The pain of the war

@Syel @Alessandra :3 ♥♥


Un día en el año 1958, cuando yo era un pequeño niño, mi padre se tuvo que ir a la guerra. No entendía muy bien ese término, pero en las caricaturas que veía en aquel momento me hizo pensar que mi padre pelearía contra el mal y eso hizo que estuviera totalmente orgulloso. Luego de un tiempo decidí preguntarle a mi madre sobre esa tal guerra ella me explicó que el conflicto se trataba por que otros señores querían colonizarlos y eso era malo porque ya no seríamos dueños de Líbano... A decir verdad yo no sabía con exactitud porque era tan malo.


Meses después de aquel suceso, el estado traslado a todos los de mi pueblo a un lugar llamado Búnker, parece que era para protegernos. Vivimos allí bastante tiempo. Creo que pasaron dos años cuando mi padre volvió, no recuerdo muy bien la fecha exacta, solo sé que fui muy feliz en ese momento. Sin embargo y a pesar de toda mi felicidad, mi papá no se parecía al de hace dos años.


Lo veía mucho más delgado, llevaba un cuello ortopédico y -según palabras que me dijo mi madre- estaba demasiado frágil por lo que debía tener cuidado. Siempre vi a mi padre como un hombre fuerte, así que todo eso me pareció un poco extraño.

Una vez me escondí para escuchar como mis padres hablaban. Pude entender el porque mi papá se volvió un hombre “débil”, parece que algo paso en la guerra e hizo que tuviera graves problemas en el corazón. Nunca dije nada, pero estaba al tanto de la situación.


Quizá dos semanas de que mi padre volviera, todo comenzó a mejorar mágicamente; pudimos volver a nuestro verdadero hogar y eso me alegraba bastante, sinceramente pensé que los años de paz durarían y realmente lo hicieron... Al menos por un rato.


En 1963, cuando tenía la edad de trece años, mis padres tuvieron un segundo hijo. Realmente me agradaba la idea de tener un hermano menor, me prometí a mi mismo que lo protegería sin importar las circunstancias. Los años luego de eso, pasaron con total paz.


En 1966 ocurrió algo que no teníamos previsto, un hombre del ejercito llegó a nuestra casa. Curiosamente, ese día mi padre había enfermado, así que estaba en cama sin enterarse de nada y mandamos a mi hermano menor a jugar con sus juguetes. Ese hombre venía a reclutar soldados ya que una guerra se aproximaba a pasos agigantados.


—¡¿No se dan cuenta?! —grité. No dejaría que se lo llevaran— ¡Mi padre tiene problemas en el corazón!


—Joven, esta quizás sea la última guerra y ellos nos superan en número, necesitamos la mayor ayuda posible —recuerdo que dijo aquello sin ningún tipo de sentimiento.


—¡Me niego a que él...!


—¿Quiere meterse en problemas? —Me cuestionó—. Sígase negando y eso conseguirá —golpeó la mesa que teníamos al frente, pude ver como mi madre dio un pequeño salto por el susto.


—Yo no...


—¿Quiere que le prohibamos la entrada al Búnker a su familia? —En esos momentos nadie tenía un Búnker propio, usualmente eran todos del estado.


—Moriremos si usted hace eso...


—Hagan lo que decimos y asunto arreglado —ordenó, no había escapatoria.


—Yo... Si yo voy... ¿Dejarán a mi familia entrar al búnker? —Solo pensaba en el bienestar de mis padres y hermano.


—¡No! ¡No lo permitiré! —objetó mi madre inmediatamente.


—Es muy interesante su propuesta, en realidad... Creo que serías más útil que tu padre —Me molestó mucho aquella frase, hablaban como si fuéramos simples objetos.


—É-Él... Es menor de edad... No pueden...


—Que sea menor de edad no nos impide nada, señora —soltó un suspiro, parecía que se estaba cansando de mi madre.


—P-Pero...


—Por favor madre —Le pedí—. Solo tengo una condición para todo esto, yo iré y cumpliré cualquier orden que me impongan, pero... No quiero que nunca más vengan por mi padre y menos por mi hermano —debía ser fuerte, muy fuerte; por ellos debía serlo.


—¡Ah! Claro claro, pero vayámonos de inmediato —ordenó. Yo me levanté de mi asiento.


—Madre...todo estará bien, ¿si? —acaricié su cabellera suavemente—. Dile a mi padre y a mi hermano todo esto, ¿de acuerdo? —Luego de eso, seguí al hombre en total silencio, me explicaba un par de cosas sobre lo que haría ahora, pero no le estaba poniendo demasiada atención. Cuando estuve a punto de subir al auto negro en el que venía el hombre, pude ver una pequeña figura corriendo.


—¡Hermano! —gritó para luego tirarse a mi brazos—. Mamá me lo contó, irás a luchar contra los malos, ¿no? —A pesar de la situación, él continuaba sonriendo—. Yo... Te esperaré aquí, ¿si? Cuidaré a mamá y papá por ti... —Me dijo. La verdad traté de ser valiente todo el tiempo, pero cuando escuché su voz diciendo aquello se me salieron las lágrimas, en realidad yo estaba aterrado— ¿H-Hermano? Tú volverás ¿cierto? —asentí varias veces— ¡Que bien! —exclamó con una sonrisa para luego enseñarme su meñique—. ¡Promételo! —entrelazamos nuestros dedos meñiques para luego darnos un gran abrazo, yo realmente lo extrañaría, pues estaba completamente seguro que no volvería ver su rostro.