One-shot The Fighter, The Defender and The Giver [Pokémon Spin-off | The Highlanders]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Zireael, 25 Noviembre 2020.

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    Zireael

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    Título:
    The Fighter, The Defender and The Giver [Pokémon Spin-off | The Highlanders]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2072
    Bueno cae explicación copy pasteada para Rider

    Primero esto debería ir en la serie central: The Alchemist, pero por clavarle el nombre tan nice que se nos ocurrió lo tiro fuera pero dejo las cartas porque quería asignarle una a Aleck y de paso así queda por si luego tiro algún otro fic en la colección.

    Para contextualizarte así como contextualicé a Insane y a Giga cuando hice un fic con sus personajes, copypasteo:
    Si quieres contextualizarte un poco de qué vergas es este long-fic (colección realmente), puedes leer las notas iniciales del primer capítulo del link que ya puse arriba.
    En síntesis, a cada personaje del rol le he ido asignando una carta del mazo del tarot según su significado y la personalidad del personaje en cuestión (Gigi y yo iniciamos el delirio, así que por eso los fics de la serie original fueron saliendo entre las dos) y por eso nuestros personajes tienen asignados todos los arcanos mayores de la baraja (es decir, de la carta 0 a la XXI), mientras los demás los he ido metiendo con los palos de los arcanos menores (vaya, los palos de la baraja normal de cartas de casino) en este delirio, que comenzó con las narraciones en The Justice y siguió con las narraciones de otro fic mío: Deck.
    Cayden en particular nació cuando el delirio principal del tarot ya había terminado, por lo que no tiene un arcano mayor asignado (aunque nos quedó floja The Strength de momento) y por eso le asigné un arcano menor.
    Para darle un poco de contexto, los significados de las cartas de Gen y Cay, más la tuya, la de Aleck:
    The Three of Swords (Cayden): como palabras clave tiene dolor emocional, duelo, desamor, soledad, rechazo y tristeza. Aún así el número tres como tal en la carta refiere a entusiasmo, crecimiento o incluso creatividad. Es una carta un poco dicotómica pero puede hablar del dolor que nos vuelve más fuertes.
    The Two of Cups (Givan "Gen"): sus palabras clave son atracción, compañerismo, relación y amor unificado, todo esto proveniente del dos como número. Representa el balance, la armonía, y al combinarlo con el tres de espadas de Cay siento que precisamente cumple esa función de hacerme un contrapeso en él, aunque no sea tan melancólico como otros de mis personajes, sí que es ansioso e inseguro, lo que podría estar generando toda una cuestión de dolor emocional encubierto.
    The Four of Coins/Pentacles (Aleck): sus palabras clave son recompensa, satisfacción, seguridad y estabilidad, todas provenientes del cuatro como número. Encaja particularmente bien con personas optimistas y comprometidas. Aleck es, de nuevo, un contrapeso para el tres de espadas de Cay.

    Also las cartas no corresponden en la imagen al orden del título pero es que corro por dos tendencias TOC diferentes a la vez, una guiada por la secuencia de números y la otra por cómo escribí el fic. Ah, las tres palabritas que pongo abajo son los significados posibles de las cartas juntas.
    Lo de Highlanders no es oficial todavía, pero sorry me gustó un huevo (?)




    I've had enough.
    There's a voice in my head,
    says I'm better off dead
    but if I sing along
    a little fucking louder to a happy song
    I'll be alright.
    You want to give up,
    gave it all that you've got and it still doesn't cut
    but if you sing along
    a little fucking louder to a happy song
    you'll be just fine.

    [​IMG]
    The Fighter
    x
    The Defender
    x
    The Giver

    . Conservation . Unity . Security .
    .

    .

    .


    Había sido siempre así, ¿no? Desde que tenía uso de razón había sido el chiquillo ensimismado, tímido y solitario. No me gustaba estar en grupos de personas, me ponía ansioso e increíblemente incómodo, tendía a apartarme del centro y buscar mi espacio en la periferia, sin llamar la atención.

