Harry Potter "The rest of my life" Song-fic Ronmione

Tema en 'Fanfics sobre Libros' iniciado por lindapottermalfoy, 18 Enero 2013.

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    lindapottermalfoy

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    Título:
    "The rest of my life" Song-fic Ronmione
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    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    1
     
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    5253
    hola!!!!
    Llevo dos años sin publicar nada en esta página, espero que les guste este song-fic Ronmione, solo habrá un flash-back de cuando Ron pide la mano de Hermione a sus padres, espero que lean y lo disfruten, me gustaría mucho saber su opinión.

    Pareja: Hermione Granger y Ronald Weasley.

    Canción: Rest of my life

    Artista: Bruno Mars

    Canción y letra: http://www.youtube.com/watch?v=ZF2BoPYRBGM

    En la historia se muestra la canción traducida al español.

    ---------------------- Rest of my life-----------------


    Aquella proposición no era exactamente igual a la que ella había leído tantas veces en los cuentos de hadas, ni tampoco era la proposición que toda chica anhelaba tener…pero para ella era igual de importante.

    Quizá era porque los dos estaban llenos de barro, ya que aquél traslador que él se había empeñado en hacerlo solo los había llevado al lugar equivocado, quizá porque ella aún tenía pequeñas ramas en el complicado peinado que había tardado horas en hacer, quizá porque él al querer confesarse en un restaurante muggle llevaba zapatos de negros, unos calcetines rojos, un short de verano y una camisa de vestir. O quizá era porque él, al inclinarse a ella y abrir la pequeña caja negra la voz de su hermano mayor resonó en el lugar "Acéptame o dependeré de George para siempre", o era porque él, tembloroso y apenado confundió aquel largo discurso que se había querido aprender de memoria y solo había pronunciado " Yo..Hermione…anillo…boda" con la voz entrecortada. O quizá porque ella al sonreír y decir que lo amaba, al tratar de levantarse se había caído en la tierra, y, finalmente cuando le puso el reluciente anillo en el dedo anular nuevamente la voz de su hermano se escucho "Ronnie se casará y me dejará vivir en paz". O quizá había sido porque cuando había unido sus labios para sellar aquella promesa, él se había tenido que alejar lo más pronto posible para no desmayarse del nerviosismo frente a la que ahora era su futura esposa.

    Cada día me levanto alado de un ángel.

    Sus ojos se abrieron lentamente con los rayos del sol dándole en el rostro. Sus orbes azules vagaron por un minuto antes de ser consciente que ya era de mañana. Se sienta en la cama para poder observar la hermosa puesta de sol.

    La habitación era principalmente adornada por fotos del día en el que se habían convertido en marido y mujer. Algunas de ellas mostraban a una castaña vestida de blanco sonriente y a un pecoso pelirrojo a su lado, otras mostraban a más de una docena de cabelleras rojas vestidas elegantemente frente a la cámara, un pelirrojo con un sombrero de avestruz en su cabeza, embarrando de pastel al novio. Un azabache, una pelirroja, una rubia y un castaño en un abrazo grupal, una castaña lanzando el ramo de rosas, para ser recogido por la hermana del novio. Una mujer mayor y su esposo bailando con el novio y la novia. La que más resaltaba en todas ellas era la del reciente esposo siendo atacado por un ejército de niños pequeños, el mayor y el jefe, de cabello azul turquesa lo había derribado, para luego ser masacrado por una serie de turturosas cosquillas.

    Pero la foto de la mesilla de noche era la más importante, porque en ella se encontraba el recuerdo más importante de su vida: Una castaña sonrojada pronunciaba una palabra en silencio, para después un hombre pecoso, con todo el rostro más rojo que ella, la besara bajo el muérdago.
    Era el beso que los había convertido en señor y señora Weasley.

