Apollo y algunos de los que estábamos en la casa conocían del instituto, pero no mantenían relación alguna. Apareció por allí, acoplándose de forma muy descarada. Una enorma falta de clase.

    Cuando nos sentamos a comer la tarta, todos tratamos de ignorarlo, y seguir a lo nuestro, pero él… pude ver que estaba algo raro. No dejaba de mirar amenazadoramente a Apollo, pude ver cómo lo hacía. Había algo en Apollo que no le gustaba. Y Apollo lo notó.

    Desconozco el qué, pero posiblemente Apollo tenía algo que ocultar que Sandy sabía. Y no podía permitirse que él lo contase. Por eso colocó veneno en una de las tazas, y en una porción de tarta, y se las dio a la víctima, para asegurarse de que nunca se sabía su secreto.

    Y eso es todo. No hay más declaraciones, no hay preguntas. Claro como el agua, pues no hay otra manera posible en que el crimen se cometiese.


    ¿Qué clase de amigo es éste? ¡Acusa a Apollo sin pensárselo dos veces!

    —Me sorprende mucho su testimonio, siendo Apollo su amigo.

    —Si Apollo no fue, otro de mis amigos lo hizo. ¿No sería, al final, lo mismo? No quiero creer ninguna de las dos posibilidades, pero debo guiarme, como buen fiscal, por los hechos, las pruebas, y no los sentimientos. Y todo apunta a él.

    Gagh. Debo admitir, por mucho que me duela, que tiene razón. En parte, tiene razón.

    Pero debo demostrar que ese testimonio tiene algo que falla. ¡Porque si Apollo no fue el asesino, ese testimonio se desmorona!

    —Wolf tiene aquí el informe de la autopsia. Lo lee: “muerte producida entre las 15:30 y las 17:30. La víctima murió por la absorción, por vía oral, de letaramina, muy probablemente en polvo. En el estómago de la víctima solo se encontraron rastros de café”. Eso es todo.

    ¿Huh? ¿Noto algo raro ahí?

    —¿Solo había café en su estómago? ¿Nada de tarta?

    —Nada. ¿Quiere el corderito leerlo por sí mismo?

    Hm. ¿Por qué… me resulta tan extraño? En fin, en cualquier caso, debo centrarme en el testimonio. Debo desmontar ese testimonio.


    Ni siquiera debería haber un juicio, cuando el caso está tan claro; pero la burocracia es así.


    —Yo no hablaría de burocracia. Esto es justicia, y…

    —¡Calla! Cordero descarriado, ¡esto no es un debate! Es un juicio. Así que vamos, interroga, y deja de balar en vano.

    Ngh, no hacía falta ser tan brusco…


    El crimen, como ya sabrán, sucedió en una casa de campo mientras todos estábamos en la fiesta de celebración del cumpleaños del acusado. La casa pertenecía a los Iovi, cuyo primogénito es amigo nuestro.


    Ese tal Aério Iovi, el millonario. Me muero de ganas de conocerlo.

    A ver, ¿hay algo raro en esta frase…? Bah, pero qué dices, Tommy, estás intentando ver errores donde no los hay. Si hay una contradicción, debería saltar a la vista. Tengo que leer cada frase tratando de enlazar con lógica el testimonio y las pruebas y, si los eslabones no encajan… ¡entonces ahí hay una contradicción!

    Vamos, Fate.


    La víctima no era alguien conocido que fuese invitado por alguno de nosotros, sino que era alguien a quien Apollo y algunos de los que estábamos en la casa conocían del instituto, pero no mantenían relación alguna. Apareció por allí, acoplándose de forma muy descarada. Una enorme falta de clase.


    —¡Un momento! Debo asumir, entonces, que no sabía nadie que la víctima iba a llegar, ¿no?

    —¡Estúpido! —¿¡qué!? ¡¡¿Qué demonios he dicho ahora?!! —. ¿Tan lento es tu cerebro, pequeña oveja? Si nadie lo invitó, ¿no resulta obvio que nadie sabía de su llegada? Los abogados sois todos sumamente lentos y aburridos.

    —Yo no lo había expresado mejor, fiscal Wolf.

    —De hecho, este es de los abogados más lentos que ha visto Wolf, fiscal Saturn.

    —Y que lo digas, parece que le cuesta.

    ¡¡Hola!! ¡Estoy aquí, delante! ¿¡Pueden parar de meterse conmigo!?

    —Parece que se han unido contra ti, Tom —gracias por la información, Clay, ¡no me había dado cuenta!

    Como si no fuese suficiente tener que interrogar a un fiscal, éste se une a otro fiscal en mi contra. Ojalá termine pronto este interrogatorio.


    Cuando nos sentamos a comer la tarta, todos tratamos de ignorarlo, y seguir a lo nuestro, pero él… pude ver que estaba algo raro. No dejaba de mirar amenazadoramente a Apollo, pude ver cómo lo hacía. Había algo en Apollo que no le gustaba. Y Apollo lo notó.


    —¡Un momento! ¿A qué se refiere con “algo que no le gustaba”?

    —¿Me ve cara de adivino? Simplemente, pude ver en su rostro y en su forma de mirarlo cómo había algo que no marchaba bien.

    —Pero, ¿era una cara de asco, una cara de desprecio, o tal vez…?

    —¡Cállate! —dios, ¡¡qué irritante eres, Wolf, muy irritante!! —. Gracias por el cursillo de lectura de rasgos faciales. Pero, ¿sabe qué? Nadie se lo ha pedido.

    —Ngh —tierra, trágame. Acaba de empezar el juicio y ya estoy hasta la coronilla de este tío.


    Desconozco el qué, pero posiblemente Apollo tenía algo que ocultar que Sandy sabía. Y no podía permitirse que él lo contase. Por eso colocó veneno en una de las tazas, y en una porción de tarta, y se las dio a la víctima, para asegurarse de que nunca se sabía su secreto.

    ¿Algo que no quería que se supiese? Apollo echó el veneno porque no quería que se supiese algo, algún turbio secreto que este chico no podía contar. Pero, ¿no hay aquí una contradicción con otra parte de su testimonio? Exacto, aquí viene el primer…

    —¡Protesto! Eso que acaba de decir es totalmente contradictorio. ¿No han dejado la acusación y el testigo bien claro que nadie, absolutamente nadie, sabía de la llegada de la víctima?

    —¿Tu cerebro aún está procesando esa idea, corderillo? ¡Claro que sí! ¡Ha quedado dicho y registrado! Si quieres, Wolf puede hacerte un dibujo.

    —No es necesario, gracias —pero, ¿qué haces contestando a sus sarcasmos? Céntrate en tu punto, Fate—. Pues eso no cuadra. Si realmente nadie, y eso incluye a Apollo, sabía que iba a llegar a la casa Sandy Mars, ¿¡por qué motivo iba a llevar encima letaramina!? ¡Ese veneno solo puede conseguirse de manos de la CSA! Nadie tendría un veneno como ese sin motivo, ¡solo lo obtendría si tenía intención de matar a alguien de antemano! Y dígame, fiscal Saturn, ¿qué tipo de premonición hizo Apollo para saber que iba a tener que matar a Sandy Mars, si no sabía que iba a venir?

    —Hmmm… r-reconozco que… en eso tiene razón. No es coherente.

    ¡Exacto! Te he dejado sin tu argumento principal. ¿Ahora qué, lobito…? ¿Eh? ¿S-Se está riendo?

    —Ha ha ha. Cuán divertido es ver cómo una oveja salta de felicidad. Pero esa felicidad acaba cuando el lobo se acerca —ahora me apunta con el dedo, qué educación…—. Dime, ¿cómo supo Sandy Mars de la existencia de la fiesta? Alguien tuvo que decírselo, ¿no?

    —Eh, supongo.

    —Pues ya está. ¿Quién nos dice que Apollo no se lo dijo, sabiendo que acabaría llegando para revelar el secreto frente a todos sus amigos, para así poder quitárselo de encima rápidamente? El crimen en efecto fue planificado, ¡muy bien planificado!

    —P-Pero eso es absurdo. De esa manera, habría testigos y todos sospecharían de Apollo, ¿por qué iba a cometer un crimen delante de tanta gente, y sabiendo que sería acusado en primer lugar? ¡No tiene lógica!

    ¿Qué te hace tanta gracia, Wolf?

    —Bien, bien. Después de todo no eres tan lento como pensaba. No has caído en la trampa de Wolf, pensaba que sería más fácil engañarte —¿¡trampa!? O sea, ¿quería que me tragase ese cuento sabiendo que no era posible? —. Bien, ahora hablemos en serio. ¿Nadie se ha preguntado por qué estaba envenenado el trozo de tarta y el café? No es necesario, ¿no crees, carnerillo?

    —Tiene razón, Tom. Es algo un poco absurdo; si el asesino sabía que con certeza iba Apollo a darle el café envenenado, ¿por qué también darle la tarta? Es un poco redundante.

    —Sí, ya lo sé, Clay, a mí no me cuadró desde el principio —pero, ¿qué clase de explicación pretende dar a eso Wolf?

    —¿No es obvia cuál es la explicación? —sorpréndeme, lobito—. ¡Apollo Justice pretendía envenenar a dos personas!

    —¿Q-Qué demonios…?

    —El informe de la autopsia podría avalar esta idea. La víctima no ingirió tarta. Lo que la mató fue el veneno del café. ¿Y qué significa eso, mi buen amigo? ¡Que el veneno de la tarta iba destinado a otra persona!

    —¡P-pero esto también es absurdo! ¡El trozo de tarta envenenado estaba justo en frente de la víctima! ¡La prueba está en el fragmento de tarta aplastado, la víctima cayó desplomada sobre el trozo de tarta!

    —¡Calla! Solo hubo una víctima. Lo que quiere decir que su plan falló. Apollo Justice planeaba matar a su otra víctima en primer lugar, pero la aparición de la víctima de este caso empeoró las cosas; no pudo envenenar a la que iba a ser su otra víctima, porque ésta… bueno, mejor dejaré que ella lo explique con sus propias palabras —eso quiere decir… que llega otro testigo.

    —Está bien, la acusación puede llamar a… ¡nghh! ¡No me mire así!

    —Wolf le ha dicho ya que no necesita ningún moderador, Su Señoría. Sabe cuándo puede hacer qué cosas. ¡Que suba al estrado Aqua Neptune!

    Aqua Neptune, otra de las tres compañeras de facultad. Otra que presuntamente ni siquiera conocía de vista a Sandy Mars. ¿Debo suponer que ella era la “otra víctima” de Apollo? ¿Por qué, y cómo pretende explicar eso Wolf? Veamos que tiene que decir la tal Aqua…


    Aqua Neptune. Es excéntrica, sin duda. Una mujer peculiar. Su pelo es largo, muy largo, recogido en dos grandes coletas, y de un color azul intenso. Sus ojos, celestes como el cielo, son grandes y muy perfilados con rimmel negro, su nariz pequeña, sus labios gruesos. Sí, es guapa, pero a la vez algo extraña. ¿Qué será ella? ¿Abogada, fiscal…?

    —Nombre, profesión.

    —Aqua Neptune —oh, vaya, es de las típicas que hace ese repulsivo gesto de echarse el pelo a un lado de manera presuntuosa. Ya solo por eso pierde puntos—. Abogada defensora —una compañera de oficio, ¿huh?

    —¿Y bien? ¿Ha oído lo que se ha declarado aquí hace un momento? ¿Podría declarar sobre el motivo por el que pensamos que usted era la víctima del terrible asesino Apollo Justice?

    —…Hmpf. De acuerdo.

    Veamos qué nos cuenta Aqua…


    Yo me encontraba sentada prácticamente frente a la víctima, así que pude apreciar perfectamente lo que sucedió.

    La víctima tomó el café y una cucharada de tarta. Luego me despisté un poco, pero oí perfectamente cómo hablaba de su mareo. Aunque por alguna razón pareciese que no le importaba, que no le extrañaba marearse. Como si fuese natural.

    De hecho, creo que si no se hubiese desplomado, se habría levantado, pues se notaba que quería hacerlo, por alguna razón. ¡Pero en fin!

    He sido llamada al estrado para declarar por qué piensa el fiscal Wolf que yo era la otra víctima de Apollo. Y la respuesta es sencilla: Apollo me ofreció el trozo de tarta a mí primero, pero lo rechacé, y entonces se lo ofreció a Sandy. ¡El trozo que me ofreció a mí primero era el envenenado!

    De hecho, Sandy también rechazó el trozo de tarta en un principio, pero Apollo insistió tanto que acabó por aceptarlo. Sospechoso, ¿no?


    Ella cree firmemente que de verdad Apollo pretendía matarla… pero, ¿cómo es posible? ¿Cómo pudo el verdadero asesino asegurarse de que el trozo de tarta envenenada acababa en manos de Sandy? ¡Apollo estuvo apunto de dárselo a quien no debía! ¿Realmente correría tantos riesgos el asesino…?

    —Bien, puede interrogar al testigo, señor Fate.

    —En seguida, Su Señoría —en todo este caso hay algo muy extraño. Pareciese que todo fue fruto del azar, pero hay algo raro en todo esto. Urbain y el mismo Clay…. Declararon ayer algo que no cuadra con las pruebas que se han entregado hoy.

    Pero antes, debo ocuparme de esto, ¡no permitiré que culpen a Apollo de más cargos que no ha cometido!


    Yo me encontraba sentada prácticamente frente a la víctima, así que pude apreciar perfectamente lo que sucedió.


    Sí, recuerdo que Maya dijo ayer lo mismo. Ellas dos se sentaron frente a Sandy y a Clay, juntas.


    La víctima tomó el café y una cucharada de tarta. Luego me despisté un poco, pero oí perfectamente cómo hablaba de su mareo. Aunque por alguna razón pareciese que no le importaba, que no le extrañaba marearse. Como si fuese natural.


    Ella… también ha declarado lo mismo que Clay y que Urbain. Es extraño, ¿por qué…?

    —¡Protesto! —me pregunto qué habrá detrás de todo esto. Es algo que parece que todos hayan visto, pero no es posible—. ¿Dice que vio perfectamente todo lo que sucedía?

    —Eso he declarado, sí.

    —¿Entonces vio perfectamente cómo comió un pedazo de tarta Sandy Mars?

    —Ajá. ¿Qué problema hay con eso?

    —Bueno, el problema se llama “contradicción”. Y la contradicción radica en el informe de la autopsia. ¡La víctima no tenía tarta en el estómago! Absolutamente nada de tarta. ¿Cómo pudo entonces verlo comer una cucharada de ésta?

    Todos callan. Supongo que están meditando la pregunta que les hice.

    —Esto… es extraño.

    —¿Huh? ¿Qué dices, Clay?

    —Juraría, sin temor a equivocarme, que comió de la tarta. Estoy seguro.

    —Exacto, yo también lo aseguraría —así que después de todo esta tal Aqua Neptune no mentía, sino que también tiene el convencimiento de que lo que dice es verdad.

    Pero algo no cuadra. Hay tres personas que declararon que la víctima tomó tarta, y en su estómago no había nada de alimento, solo café. ¿Qué puede significar?

    —¿Considera la defensa que el punto es relevante?

    —Sí… sí, su Señoría, creo que el punto de la tarta es muy relevante. Aun así, la defensa quiere acabar el interrogatorio.

    —De acuerdo, prosiga, pues.

    Lo primero es lo primero. Hay que acabar con las sospechas sobre el presunto segundo intento de crimen de Apollo. O si no… Wolf resultará vencedor en su argumento.


    De hecho, creo que si no se hubiese desplomado, se habría levantado, pues se notaba que quería hacerlo, por alguna razón. ¡Pero en fin!


    —¿Por qué cree eso, señorita Neptune? —parece muy convencida.

    —Bueno. Diría que era como si estuviese acostumbrado a marearse. Como si supiese que, si se mareaba, debía actuar de cierta manera. Pareciese que se marease de manera seguida.

    ¿Por qué iba alguien a marearse de manera natural muy a menudo? Hmm… por… ¿una enfermedad?

    —¿El corderito está pensando en algo?

    —¿Eh? Oh, no, no es nada. Prosigamos el interrogatorio.


    He sido llamada al estrado para declarar por qué piensa el fiscal Wolf que yo era la otra víctima de Apollo. Y la respuesta es sencilla: Apollo me ofreció el trozo de tarta a mí primero, pero lo rechacé, y entonces se lo ofreció a Sandy. ¡El trozo que me ofreció a mí primero era el envenenado!


    Reconozco que tiene sentido. Pero aún así, estoy más que convencido de que todo fue planeado por alguna otra persona. Y no creo que el trozo de tarta envenado fuese realmente para Aqua… no. Pero, veamos, si la víctima envenenó el café de Sandy, ¿por qué envenenar la tarta?

    Aquí hay algo que falta. Falta algún tipo de información. Pero, sea lo que sea, algo está claro: si Apollo no es el asesino, y no hubo un intento de asesinato fallido, solo cabe una posibilidad lógica.

    —¡Un momento! —es lo único coherente, después de todo. Pero, ¿por qué? —. Existe una segunda posibilidad que explica el hecho de que hubiese veneno en ambos sitios, sin que haya dos víctimas. Y es muy sencilla: el asesino echó el veneno en la tarta después de que Sandy muriese.

    —El pequeño carnero ha pastado hoy en un campo poco fértil, por lo que veo. ¿Qué clase de sandeces estás diciendo? ¿Por qué iba a hacer algo así tu hipotético asesino?

    Exacto, Fate, ¿por qué? Si no era para matarle, pues ya estaba muerto, así que si puso veneno fue para… ¿desviar la atención del lugar donde realmente estaba el veneno? No, eso no tiene mucho sentido, después de todo, unos análisis habrían demostrado que había veneno en el café. Entonces… ¿pudo ser para engañarnos de alguna manera? ¿Para hacernos creer algo, o hacer que pensásemos algo equivocado? ¿Qué piensa todo el mundo si creemos que el asesino pretendía matar a alguien poniendo veneno en su tarta…?

    Agh, no se me ocurre nada. Lo único que me hace pensar el creer eso es que el asesino pretendía matarlo a toda costa, comiese tarta o no… un momento. Ahí es donde está la clave.

    —El asesino… el verdadero asesino, echó veneno en la tarta después de morir Sandy para que creyésemos que pretendía asesinarle cueste lo que cueste, tomase lo que tomase.

    Este silencio se debe a que nadie me sigue, ¿no? Me explicaré mejor, pues:

    —Si pensamos que pretendía matar a Sandy de una u otra forma, estamos suponiendo que echó el veneno para asegurarse de que lo mataba tomase lo que tomase, ¿no? Si solo hubiese veneno en el café o solo lo hubiese en la tarta, correría el riesgo de que no tomase de eso, ¿cierto? Porque supongamos que no le gusta el café, y solo toma tarta, o viceversa. Supuestamente nadie lo conocía, no se sabía de sus gustos. El asesino colocó veneno en ambos sitios para asegurarse de que moría.

    —Exacto. Ese es el punto, creo.

    —No, su Señoría. Ese punto es el que el asesino quería que creyésemos. Que no conocía a la víctima, que no sabía qué tomaría y qué no tomaría; por eso echó veneno en la tarta después de la muerte, para que creyésemos eso. Pero la realidad es que el asesino sabía de buena mano que Sandy no iba a tomar tarta bajo ningún concepto.

    —¡Cállate!

    —¡Cállate tú!—guau, ahí has estado fino, Clay—. Sigue, Tom. Ignora al Lobito.

    —Con esa astuta maniobra, el asesino consiguió que no nos percatásemos de algo. Consiguió que creyésemos que él no le conocía, y consiguió que no nos diésemos cuenta de algo acerca de la víctima.

    Ahora está claro. Sigo sin comprender muy bien por qué, ni a qué nos lleva esto, pero lo que está claro es que es lo más lógico, si atamos todos los cabos sueltos.

    —Sabemos que Mars no comió tarta. Pero sin embargo, muchos de los presentes vieron cómo tomaba una cucharada. Ahora bien, el hecho de que se metiese la cucharada en la boca, ¿implica que la tragase?

    —¡Oh! ¿Qué quiere decir todo esto?

    —Sencillo, su señoría. Según la última frase del testimonio de Aqua Neptune, Sandy Mars se negó en un principio a aceptar la tarta, pero aceptó por compromiso. Probablemente, durante la charla que habría en ese momento, algo le hizo ponerse tan nervioso que no se dio ni cuenta, y tomó una cucharada de tarta. Justo en ese momento, al darse cuenta de que tenía tarta en la boca… la escupió.

    —¿La escupió?

    —¿L-La escupió?

    —Se cree la cabra que todos escupen como ella. ¿Por qué iba a escupir una tarta, pequeño corderillo?

    Ahora lo veo. Claro como el cielo en la mañana.

    —Sandy Mars escupió la tarta porque no podía comer tarta. Tarta de chocolate y nata, si no me equivoco. Toda una bomba de azúcar… algo completamente prohibido para alguien que es diabético.

    Ah, ese murmullo en las gradas, ¡este es mi momento!

    —¡Protesto! ¡Sandeces! ¿Puede el corderillo demostrar que realmente era diabético?

    —¡Protesto! Yo no puedo, pero un análisis de sangre del cadáver lo revelaría con detalle. Y si realmente es diabético, debía haber un pedazo de tarta en el suelo, cerca de la mesa; el pedazo que escupió. Además, su diabetes explicaría por qué no se extrañó de marearse; es frecuente que a alguien con esta enfermedad le den mareos por bajadas o subidas de azúcar.

    Te tengo, Wolf. No busques fallos en mi razonamiento; sabes que lo que digo es lo más lógico.

    —Si todo lo que digo es verdad, entonces durante el momento del crimen, en la merienda, se debió decir algo que le hizo ponerse muy nervioso. Además, si el asesino colocó el veneno en la tarta post mortem, hubo de hacerlo después de que todos se diesen cuenta del fatal acontecimiento. Aclarar tanto cuándo se echó el veneno tanto en el café como en la tarta, como por qué se puso tan nervioso Sandy, así como obtener los resultados que confirmen mi teoría, su Señoría, son cosas que hay que tener en cuenta en este juicio. Y por tanto, para saber los movimientos de los presentes durante la estancia en la casa, creo que lo más coherente sería un aplazamiento del juicio. ¡La defensa solicita aplazar el juicio a mañana para que tanto acusación como defensa puedan investigar y preparar el caso, su Señoría!

    Vamos, Juez Daroul, acepta mi propuesta. Necesito investigar más antes de seguir este juicio.

    —De acuerdo. ¡Se aplaza la sesión a mañana!

    Estupendo. Este caso comienza a ponerse interesante.

    Tranquilo, Apollo. Ningún lobo va a impedirle a este “corderillo” lograr que vuelvas al rebaño



    Pruebas:

    Tarta: Tarta de chocolate y nata, que se comió el día del crimen. Presuntamente, la víctima comió de la tarta pero escupió su pedazo. La tarta de la víctima estaba envenenada.

    Cafés: Cafés que todos los presentes tomaron.

    Taza de café de Mars: Se encontró envenenada con letaramina. Muy probablemente, fue de donde procedió el veneno que mató a Sandy.

    Fragmento de tarta aplastada: era la tarta que Sandy no comió. Al desplomarse, cayó encima de ella, aplastándola.

    Informe de la autopsia: la víctima tomó el veneno oralmente, entre las 3:30 PM y las 5:30 PM. En su estómago, solo había café, nada más. Luego no ingirió tarta.

    Letaramina: Veneno creado en exclusiva por las CSA, y arma del crimen en este caso. Tanto su versión sólida como en polvo tienen los mismos efectos; probablemente fuese la segunda la versión que mató a Sandy.

    Involucrados:
    Thomas Fate: edad 21. Ese soy yo. Recién graduado, este es mi segundo juicio.

    Apollo Justice: edad 23. Abogado defensor de mi agencia. A penas lleva un año en la abogacía, pero se puede ver que tiene mucho talento. Él es el acusado en este juicio, y mi cliente. El crimen sucedió mientras celebraban su cumpleaños.

    Clay Terran, 23 años. El mejor amigo de Apollo, y el autoproclamado ayudante en este juicio de la defensa… o sea, mi ayudante. Chico enérgico, y de personalidad algo susceptible, es astronauta.

    Ness Daroul: edad 50. El Juez. Un hombre de larga barba negra. Es algo severo, pero suele ser conocido por dar buenos veredictos.

    Sandy Mars, 23 años, fallecido. Es la víctima en este caso. Aún poco sabemos de él, mas que era compañero de clase de Apollo y los demás, y que apareció sin ser invitado a la fiesta de éste. Murió envenenado con Letaramina.

    Shiru “Wolf” Baurufu, 35 años. Fiscal de este caso. Es un hombre un poco particular, que habla de sí mismo como si fuese un lobo, y siempre hace metáforas que tienen que ver con rebaños y cosas similares. Nunca habla de sí mismo en primera persona.

    Urbain Mercury, 19 años. Prodigio amigo de Apollo desde la infancia, es superdotado, y lleva trabajando en la interpol desde los dieciséis.

    Maya Venus, 23 años. Chica de la que Clay está claramente enamorado. Es amiga de Clay y de Apollo desde niños.

    Rin Saturn, 23 años. Fiscal, amigo de Apollo desde la facultad, y un joven algo ególatra, para mi gusto.

    Aqua Neptune, 22 años. Abogada defensora, amiga de Apollo desde la facultad.
     
    Última edición: 30 Marzo 2014
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    Antes que nada quiero aplaudirte, a tu evidente talento como escritor. Pues estoy segura de que esto no ha sido para nada fácil de hacer. Conozco el juego y me jugué el primero, de hecho tengo intenciones de continuar con los demás. (y no me he visto los vídeos que pusiste por que si no me spoilereo todo). Has seguido muy bien la temática, el estilo y contenido del juego. Debo decir que me impresionaste bastante, pues pareciera que estoy viendo otra entrega del juego con una historia extremadamente bien elaborada.

    E incluso acertaste con las personalidades de los personajes ya existentes, sin mencionar que los que tu inventaste son muy interesantes también. No es por adularte, pero pocas veces me encuentro con algo tan bien hecho como lo que me estas mostrando.

    Empezando con el primer caso, me habría gustado que Desiree hubiera tenido mas presencia . Por que nadamás aparece en algunas partes, aunque es mencionada y tomada en cuenta durante todo el primer segmento. Siento que me faltó conocerla un poco mas, meterme en su piel y sentir la angustia y tristeza que debió haber sentido de perder a su novio. Muy a pesar de las sospechas de infidelidad.

    Hablando del viejo, no puedo decir que nunca me imaginé que el fuera la mente maestra y principal culpable de todo esto, pues él es el que hacía todo el barullo y se metía muy descaradamente en los argumentos acusatorios de Fate, y eso; a mi parecer, lo hizo ver demasiado sospechoso. Y conociendo el juego sé que el personaje menos esperado puede ser el culpable.

    Pero eso de tomar a todos esos personajes e idear la forma en que cada uno metiera su granito de arena para inculpar a la pobre chica por el asesinato de Cam fue impresionante; A Cyan con el espejo y la mentira de ser amante de Cam (Cuando salieron con eso casi me voy para atrás), a Bella donna con el reparto de las drogas, a Fina con la foto, a Larry con el elevador (aunque a este pobre no se le puede culpar de nada). Totalmente inaudito, diciéndolo de la buena manera. Que cabeza tienes, colega.

    Ni hablar de nuestro protagonista, que pareciera que estoy viendo a Phoenix en el primer juego. Igual de inexperto, con su toque de gracia y sarcasmo. Me sacaste varias sonrisas con esos pensamientos sarcásticos entre diálogos. Y hablando de Phoenix me gusta mucho que lo hayas incluido aquí, incluyendo a Apollo.

    Ahora en el segundo caso; el acusado no es nada mas y nada menos que Apollo, ¿por qué será que esto me resulta tan familiar? :D. Estás haciendo un buen trabajo, los personajes se ven bastante prometedores. No, de hecho todo se ve bastante prometedor. Y mejor no intentaré atar cabos ahora, que se muy bien que no podré llegar a nada, prácticamente vamos empezando y esta historia se ve que dará bastantes giros...


    Por otro lado, haré una pequeña observación; he sentido que ha faltado ese pequeño intervalo de tiempo entre el desenlace del caso y el inicio del siguiente, donde el abogado se reúne con su cliente y se da todo un intercambio de diálogos y emociones, personalmente pienso que en el primer juicio viendo como terminó todo y dándose a conocer que al final Cameron tenía toda la intención de proponerle matrimonio a Desiree y que estaba organizando todo para hacerlo cuando lo mataron (cosa que de alguna forma me rompió el corazón), era algo bastante provechoso para una escena final con Dess, aunque hubiera sido el doble de triste, me habría gustado leerlo. Al final no supimos casi nada de ella, mas que se se mudó de apartamento...

    En cuanto al aspecto técnico he notado dedazos y ausencia de tildes, pero nadamás eso. Intentaré no irme por ese lado...

    En conclusión estás haciendo un trabajo excelente, te felicito la verdad. Espero el siguiente capítulo con ansias, seguiré pasándome por aquí.

    Sin mas que decir me retiro, sigue así.

    P.D. Cuida tu cabeza ;).
     
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    Thomas Fate: Ace Attorney
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    El caso amargo

    Día 2, Investigación.


    Cuando inicié en este caso, nadie me dijo esto. O sea, quiero ayudar a Apollo ante todo, eso está claro, y pienso llegar hasta el final, investigar donde haga falta, interrogar a quien haga falta, con tal de demostrar su inocencia.

    Estaba dispuesto a todo, eso está claro, pero… ¡nadie me avisó de esto!


    Casa de Tom

    —¡Ey! ¿Te vas a comer eso, Tom? —dijo Clay, que engullía toda la comida como un completo ansioso que no ha probado bocado durante días.

    —Eh, uh, no… puedes cogerlo —suspiré, resignado a que Clay devorase toda la ensaladilla rusa que quedaba en la mesa.

    Con lo que me gusta a mí estar tranquilo, solo, en mi casita…

    —¡Ey, he pensado algo! —cada vez que Clay tiene una idea, me tiemblan hasta los pelos de la nariz —. Yo vivo algo lejos, y, ¿qué harías sin mí, en este caso? ¡Por eso, he decidido que me quedaré esta noche, y las que hagan falta para resolver el caso de Apollo, aquí en tu casa!

    —¡P-Protesto! —grité golpeando la mesa.

    —¡Denegada! —gritó Clay golpeando también la mesa, con una sonrisa en su rostro —. No te preocupes, ya lo tenía todo pensado —se descolgó la mochila que llevaba desde esta mañana en el juicio, y la abrió, mostrando su contenido, varias prendas para cambiarse —. ¡Está decidido! Este tribunal te considera… ¡culpable! ¡Se te condena a alojar a Clay Terran!

    Sería definitivamente un juez terrible; esa condena no se la merece nadie.

    —Está bien —acabé aceptando. Con suerte el último día de juicio sería mañana, y solo tendría que estar aquí Clay un día. Terminé mi comida y sacudí mis manos, señal de que estaba preparado —. ¡Bueno! ¿Comenzamos con la investigación?

    —¿Y por dónde deberíamos empezar? —dijo Clay, tragándose medio bistec de un solo bocado.

    Medité un momento. El juicio de la mañana había servido para saber tres cosas claves: que el veneno que mató a Sandy fue el del café, pues no tomó tarta; que el asesino colocó el veneno en la tarta después de morir Mars, por lo que significa que quería ocultar la enfermedad de la víctima, y con ello, que sí que sabía cosas de él, y no era tan desconocido; y tres, su enfermedad, la diabetes: Sandy Mars era diabético.

    Supuse que lo primero era interrogar al testigo que tenía más cerca…

    —Dime, Clay, ¿tú sabías que él era diabético? Mars, quiero decir.

    —No —se golpeó nuevamente su visera en ese gesto que hacía cuando estaba pensando—, aunque, cuando en el juicio descubriste que era diabético, me di cuenta de algo: ¡él no le echó azúcar al café extra-amargo de Apollo!

    ¿Café extra-amargo…?

    —¿Y le echó sacarina? —pregunté, emocionado. ¡En la sacarina podía estar el veneno!

    —No, no, allí no había sacarina —mierda, Clay estropeó mi teoría—. Simplemente, se lo tomó solo, sin azúcar… ¿¡tienes idea de lo amargos que son los cafés que prepara Apollo!? ¡No tengo ni idea de qué demonios hace, pero aún echándole tres cucharadas de azúcar, sigue sabiendo amargo!

    Madre mía, ese café debe servir de detergente.

    —Por eso me extrañó que no le echase azúcar. ¡Menos mal que Maya recordó traer el azúcar! —sonrió—. Se nos olvidó traerlo cuando servimos los cafés, pero ella la trajo.

    Cierto. Tenía que preguntar también sobre los movimientos de la gente ese día en el momento del crimen, antes y después.

    —Entonces, ¿Maya se levantó después de servir los cafés?

    —Inmediatamente después. ¡Eh, ni se te ocurra culparla de nada, que veo tus intenciones! Ya estaba servido el café, el veneno ya estaba allí, cuando ella se levantó —sí, eso era muy cierto.

    —¿Y qué hay de los demás? ¿Alguien más se levantó durante la comida?

    —No lo recuerdo—contestó Clay.

    —¿Y después del crimen? ¿Quién se levantó primero?

    Clay soltó una breve risita.

    —Recuerdo que fui yo mismo el que, al verlo desplomarse, me acerqué a Sandy y le dije “¿Estás bien?”; levanté su mano, y, al dejarla caer y ver que no reaccionaba, que su cuerpo era como un muñeco, dije “E-Está muerto… creo que está muerto”. Justo entonces, Iovi repitió mis palabras y se desmayó.

    —¿Iovi se desmayó? Si ni siquiera había sangre…

    —Es muy delicado para esas cosas —volvió Clay a hacer el gesto de su visera—. Luego, Urbain, Maya y Aqua se quedaron con Iovi para tratar de “reanimarle”, mientras que yo, Apollo, y los demás, corrimos histéricos a llamar a la ambulancia, unos gritando “¡Le han matado!”, y, en definitiva, cundió el pánico un poco. Cuando pasó un momento, y llamamos a la policía y la ambulancia, aparecieron Iovi y el resto, ayudando Urbain al pobrecito de Aério a caminar, aún atontado por el desmayo.

    En definitiva, que en ese caos, nadie se quedó solo… aun así, entre tanto pánico, sería fácil echar veneno en la tarta sin que nadie parase a pensarlo. Bastaría con echar un poco en la tarta, después de todo, quedó aplastada, sería fácil esparcirlo por los alrededores de la cara de la víctima, que recordemos estaba sobre la tarta.

    —¿Y qué me dices de antes del crimen?

    —¿Es esto un interrogatorio? —adivinó Clay, siempre sonriente—. Bueno, antes del crimen estuvimos un poco repartidos. Sandy llegó pocos minutos antes de la merienda. Desde que llegó, nos sentimos todos algo incómodos. Él permaneció sentado en el salón, solo, en una esquinahasta que lo llamamos para comer. Fuimos yo y Aqua los que pusimos la mesa, y el resto, pues no tengo idea de qué hicieron en ese momento. A la hora de sentarnos, el penúltimo en llegar, antes que Apollo, que llegó con las tazas, fue Iovi, y poco antes, Ice. El resto, más o menos llegamos todos a la vez.

    Clay hizo una muy buena descripción, con bastante detalle; pero teníamos que asegurar nuestros conocimientos. Además, aún faltaba hablar con el famoso millonario, Aério Iovi, y con ese tal Ice Ourano.

    —Bien —dije, al fin, levantándome del asiento—, cuando quites la mesa, empezaremos la investigación.

    Clay casi se atraganta con su vaso de agua.

    —¿¡Quitar la mesa, tu invitado!?

    —Es lo que hay. En el “hotel Fate” no hay servicio de habitaciones.


    Finca Iovi


    Aluciné totalmente cuando Clay me trajo frente a aquella verja dorada, precediendo un enorme jardín, divisándose al fondo una enorme casa de unas tres plantas. Toda la finca, ¿cuánto podría medir? ¿Kilómetros, dos, tres?

    Si ya era sorprendente la casa de verano, esta era… espectacular. Unas grandes cámaras frente a la verja nos enfocaron acusadoras cuando llegamos. Clay presionó un botón que supuse haría la función de un telefonillo, y la voz solemne de un hombre se escuchó. Clay respondió:

    —Buenas tardes, soy Clay Terran, vengo con Thomas Fate, el abogado de Apollo Justice, queríamos ver al señorito Aério.

    Y entonces, el hombre al otro lado del telefonillo, que supuse el mayordomo, respondió cortésmente, abriéndose automáticamente la verja.

    —Guau —dije impresionado, mientras caminábamos rumbo a la mansión, atravesando el camino que cruzaba por la mitad del jardín—, creo que es la cosa más lujosa que he visto en mi vida.

    —Pues esto no es nada, espera a ver la mansión por dentro. Es como entrar a un universo paralelo, ¡calidad de vida!

    Suspiré. Era como estar en un sueño, ¡quién pudiese vivir así…!

    —¿Y cómo puede la familia Iovi tener semejante patrimonio? —le pregunté, curioso, a Clay. El camino hasta la entrada de la casa era más largo de lo que pensaba.

    Clay hizo su gesto de la visera; estaba pensando.

    —Creo que su padre es uno de esos tiburones de las finanzas, empresario, de esos que no hacen nada más que financiar empresas y sacar millonadas de ellas. Sabe lo que hace muy bien; es uno de los principales accionistas de muchas empresas importantes.

    —Guau, creo que me equivoqué de carrera —bromeé, y Clay y yo reímos ligeramente.

    —Nah, prefiero vivir más modestamente y vivir mi sueño: ¡viajar al espacio!

    Era cierto; Clay era astronauta, ya casi lo había olvidado. Tenía que ser un trabajo realmente emocionante, pero al tiempo era peligroso; había que ser muy valiente para aventurarse en el espacio, en un lugar desconocido para el hombre. Aunque sin duda, era algo digno de contar, normal que Clay sonriese de esa manera al hablar de su trabajo.

    —Hemos llegado —dijo, mientras alcanzábamos la gran puerta de la mansión, abierta por uno de los mayordomos, vestido éste con esmoquin de lino negro, que hizo una cortés reverencia.

    —Pasen, por favor. El señor Aério y sus amigos están dentro, en el salón principal.

    —Gracias —sonrió Clay, mientras éramos escoltados por otro mayordomo por enormes pasillos que pareciesen ser de oro.

    —Es más impresionante de lo que pensaba —le dije a Clay. Entonces, me percaté de algo—. ¿Aério está con alguien? El mayordomo dijo que estaba “con sus amigos”.

    —Quizá esté aquí alguno de los chicos. Míralo por el lado bueno; quizá puedas interrogar a más de uno a la vez —eso era cierto, podría ser práctico.

    Al entrar al salón, que probablemente era más grande que toda mi casa, sentados en unos sofás de cuero, alrededor de una mesa amplia y lujosa, se encontraban cuatro personas, de las cuales conocía a dos.

    —¡Chicos! Qué bien que todos estéis aquí.

    Uno de ellos, de ojos verdecinos, pelo rubio y repeinado, vestido con traje elegante, color grisáceo, sobre una camisa negra se levantó para saludarnos con un jovial apretón de manos.

    —¡Qué pasa, Clay! —dijo con una gran sonrisa. El pendiente que me fijé llevaba colgando de su oreja izquierda, que lucía ser de plata o platino, le daba un aspecto algo más informal, contrastando mucho con su aspecto—. ¿Y tú quién eres, tío? —me preguntó, ofreciéndome la mano.

    — Fate. Thomas Fate. Abogado de Apollo —dije, respondiendo a su apretón.

    —¡Ah! Tú eres el famoso Tom, ¿eh? Ayer Apollo me habló de ti cuando fui a visitarle al centro de detención. Lástima que no pude ir al juicio de esta mañana, ¡espero que estés defendiendo bien a Apollo! —sonrió. Desprendía alegría por los cuatro costados—. Soy Aério Iovi, encantado. ¡Oh, y no sé si conoces! Te presento. El tío de pelos puntiagudos que ves ahí es Ice, Ice Ourano.

    —Hola —era un chico de pelos negros, todos de punta, con un gran mechón que tapaba su ojo derecho cayendo sobre su cara. Vestía una camiseta lisa y azul oscura, y unos tejanos algo gastados.

    —Y estos dos son Rin y Maya —me presentó Aério, aunque yo ya los conocía.

    —Ya lo conocemos —sonrió Maya.

    —Sí, ya lo conozco —dijo con cierto desdén Saturn.

    Una gota de sudor recorrió mi frente ante las palabras indiferentes de Rin.

    —¿Qué os trae a todos por aquí? —contestó el astronauta, tomando asiento junto a Maya, a la que miraba sonriendo.

    —Habíamos quedado para hablar de este asunto —dijo la chica.

    —Lo que ha sucedido en el juicio de esta mañana después de que este chico —comentó Rin, en referencia a mí, claramente— interrogase a Aqua, el dato que se ha revelado… la diabetes de Mars, nos ha hecho pensar. Maya me llamó después del juicio, había algo que le inquietaba. Y entonces decidimos contactar con todos para reunirnos aquí. Aqua y Urbain están de camino, se supone.

    —¿Por qué no me llamasteis a mí? —se quejó Clay.

    —Sabíamos que llegarías tarde o temprano —comentó Ice.

    —Oh, vaya, ¿tan previsible soy? —dijo Clay mientras se rascaba la nuca.

    Maya rió suavemente, para luego tornarse su rostro algo más afligido y apenado.

    —Estuve pensando en lo que dijo Aqua durante el juicio —me dijo—. Sobre el tema de que pareciese que Sandy se quisiese “levantar”. Que era “normal” que se marease. Me resultó extraño, pero entonces, al hablarlo con Rin, los dos caímos en algo.

    —Era tan obvio —siguió el monólogo el fiscal—, si se iba a levantar era para dirigirse al cuarto de baño. Los diabéticos deberían llevar siempre encima un poco de insulina para pincharse en caso de que sufriesen un bajón de azúcar. Posiblemente, pensó que su malestar se debía a eso, y por ese motivo se levantó.

    —¿Y qué hay de raro en eso? —quise saber, escuchando intrigado.

    —Obvio —siguió Ice Ourano—. Lo raro es que no se encontró nada parecido a insulina en sus bolsillos.

    —Pero, ¿tan seguros estáis de que debía llevarla? —inquirió Clay.

    —Si es diabético —respondió el dueño de la casa, Iovi—, debería. Sería terrible si sufriese una hipoglucemia en mitad de una playa alejada del mundo, lejos de asistencia médica, y no tuviese. Pero, si no se encontró en sus bolsillos, eso quiere decir…

    —Que alguien se la llevó —concluí yo mismo. Lo que decían tenía completa y absoluta lógica. Debía, a la fuerza, llevar esa insulina encima—. Eso es otra prueba más de que el asesino trataba, por todos los medios, de ocultar el hecho de la diabetes de Mars. Pero, ¿por qué…?

    Medité fríamente, y, cuando Ice estuvo a punto de volver a hablar, el mayordomo hizo acto de presencia.

    —Señor Aério, tiene más visita. El señor Urbain Mercury y la señorita Aqua Neptune.

    —Que pasen.

    Urbain seguía como ayer; con una gorra azul, esta vez playera celeste, tejanos claros y los mismos zapatos azules de aquella vez; y Aqua, por su parte, iba, naturalmente, vestida exactamente igual que en el juicio de esta mañana.

    Al sentarse Urbain y Aqua junto a todos los demás y ver allí a los seis sospechosos, pensé que uno de ellos, necesariamente, era el asesino de Sandy Mars. Uno de ellos estaba aquí actuando, y sabía perfectamente de Sandy, y de su diabetes. Pero, ¿quién? ¿Por qué? Y lo más complicado, ¿cómo lo hizo?

    —Bueno, bueno, ¡sabía que te encontraría aquí, Fate! Ya sé quién es el asesino —dijo orgulloso Urbain.

    —¿Q-Qué?

    —¡El asesino es Clay Terran! —dijo, señalándolo, ante lo que él simplemente rió—. Nah, solo bromeaba —sentí ganas de dejarme caer hacia atrás en ese momento—. Pero sí que traigo algo importante, gracias a mis contactos —en sus manos traía un puñado de periódicos, que colocó bruscamente sobre la mesa—. Echadle un ojo a esto.

    Cada uno agarró uno de los periódicos y comenzó a leerlo. Yo, por mi parte, cogí un periódico fechado de hace casi un año, y miré la portada, ante lo que me estremecí.

    “La masacre del jurado queda en suspenso”, decía el titular principal, seguido de un subtítulo, “El sospechoso principal de la matanza que se produjo en el jurado popular, donde murieron trece personas, puesto fuera de sospechas”. Abrí el periódico y busqué la susodicha noticia. Comencé a leerla: “La matanza que se produjo hace algunos meses ha sido atribuida, gracias a la actuación del abogado del principal sospechoso de dichos cargos, un estudiante de último año de derecho, a una asociación criminal que se presupone tuvo motivos terroristas. La organización, llamada por todos los medios como CSA (Criminal Secret Asociation) aún no ha dejado ver a ninguno de sus miembros, si bien es hipotética su existencia, se cree que se extiende por todo el territorio nacional, y es responsable de varios casos anteriores de tráfico de drogas, asesinatos considerados cometidos por asesinos a sueldo, y un sinfín de actividades ilegales. Aún la CSA, sus miembros, propósitos y cometidos son un completo misterio. Únicamente sabemos de su existencia por el testimonio del actual sospechoso de ser coautor indirecto de la matanza, quien dice haber pedido servicios a esta, el señor…

    Justo en ese momento me hizo salir de mi lectura y pensamientos la voz de Urbain.

    —¿Nada raro?

    —Son periódicos sobre esa CSA. ¿Qué tiene que ver con este caso? —comentó Ice. Me resultaba su voz y su forma de hablar muy fría, casi opuesta su personalidad a la de Aério. Me pregunté qué ocupación dentro del mundo del derecho tenía ese chico.

    —Yo tampoco veo la relación —se quejó Aqua—, y llevo todo el camino hasta llegar aquí diciéndoselo, pero él insiste en que lo averigue yo misma.

    Urbain rió.

    —Vale, vale, no seré tan cruel. Fijaos en las letras pequeñitas que aparecen abajo a la derecha en cada artículo. Son comentarios de periodistas particulares. Mirad la firma.

    Hice lo que Urbain me pidió, y busqué ese comentario, pero pareció que Clay lo encontró antes.

    —¡Oh! E-Es…

    Tras titubear, volví a mirar el periódico, y encontré el comentario. Miré la firma instantáneamente.

    —¡S-Sandy Mars! —dije en voz alta—. ¡Sandy Mars es el autor de este comentario!

    —S-Sí, es el autor de éste también —corroboró Maya Venus.

    —En este también —confirmó Ice.

    ¿Qué estaba pasando? ¿Sandy era periodista?

    —Exacto —afirmó Urbain, orgulloso de su descubrimiento—. En todos los artículos sobre la CSA que salieron en la prensa, él ha puesto un comentario. Comentarios muy duros, por cierto, en los que incluye normalmente algo de información que, según él, ha descubierto sobre sus propios medios acerca de la CSA —paró un momento, mientras buscaba entre uno de los periódicos—. Sandy Mars era un periodista que hasta su primer comentario sobre la CSA se dedicaba casi en exclusiva a la prensa deportiva. No era muy tenido en cuenta por las empresas encargadas de los periódicos, dejándosele solo pequeños espacios para comentarios y opiniones críticas, pero hace solo una semana, se le concedió publicar un artículo completo, en un periódico nacional. El periódico no salió nunca al mercado; sospechamos que fue interceptado por la propia CSA. Pero, cómo no, la interpol ha conseguido un ejemplar —dijo mientras extendía el periódico, mostrándolo a todos nosotros. Leí el artículo con interés.

    La CSA comienza a dejarse conocer”, era el título; “Investigaciones privadas han dado lugar a nueva información fresca sobre la organización criminal”, el subtítulo. El artículo seguía así: “Recientes análisis sobre la actividad conocida de la CSA han dado lugar al “bautizo” de algunos de sus presumibles altos cargos. Se deduce que las CSA se estructuran en una organización jerarquizada, con altos cargos que dirigen cada ámbito de actividad, todos bajo un mando común y a su vez dirigiendo a varios encargados en cada territorio de la nación. Hemos bautizado a los dos altos cargo que creemos haber identificado en base a sus actuaciones con los siguientes nombres:

    De un lado, con el nombre de “Snake”, el alto cargo encargado de la creación (diseñando bajo su laboratorio la famosa ya “letaramina”) y tráfico de venenos, así como narcotráfico. Snake es posiblemente alguien de personalidad serena y calmada, fría y manipuladora, alguien que actúa con el máximo sigilo y que dirige a todo un elenco de científicos, por lo que posiblemente tenga conocimientos químicos él también.

    De otro lado, el llamado “Double Face” es el alto cargo encargado de la más problemática actividad de la CSA: asesinatos de cualquier índole, encargándose de la dirección desde asesinos a sueldo hasta asesinos encargados de los ajustes de cuentas y silenciadores de testigos, más un largo etcétera. Double Face posiblemente cometa ciertos asesinatos importantes en persona, con un modus operandi muy llamativo, caracterizado por la brutalidad de sus asesinatos, normalmente siendo éstos a varias personas a la vez, muy sangrientos y violentos. Denota una posible doble personalidad, dado lo inestable de su actuación. Posiblemente, el primer caso conocido relacionado con la CSA, la “matanza del jurado”, fuese ejecutado por Double Face.

    Seguimos investigando este asunto, tratando de desvelar los secretos que esconde esta terrorífica organización.

    Todos callamos tras leer aquello. ¿Mars estaba investigando a las CSA?

    —¿Casualidad que se cometa este crimen con letaramina justo en la semana después al intento de publicación de este periódico? No lo creo. Posiblemente…

    —El asesino sea miembro de la CSA. Posiblemente… un alto cargo —dijo Maya, asustada.

    —Seguro que es ese Snake —dijo serenamente Ice.

    ¿Qué…? ¿Qué era todo eso? Entonces, el asesino… uno de ellos… no contactó con la CSA, sino que… ¡¿es un alto cargo de la CSA?!

    Parecía increíble, parecía extraño. Sandy Mars murió por haber descubierto y estar investigando a la CSA. Se había convertido en un peligro para ellos. Pero, ¿en serio alguno de los amigos de Apollo pertenece a esa organización?

    —Entonces, todo esto quiere decir que uno de vosotros, el asesino, es uno de los jefes de la CSA —dijo muy seriamente Clay.

    —¿Cómo que “vosotros”? —alegó Ice Ourano, siempre con esa frialdad y serenidad—. Te recuerdo que tú también puedes ser sospechoso, Clay Terran. Al igual que Apollo.

    —Sabes que yo no fui.

    —Como juez, no puedo “saber” nada, debo guiarme por las pruebas —¿Ice Ourano… juez? —. Y nada demuestra que tú no seas más sospechoso que cualquiera de nosotros.

    Mi cabeza estaba a punto de explotar.

    —Pero, Urbain —le dije—, ¿por qué Sandy Mars tendría tanto interés por la CSA?

    Urbain meditó, rascándose la barbilla.

    —Como dije antes, hasta la “matanza del juzgado” prácticamente solo publicaba en prensa deportiva; fue a raíz de ese incidente que comenzó a investigar a la CSA y a publicar sobre ella. Y tuvo que ser por algo… pero aún no encontramos por qué.

    —Uhm… —medité, mientras cogía todos los periódicos, ojeándolos uno a uno. Pero no encontraba nada a simple vista—. De todas formas, estos periódicos… son algo fundamental para el caso. Especialmente el último.

    —¡Buen trabajo, inspector Urbain!

    Urbain rió ante el comentario de Clay.

    —¡De inspector nada! Policía internacional —dijo con orgullo.

    Tras el maremoto de información, tuve una idea, que dije mientras me levantaba.

    —Aprovechando que todos estamos aquí… me ahorraré interrogarlos uno a uno. ¡Vamos fuera, tenemos que ir a la casa de verano!


    Casa de verano Iovi.


    Si tendría que preguntarle a todos por sus movimientos durante la merienda, ¿no sería más práctico ir a la escena del crimen y recrear los movimientos?

    Con la ayuda de Clay (o más bien de Solomon Starbuck…), la inspectora Skye nos permitió el acceso y vació la casa de agentes. La necesitábamos a ella después de todo para poder representar el papel de uno de nosotros, ya que faltan dos: Apollo y Sandy.

    —Muy bien, quiero que, desde la hora antes de la merienda hasta la hora después, recreéis los movimientos que cada uno hizo. La inspectora Skye hará de la víctima.

    —¿¡Por qué yo!? —se quejó ella, pero decidí ignorarla.

    —Y yo haré de Apollo —dije sonriente.

    Todos se distribuyeron por la gran casa, especialmente en el salón. Maya y Aqua hablaban juntas en uno de los sofás, mientras tomaban una copa de vino. Eran Urbain, Clay y Ice quienes jugaban como críos fuera, con un balón, a algo parecido a fútbol. Y Aério se encontraba ausente, supuestamente, en el baño en ese momento. Por su parte, Rin y Apollo (es decir, yo), se encontraban en la cocina, conectada sin paredes con el salón. Estaba Apollo preparando las cosas para hacer el café, cuando llegó Rin.

    —En este momento, yo le ofrecía mi ayuda a Apollo —me explicó Rin cuando se me acercó, mientras yo cogía las tazas del café.

    —Oh, entiendo —le dije—. ¿Y qué te respondió?

    —Que si podía acercarle el café y la cafetera, que con eso bastaba.

    —De acuerdo, pues hazlo —le dije sonriente.

    Rin se rascó la cabeza, y me dijo.

    —Ahora que lo pienso —dijo cuando abrió el armario de la cocina donde estaba el café, sacándolo y colocándolo junto a la encimera de la cocina, al lado de la cafetera—, cuando fui a coger el café, en realidad, no estaba donde debería. Estaba en el segundo estante desde arriba del armario, y normalmente estaba arriba —me explicó con un brillo en sus gafas—; lo sé porque desayuné café esa mañana y lo dejé justo ahí. Tras servir esta ronda de cafés, el paquete se gastó.