    Pero en el fondo una parte de mí anhelaba el podio, aquel que sólo los extrovertidos parecían poder alcanzar. El grupo que los alababa, que los veía como alguien a quien seguir, alguien a quien admirar. Lo deseaba a pesar de creer que no podría alcanzarlo nunca, no en las condiciones normales.

    Escuela, grupos de amigos, trabajo de gente común.

    Jamás iba a lograr robarle el podio a los extrovertidos en esos campos, de ninguna jodida manera porque para dos me faltaba bastante agilidad mental y para el otro era un absoluto inútil.
    Venga, no había sido nunca el empollón de la clase y tampoco había mucho que me interesara más de, no lo sé, algunas ramas de arte, arquitectura y, bueno lo de toda la vida, los pokémon pero no me imaginaba haciendo el trabajo de Sonia y Paul.

    El torneo me lo puso en bandeja, la oportunidad más extrema pero más adecuada para mi necesidad, mi deseo de robar el podio. Pisar el terreno de mis contrapartes y arrasarlo.

    Algo de teatral tenía mi personalidad en el fondo.

    Por eso me empujé a buscar un patrocinador hasta el punto de la necedad, sabiendo que en casa me respaldarían en mi primer intento de romper mi jaula. No contaba, por supuesto, con que otros dos fuesen aceptados por la misma persona.

    Significaba que tenía algo así como… compañeros de viaje.

    Tedioso para mi preciada soledad.

    Al topar con ellos en Aldea Risco la primera vez no habría contado con que más temprano que tarde se harían espacio en mi vida, que rápidamente los consideraría parte del paisaje o mi burbuja y al final, con la charla en Villa Cruce con Gen, los empezaría a ver como mis primeros amigos y no mucho después como mis hermanos menores.

    Parte de mi familia.

    Fue porque sabía que ellos irían a Galeia que había accedido a la invitación de Liza de ir a la región y aquella idea tan rara de revolvernos con los demás holders, siendo que Aleck, Gen y yo éramos nuestro propio rollo, con nuestro acento pesado gériense, nuestra inexperiencia y nuestras propias asperezas que quizás no terminaban de encajar con las de los demás pero nos habían unido entre nosotros como un rompecabezas.

    Y allí estábamos, enfrentando un mundo desconocido.

    Después de que Nikolah se fuese todo lo que había comenzado a hacer había sido para librar a Aleck de toda responsabilidad, lo estaba apartando de la línea de tiro porque él me había acompañado a ver si Nikolah estaba bien y yo lo había arrastrado de regreso conmigo cuando el otro dijo que estaría fuera un rato, para despejarse la cabeza.

    Que Nikolah hubiese terminado solo en el bosque había sido culpa de esa decisión que yo había tomado, basándome en mi propia necesidad de soledad de tanto en tanto.

    Antes de irme con Dante de alguna manera me alegré de que Gen no hubiese visto todo el rollo con Mimi y tampoco me hubiese visto irme, porque estaba casi seguro de que me habría seguido y con todo no dejaba de ser un crío de dieciséis años, no lo quería dando vueltas por el bosque sin poder siquiera sacar a Génesis.

    Si alguien iba a correr peligro, iba a ser yo, el responsable de haber dejado a Nikolah irse.

    No iba a dejar que mis hermanos, los enanos no tan enanos que se habían colado en mi burbuja, corrieran peligro alguno. Era ese tipo de idiota, protector y casi posesivo con mi familia.

    Pero ahora, allí corriendo como un descosido por el bosque que se había vuelto en nuestra contra, lo que más lamentaba era no haberle pedido a Mimi un solo favor, el único que iba a pedirle en toda su vida posiblemente.

    Diles a los chicos de Gérie que no se preocupen.

    No.

    Diles a mis amigos que no se preocupen. Volveré con ellos.

    Volveré con ellos.