    Más bella que las palabras puedan decir

    Él al ver de nuevo la fotografía cierra los ojos, para recordar ese momento de nuevo. Parece escuchar los vítores de la gente, los silbidos por parte de sus hermanos, el estribillo de "a Weasley vamos a coronar" proveniente de los ex alumnos del castillo. Recuerda la sensación de la tela del vestido de novia que ella lucia ese día, el frío de la argolla al ser puesta por primera vez en su piel, el calor en su rostro cuando un "Acepto" proviene de su boca y el sabor a fresa del labial que ella había comprado para el evento.

    Ve a su esposa durmiendo a su lado, las ojeras son visibles y lleva puesta aquel pijama café tejida que la madre de él le ha regalado, y no evita sonreír cuando ella abre sus ojos y lo encuentra observándola.

    "Ron", ella llama con la voz aun adormilada, y sus cabello café está más enmarañado que lo normal, haciéndola ver como si aun fuera aquella adolescente de la cual se enamoro en Hogwarts. Él se acerca su rostro al de ella, y para su sorpresa, no ha cambiado las facciones dulces que él tanto le gustan, aun siente ese cosquilleo en su estomago cada vez que la tiene tan cerca. Le da aquel pequeño beso matinal, probar esos labios sabor chocolate en las mañanas lo hacían sonreír cada día.

    "Ron… ¿Me podrías decir la hora?" pregunta ella aun con los ojos entrecerrados, y él abre los ojos desmesuradamente, para después empezar a tartamudear por el nerviosismo que lo acaba de tomar por sorpresa.

    "¡Se te ha olvidado!" y el grito que sale de la boca de la castaña resuena en toda la casa, no eran precisamente los buenos días que él había esperado. Ella se deshace de las sabanas que cubren su delicado cuerpo, para salir corriendo con la mayor velocidad que sus piernas le daban, y él fija sus orbes azules en la puerta en que ella ha salido y segundos después una bola de pelo rojiza se arroja a sus brazos, maullando del susto, y en la cocina se escucha un sonido metálico chocando con el suelo y el sonido de la cafetera…

    "¡ Ron ¿Dónde quedó mi uniforme?!" reclama ella lo bastante audible para que llegue a sus oídos y antes de que él pueda responder una frase lo detiene "Sabias que hoy era la audiencia para aprobar la ley y no me has levantado… ¿Ya empezaste a hacer el desayuno?" y cuando el deja al viejo gato en la cama, escuchando los gruñidos desesperados de este y decide levantarse, el gran grito de ella lo apresura "Ron… ¿Acomodaste ayer los papeles que te pedí?"

    Y aunque él, que ayudo a derrotar al ser tenebroso, que había aguantado maldiciones imperdonables y que arriesgar su vida se había vuelto su profesión , siente que el miedo se apodera de su cuerpo cuando se da cuenta de las hojas regadas en el suelo y el maletín negro sin ordenar.

    Dijeron que esto no funcionaria,
    ¿Pero que saben ellos?

    "Ella…es especial…cuídala" eran las palabras que la mujer sentada enfrente suyo había pronunciado con lagrimas en los ojos. Estaba la pequeña sala de estar Granger, las luces brillantes de las elegantes lámparas hacían el sudor de su frente y el rojo de su rostro más visible. Y al encontrarse con la mirada de aquel señor castaño, no supo cómo reaccionar.
    Era como si pudiera leer cada pensamiento enterrado en su mente, descifrando cada intención que él tenía con tan solo observar detenidamente sus facciones, aquella mirada, que aunque fuera del mismo color de la que ahora era su prometida, no era la misma, ya que esos ojos lo escudriñaban desde los zapatos negros hasta la última peca que se encontraba en su frente. Su corazón se aceleraba cada vez que aquel señor giraba su rostro para verlo, era como si lo estuviera desafiando silenciosamente.
    Sus manos empezaron a sudar y su respiración se volvió difícil, era como si a habitación se volviera cada vez más pequeña, podía sentir la mirada penetrante aunque no lo estuviera viendo directamente, y cada vez que ella se acercaba para abrazarlo o besarlo o incluso darle de comer en la boca él trataba de alejarse, ya que solo escuchaba pequeños comentarios sarcásticos por parte del que en algún futuro seria su suegro. Y al terminar aquella incomoda velada, una pregunta lo hizo casi desmayarse de la impresión.