    —Ya veo —eso quería decir que, si decía la verdad, uno de los sospechosos (presumiblemente el asesino) había movido el café… posiblemente envenenándolo en ese momento—. ¿Cuándo llegó Mars?

    —Justo en el momento en que Apollo estaba preparando el café. Yo me dirigí a abrirle, pero… —dijo mientras se marchaba en dirección a la puerta, momento en el que llamó a Aério para indicarle que debía continuar la interpretación

    —¡Voy yo! —gritó Aério muy metido en su papel, saliendo del baño; justo cuando llamaron a la puerta, él salía, aprovechando para abrir la puerta en ese momento.

    Tras la puerta esperaría Mars (ahora la inspectora Skye), que obviamente no comía esos bocaditos.

    —Soy Mars, Sandy Mars, y bla bla bla —dijo mientras comía; yo observaba todo desde la cocina, sin dejar de preparar el café—. ¿Qué más decía ahora?

    Aério rió.

    —Ahora yo me extrañaba y decía algo como —se aclaró la voz—. ¿Sandy? ¿El mismo Sandy del instituto? Y él me respondía que sí.

    —Oh, ehm —tragó la inspectora su bocadito—. Sí.

    Iovi meditó un momento.

    —Mmm, no, no fue exactamente así. Él se extrañó un poco de verme allí, de que le reconociera, de que fuese su compañero de instituto. No se lo esperaba.

    —Ajá —dije en voz baja mientras miraba.

    —Bueno, ¿puedo entonces entrar? —inquirió la inspectora Skye.

    —Ahora, si no me equivoco, llegaba el incómodo momento en que le preguntaba qué hacía aquí, él me pedía pasar, y yo no tenía más remedio que dejarle entrar —la inspectora entró, cerrando Aério la puerta y dirigiéndose a todos, que estaban en el salón, cocina y jardín—. Ahora decía: ¡chicos, ha venido, er, Sandy, el del instituto! Algunos lo conoceréis. Y claro, todos se extraban en ese momento.

    —¿Qué hizo entonces Sandy? —pregunté, colocando el café sobre el fuego.

    —Nada. Saludó y se sentó en aquella silla de la esquina, esperando y mirando a todos. Estaba algo nervioso, y se veía desorientado.

    La actuación siguió entonces un curso normal. Hasta que el café no estuvo listo, todos siguieron con sus papeles anteriores, cambiando a Aério, que ahora jugaba al fútbol con los demás, y a Rin, que esta vez leía sentado en la mesa del jardín.

    —Si no me equivoco —dije—, ahora os pedía ayudar a poner la mesa.

    Aqua y Maya se levantaron.

    —Sí, yo cogí el mantel de aquí —dijo Maya, agarrando el mantel que estaba justo en frente de ella, en un cajón de un armario— y me dirigí a la mesa del jardín —hizo lo propio, mientras Aqua se aproximaba a la cocina, coincidiendo con Clay, que hizo lo mismo.

    —Yo llevé la cafetera —explicó Clay, que la cogió—, y las cucharillas.

    —Yo cogí la tarta, que ahora mismo no existe —Aqua se dirigió con las manos vacías hacia el jardín, junto a Clay.

    —Y Apollo —me dije en voz baja— llevó las tazas.

    Pasé caminando bajo la piel de Apollo por el salón, para salir al jardín.

    —Creo que ahora es cuando Apollo le decía a Sandy que podía tomar café con ellos si quería —le dije a Ema, que, sin dejar de comer bocaditos, se levantaba y se dirigía también al jardín.

    Cada uno tomó su asiento en la misma posición en que se encontraban en realidad: en el lado derecho, Sandy, Clay, Urbain, Apollo, Ice; en el izquierdo, Maya, Aqua, Aério y Rin. Cuatro frente a cuatro.

    En ese momento llegaba el punto clave: serví, como Apollo, las tazas de la forma más aleatoria que pude, sirviendo luego el café.

    —¡Ahora yo decía: “qué tontos, faltan platos para la tarta”, e iba a por ellos! —recordó Urbain, levantándose y yendo hacia la cocina.

    —Y justo cuando decía eso él, aproveché yo para ir al baño —dijo, también levantándose, Ice Ourano.

    Así, dos personas se levantaron mientras Apollo sirvió el café. A penas tardó en llegar Urbain, y, justo cuando lo hizo, Maya, llevándose el café a la boca, dijo:

    —¡Oh, cierto! Se nos olvidó poner el azúcar, así que fui a por él, y le recriminé a Urbain que podría haberlo traído él mismo.

    —Sin azúcar, los cafés de Apollo podrían matar a alguien —bromeó Iovi—. Oh, espera, esa no fue una broma muy acorde a la situación —dijo con sus manos en la nuca, algo sonrojado. Al momento llegaron, casi a la vez, Ice y Maya, trayendo la última el azúcar.

    Supuestamente, habíamos de repartir la tarta, pero omitimos esa parte, dado que no teníamos tarta. Y entonces tocó representar el asesinato.

    Comenzamos a tomar el café, mientras yo miraba a unos y a otros. Todos echaban cantidades ingentes de azúcar sobre el café, a excepción de Sandy, y supuestamente, Apollo servía las porciones de tartas, así que me levanté para simular que lo hacía. Todos aceptaron, y cuando fui a “servirle” a la inspectora, bajo el papel de la víctima, ella hizo bien su papel, rechazando la oferta; pero entonces Aqua me dijo:

    —Recuerda, primero me fue a servir a mí; yo fui la única que no tomó tarta, así que cuando rechacé el trozo, le dio dicho trozo a Sandy, después de insistirle.

    —Oh, es cierto —recordé. Una vez todo estaba “servido”, eché azúcar en mi café, y Ema dijo:

    —Ahora me muero —dejando caer su cabeza sobre la mesa de forma algo cómica.

    No pude evitar contener la risa. Luego, dije:

    —¡Oh, pero espera, debes escupir la tarta! Porque se encontró el trozo escupido, ¿no?

    Ella asintió, levantándose, escupiendo, y luego volviendo a tumbarse sobre la mesa. Una gota de sudor recorrió mi frente.

    —Bien, ya esta parte la conozco —dije, recordando que me había explicado Clay qué hicieron todos después de darse cuenta de la muerte de Sandy—. Gracias por la ayuda a todos —todos nos levantamos.

    Miré a los sospechosos uno a uno. Tenía una idea bien clara de quién hizo qué, pero, ¿cuándo pudieron envenenar las tazas? Posiblemente desde mucho antes… y la representación no me había ayudado a descubrir, ¿cómo demonios se cometió el crimen, sin depender del azar? ¡Tiene que haber algo! Sabía que tenía que haberlo.

    Y eso sería lo que tendría que descubrir en el próximo juicio. Eso, y al asesino de Sandy: Snake… uno de los amigos de Apollo.
     
    Última edición: 9 Abril 2014
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    Pero bueno, ¿como están tan seguros de que es Snake el culpable? digo, hay mas líderes de la organización a parte de él... Sé que es una duda tonta, pero lo señalaron a él como villano principal sin detenerse a pensar demasiado.
    Bueno, bueno, dejando de lado esa observación random me iré por lo demás. Aún no se ha descubierto mucho, este caso está bastante enredado y siento que saldrán con una maniobra ninja-mágica al momento de explicar como rayos pusieron el veneno en la taza y en la tarta.

    Yo no creo que haya sido uno de los amigos esos, no sé por que me da la ligera impresión de que el tipo este se terminó suicidando a propósito para que inculparan a Apollo. No se me olvida el comentario que hicieron de que lo veía con desprecio, y que además estaba bastante desorientado y nervioso... De seguro él ya sabía lo que iba a hacer e_e.

    Es solo una hipotesis mia, pero es que en este juego salen con cada cosa que dioh mioh ._. .

    Otra cosa es que me molesta un poco son esos amiguetes, conociendo tan bien al pobre de Apollo como lo hacen, y mira que no hacer nada para abogar por él, sino por el contrario.. Clay es el único que lo apoya y eso me indigna demasiado. ¿Qué clase de amigos son esos?... Dirás, pero bueno que ya están aportando su granito de arena para ayudar a Thomas a descifrar el caso, pues si. Pero eso no quita que al principio dejaran que lo culparan por todo esto y piensen que el pudo haber sido el asesino.

    Pobrecillo, solo espero que toda esa panda de canallas se disculpen con él, y que lo hagan de una manera magistral e_e.


    Bueno, me calmo ya..

    Adoré la parte en la que recrearon la escena y la inspectora actuó la escena de la muerte de Sandy xdddd, ya unque no lo hayas descrito así me imaginé como si hubiera azotado la cabeza contra la mesa LOL.


    Bueno, bueno, eso sería todo lo que tengo para decir, espero que en los siguientes capítulos se sepa algo mas de Sandy aparte de que era periodista y andaba detrás de la organización esa... ¡Pero apuesto todo a que él hizo todo esto a propósito e_E!.


    En fin, espero que subas el siguiente capítulo pronto, n.n. Ya estoy suscrita al tema igual, y como siempre digo que cuides tu cabeza :D.

    Saludos.
     
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    Thomas Fate: Ace Attorney
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    Misterio/Suspenso
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    20
     
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    9706
    Bueno, con este capítulo cierro el segundo caso. Es un cap muuuuuy largo, pero lleno de contenido que incluso puede ser "útil" para casos posteriores.
    Como en todos los capítulos de final de casos, habrá un momento en el que sucederá la thought route (ver último capítulo del primer caso para comprenderlo), apareciendo en cursiva y con las afirmaciones en negrita.
    Ah, y no os preocupéis por saber qué sucederá con todos los involucrados al término de este juicio; al inicio del próximo caso habrá una escena en la que se verá qué pasó al terminar este juicio.



    El caso amargo

    Día 3, Juicio


    ¿Realmente fue Snake, o al menos, uno de sus subordinados, el que mató a Sandy? ¿Realmente es Snake, o al menos, uno de sus subordinados, uno de los amigos de Apollo…? Todo este caso no hace más que darme vueltas en la cabeza. Aún no encuentro una explicación lógica al crimen: ¿¡cómo!? ¿¡Cómo pudo no arriesgarse a que Apollo entregase la taza equivocada!?

    —La defensa está lista, su Señoría —espero que en este juicio todo acabe. El Juez Daroul está serio y meditativo, y Wolf… bueno, Wolf sigue como siempre.

    —Comencemos la cacería. Wolf va a comenzar con su alegato inicial: víctima, Sandy Mars. Murió con veneno, letaramina, en polvo. Ayer, en el juicio, se dijo: no había tarta en el estómago de la víctima. Había veneno en tarta para ocultar un detalle, ¿cuál? Diabetes. De la víctima. Todo confirmado: la víctima, diabética; ni rastro de insulina. Junto a la mesa, trozo de tarta escupido, como dijo la defensa. Un trozo sin veneno. El veneno se puso después.

    Así que, después de todo, yo tenía razón. La víctima era diabética, y se puso el veneno en su trozo de tarta después de que estuviese muerto; por eso el trozo de tarta escupido no estaba envenenado. Ahora se demuestra.

    Pero eso solo nos aclara que el asesino trataba, como expliqué en el juicio de ayer, de persuadirnos para que pensásemos que no conocía a Sandy. Sin embargo, lo conocía bien: muy probablemente fuese de la CSA, y hubiese estudiado y vigilado de cerca a Sandy después de esa publicación en el periódico de la semana pasada.

    —Como se dijo, Wolf ha investigado. Y Wolf tiene testigos. Pero, para que nadie tenga ventaja, Wolf ha pedido que ninguno de los posibles testigos esté presente en el juicio hasta que no sean llamados —está bien pensado, eso. De hecho, debería de ser así siempre, no debería haber involucrados que puedan actuar como testigos presenciando el juicio—. Primero, va a aclarar qué fue eso tan inquietante que se habló durante la merienda, que hizo a la víctima ponerse tan nerviosa como para comer tarta sin darse cuenta. Y para eso, Wolf llama al estrado a Maya Venus.

    Así que Maya es la seleccionada para explicar qué hablaron. Veamos si en su testimonio nos aclara algo nuevo.

    —Bien, que suba la testigo.


    Maya sube, algo nerviosa, quizá por tener que hablar en público. Era una chica bastante insegura, eso estaba claro.

    —Nombre. Profesión.

    —Ehm… Maya. Maya Venus. Yo… soy modista. Al menos lo intento.

    —Bien. Explíquenos qué se habló el día del crimen que puso tan nervioso a Sandy.

    —Vale…


    Desde que Sandy llegó, él… quiero decir, estuvo como, er, ¿tenso? Sí, bueno, esa es la palabra, creo. Yo creo que le pasaba algo con Apollo, no dejaba de mirarle… con recelo.

    En cualquier caso… nos sentamos todos en la merienda, y no sé. No me pareció que hablásemos de ningún tema de conversación tan grave como para que se pusiese nervioso… no sé. Al menos yo no lo considero.

    Después de todo, hablamos del tiempo, hablamos un poco sobre lo bien que se estaba en esa casa… recuerdo que Urbain contó una anécdota sobre un caso suyo. Ah, y hablamos del cumpleaños de Apollo, ¡después de todo era el motivo de reunión!

    Porque… su cumpleaños… o sea, la fecha exacta, fue el día del crimen.


    —…

    —…

    —¿Y bien? ¿Puede el corderillo interrogar al testigo de una vez?

    Pero, ¿¡qué demonios hay que interrogar ahí!? ¿Qué es lo que revela ese testimonio?

    —Mírala, Tom. Está muy guapa hoy, ¿no? —genial, y Clay está hipnotizado—. La pobre se pone muy nerviosa en público. ¡Ni se te ocurra ser agresivo con ella!

    Pero, espera un momento, ¡¿de qué forma puedo ser agresivo con un testimonio que no aporta absolutamente nada?!

    —Fiscal Baurufu, la defensa considera que el testimonio no es relevante para…

    —¡Calla! Corderito, ayer insistías mucho en interrogar a todos y cada uno de los testigos de Wolf. Ahora, harás lo mismo, quieras o no. A ver si la pequeña ovejita es tan buena como para averiguar qué fue lo que puso nervioso a Mars.

    Habla como si supiese ya qué es lo que le puso nervioso. Supongo que se sintió humillado ayer, y esta es su manera de incomodarme y demostrarme que no siempre puedo encontrar la verdad. Muy bien. Veamos qué puedes hacer, Fate.


    Desde que Sandy llegó, él… quiero decir, estuvo como, er, ¿tenso? Sí, bueno, esa es la palabra, creo. Yo creo que le pasaba algo con Apollo, no dejaba de mirarle… con recelo.


    Sí, recuerdo que Aqua también declaró lo mismo. Pero supuestamente no se conocían entre ellos, más que desde hace varios años, seguramente Sandy no conocería a Apollo como para tener algo contra él… ¿no?


    En cualquier caso… nos sentamos todos en la merienda, y no sé. No me pareció que hablásemos de ningún tema de conversación tan grave como para que se pusiese nervioso… no sé. Al menos yo no lo considero.


    —¡Un momento! En esa merienda ¿siguió notando como Sandy miraba con “recelo” a Apollo? Usted se sentó en frente, quién mejor para ver su expresión facial.

    Maya meditó.

    —Uhm, diría que se puso más nervioso que tenso esa vez. Estaba como intentando contenerse, como a punto de explotar. Era… como… ¡ah, sí, ya sé cómo decirlo! ¡Era como si hubiese algo que quería decir, como si quisiese gritar algo a los cuatro vientos, pero por alguna razón no lo hacía!

    —Pero, ¿solo miraba a Apollo de esa forma? ¿No miraba a nadie más de los presentes así?

    —Ehm, sí, creo que sí.

    Mm. Qué extraño. ¿Por qué? Algo debía de sospechar Sandy. Como bien ha declarado Maya, quería decir algo, pero lo estaba conteniendo. Tal vez porque no era el momento adecuado para decirlo.

    —Je —maldito Wolf. Estoy seguro de que sabes de sobra qué sucede aquí, y me estás haciendo perder el tiempo para ver cómo no soy capaz de averiguarlo.


    Después de todo, hablamos del tiempo, hablamos un poco sobre lo bien que se estaba en esa casa… recuerdo que Urbain contó una anécdota sobre un caso suyo. Ah, y hablamos del cumpleaños de Apollo, ¡después de todo era el motivo de reunión!


    A ver. Si miraba con recelo a Apollo, y algo en la charla le puso nervioso, ¿quizá sería algo sobre Apollo lo que lo puso tan tenso como para no darse cuenta de que comía tarta?

    —¡Un momento! Ha declarado usted que hablaron sobre el tiempo, sobre la casa, sobre anécdotas de Urbain y sobre el cumpleaños de Apollo. ¿Qué fueron exactamente esas anécdotas?

    —Bueno, nos contó cómo habían detenido justo antes de que saliese del país a un terrorista extranjero. A Urbain le encanta contar sus batallitas.

    Definitivamente, no creo que le importase mucho a Sandy oír hablar de un terrorista extranjero… a no ser…

    —¿Quizá ese terrorista pertenecía a la CSA?

    —¡Calla! —ya estamos otra vez—. Pequeña oveja descarriada, ¿qué importa?

    Claro, posiblemente él no sepa de los periódicos… quizá no sepa del interés que tenía Sandy por la CSA, y quizá no sepa que era periodista. Mejor para mí, me guardaré eso en secreto por ahora.

    —Simplemente, quería saberlo —le haré un guiño a Maya discretamente, después de todo, ella sabe por qué preguntaba eso.

    —No. No dijo nada sobre las CSA, señor abogado —parece ser que me ha entendido.

    Bien, entonces, no fue la anécdota de Urbain lo que fue tan “impactante” para Sandy. ¿Sería quizá lo otro? ¿Por qué?

    —¿Fue… fue el tema del cumpleaños de Apollo lo que hizo que Sandy se pusiese tan nervioso, entonces?

    Es la única opción. No creo que decir “qué día más soleado” o “qué bonita es esta casa” pueda poner nervioso a nadie. Pero, ¿por qué iba a poner nervioso a Sandy oír del cumpleaños de Apollo?

    —No lo sé —claro, cómo vas a saberlo, Maya, ni yo lo sé. Pero estoy seguro de que Wolf sí lo sabe, ¡se está partiendo de risa! Pues no dejaré que me ningunee. ¡Descubriré yo mismo qué puso nervioso a Mars!

    Veamos… fue la charla sobre el cumpleaños de Apollo lo que le hizo sentirse tan tenso. Era como si quisiese decir algo, algo que no era propicio decir allí, en ese momento, con esa gente. Pero, ¿por qué surgió ese nerviosismo justo en ese momento? ¿Quizá confirmó sus sospechas? Desde que entró en la casa, Aqua y Maya han declarado que miraba con recelo a Apollo. Seguramente sospecharía de él por alguna razón.

    No voy a adivinar nunca por qué sospechaba de Apollo sin tener más datos, así que, lo enfocaré desde otro punto: ¿qué dato pudo obtener de la charla sobre el cumpleaños de Apollo? Nada, creo que de ahí solo puede obtenerse el hecho de que Apollo cumple años. O, ¿acaso es eso…?

    ¡Claro! A ver, Sandy tuvo que ir a la casa de verano porque alguien, y adivino que fue el asesino, se lo dijo. Pero si pensamos por qué iba Sandy a ir allí, la respuesta se hace sencilla: ¡posiblemente el asesino le habría dicho que podría obtener más datos sobre la CSA! De ser así, no cabe duda de que Sandy Mars iría a la casa de verano sin pensarlo dos veces. Aunque… si sospechaba de Apollo, quizá no fue citado para encontrarse con un supuesto informador. ¡Quizá fue citado para…!

    —Creo que lo tengo, fiscal Baurufu.

    —¿Hmpf? La ovejita está balando demasiado.

    Sí, más quisieras.

    —Está claro que alguien tuvo que citar a Sandy Mars en la casa de verano, eso es innegable. Y apuesto a que lo citó con el pretexto de que allí encontraría a alguien de la CSA. Mars investigaba a la CSA con mucho empeño, pues era periodista. Con total seguridad, el asesino le hizo creer que en esa casa, encontraría a un miembro de la CSA. Y posiblemente le diría que él cumplía años ese día.

    —¡Bobadas! ¡No son más que pamplinas inventadas por un cordero que solo sirve para dar lana!

    —¡Protesto! Tengo pruebas de que Sandy tenía interés en la CSA. La prueba son todos estos periódicos que muestran claramente su afán de desenmascarar a sus miembros. Si alguien le hiciese creer que en esa casa estaba un miembro de la CSA, y le dio como pista que éste cumplía años... al llegar, no tardaría en darse cuenta de que allí se celebraba una fiesta de cumpleaños, y seguro buscaría con desesperación quien es el cumpleañero. De alguna forma, sospecharía de Apollo, pero sus sospechas no serían confirmadas hasta…

    —…hasta que todos nosotros hablásemos en la merienda de su cumpleaños. ¡Oh, tiene sentido! —exacto, Clay—. Pero, ¿cómo se dio cuenta él de que podía ser Apollo el cumpleañero? ¿Qué le haría pensar eso en un principio?

    —Yo… creo que puedo saberlo —¿hm? ¿Maya? —. ¿Recuerdas, Clay, la chapita* que diseñé? Apollo la llevaba puesta.

    ¿Chapita? ¿Alguien que me explique qué es esa chapita?

    —Ah, ¡claro, cómo no recordarla! Tom, Maya diseñó una preciosa chapita en la que aparecía un 23 sobre una tarta de cumpleaños, como un detalle por ser su cumpleaños. Maya es tan original —vamos, Clay, apaga el modo “Romeo” —. Supongo que la recordarás, Apollo se la puso y no se la quitó en todo el tiempo hasta ahora, ¡en el centro de detención aún la llevaba!

    —¿En serio? No me fijé.

    —Qué observador… —bonita ironía, Clay.

    Pero bueno, de una u otra forma, ¡esto lo explica todo! Con esa, er, “chapita”, es natural que Sandy sospechase de Apollo, pero no podía confirmar a ciencia cierta que él fuese el cumpleañero… no hasta que se sentaron en la mesa y hablaron de ello.

    —¿Y bien? ¿Estoy en lo cierto, fiscal Baurufu?

    —Hmpf. Wolf no tiene ni idea. Hablas como si supiese algo sobre todo lo que has contado, pero no es así; la labor de descubrir lo que se esconde tras los testimonios es de los corderitos, no del lobo.

    ¿¡Bromeas!? ¡Estaba seguro de qué…!

    Ugh. Un momento. A-Aquí viene, puedo notarlo. Uno de mis “momentos sensitivos”… ya comienza a nublarse la vista, a trabarse mi respiración, y ese pitido endemoniado en mi oído.

    ¿Qué estoy oyendo? Parece la respiración de Wolf. Noto que se agita ligeramente cuando dice “Wolf no tiene ni idea”. Así que está mintiendo.

    —Fiscal Baurufu —ya vuelvo a oír normalmente. Te vas a enterar, Wolf—, deje de mentir. Cuente ya lo que sepa sobre el tema.

    —¿Q-Qué?

    —Ha intentado humillarme, proponiéndome encontrar una verdad en el testimonio más vago que se encontró —por eso es precisamente Maya la que ha subido al estrado, porque se pone muy nerviosa, y no diría gran cosa. Eres astuto, Wolf. Astuto como un lobo—. Pero he ganado otra vez, así que deje de lado el orgullo y cuente de una vez lo que sabe. Noté que su respiración se agitaba cuando decía que no tenía ni idea del tema, así que obviamente está mintiendo.

    —¿Cómo…?

    —¿Huh?

    —Grr… ¿cómo puedes saber eso? ¿¡Cómo!?

    —¿Q-Qué le pasa, Tom? M-Me está asustando con esa mirada.

    —N-No lo sé, Clay. Le ha debido de ofender mucho que le haya llamado mentiroso, supongo.

    —Grrr… Grrr…

    —Fiscal Baurufu —menos mal que interviene el Juez, comenzaba a pensar que iba a necesitar un bozal—, si está ocultando algo a la Corte, será mejor que lo exponga antes de que las consecuencias sean peores.

    —…Grr, bien, hmpf. Wolf mandó a la inspectora Skate —¿Skate? Oh, debe referirse a la inspectora Skye. Probablemente fuese a hablar con Wolf después de estar con nosotros— a buscar en la casa de la víctima, y ella encontró esta citación. Una carta escrita a máquina en la que se cita a Sandy justo como el corderito baló antes. Mejor será que Wolf la lea:

    “A Sandy Mars:

    Parece que tienes mucho interés en descubrir más cosas sobre nosotros, sobre la CSA. Has jugado demasiado ya, y no queremos que te aburras, así que he pensado que podrás verme, solo con una condición: debes adivinar tú quién soy.

    Estaré en la casa de playa de los Iovi, en la dirección xx, durante todo el fin de semana. Allí te espero, después de todo, estaremos celebrando mi cumpleaños yo y unos amigos. ¡Me reconocerás fácilmente, puesto que llevaré puesto algo que me identificará como el cumpleañero!

    Veamos qué tan buenas son tus habilidades detectivescas. Si consigues identificarme, cuando salgamos de la casa seré todo tuyo… y podrás llevarme incluso ante la policía si gustas.

    ¡Y yo cumplo mis promesas!

    Fdo: tu querido “Snake”, como te empeñas en llamarme”.

    … Así que realmente lo citaron, por eso él fue a la casa. Eso confirma las sospechas de que Snake es uno de los amigos de Clay y Apollo. Y ese “algo” que le identificará como el cumpleañero obviamente es la “chapita” que diseñó Maya. El asesino debería saber que Maya iba a regalarle esa chapita a Apollo. Pero, ¡un momento! ¡Eso… eso es fantástico! ¡¡Eso excluye de culpa completamente a Apollo!!

    —Esto… esto es raro —¿qué murmuras, Clay?

    —¡Su Señoría! La defensa está completamente convencida de poder afirmar que Apollo Justice es inocente. ¡El asesino, el que escribió esta carta, debía conocer de la existencia de la chapita antes de dársela a Apollo para poder escribir en esa citación que él llevaría puesto “algo que lo identificará como el cumpleañero”! ¡Y la chapita fue uno de los regalos que Maya le hizo por su cumpleaños! Cualquiera de sus amigos lo podría saber, a excepción del propio cumpleañero.

    —¡Calla! Molesto cordero, ¡¿hasta cuándo seguirás balando?! Dos cosas: uno, que Apollo no escribiese esta carta no implica que no sea el asesino, o dicho de otro modo, nadie puede afirmar que el escritor de la citación sea el asesino —ugh, ahí tiene razón—. Dos, si no fue Apollo, como insinúas… solo pudo ser otra persona.

    ¿Otra persona? Pero Wolf, eso implicaría que perderías el juicio… ¿en serio vas a aceptar la inocencia de Apollo?

    —Pero Wolf va a hacer como hizo el corderillo ayer en el juicio: se reservará las mejores cartas para el final —así que era cierto que está irritado por el juicio de ayer, ¿eh? —. Por ahora, el punto uno es el que Wolf afirma: que Justice no mandase la carta no implica que no matase. Pudo ser otra persona la que mandó la carta, y Justice el que mató. Quizá esa otra persona pretendía que Apollo Justice, alias Snake, fuese encarcelado, y decidió montar todo ese asunto de la carta para que Sandy acabase con él y lo llevase a la cárcel de una vez por todas. Pero Justice, o Snake, fue más listo y lo mató antes de que hiciese nada.

    —¿¡Qué prueba tienes de que Apollo sea Snake!?

    —¿Qué prueba tienes de que no? —agh, ¡maldito Wolf!

    —Pero hay algo que aún no me queda claro. ¿Por qué la víctima tenía tanto interés en investigar a los de la CSA? —buen punto, juez Daroul. Espero que con eso logremos desviar un poco la atención de este tema… se está enrevesando demasiado.

    —Bien, Wolf tiene preparado un testigo especial para eso, Su Señoría. Un testigo que nos va a ayudar a saber más cosas sobre la víctima de una vez por todas.

    ¿Deduzco que se trata de Urbain?

    —Bien, que suba entonces al estrado.


    Sí, en efecto, era Urbain. Este Wolf… ¿se encargó de hablar con todos los testigos después de que hiciésemos la representación?

    —Profesión, nombre.

    —Urbain Mercury, miembro de la interpol, y asesino a sueldo.

    —¡¿Q-Qué demonios ha dicho?!

    —Tranquilo, juez Daroul, es broma, lo hace muy a menudo —me ha costado pillarlo, pero ya uno se acaba acostumbrando.

    —Ja, ja, ja, ¿qué os contáis, Tom, Clay? No he estado viendo desde la galería, ¿sucede algo? ¡Te noto pensativo, astronauta!

    —¿Huh? Oh, no, no es nada —¿Clay? ¿Qué estás pensando? Urbain tiene razón, él se nota callado y pensativo.

    ¡Pero bueno! ¡Centrémonos en esto!

    —Muy bien, puede el testigo…

    —¡Grrrrau!

    —¡Eeek!

    —Ejem. Wolf da permiso al testigo para que cuente lo que concierne a Sandy Mars. ¿Quién es él? ¿Qué ha descubierto la interpol sobre este muchacho?

    ¿A-Acaba de gruñirle al Juez para mandarlo callar?


    Sandy Mars. 23 años. Periodista de profesión y dedicado durante toda su carrera a prensa deportiva, comenzó hace poco más de un año a escribir comentarios sobre la CSA.

    De hecho, llegó a publicar un periódico que probablemente fue interceptado antes de llegar al mercado, pero del que pude conseguir un ejemplar gracias a las influencias de la interpol. Como ya lo habrá presentado ante este estrado la defensa, en el periódico él nombra y describe a dos de los altos cargos de la CSA: Snake y Double Face.

    Investigaciones que este chico realizase aparte, la policía internacional tenía en sus archivos algunos datos sobre él. Datos, por ejemplo, acerca de la familia de este joven. Su padre se llamaba Daryan Mars, fallecido hace algunos años, y su madre Alysson Plouton; sabemos que ella se divorció del padre de Mars y se casó con un extranjero.

    Mars fue criado casi exclusivamente por su padre, pues su madre se marchó, a los pocos años de nacer él y divorciarse sus padres, junto con su nuevo marido al país de procedencia de éste.

    Un detalle curioso… es que hemos encontrado datos de que una señorita que presentó un pasaporte como Alysson Plouton cruzó la frontera, viniendo aquí, a nuestro país. La que se hizo pasar exitosamente como Alysson Plouton llegó a nuestro país, pero no era la madre de Sandy. Probablemente fuese cualquier caradura, que robó el pasaporte e identificación y salió del país.

    Y así están las cosas.


    Plouton. Plouton… ¿Plouton? ¿De qué me suena a mí ese apellido?

    —Bien. Así está la vida de Sandy Mars, corderillo. Un chico que se crió sin madre, hijo único, que vivía solo. Un chico que desde que cumplió sus 19 años, vivió no solo sin madre, sino también sin padre, pues murió. Se refugió en su trabajo, era lo único que tenía. Pero, dígame, señor Corderito: ¿por qué empezó a estudiar a las CSA de repente? ¿Qué lo motivó? Ese es tu segundo reto del juicio de hoy; has superado la prueba uno de Wolf, ¿superarás la prueba dos?

    Muy bien, Wolf. Superaré todos los retos que me pongas.

    De todas formas, me suena mucho el apellido Plouton. Demasiado. Revisaré las pruebas… quizá encuentre algo en alguna de ellas. Mientras, interrogaré a Urbain, ¿habrá alguna contradicción en su testimonio?


    Sandy Mars. 23 años. Periodista de profesión y dedicado durante toda su carrera a prensa deportiva, comenzó hace poco más de un año a escribir comentarios sobre la CSA.


    Nada que no supiese antes. Sandy estaba firmemente decidido, desde hace aproximadamente un año, a investigar a la CSA. Ese cambio de actitud, dejar a un lado la prensa deportiva para investigar tan peliagudo asunto… debe estar motivado por algo.


    De hecho, llegó a publicar un periódico que probablemente fue interceptado antes de llegar al mercado, pero del que pude conseguir un ejemplar gracias a las influencias de la interpol. Como ya lo habrá presentado ante este estrado la defensa, en el periódico él nombra y describe a dos de los altos cargos de la CSA: Snake y Double Face.


    —Efectivamente, antes presenté estos periódicos como prueba.

    —Hmpf. ¿En todos está un comentario de Sandy Mars?

    —Así es, fiscal Baurufu. En todos en los que aparece algo sobre la CSA. Hasta que, como ha declarado el agente Mercury, publicó al fin un artículo, y el periódico no salió a la luz.

    —Es casi seguro que fue interceptado y bloqueado por la CSA —ya, lo que dice Urbain es lo más lógico—. Posiblemente la organización diese una importante suma a la editorial para que no pusiese a la venta ese periódico. Tienen demasiadas influencias… no sería extraño que entre el mundo de la prensa hubiera dos o tres infiltrados de esta organización; para ellos sería fácil enterarse, y neutralizar todo lo que no les guste.

    Ya veo. Sí que es cierto que los de la CSA son terribles. Podrían estar miembros infiltrados donde menos te lo esperas. ¿Hasta dónde llegará el alcance de estos criminales…?


    Investigaciones que este chico realizase aparte, la policía internacional tenía en sus archivos algunos datos sobre él. Datos, por ejemplo, acerca de la familia de este joven. Su padre se llamaba Daryan Mars, fallecido hace algunos años, y su madre Alysson Plouton; sabemos que ella se divorció del padre de Mars y se casó con un extranjero


    —¡Un momento! ¿Fue al extranjero? ¿A qué extranjero?

    —¡Cállate! —ya empezamos—. ¿Qué más da a dónde vayan las cabras a pastar, mientras sea a un campo? —Wolf debería comenzar a replantearse hacerse pastor, le iría bastante bien.

    —Nah, tiene razón el fiscal, no importa el país, es uno pequeño que se encuentra al este, y su nombre era muy raro, era… ¡bueno, continuemos el testimonio, esto es perder el tiempo!

    Vale, vale, lo capto. No es relevante el país. Tranquilos todos.


    Mars fue criado casi exclusivamente por su padre, pues su madre se marchó, a los pocos años de nacer él y divorciarse sus padres, junto con su nuevo marido al extranjero.


    Quedarte sin tu madre, o sin tu padre, es terrible. Sandy perdió a su madre y al pasar el tiempo perdió a su padre, y quedó solo. Él… él también quedó solo.

    —¿Sigue viva la madre de Sandy? ¿Sabe que él ha muerto?

    —No, no sigue viva. Murió hace dos años, si no me equivoco. Fue cáncer.

    Vaya, definitivamente, pareciese que la familia de Sandy tuviese alguna maldición.


    Un detalle curioso… es que hemos encontrado datos de que una señorita que presentó un pasaporte como Alysson Plouton cruzó la frontera, viniendo aquí, a nuestro país. La que se hizo pasar exitosamente como Alysson Plouton llegó a nuestro país, pero no era la madre de Sandy. Probablemente fuese cualquier caradura, que robó el pasaporte e identificación y salió del país.


    —¡Protesto! —pero, ¿qué haces, Tom? ¿Por qué protestas? Me ha salido… como por inercia, supongo. Bien, pues ya no hay vuelta a atrás, d-di algo—. ¿Cree que fue cualquier desconocido quien robó el pasaporte? Pues dígame, agente Mercury, ¿cuándo sucedió aquello? ¿Cuándo se registró que Alysson Plouton, supuestamente, vino a nuestro país?

    —Hace varios años, tres o cuatro. ¿Por?

    Eso, Fate, ¿por?

    Sigo dándole vueltas al nombre de Plouton. Me suena de algo. Y eso… eso del pasaporte falso… ¡oh! ¡Claro! ¡Claro, cómo olvidarlo! Nunca olvidaría algo como eso, nunca olvidaría esa tragedia. Ni yo ni nadie cercano a ella lo haría.

    —Echen un vistazo a los periódicos. Concretamente a este ejemplar, de hace más o menos un año, donde data el primer comentario de Sandy Mars y el primer artículo sobre la CSA: el artículo de la matanza del juzgado —que precisamente yo tuviese que hablar de este tema es algo delicado. Pero todo sea por resolver todo este embrollo—. Quiero que presten especial atención a la enumeración de las doce víctimas de esta masacre. A la… quinta víctima que aparece en el periódico, exactamente. ¿Cómo se llama?

    Eso, leedlo, a ver qué os parece.

    —A ver, uhm… se llama, ¡oh! Se llama Nix Plouton. ¿Eso…?

    —Nix Plouton. Plouton. ¿Le suena ese apellido, su Señoría?

    —Uhm… ¡es el mismo apellido de la madre de Sandy!

    Así es.

    —Exacto. Yo lo recuerdo muy bien. Imagino que ya sabrán, o habrán oído acerca de la masacre. La “matanza del juzgado” fue un terrible crimen en el que doce de diecisiete personas que se encontraban en una sala de juzgado popular, siendo esas doce las encargadas de dar el veredicto en el segundo juicio con el sistema de jurado popular implantado en este país, fueron brutalmente asesinadas en pleno edificio del juzgado por una mano asesina implacable. Junto a esas doce personas, había otras cinco, estudiantes de último año de Derecho, que comenzaban su año docente acudiendo precisamente a ese juzgado en calidad de oyentes, como primera aproximación a su trabajo de fin de carrera; yo era uno de esos estudiantes —maldigo el día en que pisamos ese juzgado—. En fin, pese a que se me acusó a mí de cometer los crímenes, un buen abogado, el único que creyó en mí, me defendió y demostró mi inocencia, mostrando que fue otro individuo el coautor indirecto del crimen, revelando que contrató servicios de la CSA. Ese fue el primer caso en que surgía la CSA entre los medios, cuando se dio a conocer por primera vez.

    —¿Ha terminado la oveja su discurso emotivo?

    —Aún no; de esas doce víctimas, una era esta tal Nix Plouton. Ella no tendría mucha más edad que yo, deduzco que unos 22 o 21. En todo caso, hablé con ella, y me di cuenta de que tenía un extraño acento extranjero. Me extrañó que una extranjera pudiese formar parte de un jurado popular, por eso recuerdo muy bien que charlé con ella sobre ese tema. Me dijo que ella vivía desde pequeña con su madre y su padrastro en el extranjero, pero que su madre la ignoraba completamente, apenas la mantenía, solo tenía ojos para su marido. Por eso se escapó, harta de ella, robando el viejo pasaporte de su madre, y volvió aquí, donde sabía que tenía una familia —imagino que por aquel entonces ella no sabría que su madre tenía cáncer… pero después de todo, ella también murió. Toda su familia… acabó muriendo—: un padre y un hermano. Por desgracia, cuando los encontró, se encontró en la triste noticia de que su padre acababa de morir, esta vez por sufrir un infarto. Solo le quedaba su hermano en el mundo. Un hermano que la cuidó y protegió, aun siendo su estancia en completo ilegal aquí. Un hermano que la quiso como a nadie, que era su única persona importante en el mundo, así como él lo era para ella. Un hermano mellizo, un hermano de su misma edad, que la ayudó a conseguir papeles, haciéndose una ciudadana plena de este país. Eran hermanos mellizos… y fueron separados con solo tres años, cuando sus padres se divorciaron, yendo uno con su madre y quedándose el otro aquí con su padre.

    —Hmpf. El suave canto de la oveja pretende conmover al lobo. ¿Todo esto pretende convencernos de que Sandy Mars tenía una hermana melliza, que murió en la matanza del juzgado?

    —Estoy seguro de que su hermano era Sandy Mars —nunca olvidaré lo simpática y agradable que era aquella mujer castaña, de ojos verdes, y baja estatura; era una chica peculiar, una chica especial. No merecía esa muerte, ninguno de los que murió la merecía—. Y de ser así, eso explicaría por qué Mars tenía tantísimo empeño en buscar a la CSA, culpables de la muerte de su hermana, la única familia que le quedaba. Luchó hasta el final por encontrar a los asesinos de su hermana, y al final… él terminó como ella —maldita CSA. ¡Maldita CSA! Algún día, prometo que vengaré todas esas muertes, y su autor, y toda la CSA, serán condenados por sus crímenes—. ¿Contento, fiscal Baurufu? He superado su segundo desafío, y he encontrado un motivo por el que Sandy Mars investigaba con tanto afán a la CSA.

    Ese silencio significa que no tienes más argumentos ni desafíos para mí, ¿no, Wolf? Parece que Urbain ha cumplido con su papel aquí, por eso deduzco que se marcha de la sala; cierto es que Wolf ha pedido que todos los testigos permanezcan fuera mientras no declaren y así no presencien el juicio. Todos los amigos de Apollo, excepto Clay, esperan fuera.

    —Wolf tiene un último desafío para el corderillo —vaya, así que aún no ha acabado—. El desafío final. Un desafío que no vas a ganar —no me gusta nada esa sonrisa. Nada de nada—. Bien, retomemos donde lo dejamos antes de hablar de Nix Plouton. Con todo lo expuesto, sabemos claramente que el asesino es miembro de la CSA, concretamente, el llamado por la víctima “Snake”, que lo citó en la casa de playa. Bien, pero eso sigue sin despejar la incógnita de, ¿cómo lo hizo?

    ¿Huh? ¿Desistes de tu teoría de que fue Apollo y eligió a conciencia la taza envenenada? ¿Vas a reconocer su inocencia… Wolf?

    —La acusación reconoce que tal vez el acusado, Apollo Justice, sea inocente —no lo puedo creer. ¡Realmente lo ha hecho! ¡Ha reconocido la inocencia de Apollo! —; él no podía saber, como bien expuso el carnero aquí presente, que iba a llevar puesta esa chapita que haría que Sandy sospechase de él mientras el auténtico asesino podía actuar sin sentirse amenazado por la mirada del periodista. Pero, ¿cómo lo hizo, repetimos? Solo hay una forma y solo hay una persona capaz de haber matado a Sandy Mars en estas condiciones. La forma, es echando el veneno justo antes de que Sandy bebiese, cuando todos estaban sentados en la mesa. Aprovecharía el momento en que Sandy escupió la tarta, y en el que todos estarían pendientes, muy probablemente, de Apollo, para echarlo en su café disimuladamente —d-dime que de verdad no vas a hacer lo que creo que vas a hacer. Lo que dice Wolf es posible, sí, p-pero… ¡pero! Eso solo…—. Eso solo puede haberlo hecho una persona. La mesa era muy ancha, quien estuviese sentado frente a Sandy, es decir, Maya Venus y Aqua Neptune, no podrían echar el veneno sin levantarse. Tuvo que ser alguien que se sentaba a su lado. Y puesto que Sandy Mars se sentaba en una esquina, solo hay una persona que estaba a su lado, y ese es… ¡¡Clay Terran!! ¡Clay Terran es Snake, es el asesino que la defensa ha estado buscando todo este tiempo!

    ¿Por qué todos murmuran en la galería? ¡Esto no puede ser! ¡Todos le creen! N-No puede estar sucediendo algo como esto, ¡no puede! ¿¡Por qué Clay no reacciona!? Sigue callado y pensativo prácticamente desde que comenzó el juicio… ¡vamos, di algo! ¡Te está acusando de algo muy grave!

    —… es cierto. Yo lo hice.

    —¿¡Qué demonios estás diciendo, Clay!?

    —Es verdad, Tom. Yo soy Snake. Yo maté a Sandy, justo como lo explica el fiscal Wo…

    —¡¡Protesto!! —¡A-Apollo! —. ¡Él miente para protegerme, su Señoría! El verdadero criminal soy yo. ¡Yo maté a Sandy, yo soy Snake, trabajo para la CSA!

    Dios mío, dios mío, esto es una locura.

    —¡No le haga caso, Su Señoría! ¡Yo, Clay Terran, fui el verdadero culpable! ¡¡Wolf ha expuesto claramente cómo lo hice!!

    ¿Por qué, Clay? ¿Por qué lo estás reconociendo, si sabes que es mentira?

    —Je. Aquí tienes tu desafío final, cordero. Disfrútalo.

    La cabeza… la cabeza va a estallarme.

    —¿Quién es entonces el culpable? ¡Soy Juez, solo puedo aceptar una de las confesiones!

    —¡¡Acepte la mía, su Señoría!! ¡Después de todo, en este juicio yo soy el acusado! ¡Condéneme por todos mis crímenes!

    —Para, Apollo —siento como exploto… no puedo más, ¡no puedo soportar esto más!

    —¡De eso nada! ¡He confesado yo, y el fiscal Baurufu ha dado una explicación correcta! ¡Apollo es inocente, Su Señoría, se ha demostrado que él no pudo hacerlo!

    —Parad… —no puedo permitir que esto siga saliéndose de control. Simplemente, no puedo. Ninguno de los dos lo hizo.

    —¡Clay, sabes que yo fui el culpable!

    —¡Apollo, no mientas, solo pude hacerlo yo!

    Si yo no paro esto, nadie va a hacerlo.

    —¡¡Ya basta!! —al menos mi grito ha servido para que todos callen. Relájate, Tom. Relájate. Este es el momento decisivo. Un todo o nada. Cara o cruz—. ¿Quieres que te dé una forma en la que fue posible cometerse el crimen, Wolf? ¿Eso quieres? ¿Que te demuestre como el asesino pudo hacerlo? ¿Que te de un nombre? ¡Pues muy bien! ¡Si eso es lo que quieres, te lo daré, aquí y ahora! ¡Por nada del mundo acusarás a Apollo o a Clay!


    Veamos… Sandy Mars investigaba a la CSA persiguiendo vengarse de la muerte de su hermana, y para ello quería desenmascarar y encarcelar a todos sus miembros. Hubiera hecho lo que fuese con tal de verlos entre rejas. Cuando logró que se publicase un artículo completo suyo sobre la CSA y desveló información importante, la organización comenzó a verlo como una amenaza. Es por eso que el propio Snake decidió actuar.

    Aprovechó que era amigo de Apollo y podría inculparle en esa merienda. Tenía muy estudiado a Sandy… sabía de su diabetes, y sabía que debía tratar de ocultarla por todos los medios. Por eso puso veneno en la tarta, y por eso tuvo que robarle la insulina. Eso pudo hacerlo sin problemas aprovechando el caos que supuso la muerte de Sandy. Pero hay un problema, y es que parece imposible que Apollo sirviese la taza envenenada sin depender del azar. Y es inconcebible que Clay pudiese hacer algo así. Por eso, tuvo que haber otra forma.

    Primero, pensemos. El veneno estaba en la taza de Sandy, pero, ¿dónde exactamente? ¿En el café, en la taza, en la cuchara, quizá? Lo más lógico sería pensar que…

    El veneno estaba en el café.

    Esa sería la única manera de que no dependiese del azar la muerte de Sandy: que el veneno estuviese desde el principio en todo el café.

    Pero eso no parece cuadrar. Si el veneno estaba de antemano en el café, si todo el café que se sirvió estaba envenenado, todos habrían muerto, pues todos tomaron café. Y Sandy no tomó nada distinto… un momento. Claro. ¡Claro! ¡Claro! ¡Ahora lo entiendo todo! ¡Por eso era también importante ocultar su diabetes! ¡No se trata de lo que Sandy tomó, sino de lo que no tomó!

    El azúcar contenía antídoto.

    Esa… esa es la forma. Todos tomaron el veneno. Pero a la vez, todos tomaron el antídoto, pues todos, menos Sandy, tomaron azúcar. Por eso nadie más que él murió. El asesino sabía de primera mano que si Sandy era diabético, no le echaría azúcar jamás a su café, por muy amargos que sean los cafés de Apollo; pero el resto, sabiendo de esa amargura, echarían mucha azúcar al café.

    Entonces, el asesino debe ser alguien que manipuló el azúcar y echó el antídoto en ella. El antídoto de letaramina debe ser por lógica muy fuerte, así como lo es el veneno. Si se toma sin haber ingerido alguien letaramina previamente, posiblemente tenga un efecto negativo y sea malo para el organismo. Así que…

    El antídoto se echó justo antes de la merienda.

    Eso es. Y solo… solo hay alguien… que tocó el azúcar momentos antes de la merienda. El propio Clay lo dijo:

    “¡Menos mal que Maya recordó traer el azúcar! Se nos olvidó traerlo cuando servimos los cafés, pero ella la trajo”

    La asesina es Maya Venus.


    Clay, ¿cómo decir esto…?—. Clay, Apollo. Ninguno de los dos fue el asesino. Ninguno de los dos es Snake. Pero Snake, el asesino de Sandy Mars, sí que fue alguien presente en aquella merienda. Sí que es uno de vuestros amigos. Porque hay otra manera de asesinar solo a Sandy sin depender del azar.

    >>Y esa forma es envenenando todo el café en general, desde antes de ser servido. Todo el que se ofreció a todos los presentes estaba envenenado con letaramina. Pero había una forma de que, siendo así, solo Sandy muriese. Y esa forma es echar antídoto al azúcar. ¡Recordad, los cafés de Apollo son insufriblemente amargos! ¡Nadie en su sano juicio se los tomaría sin azúcar… nadie excepto un diabético!

    —No, por favor, Tom —Clay está, ¿llorando? —. No lo hagas, por favor, Tommy, no lo hagas.

    —Clay… —de alguna manera, él sabe ya la verdad. La sabe prácticamente desde que empezó el juicio, por eso está así de extraño—. Lo siento —de veras que lo siento, pero por encima de mi cadáver se te inculpará de algo que ha hecho otro, por muy importante que sea esa persona para ti—. En definitiva, fiscal Baurufu, le he dado una forma en la que es perfectamente posible que se cometa el crimen, y que será fácilmente comprobado al comprobar las tazas de café del resto de los invitados y el azúcar; ¡se encontrará con seguridad veneno en los primeros y su antídoto en la segunda!

    —Hmpf. ¡Juez! ¡Pide análisis para Wolf!

    —E-Está bien. ¡Alguacil, solicita esos análisis, los quiero aquí en quince minutos! Mientras, daremos un receso de…

    —¡Protesto! —nada de recesos. Aún no he acabado—. No es necesario aplazar nada, su Señoría. La defensa sabe quien lo hizo. Solo hay una persona que pudo manipular el azúcar momentos antes de cometerse el crimen. Una persona que ayer declaró frente a mí y frente al resto de los invitados en la casa que fue ella quien trajo el azúcar a la mesa. También Clay declaró que ella fue la que cogió el azúcar —de verdad, Clay, lo siento, pero hay que aplicar la justicia. Y si estoy en lo cierto, ella merece el peor castigo que pueda dársele—. ¡Y esa persona es Maya Venus!

    Un murmullo en la sala, mientras Clay solo hace llorar, en silencio, mirando al suelo, y Apollo trata de contener su incredulidad.

    —¡Pero, señor Fate! ¿Está seguro de que esa chica…? ¡Antes parecía muy inocente, muy insegura!

    —Sí, estoy completamente seguro, Juez Daroul ¡Por eso exige la defensa que suba al estrado nuevamente esa chica!

    —De acuerdo, ¡que suba al estrado!


    Maya Venus. O debería decir Snake. De alguna manera, Clay se ha dado cuenta mucho antes que yo de que eras tú la asesina. Y ahora vamos a demostrarlo.

    —Señorita Venus, Wolf quiere explicarle por qué ha vuelto a ser llamada. Aquí el corderito la ha acusado de ser Snake y de ser la asesina, explicando que usted mató a Sandy echando veneno en todo el café y antídoto en el azúcar. Y su acusación se debe a que usted fue la única que pudo manipular el azúcar, pues fue quien lo trajo. ¿Algo que decir a esa acusación?

    —…¿E-En serio? ¿Esto es en serio? —hasta parece nerviosa, vulnerable, inocente. ¿Realmente ella podría ser Snake? —. P-pero, ¿por qué? ¿Por qué yo? —¿va a llorar? — Y-Yo… nunca le haría daño a nadie. ¡Clay! ¡Tú… tú me crees, ¿verdad?! ¡Yo no maté a nadie!

    —Maya…

    ¡No, Clay! No te dejes engañar por ella. Sé de sobra que sabes la verdad, por alguna razón. ¡Sé de sobra que ella es la auténtica asesina!

    —Por favor, declare. Así podrás demostrar tu inocencia, dulce ovejita indefensa.


    Tengo que desenmascararla como sea. ¡Ella es Snake, estoy seguro!

    Y-Yo… no sé qué decir. ¿Cómo pueden acusarme d-de esto?

    P-Por favor, no quiero ir a la cárcel. Yo no hice nada a nadie. ¡Soy inocente!

    Señor Juez, señor fiscal, deben creerme. ¡Clay! Sabes que yo no lo hice.

    ¡N-No puedo soportarlo más! ¡¿Por qué me haces esto, Tom?! ¿Por qué? ¿No ves que apenas m-me salen las palabras? ¡No puedo ser esa tal Snake, es imposible!

    Y-yo simplemente no hice nada. No puedo ir a la cárcel, soy inocente. De veras deben creerme.


    El Juez, y el público, parecen estar conmovidos por ella. Me miran acusadores, como si estuviese maltratando a esa chica. Debo demostrar que ella es realmente la asesina, que es Snake, y que esa faceta de nerviosa e inocente solo es una fachada.


    Y-Yo… no sé qué decir. ¿Cómo pueden acusarme d-de esto?


    Sé que lo hiciste. ¡Simplemente lo sé! Y Clay también lo sabe. ¿Cómo se pudo dar cuenta?


    P-Por favor, no quiero ir a la cárcel. Yo no hice nada a nadie. ¡Soy inocente!


    Parece muy nerviosa pero seguro que es una fachada, yo… ugh. Otro momento sensitivo. T-Tengo que aprovecharlo, así me aseguraré de una vez por todas de que esta chica está fingiendo su nerviosismo y su inseguridad. Snake es una persona fría, es alguien manipulador…

    Ya viene el pitido. Pero… aun en mi momento sensitivo, apenas puedo oír un ligero pálpito de su corazón. Ni un solo titubeo en su voz. Ni un solo corte en su respiración. Ni siquiera su corazón se acelera, es más, va tan lento, tan relajado, que parece imposible que alguien pueda siquiera estar declarando en juicio con semejante tranquilidad.