    El calor que desprendía Cinis, de las brasas que se soltaban de su pelaje mientras trotaba apenas unos metros frente a nosotros seguido a poca distancia también por el Arcanine de Dante me recordó a todas esas veces que el enano, siendo todavía un Growlithe, se sentaba a esperar a Aleck en la puerta de Centro Pokémon, o cuando lo correteaba como si fuese yo, o la vez que se le fue encima y el castaño lo confundió con su cachorro. Era cálido, extraña y asombrosamente cálido.
    Lo había dejado en casa, cuidando de los demás, de sus emociones descarriladas mientras yo arreglaba el desastre.

    Lo cierto es que aunque no tenía cabeza prácticamente nada que no fuese sentir el aire helado rasgarme los pulmones, los músculos de las piernas ardiendo y seguir corriendo, no podía parar de pensar en ellos, en que debía estarlos preocupando.

    En que si no salíamos de allí iban a ir a buscarnos y podrían correr el mismo destino.

    Ni de coña, ni de puta coña.

    Como si Cinis estuviese unido a mí, directo a mi alma o a mis emociones, escuché el gruñido que surgía de él cada vez que debía interponerse junto al Arcanine de Dante para dejarnos un hueco para seguir corriendo, negándose a echar atrás o quedarse en medio de ese maldito campo helado.

    Lo había lanzado de repente a un bosque extraño, sin poder darle explicaciones de nada, y estaba allí dispuesto a defenderme a mí y al grupo con garras y dientes. No era diferente de mis acciones y pensamientos.

    Podía dar guerra, yo el introvertido y nervioso.

    De hecho era increíble, pero me había empezado a dar cuenta que de entre los tres mi carácter era quizás el más volátil aunque no se dirigía casi nunca hacia otros, y esa misma chispa era la que me volvía capaz de transformarme casi en un guerrero bajo el contexto más extremo.

    El guerrero.

    El defensor.

    Y el proveedor justo.

    Éramos un trío que primero no parecía ir a unirse ni con pegamento industrial, pero luego fue como si estuviéramos destinados a estar juntos. Encajábamos como piezas, nos apoyábamos, nos cuidábamos entre nosotros y a cualquiera que alcanzara a filtrarse en nuestra burbuja.

    Yo con aquel maldito complejo de hermano mayor, dispuesto a sacar a mis enanos del campo de tiro, de morder con tal de que nadie los tocase. El guerrero de la tríada, no precisamente sabio, pero con ojo y movimientos agudos.

    Aleck, el buen Aleck siempre dispuesto a ayudar a los demás, a prestarles su energía, su ánimo y todo lo necesario para sostenerlos, con su té de hibisco o su termo en las rutas. Él era nuestro defensor diplomático, inamovible como un pilar o los cimientos de un edificio.

    Gen, el menor de nosotros, el calmado Gen siempre disponible para escuchar a quien lo necesitara, a brindar sus manos para cualquier trabajo que requiriera apoyo y siempre un paso por delante. Él era el proveedor justo, atento las necesidades de cada uno y adaptándose a ellas como un imitador.

    No podía dejar mi maldita traída incompleta, no podía dejarlos desprotegidos.

    ¿Quién iba a mantenerlos seguros si no era yo?

    Tenía que salir de allí, arrastrar a Nikolah de regreso, y decirles por fin a aquel par de tontos lo que realmente significaban para mí.

    La bufanda se me desenredó del cuello en algún momento, seguro producto de alguna ventisca y fue a perderse en algún lugar entre la nieve, pero no importaba ya había dejado de sentir el frío en el cuerpo.

    —Rápido, Cinis. Tenemos que volver a casa de una vez —dije en medio de mis respiraciones pesadas—. Tienes que volver con Aleck tú también y Nyx debe estar ansiosa por ver a Gen.

    Tenemos personas por quienes luchar.

    A quienes defender.

    Y a quienes darles lo que merecen.
     
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