    "¿Tienen fecha para la boda?" y con una impecable sonrisa blanca y las arrugas en sus ojos, el señor Granger abraza repentinamente al pelirrojo, y este no puede más hacer que devolver aquel incomodo abrazo, con la sorpresa reflejada en su rostro. Y entonces sabe que él ya es parte de aquella pequeña familia.

    "Tienes que contarme como te lo propuso querida…este anillo es hermoso" la voz de la ojimiel mayor llego apenas a sus oídos.
    "Bueno…todo empezó porque nos perdimos, él no sabe nada de nuestro mundo…¨¡Llevaba shorts de playa y zapatos de vestir" y ante tal contestación Ronald Weasley sintió que su rostro era más rojo que su cabello.

    Años pasaron desde aquello.
    Y todavía estamos aquí hoy.

    "Feliz aniversario" rezaba aquel pequeño regalo que se encontraba en las manos de ella.

    La luz que emanaban las pequeñas velas frente a ellos hacía lucir su piel perla, sentían la brisa del viento en su cuerpo, el sonido relajante de las olas del océano, el olor del champaña y el brillo de la luna haciendo resaltar el azul del mar…era la cena más romántica en la que uno puede estar

    Ella, con el vestido azul ceñido al cuerpo que había utilizado una noche hacia 5 años, llevaba el mismo peinado que había tardado horas en hacer, aun sentía la pequeña quemadura de la plancha en su mano. Llevaba las zapatillas plateadas que una pelirroja le había regalado en ya un pasado cumpleaños y el reluciente anillo de bodas en su dedo anular.

    Él, con el smoking que el azabache le había compadecido en prestar, los zapatos de vestir que aún llevaban el barro impregnado de la noche en la que le había propuesto matrimonio, los calcetines rojos de su equipo favorito de quidditch y una sonrisa impecable en el rostro…quería recrear lo que no había podido esa noche.

    "Estoy embarazada" susurra sus labios apenas audiblemente. Un rostro avergonzado se dirige hacia el suelo, y un brillo se hace presente en sus orbes cafés, porque no tiene la valentía para mirar el rostro de su esposo.

    Él escucha aquella confesión y todo se disuelve rápidamente, el murmullo de las voces distantes, el sonido de las copas brindando, el sonido de los cubiertos siendo utilizados, la brisa del mar que se encuentra debajo, las risas y las palabras que salen de la boca de su la mujer que se encuentra en el extremo de la mesa.

    Todo deja de existir al escuchar esas pequeñas palabras, él no es consciente que en su cuerpo no reacciona, que su mirada no se dirige hacia ninguna parte fija, que su cara ha perdido absolutamente todo el color, que su boca no puede articular sonido. Solo siente un pequeño hormigueo en su estomago y un calor que se extiende lentamente por todo su cuerpo.

    "¿Ron? "Escucha muy lejanamente, y al recuperar el control de su cuerpo, puede mirar todo nuevamente, pero ahora su esposa no está enfrente de él, si no agarrando su mano y un grupo de personas están a su alrededor…había quedado en shock en un instante. Pero aquél calor que sentía, era una sensación de alegría y emoción que jamás había experimentado, sus manos se vuelven temblorosas y no sabe cómo reaccionar, solo un grito sale de su voz.

    "¡VOY A SER PAPÁ!" es lo primero que atina a decir, mientras que el grupo de desconocidas personas lo miran expectantes, su mujer, quien se encuentra a su lado puede esbozar la radiante sonrisa de la que él se había enamorado. Y el pelirrojo no puede evitar levantarse del lugar en el antes estaba sentado y recorrer el restaurante con las estridentes palabras en sus labios, y no se da cuenta del sonrojo que le ha provocado a la ojimiel. Envuelve en un abrazo al mesero que se encontraba sirviendo la sopa en la mesa más cercana, para después dirigirse a la apenada mujer que ahora lleva un hijo suyo en su ser.