    Ah… ya vuelvo a oír de nuevo. Ella, Maya Venus… está fingiendo. Está fingiendo todo ese nerviosismo, ¡es Snake! Ahora lo puedo decir con seguridad. Pero tengo que demostrarlo de alguna forma…


    Señor Juez, señor fiscal, deben creerme. ¡Clay! Sabes que yo no lo hice.

    —Maya, yo… —Clay, vamos. Debes ver la realidad. Sé que la quieres, pero ella está mintiendo. ¡Y tú lo sabes!

    Si Clay no va a decir la verdad, si no va a ayudarme a demostrar su culpabilidad, lo haré yo solo.


    ¡N-No puedo soportarlo más! ¡¿Por qué me haces esto, Tom?! ¿Por qué? ¿No ves que apenas m-me salen las palabras? ¡No puedo ser esa tal Snake, es imposible!


    —¡Protesto! —aquí está el fallo que quería ver—. Acaba de cavar su propia tumba, Maya Venus.

    —¿Q-Qué estás diciendo?

    —Dime, hazme el favor de explicarme, ¿cómo demonios sabes que Snake es mujer? Dijiste en tu testimonio “¡No puedo ser esa tal Snake!”. Que yo sepa, lo único que sabemos de Snake es lo que aparece en el periódico interceptado, y en él, Sandy Mars hablaba de Snake en masculino, sin especificar si era hombre o mujer. ¡¿Cómo puede estar entonces tan segura de que Snake es una mujer?!

    —¡Ah! ¡Es cierto! ¡Testigo! E-Este tribunal exige una explicación.

    —… —Maya, te has quedado en blanco. ¿Cuándo lo vas a aceptar?

    —Todo tu rebaño espera, pastorcilla

    —…

    —¡Habla, Snake!

    —… Je. Je, je, je —se ríe. Ahora, ahora es cuando vamos a ver la verdadera cara de Maya Venus, la verdadera cara de Snake—. De acuerdo. Haré de tripas corazón y controlaré mis nervios. Después de todo, no existe ninguna prueba fiable de mi culpabilidad. Y voy a demostrarte lo equivocado que estás, Thomas Fate.

    Adelante, ¡inténtalo!


    Bien. ¿Creéis que yo soy Snake y maté a Sandy? Pues en seguida os demostraré como todo eso no tiene ni un solo fundamento.

    Primero, no puedo ser Snake; recordad que yo soy modista, y Snake tiene conocimientos sobre Química. ¿Acaso no decía eso el periódico que “interceptó” la CSA?

    Segundo, se basa la acusación de la defensa en que yo manipulé el azúcar. Y es cierto, yo fui la que trajo el azúcar a la mesa, pero, ¿qué te hace pensar, querido Thomas Fate, que yo fui la única que tocó el azúcar antes de la merienda? ¿Por qué debe ser justo antes del asesinato?

    Sí, sé lo que vas a decir; el antídoto de letaramina puede ser peligroso si se toma sin previa ingesta del veneno, puede ser peligroso. Vale, lo admito, pero, ¿qué más da? Después de todo, en la casa solo utilizamos el azúcar para el café, para nada más. Y solo se tomó café en la merienda.

    Por eso, querido abogado, tu teoría es claramente errónea. No solo no puedo ser Snake, sino que además cualquier otro de los presentes en la casa pudo echar el antídoto en el azúcar antes de la merienda, no necesariamente segundos antes.


    … Bien, sabe muy bien lo que dice y lo que hace. Ahora es cuando me enfrento a la verdadera faceta de Maya. ¡Tengo que demostrar que lo que dice es mentira!

    Será mejor que revise los testimonios de los involucrados. No creo que pueda atacarla con pruebas, pero sí con los testimonios que me dieron todos ayer, durante la representación y en casa de Iovi, o aquí en el juicio. Cualquier cosa que se contradiga con sus palabras, ¡será el fin de Snake!


    Bien. ¿Creéis que yo soy Snake y maté a Sandy? Pues en seguida os demostraré como todo eso no tiene ni un solo fundamento.


    —¡Un momento! ¡Sí que existen fundamentos para esa acusación, antes usted dijo que…!

    —¡Calla! Vulgar cordero, ¡pruebas, eso es lo que queremos! Antes habló mi pastorcita en femenino, ¿y qué? Todos se pueden equivocar, pudo no ser más que un lapsus.

    Grr, maldito Wolf. Sigue insistiendo hasta el final, no va a parar de molestarme ni aunque haya un cartel que señale a Maya como la culpable.


    Primero, no puedo ser Snake; recordad que yo soy modista, y Snake tiene conocimientos sobre Química. ¿Acaso no decía eso el periódico que “interceptó” la CSA?


    Ahí tiene ella razón. Maya no tenía conocimientos sobre química, ella es modista. Y se supone que dirige, si es Snake, a toda una amplia gama de científicos.

    —Maya, tú… —Clay, sigues murmurando. Sé que tú sabes la verdad, ¿por qué no la dices? Saes más cosas que yo sobre ella. ¡Quizá seas el único que pueda demostrar su culpabilidad!

    Tendré que hacerte ver cómo es realmente ella, tendré que confirmar tus dudas de que ella es una asesina, una manipuladora que todo este tiempo había fingido ser débil y vulnerable.


    Segundo, se basa la acusación de la defensa en que yo manipulé el azúcar. Y es cierto, yo fui la que trajo el azúcar a la mesa, pero, ¿qué te hace pensar, querido Thomas Fate, que yo fui la única que tocó el azúcar antes de la merienda? ¿Por qué debe ser justo antes del asesinato?


    Tuvo que ser momentos antes del asesinato, si alguien hubiese tomado ese azúcar, podría haber sido malo, y podrían haber sospechado que el azúcar tiene algo extraño. ¿Qué otra explicación pretende darle ella?


    Sí, sé lo que vas a decir; el antídoto de letaramina puede ser peligroso si se toma sin previa ingesta del veneno, puede ser peligroso. Vale, lo admito, pero, ¿qué más da? Después de todo, en la casa solo utilizamos el azúcar para el café, para nada más. Y solo se tomó café en la merienda.


    —… —“solo se tomó café en la merienda”. Yo no diría lo mismo—. ¡Protesto! —aquí está la contradicción que estaba buscando—. No estoy de acuerdo con usted, señorita Maya Venus. Vale, pudo ser cierto que el azúcar se utilizó solo para el café, pero hubo alguien más que tomó café por la mañana, ¡antes de esa merienda!

    Recordemos el testimonio de Rin Saturn:

    “Ahora que lo pienso, cuando fui a coger el café, en realidad, no estaba donde debería. Estaba en el segundo estante desde arriba del armario, y normalmente estaba arriba; lo sé porque desayuné café esa mañana y lo dejé justo ahí. Tras servir esta ronda de cafés, el paquete se gastó”

    —Rin Saturn tomó café esa mañana. Hay mucha gente que acostumbra a hacerlo, es un desayuno muy común, tomar café. Y si Rin Saturn tomó café por la mañana, no es de extrañar que, quizá, tomase café otra persona. Y recuerdo que el azúcar estaba colocado sobre la mesa del salón. Usted misma estuvo allí todo el tiempo, sí… pero acompañada de Aqua Neptune. Con su presencia, no pudo echar antídoto en el azúcar sin ser vista. Sí que pudo, sin embargo, poner veneno en el café una vez acabado el desayuno, aprovechando cualquier momento en el que no hubiese nadie en la cocina. Pero el salón era el núcleo de la casa, ¡siempre habría alguien que podría verla! Por eso, ¡es obvio que tuvo que aprovechar el único momento que tenía para colocar el antídoto sin ser vista: cuando fue usted a recoger el azúcar!

    Ja. ¡A ver cómo te libras de esta, Maya!

    —Si tomaban café envenenado, el azúcar con antídoto los curaría, ¿no? Podría haber estado todo preparado desde tiempo antes.

    —¡Protesto! Eso no es así. Puede que no le echasen azúcar. ¡Los cafés “extra-amargos” son solo de Apollo! A esos cafés, ¡claro que todos le echarían azúcar! Pero si el café lo preparaba otro…

    —¡Oh! No tendría por qué ponerle azúcar, claro —exacto, juez Daroul.

    —Je. Parecías menos astuto de lo que eres —no sé si debería sentirme insultado o halagado—. De todas formas, todo lo que dices no es más que una posibilidad. No tienes pruebas de que no hubiese un momento en el que alguien pudiese poner antídoto en el azúcar durante esa tarde, aprovechando cualquier hueco en el que no hubiese nadie para verle. ¡No puedes negar que existe la posibilidad de que alguien aprovechase cualquier momento de despiste!

    Pero, ¡pero…! No fue así. ¡Eran siete personas en ese lugar, ocho cuando llegó Sandy! ¡Alguien, alguien tuvo que estar en el salón en todo momento, y todos estarían casi siempre acompañados! ¡Es lo más lógico!

    Pero tiene razón en que no puedo demostrarlo. ¿Qué haré ahora?

    —Reconócelo, chico. Has perdido.

    —Mm. Parece que la defensa se ha quedado sin argumentos —¡no, Juez Daroul! ¡No lo haga! —. No me queda más remedio que desestimar la acusación de la defensa sobre la señorita Maya Ve…

    Es el fin, si la deja ir, quien sabe si volveremos a verla.

    —¡¡Protesto!! —no puede ser… ¡Clay! —. Maya. Ya basta. Ya está bien. Deja de engañar a todos.

    —¿C-Clay? ¿Tú?

    —Tú sabes tan bien como yo que en la citación no se especificaba en ningún momento qué día del fin de semana debía acudir Sandy —¡e-es cierto! En la citación se habla del “fin de semana” —. Sandy pudo haber aparecido por allí en cualquier momento, cualquiera de los tres días del fin de semana. No tendrías más remedio que esperar a colocar el veneno y el antídoto cuando él viniese. Y él esperó al último día, día en que sabías que vendría, pues era el último para que acabase el fin de semana en que le citaste. Por eso desde el mediodía pudiste colocar el veneno en el café de la cocina, pero… el azúcar estaba en el salón, ya que Rin lo dejó allí tras tomar su café por la mañana; y Aqua estuvo en el salón prácticamente todo el tiempo. Contigo. Solo pudiste hacerlo cuando te levantaste a por él.

    —Clay… Terran…

    —Y no digas que no sabes química. Sabes perfectamente que pasaste estudiando fuera todo el tiempo, y tú dices que estudiaste para modista pero yo aún no he visto ningún vestido tuyo; solo diseños, dibujos que cualquiera podría hacer. ¿No encontrabas trabajo? No era ese el problema, el problema es que ese no era tu trabajo, pues no habías estudiado para ello.

    —¡Maldito Clay Terran…!

    —Me di cuenta en cuanto Tom afirmó que el asesino tenía que conocer de la existencia de esa chapita para poder dejarle la citación a Sandy. Tom supuso que todos nosotros, excepto Apollo, sabíamos que iba a regalársela, pero… eso no es verdad. Tú no le dijiste a nadie sobre esa chapita. Y puesto que solo yo estaba presente en tu testimonio, solo yo me di cuenta —Clay… ahora entiendo tu actitud.

    El público ha entrado en silencio. Todos permanecen callados. El fiscal Wolf, el Juez Daroul, Maya, Apollo, todos. Es un silencio tan sepulcral que da miedo.

    —Je. Os arrepentiréis de haber hecho esto. Clay Terran y Thomas Fate. El peso de la organización caerá sobre vosotros —que vengan. Aquí les espero.

    —¿Por qué, Maya? ¿Desde cuándo estás con ellos? —a Clay aún le duele aceptar la verdad.

    —¿Desde cuándo? No mucho. La organización que os empeñáis en llamar “CSA” tiene una corta vida, y yo no llevo mucho en ella. Todo comenzó cuando en mi proyecto de fin de carrera trabajé para crear un medicamento. Pero hice algo mal… y logré obtener algo mejor. Logré crear la letaramina. Cuando descubrí que era un veneno tan particular, comencé a estudiarlo y a crear distintas variedades. Me di cuenta de lo poderosa que era en ese momento; nunca había sabido hacer nada, siempre había sido rechazada por todos; y ahora, con ese invento, podría haber acabado con sus vidas fácilmente.

    Está… loca.

    —Comencé a venderlo en el mercado negro, hasta que la persona que dirige la organización supo de mí. Es entonces cuando me buscó y me ofreció ponerme a cargo del equipo científico de esa organización. Era mi sueño hecho realidad… la forma de ser poderosa y de mandar sobre alguien. Estaba harta de ser la niña delicada y vulnerable, ¡ahora era peligrosa y poderosa! ¡Era un alto cargo de la CSA! ¡Mi poder no conocía límites!

    —Hay algo en lo que te equivocas, Maya.

    —¿Huh? ¿De qué hablas?

    —Te equivocas en la parte de que eras rechazada por todos. Eso no es así. Yo te quería, Maya —Clay…

    —No, el que te equivocas eres tú, Clay Terran. Te perdiste muchas cosas en el tiempo en que estuve estudiando fuera. En esos años en que no os veía casi nunca, la Maya vulnerable y frágil de la que te enamoraste murió. La letaramina, en cierto modo la mató.

    —…Maya…

    ¡Aquí llega el alguacil!

    —Señor Daroul, los análisis están aquí.

    —¡Ah, genial! Los leeré... hmm —vamos, está claro que debe ser como yo dije—. Justo como dijo Fate... hay veneno en todas las tazas y antídoto en el azúcar.

    —Está bien, Juez, dicte de una vez el veredicto. No perdamos más tiempo. ¡Ah! Y una última cosa. Vigilad vuestras espaldas… la sede central, los restantes altos cargos y la persona que dirige todo… se encuentran en este país.

    ¿Se encuentran aquí? ¿Así que esta es la sede central de la CSA?

    —E-Está bien —todo ha acabado. Solo queda escuchar la palabra mágica de la boca del Juez Daroul, y daremos fin a este endemoniado caso. Un caso que apuesto que Clay y Apollo no olvidarán fácilmente—. ¡Este tribunal considera al acusado, Apollo Justice…

    Inocente!

    —¡Se cierra la sesión!



    ...Fin.

    Continuará… en el caso de la cinta roja.

    *:
    [​IMG]
    Me refiero a esto cuando hablo de "chapita" xD


    Dato curioso: todos los amigos de Apollo, así como Sandy y su hermana, tienen nombres y apellidos relacionados con los planetas del sistema solar; concretamente, el apellido es el nombre del planeta en cualquier idioma, y su nombre hace referencia a algo característico del planeta:

    -Clay Terran: Clay es un mineral de la tierra, así como “arcilla”, en inglés; Terran es Tierra en latín.

    -Urbain Mercury: Urbain es el nombre de un astrónomo francés que descubrió un hipotético cuerpo celeste que perturbaba la órbita de Mercurio; Mercury es Mercurio en inglés.

    -Maya Venus: Maya es el nombre de una tribu que se dice descubrió el planeta Venus desde su existencia; Venus es el nombre de dicho planeta en español.

    -Aqua Neptune: Aqua significa “Agua”, y recibe ese nombre por la coloración azul, parecida al agua, de Neptuno; Neptune es Neptuno en inglés.

    -Aério Iovi: Iovi es el genitivo latino de “Júpiter”, se traduciría como “de Júpiter”; Aério significa gas en griego, por ser el mayor planeta gaseoso; en conjunto, el nombre de este chico significa “Gas de Júpiter”.

    -Ice Ourano: Ice es “hielo” en inglés, por ser el planeta más frío de todos y por su coloración azul celeste; Ourano se traduce como Urano.

    -Sandy Mars: Sandy deriva de Sand, arena en inglés, por la arena roja del planeta en que se basa su nombre; Mars es el nombre inglés para Marte.

    -Nix Plouton: Nix es un satélite plutoniano, y Plouton se traduce como Plutón; Plutón ha sido recalificado como planeta enano, por eso ella tiene un papel menor en la historia como simple mención.
     
    Última edición: 12 Abril 2014
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    Woooooooooooooooooooooooh, bravo bravo D: que capitulazo. De verdad me sorprendes cada vez mas, Galla ._. ¿como puedes idear todo esto? yo me habría vuelto loca, honestamente. Sabes muy bien como acomodar cada cosa en su lugar y como dejar pequeñas pistas a lo largo de un caso entero sin hacer que se miren sospechosas, es mas, casi pasan inapercibidas.

    Me he dado cuenta que ahora añadiste el detalle ese (que a mi parecer es bastante chistoso) de que nos ponemos a protestar por cualquier cosita en el momento del testimonio, por si nos quedamos atascados, y entonces el fiscal o el juez nos mandan a callar y nuestro personaje se da cuenta de que en realidad su argumento no era válido.
    Me agradó bastante ese detallito :').

    Ahora opinando sobre la historia, yo ya venia sospechando de Maya desde que dijeron lo de la chapita :l, después me puse a pensar que en realidad ella era un personaje bastante "mustio" (mosquita muerta que no rompe ni un plato) y el detalle de que Clay estuviera tan prendado de ella la hacía aun más sospechosa... Pero la forma en como se desenredó todo ese asunto del veneno fue impresionante, más por que ya habíamos llegado al punto en el que Clay se estaba echando la culpa por Apollo y entonces yo pensé ¡ya se jodió todo esto, dios mio! (hermoso acto por cierto)... De verdad me siento como si estuviera jugando el bendito Acce Attourney, no puedo hacer mas que felicitarte.
    Aunque sé que todavía falta más drama y más gente muerta por esa organización :/ solo espero que no pases a traerte a un personaje principal por que me lastimarías bastante... No lo tomes como amenaza (bueno si).

    Quiero ver como se disculpan los amiguetes e.e... ¡Quiero que le besen los pies al pobre Apollo! que esa angustia no se le va a olvidar nunca ni con terapia, ¡lo mismo con Clay!.

    Lo de la curiosidad de los nombres ya la había notado desde que empezó este caso xD, aunque solamente en el caso de los apellidos. El significado de los nombres no se me pasaba ni por accidente.

    Enserio quiero ver esa escena final después del juicio en el proximo capítulo, quiero ver que hacen los tipos esos, y que dice Clay después de todo el dramita con Maya ._. .

    Ahora, pasandonos al aspecto técnico, debo regañarte un poco. Tuviste bastantitas faltas a lo largo del capítulo y aunque sé que se te pueden pasar por la velocidad en la que estás imaginandote toda la historia y por lo largo de las continuaciónes, tienes que revisar un poco más esto.

    Por que no fueron ni uno ni dos errores, fueron muchos... Entre dedazos, palabras mal escritas, palabras comidas, tildes ausentes, mayúsculas innecesarias y algunas líneas de narración excedentes la calidad del fic se ve claramente disminuida.

    Sin embargo, dejando de lado eso, vas excelente :D ¡espero el siguiente capítulo con ansias! y por cierto lamento haberme tardado tanto en comentar.

    Saludos :D.

    P.D. Mi teoría sobre este caso no se acercó ni tantito xD ¡estoy jodida!.
     
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    Thomas Fate: Ace Attorney
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    Misterio/Suspenso
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    20
     
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    3277
    Nota: Este caso, puede, y solo PUEDE, que sea más largo, ya que como verán, le añado prólogo y no serán solo un caso, sino más de uno relacionados (eso sí, siendo uno de ellos el caso central).

    El caso de la cinta roja


    Prólogo.



    Las palabras de Ice Ourano resonaron con fuerza, supuestamente, pues yo no estaba allí para oírlas.


    —Bien. Ante la brillante exposición de la defensa, este tribunal declara al acusado, Larry Butz…

    Inocente.


    Palabra que Apollo había escuchado no pocas veces. Qué curioso que justo en ese momento, justo en ese instante, sucediese algo tan distinto en la sala de al lado, donde sí que me encontraba yo.


    —Vaya, vaya… este caso, al final no ha resultado tan simple como parecía… pero después de darle tantas vueltas, creo que tengo claro qué veredicto es el adecuado.

    Ese juicio, ¡ese maldito juicio! Me alegro por Apollo, pero a mí no me fue tan bien como a él. Aún recuerdo la impotencia que sentí en ese instante. Y pensar que ambos dos estábamos tratando casos tan similares, sin apenas saberlo, ajenos del caso del otro. Y pensar que, por muy poco, no llegué a oír esas palabras.

    —¿Todo esto… acabará así? —en ese momento no me encontraba presente. Mi mente estaba bloqueada, mi mente estaba ajena a lo que sucedía. Simplemente, me negaba a creer que había perdido—. ¿He… fallado a mi cliente?

    —¡En fin! ¡Este tribunal, declara a la acusada, …!

    Entonces, sucedió. Aunque no sabría decir si fue algo bueno o algo malo.

    —¡Un momento! ¡Su Señoría, Juez Daroul!


    Paralelamente, lo mismo sucedía en la sala número seis…


    —¡Juez Ourano! ¡Es terrible!

    —¿Eh? ¿Qué sucede? Aquí ya se ha dictado un veredicto.


    ¿Cómo es posible? ¿Cómo?


    —¿Qué ocurre, alguacil? ¡Estaba a punto de dictar el veredicto!

    —¡Su Señoría, es algo terrible!


    ¿Cómo pudo, quien quiera que fuese, hacer algo así…? ¡Es… es…!


    —¡S-Siento interrumpir, pero es algo terrible, su Señoría! ¡Se ha cometido…!


    Sencillamente imposible.


    —¡…otro crimen con el mismo modus operandi!



    Pero bueno. Lo mejor será que vayamos poco a poco.

    La vida de abogados normal y corriente, esa vida aburrida en la agencia, con el papeleo y casos menores, transcurrió lentamente durante puede que algo más de un mes. Con Apollo declarado inocente de los cargos que se le imputaban, la normalidad volvió a la agencia polivalente Wright. Aún recuerdo perfectamente los acontecimientos de ese juicio, y esa conversación que tuvo Apollo con sus amigos cuando todo acabó.


    —¡Gracias… Tom! —la sonrisa de Apollo merecía todo sufrimiento. Al fin se le veía feliz. Pese a… pese a cómo acabó el juicio. Claro que Clay no parecía igual de contento—. A ti también, Clay. Mil gracias. Sin tu ayuda, Tommy nunca hubiese podido descubrir la verdad.

    Haciendo un profundo esfuerzo por contener su tristeza, Clay alzó la vista, y sonrió forzosamente.

    —Bueno, ¡para eso están los amigos, ¿no?!

    —Sí, claro que sí —esos dos, el vínculo de amistad de Apollo y Clay, ¡demonios! Era algo que casi podía tocarse, algo con tanta fuerza…

    Entonces, un grupo pequeño de personas, algo confusas, se acercó.

    —Chicos… —murmuró Apollo.

    —Hey, tío, ¡qué bueno que estés libre! —el único con rostro feliz, Urbain Mercury, fue el primero en hablar. Ni siquiera saber que una de sus amigas era realmente una criminal lograba borrar esa sonrisa—. ¡Quién iba a decirnos que la dulce Maya era en realidad la que movía los hilos detrás de todo!

    Apollo sonrió. Obviamente, todos estaban dolidos por la traición de Maya. Pero fingían no estar afectados. Al menos, Apollo y Urbain lo fingían.

    —Supongo que te debo una disculpa —dijo el juez Ourano, Ice Ourano. Siempre frío y distante, pero después de todo, honesto—. Sé que no debí dudar de ti, pero uno de nosotros tuvo que haberlo hecho, y al final, resultó ser la menos sospechosa.

    —Es cierto, Apollo, —comentó Aqua Neptune, una compañera de oficio, tan extravagante como hábil en su trabajo—, te debemos una disculpa. Después de todo, eras el sospechoso de la policía, pero eso no era motivo para que desconfiásemos de ti.

    —Tranquilos, Ice, Aqua, es natural que tuvieseis sospechas de mí. Lo deseable hubiese sido que ninguno de nosotros hubiera sido tachado de sospechoso, pero me tocó a mí desempeñar ese papel. En el caso de que el sospechoso principal hubiese sido uno de vosotros, ¿quién sabe cómo reaccionaría yo? —sabía perfectamente que esas palabras eran eso, palabras. Apollo no hubiese nunca sospechado de ninguno de sus amigos. Seguro que la culpabilidad de Maya le afectó tanto como a Clay. Aunque él supiese que debía ser uno de sus amigos el asesino, en el fondo deseaba que existiese una segunda posibilidad.

    —Bueno, bueno, pero después de todo, al fin se ha resuelto este entuerto —eso fue lo que aportó Aério Iovi, adinerado joven, descendiente de una familia prestigiosa a la vez que millonaria—. Maya… ¿cómo pudo? Todo este tiempo, ella…

    —Olvidemos el tema —Rin Saturn. Quizá tan frío como Ice, pero añadiendo un punto de soberbia que me causa cierto desagrado. Aun así, es un buen tipo—. Todos hicimos mal en haber sospechado de Apollo, si es que alguna vez lo hicimos. Fue su cumpleaños, y nuestro regalo fue ese, sospechas. Y el regalo de Maya, mejor aún, incriminación.

    —¡Hey! —dijo Urbain—. En realidad, yo soy el jefe de la CSA, y yo ordené a Maya que hiciese todo eso.

    Ah, cierto, Urbain y sus tan oportunas bromas. Parece que francamente no le importa nada, él siempre ríe y siempre bromea. Puede que esa sea su manera de aportar algo al grupo. Él es quien aporta la alegría, quien mantiene altos los ánimos del resto. Puede que tengan sus fallos, pero esos chicos… son buenos amigos.

    —Bueno, como ha dicho Urbain —intervino Iovi—, es mejor olvidarlo todo. Así que, ¡hagamos una cosa! Hagamos como que esto nunca ha sucedido. Por tanto, nunca se ha celebrado el cumpleaños de Apollo. ¡¿A qué estamos esperando?! ¡Esta vez iremos a mi casa de montaña!

    Todos asintieron, felices, a excepción de Clay, aún cabizbajo.

    —¡Ja, ja, ja, cómo sois, chicos! ¡Está bien! ¡Pero con dos condiciones! —contestó Apollo—. ¡Que Tom venga con nosotros!

    —¿Eh? ¿Yo?

    Apollo asintió.

    —Y la segunda es… ¡que está prohibido terminantemente tomar café!

    —¡Si pretendías prepararlo tú, mejor será que no lo tomemos! —bromeó Urbain, y todos rieron. Todos menos Clay. No podía evitar mirar cómo el chico, a diferencia del resto… no era capaz de fingir que no le importaba la traición de Maya.


    Así, celebramos durante tres días el “no-cumpleaños” de Apollo en otra de las múltiples propiedades de Aério. Fueron unos días tranquilos y llenos de risas, en los que todos trataron e olvidar lo sucedido… no, no trataron de “olvidar”. Trataron de borrarlo de la existencia. De fingir que nada había sucedido.

    En esos días, apenas vi a Clay divertirse. Para él, no era tan fácil ignorar todo aquello.


    Y eso es todo. Luego, regresamos cada uno a sus vidas, y la paz siguió por algunas semanas más. Paz, tranquilidad, y aburrimiento. Aunque a veces es mejor aburrirse que meterse en problemas. Y es que parece que soy un maldito imán de problemas.

    —¡¡Chicos!! ¡¡Apollo, Tom, Tom, Apollo!! —fueron las incesantes palabras de Trucy Wright las que me obligaron a levantar la cabeza de mi aburrido papeleo. De mi aburrido pero tranquilo papeleo—. ¡Me han tocado! ¡¡Me han tocado tres entradas para… para…!!

    —Habla de una vez, Trucy —dijo con pesadez Apollo.

    —Había un sorteo, y, yo, fui, y ¡giré la rueda, y…! ¡Tachán!

    Mostró tres papeles que parecían ser entradas a algún lugar. Acerqué mi vista y logré leer el nombre del sitio en cuestión.

    —¿”Illusion’s World”? ¿Qué diantres es eso?

    —¿¡Cómo!? ¡No puedo creerlo! ¿No conocéis Illusion’s World? ¡Es el mayor acontecimiento de magia que existe! ¡Y va a celebrarse justo aquí! ¡En la ciudad! ¡¡Y vosotros dos vendréis conmigo!!

    —¿¡Eeeeh!? —vociferamos Apollo y yo al unísono.

    Aquellas palabras eran el final de mi aburrido pero tranquilo periodo de paz en la Agencia. Pronto empezarían los sucesos… imposibles.


    En realidad, “Illusion’s World” era el nombre que recibía un acontecimiento que se celebraba anualmente, cada año en un lugar distinto. Algo así como un parque temático, pero sin lugar fijo. Y este año, se había instalado aquí, cerca de la ciudad. Básicamente, contaba el parque con alguna atracción de feria inspirada en motivos mágicos, varios escenarios donde se hacían espectáculos de magia, escapismo, ilusionismo… ¡hasta restaurantes y tiendas de temática mágica! Sí, aquel lugar era sin duda el paraíso para Trucy. Aunque la verdad, para mí no era especialmente divertido. Nunca había creído demasiado en la magia… soy de esas personas que no se sorprenden fácilmente por esas cosas.

    Pero debo decir… que lo de aquella adivina me dejó sin palabras.

    —En serio, Trucy, no quiero hacerlo —le decía, mientras ella me empujaba a que siguiese avanzando entre toda esa gente que guardaba cola—, seguro que me sacan el dinero tontamente…

    —¡No seas rata, Tom! ¡Estamos hablando de Guessa, la gran adivina! ¡Todos darían lo que fuera porque les adivinase el futuro!

    —Pero es que, además de que no creo que vaya a adivinar mi futuro, ¡si fuese cierto, no quiero saberlo! Prefiero llevarme la sorpresa.

    —¡Me da igual lo que digas, vas a entrar y vas a dejar que te lea el futuro!

    —¿Y por qué no lo haces tú, eh?

    Trucy volvió bruscamente su cabeza a un lado.

    —Porque no quiero —saltaba a la vista de que tenía miedo de que su futuro fuese algo desagradable.

    De todas formas, caí en la cuenta de que era ciertamente extraño que hubiese un establecimiento de una adivina en una celebración dedicada a la magia… pero según Trucy, “sus predicciones son siempre tan acertadas que se puede decir que lo que ella hace es magia”.

    No puedo negar que no sentía curiosidad por ver qué tan ciertas eran esas palabras. ¿Realmente acierta siempre? Tenía ganas de ver qué lograba adivinar sobre mi futuro; no puedo negarlo. Aunque nunca, jamás, hubiese esperado esa reacción…


    —Bien, ¿así que es usted abogado? —me dijo nada más sentarme frente a ella. Era peculiar; llevaba una especie de velo morado cubriéndole la cara, y tras él podía verse unos ojos aparentemente marrones y grandes, una nariz y boca pequeñas y, en general, un rostro frío y sereno. Su pelo, recogido en un moño, se abultaba, negro azabache, tras su cabeza.

    —Eh, sí —debo decir que me sorprendió, supuse que ya estaba adivinando… pero entonces caí en la cuenta de que llevaba el distintivo colgando de mi chaqueta.

    —Mmmm… y dime, ¿qué quieres saber?

    Quise contestar “nada”, e irme de allí, pero Trucy, sentada a mi lado, se veía tan ilusionada, que no podía decir que no.

    —Eh, no sé, quisiera ver mi futuro en general.

    —Bien —sacó una baraja de cartas, que deduje eran cartas de tarot, y empezó a colocarlas frente a ella de forma un tanto extraña, mientras hablaba—. Cuéntame, joven.

    —Thomas, Thomas Fate es mi nombre.

    —Sí, lo sabía —no pude creerme eso—. Cuéntame… ¿tienes un hermano?

    Quedé callado ante esa pregunta.

    —Sí, tienes un hermano. Un hermano poco mayor que tú y, ¡oh! ¿Qué veo aquí? Veo algo más.

    —¿Algo más…?

    —Hmpf, nada. En fin, ¿llevas mucho sin ver a tu hermano?

    —¿Yo? Sí. Muchísimo. De hecho, no sé ni si seguirá vivo.

    —Sí, sigue vivo —eso fue algo que impactó en mi mente. ¿Era realmente… verdad? —. Pero es extraño. Las cartas me dicen que os habéis vuelto a ver después de que os separasteis cuando aún erais niños.

    —¿Eh? No, estoy seguro de que no nos hemos vuelto a ver hace mucho tiempo…

    —No. No estás tan seguro —dijo ella, con una sonrisa. De repente, miró las cartas y paró un momento—. Pero, ¿qué es esto? Veo que vas a llevarte una gran sorpresa. Más de una, me temo. Y todo va a suceder muy seguido. Veo cómo lograrás vengar a tu padre, ¿pero a qué precio, Thomas Fate?

    Quedé mudo completamente al oír eso. De hecho, estaba diciendo cosas que, puede que fuesen conjeturas, pero podían tener algún sentido. Comencé a interesarme.

    —¡Dígame, por favor! ¿Cómo lograré vengar a mi padre?

    —Oh, tranquilo, estás más cerca de lo que crees de lograr tu empresa. Lograrás desenmascarar al culpable, pero el precio a pagar será —colocó una última carta y la miró con detenimiento—… alto.

    —¿Alto?

    —Sí, y, veo aquí que muy pronto te verás involucrado en asuntos turbios nuevamente, querido Thomas Fate. Veo un asesinato, y te veo en el jurado defendiendo a tu cliente con uñas y dientes. Te veo cabizabajo, a punto de perder, Tom.

    —¿A punto de perder? —no podía imaginarme el miedo que sentiría al descubrir que todo aquello que decía se cumpliría. Era… escalofriante, a la par que sorprendente.

    —Sí. Será un juicio extraño, pero, ¡oh! No veo uno, sino tres juicios y… —de pronto, calló—. No puede ser… ¿yo?

    Miré extrañado a Guessa. La adivina parecía totalmente afligida al sacar la última carta. No llegó a soltarla, de hecho, cuando su rostro expresó… ¿miedo?

    —¿Q-Qué sucede?

    —… —no pronunciaba palabra. Trucy y yo nos miramos extrañados, pero ella simplemente se levantó, recogió sus cosas, y dijo—. Se… se acabaron las consultas por hoy —y diciendo eso se marchó del lugar, dejándome completamente desorientado y extrañado.

    Después de aquel extraño acontecimiento, salimos nuevamente del lugar, mientras los que habían estado esperando ser atendidos por la pitonisa Guessa se quejaban en voz alta de no poder haber tenido una consulta con ella. Fuera, Apollo logró encontrarnos.

    —¡Trucy, mira! —dijo de pronto Apollo, nada más vernos, con un gran cartel en el que un hombre vestido de amarillo, con sombrero de copa y capa incluidas, y una varita en mano, aparecía bajo el título “¡Gran actuación del mago Valant Gramarye!” —. ¡Tu tío actúa en el gran salón de espectáculos mañana, aquí en Illusion’s World!

    Trucy sonrió ampliamente mientras agarraba el cartel, contemplando al estrafalario hombre de bigote y pelo inusualmente largo que aparecía en él.

    —Tío Valant…—murumuró—, Vendremos, ¡¿verdad?!

    —¡Claro! —dijo sonriente Apollo.

    Yo aún seguía algo confuso por lo que acababa de suceder, sin dejar de darle vueltas a todo lo que Guessa había dicho y a esa reacción que tuvo. “No puede ser… ¿yo?”. Eso fue lo que dijo. ¿Qué querría decir?


    Al día siguiente, Apollo y Trucy regresaron a Illusion’s World para ver actuar al tío de ésta. No sabría lo que sucedió en aquella actuación hasta tiempo después…

    Yo, por mi parte, decidí quedarme en la oficina. No me apetecía volver a ese lugar, ciertamente. En cualquier caso, aunque parecía que, estando sola la oficina, iba a esta aún más aburrido que aquellos días atrás, eso no iba a ser en ningún caso de ese modo… poco tardó en llamar a la puerta un agente de policía, con su uniforme y todo, y preguntó:

    —¿Es usted “Thomas Fate”?

    —Eh, sí, ¿sucede algo, agente?

    —Si es tan amable, acompáñeme al centro de detención. Una sospechosa de asesinato solicita sus servicios.

    —¿Solicita… mis servicios? ¿Y quién es ella? —un escalofrío recorrió mi espina dorsal al pensar, por un momento, la loca idea de que esa persona fuese…

    —Guessa Future, es su nombre. Ha sido acusada de matar a su guardaespaldas… de un disparo en la cabeza.


    Mientras tanto, y de esto repito que yo no tendría noticias hasta mucho tiempo después, poco antes de que sucediese eso, Trucy y Apollo se encontraban en plena actuación de magia donde participaría el tío de ella, Valant Gramarye. Claro está, su actuación no fue la primera, al ser él “la gran estrella” de la tarde. Varios magos menores, algo así como “teloneros”, actuaron en primer lugar. Entre ellos, ¡quién iba a imaginarse que lo encontrarían precisamente a él como ayudante!

    —¡Bien, damas y caballeros! —dijo el presentador de turno, concluyendo la actuación de uno de los teloneros—. Con esta actuación damos por finalizada la actuación del penúltimo telonero de hoy. Ahora, entran a escena, como últimos magos antes del gran Gramarye, ¡Lady Mysteria y su ayudante, el Chico Enigmín!

    —Buf, qué pesados, ¡quiero ver ya al tío Valant!

    —Ja, ja, ja, ¡no seas impaciente, Trucy, ya llegará el momento! —Apollo, tras decir esas palabras, fijó su atención en los dos últimos teloneros. Uno era alto y tenía extraño tupé, de pelos rubios y perilla, llevando un antifaz negro y un traje a juego; y la otra, la auténtica maga, era rubia, ojos celestes ocultos tras un antifaz rosado, y un traje igualmente a juego, con capa incluida. Ella comenzó a hablar.

    —Damas y caballeros —mientras pronunciaba sus palabras, los encargados del decorado colocaban al extremo derecho del escenario una de esas ruedas que utilizan los magos para sus espectáculos de arrojar cuchillos. Lady Mysteria se acercaba lentamente a ella, y se colocó allí, colocándose en el centro de la rueda, atando sus manos y pies—. ¿Quién no ha visto el clásico espectáculo de los cuchillos? —otro de los encargados colocaba una cinta roja alrededor de los ojos del ayudante, que sujetaba una pistola—. Hoy, realizaremos ese mismo espectáculo, ¡pero de forma que ningún mago lo ha hecho hasta hoy! ¡No usaremos cuchillos, sino una pistola perfectamente cargada, y no será el ayudante el que ponga en riesgo su vida, sino yo misma la que se arriesgue!

    Todos se sorpendieron.

    —¿El espectáculo de arrojar cuchillos… con una pistola? Espero que ese joven sepa lo que se hace —comentó Apollo

    —Vale, lo confieso —dijo la maga, que ya comenzaba a girar en la rueda—, no utilizamos cuchillos porque aquí el chico Enigmín es demasiado patoso para ello, ¿verdad, chico?

    Todos rieron ante el comentario, mientras el ahora ciego Enigmín seguía sosteniendo su pistola, apuntando a su jefa.

    —¡Bien, Enigmín! ¡Muéstrales de qué eres capaz! —ella seguía girando—. ¡Confío en que no agujerees demasiado mi cuerpo por tu torpeza, ¿eh, chico?! —de nuevo, rieron, y entonces el show comenzó. “Enigmín” parecía nervioso, y con su mano temblorosa, apuntaba a la joven maga.

    —Está muy nervioso —cuchicheaba Apollo, al igual que otros muchos espectadores preocupados—, a este ritmo, acabará haciéndole daño…

    —Tranquilo, Apollo, los magos saben qué es lo que se hacen —dijo sonriente Trucy—. No van a fallar, dalo por hecho.

    Dicho eso, tres disparos se sucedieron, y los tres dieron muy cerca del cuerpo de Lady Mysteria, agujereándose el tablón de madera que hacía las veces de rueda, sin dejar de girar. Acto seguido, ella dijo:

    —¡Guau, querido torpón, esas balas me han hecho hasta cosquillas! ¡Vamos, un poco más arriba está mi cabeza, ¿recuerdas que te bajé el sueldo?! ¡Estás deseando clavarme una bala en la frente, ¿eh?

    Todos rieron ante eso, pero el ayudante seguía muy tenso… hubo otros dos disparos que sonaron fuerte, y se vieron dos agujeros a ambos lados de la cabeza de Lady Mysteria. La gente calló de repente, tensos por la peligrosidad de la actuación. Sin dejar de apuntar, ella, Lady Mysteria, agachó la cabeza, y Enigmín, pareciendo aún más tenso, disparó una vez más.

    Hubo un silencio. La cabeza de Mysteria estaba agachada aún, y ella no respondía. De repente, cuando por el giro quedó bocabajo, se vio gotear sangre.

    Un horror generalizado cubrió la zona en ese momento, y uno de los espectadores gritó:

    —¡La ha matado! ¡L-Le ha dado! ¡¡Está muerta!!

    Quitándose la venda de los ojos, el joven ayudante quedó estupefacto al ver el cadáver sin vida de Mysteria, girando y girando en aquella rueda.

    Apollo tapó los ojos de Trucy al ver aquello y apretó sus dientes.

    —No… no puede ser.
     
    Última edición: 9 Mayo 2014
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    Escritor
    Título:
    Thomas Fate: Ace Attorney
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    8176
    Y de repente, tanto Apollo como yo nos encontramos ante la defensa en dos casos distintos, que claro está, desconocíamos estaban fuertemente relacionados. Dos casos sucedidos de la misma forma y al mismo tiempo.

    Yo ya me encontraba investigando el caso concerniente, cuando Apollo y Trucy regresaron a la oficina tras presenciar aquella horrenda escena.

    —No es posible, ¿cómo es posible, Apollo? —se quejaba la maga, incrédula de lo que acababa de suceder.

    Apollo suspiró. Sabía lo que significaba para esa chica la magia, y algo como eso…

    —Fue un accidente, Trucy; los accidentes ocurren, más cuando se manejan pistolas y demás.

    —¡Pero no lo entiendes! Me refiero a que… un ayudante de mago, con ojos vendados, disparando… ¡era obvio que había truco!

    Entonces Apollo lo reflexionó seriamente. Era obvio que había truco, claro está, ¡cómo había podido no pensarlo antes! Pero aun así, le seguía resultando, completamente, obvio que fue un accidente. Que la muerte de esa maga, de Lady Mysteria, fue un desafortunado accidente.

    Entonces Apollo tomó asiento en su escritorio, y fue en ese preciso momento cuando notó que había una carta sobre él. Era mi carta, la que yo le dejé para decirle que no estaba allí en ese momento, que atendía un caso. Además, en la carta le informaba sobre otra carta que había en el buzón cuando yo llegué, carta que iba dirigida al señor Wright. La dejé justo al lado de mi carta.

    —Hm, parece que Tom está ocupado en un caso. Y dice que esta otra carta es para el señor Wright, y que estaba en el buzón. Hmm, no me gustaría abrirla…

    —¡Lo haré yo! —Trucy, enérgica, agarró la carta.

    —¡Espera, Trucy, no deberías…! —en ese preciso instante, sonó el teléfono de Apollo, obligando a Trucy a detenerse para poder atender y saber qué sucedía—. ¡Es el señor Wright! —exclamó Apollo justo antes de coger el teléfono, provocando la identidad del que llamaba que la chica soltase la carta en su lugar—. ¿Sí?

    —¿Apollo? —la voz del jefe sonó algo extraña, como de costumbre.

    —¡Señor Wright! Hace tiempo que no sabemos de usted, ¿qué tal por Europa? ¿Cuándo volverá?

    —Bien, bien, aún estaré algún tiempo más, pero pronto estaré allí, podéis estar tranquilos. Mi… mi llamada era para pedirte algo.

    —¿Huh? ¿Y de qué se trata?

    —Verás, acabo de recibir una llamada de un amigo mío, Larry Butz, ¿recuerdas su nombre?

    —¡Oh, sí, ha hablado muchas veces de él! El gafe, usted siempre me contaba que solían decirle: “si algo huele mal…

    Y Trucy complementó su frase: “¡pregunta a Larry y él sabrá!”

    —Sí, exacto —se notaba algo extraña la voz de Phoenix Wright—. Pues, veréis, su fama de desafortunado parece ser acertada. Me ha llamado para que lo defienda: ha sido arrestado por asesinato.

    —¿¡Cómo!?

    —Exactamente; por lo visto trabajaba como ayudante en un número de magia en un tal “Illusion’s World” y…

    —N-No puede ser, señor Wright. ¡Nosotros hemos presenciado ese crimen! Así que era Larry Butz, su amigo…

    —¿En serio habéis sido testigos? Supuse que Trucy querría ir a un sitio así, pero qué casualidad que precisamente estuvieseis allí. En fin, vosotros, mejor que nadie, sabréis qué ha sucedido.

    Apollo asintió, pese a que el jefe no podía verle.

    —Le disparó en la cabeza, fue un accidente. Vimos claramente cómo la mataba, por error, pero lo hacía.

    —Pues él afirma que no lo hizo. Que él no la mató.

    —¿C-Cómo es eso posible?

    —¡¡Lo ves, papá está conmigo!! —corroboró Trucy.

    —Hmm… no estoy seguro de cómo, pero, pese a que Larry es un cabeza hueca, sé que no miente. Yo no puedo defenderlo, pero… ¡confío en que tú podrás, Apollo! Hazme ese favor; defiende a Larry en el tribunal. Consigue un veredicto de inocencia.

    —¿I-Inocencia? Señor Wright, yo… —entonces, Trucy agarró el teléfono y dijo:

    —¡No te preocupes, papá, Apollo defenderá a Larry!

    —¡Eh, que yo no he dicho que…!

    —Ja, ja, ja, ¡así me gusta! —se alegró Wright—. Bueno, os tengo que dejar, Trucy, Apollo. Gracias por el favor. Llamaré en otro momento, ¿de acuerdo?

    Y colgó. En ese momento, Apollo suspiró, y se levantó del asiento.

    —¿A dónde vas? ¿A hablar con Larry?

    —Qué remedio —dijo Apollo—. Tengo que intentar ayudarle.

    —¡Te acompaño! —propuso la pizpireta maga, pero Apollo negó con la cabeza.

    —No, deberías quedarte. ¿Y si llega algún otro cliente? Tom tampoco está, deberías estar aquí, la oficina no se puede quedar sola. Anda, no te preocupes, ¡estaré bien!

    Trucy se cruzó de brazos, resignada, y entonces Apollo se despidió con un gesto de su mano mientras abandonaba la sala.

    En ese momento, cayó en la cuenta la maga de que se les había olvidado contarle al jefe acerca de la carta en el buzón. Curiosa, Trucy miró el destinatario, tendándose en la posibilidad de abrirla.

    —Maya Fey, ¿eh? —se dijo.


    Al mismo día siguiente, en la mañana, tuvo lugar el juicio, tanto el mío como el de Apollo, casi al unísono, en salas casi contiguas del mismo juzgado. Y Apollo, nervioso, no sabía cómo afrontar el juicio que se le venía encima… la entrevista con Larry no había aportado mucha luz: se limitó a exclamar que no era culpable, pero decía que “no podía” explicar por qué.

    Resignado, Apollo llegó al juicio… prácticamente sin nada que usar a su favor. Conseguir un veredicto de inocencia le resultaba difícil, cuando en su mente brillaba que lo más adecuado era alegar que todo fue un accidente. Pero… debía intentar no fallarle al señor Wright.

    A partir de aquí, ignoro en parte los detalles de lo que aconteció en el juicio, así que mejor será ponerse en la piel del mismísimo Apollo…


    Juicio, Día 1, Apollo

    Ugh. Genial. Esto es francamente genial. Mi cliente afirma ser inocente pero se niega a explicar su inocencia. No tengo ninguna prueba que pueda acreditar nada, y encima, no tengo ni idea del fiscal asignado al caso. No sé nada de él, salvo que es extranjero, y viene de alguna ciudad cercana a Londres.

    Eso sí… el Juez… me es agradablemente conocido.

    —Uhm… no me mire así, señor Justice —vaya, Ice, ni que no pudiese apenas sonreírte. Tú y tus formalismos—. No crea que habrá tratos favorables en este tribunal.

    Ahora que lo pienso, que mi amigo Ice sea el juez del caso… no sé yo si será beneficioso o perjudicial.

    —Señor Justice… ¿y el fiscal?

    —Eh, ni idea, Su Señoría —es la primera vez que estoy en un juicio presidido por Ice. Se me hace extraño tratarlo de Señoría, pero qué remedio, supongo—. Puede que ande un poco desorientado, al fin y al cabo, es extranjero…

    El fiscal encargado del caso… no sé casi nada de él. Me pregunto quién será.

    —Oh, sí, procedía de… una ciudad cercana a Londres, algo como Laby… Labyron…

    —¡Labyrinthia, Milord! —¡guao! Qué intervención tan triunfal.
    Hmm. Así que este es el fiscal. Qué… peculiar. Pelos rojos como llamas, mirada firme, camisa blanca y… eso, ¿eso que lleva enganchado a su cinturón es una espada?

    —Ya era hora, acusación. Si no le importa, me gustaría conocer su nombre. Tengo entendido que acaba de registrarse usted como fiscal, ¿es su primer caso?

    —Mi nombre es Alexandre Flamair. Y pese a que soy nuevo como “fiscal” propiamente dicho… he participado en otros juicios como acusación. Pero no eran juicios como este.

    Qué… raro.

    —De acuerdo. Y dígame, ¿cómo es que se encuentra en América?

    —Simple y sencillo, Milord. No vine con motivos de trabajo, sino personales. Pero al oír de este caso, la simple palabra “magia” despertó mi curiosidad.

    Este tipo, ¿de dónde sale? Nunca he escuchado esa ciudad de donde dice venir, Laby… bah, como se llame.

    —En fin, fiscal Flamair, cuando quiera puede comenzar con el alegato inicial.
    Eso de llamar a Ice… digo, al Juez, “Milord”, es ya de por sí extraño. Este tipo es raro, veamos qué es lo que me espera en este juicio.

    —Cómo no. La víctima era maga. Una especie de “bruja” —¿bruja…?—. Pero sus hechizos no eran más que trucos, ya ve usted. Aunque… algo salió mal. La víctima, conocida artísticamente como Mysteria, en realidad se llamaba Sheila Kaula. Practicando un truco de magia consistente en atarse a una rueda giratoria y dejar que su ayudante, el acusado, dispare temerariamente a sus alrededores con una pistola, acabó muriendo… en manos del acusado, Larry Butz. Una de esas balas acabó mortalmente con su vida. ¡Fue un terrible crimen!

    —¡Protesto! En todo caso, no fue más que un accidente, fiscal Flamair, ¡mi cliente llevaba puesta una cinta roja que cubría sus ojos! No podía ver donde apuntaba.

    —Ah, “protesto”, llevaba años sin oír esa palabra. Usted me ha recordado con esa pose suya, apuntándome con el dedo, a cierto Caballero de azul —¿C-Caballero de Azul? Este tío está como una regadera—. En fin, yo no diría accidente, Caballero de Rojo —oh, genial, yo soy el rojo, claro—. ¡El crimen fue premeditado!

    —¡P-Protesto! ¿¡Qué demonios está diciendo, fiscal Flamair!? ¿¡P-premeditado!? ¡Eso es imposible!

    —Protesto. Envaina tu espada, el duelo aún no ha comenzado, Caballero de Rojo. Comencemos poco a poco. Aclaremos la naturaleza de los hechos. La acusación llama al
    estrado al policía a cargo de la investigación: el inspector Gumshoe.

    Vaya. Parece que esta vez no he coincidido con la inspectora Skye como la inspectora encargada de mi caso. Creo que es la primera vez que esto sucede…

    Bien. Este tipo, Gumshoe… no parece un hueso muy duro de roer. La inspectora Skye impone más que él, desde luego.

    —Nombre y profesión, testigo.

    —Dick Gumshoe. Inspector del departamento de homicidios —parece estar molesto por algo.

    —Bien. Cuéntenos los detalles sobre el caso, inspector.

    —Claro. Cómo no…

    Definitivamente, le sucede algo. Parece preocupado por algo. Pero probablemente, su preocupación no tenga relación con el caso.

    En fin, ¡veamos que nos cuenta este inspector! En cualquier caso, Flamair parece convencido de que el crimen fue premeditado. Me pregunto cómo demonios puede estar seguro de eso.


    La víctima murió por un disparo en la parte superior de la cabeza. He aquí el informe de la autopsia, para que lo comprueben. Obviamente la hora de la muerte coincide con el espectáculo; fue muerte instantánea.

    El acusado llevaba esa cinta roja alrededor de los ojos, sí. Y se situaba justo en frente de la víctima, disparando con su pistola.

    Hubo en total seis disparos, de los cuales uno fue el mortal, y el resto agujerearon la rueda en que se encontraba la víctima.

    Obviamente, hemos comprobado, por si las moscas, que la bala que mató a la señorita Kaula procede de una pistola del mismo tipo que la que usaba el acusado en el espectáculo. No hay duda de eso.

    El fiscal Flamair… afirma que el crimen fue premeditado. Y eso se debe a que hay pruebas que demuestran que el acusado podía ver con claridad, incluso con la cinta roja.


    Un testimonio verdaderamente útil. Aun así, Gumshoe no parece del todo convencido. Seguro que puedo obtener algo de ese testimonio. Necesito más datos…

    —Bien, comience el interrogatorio cuando plazca, señor Justice.

    Está bien, ¡allá vamos!


    La víctima murió por un disparo en la parte superior de la cabeza. He aquí el informe de la autopsia, para que lo comprueben. Obviamente la hora de la muerte coincide con el espectáculo; fue muerte instantánea.


    —¡Un momento! —aquí… ¿hay algo raro? —. Ese informe de la autopsia, efectivamente, dice que el disparo se recibió en la parte superior de la cabeza…

    —Eso ha declarado mi testigo.

    —Hmmm…

    —¿Cree la defensa que hay algún problema con el testionio?

    ¿Hay algún problema con el testimonio de Gumshoe…?

    —No, su Señoría. La defensa no tiene nada que objetar —aún es pronto. Si propongo hipótesis sin pruebas, al final estaré en un callejón sin salida. Primero debo exprimir al máximo el testimonio del inspector y obtener todas las pruebas posibles.


