Explícito The Emperor [Gakkou Roleplay | Jez x Joey]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Gigi Blanche, 5 Mayo 2020.

  1.  
    Gigi Blanche

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    Piscis
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    Escritora
    Título:
    The Emperor [Gakkou Roleplay | Jez x Joey]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    4119
    Título: The Emperor
    Rol: Gakkou Roleplay
    Personajes: Joey Wickham; Jezebel Vólkov; Alisha Welsh; Shawn Amery; Laila Meyer.
    N/A: me mamé (? Hay una mezcla de weas aquí increíble, yo digo que pasa por todos los moods y bueno, al final hay una escena picantona. Avisados quedan (? Yáahl uwu

    I. The Magician.
    II. The Popess.
    III. The Empress.
    IIII.
    The Emperor.
    V. The Pope.
    VI. The Lover.

    VII. The Chariot.
    VIII. The Justice.
    VIIII. The Hermit.
    X. The Wheel of Fortune.
    XI. The Strength.
    XII. The Hanged Man.
    XIII. Nameless.
    XIIII.
    The Temperance.
    XV. The Devil.
    XVI. The Tower.
    XVII. The Star.
    XVIII. The Moon.

    XVIIII. The Sun.
    XX. The Judgement.
    XXI. The World.
    Ø. The Fool.






    The Emperor.png
    .
    .

    Lo cierto era que, aunque pudiera enorgullecerme de pocas cosas en mi vida, una de ellas era mi habilidad en el beer pong. Alisha lo sabía, y no había dudado ni un momento en sumarse a mi equipo cuando la mesa se liberó. Llevábamos un buen rato queriendo jugar, montando guardia mientras bebíamos y reclutando gente para enfrentarlos. Al final, Shawn había hecho caso a mis descaradas provocaciones y había arrastrado a Laila para poner a prueba su valía.

    ¡Pero nadie le gana a Joey Wickham en el beer pong!

    —Venga, príncipe, ¿qué te parece si le agregamos diversión al juego?

    Compartí una mirada cómplice con Alisha, quien sonrió divertida y se colgó de mi cuello con un brazo.

    —A ver —dijo Shawn, precavido—, los escucho.

    —La pareja perdedora tendrá que lanzarse a la piscina —resolví, socarrón—. Con todo puesto. Chaqueta, zapatos, todo.

    Una sombra de duda atravesó el semblante de nuestros enemigos y oí a Alisha carcajear.

    —Déjalos —soltó, haciendo un ademán—. No quieren, saben que perderán.

    Le seguí el juego a mi compañera, notando cuánto efecto tenían las provocaciones sobre el pobre de Shawn; éste, sin embargo, contaba con un autocontrol envidiable cuando de su novia se trataba. Incluso con unas ganas de aceptar que se lo traía el diablo, Amery suspiró y se giró hacia Laila. No pude escuchar qué le decía, pero estaba claro por su expresión que le preocupaba la opinión de la chica al respecto.

    A decir verdad, no conocía demasiado a Laila. O, dicho con otras palabras, esa noche me sorprendió. Prácticamente ignorando a Shawn, recargó las manos sobre la mesa y se inclinó hacia nosotros, sonriendo llena de vanidad.

    —Espero que no sean friolentos, chicos, porque si alguien acabará en la piscina esta noche, lo hará en ropa interior.

    La cosa se encendió, y con Alisha comenzamos a molestarlos mientras rellenábamos los vasos de cerveza. Shawn, ya rendido a la situación, se quitó la chaqueta y se arremangó la camisa. Su postura para lanzar la primera pelotita me recordó al club de esgrima y me crucé de brazos, viéndolo relajado desde el otro lado de la mesa.

    —Ya puedes comenzar a perder, Amery.

    Shawn se sonrió.

    —Eso está por verse, Wickham.

    El albino lanzó la pelota, y ésta dio en uno de los vasos del centro. La gente congregada a nuestro alrededor vitoreó y Alisha se bebió la cerveza prácticamente de un trago, procediendo a tirar. Acertó, más gritos de aliento. Le choqué los diez a mi compañera y vi cómo era Shawn quien decidía beber. No pude evitar sonreír, sobre todo cuando los turnos fueron sucediéndose y él era quien se empinaba los vasos casi siempre.