    La besa lentamente, probando los suaves labios esponjosos de ella, rodeado por los aplausos y las risas de los que se encuentran en aquel lugar. "SERÉ PAPÁ… ¡ESTA MUJER LLEVA DENTRO A UN PEQUEÑO PELIRROJO¡" dice cuando se separa de ella para después cargarla en brazos.

    "¿Cómo sabes que será pelirrojo?"Pregunta ella con deje divertido en su voz y ve de nuevo los ojos de su esposo, pero algo ha cambiado en ellos…tienen un brillo especial.

    "No te salvarás de la maldición Weasley"

    Nunca en mis sueños pensé que esto me sucedería a mi"

    "Ahí está"
    La voz del doctor inunda la blanca habitación en la que se encuentran.

    Una mujer recostada en la amplia cama, con una bata que cubre su cuerpo, y un hombre hecho un manojo de nervios a su lado, ambos tomados de la mano y dirigiendo su vista a la pequeña pantalla que se encuentra frente a ellos.

    Prestan atención la figura que se proyecta, solo se ve la imagen en blanco y negro, y pequeños números anotados en las esquinas...pero algo pequeño se mueve entre el abismo de sombra…algo demasiado pequeño.

    Y ahí estaba su hija, tratando de acomodarse en el vientre de su madre y chupando su pequeño dedo pulgar, con una invisible sonrisa en sus labios
    . Era quizá lo más fascinante que ha visto…era su hija, era la pequeña que era el fruto del amor de su vida. Era como si todo el mundo se parara, que todo lo que había conocido o vivido ya no importaba, solo miraba atentamente al pequeño ser que se movía en la pantalla, porque sentía como si todo careciera de importancia, como si todo lo que él pensara fuera vano e inútil, porque toda su vida se resumía en la niña que veía en esos momentos y la mano de su esposa en la suya.

    "Es…ella" escucha decir por parte de su mujer, y al mirarla, reconoce las gruesas lágrimas en sus ojos, y hasta ese momento nota también sus orbes húmedos, entonces esboza una sonrisa...la sonrisa con más felicidad que haya esbozado en su vida.

    Mientras estoy aquí…

    "Ron" el pequeño quejido de la mujer se escucha en la oscuridad de la habitación, el hombre a su lado la abraza con el sueño aun en su cuerpo, puede abrazar el abultado vientre de su esposa entre las sábanas.
    "Ron" vuelve a ella decir entre sueños, su esposo la estrecha más contra su pecho y taradea aquella canción de cuna muggle que ella le ha enseñado.
    "Ron…se me ha roto la fuente" dice ella, lo más calmada posible, pero él siente un mareo y un repentino jalón en su estomago…
    "¿Qué fuente?" pregunta él inocentemente, mientras trata de ver el rostro de su esposa en la cama…
    "Ron…voy a dar a luz" y tras esa frase, siente que su mundo se viene abajo.
    "¿Quieres que prenda la luz?" vuelve a preguntar torpemente, no dándole crédito a lo que sus oídos escuchan…porque él aún no está preparado para recibir a aquella pequeña criatura.
    "Ron…estoy en trabajo de parto"

    Delante de mi mujer

    Sus pies no pueden dejar de moverse entre el corredor del hospital.
    Separa y une sus manos en un movimiento rápido y desesperado, trata de acomodar su despeinado cabello, sus ojeras son visibles y no puede parar de morder su labio inferior.