    El acusado llevaba esa cinta roja alrededor de los ojos, sí. Y se situaba justo en frente de la víctima, disparando con su pistola.


    …Este punto es muy interesante.

    —¡Un momento! Sí, creo recordar que se encontraba justo enfrente. Yo mismo lo presencié, pero…

    —Es lo que he testificado. ¿Qué hay con eso, colega?

    —Es solo que… me gustaría tenerlo en mano —realmente algo como un diagrama me vendría execelente—. Fiscal Flamair, ¿existe alguna especie de diagrama en que aparezca la situación de los presentes en el escenario?

    Vamos, Flamair, dime que sí.

    —Naturalmente que existe. Hay un dibuj… quiero decir, diagrama de la escena del crimen. La defensa comprobará en él que el punto marcado en azul es el acusado, y el punto marcado en rojo, la víctima. Están completamente frente a frente.

    —Ajá. Gracias, fiscal Flamair. Prosigamos el interrogatorio —¿iba a decir “dibujo” en lugar de plano o diagrama? Qué hombre más peculiar.


    Hubo en total seis disparos, de los cuales uno fue el mortal, y el resto agujerearon la rueda en que se encontraba la víctima.


    —¡Un momento! Si no me equivoco, se sucedieron tres en un instante, luego otros dos, y luego disparó el sexto, que fue el que dio en la cabeza de la víctima provocando su muerte, ¿no es así?

    —Sí, creo que sí.

    —Y dígame, inspector Gumshoe —la pregunta salta a la vista—. Si hubo más disparos, ¿dónde están los casquillos de las balas del resto de disparos?

    ¿P-Por qué motivo él se muerde el labio?

    —Verá, Caballero de Rojo, la inquisi… digo, acusación responderá en nombre del testigo —me parece que definitivamente no quiero saber por qué el Fiscal Flamair ha estado a punto de decir “inquisición” —. No se encontró ningún rastro del resto de disparos. Las balas simplemente no estaban por ninguna parte.

    —¿Q-Qué?

    —¿Cómo es eso posible?

    Es definitivamente extraño. ¡Pero hubo más disparos! Todos vimos y oímos como se disparaba. Independientemente del truco que haya, hubo disparos. Eso solo deja lugar a una posibilidad.

    —Milord, la única posibilidad que la acusación ve factible es que alguien debió llevarse los casquillos del resto de balas.

    —Hmm. Sin duda, es una posibilidad.

    Pero, ¿quién podría llevárselos? Estoy seguro que el fiscal Flamair cree que fue Larry. ¿Realmente él fue quien cogió esos casquillos? Hmm.

    —Continúe con el interrogatorio si gusta, Caballero de Rojo.


    Obviamente, hemos comprobado, por si las moscas, que la bala que mató a la señorita Kaula procede de una pistola del mismo tipo que la que usaba el acusado en el espectáculo. No hay duda de eso.


    De una pistola del mismo tipo no implica necesariamente de la misma pistola. Pudo haber más de una pistola igual en la escena… ¿es posible que verdaderamente el asesino no fuese Larry, y que fue otra persona quien mató a Enygma?

    Mmm. Desde que ha comenzado este testimonio hay algo que no encaja.


    El fiscal Flamair… afirma que el crimen fue premeditado. Y eso se debe a que hay pruebas que demuestran que el acusado podía ver con claridad, incluso con la cinta roja.


    —¡Un momento! La defensa querría saber cuál es exactamente esa “prueba”.

    —¡Muy fácil, resulta que…!

    —¡Protesto! Inspector, le ruego que no le robe protagonismo a la acusación —eso ha sido… egocéntrico, cuanto menos—. Verá, Caballero de rojo. Póngase usted mismo la cinta roja, y díganos que ve.

    —D-De acuerdo —no sé qué pretende demostrar, pero… me pondré esta cinta—. No veo nada.

    —Eso es porque está del revés. Póngasela del revés.

    —Está bien —¿realmente no da lo mismo? … oh… ¡Oh! —. P-Puedo ver. Esta tela es translúcida desde este lado —será mejor que anote todo esto. Ahora comienzo a comprender.

    —Como show de magia que era, obviamente esto tenía truco —cierto, Flamair. No es lógico que alguien se arriesgue a disparar a ciegas. Pero aun así, ¿será posible? ¿De verdad Larry, según me lo describió el señor Wright, sería capaz de disparar con tal precisión? ¿Pondría de hecho alguien su vida en manos de ese chico? “Si algo huele mal, pregunta a Larry y él sabrá” —. ¿Comprende ahora el Caballero de Rojo por qué estoy firmemente convencido de que el asesinato fue con dolo? ¡Él podía ver perfectamente dónde apuntaba, y decidió apuntar a la cabeza de la víctima!

    —¡Protesto! —en estas circunstancias, es una locura abocar por la absolución. Por ahora defenderé que todo fue un accidente—. ¡Pudo ser un mero error! Pudo apuntar mal, un simple error de cálculo. Después de todo, la rueda giraba continuamente.

    —¡Protesto! Sí, puede haber un error, pero, ¿un error tan preciso como para impactar justamente en el mismo centro de la parte superior de la cabeza?

    —… Tiene razón. Pero precisamente la naturaleza de la herida… es lo que me escama —está claro. ¡Hora de volver a aquella frase sospechosa! — ¡Testigo! ¿Podría repetir su testimonio, si es tan amable?

    —Tche.

    Ahora sí. Ahora tengo toda la información que quería recopilar, ¡hora de mostrar esa contradicción tan evidente en el testimonio de Gumshoe!


    La víctima murió por un disparo en la parte superior de la cabeza. He aquí el informe de la autopsia, para que lo comprueben. Obviamente la hora de la muerte coincide con el espectáculo; fue muerte instantánea.


    —¡Protesto! —…mmm. Yo mismo fui testigo, y sé cuál es la respuesta a esta contradicción. Lo que no sé es qué significa—. Señor Gumshoe. El informe de la autopsia se complemente a la perfección con su testimonio.

    —¡Exactamente! El disparo en la cabeza fue en la parte superior de la cabeza, eso es innegable.

    —Claro, es completamente innegable. Pero supone una contradicción. Fijémonos en el diagrama de la escena del crimen. Vemos como claramente, el acusado está justo en frente de la víctima. Y por tanto el disparo… desde ese ángulo… ¿dónde debería haber impactado, señor Gumshoe?

    —Está claro, en el centro de la parte sup… ¡oh!

    —Exacto —está clarísimo—. El disparo tuvo que impactar en la frente de la víctima, puesto que el acusado estaba frente a la víctima. ¡Nunca pudo estar la herida en la parte superior de la cabeza!

    —¡Ah! —el inspector Gumshoe parece aliviado—. Eso… es cierto, ¡sabía que había algo raro! Ese mequetrefe no mataría a nadie —así que eso le sucedía. Debe conocer de algo a Larry, y no quería creer que él hubiese matado, aún por accidente, a nadie.

    No se preocupe, inspector… usted, Larry, el señor Wright… no decepcionaré a nadie. Esto es realmente muy raro, ¡puede que haya un rayo de luz en este caso!

    —¡Protesto! —oh, no. El fiscal Flamair—. Eso tiene una explicación muy lógica, Caballero de Rojo —sí, yo presencié lo que sucedió, y sé a qué te refieres. Aun así, es extraño—. ¡Milord! Solicito que entre un nuevo testigo para que esclarezca los hechos referentes al ángulo del disparo.

    Un nuevo testigo. Supongo que será alguna de las personas que estaban entre el público.

    —De acuerdo. Que entre el nuevo testigo.
    E-Espera un momento. ¿En serio?

    —¡Hola, Ice, Apollo! —no puede ser, ¿¡él es el testigo!? —. ¿Y esas caras? Deberíais alegraros de volverme a ver.

    —C-Clay, ¿tú eres el testigo?

    —Sin duda, no esperaba algo así en mi tribunal —Ice parece estar igual de contrariado que yo. Pero a Flamair le hace gracia la situación.

    —Parece que ahora mismo soy yo el único desconocido en este Tribunal, por lo que veo. Me ahorraré pues que ofrezca su nombre y profesión. En fin, ¡testigo, díganos! ¿Cómo es posible que la bala impactase en la parte superior de la cabeza de la víctima? Díganos qué vio exactamente durante esa actuación.

    Tengo que ¿interrogar a Clay? Oh, dios mío, no sé por qué pero esto no me gusta nada.


    Yo… estuve presente en aquella actuación. ¡Tenía muchas ganas de ver en acción a Vallant Gramarye! Pero al final todo se truncó.

    Ellos eran los últimos teloneros antes de la esperada actuación de Gramarye, pero bueno, ya saben lo que sucedió. No era más que su primer número de todos los que iban a hacer, y salió mal. Uno de los disparos le dio en la cabeza a Lady Mysteria.

    Aunque fue raro… justo segundos antes del disparo mortal, ella, la víctima, dejó caer su cabeza, quedando mirando hacia abajo.

    Eso explicaría por qué la herida estaba en la parte superior de la cabeza. Si de verdad fue el acusado, pudo haberlo hecho.


    ¿Desde cuándo le gusta a Clay la magia? Mmm… sí, yo presencié lo mismo. Instantes antes del crimen, la víctima agachó la cabeza. Pero, ¿por qué? Casi fue como si se desmayase o se quedase dormida.

    —Ya lo ve, Caballero de Rojo. No tiene nada que hacer —¡eek! E-Esa espada con la que me apunta, ¿es de verdad? ¡Ice, dile algo, armas en el tribunal no, por favor! —. Está claro que el asesino pudo disparare en la parte superior de la cabeza, en el centro del cráneo.

    —Sí, parece ser que pudo ser así —genial, “Su Señoría”, aquí puede traer el fiscal Flamair espada y todo, que no piensa decirle nada. En fin…

    —La defensa interrogará al testigo —uf, nada menos que Clay.

    —Trátame bien, Apollo —al menos, me alegro de que haya recuperado su actitud positiva. Se le ve recuperado del golpe del “caso amargo”.

    ¡Bueno, Apollo Justice! ¡Vamos a ello!


    Yo… estuve presente en aquella actuación. ¡Tenía muchas ganas de ver en acción a Valant Gramarye! Pero al final todo se truncó.


    —¿Así que te gusta la magia?

    —¡Me encanta! ¡Soy un gran fan de Gramarye!

    —Ugh, es la primera noticia que tengo sobre eso.

    —Hay muchas cosas de mí que no sabes, Apollo —sí, seguro que sí.

    —¡Protesto! —agh, qué brusco, Flamair. ¡D-Deja de apuntarme con esa espada—. Las charlas entre amigos no le interesan a este tribunal. Cíñase al interrogatorio, Caballero de Rojo.

    —Protesta aceptada. Nada de divagaciones, señor Justice —¿¡y qué hay de Clay, acaso él no ha divagado!? Parece que aquí todos van en mi contra.

    —Eso, Apollo, ¡nada de divagar! —…mejor ni te contesto, Clay Terran. Sigamos y ya.


    Ellos eran los últimos teloneros antes de la esperada actuación de Gramarye, pero bueno, ya saben lo que sucedió. No era más que su primer número de todos los que iban a hacer, y salió mal. Uno de los disparos le dio en la cabeza a Lady Mysteria.


    Mmm… los disparos. Esos casquillos de bala desaparecidos.

    —¡Un momento! ¿Oíste tú también seis disparos, cierto?

    —Ajá.

    —¿Y por algún casual, viste alguno de los casquillos de bala en el suelo?

    —Ehm… no, creo que no. Supongo que caerían por la parte del escenario que cubría el telón.

    ¡Cierto! En el diagrama de la escena del crimen se ve claramente cómo el telón recogido tapa los extremos tanto izquierdo como derecho del escenario. Sí, lo más lógico es pensar que las balas cayeron por allí… en el lado derecho, detrás de la rueda.


    Aunque fue raro… justo segundos antes del disparo mortal, ella, la víctima, dejó caer su cabeza, quedando mirando hacia abajo.


    Yo… yo también vi eso. Pero lo que no entiendo es, ¿por qué?

    —¡Un momento! —definitivamente hay algo raro—. Clay… digo, señor Terran, sí es cierto que ella agachó la cabeza. ¿Pero por qué?

    —Mm, ¡no lo sé! No soy adivino ni nada de eso, ¡pero! —Clay parece pensativo—. Ahora que lo dices, fue como si agachase la cabeza bruscamente. Quiero decir, ¡dejó caer su cabeza, de pronto! Casi como si estuviese dormida o desmayada.

    —Supongo que pudo ser dormida con somnífero —¿hmm? Eso que ha dicho el fiscal Flamair…

    —Sí, es una posibilidad.

    —¿Sucede algo, señor Justice? Parece pensativo. ¿Hay algún problema con la afirmación del fiscal Flamair?

    Eso, Apollo, ¿hay algún problema? … Sí, claro que lo hay.

    —¡Su Señoría! Hay una clara contradicción en las palabras de la acusación.

    —Bien, pues estaré encantado de ver una prueba que demuestre ese problema del que habla.

    —Fácil. El informe de la autopsia.
    Parece que Flamair ya se ha dado cuenta.

    —…Hmpf.

    —En el informe de la autopsia no se dice absolutamente nada de que se encontrase somnífero en la víctima. Luego podemos deducir que no había nada por el estilo que le hubiese provocado ese sueño.

    —Podría haberse desmayado, simplemente.

    —Mm, no lo creo, fiscal Flamair —Clay, veo que tú mismo explicarás las cosas por mí —. Verá, ella se veía muy alegre, muy despierta, ¡no creo que se encontrase mal! De hecho, segundos antes de que su cabeza se agachase había bromeado y reído, ¡y una persona a punto de desmayarse no suele encontrarse precisamente bien!

    —… —¿q-qué hace? Parece que coge impulso para golpear el atr… ¡eeek! Sí, eso ha hecho—. Muy bien, entonces, ¿¡por qué demonios bajó la cabeza!?

    —Eso mejor… te lo dice aquí mi amigo Apollo —¡oh, gracias, Clay!

    Pero pensémoslo bien. Si no se desmayó y no la drogaron, solo hay una explicación posible. Y por muy improbable que sea, debe ser la verdad. ¡Puede que realmente Larry sea inocente!

    —Su Señoría, está claro que la única explicación posible a ese movimiento de cabeza que hizo la víctima es que perdió de una forma u otra el conocimiento. Y si no pudo ser sueño o desmayo… solo queda una opción: muerte.

    —¿C-Cómo?

    —Sí, estoy diciendo que cuando la víctima dejó caer su cabeza ya estaba muerta.

    —¡Protesto! —oh, no, aquí viene el golpe con impulso otra vez—. ¿Qué locuras está diciendo, Caballero de Rojo? ¡Nadie oyó ningún disparo más! Fueron seis los disparos que se oyeron, y seis los disparos que hubo, y uno de esos seis disparos mató a Mysteria.

    —¡Protesto! No, se equivoca, Flamair. Es perfectamente posible. Recuerde que no se han encontrado los casquillos de bala, ¡no sabemos si hubo un disparo extra que procedió del techo, dándole en la parte superior de la cabeza a la acusada y muriendo antes de que mi cliente disparase el último disparo.

    —¡Protesto! ¡Bobadas! ¿Cómo entonces es que nadie escuchó el disparo?

    No entiendo cómo el fiscal Flamair puede dejar pasar algo tan obvio…

    —Un silenciador, fiscal Flamair, bastaría para que un séptimo tiro no produjese sonido alguno.

    —¡P-pero qué brujerí…! Agh, está bien igualmente, ¿puede probar que hubiese algún asesino volador en el techo, acechando con una pistola?

    Mientras no tenga las balas, no sabré cuántos disparos hubo, y de esa forma es imposible demostrar nada. ¡Necesito esos casquillos de bala! ¿Dónde pueden estar?

    Veamos, según el testimonio de Clay, lo más probable es que estuviesen en el ala derecha del escenario, detrás de la rueda y oculto por el telón. Necesito saber qué oculta ese telón, ¡seguro que hay algo que explique la desaparición de las balas! Y para saber qué escondía el telón…

    —No tengo aún pruebas, fiscal Flamair, pero me gustaría llamar al estrado a un nuevo testigo —quizás sea arriesgado subir a ese hombre al estrado, pero es mi única opción ahora mismo—. ¡El acusado, Larry Butz!

    —¿Quiere subir a su cliente al estrado? —sí, Ice, sé que quizá este tío me traiga más problemas que soluciones, ¡pero es lo único que puedo hacer! Aunque él se negaba a explicar por qué estaba tan convencido de que era inocente, ¡yo mismo haré que se sienta tan arrinconado que acabe hablando!

    —Sí, su Señoría.

    Uff. Estoy incluso nervioso. Larry está temblando, ese antifaz y esa chistera, junto a ese extraño traje de mago…¿desde cuándo es mago? El señor Wright parecía sorprendido de que fuese ayudante de mago. Definitivamente, parece el típico hombre que no encaja en ningún sitio. Un imán de problemas, según Wright.

    —Nombre y ocupación.

    —E-Enigmín, ¡señor! ¡El mago Enigmín!

    —Digo su nombre real, testigo.

    —¡Larry Butz, señoooor!

    …Definitivamente, está realmente nervioso. Así va a ser complicado obtener algo útil de él.

    —Bien, señor Justice, usted ha querido que el testigo suba, sea usted el que diga de qué demonios quiere que hable.

    Mmm. Necesito que Larry me diga que escondía su truco de magia, cómo lograron hacer “desaparecer” todas las balas. Es imposible que él las recogiese, pues estaban demasiado lejos, en la otra parte del escenario, ¡hay algo extraño ahí!

    Así que, ¿cuál sería la mejor manera de preguntarlo? Supongo que lo mejor sería algo sencillo, pero sobre lo que no creo que vaya a agradarle declarar.

    —Está bien. Señor Butz, por favor, declare sobre los detalles del truco que se realizó en el momento del crimen.

    —¿E-El truco?

    —Así es. Si es tan amable.

    Lo sabía. No parece convencido. Esto… va a ser difícil, me temo.


    ¿E-El truco? ¡No hubo ningún truco! Quiero decir, ¡es habilidaaaaad!

    Soy experto en disparar, ¿sabe usted? ¡Mi puntería es infalible! No existe truco alguno, ¡ningún truco! Disparé yo, y punto, ¡el truco es mi talento!


    —… —Agh, está demasiado cerrado en sí mismo. Seguro que no quiere quebrar la máxima de “un buen mago nunca revela sus trucos”, pero, llegar a esto… eh, un momento. Mi brazalete… creo que ha reaccionado. Tal vez sea lo que necesito ahora mismo.

    —… Je. Un testimonio “revelador” —no te burles, Flamair, obtendré información pase lo que pase, ¡poco a poco ese testimonio acabará siendo la llave a la verdad!

    —… de cualquier forma, ¡la defensa solicita un interrogatorio!

    —Justice, más le vale no hacernos perder el tiempo —uf, esa presión no ayuda, “Su Señoría Ourano”.

    Vale, Apollo, ¡veamos esos tics nerviosos!


    ¿E-El truco? ¡No hubo ningún truco! Quiero decir, ¡es habilidaaaaad!


    Ya, habilidad. Estoy seguro de que ni siquiera en una feria acertarías con una pistola. Pero mi brazalete no reacciona ante esta frase. Después de todo, él en sí está nervioso. Debe calmarse un poco para que yo pueda notar algún tipo de tic.


    Soy experto en disparar, ¿sabe usted? ¡Mi puntería es infalible! No existe truco alguno, ¡ningún truco! Disparé yo, y punto, ¡el truco es mi talento!


    Aquí, ¡mi brazalete reacciona! Estoy seguro de que debe tener algo que ocultar. Algo más allá de la simple idea de “un buen mago nunca revela sus trucos”. Veamos… ya siento como el brazalete aprieta, y mi vista se agudiza. ¿Sus ojos? No, no hace ningún movimiento extraño con sus ojos ni nada. ¿Qué hay de sus manos? La mano derecha parece quieta, no veo nada raro en ella. ¿Y la izquierda? Tampoco. Qué extraño… debería de haber algo que muestre un tic.

    …Un momento. ¡Eso es!

    —¡Te tengo! —no sé por qué, pero me parece que le he visto hacer ese movimiento antes. Quizá por eso al principio no lo identifiqué como un tic. Pero lo hace justamente al pronunciar ciertas palabras, ¡debe ser eso! —. Señor Butz, he notado que usted inclina ligeramente su cabeza hacia un lado cuando dice las palabras “Disparé yo”. ¿Me equivoco al pensar que está mintiendo?

    —¿P-P-Pero cómo has…?

    Vamos Justice, ¡te acercas!

    —¡Señor Butz! ¡Usted no disparó ninguna de las balas!

    —¡Protesto! ¿Qué diantres está diciendo, Caballero de Rojo?

    Sí… suena descabellado, pero si ha mentido en eso, ¡es porque él no disparó en ningún momento! Ahí debe de estar el truco.

    —¡N-no! ¡Sí que disparé yo! Y si lo dicen por el hecho de que no podía ver nada, ¡se equivocan!

    Esta cinta que llevo atada a mi muñeca era la que llevaba ayer en la actuación alrededor de los ojos, ¡y esta cinta roja es transparente por uno de los lados, yo podía ver perfectamente a donde apuntaba!

    ¿Pero qué? ¿Qué es esto?

    —Testigo —oh, ¡a cubierto, viene otro golpe recargado del fiscal Flamair! —, ¿¡cómo es posible que…!?

    —¡Eeeek! ¿Qu-Qué he hecho yo ahora?

    Ha estado tan nervioso que ni se ha percatado de lo que ha transcurrido en el juicio.

    —… Señor Butz, esa cinta que usted lleva, ¿cómo es posible que la tenga entre sus manos?

    —¿Eh? Nunca la he perdido, no sé por qué lo preguntáis.

    Definitivamente… esto es raro.

    —Señor Butz, a lo largo de este juicio… esta cinta que tengo ahora en mis manos es la que se presentó como la auténtica cinta que usted tenía alrededor de los ojos.

    —¿Eh? ¿D-Dos cintas? ¿Pero por qué?

    Hmpf. ¿Qué demonios? ¿Hay una segunda cinta roja? Mi brazalete no parece haber reaccionado cuando hablaba de esa cinta que él tiene, por lo que debo suponer que realmente esa era la auténtica que llevaba puesta, pero entonces, ¿de dónde sale la que se ha presentado en este tribunal como prueba?

    —Fiscal Flamair, ¿dónde se encontró esta cinta roja?

    —Me consta que se encontró cercana a la rueda donde se encontraba la víctima.

    Pero Larry estaba muy lejos de esa posición. Sería francamente difícil que su cinta se le cayese justo ahí. ¿De dónde salió esa segunda venda entonces? Madre mía, esto es más extraño de lo que parece.

    Pero una cosa la tengo clara ahora. ¡Larry no disparó!

    —Su Señoría. La defensa querría hacer hincapié en algo. La pistola del acusado, esta pistola presentada como prueba, se nos ha mostrado totalmente descargada. Sin embargo, puedo asegurar —es lo único posible, así que me arriesgaré. No suelo coger chismes de estos….

    —¿Q-Qué hace la defensa? ¡Suelte esa pistola!

    Y entonces, ¡bang! Aprieto el gatillo y suena un terrible estruendo, ¡el estruendo de una pistola al dispararse! Pero el fiscal Flamair no se ha inmutado, pese a que le apuntaba a él.

    —¿Lo ve, su Señoría? No ha habido ninguna bala que saliese de esta pistola, pues estaba totalmente descargada, pero sin embargo, sí que ha producido el ruido propio de una pistola al dispararse. Esta pistola ¡está trucada! ¡Testigo! ¡Quiero que explique esto en su testimonio ahora mismo!

    —¡Eso es testigo! Y esta vez, más le vale no ocultar nada a este tribunal.

    —… Va-vale, ¡hablaré!


    Es cierto. Mi pistola no tenía balas, ¡yo apreté el gatillo para que se oyese el sonido de una pistola, pero ninguna bala salió de mi pistola! No hubo ninguna bala en el espectáculo, ¡por eso no se encontraron casquillos de las mismas!


    ¿Es eso posible, acaso?

    —¡Protesto! —Larry sigue pretendiendo engañarnos. Sé que su pistola no se disparó, pero innegablemente hubo disparos esa tarde. Hubo seis disparos —. Sí que hubo disparos, sí que hubo balas, señor Butz.

    —¡N-No! ¡Tom, ¿de qué lado estás?!

    —Del lado de la verdad. ¡Usted está encubriendo a alguien! ¡A la persona que realmente disparó ayer durante el espectáculo!

    —Supongo que tendrá alguna prueba que demuestre que efectivamente hubo disparos reales, Caballero de rojo.

    —Por supuesto. Ni más ni menos que la rueda donde la víctima giraba y giraba. Está agujereada cinco veces. Y eso, sumado a la bala que la mató, hace un total de seis disparos.
    Larry no disparó. Pero innegablemente hubo disparos en la escena del crimen, además del mortal. Eso hace obvio que una tercera persona estaba presente, alguien que realmente es hábil en el uso de armas de fuego, y en quién sí podría ponerse la suficiente confianza. Larry solo recreaba el sonido al momento exacto de disparar para que pareciese que él era quien disparaba. Pero el verdadero mago utilizaba un silenciador, probablemente.

    —El verdadero mago, el que realmente disparó, como mínimo, las cinco primeras balas, era alguien compinchado con Lady Mysteria y Enigmín. El acusado no disparaba, sino que recreaba el sonido de la pistola, y así todos creíamos que él era quien en realidad disparaba.

    —Pero falla una cosa en tu teoría, Caballero de Rojo —a ver, ilumíname, Flamair—. ¿Cómo podían coordinarse el verdadero tirador y el acusado para representar el sonido de la bala y disparar la bala real al mismo tiempo?

    Cierto. Pero la explicación es fácil. Y eso dará la vuelta al caso, literalmente, además.

    —El acusado usaba una cinta roja que le tapaba los ojos, pero en realidad podía ver a través de ella. Sería lógico si él disparase que la cinta tuviese ese “truco”, pero, si él no disparaba, ¿por qué iba a estar la cinta trucada? ¿Qué necesidad tenía él de ver? Fácil. Él debía indicarle al verdadero tirador el momento y lugar en que debía disparar. ¡Y para eso, debía ver la posición de la víctima en la rueda, que recordemos, no paraba de girar!

    —¡Protesto! Ese auténtico tirador podría ver por sí mismo, ¿por qué iba nadie a indicarle la posición del disparo?

    —¡Protesto! Ese movimiento de cabeza que hizo Butz antes… lo hizo también en la actuación. Supongo que, según cómo moviese la cabeza, la bala debía situarse a la izquierda o a la derecha, sería una especie de código con su compinche. Y él no podría ver porque… estaba al otro lado de la rueda.

    —¿Qué?

    —¡¿Qué!?

    —¡¡¡Shhh!!! ¡¿Por qué revelas el truco, tío?!

    —Su Señoría, ya ha oído al testigo, ¡así fue como en realidad sucedió! ¡Había alguien más en la escena del crimen en ese momento!

    —¡Eeeek! ¡No, para, para! Él no tiene nada que ver —Larry… no sé a quién intentas proteger, pero él está implicado en esto, y debe testificar, sea o no sea el asesino. Aunque si no declaras, no veo la forma de saber quién era el auténtico…

    —¡Un momento! —¿eh? ¿qué? ¿cómo? ¿cuándo? —. ¡¿Clay?! ¿Qué haces a mi lado en el estrado de la defensa?

    —Je, ¡a partir de ahora, soy tu asistente en este caso, Apollo! —oh, dios mío—. ¡Ice! ¡Digo, su Señoría! Yo vi cómo alguien salía de detrás del telón derecho cuando todo el alboroto del disparo pasó. No le vi la cara, pero sus ropas amarillas… su sombrero… ese extraño bastón-varita, ¡y esa capa! ¡Sin duda era…. Valant Gramarye, su Señoría!

    —¿E-En serio, Clay? ¿Por qué no declaraste esto en tu testimonio de antes?

    —¿Alguien me preguntó sobre ello? ¡Menudo abogado, Apollo! —gracias por el halago.

    Valant Gramarye… él era el auténtico tirador. Comprendo que huyese de aquella escena en cuanto sucedió lo que sucedió. Debió pensar que había habido un accidente, otra vez. Por su culpa, y con una pistola, de nuevo, otro accidente. Pero él, ¿sería capaz de cometer un asesinato, aún por accidente? Es un buen mago, no creo que él…

    —Si lo que dice el testi… bueno, “asistente” de la defensa es cierto, entonces, ¡este Tribunal exige que Valant Gramarye, si está presente en la sala, suba al estrado a declarar!

    —L-Lo siento, señor Gramarye —Larry, definitivamente querías protegerle, ¿eh?
    No, ¿bromeas? El tío de Trucy nunca haría algo así. Debo creer en su inocencia. Además, ¡el disparo fue en la parte superior de la cabeza! De haberle disparado él, estaría en la parte trasera, en la nuca. ¡Definitivamente tuvo que provenir del techo!

    Aun así, su testimonio sería vital para resolver todo, así que no me queda otra que escucharlo e interrogarlo.


    —Nombre y profesión.

    —¡Valant Gramarye, el magnífico mago! —no ha cambiado nada. Esto podría suponer un grave problema para él si se demostrase que tuvo algo que ver. Si no me equivoco, está bajo libertad condicional desde hace pocos meses, de ahí que no haya hecho actuaciones hasta ahora.

    —Bien, señor “magnífico”. Declare ante este tribunal acerca de su papel en la actuación que trajo la muerte a la víctima.

    —¡Con gusto!

    Este testimonio, ¡me huelo que será el definitivo de este juicio!

    —¡A por todas Apollo! —oh, ahora tengo “apoyo emocional”. Mira, alguien que esté de mi lado me vendrá bien—. ¡Y recuerda! Somos Clay Terran y Apollo Justice…

    Je. ¿Qué hacer contigo, Clay? No tienes remedio.

    —¡…y estamos bien!


    Es cierto, ¡el gran Valant Gramarye intervino en la actuación de sus teloneros. Aguardaba en las sombras, tras el telón y tras la rueda, esperando a la señal.

    Mi maestría en el manejo de la pistola es encomiable, naturalmente. Sé bien dónde apuntar para no herir a nadie. Pero, por muy mago que sea, ¡no puedo ver a través de los objetos! Por eso, en el ángulo en que me situaba, podía ver perfectamente a mi compañero Enigmín. Él hacía gestos, sí, para indicarme cómo enfocar mi disparo.

    Ejecuté cinco finos disparos, pero, ¡oh, qué desgracia! La pistola quedó encasquillada. No salía la condenada sexta bala. Por ello, hubo una descoordinación entre Enigmín y yo, y él ejecutó el ruido sin que yo disparase la bala. Ergo, hubo seis sonidos y cinco disparos.

    ¡Así es como sucedió! Es reprochable desvelar trucos, ¡pero el abogado ya lo ha hecho de
    todas formas, así que ya se ha roto la magia! Muy triste, sí.



    —Bien, no perdamos más tiempo. Defensa, interrogue al testigo.
    Veamos. Debo dejar claro que él no pudo matar a nadie, además de que es menester que averigüe qué diantres fue de esos casquillos de bala. ¡Muy bien, a por ello! Debería ser relativamente fácil.


    Es cierto, ¡el gran Valant Gramarye intervino en la actuación de sus teloneros. Aguardaba en las sombras, tras el telón y tras la rueda, esperando a la señal.


    —Así que estuvo tras el telón, en el ala derecha, todo el tiempo.

    —¡Ah, joven, gusto volverte a ver! Aunque en estas circunstancias, no es motivo de celebración. Sí, efectivamente, ahí aguardé, pistola en mano. Todas nuestras pistolas, por supuesto, son del mismo modelo, ¡exclusivas de nuestros números mágicos!

    Oh. Así que son modelos exclusivamente para el número de magia.

    —¿De cuántas pistolas disponía en ese momento, entonces?

    —De bastantes, nunca se está bastante preparado. Pero… una de nuestras pistolas desapareció hace un par de días.

    —¿Desapareció? ¿Qué demonios…? —me podía imaginar algo así. Pero parece que el fiscal Flamair no se lo imaginaba.

    —Hmpf. Sigamos entonces con el interrogario.

    Parece que mi teoría tiene razón. Pudo haber… una quinta persona en la escena del crimen.


    Mi maestría en el manejo de la pistola es encomiable, naturalmente. Sé bien dónde apuntar para no herir a nadie. Pero, por muy mago que sea, ¡no puedo ver a través de los objetos! Por eso, en el ángulo en que me situaba, podía ver perfectamente a mi compañero Enigmín. Él hacía gestos, sí, para indicarme cómo enfocar mi disparo.


    Tal y como yo expliqué. Luego…

    —¿Podría indicar en este diagrama su posición exacta en la escena?

    —Mmm. ¡Aquí, claro! ¡Alakazam! —¿ha pintado en el diagrama…?

    Bueno, al menos tenemos señalada su posición. Así que estaba detrás de la rueda, ligeramente desplazado a la derecha de esta. De esta manera podría disparar adecuadamente y podría ver las señas de Larry.

    —Bien, entonces… deduzco por el ángulo que los disparos terminarían… más o menos aquí. Prácticamente en la esquina izquierda del escenario. ¿Se ha revisado que no estén allí los casquillos, fiscal Flamair?

    —Imagino que sí. ¡Gumshoe! ¿Se ha revisado?

    Oh, oh, esa cara me dice que no.

    —Eh, señor, verá, yo… er… ¿cómo íbamos a mirar ahí, si era en la zona trasera al disparador? —a eso lo llamo yo policía competente.

    —¡Serás…! ¡Vamos, quiero que en diez minutos esos casquillos estén en este tribunal!

    —¡S-Sí, señor! ¡En seguida!

    Pobre Gumshoe, se le ve buena persona.

    —Ejem. Bueno, mientras tanto, señor Justice, prosiga con el interrogatorio.


    Ejecuté cinco finos disparos, pero, ¡oh, qué desgracia! La pistola quedó encasquillada. No salía la condenada sexta bala. Por ello, hubo una descoordinación entre Enigmín y yo, y él ejecutó el ruido sin que yo disparase la bala. Ergo, hubo seis sonidos y cinco disparos.


    Seis sonidos, y cinco disparos. Cinco, más el disparo mortal, claro. Maldita sea, si no se hubiese dado esa confusión, no habría parecido sospechoso Larry.

    —Entonces, deberíamos encontrar cinco balas en la escena.

    —Si es que realmente se encuentran allí —estoy seguro de que están allí, Flamair. ¡Deben estar!

    —Si verdaderamente hubo cinco balas… estará claro que esa sexta que mató a la víctima procedió de otro lugar. De un tercer tirador.

    —¿Un tercer tirador? ¡Esto es algo absurdo! ¡Parece fruto de brujería! —ya estamos con la brujería—. ¿Acaso ese escenario era un escenario de guerra o algo?

    —Puede parecer inverosímil, pero no perdamos de vista la ubicación de la herida de la víctima: en la parte superior de la cabeza. No pudo proceder de Larry el disparo, pues su pistola nunca emitió balas, ni tampoco pudo proceder de Valant, pues sería imposible dispararle en esa parte en concreto desde su posición. ¡Tuvo que proceder del techo sin más opción! Posiblemente alguien se escondiese en las vigas donde se sujetan los focos que iluminan el lugar—eso me recuerda que… quizá haya algo en el techo del escenario que sirva de pista.

    —Recuerdo esos focos perfectamente —ah, Clay, me olvidaba de que estabas a mi lado—, eran muy grandes. Uno de ellos se giró repentinamente hacia la víctima cuando se subió en esa rueda, iluminándola. Miré en ese momento a los focos, y la verdad, juraría no haber visto a nadie.

    —Hmmm —la verdad, eso no ayuda mucho. Pero sigue sin ser posible otra opción que no sea esa—. Aun así, me mantengo firme en mi teoría, su Señoría. ¿Podría contactarse telefónicamente con el inspector Gumshoe y pedirle que revise la estructura del techo, fiscal Flamair?

    —No dispongo de teléfono móvil —¿eh? ¿En serio? ¿Quién no tiene móvil hoy en día? Este hombre parece sacado del medievo…

    —Hmm, ¡alguacil! Comuníquele eso al inspector Gumshoe a la mayor brevedad —así es, Ice—. Daremos un receso de quince minutos. Al transcurrir los cuales, esperaremos tener la información de Gumshoe, y si la teoría de la defensa es correcta, emitiré mi veredicto.

    —¡Ese es mi Ice! —¡oye, que es gracias a mí, Clay, que el juicio acabe así!

    En fin. Solo queda esperar.


    Muy bien… ya estamos todos aquí de nuevo. De verdad espero tener razón.

    —Bien. Alguacil, ¿qué hay de las noticias del inspector Gumshoe?

    —Ehm, verá su Señoría. Según sus palabras textuales: “¡todo es tal y como afirma Apollo! Hay cinco casquillos en el extremo inferior izquierdo del escenario, y junto a un foco, he encontrado una… una… ¡una pistola igual a la que tenía Larry, a la que le falta una bala en el cargador!”

    Silencio en la sala. Todo era tal y como yo lo dije.

    Así que el asesino estaba en el techo. Y dejó allí su pistola, cosa imprudente, por su parte. Pero aún hay cosas que no tengo claras… por ejemplo… esa segunda cinta roja misteriosa, ¿de dónde sale?

    —Hmpf. Una batalla magistral, Caballero de Rojo.

    —Gracias, fiscal Flamair.

    Parece que este juicio ha acabado. Está demostrado que Larry no pudo hacerlo, pero aun así, ¿quién lo hizo?

    —Bien. Ante la brillante exposición de la defensa, este tribunal declara al acusado, Larry Butz…

    Inocente.

    ¿Hmm? ¿A qué viene esa entrada tan agitada de ese alguacil? ¿Qué sucede ahora?

    —¡Juez Ourano! ¡Es terrible!

    No me gusta nada cómo suenan esas palabras… algo me dice que esta historia no acabará aquí.

    —¿Eh? ¿Qué sucede? Aquí ya se ha dictado un veredicto.

    —¡S-Siento interrumpir, pero es algo terrible, su Señoría! ¡Se ha cometido otro crimen con el mismo modus operandi!

    …otro crimen. Con las mismas características. Me pregunto cómo habrán llegado a la conclusión de que el crimen se relaciona con este. Aun así, algo parece estar claro: el asesino está suelto, y sigue matando. ¿Tal vez nos encontramos ante un… asesino en serie?

    En este caso veremos muchos personajes originales del juego, aunque muchos solo hagan una aparición concreta y breve.

    En este capítulo, de hecho, hay tres (pondré en spoiler detalles sobre ellos que puedan revelar algo de la trama):

    Dick Gumshoe

    [​IMG]

    Todos los que hayan jugado al primer ace attorney, o al segundo, o al tercero, sabrán sin lugar a dudas quién es este simpático personaje. Inspector encargado de los homicidios de los tres primeros juegos de Ace Attorney. Torpe, algo descuidado, pero de gran corazón y muy noble.

    Alexandre Flamair
    [​IMG][​IMG]

    Ah, tenía que incorporarlo, fue un personaje que me encantó xD En realidad, él es el “fiscal” de dos de los cuatro juicios del juego crossover “El Profesor Layton VS Phoenix Wright: Ace Attorney”. O sea, que no se puede decir que sea un juego de Ace Attorney, pero meh. Eso sí
    , suponemos que, tras el desenlace del juego en cuestión, Alexandre Flamair decidió seguir viviendo en Labyrinthia, y obviamente dejó el trabajo de inquisidor; de ahí que sea “primerizo” en algunos conceptos como los silenciadores y demás


    Valant Gramarye

    [​IMG]

    Claro, ¡el gran mago! Amigo del padre y madre de Trucy (padres biológicos, digo), ella lo llama “tío”. Con los padres de Trucy y su abuelo, él formaba parte del grupo Gramarye, conocido por su magia; pero los acontecimientos le acabaron llevando a ser el único del grupo original que sigue trabajando con la magia. Suponemos que
    , como menciona en el capítulo vagamente Apollo, después de confesar haber alterado la escena del suicidio de Magnifi Gramarye e inculpar a Zak por el crimen, fue a la cárcel, pero salió al poco tiempo, estando en libertad vigilada actualmente
     
    Última edición: 11 Mayo 2014
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    20
     
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    Bueno, pasaron meses y meses y meses, pero he vuelto, y quiero acabar este fic, digamos como objetivo personal. Así que, tras mucho tiempo, vuelvo con un nuevo capítulo de este tercer caso. Del caso de la cinta roja. ¡Disfrútenlo, y espero que refresquen su memoria, después de tantísimo tiempo!


    El caso de la cinta roja.


    Día 1, Juicio. Thomas.

    Vale, Tom. La situación es la siguiente: la acusada se encontraba en su habitación de hotel, sito en el propio “Illusion’s World”, el parque temático. Dos de sus guardaespaldas se encontraban en la puerta de la habitación, vigilando; cuando, sorpresivamente, uno de ellos cayó al suelo, muerto, por un disparo en la cabeza. La policía llegó, alertada por la compañera guardaespaldas de la víctima, y, tras un análisis de los hechos, se determinó que solo mi cliente, la adivina Guessa Future, pudo haberlo hecho.

    Ella misma ha venido a buscarme para que la defienda. Y parece un caso bastante simple, en una primera instancia. La línea de defensa más adecuada parece ser… desviar la atención a la otra guardaespaldas; después de todo, ¿por qué Guessa iba a ser más sospechosa que ella?

    Bien, todo está listo, y estoy convencido de que será un juicio sencillo. Esa adivina… tengo demasiadas preguntas que hacerle. Adivinó demasiado bien mi futuro, ¡no puedo dejar que sea declarada culpable!


    —Wolf está preparado para devorar a su presa.

    —Eh, la defensa también está lista, Su Señoría.

    Bueno, pues la cosa empieza fenomenal. Otra vez este Wolf es el fiscal contra el que me enfrento. Lo cierto es que me apetece poco soportarle.

    —Bueno, fiscal Baurufu, puede comenzar con su alegato inicial.

    —…

    —… ¿Fiscal Baurufu?

    ¿Y qué demonios le pasa a este ahora? ¿P-Por qué me señala?

    —… Vas a perder este caso.

    —¿Eh?

    —Porque tu cliente es culpable.

    Wolf… ¿en serio pretendes amedrentarme con eso? ¡Haz tu alegato inicial de una vez!

    —Bien. Todo muy claro: un hotel, una habitación. Dentro, la acusada, Guessa Future. Fuera, dos guardaespaldas; testigo y víctima.

    Tal y como supuse: la otra guardaespaldas será testigo en el juicio.

    —Solo la acusada pudo matar.

    —¡Protesto! ¡Mi cliente estaba…!

    —¡Calla! —gah, ya empieza—. Deja de balar, ovejita, y deja al pastor que se explique. Wolf llama a declarar a la inspectora Ema Skye.


    Ema… volvemos a vernos. Cómo no, siempre con tus bocaditos.

    —Nombre. Profesión.

    —Ema Skye. Inspectora de homicidios.

    —Bien. Detalles del caso, ahora.

    —… —Ema suspira. Cuán harta debe estar de soportar a Wolf—. De acuerdo.

    Este juicio está yendo muy deprisa. Pero no por ello debo perder la concentración. La cara de arrogancia de Wolf… sé que se trae algo entre manos. Estoy seguro de que Ema va a declarar algo que no me gustará, y voy a tratar de desmontarlo todo.


    El crimen sucedió por la tarde, cuando la mayor parte del público de “Illusion’s World se encontraba en el escenario donde se harían funciones de magia. De hecho, sucedió en el hotel donde la víctima se alojaba.

    La víctima murió de un disparo en la parte superior de su cabeza. El disparo se produjo a bocajarro, con mucha sangre fría.

    En el momento del crimen, solo había cerca tres personas distintas: la víctima, la acusada y una testigo, segunda guardaespaldas de Guessa Future.

    Solo ella pudo hacerlo porque… tenía miedo, y la víctima la asustó.


    Este testimonio… no me gusta nada. Da la impresión de que Wolf ha indicado a la inspectora Skye que no dé demasiados detalles. ¿Acaso pretende que sea yo mismo el que caiga en la trampa, con el interrogatorio.

    —Je. ¿Algún problema, ovejita?

    —¿Mm? Absolutamente ninguno, fiscal Baurufu —sí, no hay duda. Trama algo. En cualquier caso, no tengo más remedio que presionar para obtener información.

    —Bien, que la defensa proceda a interrogar a la testigo.


    El crimen sucedió por la tarde, cuando la mayor parte del público de “Illusion’s World se encontraba en el escenario donde se harían funciones de magia. De hecho, sucedió en el hotel donde la víctima se alojaba.


    —¡Un momento! El informe de la autopsia encaja con todo esto, pero… hay algo que no es preciso en su testimonio. Exactamente, ¿dónde se encontró el cadáver?

    —Ja —¿mm? ¿Por qué se ríe Wolf?

    —Bueno… —Ema también se ríe. ¿¡Acaso les parezco divertido!? —creo que esta foto del crimen resolverá tus dudas, chico.

    Veamos… ugh, cuánta sangre. Este pobre infeliz, la víctima… se llamaba Keeper, Buck Keeper. Luce tirado en el suelo, chorreando sangre. Y se ve también la puerta cerrada y… ¡un segundo!

    —¿S-Se encuentra la víctima… dentro de la habitación?

    —Exacto.

    Eso… ¡eso no puede ser! Creía, hasta donde me dijo Guessa, que ninguno de los guardaespaldas entró dentro. ¡Si verdaderamente la víctima entró en la habitación y estuvo con la acusada, con la puerta cerrada, eso me impide acusar a la otra guardaespaldas… y te pone en muy difícil posición, querida adivina!

    —B-Bien. Continuemos con el interrogatorio —se suponía que los guardaespaldas, ambos, debían quedarse fuera, vigilando que nadie entrase ni saliese de la sala. ¿Por qué motivo la víctima entró? Tengo que averiguarlo… ¡toda mi defensa se puede venir abajo por este detalle!


    La víctima murió de un disparo en la parte superior de su cabeza. El disparo se produjo a bocajarro, con mucha sangre fría.


    —¿A bocajarro…?

    —Sí. A muy poca distancia. Se puede deducir, tal y como dice el infome de la autopsia, se puede apreciar por la quemadura de pólvora alrededor de la herida que el disparo se realizó muy cerca de la piel. Con completa sangre fría.

    —Ya lo ven —¡no metas cizaña, Wolf! —. La acusada es un lobo despiadado y sanguinario…

    —¡Protesto! Aún no está claro que lo hiciese mi cliente. ¡No puede usted calificarla de despiadada y sanguinaria!

    —Bien. Si insistes en balar inútilmente… adelante.

    Wolf… ¡maldito seas!


    En el momento del crimen, solo había cerca tres personas distintas: la víctima, la acusada y una testigo, segunda guardaespaldas de Guessa Future.


    —¡Un momento! —mmm. Me interesa esta testigo—. ¿La testigo presenció visualmente el crimen?

    —No. Solo lo oyó. Ella…

    —¡Protesto! Señorita Skye. Está usted pastando en campo ajeno —… cada vez me parecen más absurdas esas metáforas ganaderas—. Deje esos detalles a la testigo.

    Como supuse, ella subirá a declarar.

    Y a Ema parece no preocuparle, ella solo come bocaditos.

    —Sí, sí, vale. Lo que tú digas.


    Solo ella pudo hacerlo porque… tenía miedo, y la víctima la asustó.

    —… Un momento —parece que hay un cartel luminoso sobre esta frase que dice “¡Presióname!”. Está claro que Wolf pretende que extraiga información yo mismo. ¿Será una de sus trampas? En todo caso, no hay otra cosa que pueda hacer—. ¿A qué se refiere con que “tenía miedo”?

    —Verás… quien llamó a la policía fue la propia acusada.

    —¿¡Qué!? —¿Guessa en persona fue la que llamó…?

    —Sí, pero no para advertir del crimen; el aviso del crimen lo realizó la testigo. Ella llamó momentos antes para decirnos… que había “previsto”, “leído en la cartas” que iba a ser asesinada.

    —… —oh, Dios. Matadme, por favor. ¿¡Cómo es que Guessa no me informó de nada de esto!? —. ¿Que ella misma iba a ser asesinada, dices? ¡Eso no tiene sentido! Quien murió fue su guardaespaldas.

    —Exacto. Y ahí es donde mi declaración tiene sentido. Lo que sucedió fue lo siguiente: la acusada, asustada y convencida de que iba a morir, solicitó que dos guardaespaldas custodiasen la puerta de su habitación. Tenía tanto pánico que ella misma portaba una pistola, el arma del crimen, para defenderse, no contenta con toda la guardia que ya tenía. Entonces, la víctima entró en la habitación por algún motivo y, asustada, Guessa le disparó de frente.

    —… —¡oh!

    —¿Sucede algo, señor Fate? ¿Hay algún problema con lo que acaba de declarar la inspectora?

    —… Por supuesto que hay un problema, su Señoría —uno bien grande—. ¡La defensa solicita que sea añadida a su testimonio!

    —Je, je, je. Pobre ovejita negra.


    La víctima entró en la habitación, y cerró la puerta; su entrada asustó a la acusada, que, sin pensarlo dos veces y viendo su vida en riesgo, le disparó de frente.


    —¡Protesto! —vamos, está claro como el agua. Estoy convencido de que Wolf lo ha notado ya; ¿por qué, entonces, lo ha consentido? ¿Pretende acaso que descubra la contradicción? —. Acaba usted de decir, inspectora Skye, que la acusada “le disparó de frente”, ¿correcto?

    —Exactamente.

    —Pues eso es falso. Mire el informe de la autopsia. La herida de bala se encuentra en la parte superior de la cabeza. De ese modo, si le hubiesen disparado de frente, la herida no estaría ahí, sino en la frente! ¿¡Cómo explica esto!?

    —…

    —…

    —… —oh, vamos, inspectora, Wolf, decid algo. Me empieza a doler el brazo de mantener esta posición acusadora.

    —¿Fiscal Baurufu? ¿Me puedo ir ya, entonces?

    —Claro que sí, inspectora.

    —¡Eh, eh, un momento! ¡Acabo de señalar una contradi…!

    —¡Cállate! —uf, qué irritante es ese “cállate” —. Para responder a tu preciosa contradicción, necesitamos la colaboración de un nuevo testigo. ¡La acusación llama a declarar a la guardaespaldas que estuvo presente en el momento del crimen!


    Vale. Esta tipa, definitivamente, da miedo ¿¡Qué clase de atuendo de guardaespaldas es ese!? ¡Casi parece una astronauta! Se parece a Clay con esas ropas, solo que… él no lleva casco.

    —…

    —¿Sería la testigo tan amable de quitarse el casco?

    *pum**pum**pum*

    —¡Agh! ¡¡L-Le agradecería a la testigo que se abstuviese de disparar al juez con esa pistola de rayos láser de juguete!!

    —Testigo. Nombre. Profesión. Ya.

    Ah, al fin se quita el cas… ¡¿eh?! ¡Pero si es una vieja!

    —¡Vosotros, estúpidos jóvenes! ¡¿A qué viene esa cara, jovencito?! ¿Te crees acaso que por ser mayor no puedo ejercer de guardaespaldas?

    —Eh, yo…

    —¡¡Conozco a los de tu calaña!! ¡¡Sois todos iguales!! ¡Majadero! En mis tiempos, cuando yo era joven, los chicos siempre nos trataban a las damas con respeto. No importaba la edad, todas éramos dignas de admiración, y es que ahora la juventud no tiene ni una pizca de los valores que…

    —Hmpf. ¡Protesto! L-La defensa se niega a soportar esto —por favor. Mis pobres oídos.

    —Aceptada. Testigo, ¿su nombre y profesión?

    —… Oldbag. Wendy Oldbag —¿por qué demonios se pone otra vez ese casco de astronauta? ¡¿qué le pasa a esta tipa?! —. Guardaespaldas de Guessa Future.

    *pum**pum**pum*

    —…¡Ngh! —genial, ahora esos lasercitos me agreden a mí.

    —Bien. Declare sobre el momento del crimen —no puedo entender cómo Wolf puede permanecer tan impasible ante este esperpento de mujer.

    —Oh, claro que sí, Wolfy —mírala. Se ha vuelto a quitar el casco, y está tan sonrojada que parece un tomate cherry—. Declararé ahora mismo.

    En fin. Presiento que va a ser un interrogatorio largo y tedioso.


    Yo y Bucky estábamos en la puerta vigilando a cualquier majadero que se acercase, cuando, de pronto, Bucky dijo: “Voy a entrar para comprobar qué tal está la señora”. Y, entonces, entró y cerró la puerta.

    Yo me quedé en la puerta, claro, como buena guardaespaldas que soy. Y, entonces, lo oí.

    ¡Fueron tres ruidos! ¡Un “plof”, un “ñiiih” y un “bang”! ¡Y el último fue muy fuerte, todo un ruido, sí señor!

    Alarmada, entré en la habitación y encontré, en la puerta, a mi Bucky, tirado en el suelo, muerto. ¡Fue ella! ¡Tuvo que ser ella! ¡Le disparó cuando más vulnerable era!


    —Bien. Comience su interrogatorio, señor Fate.

    —D-De acuerdo, su Señoría —no sé ni por dónde empezar. El testimonio es tan vago e inconsistente que me da hasta miedo comenzar a preguntar.

    —Y procura tratarme como una dama, majadero.

    S-Sí. Definitivamente será un interrogatorio largo.


    Yo y Bucky estábamos en la puerta vigilando a cualquier majadero que se acercase, cuando, de pronto, Bucky dijo: “Voy a entrar para comprobar qué tal está la señora”. Y, entonces, entró y cerró la puerta.


    —¿B-Bucky?

    —Se refiere a la víctima. Buck Keeper.

    —¡Oh, mi Bucky! ¡Él era el motivo por el que me hice guardaespaldas de esa majadera!

    … se hizo guardaespaldas para poder estar con un chico el doble de joven que ella porque lo admiraba. Definitivamente esta testigo es un caso aparte.

    —Bien, o sea que Bucky… digo, el señor Keeper entró en la habitación, ¿está segura?

    —Grrr. ¡Majadero! —¿¡pero qué he dicho!?

    —La testigo quiere decir que por supuesto que está segura. Por algo ha declarado bajo juramento —gracias, Wolf. Creo que un traductor no vendría mal para acompañar a esta testigo.


    Yo me quedé en la puerta, claro, como buena guardaespaldas que soy. Y, entonces, lo oí.


    Punto importante. En todo caso, no vio el crimen. Lo oyó. Debo tenerlo bien presente de aquí en adelante.


    ¡Fueron tres ruidos! ¡Un “plof”, un “ñiiih” y un “bang”! ¡Y el último fue muy fuerte, todo un ruido, sí señor!


    —¡Un momento! —maldita sea. No sé ni por dónde empezar. Eso de “plof”, “ñiiih” y “bang” es ciertamente impreciso y confuso. ¿Qué debería preguntarle primero?

    —¿Y bien, señor Fate? ¿Qué quiere preguntar a la testigo?

    —Mm, sí. ¿Q… Qué se supone que son esos ruidos? ¿Qué cree que produjo esos “plof”, “ñiiih” y “bang”?

    Mírala… se le ponen los ojos en blanco y todo de la rabia. Qué mujer.

    —¡Majadero! Yo solo lo oí, ¡no pude verlo!

    —P-Pero supongo que pudo imaginar su procedencia, ¿no?

    —Mmm. El “plof” sonó como algo grande cayendo al suelo. Y el “bang” sonó como un disparo, definitivamente —tal y como suponía. Pero, ¿y qué hay del otro ruido?

    —¡Testigo!

    —¡Aaah! ¡Majadero! ¡No grite de esa forma!

    —¿¡Y qué hay del “ñiiih”!?

    —¡¿Cómo quiere que lo sepa, jovenzuelo impertinente?! ¡Vosotros los jóvenes no tenéis remedio! Pensáis que los mayores debemos saberlo todo, ¡pues no! Somos personas, como todos, y podemos equivocarnos, ¡o desconocer cosas! Cuando era joven, yo trataba con más respeto a mis mayores, ¿sabes? No había nadie que le dijese a…

    —¡Protesto! Testigo. Si es tan amable, absténgase de hablar sobre temas sobre los que no se le ha preguntado.

    —¡Oh, Wolfy, claro! ¡Tú sí que sabes dirigirte a las damas!

    Por favor… una inyección letal.

    —Ejem —así que ni siquiera ella sabe de qué se trataba ese extraño ruido. Podría ser importante, pero por ahora no tengo forma de averiguar de qué se trataba. Lo anotaré, por si acaso. En cualquier caso, ¿podría preguntarle algo más sobre los ruidos…?—. Testigo, ¿podría decir el orden en el que escuchó esos sonidos?

    —¿Orden? Mm. Primero, fue un “¡plof!”. Me escandalizó luego ese profundo “¡bang!”. Y, posteriormente, oí el enigmático “¡ñiiih!”

    Mmm. Un objeto cayendo al suelo, luego un disparo, y el misterioso tercer ruido. ¿A dónde nos lleva todo esto? ¿A dónde me quiere llevar Wolf y su sonrisa despiadada?

    —Continua tu declaración, testigo.


    Alarmada, entré en la habitación y encontré, en la puerta, a mi Bucky, tirado en el suelo, muerto. ¡Fue ella! ¡Tuvo que ser ella! ¡Le disparó cuando más vulnerable era!

    —¡Un momento! ¡Explíquese! ¿Cómo puede determinar que fuese ella con tanta seguridad?

    —¡Se lo he dicho antes! ¡Majadero insolente!

    ¿Cómo? ¿Ya lo ha dicho?

    —El “plof” —¿cómo? Siento que soy el único aquí que no tiene ni idea de lo que están hablando—. ¿Qué cree que produjo tal sonido, señor Fail? Piense: en la escena no apareció ningún tipo de objeto que se hubiese precipitado al suelo.

    … otro con lo de Fail. En fin. ¿Qué pudo producir ese sonido, si no fue ningún objeto?

    —Solo pudo ser una persona. Una persona al caer.

    —Excelente. Ahora dígame, ¿quién se cayó? Si miras la foto del crimen podrás apreciarlo con facilidad. Hay algo ahí que provocó la producción de ese ruido.

    Mmm. ¿Hay algo ahí que…? Oh, ya lo entiendo. La alfombra, La alfombra de la entrada de la habitación, sobre la que cayó el cadáver está doblada.

    —Insinúa, fiscal Baurufu, que… la víctima… ¿se tropezó y cayó al suelo?

    —Exactamente. ¡La ovejita ha tenido un momento de lucidez! Ese fue el “plof”. La víctima entró en la sala, se tropezó y cayó de bruces al suelo; eso alarmó a la acusada, que se asustó, y disparó. Y piénsalo: si estaba tumbado en el suelo, un disparo de frente le impactaría de lleno en la sesera. En la parte más alta de la cabeza. En la coronilla. En el centro de su cabellera. En…

    —¡Creo que lo he entendido lo suficientemente bien! —por favor, ¿¡cuántos símiles va a hacer sobre lo mismo!? —. Así que la víctima cayó y por eso la ubicación del disparo —eso hace que tenga sentido el testimonio de Ema.

    Debo abandonar entonces esa línea. Estoy seguro de que debe haber algo en esta foto… algo… ¡oh! Claro, ¿cómo no me he fijado antes?

    —¡Su Señoría! Hay algo en esta foto que no tiene sentido. Algo que se contradice con los hechos. ¡Fijémonos en la mano derecha de la víctima! ¡Está agarrotada, como si hubiese agarrado algo y ese algo le hubiese sido arrebatado de las manos! Cuando alguien muere, por la rigidez que se produce, si sujetaba algo, es común que su mano quede con la posición fija.

    —Es cierto. ¿Y bien, señor Fate? ¿Qué sugiere que sujetaba la víctima antes de morir?

    No sé a dónde llevará esto. Pero podría darle la vuelta a todo el caso.

    —Está claro que solo puede ser una cosa, su Señoría. La forma de su mano… todo apunta a que sujetaba una pistola. Y es más, apuesto que sujetaba la pistola que le mató. ¡La defensa alega que el arma del crimen pertenecía a la víctima!

    —¡Protesto! Falacias. El arma fue encontrada en los bolsillos de la acusada cuando se le registró.

    —¡Protesto! Como dije, el arma le fue arrebatada. Eso implicaría que la tuvo, pero después de morir, la acusada pudo quitársela. ¿No existe análisis de las huellas dactilares?

    Wolf se retuerce. ¡Esto marcha bien!

    —Nunca hicimos análisis; la acusada suele llevar guantes, así que es lógico pensar que no había huellas.

    Me lo temía. Estoy seguro de que podría haber huellas de la víctima. Y si la víctima sujetaba la pistola era porque… iba a usarla. ¿O quizás la usó?

    —¡La defensa solicita que se analicen las huellas encontradas en la pistola! ¡Creo firmemente que se encontrarán huellas de la víctima.

    —De acuerdo. ¡Alguacil, lleve a analizar las huellas! Daremos un receso de quince…

    —¡Un momento!

    Oh, no, ¿quién demonios…? ¡La urraca no, por favor!

    —¡MAJADEROS! *pum* *pum* *pum*. ¡Esa pistola no es la pistola de mi Bucky! ¡La pistola de mi Bucky era mucho más elegante, más alargada, más…

    —¡Protesto! —guau. Qué golpe en el atril ha dado Wolf—. ¡Testigo! En la escena del crimen solo había una pistola. ¿¡De qué demonios habla!?

    —No te enfades, mi Wolfy. Si se me permite, declararé de nuevo.

    Oh, no, Juez Daroul… no la deje, por favor.

    —Está bien. Escucharemos su testimonio mientras esperamos los análisis.


    Está bien. Lo confieso. Cuando oí el “bang” entré alarmada, y entonces lo vi. La acusada estaba agachada, muy cerca del cuerpo, y nada más verme entrar, se alejó de mí y entró corriendo al baño.

    Yo quedé afligida, y de inmediato avisé a la policía. Pero no pude evitar verla allí tirada, en el suelo… junto al cadáver. Y la cogí.

    ¡Debe ser su pistola! ¡Era mucho más bonita, miradla, aquí está! Alargada y con un cañón hermoso…

    Y también me llevé aquello otro. Debía pertenecer a él, ¿a quién si no?

    ¡Sí, sí, cogí pruebas de la escena del crimen! ¿¡Y qué!? ¡Era mi Bucky, majaderos! ¡Tenía derecho!


    —…. ¿Q…?

    —… ¿Qué dem…?

    —¡¡¿Quéeeeeee?!!

    Oh, dios, oh, dios. ¿¡Había dos pistolas en la escena del crimen!? ¿Por qué motivo siento ganas de morir repentinamente? Esto debe ser un sueño, ¡quiero despertar!

    —Esto es… inaudito —el fiscal Wolf no parece mucho más contento que yo.

    —S-Señora Oldbag.

    —¡Cómo que señora! *pum**pum**pum*.

    —¡Agh! S-Señorita… ¡ha ocultado pruebas!

    —¡Juez viejucho y majadero! ¡Ya lo he explicado en mi testimonio, yo…!

    —¡Protesto! Que la defensa interrogue a la vieja oveja. Ya. Ahora. Las acusaciones contra ella podrán esperar.

    *Glup*. Creo que esto está tornándose mucho más complicado de lo que pensaba… veamos hasta donde podemos llegar con la vieja lechuza.


    Está bien. Lo confieso. Cuando oí el “bang” entré alarmada, y entonces lo vi. La acusada estaba agachada, muy cerca del cuerpo, y nada más verme entrar, se alejó de mí y entró corriendo al baño.


    —¡Un momento! ¿¡Por qué no añadió esto a su testimonio anteriormente, señorita Oldbag!?

    —¡Majadero! *pum* *pum* *pum*

    … Dios. Mío.


    Yo quedé afligida, y de inmediato avisé a la policía. Pero no pude evitar verla allí tirada, en el suelo… junto al cadáver. Y la cogí.


    —¡Un momento! —cielo santo, ¡esta mujer es un completo dolor de cabeza! —. Señorita Oldbag. ¿¡No sabe acaso que es ilegal llevarse pruebas de una escena de…!?

    —¡Majadero, majadero, ya lo he dicho! ¡Era mi Bucky! ¡MI BUCKY! *pum *pum* *pum*

    Madre mía.


    ¡Debe ser su pistola! ¡Era mucho más bonita, miradla, aquí está! Alargada y con un cañón hermoso…


    —¡Un momento! Así que esta pistola que usted nos muestra era… la pistola de la víctima, ¿no? —mmm. Este cañón… ¿esto es un…?

    —Su Señoría. El lobo jefe tiene que hacer una observación. Esa pistola lleva un silenciador.

    —¡Oh!

    Me lo imaginaba. La pistola porta un silenciador… luego mi querida contradicción se esfuma, así. Pensaba alegar que pudo haber dos disparos y la testigo solo testificó haber oído uno, lo que la haría tremendamente sospechosa… pero no, ¡tenía que llevar un silenciador! Aunque, ¿no es raro que la pistola de un simple guardaespaldas lleve un silenciador? Ese tipo de artefactos normalmente se instalan en pistolas cuando se pretende que no provoquen ruido por alguna razón. Definitivamente, esto es raro. Pero no debo detenerme mucho aquí… no por ahora. Hay algo más interesante en la declaración de la lechuza.


    Y también me llevé aquello otro. Debía pertenecer a él, ¿a quién si no?


    —¡Un momento! “Aquello otro”. ¿Puedo saber qué es?

    —Esto. Esta bonita cinta roja. ¿La usaría mi querido Bucky para recogerse el pelo?

    Pero si Buck tenía pelo corto… pero en todo caso, ¿qué sentido tiene esa cinta roja?

    —Su Señoría. Solicito que se añada al acta del juicio la cinta aportada —si apareció junto al cadáver y junto a esa pistola, debe ser por algo. Nadie nos asegura que pertenezca al acusado. Al igual que quizá la pistola tampoco pertenecía al acusado, ¿cómo lo podemos asegurar? ¡Claro…! —. Eh… ¿Su Señoría?

    —¿Algo más, señor Fate?

    —Eh… podría, también, er… ¿mandar esta pistola de la víctima a analizar?

    —¿¡Otra más!?

    —¡Protesto! —fiscales… tan molestos siempre—. La fiscalía no ve qué relación pueden tener esa cinta y esa pistola con el caso.

    —¡Protesto! La víctima portaba una pistola en su mano. Está claro que la iba a usar. Si se trataba de la pistola de la víctima o de la otra pistola es algo que debemos determinar porque la testigo aquí presente afirma haber oído solo un disparo; que la pistola con silenciador haya disparado o no es algo casi imposible de determinar, pero, ¡sí podemos saber si se disparó la otra! Así pues, ¡si se demuestra que la pistola con huellas de la víctima era la pistola arma del crimen, quedará claro que habría habido dos disparos en la escena del crimen! Igualmente, esa cinta roja… —estoy seguro de que significará algo, pero, ¿qué?

    —Mmm, de acuerdo, ¡alguacil! ¡Lleve también a analizar la pistola con silenciador! Y, ahora sí, daremos un receso de…

    —¡Un momento!

    No. Por favor. No. Otra vez. No. ¡Otra vez no!

    —¡Majaderos, majaderos, majaderos! ¡Escúchenme! ¡No pudo haber ningún otro disparo! ¡No pudo haber más que el disparo que impactó sobre la víctima! ¡Ninguno más!

    Wolf está sudando a mares. Es lógico, esta testigo es la más insufrible que he tenido la mala suerte de interrogar nunca.

    —Déjeme declarar una última vez. ¡Demostraré que no pudo haber dos disparos!

    —Pero, testigo, el análisis ya podrá determinar…

    *pum* *pum* *Pum*

    —Ngh, ¡está bien, está bien! Declare una vez más.

    Ay, señor. Aquí llega otra vez.


    ¡Solo pudo haber un disparo! ¡Me da igual que haya dos pistolas, que haya silenciaciones o lo que queráis! ¡Solo hubo uno!

    Y diré por qué: si, desde su ángulo, la víctima disparaba, ¡habría un agujero en la ventana! ¡En el maldito cristal! ¡¿No lo ven?! ¡Y no hay ninguno, ni uno solo! Ni en la ventana ni en ningún mueble. ¡No acusen a mi Bucky de disparar nada!


    ¿Para esto tiene que declarar? La respuesta es tan sencilla como que la ventana estaba abierta… todo se ve en la foto de la habitación que se aportó como prueba antes del juicio.

    —Bien —el juez Daroul hasta suspira. Pobre—. Señor Fate, interrogue a la testigo.

    Mmm. Me pregunto por qué Wolf luce tan pensativo esta vez. Parece que el testimonio breve de Oldbag ha despertado algo en él, ¿huh? Me pregunto qué habrá notado.


    ¡Solo pudo haber un disparo! ¡Me da igual que haya dos pistolas, que haya silenciaciones o lo que queráis! ¡Solo hubo uno!


    Sí, sí. Si tú lo dices, será así. Ay, madre mía, qué difícil es todo… hay testigos que hacen que uno medite fríamente si merece la pena despertarse por las mañanas. Total, para soportar esto, siempre es mejor la cama…


    Y diré por qué: si, desde su ángulo, la víctima disparaba, ¡habría un agujero en la ventana! ¡En el maldito cristal! ¡¿No lo ven?! ¡Y no hay ninguno, ni uno solo! Ni en la ventana ni en ningún mueble. ¡No acusen a mi Bucky de disparar nada!


    —¡Protesto! —en fin, hora de señalar lo que es más que obvio—. Miremos la foto de la habitación. La ventana está abierta. Pudo disparar la víctima y la bala salió fuera del hotel. Caso cerrado.

    —¡Protesto! —f-fiscal Baurufu. ¿Por qué…?—. Wolf es consciente de que esto es trabajo de la defensa, así que le propondrá algo: mire, usted mismo, la contradicción flagrante que acaba de ocasionar usted. ¿No hay algo en el testimonio de la testigo que quedó sin aclarar y que, pensándolo bien, ahora puede hacer que todo cambie?

    —No sé a qué te refieres, Wolf.

    —La ovejita anotó algo antes, ¿cierto?

    Oh, sí. La nota. Sobre ese ruido, ese “niiih” sin identificar. ¿Qué quiere decir Wolf?

    —Esa nota explica cuándo se abrió la ventana. Piense: la testigo dijo que primero fue el “plof”, el cuerpo al caer; luego, el “bang”, el disparo de la pistola arma del crimen; y, luego, el misterioso “niiih”. Ahora, ovejita, medita: ese niiih, ¿no parece ser el ruido de una ventana al deslizarse para abrirse?

    —O-Oh —t-tiene razón. De ser así, primero fue el disparo, y luego la ventana se abrió. O sea, que lo más probable es que hubiese un agujero en la misma.

    —Está claro. Wolf ha visto la realidad. No hubo dos disparos. La pistola que se disparó fue el arma del crimen, y la bala impactó en la cabeza del señor Keeper, que estaba tirado en el suelo. A la acusación le es indiferente qué huellas haya en qué arma; si se encuentran huellas en la pistola con silenciador, la explicación es que la víctima la agarró pero no llegó a disparar; si se encuentran en la otra, la explicación es que, al tropezarse, se cayó de sus manos y la acusada le disparó, cogiendo la misma del suelo. Y así —una reverencia para culminar su egocentrismo…—, Wolf desmonta toda la teoría de la acusación.

    Grrr, ¡maldito Wolf! Todo lo que dice tiene sentido. Si la ventana se abrió justo después del disparo, eso parece dar lugar a la inexistencia de ningún tipo de disparo por parte de la víctima. Pero, ¿por qué? ¿Por qué se abrió la ventana instantes después del disparo?

    —Wolf, tengo una única objeción. ¿Por qué? ¿Por qué se abrió la ventana en ese preciso momento? ¿Qué necesidad había?

    —Mmm. La teoría de la acusación es que, dado el estado de nervios en que entraría tras disparar la acusada, y dado el calor que haría en esa habitación debido la alta temperatura exterior, probablemente iría a la ventana, la abriría para refrescarse, y luego regresó a la víctima para comprobar su muerte, dándose entonces cuenta de lo que había hecho.

    Esa teoría, ¿hay algún problema con ella?

    —… Su Señoría. La defensa tiene algo que objetar a la última teoría del fiscal Baurufu.

    —¿Oh, sí? ¿De qué se trata? Lo veo un argumento consistente…

    No tanto.

    —Le muestro… la foto del crimen como prueba. Fíjese en las rejillas que hay sobre la puerta de la habitación. Se trata del aire acondicionado. ¿Ve la pequeña lucecita?

    —Mmm, sí.

    —Esa lucecita indica que el aire acondicionado estaba encendido. Y si mira debajo, verá en la pequeña pantallita digital una cifra numérica: ¡19! ¡El aire estaba a una potencia excepcional, a 19 grados centígrados! ¿¡Saben el frío que haría en esa sala!? ¡¿De verdad, con el aire acondicionado a esa fuerza, sería necesario abrir la ventana?!

    —¡Oh, cierto!

    ¡Bien! He logrado encontrar una inconsistencia. Parece realmente absurdo que, teniendo el aire acondicionado puesto, que nadie abra la ventana. Se debió abrir por otro motivo. Pero, ¿cuál?

    Mierda. ¡Wolf se está riendo!

    —Ay, ovejita. ¿No ves que eso no cambia nada? —¿cómo…?—. A Wolf y, de seguro, a este Tribunal, le da igual que la ventana se abriese por una u otra razón. Lo único que le importa es que se hizo, y se hizo después del disparo, ergo no es posible que hubiese dos disparos. Por lo tanto no hay forma de exculpar a la acusada.

    —¡Agh! —¿e-en serio? ¿Y eso es todo? ¡Que la ventana se abriera indica, sin duda, algo raro! Pero es cierto lo que Wolf dice… si se abrió verdaderamente después del “bang”… estaría claro que no pudo haber dos disparos. Y era una sexta planta, ¡nadie pudo entrar por esa ventana ni nada parecido! Cualquier tercera persona que quiera añadir a la escena tuvo que pasar por delante de Oldbag… parece que la teoría de la legítima defensa, la única que libraría de culpa a Guessa, se ha ido al traste.

    —¡Señoría! Tengo los análisis de ambas pistolas.

    —Oh, bien. Veamos. Hmmm… efectivamente, no había huellas en la pistola con silenciador, pero sí había huellas de la víctima… en el arma del crimen.

    …Tal y como suponía. Pero ahora da igual. Parece que no tengo nada más que hacer. El alguacil se ha vuelto a marchar, y Wolf luce tan orgulloso…

    —Vaya, vaya… este caso, al final no ha resultado tan simple como parecía… pero después de darle tantas vueltas, creo que tengo claro qué veredicto es el adecuado.

    Las palabras del Juez Daroul chirrían en mis oídos.


    —¿Todo esto… acabará así? ¿He… fallado a mi cliente?

    Siento que mi mente va a estallar. No puedo rendirme, pero, ¿qué más hacer? Está todo perdido, eso parece. Guessa Future… no he podido protegerte. Aun así, ¿por qué, desde el estrado de acusados… sonríe?

    —¡En fin! ¡Este tribunal, declara a la acusada, …!

    —¡Un momento! ¡Su Señoría, Juez Daroul!

    ¿Uh? ¿Otra vez el alguacil?

    —¿Qué ocurre, alguacil? ¡Estaba a punto de dictar el veredicto!

    —¡Su Señoría, es algo terrible! ¡Se ha cometido otro crimen con el mismo modus operandi!

    Eso… eso no puede ser verdad. ¿Otro crimen igual? ¿Otro? ¿Quiere eso decir… que el asesino anda suelto? Entonces, ¡Guessa es inocente!

    El rostro de Wolf parece tan contrariado como el de todos los presentes en la sala. No sé qué hacer o decir exactamente. Pero sin duda, esto es un giro drástico de los acontecimientos. ¿Qué sucederá con todo esto, al final? ¿Cuántos crímenes va a cometer este asesino? ¿Es acaso posible que sea el mismo asesino?

    Wendy Oldbag es un personaje original de la saga Ace Attorney. Es una molesta anciana que hace diversas apariciones a lo largo de los juegos, bastante irritable e irritante, y tendente a ser un verdadero lastre en los juicios. Siente predilección por determinados famosos y similares, que, casualmente, siempre acaban asesinados. Asimismo, está obsesionada con Miles Edgeworth y, como vemos aquí, también es gran fan del fiscal Wolf.

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    Última edición: 18 Abril 2015
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    Escritor
    Título:
    Thomas Fate: Ace Attorney
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    7124
    Día 2, investigación

    Aquello era tan sumamente confuso que apenas sabíamos por dónde empezar. Nuestros dos juicios, el que llevaba Apollo y el que yo llevaba, se vieron radicalmente relacionados por un tercer incidente… y por la maldita cinta roja presente en todos ellos. Inmediatamente, mi cliente, Guessa Future, fue declarada inocente, estando a tan solo segundos de haber sido declarada culpable injustamente.

    Lo primero que hicimos fue hablar, claro. Apollo y yo necesitábamos conocer los datos de los casos que habían resultado conectados por, aparentemente, un mismo asesino con un mismo modus operandi. Ambos quedamos boquiabiertos cuando, en la agencia de Wright, nos contamos el uno al otro la situación.

    Agencia Polivalente Wright.

    —Pero, pero, ¡¿cómo es posible?! —exclamaba, incrédulo. Realmente no tenía ni pies ni cabeza—. Quiero decir, ¡nuestros dos casos, los crímenes…!

    —Sí, exacto: sucedieron a la misma hora.

    —¿Es que acaso el asesino pudo estar en dos lugares a la vez?

    Apollo aplastó, como acostumbraba a hacer en su gesto pensativo, sus dos largos mechones puntiagudos.

    —La única posibilidad parece ser… que hay más de un asesino.

    ¿Acaso era eso posible? ¿Había más de uno?

    —Ya, pero en todo caso… ¿cómo pudo el asesino, o los asesinos, hacerlo? Quiero decir, ¡en tu caso, había cientos de personas mirando, y tanto Clay como Trucy y tú declarasteis que no visteis a nadie en la parte de arriba del escenario, en los focos! Y en mi caso, ¡nadie pudo entrar en la habitación de Guessa sin que Oldbag lo viese!

    Apollo meditaba con frialdad, tratando de encontrar un punto de coherencia en todo aquello.

    —Antes de seguir pensando en nuestros dos casos, creo que deberíamos cooperar.

    —¿Huh? ¿Cooperar?

    —Sí. Creo que no resolveremos nada si no investigamos acerca del tercer asesinato.

    Cierto, era cierto. El tercer asesinato… el que libró a Guessa de un veredicto de culpabilidad por mi culpa. No sabíamos nada sobre él, más allá de que fue cometido de forma casi idéntica a los otros dos.

    —Lo más inteligente sería dirigirse a la comisaría, e informarnos allí del caso, ¿te parece?

    —Sí, supongo que es lo mejor.

    La pequeña Trucy, alzando su vista de las cartas con las que ensayaba un truco de magia, alzó la vista.

    —¿Os vais?

    —Sí —dijo Apollo—. Quédate aquí, ¿vale? Podría llegar otro cliente.

    Infló sus mejillas con aire. No eran pocas las veces que Apollo la alentaba a no involucrarse usando esa excusa, y ya no se la creía. Pero en todo caso, probablemente era mejor así.

    Comisaría, departamento de homicidios.

    La comisaría lucía grande, y había un gran ajetreo en el departamento. Se veía que los casos de las cintas rojas estaban dando grandes quebraderos de cabeza. Un hombre con gabardina verde y andrajosa permanecía tras su ordenador, tenso y callado. Apollo pareció reconocerlo.

    —Oh, inspector Gumshoe.

    —¿Hm? ¡Ah, amigo! Es el abogado de hoy. ¿Qué le trae por aquí?

    Miré a Apollo, y en seguida entendí que se habían conocido en ese mismo día. En cualquier caso, por la expresión de mi camarada entendí que sería fácil sonsacarle información a ese tipo mal afeitado.

    —Verá, hemos oído que se ha descubierto un tercer crimen… relacionado con el caso de esta mañana. Nos gustaría obtener más información sobre el tema, si es tan amable.

    —Oh, amigo, lo siento. No puedo darte información mucho más detallada. Ese tipo extranjero me cortaría en rodajitas con su espadón.

    ¿Tipo extranjero, rodajitas, espadón? No entendía nada, pero a Apollo parecía resultarle divertido aquello, pues comenzó a reír.

    —No le pido detalles sobre la investigación, solo queremos saber los datos del crimen. Los datos generales.

    Gumshoe acarició su nuca.

    —¿El crimen? Bueno, verán, sucedió a las once y media de la mañana, hoy mismo. Cómo no, el escenario del crimen era nuevamente ese maldito parque, “Illusion’s World”.

    —Entiendo, ¿dónde, exactamente, sucedió? —quise intervenir.

    —En el hotel, otra vez en el hotel. En recepción… mataron a la recepcionista, precisamente.

    —¿A-A la recepcionista, dice?

    —¡Por favor, cuéntenos algo más! ¿Cómo sucedió el crimen?

    —Amigo, yo…

    Entonces, una voz potente sonó, un fuerte grito, y, con una espada que francamente parecía de verdad, golpeó en la cabeza a Gumshoe un hombre de pelos como llamas. El pobre inspector palideció, sintiendo el frío acero sobre su cabellera, y en seguida dejó de hablar.

    —Caballero Cutre, ¡hágame el favor de cerrar el pico!

    —Fiscal Flamair…

    ¿Fiscal? ¿Ese tío era fiscal? Casi parecía sacado de la época medieval… con sus brujas, armaduras y todo eso.

    —¡Cuán grata sorpresa, Caballero de Rojo! ¿Qué le trae por aquí?

    —Eso mismo me pregunto yo, realmente —uh, por la conversación rápidamente deduje que ese hombre tuvo que ser el fiscal con el que se enfrentó Apollo en la mañana—. ¿Qué trae a alguien de fuera a ejercer de fiscal aquí?

    —Vine en busca de cierto Caballero de Azul —el aire nostálgico se dejó oír en su voz—, pero me informaron de que, cruel destino, cuando yo llego, él se ha marchado lejos. Añoraba volver a enfrentarme a él. Y me encontré de bruces con este caso que parece obra de brujería…

    —Así que sigue en la investigación de los asesinatos, ¿no?

    —Así es.

    —¿Debo deducir que es usted el fiscal encargado del juicio que se sucederá cuando juzguen al nuevo acusado?

    Oh, ¿en serio? ¿Ese tipo sería fiscal en el próximo caso…? Por un momento, pensé que sería buena idea olvidar el caso y dejárselo todo a Apollo… no quería acabar ensartado por esa espada.

    —No se adelante a los acontecimientos. Aún no hay ningún detenido.

    —¿Oh, no?

    —Precisamente, hay un equipo de investigación que sigue trabajando en dar con el culpable, Caballero de Rojo.

    Entonces no había detenido aún. Eso hacía que me estremeciese. Indicaba que, con total seguridad, el asesino seguía suelto… aunque claro, que detengan a alguien no quería decir que el detenido fuese el culpable. De hecho, no solía ser así, debía añadir.

    —¿La comisaría está al mando de ese equipo de investigación?

    —Oh, no, no, no. Es ese grupo internacional y supracualificado el que se encarga de ello. El asunto parece ser demasiado grave… el asesino usó algún tipo de brujería… ¡pues estuvo en dos lugares a la vez y, con todo, arremetió por tercera vez consecutiva en solo tres días! Lógicamente, el tema requería la atención de esa tal intelpor.

    … Se referiría a la “interpol”, supuse; ¿cómo podía un fiscal desconocer esos términos? En todo caso, Apollo se mordía el labio.

    —No me preguntes por qué, Tom, pero algo me huele… familiar en todo esto.

    —¿Uh? —no entendía a Apollo en esos momentos. Lo cierto es que siempre iba uno o dos pasos por delante de mí—. ¿Familiar, dices?

    Suspiró.

    —Solo espero que no se dé la horrible casualidad, por favor. En cualquier caso, ¡gracias, inspector, fiscal Flamair! Tom, deberíamos marcharnos. Hay cosas que hacer.

    Asentí. Sería una tarde larga…

    Hotel Magical Palace. Recepción.

    “Magical Palace”. Allí, en Illusion’s World, todo tenía que ser “mágico”, claro. En fin, el hotel era un buen hotel, bastante lujoso, ya que nada más entrar podía apreciarse los acabados en oro de las barandillas de las escaleras y el suelo de blanco mármol reluciente. La escalera se bifurcaba desde el piso superior, pudiendo acceder a éste por el tramo de la izquierda o por el de la derecha, y, justo desde arriba, desde la planta superior, se podía ver desde abajo la recepción.

    Una pena que la escena policial estropease todo aquel bello paisaje.

    —Dios, solo espero que no sea él el que esté aquí —susurró Apollo.

    —¡Chicos! —se oyó gritar a un chico que se mezclaba entre todo el barullo policial—. ¡Todas las pruebas apuntan a que los asesinos son dos chicos de nombres Apollo Justice y Thomas Fate!

    —¿Q-Q-Qué? —casi me desmayo al oír aquello, pero por supuesto Apollo ni se inmutó. Solo suspiró y, tras eso, dijo:

    —Urbain…

    —¡¡Eh, qué pasa ahí, colega!! —Urbain Mercury, amigo de Apollo y agente de la interpol. Salió de la escena del crimen solo para hablar con nosotros. Esta vez sí que llevaba su uniforme, para variar, pero eso no impedía que acompañase el atuendo de su siempre fiel gorra azul—. ¿Qué os trae por aquí?

    Lo cierto es que ni yo ni Apollo teníamos demasiado estómago como para soportar el humor de Urbain. Pero en fin, no había más remedio.

    —¿Así que la Interpol está trabajando en el caso?

    —Sí —murmuró—. Lo cierto es que el caso se está complicando demasiado. La policía ha solicitado nuestra colaboración; lo más probable es que se trate de más de un asesino, el culpable. Si no, sería imposible que hubiese estado en dos lugares a la vez.

    Cierto; los dos crímenes que se cometieron primero, el asesinato de Sheila y el de Buck, se cometieron en lugares separados al mismo tiempo. Era prácticamente imposible que alguien solo cometiese el crimen; ¡no es posible desdoblarse! Y, de igual modo, no es posible que se trate de algo así como un “imitador”, pues sucedieron al unísono, por lo que uno no pudo conocer del asesinato del otro. ¿Verdaderamente hablamos de más de un asesino?

    —¿Qué hay de la nueva víctima?

    —¡Ey, Apollo! Soy encargado de la investigación, ¿sabes? Todo esto es oficial —la mirada seria de Apollo, francamente, da miedo—. Aunque supongo que puedo contarte detalles no muy reveladores. Bueno, la víctima se llamaba Comme, Welly Comme. Sus compañeros la llamaban Bel. Era una de las recepcionistas, de hecho la jefa de recepción y ama de llaves.

    —Como supuse —comentó Apollo—. Una maga, un guardaespaldas y una recepcionista. Sin duda, se trata de un asesino en serie que escoge a sus víctimas al azar.

    —…

    ¿Por qué se cayó Urbain? ¿Acaso Apollo se equivoca? Sentí que debía intervenir:

    —¿Acaso existe alguna relación entre las víctimas…?

    —… Bueno, solo puedo deciros que no; todo apunta a que el asesino no escogió a la víctima al azar. Pero eso es… información reservada para el juicio de mañana, para la fiscalía, amigo.

    —¿Juicio de mañana? —Apollo luce tan exaltado ahora mismo—. ¿Eso quiere decir que tienen a un detenido?

    —Exacto. ¡Acompáñame, Thomas Fate!

    —¿Eh?

    —Queda usted detenido por cometer los asesinatos de…

    Suspiré. Uno ya podía olerse de lejos las bromas de ese tipo.

    —… en fin, qué poco sentido del humor. La cuestión es que sí, ya tenemos un sospechoso; de hecho hace escasos minutos que lo hemos detenido. Si queréis conocerle, id al centro de detención y preguntad por él: su nombre es Lucky; Braun Lucky.

    Braun Lucky. Me pregunto qué pinta tendrá y por qué motivo lo habrán considerado sospechoso de cometer los asesinatos.

    —Bueno, muchas gracias, entonces, Urbain. Hasta la vista.

    —¡Una cosa más! —interrumpí la marcha—. ¿Sabes… quién será el fiscal de mañana?

    —Oh, el fiscal, ¿uh? Creo que ese tipo pelopincho que es muy moreno y que no sabe hablar en primera persona, obsesionado con los lobos y las ovejas.

    Wolf… parece que volverá a ser Wolf el líder de la acusación. Supongo que ese tal Flamair ha cumplido su trabajo en el juicio de hoy con Apollo.

    —Perfecto. Hasta la vista.

    Un saludo jovial fue todo lo que tuvo que decirnos Mercury antes de que abandonásemos el hotel.

    Illusion’s World. Plaza del hotel.

    —Bien, ¿qué deberíamos hacer ahora?

    Medité fríamente. Había tantas cosas que hacer… una prioridad era hablar con Guessa. Aún tenía varias preguntas que hacerle. Además de eso, estaba el detenido, al cual debíamos visitar; había que asegurarse de que era inocente, y, en ese caso, tomar su caso. Después de todo, tanto Apollo como yo nos habíamos visto implicados en todo esto, para bien o para mal. Y, además de todo eso, era buena idea investigar la escena del crimen de Sheila Kaula, ya que era la única donde era menos probable encontrar investigación policial, y, por tanto, la única que podríamos investigar con más tranquilidad.

    —Supongo que lo más práctico es dividirnos —sugerí—. Me gustaría ir a hablar con Guessa y con el detenido.

    —De acuerdo. Mientras tanto yo podría ir a la escena del crimen de Sheila. Después de todo, tengo más información que tú sobre ese caso.

    Asentí.

    —¿¡Y yo, qué puedo hacer yo, chicos!?

    —¡Agh!

    —¡Eeeek!

    ¡Qué susto me dio! ¿¡Quién demonios apareció de la nada!? Pues quién si no. Ese chico parece tener fijación por perseguirnos a mí y a Apollo. Aparece en todas partes.

    —C-Clay, ¿qué…?

    —¡Protesto!

    —¿Eh? —definitivamente, está muy mal.

    —¡Digo que protesto! ¡Vamos! ¡Encima que he venido hasta aquí, quiero ser útil de alguna forma!

    Podría ser muy útil, por ejemplo, que no diese esos sustos de muerte.

    —Vamos, ¡he sido ayudante de la defensa de los dos! ¡Tengo derecho!

    Vaya, ¿qué empeño tiene este chico en ayudar? Miré a Apollo, que se encogió de hombros. Supuse que su idea fue la misma que la mía: darle una “misión” sencilla y de fácil comisión, para así no tener que cargar con él por el momento.

    —Bueno, Clay, podrías…

    —¡Podrías buscar información sobre las víctimas y sobre todo el parque! —esa era una buena idea, ¿no? Así, además, Clay podría ayudarnos verdaderamente. Su persistencia de seguro le facilitaría obtener información de cualquiera que se proponga; y algo me decía que era demasiada casualidad que los tres asesinatos se produjesen durante el festival.

    —¡Información del parque y sobre las víctimas, sí! Y… ¿quiénes son las víctimas?

    Una gota de sudor recorrió mi frente.

    Centro de detención – Thomas

    Ese sujeto… definitivamente era raro. ¿Por qué todo el mundo que se relaciona con los casos que llevo tienen que ser excéntricos? Tras ese cristal del centro de detención, siempre custodiado por el guardia de seguridad impasible, tanto que casi parecía un muñeco, un chico vestido con elegante traje, pelo oscuro cubriéndole la frente y largo hasta la nuca, ojos en extremo pequeños y nariz achatada, lloraba como una magdalena, y no paró por mucho que me vio entrar.

    —Esto… ¿el señor Braun Lucky?

    —¡Buaaaa! ¡BUAAAA!

    … definitivamente, resultaba complicado imaginarse a ese tipo como una asesino peligroso y metódico.

    —¿Está usted detenido por el asesinato de Welly Comme, cierto?

    Más llanto, tras el cual, dijo, con voz entrecortada:

    —S-S-Sí. Supongo. Pero, pero, pero, pero… ¡buaaaaa! ¡Yo no lo hice, no lo hice!

    Suspiré. Iba a ser complicado extraer información de ese tipo, pero había que intentarlo. Definitivamente, comenzaba a pensar que el trabajo de nosotros los abogados no estaba lo suficientemente bien pagado.

    —Dígame, ¿por qué cree la policía que usted es el asesino?

    Se secó las lágrimas con esfuerzo. Lucía como una especie de ratita, sus largas paletas casi sobresalían de sus labios. Era eso, una ratita llorona.

    —Y-Yo… me dijeron que era la única persona que pudo hacerlo y… y ya está.

    ¿El único que pudo hacerlo?

    —¿Por qué creen que solo usted pudo matar a la señorita Comme?

    —¡Buaaaa! ¡Beeeeeeel!

    … paciencia.

    —Yo, yo, yo… trabajo como botones en el hotel. La señorita Bel era mi jefa; ella… e-ella era la encargada de organizar todo allí. *snif* La pobre trabaja tanto… e-estaba al mando de la recepción en ese, ese, ese, m-momento, y yo era el único botones que seguía atendiendo los servicios mínimos.

    ¿Servicios mínimos, huh? Sonaba interesante. De todas formas, ¿ese hombre era tartamudo, o solo tenía una crisis crónica de nerviosismo y timidez?

    —¿Había poca clientela en el Magical Palace?

    —N-no exactamente… *snif*. Pero, pero, pero, la m-mayoría de nu-nuestros clientes se marcharon de la zona cuando sucedieron los a-a-a-asesinatos… lo cierto es que el hotel estaba m-muy tranquilo. A la hora del crimen no había nadie en recepción… ningún cliente. Solo ella, Bel, y-y-y yo, que me dirigí allá cuando acabé y… ¡encontré el cadáaaaaver! ¡Buaaa!

    —¿Cómo pueden estar tan seguros de que no había nadie en la recepción en ese momento?

    —C-Cámaras…

    ¿Cámaras?

    —H-H-Hay… cámaras en las, las, las dependencias. P-Por todo el hotel. ¡En recepción también, y en los pasillos!

    ¿¡Pero qué demonios!? Si eso era cierto, ¡entonces…!

    —¿¡Entonces hay una grabación del crimen!?

    —N-No. ¡Noooo! ¡L-Las luces… corté las luces! ¡Yooooo, yo, yo, yo, yo apagué las luces, yo le di a los fusibles, plas, off, en el momento del crimen! ¡Z-Zas, el hotel sin luz durante diez minutooooos!

    —... ¿¡Qué!? ¿¡QUÉ?! ¿Por qué demonios hizo usted eso?

    —*snif* *Snif* ¡Buaaaa! ¡Yo no quería! ¡Buaaaa!

    Madre mía. El caso estaba complicado: el acusado desconectó las luces durante diez minutos, los diez en que se produjo el crimen; y las cámaras demuestran que nadie más rondaba por la zona. Si el hotel de verdad era un lugar desértico… sería complicado demostrar la inocencia de este tipo. Pero algo en mí me decía que era inocente. Quizá por eso hice lo que hice.

    —Señor Lucky. Mire, este es mi distintivo de letrado. Soy abogado, y me gustaría llevar su caso.


    Plaza central. Illusion’s World – Clay.

    Bien, ¡bien! Voy a ayudar a Apollo y a Tom. Sí, ¡voy a hacerlo!

    … Eso era lo que pensaba. Pero, francamente, no sabía ni por dónde debía empezar. ¡Pero soy Clay Terran y estoy bien!, me dije, así que en seguida se me ocurriría qué hacer. Y fue entonces como, por casualidad, azar del destino, o qué se yo, le encontré. Gordo, fofo, bajito, con espeso bigote oscuro y completamente calvo, vestido con un sobrio traje de chaqueta negro; meh, vistiendo no era mucho más distinto que Tom.

    Me dije, ¡Clay, ese debe ser alguien importante!, y me dirigí de inmediato hacia él, como un cohete. ¡Por algo soy astronauta!

    —¡Señor, señor!

    En el centro de la plaza había un gran escenario, y sobre él estaba el señor. Y, en el centro del escenario, el señor miraba pensativo el enorme… ¿cohete? ¡Sí, era una especie de cohete, que apuntaba al cielo expectante para despegar! Un cohete, ¡estaba claro que aquello era misión para Clay Terran!

    —¿Qué quieres? —sonaba su voz absurdamente aguda. Desde luego, ¡mis Cuerdas de Platino, superiores a las de Acero de Apollo, eran millones de veces más potentes que esa absurda tonalidad de voz chillona.

    —Eh, ¿quién es usted?

    Bueno, tal vez no fue la mejor forma de empezar una especie de interrogatorio. Pero soy astronauta, ¡no detective! Su mirada seca y llena de desprecio me irritó bastante.

    —¡Señor! ¡Señor, señor! Eh, estoy investigando los crímenes que…

    De repente, todo su rostro cambió.

    —¿Eres… poli?

    —Eh, ¡sí! ¡Sí, soy policía, ¿no ve mi chaqueta y mi gorra de policía?! —realmente es una chaqueta y una visera de astronauta. Pero, si colaba…

    Y coló. Toda la presencia de aquél hombre se destrozó en un instante, y ahora, encorvado y entrecruzando sus manos, parecía un servicial mayordomo.

    —Oh, discúlpeme… inspector…

    —Terran —“inspector Terran”. Sonaba bien, sí—. Tranquilo, señor… ¿puedo saber su nombre?

    Ey, el papel de poli me quedaba bien, ¿que no?

    —Oh, oh, soy Caesar. Caesar Aleixandre, ¡empresario y gerente de todo esto!

    ¡Guao! El mismísimo jefazo en persona, ¡qué suerte tuve! Si es que por algo soy un gran inspector.

    —Bueno, Caesar —traté incluso de endurecer aún más mi voz, cosa bastante complicada, de hecho, pero quería sonar profesional. Se acabaría el chollo si descubría que no era policía—. Tengo algunas preguntas para ti.

    ¿Por dónde debía empezar? Hasta donde sabía, esa Sheila Kaula, la víctima que murió en la actuación, era empleada de Illusion’s World, una maga. Y el tipo que murió al mismo tiempo, según me procuré informar, era guardaespaldas de la famosa adivina Future desde hacía mucho tiempo; por lógica, el jefe de todo aquello debía conocerlos.

    —¿Qué puede decirme de Sheila Kaula y de… del… —mierda, no era capaz de recordar el nombre del otro— eh, del guardaespaldas asesinado?

    —Oh, Kaula trabajaba aquí como maga, sí. Hacía pequeños espectáculos y demás, era bien conocida por siempre hacerlo todo de forma distinta a los tópicos habituales —sí. Recordaba perfectamente cómo hizo el truco de los cuchillos con pistolas y como fue ella y no su ayudante la que se puso en riesgo—. Era un gran reclamo del parque, aunque esta vez, la posibilidad de contar con la presencia de Valant Gramarye en persona la relegó a mera telonera en la gran actuación de ayer, sabe usted.

    —Ajá. ¿Y el guardaespaldas?

    Meditó el hombre fríamente.

    —Mmm. Lo cierto es que no lo conocía mucho. Pero se rumoreaba que mantenía una relación con la adivina, ¿sabe usted? —¡oh! Esa información era jugosa—. Guessa Future es uno de los grandes éxitos del parque; y ya lleva algunos años acompañándonos en nuestras giras internacionales. Por supuesto, Keeper siempre iba con ella, a todas partes. No se separaba ni un instante. Como tal, no trabajaba para mí, sino para ella.

    Ese hombre no parecía muy dolido por los asesinatos, sin duda. Supuse que era uno de esos típicos empresarios solo preocupado por el dinero y poco más. Nada más que había que ver cómo se arrastraba como una lombriz al pensar que yo era policía. El interés por su parque y por su bolsillo era lo primero para el gran Caesar Aleixandre. Y eso me recordaba…

    —Otra cosa, ¿qué es este gran cohete? —verdaderamente era genial, ¡era una obra de arte! Podría tener, ¡como cuatro o cinco metros de altura!

    El jefazo miró hacia arriba con orgullo.

    —¡Ah, mi querido cohetito! Es una gran lanzadera de fuegos artificiales.

    —¿Fuegos… artificiales? —uh, en ese momento perdió toda la elegancia que tenía.

    Pero el empresario seguía mirando tan orgulloso.

    —¡Sí! Pasado mañana, ¡el presidente del Gobierno en persona acudirá aquí al acto de clausura del parque de este año! —vaya, eso era… ¡sorprendente! —. Y este gran cohete, una vez que encienda su mecha, se abrirá y lanzará toda una andanada de bellísimos fuegos artificiales para culminarlo. Es un acontecimiento enorme, que Illusion’s World venga a un país, ¿sabe usted? Somos de lo más selecto en cuanto a magia, ilusionismo, escapismo, ¡a nivel internacional!

    —Ya veo, pero… ¿¡es que después de tres asesinatos pretende usted continuar con los actos!?

    —¡¡Pero por supuesto!! Me duele enormemente todo este asunto, y esas atrocidades son horribles; ¡pero miles de personas han pagado por venir aquí, centenares han soportado horas de avión, y el propio señor presidente está ya citado para acudir al lugar! ¿Cree en serio que puedo defraudarles? No, no, mi público necesita que todo esto continúe, y por eso mismo, mañana reabriré las puertas del parque a todo mi público, ¡y todo volverá a la normalidad, las actuaciones se reanudarán, y todo fluirá tranquilamente! —salvo por el dato de que un asesino podría seguir suelto a sus anchas… ese tipo solo pensaba en su dinero y su imagen, lo tenía más que claro—. Y mucho menos puedo decepcionar al presidente. ¿Sabe lo importante que es para nosotros que el presidente del país en que surgió esta empresa internacional acuda a un acto de clausura? No, no, debe continuar, sin duda.

    —¿Y no cree que el señor presidente podría correr peligro, con un asesino campando a sus anchas?

    —Ese asesino terrorista no podrá hacer daño a nadie, tenemos la mejor seguridad, así como los siempre fieles guardaespaldas del presidente estarán aquí, por supuesto, ojo avizor.

    … Eso no terminaba de convencerme. Además, ¿por qué motivo sus palabras no me gustaron un pelo?

    —En fin… otra cosa más, ¿qué hay del hotel? ¿Qué vinculación tiene con el parque? Hasta donde sé, todo esto es algo, digamos, nómada; y el hotel es un hotel fijo, ¿no es así?

    —En efecto. La conexión en común, claro, es que yo soy el dueño del hotel, asimismo; dispongo de un hotel en cada uno de los países que visitamos, que siempre sirve de alojamiento para mis estrellas y clientes.

    ¿¡Pero cuánto dinero tenía este hombre!?

    —Y, ¿esta es la primera vez que acuden ustedes aquí, al país, con sus espectáculos y su parque?

    —Sí; aunque aquí surgió la idea, y muchos de los artistas de que disponíamos son de aquí, comenzamos en Francia con este negocio; y de ahí, comenzamos a recorrer toda Europa. La señorita Guessa, sin ir más lejos, es natal de Escocia, así como su guardaespaldas, que en paz descanse —así que la adivina es extranjera… no lo sabía—. ¡En fin! En cualquier caso, este país es el que nos vio nacer, y por eso es tan importante que ningún asesino loco nos gafe nuestro momento aquí —verdaderamente lucía resentido con los asesinatos, pero no en el sentido sentimental, sin duda.

    Crucé mis brazos, pensativo. Y luego comencé a juguetear con mi visera. No creía que pudiese sacarle mucho más a Aleixandre; pero, por algún motivo, en sus palabras había algo que me inquietaba mucho. Aunque, ¡soy astronauta! No es trabajo mío cuestionar las palabras de otros y encontrar contradicciones y cosas raras en sus palabras. ¡Eso ya… se lo dejo a Apollo y Tom!

    Escenario principal de actuaciones. Illusion’s World – Apollo.

    Pensé que iba a estar solo en la escena del crimen de Kaula. Me equivoqué. Porque no contaba… con ella.

    —Oh, tú otra vez.

    —Ugh.

    —¿Ugh? ¿¡Te parece buena forma de tratar a una señorita saludarla con un “ugh”!?

    Varios bocaditos volaron hacia mi cara. Ema Skye. Siempre con su insaciable hambre de picoteo. Comenzaba a pensar que su dieta se basaba en esos condenados bocaditos interminables, ¿¡acaso había un maldito agujero negro en esa bolsa!?

    —Inspectora Skye, ¿cómo usted por aquí?

    —Ya ves, yo llevaba el caso de Keeper, pero esos de la interpol han tomado el hotel. Ahora la comisaría ha relegado a Gumshoe de la investigación y me han puesto a mí en su lugar. En la comisaría parecen todos pollos sin cabeza, se han cruzado dos casos y ha surgido uno nuevo, ya no saben qué hacer.

    Miré a ambos lados.

    —Ajá, pero no veo a ningún agente aquí.

    —Eso es porque estoy yo sola —se recolocó sus gafas rosadas, feliz y sonriente. Oh, no me gustaba nada como sonaba ese “sola”.

    —¿Y cuál es su objetivo aquí?

    Una sonrisa aún más blanca y amplia apareció en su rostro, que casi parecía el de una niña pequeña y feliz. Sí. Probablemente, había traído su kit de científica, con todos los complementos. Y, bueno, eso podía serme beneficioso. Sabía ya cuál era la debilidad de Ema.

    —¡Me han dado la orden de investigar la escena del crimen y… tengo aquí todo lo necesario para ello!

    Sí. Trajo todo.

    —Pero, inspectora, ¿tiene órdenes de investigar de esa forma la escena del crimen, o para variar, va a aplicar sus productos sin auto…? —… sí, definitivamente creo que más bocaditos acaban siendo arrojados a mí que en su estómago.

    —Meh. ¿Quieres que te permita acompañarme, o no?

    —V-Vale, vale, usted me deja inspeccionar la escena… y yo no digo nada sobre sus “métodos” —eh, sí, eso sonó muy chantajista.

    —Lo dices como si fuese la primera vez.

    En fin. Manos a la obra. La inspectora Skye trae consigo de todo un poco: luminol, con el cual se podría detectar manchas de sangre en la escena; polvos de huellas dactilares, pues para eso, detectar huellas dactilares; y rayos ultravioleta que detectarían cualquier sustancia por invisible que fuesen.

    —¿Puedo preguntar —dije, mientras la veía espolvoreando su luminol por todas partes— qué pretende encontrar con ese luminol?

    —¡Obvio, sangre! Quiero ver si aquí hay sangre.

    —Eh… —no sé si es que tengo pocos conocimientos de química, pero lo vi bastante obvio—. El luminol solo hace fluorescente la sangre, ¿no?

    —¿Sí?

    —Si es de día, ¿no es algo absurdo echar ahora luminol? No vamos a ver brillar nada con facilidad.

    —Mmm, sí, ¡ya lo sabía! —miente, y no necesito mi brazalete para saber algo como eso—. Solo pretendía probar si mi luminol aún contiene líquido. Sí, todo en orden.

    E-En fin. Pensé qué era lo mejor que podíamos buscar y dónde… ¿sangre? En todo caso parecía algo absurdo; la sangre que habría sin duda sería la que caería de la cabeza de la víctima al quedar bocabajo… yo mismo vi cómo goteaba sangre de su cabeza. No es lógico encontrar más sangre en el lugar. En cuanto a huellas y otro tipo de fluidos… mmm.

    Entonces, caí en la cuenta; en el juicio, demostré que el disparo tuvo que provenir de arriba. Pese a que todos los testigos estaban de acuerdo en que no se vio a nadie en la parte arriba, donde se ubican, sobre unas vigas, los focos; aun así, si pudiésemos subir allá y comprobar que no hay ninguna huella ni nada extraño…

    —Inspectora, ¿es posible acceder a las vigas, a los focos? Creo que deberíamos examinar esa zona, dado que quedó demostrado que el disparo tuvo que provenir de allá.