    Su hermana, con el vientre igual de abultado que su esposa, tomada de la mano de Harry y de la pequeña réplica de este último se dirige hacia él, con la preocupación en su rostro. Y él trata de explicarles con las pocas palabras que puede decir. Sus hermanos mayores, que acompañados con sus esposas e hijos lo abrazan o lo tranquilizan, los señores Weasley y el matrimonio Granger les dan palabras de ánimo y él, no hace más que tratar de quitar los malos pensamientos de su cabeza, los pequeños niños que se encuentran adormilados o inquietos lo hacen sentir más nervioso, porque desea conocer a la pequeña niña que está naciendo.

    "Ron…" escucha detrás de él, y se encuentra con su anciano padre y él trata de no abalanzarse, quizá ese señor de gafas remendadas era la seguridad que necesita.
    "No lo haré bien…yo" apenas puede articular, pero solo se sorprende cuando se ve en un abrazo y escuchas las palabras que ha necesitado escuchar por largo tiempo.
    "Lo harás bien…solo piensa en esto como si fuera la mayor aventura de tu vida, Ron…ninguno de tus hermanos vino con un manual de uso, hubiera sido perfecto si los gemelos hubieran venido con uno, si tienes suerte esa niña será igual de inteligente como Hermione."

    Pero la tranquilidad se esfuma cuando una mujer mayor con una túnica blanca se acerca a todos los presentes "¿Quién es el padre de la niña?" y trata de no desmayarse cuando más de una decena de manos lo apuntan a él


    No puedo contener las lágrimas en mis ojos.
    ¡Oh ¡ cómo puedo ser tan afortunado
    Debo haber hecho algo bien

    Ve a su esposa cansada y agotada, su respiración aún es entrecortada, su cabello está más despeinado que de costumbre, no le quedan suficientes fuerzas, pero sostiene un pequeño bulto entre sus débiles brazos…un pequeña melena roja se asoma entre la tela rosada que la protege.

    Se acerca con pasos lentos hacia ella, su corazón se acelera cuando se encuentra cada vez a menor distancia, siente de nuevo aquel calor abrasador, pero no se detiene hasta que llega hasta la cama en donde la castaña se encuentra con una sonrisa de satisfacción en sus labios, y entonces, ocurre lo que esperó durante meses.

    Siente el pequeño y cálido cuerpo en sus manos, y cundo ve su rostro por primera vez, siente que ya nada es importante. Aquel bebé, con pecas desde los dedos de los pies hasta su frente, con los ojos cerrados, con aquella cabellera roja como el fuego le había robado completamente el corazón. Escucha sus pequeños latidos y su respiración que emana tranquilidad, pero cuando la pequeña lo ve por primera vez, él sabe que no será el mismo nunca más.

    Porque son los mismos ojos que le habían robado el corazón una vez, y eran los mismos que esa noche le robaban el alma, los mismos orbes chocolate que seguro habían heredado de la mujer de quien era su madre. Era la misma dulzura, la misma paz y fascinación, la misma mirada. Y la pequeña niña sonríe, sonríe para su padre, quien la carga en brazos, y con su diminutiva manita abraza el pulgar de su padre, para volver a quedarse dormida entre el compás de latidos de quien ahora en adelante, sería su protector.
    Y prometo amarla.
    Por el resto de mi vida.

    "Papá…Mamá nos cuenta una historia antes de dormir" la voz del pequeño pelirrojo se escucha antes de que él salga de la habitación.

    Un pequeño niño, que apenas puede hablar correctamente, atrapa su atención. Un niño, igual de pecoso que él, con el mismo cabello enredado y los mismos ojos azules…era imposible dudar que ese niño sea su hijo, la miniatura abraza al oso de peluche que se encuentra en sus brazos.

    "Bien, que tal el viejo libro de Beddle el Bardo" propone al acercarse a las dos camas, una de ellas con la vieja sábana naranja que reza "Chudley Cannons" y antes de que él empiece a relatar, la voz de una niña lo interrumpe.