    Ema acarició su mentón, meditando.

    —Creo… que no —oh, qué genial—. Pero tranquilo, iré a por unas escalerillas y podrás subir. Solo dame unos minutos.

    —¿Eeeeeh? ¿Subir, yo, a esa altura…?

    Suspiré. Definitivamente estaba claro: el trabajo de abogado no estaba lo suficientemente bien pagado.

    Centro de detención – Thomas

    Bien, ahora era el abogado de Lucky, y por tanto, participaba oficialmente en el caso. Claro que necesitaba, también, hablar con Guessa. Era algo fundamental, pues había muchas cosas que solo ella podía aclárame. Hasta donde sabía, la adivina seguía en el centro de detención, pues aún no se había aclarado todo el papeleo que conllevaba la lógica absolución de ésta, supuse.

    —Buenas tardes. Lamento lo del juicio de hoy.

    —No se preocupe —me dijo. Yo no podía evitar sentirme mal. Por mi culpa, estuvo a punto de ser declarada culpable—. Después de todo, no puedo enfadarme con usted; aún necesito su ayuda.

    ¿Huh?

    —Aún no me van a dejar en libertad. Parece que ese fiscal no ha retirado los cargos contra mí, y el Juez aún no ha dictado un veredicto. Me han dicho que esperarán al juicio de mañana, y, según su resolución, el Juez decidirá el veredicto; al fin y al cabo, la defensa, según dice el fiscal, no logró probar que no cometí, cuanto menos, el segundo asesinato.

    Grrr. Era ese Wolf. Siempre él. ¡Siempre él!

    —Aunque tranquilo. Ganarás.

    —¿Huh?

    —Soy adivina, ¿no? Mis cartas me han dicho que ganarás y que se hará justicia —una bella sonrisa se dibujó en su rostro, tierna y bella—. Conseguirás que me declaren inocente, tranquilo.

    Eso me alivió; y, en seguida, noté cuán absurdo resultaba aquello. ¡Estaba creyéndome la palabra de una adivina, como si sus predicciones fuesen reales! En todo caso, zarandeé la cabeza. Me había dado motivos para creer que eran ciertas sus habilidades, ¡supo varias cosas de mí, sin conocerme de absolutamente nada! Y… había algo del juicio que debía preguntarle.

    —Tengo una pregunta muy importante que hacerle.

    —Dispare, pues.

    —En el juicio de hoy se dijo que usted reforzó su seguridad porque había predicho que la iban a asesinar. ¿Es eso cierto?

    —… sí. Predije que me asesinarían, pero las cartas no contaban con la intervención de Buck.

    Buck Keeper… la víctima de mi caso.

    —Dígame, ¿qué puede contarme de Buck Keeper?

    —No demasiado. Era mi guardaespaldas, y llevaba mucho tiempo acompañándome, pero no éramos especialmente íntimos. Corren absurdos rumores de una relación íntima entre nosotros; todo burdas falacias. Él era un sirviente mío, nada más.

    —Ya veo. Y, puedo preguntarle, ¿qué demonios sucedió en su habitación de hotel, en la escena del crimen? Todo eso de la ventana… las dos pistolas… ¿puede arrojar algo de luz sobre ello?

    —… no puedo hacerlo, al menos no creo poder hacerlo.

    —¿Qué…?

    —Ciertamente, me bloqueé y posteriormente perdí la consciencia —¡demonios! Siempre tiene que ser todo tan inoportuno—. Veamos, le contaré lo que sé: caminaba nerviosa, temiendo mi muerte, la cual había predicho tiempo antes, por toda la habitación. Me dirigía a la puerta en ese entonces, cuando entró sorpresivamente Buck. Nada más entrar, me apartó de un manotazo y se lanzó al suelo, disparando al frente conforme se lanzaba en plancha. Y, entonces, vi la sangre derramarse por su cráneo repentinamente. Él me había tratado de salvar de un asesino que se encontraba en esa sala.

    —¿Un asesino…? ¿En la habitación?

    —En efecto. Cuando miré el lugar al que había disparado Buck, vi una persona que rápidamente entró al baño, apartándose de mi vista. Fue tan rápido, que apenas pude ver la silueta de un hombre. Entonces, entró mi otra guardaespaldas, se alarmó y la presión de la situación pudo conmigo, y quedé desmayada mientras, supongo, ella llamaba a la policía. Entonces, cuando desperté, la policía estaba llegando, y me arrestó.

    Supongo que Wendy aprovechó para robar la pistola con silenciador y la cinta roja en el momento en que ella cayó desmayada. Pero surgen nuevas incógnitas inexplicables: esa silueta, ese asesino, ¿quién era, cómo entró allá y, sobre todo, cómo salió de allí? Y, además, ¿de dónde salieron esa maldita cinta roja y la segunda pistola, las cuales Wendy eliminó de la escena? Oh, no solo eso: ¿por qué demonios no hay ningún agujero en la ventana o en los muebles de la habitación, cuando una segunda pistola con toda certeza fue disparada?

    Sentí que no estaba preparado para resolver esas preguntas aún, y rápidamente quise cambiar de tema. Había… cosas más allá del juicio que debía comentarle.

    —Tengo otra pregunta para usted, señorita Future. Sobre lo que hablamos ayer, sobre mi futuro… sentí que quedé a medias. ¿Podría decirme, se lo suplico, qué es exactamente lo que vio? ¿Cómo vengaré a mi padre? ¿Y dónde está mi hermano? Por favor, necesito saberlo.

    —…yo… no puedo. No puedo resolver esas dudas, chico. Lo lamento mucho.

    —¿¡Por qué!?

    —Necesitaría mis cartas para resolver esas dudas, y no dispongo de ellas aquí, ese es el motivo.

    ¡Pero, yo pensaba que ya lo vio aquella vez, y simplemente no tuvo tiempo de decirlo todo! Y, entonces, esa sensación. Ag, es muy incómoda y desagradable; se me nubla siempre la vista, noto un mareo general, y mis oídos pitan. Pero luego… luego puedo oírlo todo con tranquilidad; con una precisión abrumadora. Comienzo a notar cómo Guessa Future, la cual a penas muestra pálpitos, siendo estos muy relajados, y cuya voz es recta, firme y dura, sin titubear ni siquiera un poco, aun así respira de forma muy ligeramente agitada. Casi se diría que tenía… miedo. Sí, eso parecía, parecía como si hablar del tema le produjese angustia, miedo, inseguridad, aunque solo era un ápice de ésta.

    ¿Qué demonios sucedía con ese tema…? ¿Qué le daba miedo a Guessa Future?

    —Bueno… debo marcharme, el tiempo de visitas va a acabar. Suerte en tu empresa… Thomas Fate.

    Escenario Principal de actuaciones. Illusion’s World – Apollo

    —¿¡Todo bien ahí arriba!?

    Ugh, maldita la hora en que me tocó a mí comprobar esta escena del crimen. Caminaba a gatas por las vigas, asustado y tembloroso, una caída desde esa altura sería terrible. En mis bolsillos tenía los “utensilios” de Ema, que técnicamente debía utilizar ahí. Y, entonces, junto a uno de los grandes focos, la vi.

    —Esto es…

    Una pistola con silenciador; del mismo modelo que las pistolas que se usan en la actuación de magia. Descansaba tumbada sobre la viga, justo al lado de uno de los más grandes focos. ¿Pero cómo? Rápidamente, eché polvos de huellas sobre la pistola, pero no hubo resultados, como supuse. Y pensé que quizá la luz ultravioleta encontraría algo; tampoco. Entonces, deprimido y decepcionado, comencé a buscar con la luz ultravioleta sobre la viga. Y, cuando apunté con ésta al lateral de la viga, lo encontré.

    —¿Qué dem…?

    Había dos pequeñas manchas de… algo extraño ahí. Dos, separadas la una de la otra pero paralelas. Las toqué y… era pegajoso. Como si fuesen…

    —¿¡Qué has encontrado!?

    —¡Parecen… manchas de pegamento, o algo similar! —no entendí qué narices se suponía que tenía que ver pegamento con todo el crimen.

    —¿Pegamento…?

    Cuando hube bajado, Ema se dispuso a dar la información de las extrañas manchas al equipo técnico, que las analizaría para comprobar si verdaderamente eran algún tipo de pegamento. Antes de que se fuese, caí en la cuenta de que aún podía obtener más datos sobre la investigación, pero necesitaba para ello saber…

    —Perdona, Ema, ¿sabrías quién fue el encargado de colocar todos estos focos y demás?

    —Eh, un tipo bastante particular. Se llamaba Tron o algo así.

    —Fenomenal, ¿y dónde puedo encontrarle?

    Caseta de mantenimiento. Illusion’s World – Apollo

    Vale, según la inspectora Skye, el encargado de todos los temas de electricidad del parque estaba aquí. En cuanto entré, noté el pulcro orden que había allí, pero no parecía haber nadie. Montones de cables por todas partes perfectamente atados, centenares de botones y palancas todas ellas con un cartel escrito con letra recta y recia que indicaba qué era lo que activaban, y una mesa extraña, con una silla a juego, en la que había multitud de botones y varias pantallas frente a sí. Me acerqué y pude ver cómo en cada una de las pantallas aparecía uno de los escenarios. Entonces, embobado, apunté con el dedo la pantalla que señalaba al escenario principal… y, entonces, una humareda de ambientador me asfixió.

    —¡¿Qué te crees que haces?! —inmediatamente, el hombre, bajito, vestido con un uniforme azul ciertamente bien planchado, y con un pelo corto, negro y pulcramente peinado hacia atrás, pasó un trapo por la pantalla que mi dedo amenazó con rozar—. ¿¡Acaso quieres perturbar la paz y el orden de mi garito, eh!? —su terrible ambientador en spray amenazaba con asfixiarme nuevemante.

    —*cof* *cof*. Esto… es usted el señor Tron, ¿cierto?

    Madre mía. En serio comencé a dudar si quedaba alguien normal en este país.

    —¿Tron? Bueno, así me conocen todos, sí. “Tron el magnífico”.

    “El magnífico”. Ya.

    —Y… usted se encarga de la electricidad y los efectos especiales de todo el parque, ¿no es así?

    —En efecto —ug, ¿por qué sigue echando ese ambientador tan horrible? —. Discúlpeme, estoy desinfectando la zona.

    Sonó como si fuese una especie de ogro maloliente e infeccioso.

    —Bien, eh, ¿usted, entonces, maneja desde aquí los focos de luz, por ejemplo? *cof*

    —Así es, entre otras muchas cosas. Y, para poder manejar todo eso, debo de estar pendiente de todo lo que sucede y reaccionar cuando se requiera mi atención; ¡si un foco debe apuntar a la estrella, soy yo el que lo mueve!

    Por lo tanto, él era el que controlaba todo lo que pasaba en el escenario con relación a los focos… y eso me hacía preguntarme…

    —Entonces, ¿pudo usted ver algo raro gracias a sus cámaras? —¡él podía haber sido un testigo! —. ¿Algo relacionado con el asesinato?

    —…no. No vi nada.

    —¡P-Pero eso es imposible, tuvo que ver algo!

    —No, porque el día del asesinato, me reclamaron para una urgencia eléctrica en el hotel —¡dios santo! ¡Es todo tan… oportuno!

    —¿¡Entonces dejó la actuación sin atención!? —¡eeeek! Sí, más ambientador roció toda mi cara. De lleno. Directo a ella.

    —Nunca dije eso. ¡Esa preciosa muchacha se encargó de sustituirme en mi ausencia! Oh, es una chica encantadora, limpia y talentosa. Welly, creo que se llamaba.

    … Welly… Comme. ¡Entonces ella estuvo todo el tiempo en esta caseta de mantenimiento el día del crimen y pudo presenciarlo con sus propios ojos! La víctima del tercer caso de la cinta roja… podía, según el testimonio de Tron, haber sido testigo del segundo. ¿Fue eso… el motivo de su muerte?


    Thomas.

    Sí. Posteriormente, nos reunimos y hablamos, Clay, Apollo y yo, de todo cuanto habíamos reunido. Y la situación era cuanto menos confusa. Manejábamos muchísimos datos, datos desordenados, muchos inconexos, otros que se conectaban escalofriantemente entre sí.

    Teníamos tres crímenes; el de una maga, un guardaespaldas y la secretaria y ama de llaves de un hotel, quienes, aparentemente, no tenían conexión alguna entre sí. Pese a que no sabíamos mucho sobre el tercer crimen, presumiblemente los tres mantenían un mismo modus operandi: las víctimas murieron de un disparo en la parte superior de la cabeza, y en las tres escenas del crimen se encontró el mismo objeto, una maldita cinta roja cuya función no se conoce. También parece ser que la pistola arma del crimen, en los tres casos casi seguro portando un silenciador, apareció en las escenas: si bien la pistola de los dos primeros estaba oculta, bien porque cierta anciana se empeñó en esconderla, bien porque enigmáticamente estaba tirada en la parte superior de las vigas del escenario.

    Esos tres hechos en común parecían indicar que el asesino era el mismo; pero el hecho de que los dos primeros se cometieron al mismo tiempo parecía hacer imposible esta teoría, al menos sosteniendo que el asesino sea una sola persona. No obstante, parece ser, por la actitud de los investigadores, que existe alguna conexión entre las tres víctimas; y tal vez eso tenga algo que ver con el hecho de que la recepcionista, tercera víctima, pudo, según el testimonio de Tron, presenciar mediante las cámaras el crimen de la maga con todo detalle. La actitud de esta ama de llaves es extraña, no solo en este punto, sino en el hecho de que mandó desconectar los plomos y por tanto anular las cámaras de vigilancia al acusado de este nuevo caso, a Braun Lucky, no pudiéndose así grabar el crimen del que ella misma es víctima y gozando así de un lapso de quince minutos en que pudo cometerse el crimen, siendo el aparentemente único sospechoso mi defendido. ¿Por qué ella querría que él apagase los plomos? ¿Tiene algo que ver con el “problema eléctrico” del que hablaba Tron? ¿Es casualidad que precisamente Bel fuese la que tomó las riendas de la caseta de mantenimiento, oportunamente cuando el crimen sucedía?

    Luego está la ausencia de ningún tipo de agujero de bala en la escena del crimen de Keeper, cuando estaba claro que, según varios testimonios, su pistola, la que creíamos arma del crimen en un principio, fue disparada una vez. También sigue sin explicación el hecho de que la ventana se abrió extrañamente después del disparo. ¿Para qué? ¿Y quién la abrió? Guessa declaró haberse desmayado, luego no fue ella… ¿hubo, realmente, un asesino, como ella declaró? ¿Cómo entró en la habitación, y cómo salió, sin ser visto?

    Luego… estaba la información que logró Clay. Información aparentemente inconexa a todo lo que sucedía: el cohete de fuegos artificiales, la ceremonia de clausura del parque, la visita del señor presidente, y esa “cosa extraña” que dice el astronauta que notó en las palabras de Caesar, el jefazo.


    … todo lucía tan complicado, tan incongruente. No tenía idea de cuán largo sería el juicio del día siguiente, y por supuesto, ni Apollo, ni yo, ni muchísimo menos Clay supondrían cómo acabaría. Porque absolutamente todos esos hechos, sin excepción, tenían un único nexo común… porque había una “presencia” en todos ellos. Una presencia sobre la que orbitaba todo.
     
    Última edición: 20 Abril 2015
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    Escritor
    Título:
    Thomas Fate: Ace Attorney
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    4826
    El caso de la cinta roja.

    Día 3, Juicio (parte 1)

    —El juicio de hoy no pinta nada sencillo, Tommy.

    Ni que lo digas, Apollo. Todo luce tan confuso que casi no sé dónde tengo el pie izquierdo y dónde el derecho.

    —Eh, uh, e-e-e-eh. Y-Y-Yo…

    —Tranquilo, señor Lucky, haremos lo que podamos por ayudarle, cálmese —si es que primero logro calmarme yo mismo.

    En todo caso, el pobre Braun se ve un hombre tan indefenso, tan triste, débil… él no podría matar ni una mosca. En todo caso… el juicio de hoy es exclusivamente por el tercer asesinato de la cinta roja, el asesinato de la señorita Welly Comme, ama de llaves del hotel; ello no impide que el asesino pueda tener algo que ver con los otros dos crímenes. Sea como sea, ¡pretendo descubrir en este juicio quién mató a todos esos inocentes!

    —V-V-Vale. Co-confiaré en usted. P-Por favor, ayúdem-me.

    Uf. Tranquilo, Tom. Estoy más nervioso que en mi primer juicio. ¿Asesinos en serie? Es como si me quedase demasiado grande.

    —¡Bueno! ¿Cuándo entramos?

    Clay, siempre ahí cuando uno (no) lo necesita.

    —Clay Terran, ¿qué haces aquí?

    Míralo. Es el astronauta más feliz que existe. Esa sonrisa, esa voz fuerte y extremadamente grave, esa impulsividad. Un hombre peculiar en todo caso rezuma entusiasmo por todos sus poros, desde luego. ¡Pero en fin! No es momento de discutir con Clay. Aunque lo hagamos, va a insistir en quedarse con nosotros del lado de la defensa. No hace falta conocerlo demasiado para saber eso.

    —¡Bromeas! Soy el asistente de Tom —¿perdón? ¿Qué me he perdido? —. Debo estar en el equipo de la defensa.

    En fin. Lo que decía, absurdo discutir con él.

    El juicio de hoy… preveo que va a ser largo y tedioso.


    La maza del Juez Daroul resuena con eco en todo el juicio; ug, me resulta ahora un ruido tan desagradable, supongo que estoy demasiado concentrado. Pero, ¡agh, debes estarlo, Thomas Fate!

    —Se abre la sesión para el juicio contra el señor Braun Lucky.

    —La defensa está lista, su Señoría.

    —El lobo aguarda a su presa.

    —Eh, ¿señor Fate?

    —¿Sí, Su Señoría?

    —Uhm… ¿no son demasiados los miembros del equipo de la defensa?

    Je. Bueno, ¿tres son multitud?

    —Su Señoría —Clay, hazme el favor y no digas más de lo necesario, ¿quieres? —, ¡los tres estamos de lleno implicados en este caso, y es cuestión personal que estemos aquí presentes! ¡Le ruego que nos permita a Apollo y a mí ayudar a Tommy!

    —Eh, sí, por mí no hay problema, pero temo que la acusación se encuentre en inferioridad ante tal desnivel numérico.

    ¿Wolf, en desnivel? Seguro que dice algo así como “este lobo se basta por sí solo para devorar a cuantas ovejitas se pongan por delante”.

    —Je. ¿Inferioridad? Wolf es un lobo solitario, que no necesita ayuda para…

    —¡Protesto!

    ¿Eh? ¿Qué? ¿Quién? ¿Este tío es el…?

    —Oh, vaya. El caballero medieval.

    —Es el fiscal aquel, ¿no, Apollo?

    Madre mía, esto es de locos. ¿Qué más puede pasar aquí?

    —Su Señoría… la acusación está definitivamente lista.

    Wolf no parece muy contento.

    —Este lobo no quiere ningún triste carnero a su lado, su Señoría.

    —Compañero peludo —¿¡peludo!? Por favor, que no le siga el juego, dios mío. Acabaré teniendo que ingresar en un manicomio cuando este juicio acabe, puedo preverlo—. Cálmate, o tendré que traer el bozal. No soy ningún tipo de oveja, como aquí los Caballeros de Rojo, Negro y… el Caballero Espacial —ja, esa ha sido buena, vale, lo admito. Mira a Clay. Está encantado con su nuevo mote—. Soy un cazador… dispuesto a dar caza a sus presas, justo como tú —¡eh, pero no me apunte con esa espada! ¿¡Se puede meter armas blancas en el tribunal, a todo esto!?

    El Juez está tan confuso que parece a punto de desmayarse.

    —Bien, vale, si ustedes quieren. Eh, ¿quién es usted, entonces?

    —Alexandre Flamair, su Señoría.

    —De acuerdo. Pues expongan los hechos, si son tan amables.

    —… —Wolf está extremadamente molesto. No le gusta, parece, tener compañía de su lado—. Bien. Otra vez. Tercer crimen. Se cometió por la noche, el cadáver se descubrió esta mañana. Hotel desértico, acusado único allí, en la zona, fuera de habitaciones. Los tres crímenes, todos iguales, pero esta vez, más datos sobre las víctimas en el tribunal. Para ello, testigo. ¡Llamo…!

    —Llamamos —este juicio pinta interesante, sí. Flamair tiene agallas para pararle los pies al lobito. Sin duda esa interrupción le ha molestado bestialmente—. Llamamos al primer testigo de la acusación: el agente de la interpol representante del equipo de investigación encargada del caso.

    Urbain será el primero en declarar, seguro. Empieza la fiesta.


    —…

    Eh… ¿por qué no pide su nombre y profesión?

    —…

    —¿S-Sucede algo, fiscal Baurufu?

    —… Wolf no está seguro de si debe hablar él o si prefiere hacerlo la elegante oveja de pelaje rojo.

    —Ja, parece un niño pequeño enfadado con su hermano mayor —estás disfrutando, ¿eh, Apollo?

    Pero sí. Efectivamente, a mí también me resulta divertido ver tan molesto a ese lobo. En fin, mira a Urbain. Sonriente y feliz. ¿Qué broma nos guardará para su presentación? ¿Dirá que es talibán, o algo así?

    —Ja, ja, ja. So, caballito —¿¡pero no era un lobo!? —. No debes asustarte, no pretendo cabalgarte —… me limitaré a obviar la mala interpretación que podría darle a esa frase—. ¡Testigo, nombre y profesión!

    —¡Guau, señor fiscal, menuda espada! Es igual que la que uso en mis crímenes.

    Sí, no hay duda, definitivamente conserva su humor característico.

    —Ejem. En cualquier caso, ¡Urbain Mercury! Soy agente de la interpol, encargado del caso.

    —Bien, señor Urbain. Puede exponer qué han averiguado sobre las víctimas cuando quiera, señor.

    Parece que Flamair está tomando las riendas de la acusación. A ver si puede mantener domado a Wolf por más tiempo, es agradable no oír su voz áspera y sus metáforas ganaderas. En cualquier caso, ¿víctimas? ¿La declaración va en relación a las víctimas? Temo qué pueda ser lo que nos encontremos en esta declaración…

    Bien, Tom, ¡tienes todo el apoyo de Apollo y Clay de tu parte! ¡Puedes con esto y con todo, este juicio es tuyo!

    —¡Hey, Apollo, Clay, Tom! Preparaos, mi declaración os va a dejar a cuadros.

    … Vaya, hombre. A Urbain se le da bien destrozar mi tranquilidad.


    Bueno, hagamos un repaso de las víctimas: Sheila Kaula, alias Lady Mysteria, maga del Illusion’s World; Buck Keeper, guardaespaldas de Guessa Future, adivina del Illusion’s World; y por último, Welly Comme, ama de llaves y jefa de recepción del Magical Palace, hotel afiliado al parque temático.

    Salta a la vista que todos ellos tienen por conexión el mencionado parque; pero ahí no acaban las conexiones; teniendo en cuenta que ninguno de ellos parecía conocerse personalmente, sí que existen dos conexiones más, bastante… trascendentales, al menos una de ellas.

    Para empezar, una persona que hace de nexo común entre ellos es el señor Caesar Alexaindre; empresario propietario tanto del hotel como del parque. Él es el jefe de Mysteria y Comme, y jefe también de Future, a su vez jefa de Keeper. En definitiva, este hombre orbita en la esfera común de las tres víctimas.

    Pero esto no es lo más importante; agarraos: hemos descubierto que Kaula, de procedencia Alemana, es una de las mayores representantes de la CSA afiliada a dicho país; y Keeper, por su parte, es un miembro destacado de la CSA escocesa. Ambos forman parte de la misma organización, y apostamos a que usaban el parque y sus viajes internacionales como tapadera para los asuntos turbios que se traían entre manos.

    Sí, llevábamos tiempo sospechando que en el parque, aprovechando sus viajes internacionales para asuntos turbios, se escondían miembros de la organización. Pero distinto es el caso de Welly… a ella no logramos encontrarle ninguna conexión con la CSA. En todo caso, su autopsia es muy particular.

    El modus operandi del asesino, como ya saben, es idéntico a los otros casos. La víctima fue agredida con un disparo en la parte alta de la cabeza, en la propia recepción, encontrándose en la escena una pistola con silenciador y una cinta roja. Fue un ataque directo, y no se molestó el asesino en dañarla más de lo necesario.


    —… —m-mi cabeza. Ese testimonio es tan largo y ha aportado tantos datos trascendentales que me estoy mareando.

    —Mmm… ¡Mmm! Interesante. ¿Quién podría tener interés tanto en matar a dos de la CSA? ¿Algún tipo de justiciero? ¿Y qué tenía que ver Welly Comme en todo esto? Mmm, mmm, interesante.

    Míralo, el Juez Daroul parece un niño con un juguete nuevo.

    —Caballero de Negro. ¿Serás mi rival en este interrogatorio?

    —… Hmpf.

    Mmm. Así que Wolf está dejando a Flamair tomar las riendas de esto. Parece que me enfrentaré primordialmente a él, por el momento.

    —Vamos, Tom. Debemos recopilar toda la información necesaria.

    —Lo sé, Apollo —¿por qué? ¿Por qué otra vez la CSA…?


    Bueno, hagamos un repaso de las víctimas: Sheila Kaula, alias Lady Mysteria, maga del Illusion’s World; Buck Keeper, guardaespaldas de Guessa Future, adivina del Illusion’s World; y por último, Welly Comme, ama de llaves y jefa de recepción del Magical Palace, hotel afiliado al parque temático.

    Nada nuevo en esa parte. A estas alturas me sé mejor sus nombres que el mío propio. Con toda esta locura, acabaré por creerme de verdad que me apellido “Fail”.


    Salta a la vista que todos ellos tienen por conexión el mencionado parque; pero ahí no acaban las conexiones; teniendo en cuenta que ninguno de ellos parecía conocerse personalmente, sí que existen dos conexiones más, bastante… trascendentales, al menos una de ellas.

    —¡Un momento! ¿Cree que es importante el hecho de que todos los crímenes se cometiesen en el parque, precisamente en su estadía en el país?

    Parece pensativo.

    —Lo que está claro es que el objetivo del asesino, o de los asesinos, era acabar con personas de este parque; y dado que Welly Comme estaba aquí, en el hotel, aprovecharon la llegada al país para acabarlos a todo a la vez, ¿no crees?

    —Mmm… —me parece un argumento bastante endeble. No creo que sea casualidad que precisamente el asesino haya escogido este momento y lugar concretos.

    —¿Sigo, entonces?


    Para empezar, una persona que hace de nexo común entre ellos es el señor Caesar Alexaindre; empresario propietario tanto del hotel como del parque. Él es el jefe de Mysteria y Comme, y jefe también de Future, a su vez jefa de Keeper. En definitiva, este hombre orbita en la esfera común de las tres víctimas.


    —¡Un momento! —el jefe de todo. El magnate empresarial que dirige el parque y que planeaba una clausura por todo lo alto que tendrá lugar mañana. Clay dijo que en el interrogatorio que le hizo comentó algo que no le gustó, algo raro notó en sus palabras—. Caesar Aleixandre… ¿cree que podría esa conexión que él representa tener algo que ver con el crimen?

    —En cualquier caso, si lo que quieres es acusarlo, Tommy, él tiene coartada. Y una muy buena, tengo que añadir.

    —Ilumínanos con tu sabiduría, testigo.

    *Glup*. Flamair ha hablado como si lo supiese ya. Veo venir un destrozo absoluto de la nimia posibilidad que tenía de culpar al jefazo.

    —Claro. Estaba reunido con el señor Presidente el día en que sucedieron los dos primeros crímenes, amigo.

    —¿¡Presidente!? ¿Se reunió con el presidente del Gobierno?

    Claro, el Juez no tendría ni idea de ello. El Presidente del Gobierno… supongo que se habría reunido para ultimar la asistencia de éste a su clausura. En todo caso…

    —Señor Mercury, afirma que Caesar Aleixandre no pudo cometer el segundo y primer crimen. ¿Pero qué hay del tercero, que hoy nos atañe? ¿Tuvo coartada para ese día?

    —… lo desconozco.

    ¡Ajá!

    —Su Señoría, la defensa solicita que se llame a declarar a Caesar Aleixandre. Hay motivos suficientes para pensar que podría ayudarnos a esclarecer los hechos de este juicio.

    —Mmm. De acuerdo, ¡alguacil, traiga aquí a Caesar Aleixandre, por favor! Es un hombre bastante ocupado… supongo que tardaremos en lograr su presencia. Daremos un receso de…

    —¡Un momento! —¡Apollo! —. Tommy, tienes que acabar el interrogatorio, en el testimonio de Urbain… aún quedan cosas que exprimir ahí.

    Mmm. Supongo que tiene razón.

    —¡Su Señoría! La defensa solicita continuar el interrogatorio del agente Mercury mientras esperamos al testigo.

    —Bien, continúen, pues.

    —¡Ja! Así que soy útil, ¿eh? ¡Faltaría más! Bueno, ¿por dónde iba…?


    Pero esto no es lo más importante; agarraos: hemos descubierto que Kaula, de procedencia Alemana, es una de las mayores representantes de la CSA afiliada a dicho país; y Keeper, por su parte, es un miembro destacado de la CSA escocesa. Ambos forman parte de la misma organización, y apostamos a que usaban el parque y sus viajes internacionales como tapadera para los asuntos turbios que se traían entre manos


    —¡Un momento! —CSA. Esas tres jodidas letras me persiguen—. ¿Qué podría tener ese parque de atracciones móvil para atraer a afiliaciones extranjeras de la organización?

    —Bueno… ¿recuerdas el caso de Sandy Mars? Maya… vaya, Snake, afirmó que la sede principal de la organización está aquí, en el país. No disponemos de información suficiente para confirmarlo, pero si es cierto… tenga en cuenta que el parque, que Illusion’s World, comenzó aquí, aquí fue donde surgió. No sería de extrañar que existiese alguna conexión entre los diligentes de ambas organizaciones, ¿me explico?

    Sí, vaya. Nuevamente se me viene el nombre “Caesar” a la mente; lo que insinúa Urbain es que el jefazo del parque estaba enterado e incluso podía tener alguna conexión con la CSA, y de ahí que fuese que algunos miembros de sedes extranjeras aprovechasen este parque bajo identidades “mágicas” para moverse libremente entre fronteras y hacer atrocidades. ¿Y si… todo el parque no es más que una tapadera para la CSA? Mmm. Necesito ahora más que nunca interrogar a Aleixandre.


    Sí, llevábamos tiempo sospechando que en el parque, aprovechando sus viajes internacionales para asuntos turbios, se escondían miembros de la organización. Pero distinto es el caso de Welly… a ella no logramos encontrarle ninguna conexión con la CSA. En todo caso, su autopsia es muy particular.


    —¡Un momento! —no han conseguido vincular a Bel con los otros dos. Mmm. ¿Por qué ella, si no era de la CSA, tuvo que morir? ¿Quiénes son nuestros asesinos sigilosos y que parecen querer eliminar a la organización? —. ¿A qué se refiere con “autopsia particular”?

    —Oh, míralo tú mismo. Tengan una copia del informe de la autopsia de Comme, aquí lo tienen, léanlo.

    —Mm, Milord, la fiscalía no conocía la existencia de este informe de la autopsia. ¿Puedo preguntar por qué al testi…?

    —¡Calla! —¡oh! ¡El lobo se revela ante el cazador! —. Wolf lo sabía.

    —¿Y por qué no se dijo nada en comisaría…?

    —…

    ¿Eh? Parece como si Wolf no quisiese que viésemos el informe de la autopsia. Me pregunto si habrá algo interesante en el mismo.

    Veamos: muerte instantánea por disparo en la parte superior de la cabeza, eso coincide. El disparo fue a corta distancia. Hmm. ¿Q-Qué demonios…? “Marcas profundas de fricción en las muñecas y tobillos, y leves contusiones en la cabeza”. ¿Por qué…? ¡Esto genera una enorme contradicción en el testimonio de Urbain.

    —… cuando una oveja no sabe si el pasto es verde o está pasado, es mejor que no bale más de la cuenta, o podría intoxicarse.

    —Grrr —el fiscal Flamair está contrariado, desde luego—. ¿Qué quiere decir esto?

    —Su Señoría, ¿puedo seguir el interrogatorio? Creo haber localizado una contradicción en el testimonio del agente Mercury.

    —¿Oh, en serio? ¿Yo, contradecirme?

    Y tanto. Una contradicción bastante importante, cuyo contenido, ¿qué querrá decir? Supongo que no tengo más opción que averiguarlo.


    El modus operandi del asesino, como ya saben, es idéntico a los otros casos. La víctima fue agredida con un disparo en la parte alta de la cabeza, en la propia recepción, encontrándose en la escena una pistola con silenciador y una cinta roja. Fue un ataque directo, y no se molestó el asesino en dañarla más de lo necesario.


    —¡Protesto! Señor Mercury.

    —Suena a viejo que me llames así, ¿sabes? ¡Soy más joven que tú!

    Sí, en cualquier caso…

    —… acaba usted de entregarnos este informe de la autopsia, ¿verdad? ¿Sabe su contenido?

    —Pues claro, ¿por qué tipo de agente me tomas?


    —¡Pero Urbain, acabas de decir que la víctima no sufrió más daños de los necesarios, cuando en realidad tenía marcas y había sufrido un golpe en la cabeza? ¡¿Eso no son daños, acaso?!

    ¡No! ¡¡No!! ¡Mi preciosa contradicción… robada en mis narices por ese astronauta! ¡D-Demonios, para algo que encontraba!

    —Je, mola esto de detectar contradicciones —… y Clay tan feliz.

    —Mmm... las contusiones y las marcas, ¿eh?

    —Sí —algo tienen que significar, pero, ¿qué? —. En todo caso, parece más que obvio que en este caso el modus operandi del asesinato no coincide con los anteriores.

    —Exacto —Flamair parece contento—. Y eso tiene una fácil explicación: el asesino no era el mismo. Braun Lucky mató a la chica, y las otras dos víctimas fueron víctimas de distinto asesino, no hay más que hablar. Caso cerrado.

    —¡Protesto! —¡Apollo, otra vez tú! —. No tiene sentido, en cualquier caso. Resulta evidente que la contusiones se debió a un golpe en la cabeza, pero pensemos por un momento la causa de esas marcas de fricción. ¿No creen que son las típicas marcas que se dejan cuando… se ata a alguien de pies y manos?

    ¡Pero qué…!

    —¿Atar? ¿Qué crees que significa todo esto, Apollo?

    —No lo sé, Tom. Pero no me gusta nada. Hay algo definitivamente extraño en todo esto; y Wolf lo ha notado desde el principio, ¿ves su cara?

    —…

    —¡El lobito tiene garras! —¿nada hace a Clay perder el buen humor, o qué?

    —¡Protesto! —¡Fiscal Flamair! —. Dice usted que esas marcas las dejaron cuerdas, que ataron a la víctima. Bueno, quizá el asesino la inmovilizó antes de realizar su asesinato.

    Pero eso… eso no tendría sentido.

    —No parece lógico, señor Flamair. El disparo vino desde arriba, a una distancia corta, eso sí; miremos una foto de la recepción; ¿ven el nivel superior, justo sobre la recepción? Está a poca distancia de la misma, y, si se encontraba ahí la víctima, el ataque desde arriba sería totalmente sorpresa. Es ilógico que nadie tuviese que inmovilizarla, ¿no cree?

    —Además —Apollo parece querer añadir algo—, fijémonos en que las marcas son bastante profundas, como dice el informe. Como si la víctima hubiese estado amordazada bastante tiempo.

    Pero, ¿cómo es posible? Hasta minutos antes de su muerte, había estado trabajando en el hotel. Es imposible que hubiese estado amordazada mucho tiempo. En este caso hay tantas cosas que parecen imposibles que creo que voy a sufrir un ataque de ansiedad como todo siga así. ¡Uf, cálmate, Fate!

    —Grrrr. Bien, entonces, Caballero de Rojo: ¿qué explicación encuentras para esas marcas? ¿Eh?

    —Eso… eso ya que lo responda el líder de la defensa —¿¡eh!? ¿Qué? ¿Me echas el muerto ahora a mí?

    —Hmpf. El lobo está deseando ver cómo la oveja retuerce sus sesos.

    Vaya, hombre, con lo callado que estaba Wolf, y tiene que hablar para reírse de mí.

    Piensa, Thomas Fate, ¡piensa! ¿Cómo se explica que la víctima, a la que todos vieron moverse con libertad por el hotel, en perfecto estado, haya sido atada por prolongado tiempo? Nggg, ¡es imposible! Lo mire como lo mire, es imposible.

    ¿Qué haría… el señor Wright en esta situación? Él me dijo algo antes de marcharse. Que mirase las cosas desde otro ángulo. Tengo que enfocarlo desde otro punto de vista. Veamos, no se trata de preguntarse “¿cómo podía la víctima estar atada?” si no que… debemos pensar: “¿por qué nadie la vio con esas ataduras?”. Y solo hay una respuesta posible. Por ilógica que parezca.

    —…

    —¡Venga, Tomás! No nos tengas en vilo

    —… —ya voy, Clay. Déjame asimilar lo que estoy a punto de decir. Golpecito en el atril y, ¡allá vamos! —. Existe una única explicación.

    —Ja. Mi espada anhela conocerla.

    —Y mis fauces, también.

    Ugh. No sé si me apetece presentarle a mi querida explicación compañías tan malas. ¡En cualquier caso!

    —… es un hecho que las marcas eran profundas, lo que nos lleva a pensar que estuvo atada durante varias horas, cuanto menos. Pero no se encontraron cuerdas en la escena del crimen, ni tampoco la vio nadie maniatada en ningún momento.

    —Bueno —oigamos el contrargumento del Caballero medieval—, la cinta roja pudo ser lo que la mantuvo maniatada, y ella consiguió librarse en el último momento.

    Hmm. Interesante teoría, pero no me gusta. No, porque está plagada de contradicciones.

    —Hay varias contradicciones en su afirmación, señor Flamair. Primero, solo se encontró una cinta roja, y el informe de la autopsia muestra que la víctima estuvo atada por las muñecas y por los tobillos: por tanto, deberíamos haber encontrado dos cintas, si verdaderamente es que ésta se usó para atarla, cosa que dudo. Por otra parte, su argumento no explica el hecho de que horas antes ella no estaba atada, sino perfectamente móvil y activa. Y en las grabaciones se podrá ver que durante toda la noche en la que nadie denunció el crimen ella ya estaba desatada, luego esas horas no cuentan en nuestro cómputo.

    —Pero las luces estuvieron apagadas, como muestra este informe del apagón, en ese espacio de tiempo, pudo el asesino, Braun Lucky, por supuesto, atarla sin que nadie la viese.

    —¡Protesto! —parece desesperado por encontrar una lógica favorable, tanto que no se da cuenta de lo imposible de sus argumentos. Pero mira a Wolf… ¿se ríe? ¿Disfruta viendo a su compañero equivocarse de esa forma? Qué egoísta y orgulloso es—. No, fiscal Flamair; hablamos de marcas profundas, y el apagón fue por duración de diez minutos, aproximadamente. En ese tiempo no hay lugar para dejar unas simples cuerdas tales marcas.

    ¿Qué hace…? ¡Ueeeek! Vale, menudo puñetazo con carga adicional acaba de darle al atril de la acusación. No entiendo cómo Wolf permanece tan impasible ante ese golpe.

    —¿¡Cuál es tu explicación, entonces!?

    —…La… la única explicación posible —sigo sin estar muy convencido, ¿esta es la sensación que tenía el señor Wright cuando alegaba cosas absurdas en sus juicios? ¿La sensación de que todos se te van a echar encima en cuanto abras la boca? — es que la víctima efectivamente estuvo atada mucho tiempo antes, inmovilizada y encerrada en algún sitio: probablemente, secuestrada. Y, por tanto, la persona que todos vieron durante ese tiempo y creyeron que era Welly Comme… ¡no era más que una impostora que se hacía pasar por ella!

    —¡¿Qué brujería…?! —otro gol… ¡agh! Tiembla hasta el pelo de Apollo con esos golpes tan fuertes—. ¿Cómo dices? ¿Secuestrada? ¿Y por qué iba nadie a secuestrarla? ¿Quién querría hacerlo?

    —Quién, el asesino, claro —si verdaderamente la secuestraron, hubo de salir del lugar donde estaba cautiva para aparecer muerta más tarde. Solo caben dos posibilidades: o ella se escapó, cosa extraña teniendo en cuenta que acabó muerta y que estaba perfectamente libre de sus ataduras, o el asesino en persona la llevó hasta la recepción, y allí la mató—. ¿Por qué? Lo más lógico es pensar que el asesino la retuvo para poder hacerse pasar por ella. Porque si había dos Welly Comme pululando por el lugar, ¡sería sospechoso! ¿No cree, fiscal Flamair?

    —¡Gaaaah! E-Entonces, si el asesino suplantaba su identidad, ¿por qué matarla?

    Mmm. ¿Por qué matarla, Fate? No tenía por qué, y no tenía por qué haberlo hecho de esa forma. Las contusiones en la cabeza apuntan a que, con toda probabilidad, el asesino la golpeó a la hora de secuestrarla, y posteriormente la volvería a golpear, probablemente para hacerle perder el conocimiento, y la llevaría al lugar del crimen, donde acabaría con su vida. Pero ahí tiene razón Flamair. No tenía por qué matarla, mucho menos de esa forma, mostrando su cadáver ante los ojos de todos. Si lo hizo, fue porque tuvo que hacerlo. ¿Y por qué tendría que hacerlo?

    —Si el asesino mató a Welly Comme… solo puede significar una cosa: que ya no quería, o no podía, seguir usando su disfraz. Y, por tanto, la gente comenzaría a notar la ausencia de la víctima: la única opción era o liberarla, lo cual probablemente le traería problemas, o eliminarla y dejar que todos viesen su cuerpo. Si permanecía el cuerpo en paradero desconocido, la policía comenzaría un dispositivo de búsqueda; y podrían acabar encontrando pistas sobre el secuestro. Fingir que ella era una víctima más del “asesino de la cinta roja” era lo más práctico.

    —¡Bah! —Wolf… veo que es tu turno—. Bobadas. Oveja negra, ¿puedes decirle a Wolf, entonces, quién es esa persona disfrazada, y por qué tuvo esa necesidad de disfrazarse?

    Ugggh. No creo que pueda hacer algo así. No tengo idea de quién puede ser el asesino, ¿cómo voy a saberlo? Y… no entiendo por qué motivo tenía esa necesidad de disfrazarse.

    ¿Qué le pasa a Clay, por cierto? Está sudando a mares…

    —¡Su Señoría! —¡el alguacil! ¿Quiere decir eso que tenemos aquí al jefazo? —. Está aquí el señor Caesar Aleixandre. ¿Le doy paso o…?

    Mira al Juez, ¡está tan entusiasmado con todo esto que le falta un paquete de palomitas para sentirse en el cine!

    —¡Ah, claro, claro! Daremos un receso de 5 minutos, que la acusación prepare al testigo en ese tiempo.

    Uf. Lo cierto es que… necesito ese descanso como agua en el desierto.


    —¿Y bien?

    —¿Cómo que “y bien”? Esto es un completo caos.

    —¡Yo no diría tanto! —Apollo siempre trata de animarme—. Sabemos que el asesino se hacía pasar por Welly Comme; y, por lo tanto, sabemos que tenía interés por ocultar su identidad.

    Sí, lo sé. Pero eso no nos lleva a nada.

    —Y eso nos lleva a una conclusión bastante certera —casi parece que me ha leído la mente—. El asesino es una mujer. ¿Cómo, sino, se podría hacer pasar por ella? No solo el aspecto de la señorita Welly Comme era el de una mujer muy bien parecida: los espectadores del engaño debieron oír su voz, y una voz de hombre se distinguiría fácilmente de una de mujer, ¿cierto? El asesino no correría el riesgo de hacerse pasar por mujer, pudiendo haber suplantado la identidad de un hombre en su lugar. Estoy casi seguro de que era una mujer.

    Tiene sentido. Sí, es bien probable, en realidad. Pero…

    —¿Crees, Apollo, que los tres crímenes los cometió la misma persona?

    —… Sí. Estoy seguro de que nuestra ama del disfraz es la autora de los tres crímenes.

    —Pero, ¿es acaso posible? Las dos primeras muertes sucedieron de forma simultánea.

    Sonríe tan abiertamente que solo por ello me siento reconfortado.

    —No pienses así; míralo desde otro punto de vista. No se trata de pensar: “una persona no puede estar en dos sitios a la vez, luego hay más de un asesino”, sino…

    Sí, creo que voy entendiendo este modo de razonar. No es cuestión de dar por hecho que debe haber dos asesinos, sino que debo pensar, partiendo de la base de que el asesino es solo una persona, que…

    —… “¿Cómo pudo el asesino asesinar a dos personas al mismo tiempo en lugares distintos?”

    Asiente, tan feliz y tan decidido. Apollo… ha madurado mucho desde aquélla vez en que me defendió, supongo, y eso que ha pasado relativamente poco tiempo.

    —…Caballero de Rojo.

    ¡Oh! Él.

    —Fiscal Flamair, ¿en qué puedo ayudarle?

    —Quiero felicitarle por su actuación —oh, vamos, ¿y yo qué?

    —Gracias —¡pero oye! ¡Que lo he hecho casi todo yo! —. Es muy amable, usted también ha estado muy bien.

    —Verá, pretendo regresar a las primeras escenas del crimen para aportar más pruebas. Pero no quiero causar un desnivel entre acusación y defensa, así que…

    —¿Quiere que le acompañe?

    ¿Huh? ¿Un fiscal, queriendo mantener la equidad, ofrece a un abogado que le acompañe en una investigación? Inaudito.

    —De acuerdo. ¿Podrás tú solo, Tom?

    ¿Bromeas?

    —No te preocupes, podré yo solo, tú intenta poner algo de orden a todo esto. Además, Clay siempre estará ahí, molestando, ¿eh, Clay?

    —… Sí, supongo.

    Oh, oh. No me gusta nada esa cara. La conozco. Es la misma cara que puso en el caso de Sandy Mars, cuando… cuando sospechaba de Maya.

    ¿Qué había oído en el juicio Clay que le hiciese ensombrecer la mirada de aquélla forma? ¿Realmente solo hubo un asesino, o asesina, según cree Apollo? ¿Quién es, y por qué la necesidad de ocultarse bajo la identidad de otra persona? ¿Qué pretende, por cierto, erradicar a la CSA, o algo más? El juicio acaba de empezar. Ahora entrará Caesar Aleixandre, y presiento que su testimonio va dar un giro aún más drástico al caso.

    En cualquier caso… no puedo evitar sentir un escalofrío al pensar que una de las cosas que ha dicho Apollo se contradice flagrantemente con el testimonio de una persona implicada en una de las tres muertes… y no estoy muy seguro de estar preparado para adivinar por qué.
     
    Última edición: 5 Mayo 2015
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    Escritor
    Título:
    Thomas Fate: Ace Attorney
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    8344
    Tras meses, y meses, y meses, he vuelto. Voy a continuar este fic, y espero que esta vez logre hacerlo de forma definitiva hasta el final. Este caso, el caso que tanto se ha prolongado, el caso de la cinta roja, está viendo ya su final, y este capítulo que subiré después de tanto tiempo sin respuestas será el penúltimo.
    Para hacer una breve recapitulación, traigo una relación de los personajes y las evidencias relevantes que se obtuvieron en los otros capítulos del caso. Espero que lo disfrutéis, he tardado meses en escribirlo (?)

    Perfiles:
    - Thomas Fate: ese soy yo. Abogado en proceso de triunfar, este es mi tercer caso.

    - Phoenix Wright: abogado famosísimo y jefe del bufete donde trabajo. Actualmente se encuentra de viaje en Europa.

    - Trucy Wright: maga y la hija adoptiva de mi jefe, Phoenix Wright.

    - Apollo Justice: mi compañero de bufete, abogado, y aquel que me defendió en un caso hace algún tiempo. Él es el motivo por el que estoy trabajando en la agencia de Wright.

    - Clay Terran: el mejor amigo de Apollo, aspirante a astronauta y autoproclamado “asistente” de mi persona.

    - Shiru “Wolf” Baurufu: fiscal con una extraña obsesión por los lobos y las ovejas que parece empeñado en aparecer en todos los juicios en los que yo participo.

    - Alexandre Flamair: Fiscal extranjero muy particular. Afirma no haber sido nunca fiscal, pero sí haber participado como acusación en otros juicios distintos a los nuestros. Porta una espada con la que no me gustaría encontrarme de frente.

    - Dick Gumshoe: inspector encargado del caso de Sheila Kaula; ha sido destituido de la investigación.

    - Ema Skye: inspectora encargada del caso de Buck Keeper; ha quedado en segundo plano por la intervención de la interpol.

    - Urbain Mercury: amigo de Apollo y miembro de la Interpol, es el encargado de la investigación del triple asesinato.

    - Ness Daroul: juez de larga barba negra. Es algo severo, pero es conocido por sus buenos veredictos.

    - Ice Ourano: amigo de Apollo, fue el juez en el caso de Sheila Kaula.

    - Sheila Kaula: maga y, secretamente, representante de la CSA en Alemania. Fue una víctima del triple asesinato del Illusion’s World, donde trabajaba.

    - Larry Butz: acusado en el caso de asesinato de Sheila Kaula, del que fue declarado inocente. Era su ayudante y, probablemente, amante. Amigo de la infancia del jefe.

    - Valant Gramarye: mago famoso y única persona restante del Grupo Gramarye. Era uno de los mejores amigos de los padres biológicos de Trucy, ella lo llama tío.

    - Guessa Future: acusada en el caso del asesinato de Buck Keeper, fue mi cliente y casi es declarada culpable por mi culpa. Lleva detenida desde entonces.

    - Buck Keeper: guardaespaldas de Guessa Future y, secretamente, representante de la CSA en Escocia. Una de las víctimas del triple asesinato del Illusion’s World.

    - Wendy Oldbag: la reciente segunda guardaespaldas de Guessa, es una anciana alocada que parece obsesionada con Buck Keeper y con el fiscal Baurufu.

    - Tron: alias del encargado de la caseta de mantenimiento y electricidad del parque.

    - Braun Lucky: mi nervioso y sensible cliente, está acusado de la muerte de Welly Comme.

    - Welly Comme: recepcionista, ama de llaves, y la que parecía dirigir el Hotel Magical Palace. Víctima del triple asesinato del parque Illusion’s World. Al parecer, alguien se estaba haciendo pasar por ella desde un momento desconocido. Estuvo secuestrada todo ese tiempo.

    - Caesar Aleixandre: el empresario, gerente y magnate jefe del Illusion’s World. Estaba reunido con el presidente del Gobierno durante los dos primeros crímenes.


    Pruebas:

    - Sentencia de Larry Butz: Larry Butz fue declarado inocente del asesinato de Sheila Kaula, la maga conocida como Lady Mysteria. El asesino disparó desde arriba, donde se encontraban los focos. Se desconoce quién lo hizo. Clay Terran testificó que no había nadie arriba, sin embargo.

    - Pistola de las vigas: En las vigas del escenario donde murió Sheila Kaula se encontró una pistola equipada con un silenciador a la que le faltaba una bala. Sin huellas.

    - Autopsia de Sheila Kaula: muerte por hemorragia severa, fruto de un disparo en la parte superior de la cabeza. No hay nada más reseñable en el cuerpo. Murió el primer día del Illusion’s World.

    - Pistola de Buck Keeper: pistola común que fue disparada una sola vez. En teoría fue el arma que mató al guardaespaldas, pero no estoy tan convencido de eso. Tiene las huellas de la víctima.

    - Pistola misteriosa: pistola encontrada en la escena del crimen de Buck Keeper. Lleva un silenciador equipado. En teoría, no pudo ser disparada, pero, ¿entonces qué hacía ahí?

    - Autopsia de Buck Keeper: muerte por hemorragia severa, fruto de un disparo en la parte superior de la cabeza, propinado a bocajarro. No hay nada más reseñable en el cuerpo. Murió el primer día de Illusion’s World, a una hora similar a la muerte de Sheila Kaula.

    - Declaración de Oldbag: la señora Oldbag oyó ruidos extraños en la escena del crimen de Buck Keeper: primero oyó un cuerpo caer al suelo, luego oyó un disparo, y por último, oyó cómo una ventana se abría.

    - Ventana del hotel: la ventana de la habitación de hotel de Guessa Future, la escena del crimen de Buck Keeper. Está abierta, y no tiene ningún agujero de bala ni ningún otro daño visible.

    - Foto de la recepción del Hotel Magical Palace: la recepción del hotel es grande y lujosa, dos tramos de escaleras rodean el puesto de la recepcionista. Desde la planta de arriba hay un pequeñísimo balcón que conecta directamente con la barra de la recepción desde arriba. La víctima fue encontrada tras la barra de la recepción.

    - Cohete de fuegos artificiales: un gran cohete falso lleno de fuegos artificiales, que serían disparados en el día de la clausura del parque, cuando el presidente del Gobierno acudiese a presidirla.

    - Manchas de pegamento: junto a las vigas del techo del escenario del crimen de Sheila Kaula, se hallaron dos pequeñas manchas de pegamento de poca adhesión.

    - Declaración de Tron: el jefe del mantenimiento de la zona de vigilancia, de las cámaras del parque y el movimiento de los focos, no estuvo presente en el momento de los crímenes, pues Welly Comme ocupó su lugar.

    - Informe de la autopsia de Welly Comme: muerte por hemorragia severa, fruto de un disparo en la parte superior de la cabeza, propinado a corta distancia. Se hallaron marcas en brazos y piernas y leves contusiones en la cabeza. Murió el primer día del Illusion’s World, al parecer, por la noche.

    - Informe del apagón: Braun Lucky apagó las luces durante un breve tiempo, por lo que no se grabó el crimen al estar las cámaras apagadas.

    - Grabación del hotel: la grabación muestra cómo en la noche del crimen de Welly Comme, ella estaba en la recepción. Momentos después, las luces se apagan y, cuando regresan, ella está muerta.

    - Cintas rojas: tres cintas rojas se encontraron misteriosamente en las tres escenas del crimen.

    El caso de la cinta roja.

    Día 2, Juicio, Parte 2



    —Se reanuda la sesión en el juicio de Braun Lucky. Ejem… —al Juez Daroul se le ve desorientado. Mira a uno y otro atril. Es lógico… ahora hay menos personas en cada uno, en cualquier caso—. ¿Qué ha pasado con el señor Justice y el fiscal Flamair?

    —Tienen… otros asuntos que atender, su Señoría.

    —El lobo ataca mejor cuando está solo —Wolf… qué harto estoy de ti. Estoy deseando que este juicio infernal acabe ya para poder dejar de oírte.

    —Está bien… supongo. Ejem, ejem. ¿Cómo dejamos el asunto?

    —La ovejita aquí enfrente alegó la burda idea de que Welly Comme, víctima, estaba secuestrada y que alguien se hizo pasar por ella en el tiempo en el que esto sucedió —no es una burda idea, lobito. Sabes tan bien como yo que es la única explicación plausible. Al fin y al cabo, Comme aparece en las Grabaciones sin ninguna marca ni cuerda, y el Informe de la autopsia revela que estuvo atada de pies y manos—. Pero, en cualquier caso, ahora tenemos un invitado especial.

    Cierto. El gerente del parque. El magnate de todo esto. Caesar Aleixandre… veamos qué clase de tipo es.

    —Sí, me consta que el señor Aleixandre ha llegado ya. Que suba al estrado, pues.

    … Clay sigue horriblemente callado. Eso me preocupa. Me recuerda a aquella vez en la que revelamos al asesino del caso amargo.

    —Clay, necesito que estés atento.

    —¿Huh?

    —Tú dijiste que oíste algo que te escamó cuando hablaste con este tipo, ¿no es así? Necesito que oigas con atención su testimonio… para que puedas refrescar la memoria.

    —… mm-hm.

    No, definitivamente, que esté tan desanimado no me gusta. Pero en fin, ¡aquí viene el jefazo!


    Sí, es un jefazo con pintas de tal. Tiene cara aduladora y aspecto de ser sumamente egocéntrico. No hay más que ver esos hombros alzados y ese pecho que apunta hacia el cielo con soberbia.

    —Nombre. Profesión. Rápido.

    —Vaya, vaya, vaya —hasta su voz suena aduladora y prepotente—. Hay mucha gente expectante en este lugar. Espero que no se me haya traído en vano. Soy Caesar Aleixandre, jefe, empresario y gerente de Illusion’s World… ¡el parque donde vivirás una aventura mágica!

    Ya, una aventura llamada “asesinato”, ¿no?

    —La ovejita negra aquí presente, señor Aleixandre, cuestiona su coartada para el crimen de la señorita Welly Comme. Declare. Sobre su coartada. Callémosle la boca a esta oveja que no para de balar.

    —… ¿se cuestiona mi coartada? ¿Acaso se me quiera acusar de algo? Hmpf.

    No sé si este tipo tiene algo que ver con el crimen, pero, siendo quien es… es obvio que puede tener información importante sobre el tema. ¡Necesito sacar algo de su testimonio! Todo lo que tengo son meras conjeturas, y con conjeturas… no puedo sacar este caso adelante. No puedo salvar a Braun Lucky.


    Ptché. Que se me acuse a mí, el mismísimo jefe y propietario de Illusion’s World… es completamente vergonzante.

    Soy una persona muy ocupada, ¿crees de verdad que habría tenido tiempo para cometer burdos y zafios asesinatos? ¡Claro que no! Tengo coartadas de hierro para cada una de las muertes.

    Es cierto que tengo acceso a todas las instalaciones del parque, pues soy el jefe y director de éste. Pero, como ya sabrán, tengo la mejor de las coartadas para los crímenes de la maga y el guardaespaldas.

    Y respecto a Welly Comme… bueno, estuve ocupado con los fuegos artificiales sorpresa para el espectáculo, y todos los que me ayudaron podrán testificar eso.

    ¿Ves? No tengo nada que ver en este asunto, ni tengo ninguna relación o pista sobre la CSA. Siento no poder ser de ayuda.


    … Ugh. Parece un testimonio consistente.

    —¿Qué es eso de unos fuegos artificiales, señor Aleixandre?

    Sí, el Juez no lo sabe, pero yo oír hablar de ellos de boca de Clay. Están dentro de un gran Cohete falso.

    —¡Ah! Era la guinda del pastel. Unos preciosos fuegos artificiales que haríamos manar del gigantesco cohete después de que el presidente dijese sus palabras en la flamante actuación de clausura del parque.

    Y lo peor es que pretende seguir llevando adelante la ceremonia de clausura incluso después de todos los crímenes. ¿Por qué tanto interés en eso?

    —Ajá, ya veo. Habría sido un espectáculo hermoso, cuanto menos. Señor Fate, puede proceder con su interrogatorio.

    Está bien, hora de ponerse manos a la obra.


    Ptché. Que se me acuse a mí, el mismísimo jefe y propietario de Illusion’s World… es completamente vergonzante.


    Este tipo tiene el ego por las nubes. ¿Todas las personas ricas son así?

    —Nadie ha hablado de acusarle, señor Aleixandre. Sólo queremos verificar su coartada.

    —Más te vale. Porque eso se llama “calumnia”, amigo mío. Y no querrías enfrentarte a un proceso civil contra mi abogado en el que te reclame daños morales en una cuantiosa suma de dinero, ¿verdad que no?

    —E-Eh, ¿c-cómo? —glup. Eso sonaba muy mal. Mejor medir mis palabras…—. T-Tranquilo, nadie le está acusando de nada.

    … por ahora.

    —Sigamos con el testimonio, por favor.


    Soy una persona muy ocupada, ¿crees de verdad que habría tenido tiempo para cometer burdos y zafios asesinatos? ¡Claro que no! Tengo coartadas de hierro para cada una de las muertes.


    Y ahora es cuando las explica, claro. Será mejor que preste mucha atención y piense en cada palabra que dice. Esta es la parte importante.


    Es cierto que tengo acceso a todas las instalaciones del parque, pues soy el jefe y director de éste. Pero, como ya sabrán, tengo la mejor de las coartadas para los crímenes de la maga y el guardaespaldas.


    —¡Un momento! —eso es demasiado vago—. ¿Podría especificar más? ¿Cuál fue su coartada?

    —Pf, ¿todos los abogados tenéis tan mala memoria? Estuve reunido con el presidente del Gobierno.

    —O-Oh, sí. Eso —lo había olvidado por completo, a decir verdad.

    —Jé. La ovejita tiene una memoria casi tan pequeña como sus posibilidades de ganar.

    —Incluso yo me acordaba de ese detalle, y eso que comienzo a darme cuenta de que últimamente sufro de muchos despistes.

    B-Basta ya con el acoso, ¿no?

    —E-En cualquier caso… ¿podría añadir a su declaración esa última frase?

    —Si insistes…


    Estuve reunido con el presidente del Gobierno cuando sucedieron los dos primeros crímenes. ¿Qué? ¿Vas a cuestionar la palabra del mismísimo presidente?


    … Desde luego, no creo que sea fácil traer al estrado al mismísimo presidente del Gobierno, y se me hace difícil creer que Caesar se arriesgue a mentir sobre algo así. Pero, ¿qué hay del crimen de Welly Comme?



    Y respecto a Welly Comme… bueno, estuve ocupado con los fuegos artificiales sorpresa para el espectáculo, y todos los que me ayudaron podrán testificar eso.


    —¡Un momento! ¿Quiénes le ayudaron a preparar los fuegos artificiales?

    —La verdad es que los fuegos artificiales llevan un largo tiempo de preparación, y hay mucha gente implicada en ellos. No podemos permitirnos un error, ¿sabes? Debe ser perfecto. De modo que había en ese momento muchas personas a mi servicio.

    Ugh, con tantos testigos que confirmen su coartada, se hace difícil vincularlo de alguna forma al crimen.

    —En fin, ¿algo que decir, señor Fate?

    Mmm… ¿qué podría preguntarle?

    —… Veamos, sobre esta idea de los fuegos artificiales, ¿fue una idea totalmente suya? ¿Cuándo se decidió realizar la sorpresa… ya no tan sorpresiva?

    —La idea fue totalmente mía.

    Mierda. De todas formas, ¿de qué habría servido, realmente, que hubiese alguien más relacionado con el asunto de los fuegos artificiales? No lo sé ni yo, pero hay algo que no me gusta en relación a éstos.

    —¿Y cómo iba a ser el evento, si puedo preguntar? —me veo en la necesidad de ahondar un poco más en este asunto. Hay algo que no me gusta, aunque solo sea una intuición.

    —Bueno, los planes originales tuvieron que ser cambiados drásticamente. Verás, los fuegos artificiales iban a estar acompañados de un espectáculo de magia de la maga Lady Mysteria, pero como sabrán, ya no será posible su intervención. Ensayó en muchas ocasiones en el escenario donde está el cohete, todo para nada. Al final, encontré a otro mago sustituto, pero todo debió de ser mucho más apurado, claro.

    —¿La señorita Sheila Kaula iba a presidir una actuación el día de la clausura?

    —Exactamente.

    —Jum. ¿La ovejita tiene algo que objetar, acaso? Que una víctima tuviese relación con unos simples fuegos artificiales no es relevante en absoluto.

    Oh, ¿no lo es? Mmm…

    —En cualquier caso, la defensa solicita que se añada esa declaración al testimonio.

    —Bah, estás pastando con el estómago lleno, ovejita —guau, esa metáfora creo que es nueva.


    El espectáculo iba a ser presidido, además de por los fuegos, por la maga Lady Mysteria, la víctima Sheila Kaula. Pero dada su muerte tuvimos que cancelar esa actuación, a pesar de sus numerosos ensayos junto al cohete.


    —¡Un momento! De modo que Lady Mysteria… quiero decir, la señorita Kaula, estuvo en múltiples ocasiones en las proximidades del cohete, ¿cierto?

    —Exactamente. ¿Qué importancia tiene eso?

    A decir verdad, no lo sé ni yo. Pero no puede ser casualidad. Este caso me ha demostrado que nada es casualidad.

    —Da igual. Siga con su testimonio, por favor.

    —Hmpf, empiezo a creer que esto es una estúpida pérdida de mi valiosísimo tiempo.


    ¿Ves? No tengo nada que ver en este asunto, ni tengo ninguna relación o pista sobre la CSA. Siento no poder ser de ayuda.


    Este testimonio… esa última frase… desde que la ha pronunciado, Wolf parece estar incómodo por algo. Me pregunto qué ha notado.

    —¡Un momento! —será mejor presionar sobre este asunto. Que tanto Wolf como Clay estén tan cabizbajos y pensativos me hace estremecerme. Clay no ha dicho apenas una palabra desde que empezó esta segunda parte del juicio—. Entonces, ¿usted no tenía ni idea de que bajo la identidad de trabajadores de su parque de atracciones se escondían miembros importantes de una organización criminal internacional?

    —Pero claro que no. ¿Acaso me acusas de lo contrario?

    —Ngh, n-no, claro que no —pero hay algo raro en esa frase de antes, estoy seguro. ¿Y si…?—. Pero podría, por favor… ¿repetir su última frase del testimonio algo más despacio?

    Mierda, ¿por qué todos me miran como si estuviese loco?

    —… ¿por favor? —venga, vamos. Hazlo, maldito millonetis.

    —Está bien, supongo. No pierdo nada. Ejem, ejem: “¿Ves? No tengo nada que ver con este asunto, ni tengo ninguna relación o pista sobre la CSA. Siento no poder ser de ayuda”. ¿Te basta con eso, chico?

    U-Uh. Sí… me basta. Ahora lo he sentido. El pitido en los oídos ha comenzado desde que ha dicho la primera palabra. Lo oigo todo a cámara lenta. Otra vez mi “poder especial” se manifiesta… puedo notar a la perfección la respiración de Caesar. Es una respiración pesada, como si estuviese cargada de angustia. Y… un ligerísimo titubeo. Justo al pronunciar una palabra.

    —Ahora lo veo, señor Aleixandre —más bien, lo “oigo” —. Me está mintiendo.

    —Jé, eso, acúsame. Te verás las caras con mi…

    —¡Cállate! —¡arg! ¿¡A qué he venido ese grito y ese golpe en el atril, Wolf!? —. ¡Oveja negra! ¡Tú… no puedes…!

    —¿Hum? ¿Algún problema, fiscal Baurufu?

    —… Hmpf. En absoluto. Prosigue.

    —Decía… —qué extraño ese comportamiento de Wolf. Me pregunto qué querría decir. Pero ahora no es momento de pararse en ese detalle. Quiero resolver ya este maldito caso, de una vez por todas—. Decía que usted está mintiendo. Cuando afirma que no tiene ninguna pista sobre la CSA, ¡usted ha titubeado ligeramente!

    —¿Q-Qué estás diciendo?

    —Eso, ovejita. ¿Qué insinúas? ¿Acaso crees que este testigo pertenece a la CSA.

    Este es mi momento. El momento de decidir. ¿Es Caesar Aleixandre un miembro de la CSA? Está claro que sabe algo sobre ellos… algo más de lo que nos ha contado. Y, dado que en su parque se cobijan unos cuantos miembros de la CSA, no es de extrañar que el jefe forme parte de la organización, aunque…

    —Tom —C-Clay, qué susto. Por fin hablas—. Ya lo recuerdo. Recuerdo qué fue lo que me resultó raro cuando hablé con Caesar aquella vez.

    —¡Oh, por fin! ¿Qué fue, Clay?

    —El cohete… el impostor… —uh, ¿por qué murmura? —. ¿No será que…?

    —¿C-Clay?

    —Oh, perdona. ¡R-Recuerdo lo que dijo! Cuando habló de la posibilidad de cancelar el acto de clausura del parque, Aleixandre dijo que ningún asesino terrorista frustraría sus planes para con el presidente.

    —¿Asesino terrorista? ¿Por qué terrorista?

    —Eso es lo que no sé.

    Hmm… ¿por qué Aleixandre diría la palabra “terrorista”? ¿Y qué relación puede tener todo con la CSA?

    —El lobo espera hambriento a que le des una presa que devorar, señor Fail. ¿Acusa de pertenecer a la CSA al testigo?

    —… —solo hay una explicación posible de por qué Aleixandre asumió que el asesino debía ser terrorista. Y si mi teoría es correcta… ese hombre no puede pertenecer a la CSA—. No. La defensa no cree que Caesar Aleixandre forme parte de la CSA.

    —Jo, jo, jo, bien, siempre está bien retractarse cuando uno comete errores.

    —¡Protesto! —no se trata de eso—. No me estoy retractando. Mantengo firme mi declaración de que nos oculta algo, señor Aleixandre. Pero mi argumento no es que usted forme parte de la CSA. Mi argumento es, más bien, que usted sabe algo sobre ellos que nosotros no sabemos.

    —¡Dilo de una vez, molesta oveja!

    —Señor Aleixandre —cuánta presión siento sobre mis hombros… definitivamente, esto podría darle la vuelta al caso. Otra vuelta más, quiero decir—. Usted recibió algún tipo de amenaza de la CSA, ¿verdad?

    —¿Q-Qué dices?

    —Apuesto, además, a que recibió una amenaza terrorista por parte del grupo.

    —¿Terrorista? —otro golpe en el atril. No sé cómo no acaba roto, después de tantos mazazos—. ¡Explícate, oveja lanuda!

    … genial. Ahora soy lanudo. Aunque, siendo una oveja, supongo que era lo natural.

    —Eso, explícate. ¿Por qué iba a recibir una amenaza terrorista? ¡No había motivos para tal cosa! Y, de haberla recibido, ¡lo habría declarado a la policía! ¡No existe explicación lógica para ese argumento tuyo!

    —Oh, claro que la hay. Usted mismo ha insistido en la importancia de su reunión con el presidente, del acto de clausura. Por nada del mundo iba a cancelarlo. Si reportaba la amenaza terrorista a la policía… el presidente no habría acudido jamás a ese acto de clausura. Y por eso usted jamás lo contó. Porque no podía permitirse perder esa oportunidad de oro.

    —¡Calla! ¿Y poner en riesgo la vida del presidente? ¡Eso le hubiese costado mucho más de lo que podría haber ganado!

    Wolf tiene razón. Por mucho que ganase, si siguió adelante con la ceremonia, no creo que quisiese exponer su propia vida y la del propio presidente de esa manera. Así que, tal vez… ¿tal vez pensaba que ya no corría peligro?

    —Mi teoría es que el señor Aleixandre pensaba que ya no corría peligro, que la amenaza terrorista ya no podía llevarse a cabo. De modo que decidió dejarlo pasar y seguir con el plan normalmente, para no perder el dinero y la fama que aquello le proporcionaría.

    —¡Protesto! ¡Falacias! ¿Por qué motivo creería que ya no está amenazado?

    Mmm… es la única explicación posible. O eso, o es un hombre muy temerario, y me extraña. Parece el tipo de persona decidido a ganar dinero sea como sea, pero incapaz de arriesgar un solo pelo de su cuerpo o un solo euro de su cartera.

    —“Ningún asesino terrorista va a impedir que se celebre la clausura”. Algo así le dijo el señor Caesar a mi amigo Clay aquí presente. Creo que el señor Aleixandre estaba convencido de que el asesino era algún miembro de la CSA. Al descubrir que las dos víctimas de los asesinatos eran miembros de la CSA, pensó que sus amenazas ya no podrían cumplirse. Y decidió seguir adelante. Pero mi duda es… ¿realmente esa amenaza fue mandada por la CSA?

    —Hmpf. Testigo.

    —U-Uh, dígame.

    —¿Es cierto lo que dice la defensa?

    —…

    —¡Grrrrrrau!

    —¡Eek! —menudo salto acaba de dar Aleixandre ante el rugido del lobo. Ha perdido de pronto todo el aire solemne que le rodeaba—. S-Sí, es cierto. Recibí una amenaza de bomba. Pero… pero… ya no hay peligro.

    —¿Podemos estar seguros de eso?

    Caesar parece muy reflexivo, y está sudando a mares. De seguro está tan desesperado por lograr esa reunión que ni siquiera ha reparado en la posibilidad de que la amenaza siga vigente.

    —¡Testigo! ¡Declare de una vez!

    —¡Eeeeeeek! V-Vale…

    Aquí viene. ¡He logrado abrir una nueva trama oscura en este parque condenado! Debo exprimir al máximo este fruto que he logrado arrancar… ¡allá vamos, Aleixandre! Prepárate, porque aquí viene Fate.


    Desde que anuncié la llegada del Illusion’s World al país, recibí una amenaza.

    La amenaza era bien clara: si seguía con los planes de traer al presidente, lo matarían, a él y a todos los espectadores.

    ¡Pero no había qué temer, en realidad! Me aseguré de poner un dispositivo de seguridad muy grande, y de que nadie salvo los más imprescindibles supiesen detalles o tuviesen acceso a la preparación de la ceremonia, luego no había forma de que amenazasen al presidente.

    La única a la que informé plenamente de todos mis planes fue a la difunta señorita Welly Comme. Es una excelente gestora, y me ayudó con todo el papeleo y demás trámites. Pero ella no es de la CSA, así que, ¿qué peligro podría haber en ello?

    Recibí, además, una carta más ayer, pero me la tomé como una broma de mal gusto. Después de todo, no era posible que me volviesen a amenazar, y… la letra no coincidía con la de la primera carta. Estaba claro que era una broma.


    —¿Puede este tribunal ver esas notas de las que habla?

    —Claro que sí, su Señoría.

    A ver, las leeré en cuanto pasen por mis manos. Son dos avisos, y no uno… escritos, según su testimonio, con diferente caligrafía, por lo que fueron enviadas por dos personas distintas.

    Aquí las tengo, veamos la primera:

    “A Caesar Aleixandre:

    Si lleva a cabo su ceremonia de clausura como tiene pensado, todos volarán por los aires antes de que se dé cuenta. No hay forma de que usted pueda evitarlo; sucederá, y lo único que usted podrá hacer para evitarlo es cancelar el Illusion’s World de este año.

    Está avisado”.

    Y la segunda carta, la que el señor Aleixandre toma como en broma…

    “Señor Aleixandre.

    No está a salvo. No celebre la clausura, o acabará muerto, usted, el presidente, y centenares de personas más”.

    Interesante… guardaré la Primera amenaza y la Segunda amenaza con mimo, me pueden ser útiles.

    —Bien, parece que es un asunto grave… en fin, la defensa puede proceder al interrogatorio.


    Desde que anuncié la llegada del Illusion’s World al país, recibí una amenaza.


    Esa fue la primera amenaza. Desde luego, parece mucho más seria y formal que la segunda.


    La amenaza era bien clara: si seguía con los planes de traer al presidente, lo matarían, a él y a todos los espectadores.


    —¡Un momento! ¿No se le ocurrió pensar en alguien de sus camaradas como posibles culpables? Quiero decir, solo ellos podrían saber sus planes y lo que sucedería en la ceremonia de clausura.

    —No… lo cierto es que no lo sospeché.

    Bueno, no creo que este tipo preste mucha atención a la existencia o la vida de sus empleados, de modo que… es probable que ni siquiera pensase en esa posibilidad.

    Aun así, ¿por qué la CSA tendría tanto empeño en que no se instalase aquí el Illusion’s World…?


    ¡Pero no había qué temer, en realidad! Me aseguré de poner un dispositivo de seguridad muy grande, y de que nadie salvo los más imprescindibles supiesen detalles o tuviesen acceso a la preparación de la ceremonia, luego no había forma de que amenazasen al presidente.


    —¡Un momento! —hay una contradicción. Si mi teoría es correcta… si estoy en lo cierto al pensar que ese objeto es la clave de todo, entonces… se equivoca al decir eso que ha dicho—. Señor hay una persona que podía haber tenido acceso a toda la información y que podría haber podido instalar la bomba, y, de hecho, es probable que lo haya hecho ya.

    —¿C-Cómo?

    —Usted mismo lo dijo. La señorita Sheila Kaula, que ha resultado ser miembro de la CSA, organización hipotéticamente escondida tras la amenaza, ensayaba continuamente junto al escenario donde estaba todo lo dispuesto para la clausura. Ella pudo instalar la bomba ahí.

    —O-Oh… es cierto.

    —Grrrrrrr…. ¡grrrrau! Inconsciente —el lobo se ha enfadado, guao. Tiene malas pulgas, desde luego—. ¡Y tú pretendías seguir como si tal cosa! ¡Puede que haya una bomba en cualquier parte!

    —¡No, s-se equivoca, señor Fiscal! No hay ninguna bomba. Ya no hay peligro. A fin de cuentas, Sheila está muerta, y no hay ningún sitio donde colocar la bomba sin que nos demos cuenta. ¿Quién la activaría, de todos modos?

    —… añada eso a su declaración, si es tan amable.

    —¿Eh? ¿Por qué?

    Porque hay una contradicción.

    —Hágalo, sencillamente, por favor.

    —E-Está bien.


    Aunque la teoría de que Sheila pudo poner una bomba fuese cierta, los miembros de la CSA ya están muertos, ¿no? Ya no hay peligro, ¿quién activaría la bomba, y dónde la colocaría, sin que la viésemos? Es absurdo.


    —¡Protesto!

    —Parece que la ovejita se ha dado cuenta también.

    Sí, fiscal Baurufu. Me he dado cuenta. Lleva escamándome la presencia de ese objeto desde que oí sobre él la primera vez. Ahora veo que mi intuición no se equivocaba.

    —Señor Aleixandre. Hay un lugar donde podría estar escondida la bomba. Un lugar donde la bomba podría activarse sin necesidad de que un miembro de la CSA. Y ese lugar es… el cohete de fuegos artificiales.

    —¿Quéeeeee?

    —¿Cómooooo?

    El Juez ni se lo olía, huh. Sí que va a ser cierto eso de que cada vez está más despistado.

    —Piénselo. No sería necesario activar nada. En cuanto la mecha de ese cohete se activase, ¡bum! La bomba explotaría, llevándose a todos por delante. Al presidente, a usted, a todos. Y eso sin que nadie se diese cuenta de nada, sin que nadie parase a pensar siquiera en la posibilidad de que un aparato diseñado para el ocio pudiese ser un arma letal.

    —Eso… eso… mi cohete es… n-no puede ser cierto. H-He estado tan cerca de…

    —No se torture más, Caesar Aleixandre —trato de ser cortés, pero lo cierto es que tiene toda la culpa. Su avaricia casi cuesta la vida de muchas personas. Del propio presidente, entre muchos otros inocentes—. Lo importante ahora es examinar si mi teoría es cierta.

    —Claro que sí, ¡alguacil! ¡Compruebe el cohete de fuegos artificiales del Illusion’s World! Ahora bien, el testigo puede…

    —¡Protesto! —¿cómo? Fiscal Baurufu, ¿qué…?—. Wolf no está satisfecho aún. El testigo aún no puede irse.

    ¿Qué pretende? ¿Quiere que siga el interrogatorio? ¿Por qué?

    —Aún quedan partes del testimonio que analizar, es cierto. ¿Quiere la defensa proseguir, señor Fate?

    … bueno, es cierto que aún quedan cosas extrañas que aclarar. Pero, ¿por qué querría Wolf que me centrase en ello? ¿Acaso… acaso verdaderamente se está dando cuenta de que Braun Lucky no es el culpable y quiere ahondar más en la verdad? ¿O simplemente desea satisfacer sus curiosidad y solventar sus dudas sobre la última parte del testimonio?

    —Sí, su señoría. La defensa proseguirá el interrogatorio.


    La única a la que informé plenamente de todos mis planes fue a la difunta señorita Welly Comme. Es una excelente gestora, y me ayudó con todo el papeleo y demás trámites. Pero ella no es de la CSA, así que, ¿qué peligro podría haber en ello?


    Así que Welly Comme, ¿eh? Huh… demasiada casualidad. Mucha, mucha, casualidad. Será mejor que mantenga esto en mente.


    Recibí, además, una carta más ayer, pero me la tomé como una broma de mal gusto. Después de todo, no era posible que me volviesen a amenazar, y… la letra no coincidía con la de la primera carta. Estaba claro que era una broma.


    —¡Un momento! ¿Una broma? ¿Por qué está tan seguro de que era una broma?

    —Quiero decir… con todos los de la CSA a mi alrededor muertos, ¿quién más podría saber de los planes del cohete como para seguir amenazándome?

    —¿Quién más, eh?

    La carta fue escrita por alguien distinto a quien escribió la primera parte, ¿huh? Y debía ser alguien familiarizado con el asunto, pues menciona expresamente al presidente. U-Un momento… “La única a la que informé plenamente de todos mis planes fue a la difunta señorita Welly Comme”.

    Ahí lo tienes, Fate. Golpe en el atril, y…

    —Hay una persona que pudo haber escrito esa segunda carta.

    —¿Y bien? ¿Quién es, maldita oveja? Deja de balar en vano, y, si lo haces, hazlo bien.

    Ni siquiera me has dejado tiempo para una pausa dramática. Ya te vale, Wolf.

    —Esa persona es nada más y nada menos que la víctima, Welly Comme. ¡Ella mandó la segunda amenaza al señor Aleixandre!

    —¿Qu…?

    —¿Quéeeeeee?

    —¿I-Insinúas, oveja descarriada, que la víctima también formaba parte de la CSA?

    ¿Es eso posible, acaso?

    —No, para nada. Si hacemos caso a lo que el señor Aleixandre nos ha dicho, y recordamos las deducciones que hemos llevado a cabo previamente, en la primera parte de este juicio… la señorita Welly Comme, muy probablemente, no mandó esa carta, pues estaba secuestrada. De modo que tuvo que ser su secuestradora, la persona que se hizo pasar por ella, la que mandase la carta de amenaza.

    —¡Cállate! ¡Maldita oveja! ¿Cómo iba a saber la impostora fantasma de la que hablas, entonces, el plan del presidente?

    —F-Fantasma… —Clay, ¿qué te sucede?

    Mejor centrarnos en la discusión e ignorar, de momento, a Clay.

    —¡Protesto! La impostora “fantasma” es muy real, fiscal Baurufu. Y, según sabemos, si creemos que ella fue la autora de, al menos, los otros dos crímenes, queda claro que quería acabar con la CSA. De modo que pudo haber estado espiando a la persona por la que se hizo pasar mucho tiempo antes de haberse hecho pasar por ella, ¡o incluso haber hecho que la señorita Welly Comme confesase todo lo que sabía cuando la secuestró!

    —¡Calla! ¿¡Y con qué motivo iba alguien que amenazaba quería matar a los de la CSA amenazar con el plan de ésta al señor Aleixandre!?

    Ugh. Buena pregunta. ¿Qué explicación posible hay para eso? Sabemos que nuestra impostora y maestra del disfraz está ahora disfrazada, casi seguro, bajo otra fachada, y que en un momento dado estuvo camuflándose como Welly Comme. Y sabemos que su objetivo era acabar con la CSA. Probablemente, quisiese, también, evitar la bomba. ¿Por qué iba a amenazar a Caesar?

    Tengo que darle la vuelta. No se trata de pensar “¿por qué querría la asesina amenazar a Caesar?”. Sino pensar, más bien “¿Qué quería verdaderamente hacer la asesina con ese escrito?”.

    —… lo tengo.

    —Habla. El lobo tiene los oídos bien alzados.

    —La impostora no quería amenazar de la bomba… ¡quería evitar que explotase! La carta no era una amenaza…. ¡era una advertencia para que el señor Aleixandre cesase en su empeño de llevar a cabo la fatídica clausura!

    —Una…

    —¿A-Advertencia?

    —Menudo… ¡disparate! —cálmate, Wolf.

    —No es ningún disparate. ¡Es la verdad!

    Y, cuanto antes la asumas, Wolf…

    —¡Protesto! —¿eh? ¿Qué? ¿W-Wolf? ¿Ahora qué? —. Je. Ovejita Fail. Te he dado la oportunidad de desvelarlo por ti mismo. Y, en su lugar, has desaprovechado mi regalo yéndote por las ramas de forma completamente irrisoria.

    —¿Q-Qué quieres decir?

    —Ovejita, ovejita… ¿es que no te das cuenta? ¿Has visto el papel en el que está escrita la segunda amenaza? ¡Fíjate en la parte inferior!

    ¿La parte inferior? Ugh, parece normal para mí. Aunque… un momento… ¡e-el borde parece como si estuviese…!

    —Esa amenaza, o “advertencia”, como tú la llamas… ¡ha sido arrancada de un texto más grande!

    —Ngh, es cierto —sí, tiene toda la razón. Caesar ha debido arrancarla para ocultar el resto del contenido. Pero, ¿por qué? ¿Qué pretende ocultar? ¿Qué decía la verdadera carta?

    —¿Y bien, carnerillo testigo? —cada vez es menos original con esos motes pastoriles—. ¿Algo que decir?

    —La carta llegó así, tal y como yo la he mostrado.

    ¡Auch! Menudo golpe en el atril… me ha dolido hasta a mí.

    —¡MIENTES! Su Señoría, ¡que registren a este carnerillo descarriado, ya!

    —C-Como ordene, señor Baurufu. ¡Alguacil! —¿q-quién es el que dirige el Tribunal aquí?


    Los alguaciles han terminado sus labores. Tanto el que fue a investigar el Cohete de fuegos artificales como el que ha cacheado a Aleixandre. Ardo en deseos de que el Juez Daroul confirme ambos resultados.

    —Hmm… como la defensa decía, se han encontrado explosivos dentro del cohete. Suerte que hemos podido darnos cuenta antes de que sucediese una desgracia.

    —¿Y qué hay de lo otro?

    A veces Wolf parece no tener lugar en su mente más que para aquello que le interesa y que la ocupa en ese momento. Quizá no sea solo una impresión, en cualquier caso.

    —El alguacil ha encontrado, tal y como decía el fiscal Baurufu, un segundo trozo de papel entre las ropas del señor Aleixandre.

    —Grr… d-debí haberlo tirado, no tuve tiempo de hacerlo cuando me llamaron de repente para declarar —por mucho que murmures, Caesar, todos te hemos oído.

    —Procederé a leerlo. Ejem:

    “Y más le vale obedecer mi siguiente petición, si no quiere que el próximo en morir con un disparo en la cabeza sea usted:

    Welly Comme se encuentra muerta en la habitación de hotel 202. Usted va a coger su cadáver y se va a encargar de que acabe tras el mostrador de recepción. Soltará allí una cinta roja y la pistola que le adjunto, junto a su cuerpo. Y sobornará al forense para que redacte en su informe que la muerte sucedió más tarde que los otros dos crímenes.

    Espero su discreción, si aprecia su vida. Le estoy observando”.

    —…

    —…

    —…

    Q-Qué silencio. Nadie se atreve a decir nada.

    —Grrr… grrrr…. ¡GRRRRR! ¡¡MALDITO TROZO DE CORDERO PODRIDO!!

    G-Guau, creo que nunca había visto a Wolf tan enfadado.

    —¿¡Hiciste todo eso!? ¿Fuiste tú el que movió el cuerpo? ¡¿Fuiste tú el que modificó la escena del crimen, y el que sobornó al forense?! ¿¿¡¡Falsificaste todo eso para salvar la lana mustia y sucia que tienes por piel!!??

    —¡E-E-Eeeek! Y-Yo… ¿qué iba a hacer? ¡Me había amenazado de muer…! ¡Eeeek!

    Otro golpe en el atril.

    —¡¿Cómo te atreves a maquillar mi caso?! ¡¿Cómo osas haber creado esta mentira?! ¡¡Explícate!! ¡Explica todo lo que hiciste con el más mínimo detalle, si no quieres que te clave mis colmillos afilados en tu sucio y débil cuello de cordero!

    G-Guau. Creo que yo también tengo miedo.

    —¡Ahora!

    —V-Vale…

    La verdad, al margen de la reacción de Wolf, estoy en shock aún por todo lo que he oído, escrito en un maldito trozo de papel. Si todo eso que decía la carta ha sido llevado a cabo, todo este caso ha sido manipulado de principio a fin. La muerte de Welly Comme no es como creíamos. Y, además, otra cosa queda clara… la carta de amenaza o advertencia la ha escrito el asesino, y esa persona solo pudo ser quien se hacía pasar por la señorita Comme. ¡De modo que… estoy muy cerca de la verdad!


    Debí deshacerme de esa carta mucho antes, ¡iba a quemarla hoy mismo… pero tuvieron que llamarme para declarar!

    Es cierto, recibí esa doble amenaza, o advertencia-amenaza, como quieran llamarlo. Y, asustado y temiendo por mi vida, acaté todo lo que se me ordenaba en ella.

    De modo que ordené a Braun Lucky, el botones, que apagase las luces a la hora en la que planeaba hacerlo todo, y le dije que se marchase tras hacerlo.

    Aproveché la oscuridad para entrar en el hotel vestido de botones, llevé en un carrito de la limpieza el cuerpo de Welly Comme, y lo solté donde se me indicó, junto a los objetos indicados.

    Luego encendí las luces de nuevo y salí del hotel fingiendo ser ese infeliz de Lucky.

    Oh, y soborné al forense tal y como se me pidió. Desconozco el motivo por el que quería que hiciese todo esto, pero no iba a permitir que nada me sucediese, como pueden comprender.


    —… que… impactante, desde luego. ¿Q-Quiere la defensa interrogar al testigo?

    El Juez Daroul parece completamente contrariado. Es lógico.

    No creo que haya contradicciones en ese testimonio, pero siempre viene bien revisar a fondo un testimonio, para aclarar las cosas. Este testimonio es más que suficiente para comprobar que mi cliente es inocente, pero… aun así…

    Aún falta descubrir la verdad.

    —Sí, su Señoría. La defensa está lista para el interrogatorio.

    —… —Clay… reacciona, por favor. Sigues sin inmutarte, como si hubiese algo muy duro que estuvieses tratando de asimilar.

    Pero no debo perder la concentración. ¡Vamos allá!


    Debí deshacerme de esa carta mucho antes, ¡iba a quemarla hoy mismo… pero tuvieron que llamarme para declarar!


    Si eso hubiese sucedido, quién sabe si ahora seguiríamos atascados en el mismo callejón sin salida. Es toda una suerte.

    ¿O quizá… es cosa del destino? Je. “Destino”. Seguro que fue eso.


    Es cierto, recibí esa doble amenaza, o advertencia-amenaza, como quieran llamarlo. Y, asustado y temiendo por mi vida, acaté todo lo que se me ordenaba en ella.


    De modo que llevó a cabo todo el plan tal y como se le pidió… vamos a escuchar y a analizar éste paso por paso.


    De modo que ordené a Braun Lucky, el botones, que apagase las luces a la hora en la que planeaba hacerlo todo, y le dije que se marchase tras hacerlo.


    —¡Un momento! Mi cliente me contó que apagó las luces él mismo. ¿De modo que fue usted el que se lo ordenó?

    —S-Sí…

    —¿Bajo qué pretexto?

    —Le dije que íbamos a cerrar el hotel, y que podía marcharse y apagar las luces, por consiguiente. Todo no era más que una mentira para poder entrar en la escena sin ser visto por las cámaras.

    —¿No habría sido más fácil, pues, haber desconectado las cámaras?

    —No, señor. Ese Tron es un tipo muy ladino, el encargado de ese asunto. Hubiese sospechado mucho de mí; él sólo confiaba en Welly —vaya, parece que la jovencita ama de llaves era toda una promesa y todos la respetaban mucho. Qué pena que haya tenido que ser ella la que acabase de aquella forma.

    —Entiendo. Prosiga, pues.


    Aproveché la oscuridad para entrar en el hotel vestido de botones, llevé en un carrito de la limpieza el cuerpo de Welly Comme, y lo solté donde se me indicó, junto a los objetos indicados.


    —¡Un momento! ¿Habla de la cinta roja y de la pistola?

    —Exactamente. No tenía ni idea de para qué servía la cinta roja, pero yo simplemente me limité a obedecer.

    La cinta roja… si el asesino quería que se encontrase una en la escena del crimen, era, con toda seguridad, para simular un asesinato con el mismo modus operandi. Me pregunto aún qué desempeño tiene la cinta roja en toda esta trama. La misteriosa cinta roja…

    —¿En qué estado se encontraba la víctima cuando abrió la puerta de la habitación de hotel?

    —Estaba muerta, tirada en el suelo. La habitación está llena de sangre, pueden comprobarlo si quieren. Había una silla junto al cadáver, y cuerdas sobre ella.

    Debió de ser atada ahí…

    —¿Era la habitación número 202, cierto?

    —Sí, esa misma. Una habitación desocupada. Imagino que el asesino logró entrar en ella usando la llave maestra de Welly Comme.

    —Mmm… —sí, es cierto, probablemente lo hizo así, pero, ¿por qué en una habitación del mismo hotel donde ella trabajaba? ¿No hacía eso más posible que alguien descubriese el secuestro antes de que Welly fuese asesinada efectivamente? ¿Tal vez debía ser ahí por algún motivo? —. Su Señoría.

    —Dígame, señor Fate.

    —¿Podría realizarse una investigación rápida de la habitación y, de paso, conseguirse el libro de reservas de éstas?

    —Alguacil, ya lo ha oído.

    —Muchas gracias, Juez Daroul —tengo un mal presentimiento sobre esto

    —Vamos, cordero miserable. Sigue hablando, antes de que te arranque la lengua.

    —Glup. S-Sí…


    Luego encendí las luces de nuevo y salí del hotel fingiendo ser ese infeliz de Lucky.


    —¡Un momento! Sus actos no solo manipularon totalmente la escena del crimen, sino que hicieron parecer culpable a mi cliente.

    —Lo sé, pero, ¿qué más podía hacer?

    —¡No tenía por qué inculpar a nadie, cuando usted no fue el asesino!

    —No quería inculpar a nadie, simplemente quería salvar mi vida. Y debía quitarme de encima a ese botones si quería lograr llevar a cabo el plan que se me había exigido.

    —Entiendo… —gah, ese pobre botones… tiene muy mala suerte. Solo estuvo en el lugar equivocado y el momento equivocado—. Prosiga, por favor.


    Oh, y soborné al forense tal y como se me pidió. Desconozco el motivo por el que quería que hiciese todo esto, pero no iba a permitir que nada me sucediese, como pueden comprender.


    —Ese forense va a ser severamente castigado, desde luego —el Juez parece muy molesto.

    —Y este miserable cordero va a ser brutalmente esquilado —¿se supone que eso debe considerarse un castigo? —. ¡Esquilado y después asado! —vale, eso ya sí tiene más aspecto de castigo.

    —Y-Yo sólo quería salvar mi vida… ¡no soy el verdadero culpable!


    Bueno, en eso estamos de acuerdo. Y parece que aquí hay alguien que sigue manejando los hilos desde las sombras. La impostora…

    Desde hace bastante tiempo, tengo un desagradable sabor en la boca. Y creo que sé por qué motivo lo noto. Es una sospecha. Una que ha crecido dentro de mí poco a poco… una que Apollo terminó de hacer germinar.

    —Muy bien. El testigo puede retirarse. Se le detendrá y se preparará su juicio por sus actos.

    —S-Sí, Señoría… grr, mi exitosa trayectoria empresarial… mi reunión con el presidente… frustradas de esta manera…

    —Ejem. Ahora bien, parece que ha quedado más que demostrado que Braun Lucky no pudo cometer el crimen de la señorita Welly Comme. Por consiguiente, declaro al acusad…

    —¡Protesto!

    ¿Eh? ¿Qué? ¿¡Wolf!?

    —… no. No aún.

    —¿C-Cómo?

    —¡Vamos, pastorcillo! Has dirigido a todo un ganado, ¿y vas a dejar que se te escape una oveja, ahora que las tienes a todas dentro de la granja?

    —C-Creo que no le sigo, fiscal Baurufu.

    Yo sí le comprendo. Sé exactamente qué quiere decir. Y estoy gratamente sorprendido. Sólo espero que no sea una trampa de esas que tanto adora.

    —Su Señoría. El fiscal Baurufu quiere decir que no debemos cerrar aún este juicio. Porque aún no sabemos cuál es la verdad, aún no sabemos quién es la persona que está detrás de todo, aún no sabemos quién es el asesino. La impostora de la que hemos hablado.

    —Pretendía dejar eso para una posterior investigación policial, señor Fate. ¿Es que acaso cree que posee las pruebas necesarias para determinar quién es esa persona de la que habla?

    Llegó al fin. El momento de la pregunta clave. ¿Quién? ¿Tengo acaso alguna forma de desenmascarar a esta impostora, a esta persona que ha estado todo el tiempo manejando los hilos de la intrincada trama de Illusion’s World?

    —La defensa… tiene una forma de determinar quién es el verdadero culpable. Sólo hace falta analizar una pieza de evidencia: ¡la segunda amenaza!

    —¿Y cómo se supone, corderito, que esa evidencia puede revelar la identidad del culpable?

    —Sencillo, fiscal Baurufu. Sabemos que esta amenaza fue escrita muy probablemente por el verdadero culpable. Sabemos que el culpable usaba un disfraz de Welly Comme y que tuvo que mostrar su cadáver para poder deshacerse de dicho disfraz y cambiar a una segunda falsa identidad. Por consiguiente, es muy probable que uno de los involucrados en este caso no sea quien dice ser. De modo que sólo hay que cotejar la escritura de los sospechosos con la escritura de la carta y con un escrito anterior de esa persona. Si la escritura de la amenaza y la del sospechoso coinciden, pero la escritura actual y anterior del sospechoso no, sabremos que esa persona no es quien dice ser, y que, además, ¡es la asesina que estamos buscando!

    —¡Vaya! ¡Brillante deducción!

    —Sí, muy bonito, pastorcillo —al menos he promocionado a “pastorcillo”. Es un avance—. Pero, ¿acaso pretendes analizar la escritura de todos y cada uno de los sospechosos? Eso sería eterno, sumamente eterno. Hay demasiadas personas que pueden estar implicadas.

    —No, fiscal Baurufu. No será necesario. Creo… que sé quién puede ser nuestra sospechosa.

    —¡Tom! ¿L-La tienes? ¿Sabes quién es esa impostora?

    Clay… por fin reaccionas.

    —No, Clay, no sé quién es ella… pero sí sé bajo qué identidad se está camuflando.

    He tardado un tiempo en aceptarlo, pero Wolf tenía razón. Wolf tenía toda la razón. Si me paro a recordar en todo lo que he oído a lo largo de este caso…


    —¿Un asesino…? ¿En la habitación?

    —En efecto. Cuando miré el lugar al que había disparado Buck, vi una persona que rápidamente entró al baño, apartándose de mi vista. Fue tan rápido, que apenas pude ver la silueta de un hombre.



    —Y eso nos lleva a una conclusión bastante certera. El asesino es una mujer. ¿Cómo, si no, se podría hacer pasar por ella? No solo el aspecto de la señorita Welly Comme era el de una mujer muy bien parecida: los espectadores del engaño debieron oír su voz, y una voz de hombre se distinguiría fácilmente de una de mujer, ¿cierto? El asesino no correría el riesgo de hacerse pasar por mujer, pudiendo haber suplantado la identidad de un hombre en su lugar. Estoy casi seguro de que era una mujer.


    Esa contradicción flagrante… y lo evasiva que se mostró cuando le hice aquellas preguntas:


    —En el juicio de hoy se dijo que usted reforzó su seguridad porque había predicho que la iban a asesinar. ¿Es eso cierto?

    —… sí. Predije que me asesinarían, pero las cartas no contaban con la intervención de Buck.



    —¿Podría decirme, se lo suplico, qué es exactamente lo que vio? ¿Cómo vengaré a mi padre? ¿Y dónde está mi hermano? Por favor, necesito saberlo.

    —…yo… no puedo. No puedo resolver esas dudas, chico. Lo lamento mucho.

    —¿¡Por qué!?

    —Necesitaría mis cartas para resolver esas dudas, y no dispongo de ellas aquí, ese es el motivo.



    No necesitaba cartas. No, porque simplemente, no podía adivinar nada. Porque no es ninguna adivina. Ya no.


    —…

    —… ¿Fiscal Baurufu?

    —… Vas a perder este caso.

    —¿Eh?

    —Porque tu cliente es culpable.



    Wolf… tenías toda la razón.

    —Su Señoría… la defensa… ¡afirma que la persona a la que estamos buscando se oculta bajo el nombre de Guessa Future!
     
    Última edición: 29 Septiembre 2016
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    Título:
    Thomas Fate: Ace Attorney
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    9576
    ¡Señoras y señores, por fin acaba el larguísimo caso de la Cinta Roja! Este capítulo será el último de este tercer caso. Antes de nada, les advierto de que es bastante largo y bastante complejo en general, así que me gustaría que se tomasen su tiempo para leerlo con tranquilidad. Oh, y, por cierto, al final del caso dejaré en spoiler una aclaración sobre algo de este caso... y es eso, un spoiler. No lo abran si no quieren sufrir un spoiler (aunque intentaré suavizarlo) sobre Ace Attorney 5: Dual Destinies, que, como ya saben, es la continuación cronológica de este fic, que se enmarca en la línea temporal original de Ace Attorney, no como un universo paralelo.

    ¡Sin más, vamos al tema!



    El caso de la Cinta Roja.

    Día 2, Juicio, Parte 2

    Este es el momento. Si todo lo que he deducido hasta ahora es verdad, ella, la mujer que está en el estrado ahora mismo… es la asesina que he estado buscando todo este tiempo.

    Los análisis de escritura llegarán de un momento a otro, y demostrarán si de verdad ella es Guessa Future o es, por el contrario, una impostora que se hace pasar por ella.

    —Testigo. Nombre. Profesión. Ya.

    —… Fate.

    —¿Huh? —¿me está hablando a mí?

    —¿Por qué, si puedo preguntarte?

    —¿A qué se refiere?

    —Me diste tu palabra. Prometiste que serías mi abogado y me dijiste que me defenderías. ¿Y ahora me acusas de ser la asesina? ¿Por qué, Thomas Fate? Quiero saber el motivo de este acto.

    … ¿por qué? Es una buena pregunta. Es cierto, acepté ser su abogado. Y casi pierdo aquel juicio, aunque… si de verdad ella es la autora de los crímenes, de todos ellos, ella ya sabía que Welly Comme iba a ser eventualmente encontrada muerta, y eso era una coartada perfecta, pues si estaba en un juicio, no pudo cometer, en teoría, el crimen. No obstante, todo fue manipulado por Aleixandre, de modo que sabemos que Welly murió a la hora aproximada en que lo hicieron Kaula y Keeper. La pregunta es, ¿cómo? ¿Cómo logró hacerlo?

    —… acepté defender a Guessa Future. No acepté defenderla a usted.

    —Así que ella es la presencia que ha estado manipulando todo este caso —Clay, ¿qué es eso de la “presencia”?

    —Ya veo. Con que tan absurda premisa es con la que partes, ¿huh? Temo que hayas llegado a una conclusión tan errónea, Thomas Fate. Pero no te preocupes. Si debo demostrar mi identidad, lo haré con gusto:

    >> Guessa Future, es mi nombre. Adivina.

    En cualquier caso… se me hace difícil pensar que es una impostora. Conocí a Guessa Future antes de que se cometiesen los crímenes, y no veo diferencia alguna entre aquella mujer y esta que tengo frente a mí. Si de verdad es una impostora, debe estar camuflándose de manera excelente. Y eso no es algo que una persona normal sea capaz de hacer, disfrazarse de otra con tanta exactitud…

    —Bien. La ovejita clama que usted no es quien dice ser. Que es una impostora y que cometió los crímenes por los que estamos aquí hoy. De modo que —¡eek! Ese golpe al atril fue demasiado imprevisto, Wolf. Dame un respiro— ¡declara, aquí y ahora, sobre tu verdadera identidad, testigo!

    —… así lo haré.

    Vamos allá, Tom. ¡Hora de desenmascarar la verdad que tanto tiempo ha estado escapando de mi alcance! Los análisis de escritura confirmarán si ella envió o no ese mensaje, y si ella es o no Guessa Future… ¡pero, mientras tanto, tengo que hacer lo posible por desenmascararla yo mismo!


    Mi nombre es Guessa Future. Y esa es la verdad pura y absoluta.

    Las alegaciones de la defensa carecen de fundamento. Es absurdo plantearse que yo soy una impostora. Soy la auténtica adivina cuyas predicciones son tan acertadas que parecen magia, y esa es la única e indiscutible verdad.

    De todas formas, si fuese una impostora, ¿dónde está la verdadera Guessa? ¿Debemos asumir que simplemente se ha desvanecido? Eso no parece siquiera posible.

    Por supuesto, ni que decir tiene que no tengo nada que ver con el crimen. No pude cometerlos, en tanto que no dispongo de la capacidad de estar en tres sitios a la vez.


    Buena jugada, pero… sé que escondes algo, Future. O quienquiera que seas. Y voy a presionarte hasta que la verdad salga poco a poco a la luz.

    —La… presencia… —Clay… de verdad me inquieta cuando actúas de esta forma.

    ¡Pero no hay tiempo para preocuparme por el pequeño astronauta!

    —La defensa puede proceder al interrogatorio, señor Fate.

    ¡Es el momento de hacer mi trabajo!


    Mi nombre es Guessa Future. Y esa es la verdad pura y absoluta.


    —¡Un momento! ¿Puedes demostrar que realmente eres la auténtica Señorita Future?

    —¡Cállate! —¡Wolf! ¿¡Te he preguntado a ti acaso!? —. ¿Puedes demostrar tú que no lo es? ¿Tienes pruebas, siquiera, para sostener que ella sea una impostora?

    —… —ahí me ha pillado, a decir verdad.

    —… lamentable. Prosigue, señorita Future.

    Grrr. Maldito Wolf. Y yo que creía que empezaba a estar de mi lado en este asunto. Supongo que no va a dejar que las cosas sean tan sencillas.

    El test de escritura debería bastar como una prueba que nos permita, al menos, sospechar de la simulación que esta impostora está realizando. Pero sin ninguna base sólida… gah, parece que voy a tener que esperar a esos análisis para seguir por esta línea de ataque.


    Las alegaciones de la defensa carecen de fundamento. Es absurdo plantearse que yo soy una impostora. Soy la auténtica adivina cuyas predicciones son tan acertadas que parecen magia, y esa es la única e indiscutible verdad.


    —¡Un momento! —recuerdo que la auténtica Guessa acertó de forma escalofriante datos sobre mi futuro, antes de que sucediesen los asesinatos. Y luego, en el centro de detención, ella… simplemente se negó a responderme, aludiendo a que no podía hacerlo. Estoy seguro de que la que me habló sobre mi hermano y mi padre era la verdadera adivina. Y, ahora que lo pienso…—. Usted predijo su propio asesinato, y por ello reforzó su seguridad; pero aun así, se equivocó. ¿Cómo es eso posible? ¿No acaba de decir que sus predicciones son “tan acertadas que parecen magia”?

    —… la intervención de Buck Keeper entorpeció mi visión, eso fue lo que pasó.

    Oh, claro. Y yo debo creer tan burdo argumento.

    Pensémoslo con detenimiento… la impostora se hizo pasar, en un primer momento, por Welly Comme. Por eso la secuestró, para que no hubiese dos personas con el mismo aspecto pululando por el mismo lugar. Luego, quiso deshacerse de su disfraz del ama de llaves, y mató a ésta, para luego poder cambiar de disfraz, esta vez a Guessa Future. Hmm…


    De todas formas, si fuese una impostora, ¿dónde está la verdadera Guessa? ¿Debemos asumir que simplemente se ha desvanecido? Eso no parece siquiera posible.


    —¡Un momento!

    Eso es. La falsa Guessa Future secuestró a Welly Comme para poder hacerse pasar por ella sin que hubiese otra Welly vagando por el hotel. De modo que ahora mismo, si esta Guessa Future está fingiendo ser quien no es… la verdadera adivina, ¿dónde está?

    —¿Y bien, señor Fail? ¿Va a balar la oveja, o ha gemido en vano?