    "Mamá prometió que hoy nos contaría la cenicienta" y entonces, toma el libro polvoriento que la niña le ofrece y empieza a narrar y muestra las imágenes del libro Muggle,

    "Esto no tiene sentido…. ¿Porqué los ratones hablan si no son animagos?, además…¡Sólo McGonagall puede convertir una calabaza en carruaje!" exclama ante la mirada reprobatoria de Rose y las risas de su hijo.

    "Papá…déjame leerlo" y cuando observa a su hija empezar a hablar, y a su pequeño hijo escuchar atentamente la historia, se le figura a dos niños que se conocieron en el tren rojo escarlata hacia más de 15 años.

    Parece que fue ayer cuando por primera vez dijo hola
    Es curioso como vuela el tiempo cuando estás enamorado

    Recuerda vagamente pequeña niña con los incisivos demasiado grandes y el cabello castaño enmarañado, "' ¿Han visto un sapo?" fue la primera frase que había escuchado provenir de su boca. Quizá para ese entonces, solo era una molestia para él y para el azabache.

    Hasta que se dio cuenta que ese día de hallowen de primer año que ella le importaba, quizá para él fue necesario que un Trol de tres metros de altura intentara matarla para que se diera cuenta que necesitaba sus constantes regaños y peleas…quizá se dio cuenta que ella sacaba lo mejor de él cuando pudo realizar ese hechizo que venció al monstruo.

    Nos costó una vida para encontrarnos el uno al otro

    Sonríe cuando recuerda como se enojo con ella al pensar que la bola de pelo rojiza que ahora se encuentra durmiendo a l pie de su cama se había comido a su rata, quizá porque le molestaba el hecho que ella le hiciera más caso a su gato que a él.

    Cuando se había puesto celoso porque su estrella de quidditch favorita bailaba con ella alegremente, y ella mostraba esa sonrisa que era reservada antes para él y Harry, le molestaba el hecho que alguien más podía sacar esa parte de ella…le molestaba que otro la viera "una chica"

    Cuando se beso con Lavender, no fue exactamente un recuerdo gracioso, porque ella había pasado el curso entre los pasillos y los baños, con los ojos hinchados y rojos, se dio cuenta que la amaba cuando aquel idiota de Mclagenn la había besado bajo el muérdago en la navidad y se enteró que Krum también la había besado…se dio cuenta que no quería que ella viera otra persona más que a él.

    Y finalmente, cuando la beso en la cámara de los secretos, fue lo mejor que le había sucedido. Porque aquellos labios eran de la insufrible sabelotodo de la casa Gryffindor, era de la persona que lo había hecho mejorar…era de la castaña que poco a poco se había ganado su corazón.

    Valió la pena la espera…
    Porque nos hizo encontrarnos que finalmente la encontrara

    Y ahora, que la ve alado de su cama, con el pijama café que su madre le ha tejido especialmente para ella, con su rostro de arrugas de la risa, con su cabello con una que otra cana perdida, y sus manos tersas, se vuelve a enamorar, porque escuchar su respiración en l oscuridad, y las palabras que entre sueños dice, siente que no puede pasarle nada si ella se queda con él.

    Y prometo amarla por el resto de mi vida

    Y mientras ve el tren escarlata alejarse rápidamente, una sonrisa cruza sus labios. Era el mismo tren en la que conoció y en la que él había encontrado la mayor aventura de su vida.

    La abraza, porque ella tiene las lágrimas asomándose en su rostro…han pasado 26 años exactos desde que ellos cruzaran sus primeras miradas. Ella, ya no es la niña come libros y él ya no era "El sexto Weasley que va Hogwarts". Son marido y mujer, madre y padre dejando a su pequeña niña en la estación King Cross. Saborea sus labios queriendo probar esa sensación de bienestar que ella le brinda, pero una voz los separa y a la vez los hace sonreír.

    "¡No hagan eso enfrente de mí!... ¡Jamás besaría a un chica!" el pequeño pelirrojo se adelanta, y ellos vuelven a unir sus labios en aquel lugar en el que se habían conocido.
     

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