    —… la defensa cree firmemente que esta mujer aquí presente no es la auténtica Guessa, sino que la verdadera está en otra parte, y ella está usurpando su identidad. La cuestión es, ¿dónde?

    —¡Falacias! ¡Sucia oveja lanosa! ¡Explica tu teoría! ¿Cómo es posible que la “verdadera” Guessa no esté aquí?

    —Eso, señor Fate —gasp, encima el Juez Daroul va a por mí también ahora—. Y espero que no haga uno de esos faroles de los que tanto alardean los discípulos de Wright y él mismo. ¡Porque la penalización será doble si lo hace!

    O-Oh… vaya...

    No, pero no puedo echarme atrás ahora. ¡Vamos, Tom, golpe en el atril! Solo hay una posibilidad. La asesina está repitiendo el mismo procedimiento que llevó a cabo con Welly Comme. De modo que su segundo maquillaje, si de verdad está basado en Guessa Future, la auténtica adivina…

    —… la auténtica adivina está secuestrada o muerta oen alguna parte. Ese es el argumento de la defensa.

    —¿S-Secuestrada? ¿¡M-Muerta!?

    —¡Pero qué…!

    Es la única explicación posible.

    —Exacto. Y creo que sé cuál de las dos opciones es la correcta —… todo tiene sentido ahora.

    Guessa lo supo desde el primer momento en que me leyó las cartas, en que me leyó el futuro. Su poder de adivinación era real. Y ella, cuando vio mi futuro, sin quererlo, vio también el suyo.


    —Sí, y, veo aquí que muy pronto te verás involucrado en asuntos turbios nuevamente, querido Thomas Fate. Veo un asesinato, y te veo en el jurado defendiendo a tu cliente con uñas y dientes. Te veo cabizabajo, a punto de perder, Tom.

    —¿A punto de perder?


    —Sí. Será un juicio extraño, pero, ¡oh! No veo uno, sino tres juicios y… No puede ser… ¿yo?

    —¿Q-Qué sucede?

    —…Se… se acabaron las consultas por hoy



    Ella lo supo. “Tres juicios”; ella predijo el caso de la cinta roja, y predijo que ella estaría involucrada. Al principio, interpreté esa reacción de miedo como un presagio de que ella sería la acusada. Pero no fue así. Ella sabía que iba a ser una de las víctimas. ¡Qué estúpido fui! Sus predicciones siempre fueron acertadas. Ella lo sabía, sabía que iba a morir. Por eso…


    —Verás… quien llamó a la policía fue la propia acusada.

    —¿¡Qué!? —¿Guessa en persona fue la que llamó…?

    —Sí, pero no para advertir del crimen; el aviso del crimen lo realizó la testigo. Ella llamó momentos antes para decirnos… que había “previsto”, “leído en la cartas” que iba a ser asesinada.

    —… ¿Que ella misma iba a ser asesinada, dices? ¡Eso no tiene sentido! Quien murió fue su guardaespaldas.



    Ahora lo veo claramente. Eso sí que tenía sentido. Tenía mucho sentido… ¡porque fue exactamente lo que pasó!

    —Su Señoría. La defensa cree que la Señorita Future, la verdadera adivina, ¡está muerta!

    —¿Q…?

    —¿Qué…?

    —¿Cómo, Tom? ¿Muerta?

    —Mm-hm. Así es, Clay.

    —No lo entiendo.

    —Todo tiene sentido si es así.

    —¡O-oveja loca! ¡Casi pareces una cabra! ¿Puedes explicarte?

    —Ya lo creo que sí. La adivina Guessa Future era conocida por sus predicciones siempre acertadas. Yo mismo no lo creía al principio, pero pude ver de primera mano cómo ella acertó cosas que nunca debió haber sabido. Con todo, se equivocó… ¿o no?

    —… creo que no te sigo, Tomás.

    —Ahora lo entenderás, Clay. Verán, gente del Tribunal. Guessa Future llamó a la policía antes del asesinato de Buck Keeper para informar de que iba a ser asesinada… ¡y sabemos que era una adivina que nunca se equivocaba! De modo que… ¡la defensa cree firmemente que tampoco se equivocó ahí; Guessa Future fue asesinada… por esta persona que ahora finge ser ella!

    —… Hmpf —¿sin palabras, impostora? —. Qué estupidez.

    —Señoría, la cabra ha perdido el juicio definitivamente.

    No, el juicio es exactamente lo que voy a ganar. Cueste lo que cueste, Wolf.

    —¡Protesto! No estoy diciendo ningún disparate, y lo sabes, Wolf. Ya hemos comprobado que algo así sucedió antes, de modo que, ¿y si sucedió más veces?

    —… explícate.

    —Welly Comme fue el anterior disfraz de la impostora de la que hablamos, de esta falsa Guessa Future que tenemos delante. Lo sabemos porque la vimos en las grabaciones con total movilidad y sin ninguna marca en sus brazos, cuando realmente la verdadera Welly Comme no solo tenía esas marcas… ¡sino que estaba ya muerta, tal y como pudimos comprobar por la verdadera autopsia que Caesar Aleixandre mandó manipular! De modo que, si hizo eso con su primer disfraz, ¡es obvio que hizo lo mismo con su segundo disfraz, con la auténtica Guessa Future!

    —… —vamos, impostora, ¡da la cara de una vez! —. Acabas de cavar tu propia tumba, Thomas Fate —¿uh? ¿Qué está diciendo? —. Su Señoría, ¿podría declarar de nuevo para responder a tan burdas acusaciones?

    —C-Claro, señorita Future. Es natural que quiera defenderse.

    Me pregunto con qué va a atacarme ahora… será mejor que esté preparado para lo peor. Wolf está sonriendo, ¿deduzco que ya se ha dado cuenta de cuál es ese punto que la impostora va a declarar?


    Las fantasías de la defensa son hermosas, pero tan insostenibles que se tambalean con un simple soplo.

    Para empezar, no quiero repetirme, pero me veo obligada a hacerlo: no pude cometer dos de los tres crímenes, puesto que no puedo estar en tres lugares a la vez, ¿no es así?

    Pero obviando ese tema por un lado… la pretensión de que soy una impostora y que antes me camuflé como Welly Comme carece de lógica, porque hay un punto clave que la defensa está olvidando.

    Y ese punto clave es precisamente el mismo con el que me está atacando: la grabación de la cámara. Si realmente quien aparece en ella es la impostora, dime, Thomas Fate; ¿cómo puedo ser yo quien se muestra en esa cinta, si me encontraba, según tú con mi apariencia de Guessa, en el centro de detención?


    —Ugh, justo en la contradicción, Tom.

    —G-Gah —¡maldita sea! Tiene toda la razón. N-No había pensado en eso.

    —Ha, ha, ha, HAHAHA —grrr, ¡no te rías, maldito Baurufu! —. Tan cómica la cara que pone un corderito a punto de ser degollado. A ver cómo resuelves esto, querida oveja. Estoy deseando verlo.

    —Ya somos dos los que lo deseamos.

    —… sumadme al grupo, somos tres.

    Oh, genial, una nueva alianza juez-fiscal-testigo contra mí. ¿Por qué todos odian a los abogados aquí?

    —… no te rindas, Tom —C-Clay…—. Yo estoy contigo. Estoy firmemente convencido de que esa mujer es una impostora, tal y como tú afirmas. Y si lo es, si verdaderamente lo es, tienes que hacer lo que siempre dice Apollo. Lo que el señor Wright le enseñó. Enfocarlo todo desde otro punto de vista.

    —Tienes razón Clay.

    Es verdad. No debo pensar en cómo la impostora pudo estar en más de un sitio a la vez, sino más bien debo pensar… cómo pudo crear esa grabación sin necesidad de estar presente en la escena.

    ¡Allá vamos, Fate!


    Las fantasías de la defensa son hermosas, pero tan insostenibles que se tambalean con un simple soplo.


    … sí, sí, impostora. Ríete de mí. Pero sé que eres la culpable que llevamos tanto tiempo buscando. Y lo voy a demostrar, cueste lo que cueste.


    Para empezar, no quiero repetirme, pero me veo obligada a hacerlo: no pude cometer dos de los tres crímenes, puesto que no puedo estar en tres lugares a la vez, ¿no es así?


    —E-Eso… —eso es un enorme problema. Incluso si lograse demostrar que ella es una impostora, seguiría siendo incapaz de demostrar cómo pudo, por sí sola, cometer los tres crímenes—. Debe haber alguna forma.

    —¡Cállate! Ovejita charlatana, supongo que tienes algún tipo de prueba para demostrar tus alegaciones, si te atreves a decir tal cosa, ¿no?

    ¿Tengo alguna prueba? ¿Acaso existe alguna?

    —… No, no tengo ninguna prueba —aún.

    —Ha, ha, ha. Veo que sabes cuándo debes dejarte esquilar. Buena oveja, buena oveja.

    Grrr, Wolf, maldito Wolf. ¡Sé que debió existir alguna manera en que ella cometió los crímenes, pero… simplemente soy incapaz de pensar en cómo pudo suceder!

    M-Mejor será continuar por otra línea por ahora. No llegaré a ninguna parte si no logro, primero, demostrar de una vez por todas que ella es una impostora y que usó dos disfraces diferentes.


    Pero obviando ese tema por un lado… la pretensión de que soy una impostora y que antes me camuflé como Welly Comme carece de lógica, porque hay un punto clave que la defensa está olvidando.


    Está más que claro que la Welly Comme del video era una impostora, pues la auténtica ya estaba muerta. El punto es… que debo demostrar que fue esta persona sin nombre que hay frente a mí la que se hizo pasar con ella. L-Lo que me pregunto es, ¿cómo?


    Y ese punto clave es precisamente el mismo con el que me está atacando: la grabación de la cámara. Si realmente quien aparece en ella es la impostora, dime, Thomas Fate; ¿cómo puedo ser yo quien se muestra en esa cinta, si me encontraba, según tú con mi apariencia de Guessa, en el centro de detención?


    —¡Un momento! —debe haber alguna forma en que logró crear esa cortina de humo. Pero, ¿cómo?

    —¿Y bien, defensa?

    —… —n-no puedo pensar en nada coherente. Y-Y el juez se está impacientando.

    P-Pero, ¿cómo? ¿Cómo pudo hacerlo? ¿Existe acaso alguna forma? Tiene que existir una explicación.

    —Hum. Tal y como suponía, no eres capaz de derrotarme, Thomas Fate. No tienes ninguna prueba que logre demostrar que yo soy esa impostora. Mi nombre es Guessa Future, y tu dulce impostora… no soy yo.

    —Hmmm. La defensa es incapaz de probar falsa identidad de la acusada, de modo que me veo obligado a pedirle que se retire.

    ¡No! ¡No! Si tan solo llegasen esas pruebas… ¡si los análisis demostrasen que ella no es Guessa…! Pero, aun así, seguiría sin poder demostrar que antes fue Welly Comme. ¡Mierda! ¡Mierda!

    ¿Acaso… he llegado aquí para nad…?

    —¡Protesto!

    ¡Oh! ¡F-Fiscal Flamair!

    —Milord. Lamento la ausencia tan prolongada… pero el representante de la inquisición ha venido para aportar luz en calidad de testigo a todo este espinoso asunto.

    —Oh, fiscal Flamair, ¿qué es exactamente lo que quiere mostrarnos?

    —… Caballero de negro. Tu compañero el Caballero de Rojo se halla realizando algunas pesquisas por su cuenta, pero me ha dado todo lo que ha descubierto, y traigo información recopilada por los dos de las escenas de los crímenes.

    ¿Es esto acaso una especie de señal? Un milagro… mi última oportunidad de salvación.

    Apollo, fiscal Flamair… gracias.

    —Bien. Si el tribunal da permiso a este caballero para proceder con la información de sus resultados… comenzaré ahora mismo.

    >> El Caballero de Rojo y yo hemos encontrado cosas muy interesantes en nuestras investigaciones. Para empezar, me gustaría hacer notar que se encontraron manchas de pegamento no solo en un punto, sino en dos. En las dos primeras escenas del crimen.

    —¿Manchas de pegamento? —ahora que lo pienso, Apollo me mencionó algo sobre ellas.

    —Exacto. Pegamento de poca adhesión. Había dos pequeñas manchas en las vigas del escenario donde murió Sheila Kaula, y dos exactamente iguales en los laterales del conducto de aire acondicionado de la habitación donde murió Buck Keeper. Cualquier cosa que se pegue con este pegamento resistiría más bien poco. Cualquier ligero impulso bastaría para despegar lo que quiera que se pegase con él, si me permiten mi opinión. Un pegamento bastante poco consistente.

    Mmm. Las manchas de pegamento… ¿qué significado pueden tener?

    —Por otra parte, traigo una declaración de ese desagradable hombre que cree que los gérmenes son peores que las brujas, Tron, el jefe de mantenimiento del parque. El Caballero de Rojo insistió mucho en hablar con él para obtener la siguiente declaración, aunque desconozco la relevancia que pueda tener, si soy sincero. La leo: “Welly Comme me pidió poco antes de los crímenes que abandonase mi puesto, y ella misma se encargó del mantenimiento, de las cámaras y de los sistemas de iluminación del escenario, como los focos, por ejemplo”.

    Es cierto. Recuerdo que Apollo me habló de eso. Welly Comme en persona fue quien se hizo cargo del mantenimiento en ese preciso momento… me pregunto por qué motivo.

    —También traigo información de parte de la policía. Ya se han completado las peticiones del tribunal sobre los análisis de la habitación 202 y de la escritura de la carta entregada.

    >> En la habitación 202 se han encontrado rastros de sangre. No hay duda de que perteneció a Welly Comme, y a nadie más. La ventana de la habitación estaba abierta, pero, por lo demás, no había rastro alguno de vida en ella.

    >> Tenemos también el registro de habitaciones, como la defensa pidió. En teoría, la habitación 202 estaba desocupada, aunque sabemos que alguien tuvo que entrar en ella. Además de eso, lo único relevante para este caso parece ser que la escena del crimen de Buck Keeper, la habitación de Guessa Future, era la habitación 302, situada justo encima de la 202.

    >> Oh, y lo último pero más interesante. Los análisis de escritura. Parece ser que… la carta de amenaza no la escribió Guessa Future, sino que fue la verdadera Welly Comme. Y la escritura actual de Guessa Future coincide con la antigua de la misma adivina. Los análisis detallan algo como “pequeños cambios que pueden deberse a situaciones ambientales, pero que son insuficientes para determinar que se trate de personas distintas” en ambos casos.

    … ¡n-no! ¡Esto es horrible! ¿Así que los análisis de escritura…?

    —Ji, ji, ji, ji —m-maldita impostora, ¿cómo lo has logrado hacer? —. Parece ser que la teoría de que soy una impostora se ha desmantelado completamente, ¿huh?

    M-Mierda. Yo pensaba que estaba salvado, pero…

    —Tom —¿huh? ¿Clay, qué sucede? —. No te dejes engañar. Esos pequeños cambios… estoy seguro de que se deben a que son personas distintas. Por mucho que no sean suficientes como para determinarlo científicamente.

    —¿Por qué estás tan seguro de eso?

    —Porque… conozco una historia que me recuerda horriblemente a esta que nos traemos entre manos. Un fantasma que planea sobre el centro espacial donde trabajo… el atentado de bomba del HAT-1, el primer cohete que se lanzó al espacio… son muchas coincidencias. Y esta presencia que hay en el caso, la presencia oculta que lo controla todo, ¡debe ser la verdadera culpable! La Presencia es como el Fantasma que nos atormentó a nosotros. Un ser con una voz sin sentimientos, un ser que no solo parece no tener identidad, sino que casi… no tiene emociones.

    Ahora que lo pienso, cuando mi momento sensitivo se activó en presencia de la falsa Guessa en el centro de detención… casi no noté nada, ni siquiera el más mínimo ápice de nerviosismo. Solo… solo algo de miedo. Tan leve, que casi parecía imperceptible.

    —Es una experta del disfraz. Ya lo hemos descubierto. Y si es una “persona” la mitad de impersonal y carente de emociones que nuestro Fantasma… esta Presencia no debe tener siquiera sentimientos, mucho menos una escritura propia. Toda su vida se basa en imitar a otra persona. Vive así. De modo que debe imitar casi a la perfección no solo la voz, los sentimientos y la forma de ser y vestir, sino también su escritura.

    —… y-ya, lo entiendo, pero, ¿cómo puedo demostrarlo?

    —No lo sé. Pero piensa, Tomás, que ahora no debes centrarte en demostrar que ella es una impostora como tal. Debes demostrar, simplemente, que podría serlo. Demostrar que su argumento sobre Welly Comme y la grabación tiene algún tipo de trampa. ¿No hay nada de lo que ha traído el fiscal Flamair que pueda servirte para ello?

    Es cierto. Flamair y Apollo se han esforzado mucho para conseguir todas estas pruebas. Una de ellas, al menos una, debe ser la clave para destrozar el argumento de la… Presencia.

    Pero, ¿cómo? Vamos a reflexionarlo una vez más. La Presencia tuvo que hacerse pasar por Welly Comme, eso está claro. Y si es esta persona que hay frente a nosotros, si es Guessa Future, y lo lleva siendo desde hace tiempo, no pudo estar presente para que se grabase la escena falsa donde aparecía la impostora con el aspecto de Comme.

    Hay algo en todas estas pruebas que cambia completamente de interpretación ahora que sabemos nueva información. Ahora sabemos que Welly Comme ya estaba muerta en el momento de grabarse esa escena; muerta, y no secuestrada. Murió sobre la hora en la que lo hicieron Kaula y Keeper; probablemente incluso algo antes. De modo que esta nueva interpretación cambiaría completamente el significado de una de las pruebas que Flamair y Apollo han conseguido.

    Y sé cuál de ellas es.

    —¡Su Señoría! Una de las pruebas que ha traído Alexandre Flamair puede explicar y desmontar el testimonio de la testigo aquí y ahora.

    —…

    —¿Y bien, señor Fate? ¿Cuál de ellas es?

    Vamos, Thomas. Solo necesitas demostrar que la grabación no es lo que parece.

    —… la declaración de Tron. Tron afirma que dejó el control del puesto de mantenimiento a Welly Comme en el momento de los crímenes. Pero ahora sabemos que en esos momentos, ella ya estaba muerta. De modo que la Welly Comme que hizo tal cosa, ¡ya era la impostora!

    —… Thomas… Fate…

    —¡Y eso lo cambia todo! —claro, así es como se pudo forjar una coartada. Una coartada simple y sencilla de ejecutar—. La fecha de la grabación fue manipulada por la impostora en el momento en que ella tuvo acceso a las cámaras.

    —¿C-Cómo…?

    —…

    —La grabación TUVO necesariamente que ser realizada por una impostora, en tanto que Welly Comme ya estaba muerta en esos momentos. Y la testigo alude que ella no pudo ser quien se muestra en ella, dado que no es posible que estuviese presente si ya estaba detenida. Pero… ¿qué sucede si, desde el principio, la grabación fue grabada mucho antes pero la fecha se modificó? ¡Eso crearía una coartada perfecta! ¡Señoría! ¡Solicito que se haga un análisis de la grabación de las cámaras para comprobar si la hora es correcta!

    —D-De acuerdo, pues. ¡Alguacil, ya lo ha oído!

    Genial. ¡La tengo entre la espada y la pared! Ya no podr…

    —¡Cállate! —¿qué? ¿P-Por qué ahora…?—. Oveja descarriada.

    —¿Huh? —esto no me gusta.

    —Tu ignorancia no conoce límites. Sigues sin tener una prueba directa de que esta mujer aquí presente sea la impostora. Los análisis de escritura revelan claramente que no existe tal impostora. Al menos, demuestran que no es la testigo.

    —Pero, ¡esos análisis demuestran que existe la posibilidad de que sea así! La escritura está ligeramente cambiada entre uno y otr…

    —¡Cállate! Los análisis son claros al respecto: no es suficiente para determinar que se trate de personas diferentes. La escritura puede modificarse ligeramente por múltiples factores, ¡y una sospecha tan ligera no basta para demostrar nada!

    —Ngh…

    Mierda, de nuevo me tiene acorralado. A-Ahora… ¿qué puedo hacer?

    —Tom, Tom —Clay, tú de nuevo—. Existe una manera de probar que ella no es Guessa Future. Y Wolf te ha dado la clave.

    —¿Ah, sí? ¿Existe esa manera?

    —… solo necesitas convencer al Juez con una posibilidad lo suficientemente razonable, y todo será coser y cantar. Si Daroul considera que existe la mínima y ligera posibilidad de que la Guessa Future que se nos muestra aquí sea una impostora, ¡podrás hacer que él mismo haga el trabajo por ti!

    —¿El trabajo por mí?

    … desde luego, los análisis de escritura no son claros al respecto, y he logrado desmontar la teoría de que ella no pudiese ser Welly Comme. Toda la coartada de la grabación se ha desmantelado. ¿Será eso… motivo suficiente para que el Juez…?

    No, debe serlo. No tengo más opciones. ¡Debo convencerle!

    —¡Señoría! La defensa no ha logrado demostrar innegablemente que esta mujer aquí sea la impostora. Pero ha logrado demostrar varios puntos: que Welly Comme pudo haber sido suplantada por la testigo, pues no existe coartada válida si se desmonta la grabación; que la escritura, si bien no puede ser contrastada la diferencia entre Guessa y la testigo, no encaja a la perfección; y que, innegablemente, existe en todo este asunto alguien que se ha hecho pasar por la víctima, la señorita Comme. De modo que la defensa considera que hay indicios suficientes para solicitar un análisis más detallado de la identidad de la testigo —por favor, Juez Daroul, por favor, ¡acepta lo que voy a proponerte! —. ¡Su Señoría, solicito que se le haga un análisis de ADN a la testigo! ¡Eso bastará para limpiar su nombre, o para demostrar, al contrario, que es una auténtica impostora!

    —… … … … —vamos, vamos, ¡vamos! Di que sí—... este Tribunal… considera que…

    Todo… depende de esto.

    —… hay pruebas suficientes para proceder al análisis de ADN. De modo que, si no le importa, señorita Future, por su propio beneficio, le pido que se someta a tal análisis para demostrar su inocencia.

    ¡Bien! ¡Sí!

    —P-Pero, ¡maldito pastor! ¿Así es como diriges al rebaño?

    —… —tus palabras no van a hacer cambiar de opinión al Juez, Wolf—. ¿Y bien, testigo?

    —… —te he pillado, “Presencia”. Muéstranos… ¡tu verdadera cara! —. No será necesario ningún análisis. Lo confieso. No soy Guessa Future.

    ¿Lo ha confesado? ¿Tan fácil?

    —En realidad, soy…

    ¡¿Q-Qué hace?! ¡Está tirando de su piel y…! ¿¡QUÉ!? ¿CÓMO? ¿¡T-T-Trucy!?

    —¡Tachán! —t-tiene la cara de Trucy. ¡Literalmente ha arrancado su máscara y ahora es Trucy! —. Todo el mundo, atención. Un, dos, tres, ¡alakazam! ¡Trucy la maga, a su servicio!

    —¿¡Qué…!?

    —Grrrr… ¡grrrr! Esto es intolerable, ¡aberrante!

    —¡Protesto! —por dios, que alguien pare esta locura—. ¡N-No puede ser posible! Trucy ha estado todo el tiempo con nosotros, ¡ella no puede ser la verdadera impostora! ¡M-Muestra tu verdadero rostro!

    —Huh, Tommy, qué brusco eres —mírala, ¡imita su voz a la perfección! ¡Casi parece que estoy hablando con ella—. Está bien… te mostraré mi verdadero rostro…

    —¿E-E-Eeeeeh? ¿T-T-Tú eres…?

    —¡Iiiiijijijijijiji! —e-esa risa—. ¡La mejor reportera del mundo, Fina Orm! Iiiiijijijiji.

    —¡P-Protesto! ¡Intolerable! ¡Aberrante! ¡Inaceptable! ¡Muestra tu verdadero rostro, hemos dicho, testigo!

    Q-Qué demonios… ¡¿cuántas máscaras tiene esta persona?!

    —¡Protesto yo también! —oh, vamos. Que pare ya, por favor—. ¡La señorita Fina Orm está en prisión ahora mismo por ser cómplice de asesinato! ¡Es imposible que sea su verdadera identidad!

    —U-Ugh… iiijiji… ¿Ji? —mierda, otra vez tira de su “piel”. Esto es una locura. Ahora es…—. Bienvenidos a la recepción del Hotel Magical Palace. Mi nombre es Welly Comme, ¿en qué puedo ayudarles?

    —P-P-Pero… ¿qué clase de brujería es esta?

    Fiscal Flamair, voy a empezar a creer yo también que esto es una especie de brujería, sí.

    —¡PROTESTO! —Wolf, gracias a dios que paras esto—. ¡Se acabó! La señorita Welly Comme está muerta, y la autopsia lo ha demostrado. La testigo cesará en su empeño de cambiar de rostros y responderá a la acusación de la defensa AHORA.

    —Como usted diga. El cliente siempre tiene la razón —no conocí a Welly Comme, pero… he de reconocer que la imaginaba totalmente así. Esta Presencia… debe ser una auténtica maestra del disfraz—. ¿Puedo declarar, entonces?

    —C-Como guste, señorita… honestamente, no sé cómo llamarla…

    —Welly Comme, he dicho, señor Juez. Pero en cualquier caso… aunque el cliente siempre tiene la razón, Thomas Fate no es uno de nuestros clientes, parece ser. Porque está sumamente equivocado.

    La batalla final. Presiento… que aquí se decide todo.

    —¡Dale caza, Tom! ¡Destroza sus argumentos!

    Y tanto que lo haré, Clay. ¡No he llegado hasta aquí para nada!


    Como pueden ver, es cierto que yo no era Guessa Future. No hace falta ningún análisis para eso, concedo ese punto a la defensa. Pero…

    ¡Eso no demuestra que yo fuese la asesina! Al fin y al cabo, nada prueba que yo matase o usurpase la identidad de Welly Comme. ¡Soy maga, pero no hago milagros! Ja, ja, ja. ¡Debió ser otra impostora diferente la que lo hizo!

    … Es cierto que actualmente estoy usurpando la identidad de Guessa. Pero eso lleva siendo así mucho tiempo. Desde antes de llegar al mismo parque. Llevo años fingiendo ser Guessa Future.

    Y no hay pruebas de que Guessa esté muerta. De ser así, dime: ¿dónde está el cuerpo?

    Oh, y ¿no te habrás olvidado del hecho de que no pude estar en tres lugares a la vez? ¡Ni siquiera mis braguitas mágicas pueden hacer semejante truco!

    ¡Majadero! ¡Puedes creer que maté a Buck, en todo caso, pues es el único sitio donde pude estar, pero de ser así, ¿cómo explicas que se cometiesen los otros crímenes de manera exactamente igual?! ¡Es imposible! *pum* *pum* *pum*

    Jé. Igualmente, ni siquiera tienes un motivo por el que pueda odiar a la CSA. Y si crees que puedes vincularme de alguna forma, te reto a intentarlo.

    Mmm… eso es todo. ¿P-Puedo irme?


    … madre mía. Creo que es el testimonio más largo al que me he enfrentado nunca. Y… es como si interrogase a distintas personas a la vez. Ha cambiado de máscara incontables veces durante el testimonio.

    —… —el Juez parece estar completamente desorientado—. En fin, puede interrogar a la testigo, señor Fate.

    —Sí, su Señoría —el problema es que no veo cómo atacarla. Mientras no encuentre la forma en que pudo cometer los crímenes, la forma de vincularla a éstos, estaré en un callejón sin salida.


    Como pueden ver, es cierto que yo no era Guessa Future. No hace falta ningún análisis para eso, concedo ese punto a la defensa. Pero…


    —¡Un momento! De modo que, ¿reconoce haber usurpado la identidad de Guessa Future?

    —Así es. Pero es una historia muy larga, y en seguida te la explicaré… si me permites continuar.

    —Oh, c-claro, adelante —ish. En su forma de Welly Comme, es realmente imponente. Me pregunto si esta era su forma de ser.


    ¡Eso no demuestra que yo fuese la asesina! Al fin y al cabo, nada prueba que yo matase o usurpase la identidad de Welly Comme. ¡Soy maga, pero no hago milagros! Ja, ja, ja. ¡Debió ser otra impostora diferente la que lo hizo!


    —¡Un momento! —genial. Ahora es Lady Mysteria. Una víctima—. ¿O-Otra impostora?

    —¡Damas y caballeros! ¡Miren a mi ayudante, el Señor Fail! ¡Como su propio nombre indica, no hace más que cometer fallos!

    —¡Pr-Protesto!

    —¡Mírenle! ¿Acaso tiene alguna prueba que me relacione directamente con Welly Comme? ¿Una prueba de que yo usurpase su identidad?

    Mierda. N-No la tengo. Puedo demostrar que tuvo la posibilidad de hacerlo y que hubo alguien que usurpó la identidad de Comme, pero no puedo vincular esos hechos a la Presencia. Grr…

    —¡Ja, ja, ja, ja! Señoras y señores, el chico se ha quedado mudo. Sigamos con la función, pues.


    … Es cierto que actualmente estoy usurpando la identidad de Guessa. Pero eso lleva siendo así mucho tiempo. Desde antes de llegar al mismo parque. Llevo años fingiendo ser Guessa Future.


    —¡Un momento! —vuelve a ser la falsa Guessa. La que me engañó… de forma tan descarada—. ¿A qué se debe ese motivo?

    —Guessa quiso cambiar de vida. Yo era una íntima amiga suya, y ella me pidió que ocupase su lugar para poder desaparecer tranquilamente. Lo siento, pero no puedo revelar dónde está ella ahora. Supondría traicionar a una amiga.

    … eso es una mentira tan horriblemente mala que da hasta vergüenza. Y, con todo, no veo la forma de demostrar que es un testimonio falso.

    Maldita sea.


    Y no hay pruebas de que Guessa esté muerta. De ser así, dime: ¿dónde está el cuerpo?


    —¡Un momento! —incluso ha imitado el aspecto de Aqua Neptune, la amiga de Apollo. Dios, definitivamente es una experta del disfraz—. E-El cuerpo, huh. Debe estar en… alguna parte. ¡Debe estarlo!

    —Y bien, oigo decir que existe, pero no veo que indiques un lugar.

    —U-Uh —maldición, ¡ni siquiera puedo probar que ella la matase! No sin un cadáver. La cuarta víctima, ¿dónde está?

    —Pfff, abogado novato. Seguiré con mi testimonio, ¿sí?


    Oh, y ¿no te habrás olvidado del hecho de que no pude estar en tres lugares a la vez? ¡Ni siquiera mis braguitas mágicas pueden hacer semejante truco!


    —¡Un momento! —… dios, qué raro se me hace tener que interrogar a “Trucy” —. Debe existir alguna forma en que cometieses los crímenes, ¡sé que existe!

    —¡Oh, guau! ¡P-Por favor, Tommy, entonces, dime cómo es ese truco de magia! ¿Cómo se hace?

    —C-Cómo, huh —no tengo ni idea de cómo, pero… debe haber una forma.

    No estoy progresando nada. No tengo ni una sola prueba sólida de que cometiese los crímenes. ¿Acaso… es imposible condenarla?


    ¡Majadero! ¡Puedes creer que maté a Buck, en todo caso, pues es el único sitio donde pude estar, pero de ser así, ¿cómo explicas que se cometiesen los otros crímenes de manera exactamente igual?! ¡Es imposible! *pum* *pum* *pum*


    Agh, ella no, por favor.

    —¡U-U-Un momento! —dios, tiene hasta la maldita pistolita láser, ¿¡de dónde la ha sacado!? —. ¿No mató usted a Buck? Permítame que lo dude. En el juicio se demostró que solo usted pudo hacerlo.

    —¡Majadero! *pum-pum-pum* ¡No pude hacerlo! ¡No sin un cómplice, al menos! ¿¡Cómo haría, entonces, para reproducir el mismo crimen al mismo tiempo en un lugar diferente!? ¡Sería imposible para mí! *pum* *pum* *pum*

    —E-Eeek —t-tiene razón. Aunque pueda probar que cometió el crimen de Buck Keeper, si no logro demostrar cómo mató al resto de víctimas, estaré en un callejón sin salida.


    Jé. Igualmente, ni siquiera tienes un motivo por el que pueda odiar a la CSA. Y si crees que puedes vincularme de alguna forma, te reto a intentarlo.


    —M-Maya…

    —Clay, no te dejes engañar. No es Maya, sigue siendo la impostora.

    —… ya lo sé. Tú prosigue con el interrogatorio sin miedo, Tom. ¡Tienes a la impostora, sólo debes seguir intentándolo!

    —Es fácil decirlo, pero, ¿cómo puedo hacerlo?

    —Mmm. ¿No estarás pasando algo por alto? ¿Algo que sea la clave para vincular todos los crímenes?

    La clave para vincular los crímenes, huh. Algo que haya pasado por alto. Algo que siga sin tener explicación y que resulte ser la llave para cerrar este caso de una vez por todas. Mmm. Debo volver a echarle un vistazo a las pruebas.

    Oh, no. El mazo del Juez ha sonado. E-Esto es malo.

    —Parece que la defensa no ha logrado vincular a esta… persona con los asesinatos, por mucho que haya demostrado que su identidad era falsa. De modo que…

    —¡Protesto! —Clay… tú…—. ¡Tom! Venga, vamos. No dejes que se escape.

    —Pero Clay, sigo sin saber cómo hacer para vincularla con todo este asunto. T-Todo es demasiado complicado.

    —¡No me importa cuán complicados sea! Mira, Tommy, para mí, este caso, esta Presencia, me trae unos recuerdos demasiado malos. La Presencia de este caso es como el Fantasma del HAT-1. Lo presiento, Tom. Hay demasiadas coincidencias como para que sea casualidad. ¿Y si hay alguna conexión entre ambos? Por eso… aunque no logremos nunca descubrir al Fantasma, al menos… ¡al menos ayúdame a atrapar a esta presencia!

    —Tienes razón, Clay —se lo debo. No sólo a él. Se lo debo a Apollo, a Flamair, a la verdadera Guessa, al resto de víctimas, a mi cliente, y a todos. Todos estos casos han llegado a un mismo punto. Todos tienen un denominador común, ¡y voy a demostrarlo aunque tenga que dejarme los sesos en ello! —. La defensa… ¡está preparada para demostrar, de una vez por todas, que esta impostora es la culpable que hemos estado buscando! ¡Ninguna máscara te librará de Thomas Fate!


    Revisemos el caso desde el principio en orden cronológico. La Presencia tomó el aspecto de Welly Comme, secuestrándola y encerrándola en la habitación 202. Necesitaba el disfraz de Welly Comme para poder acceder a todas las habitaciones del hotel y para manipular la grabación usando, tal y como Tron declaró, el centro de mantenimiento. Así pues, cuando lo tuvo todo preparado, mató a Welly, habiendo mandado la carta de amenaza a Caesar para que éste cubriese su crimen con posterioridad, y dejase pruebas que hiciesen creer a todos que se siguió el mismo modus operandi.

    El problema surge cuando pensamos que, al momento de suceder eso, dos crímenes se cometieron a la vez: el de Sheila Kaula y el de Buck Keeper. Está claro que la culpable hizo que Caesar dejase pruebas en la escena del asesinato de Welly para que creyésemos que se cometió de la misma forma. Entonces, ¿qué es lo que hay en común en todos esos crímenes?

    La cinta roja estaba en todas las escenas.

    Sí… la cinta roja, cómo olvidarla. Esa debe ser la clave para cometer los crímenes. ¿Pero por qué, y cómo? Veamos, todos los crímenes, además, tienen en común otra cosa más. ¿Qué es?

    Las víctimas murieron por un disparo que vino desde arriba.

    Claro, todas las víctimas murieron de un disparo que vino desde el techo. Sabemos que la muerte de Welly fue maquillada, pero las otras dos… las otras dos se cometieron de la misma forma. Si creo que actuó sola, la Presencia tuvo que poder asesinar a las víctimas sin necesidad de estar presente en el lugar del crimen. ¿Pero es eso posible? ¿Cómo podría hacerlo? Hmmm… quizá las manchas de pegamento, encontradas en las dos escenas, tengan algo que ver. Manchas que estaban justo en la zona desde donde vino el disparo.

    O-Oh. Es… ¿es acaso posible que…? No, no se trata de si es o no posible. Es la única opción que queda. Así que debe ser la verdad. Si las dos escenas tienen en común el disparo desde arriba y la cinta roja, y la Presencia pudo llevar a cabo el crimen sin necesidad de estar presente en el momento en que éste se cometía… y además había un pegamento de poca adherencia en ambos lugares… todo eso lleva a una sola solución posible:

    La cinta roja activó el gatillo automáticamente.

    Claro. La cinta roja estaba colocada de forma que los dos extremos se sujetasen con el pegamento, y estaba atravesada por dentro del gatillo de la pistola. De modo que un ligero golpe que hiciese que la pistola cayese, sería suficiente para que la pistola se precipitase al vacío desde arriba y la presión de la cinta sirviese para accionar el gatillo. El propio retroceso y peso de la pistola haría que la cinta se despegase y cayese al suelo.

    Todo tiene sentido ahora… los crímenes fueron monitorizados usando la cinta roja. Sólo necesitaba un cálculo exacto del tiempo y el impulso de algún objeto… del foco de la luz en el escenario y del aire acondicionado en el caso de la habitación de hotel. Pero, mientras que el foco puede prepararse fácilmente para que haga caer la pistola en el momento justo, el aire es más complicado que funcione de esa forma. Así pues si ella tenía que activar el aire en el momento justo en que entrase Buck Keeper, ella…

    La Presencia estaba presente en el asesinato de Buck Keeper.

    Eso es. Si puedo demostrar que ella mató a Buck, podré demostrar que los mató a todos. Pero pensemos. Guessa Future adivinó que iba a ser asesinada, y estoy seguro de que acertó en su presagio. Pero la adivina mandó incrementar su seguridad y fue detenida poco después, ya siendo la impostora y no la original. Entonces, ¿cuándo pudo la impostora tomar el aspecto de Guessa?

    La Presencia cambió de aspecto durante la muerte de Buck Keeper.

    Tuvo que ser en ese exacto momento cuando ella mató a Guessa y usurpó su identidad, no hay otra opción. Teniendo todas las llaves, apuesto a que la falsa Guessa esperó dentro de la habitación de la original, a escondidas, desde mucho antes de que ella entrase en la misma y colocase a sus guardaespaldas en la puerta. No habría otro modo de salir, igualmente.

    Deduzco que, al matar a la Guessa original, el verdadero Buck debió entrar en la habitación, y entonces cayó en la trampa de la Presencia, y murió. Él era de la CSA, así que era uno de los objetivos de nuestra asesina; su muerte debió estar planificada de antemano.

    Pero la Presencia no contó con la presencia de Oldbag en la sala. Buck disparó justo antes de desplomarse en el suelo, así que eso alertó a la otra guardaespaldas. Keeper debió ver algo extraño, y por eso disparó. Puede que viese a dos Guessas, una viva y otra muerta…

    Pero seguimos teniendo el misterio del disparo del guardaespaldas, que parece no haberse disparado. Al fin y al cabo, según el testimonio de Oldbag, ¿qué sucedió primero?

    La ventana se abrió después del disparo de Keeper.

    Pero eso no tendría sentido, como ya se vio en el juicio. ¿Por qué demonios abriría la ventana la Presencia? … un momento. Si todo lo que digo es correcto, ahí debió haber dos cadáveres, y no uno… de modo que…

    N-no, ¿en serio hizo eso…? Desesperada al ver que Wendy Oldbag podría entrar en la sala y sin trampas mortales para acabar con ellas, ¿acaso hizo lo que creo que hizo…?

    La ventana se abrió para arrojar el cuerpo de Guessa.

    … … … es la única solución posible. La presencia tenía que deshacerse del cuerpo, así que… arrojarlo por la ventana era la única solución. Y la policía, seguramente, no habría mirado los alrededores del hotel, donde hay mucha vegetación. ¿Y si el cuerpo sigue por ahí, escondido en las narices de todos?

    Pero espera un momento. Eso no lo aclara todo. Sigo sin saber qué fue del disparo de Buck. La ventana se abrió con total seguridad después de que éste se produjese. Y no hay ningún agujero de bala en la ventana, ni tampoco ninguna bala en la escena. De modo que… la bala… s-solo puede estar en un sitio…

    LA BALA DE BUCK ESTÁ EN EL CUERPO DE LA PRESENCIA.

    … ¡sí! ¡Sí! ¡Debe ser así! ¡La bala… acertó en el blanco! ¡Es la única explicación posible… y la prueba que necesito para coger a esta asesina!


    —… —todo está claro ahora. El modus operandi tan complejo y a la vez tan simple. La forma de cometer los crímenes. La simpleza con la que se deshizo del cadáver de Guessa. La Presencia sólo falló al ser detenida en el acto, sin poder maquillar a su gusto las pruebas. No tuvo tiempo de quitarse el proyectil de bala, ni tampoco de deshacerse definitivamente del cuerpo de Guessa. Ni siquiera pudo escribir una tercera amenaza para que fuese Caesar quien se deshiciese del cuerpo definitivamente. No… y-y aunque me duela reconocerlo, todo fue gracias a esa vieja lechuza—. Estás perdida, impostora. Tengo la prueba que necesitaba.

    —… adelante, Thomas Fate. Te reto a demostrarlo —ha tomado el aspecto de Guessa otra vez. Me pregunto… si esta mujer tiene siquiera una cara propia.

    —Con gusto. Para entender todo este caso, hay que tener en mente cómo se las ingenió la asesina para cometer los crímenes. Y la clave está en la cinta roja y las manchas de pegamento. La asesina usó la cinta roja para hacer que las pistolas se disparasen automáticamente.

    —¿Qué locuras dices, ovejita?

    —Como lo oye. Si se pega cada extremo de la cinta roja con las manchas de pegamento, y se coloca la pistola recta al borde de una caída, justo sobre la cabeza de las víctimas, atravesando el gatillo de la pistola… un simple impulso, como puede ser el movimiento de un foco o la fuerza de un aire acondicionado a mucha potencia, bastarían para hacer que la pistola se precipitase al vacío. Con el cálculo correcto, la pistola quedaría suspendida con el cañón apuntando hacia el centro de la cabeza de las víctimas, solo sujeta por la cinta roja, que haría presión en el gatillo, ¡la suficiente para accionarlo y producir el disparo!

    —¡Oh!

    —¡¿Q-Qué brujería…?!

    —¡Grrrrrr, GRRRRR!

    —Tras eso, el retroceso de la pistola haría que esta tomase un breve impulso hacia arriba, el suficiente como para despegar las cintas… y los dos objetos caerían al suelo de forma separada, como si no tuviesen relación alguna el uno con el otro, debido a su diferente masa.

    —O-O-Oh. ¿E-Es eso de verdad así, Tom?

    —Ya lo creo, Clay. Parece increíble, pero es la única solución válida para explicarlo todo. De este modo, el asesino pudo estar en cualquier lugar, y el asesinato se produciría independientemente de su presencia o no en éste.

    —Y-Ya veo… suena demasiado intrincado para mí.

    Desde luego. Suena como una idea demasiado elaborada. Como si esta impostora fuese toda una profesional.

    —… ¿y bien? —ugh, no se rinde, ¿eh? —. Aunque eso sea posible, sigues sin tener pruebas que me vinculen con las muertes. No puedes vincularme con ninguna sola de ellas.

    —Oh, ahí te equivocas. Puedo hacerlo.

    —¿Ah, sí? Adelante. Sorpréndeme.

    —… con gusto. Te cambiaste por Guessa cuando ésta entró en su propia habitación, donde estabas esperándola, preparada para matarla y tomar su identidad. Provocaste que entrase Buck en la sala para que cayese de lleno en tu trampa, ya que él era tu víctima predilecta, el miembro de la CSA; Guessa solo era, como Welly, una víctima circunstancial para tus planes. Pero entonces, todo se torció ligeramente cuando Buck se las apañó para disparar su arma antes de morir.

    >> El disparo alertaría a Wendy, y no te había dado tiempo a esconder el cuerpo. Eso hizo que tuvieses que acelerar las cosas. Mi teoría es que probablemente ibas a esconder el cuerpo introduciéndolo en la habitación 202, la que estaba justo debajo, donde estaba Welly Comme, para luego deshacerte de él también. No sería demasiado complicado… siendo alguien que se dedica a operaciones de este tipo, ¿verdad, Presencia?

    —…

    —De modo que este pequeño giro te obligó a deshacerte del cadáver de mala manera: arrojándolo por la ventana.

    —¿Q-Qué? ¿Lo arrojó por la ventana…?

    —Sí, su Señoría. El testimonio de la señorita Oldbag confirma que la ventana se abrió poco después del disparo, y desconocíamos el motivo. Pero todo cobra sentido si pensamos que el cuerpo cayó por ahí, y que, probablemente, siga ahí, entre algún arbusto, o en algún árbol de los que rodean el Hotel. Escondido en un lugar donde la policía ni siquiera miraría, pues ningún crimen sucedió ahí.

    —Y-Y-Ya veo.

    —Grrrr… n-no tienes pruebas de que fuese yo la que…

    —¡Protesto! —sí que las tengo. Y te la voy a mostrar—. Tengo pruebas. Una prueba decisiva que demostrará que mataste a Buck Keeper. La bala que disparó el propio Buck. Si no se encontró en la escena ni agujereó la ventana, ¿dónde acabó, Presencia? Fácil. ¡Quedó incrustada en tu cuerpo, porque el disparo sí que acertó en su blanco… y actualmente sigue estando en tu cuerpo!

    —¡Nooooo! Thomas… Fa… Fate… tú… te voy a… maldecir…

    Demasiado tarde para amenazas. Y no eres ninguna médium ni adivina, tus maldiciones no tendrán efecto, como no lo tienen tus predicciones.

    —¿Y bien? ¿Lo estás negando? Esa bala que tienes en alguna parte de tu cuerpo coincidirá con la pistola de Buck si fue él el que la disparó, ¡lo que te sitúa inmediatamente en la escena del crimen!

    —… N-no puede ser…

    Oh, pero sí que lo es.

    —Y si se encuentra el cuerpo de Guessa en los alrededores del hotel, quedará claro por la autopsia cuándo murió ella, y, siendo la única persona que estaba en la escena del crimen de Buck Keeper en ese momento, ¡serías la única que pudo cometer el asesinato!

    —¡N-N-No…! Esto… no puede pasar…

    —Además, señorita Presencia… quiero recordarte tu propio argumento.

    —¿H-Huh?

    —Dijiste… que no podías ser la culpable de ni uno solo de los crímenes, porque, de ser así, los otros crímenes no podrían explicarse. Ahora que existe un método por el que los crímenes pudieron cometerse al mismo tiempo de forma remota… ¡tu propio argumento se vuelve en tu contra, pues eso implica que, en cuanto quede demostrado que cometiste el crimen de Buck Keeper, quedará automáticamente demostrado que cometiste el crimen de las otras tres víctimas!

    —… … … … … ¡Mayday, mayday! —¿huh? ¿Está hablando con su reloj? —. ¡Solicitando ayuda inmediatamente! —¿qu-qué es eso? ¿¡Un gancho sale de su reloj, también!? —. ¡U-Ugh! —s-se le ha enredado entre las ropas—. ¡Uuuuuugh! ¡Refuerzos, necesito refuerzos! —… y sigue enredándose alrededor de su pierna y su brazo—. ¡Gah, los gadgets están fuera de control! ¡¡Agente encubierta pidiendo refuerzos!! ¡Espía pidiendo refuerzos! ¡Mayday, mayday! U-Ugh —la cuerda se ha enredado alrededor de su cara, y ahora se la tapa por completo. Oh, y eso… s-se le ha caído la máscara que llevaba—. No soy nadie. No somos nadie… soy… soy… ¿soy… alguien? ¿Tengo nombre? ¿Tengo rostro? ¿Tengo… tengo algo?

    … y plof. Se ha desplomado en el suelo.


    —… —Wolf ni siquiera ha pronunciado palabra.

    —¿Cómo está la testigo, fiscal Baurufu?

    —… la testigo se ha suicidado de camino a la enfermería.

    —¿¡Cómo!?

    ¿¡Qué!? S-Suicidado…

    —Gritaba algo de proteger su identidad y proteger a los suyos. Parece ser… que la disparatada teoría de la defensa es cierto. La bala estaba en el cuerpo de la testigo, en su brazo izquierdo, y se ha encontrado un cuerpo en la copa de un árbol justo bajo la ventana de la habitación 302. Parece ser el cuerpo de la auténtica Guessa Future. Murió estrangulada, probablemente por la misma cuerda con la que se ha ahorcado la testigo ahora, con la cuerda de su reloj multiusos.

    Guessa… ella murió sin poder terminar de contarme lo que sabía sobre mi hermano y mi padre. Sin poder leerme mi futuro.

    —YTodo parece indicar que la “presencia” era una especie de espía.

    —¿Espía, huh? —esas cualidades de disfraz… no me extraña nada pensar en ello—. ¿Contratada por quién? ¿Y para qué?

    —No lo sabremos nunca. Se ha suicidado justo para evitar eso, justamente —… maldita sea—. Pero parece ser que la misión que se le había ordenado era acabar con la CSA y evitar la muerte del Presidente del Gobierno.

    —Ya veo… quizá forme parte de alguna asociación gubernamental.

    … que algún Gobierno financie a espías para cometer crímenes sin ningún tipo de compasión… por mucho que se defiendan otras vidas, es… repulsivo ese método.

    —La Presencia era una espía… ¿eso quiere decir que el Fantasma…? —huh, Clay sigue con ese “Fantasma” del que habla. Me pregunto si alguna vez llegará a descubrir la verdad sobre ese tema.

    —En fin. Este desenlace ha sido más trágico de lo esperado, pero al parecer, por fin se ha resuelto todo. Como estaba claro desde hace tiempo, y ahora que está claro quién fue el culpable de todas las muertes, este Tribunal declara al acusado, Braun Lucky…

    NO CULPABLE.

    —¡Se levanta la sesión!


    Por fin… todo ha terminado.

    —¡Tom! ¡Clay! —¡A-Apollo! —. Siento llegar tarde. ¿Qué tal todo?

    —Ya se ha resuelto todo, Apollo. Aunque no puedo decir que el final haya sido plenamente satisfactorio…

    —L-Lamento no haber llegado a tiempo. ¿Logró aparecer el fiscal Flamair?

    —¡Me ofendes, Caballero de Rojo! Este Caballero Llameante ha aparecido justo en el momento oportuno para salvar al Caballero de Negro.

    ¿Asumo que el Caballero llameante del que habla es él mismo…?

    —Debo reconocer que no habría podido lograrlo sin la ayuda de todos. De usted, fiscal Flamair… y de vosotros, Apollo y Clay.

    —Nah, tú has hecho todo el trabajo duro, Tom. Se ve que vas mejorando, ¡ya eres todo un abogado!

    —¿T-Tú crees, Apollo?

    —¡Claro que sí! Has resuelto un asesinato serial, ¡eso es un verdadero logro!

    —Y casi sin pruebas a tu favor, ¡menudos faroles te has marcado!

    —Je, je, je, vais a hacer que me sonro… ¡eh, un momento! ¿¡Cómo que faroles, Clay!?

    —Oh, faroles, ¿eh? Veo que la esencia del señor Wright ha calado hondo en ti.

    —¡Pero no he hecho ningún farol! ¡T-Todo era verdad...! Aunque reconozco que algunas cosas han sido pura suerte.

    El sonido de las risas que suenan en armonía. Lo echaba de menos. Estas situaciones siempre me recuerdan a cuando era pequeño. Cuando era pequeño, y papá, Buddy y yo reíamos juntos…

    —Oveja negra.

    ¡W-Wolf!

    —…

    —¿Qué sucede, Wolf? —se le ve muy pensativo.

    —… Enhorabuena por cómo has dirigido el rebaño —¡wow, me está felicitando! ¡Quién lo diría!

    —Gracias, fiscal Baurufu.

    ¿Q-Qué le sucede? ¿Por qué sigue mirándome?

    —¿Q-Quiere algo más?

    —… nada. Nos volveremos a ver, Thomas Fate. Pronto.

    Hu-huh. Eso me temo. Volveremos a coincidir en otro juicio… Shiru Baurufu. Y espero que aprendas a dejar de subestimarme. Al menos… creo que es una de las pocas veces, sino la primera, que me llamas por mi nombre completo.



    Y con eso, el caso de la cinta roja llegó por fin a su fin. Un enrevesado caso de asesinatos en serie que marcó el inicio de mi verdadera fama como abogado. Lo mediático del caso alzó por las nubes mi popularidad, y me llovieron los casos menores como si se tratase de gotas de agua en un día de otoño.

    Pero… por supuesto, no todo iba a ser tan bonito. Nunca hubiese pensado que los fantasmas del pasado volverían a por mí. Que me tendría que enfrentar, una vez más, a aquel caso. Y, esta vez, sin la ayuda de Apollo.


    Fin. Continuará… en El retorno del caso.


    Lo he avisado, ¿eh? Esto puede ser un spoiler sabroso sabroso, allá tú si lo lees...
    Cuando Clay hace referencia al "Fantasma" y al HAT-1, estamos viendo referencias claras al futuro Caso Cósmico (The Cosmic Turnabout) y el Caso del Mañana (Turnabout Tomorrow). El Fantasma es el personaje que en el juego original (que no tiene traducción oficial en español) es conocido como "Tha Phantom". Al igual que la Presencia, este personaje es un personaje sin nombre y sin rostro, que casi no tiene sentimientos, y que es un espía que siempre asume la identidad de otra persona, trabajando para alguna/s organización/es gubernamental, probablemente, con fines desconocidos, pero que siempre sigue órdenes y protege ante todas las cosas el secreto de su identidad y de la identidad de sus "jefes". Con este caso, planteo la posibilidad ficticia de que haya más de un espía trabajando bajo la misma orden, de modo que mi imaginaria "Presencia" sería una suerte de compañera de trabajo del Fantasma.
     
    Última edición: 1 Octubre 2016
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