    —¡Eh, eh, Amery! ¡Déjale algo a los pobres!

    Mi provocación se solapó con un nuevo acierto del albino, quien me miró desde el otro lado de la mesa y me sonrió ladino. Le eché un vistazo a nuestras pirámides: íbamos ganando por cinco vasos. Vaya, una diferencia para nada despreciable.

    —Quédate tranquilo —me respondió, con los brazos apoyados en la madera—. Tendrás de sobra para emborracharte.

    Para esta altura, los turnos ya se habían desdibujado por completo. Solté una carcajada y comencé a beber el contenido del vaso; al mismo tiempo, mantuve un ojo puesto en su pirámide y lancé. El público se alzó en un rugido potente cuando la pelota cayó dentro de la esquina derecha. Era uno de los más difíciles, ¿verdad? Alisha aplaudió y festejó animada, y yo le sonreí a Shawn.

    ¿Era ya algo personal? Claro que sí.

    —Vamos, Amery. Concédele el placer a tu princesa.

    Laila se adelantó sin titubear, quitando la pelota del vaso y bebiéndolo entero. Shawn la observó y meneó la cabeza, corriéndose el cabello de la frente.

    —Muy bien, Wickham. Hora de ponernos serios.

    El juego avanzaba a un ritmo cada vez más frenético, entre las risas, la bruma del alcohol y los tiros menos y menos coordinados. Al menos, claro, por el lado de Alisha y un poco de Laila. Para Shawn y yo había adquirido nuevos colores.

    Era una cuestión de orgullo.

    Unos quince minutos después, y con mucha cerveza encima, íbamos ganando por apenas dos vasos. Alisha erró su tiro y Shawn, entonces, se tomó su tiempo para apuntar y lanzar.

    Uno a uno.

    El público parecía más enfocado en el beer pong que la fiesta en sí. Eché un vistazo a nuestro alrededor, y le agité el cabello rubio a mi compañera cuando la vi haciendo un mohín.

    —¿Preocupada por el chapuzón?

    La frescura en su expresión se renovó y movió la mano, riéndose.

    —Nah, es que estaba pensando que mi ropa interior no combina. Me puse un sostén negro pero mis panties son verdes y tienen motas, ¿te lo crees? No sé qué tenía en la cabeza.

    Fruncí el ceño, preocupado.

    —¡Oh, no! ¡Qué tragedia! Definitivamente no podemos dejar que nadie descubra este desliz. —Le guiñé el ojo y me volví hacia Shawn—. ¿Me oyes, Amery? ¡Espero que tus calzones no tengan agujeros en el culo!

    La gente se agitó y me sonreí, cargado de confianza. El albino, cruzado de brazos, sólo negó tranquilo.

    —Recuérdame llevarte un jarabe para la tos mañana.

    —Espero que no les molesten algunas fotos del espectáculo —exclamó Laila, sinuosa, agitando el móvil frente a nosotros.

    Alcé la pelotita entre dos de mis dedos y retiré el brazo detrás de mi cabeza, observando el único vaso en pie con suma precaución. La quietud de la expectativa era tal que hasta la música parecía haberse detenido. Medí mis movimientos, contuve la respiración y lancé. Gotitas ámbar salpicaron la madera.

    Uno a cero.

    Ah, allí estaba, el dulce sabor de la victoria. Alisha se colgó de mi cuello y comenzó a saltar, pero yo me tomé un profuso y maravilloso momento de seriedad para sonreírle a Shawn antes de sumarme a su jolgorio. El público aplaudió y sus rugidos incoherentes fueron uniéndose bajo una única demanda.

    —¡Piscina! ¡Piscina! ¡Piscina! ¡Piscina!

    Crucé la mesa con pies veloces y le rodeé los hombros a Shawn, conduciéndolo torpemente hacia afuera. Vi que Alisha instaba también a Laila y sentí, entonces, cómo el muchacho se zafaba de mi agarre. Su semblante exudaba orgullo y determinación. ¡Ah! Era adorable.

    —Puedo ir solo —definió, adelantándose hacia la piscina con toda la comitiva detrás.

    Me detuve junto a la barandilla, recargué los codos y los observé mientras se desvestían. No pude evitar extender una mano hacia ellos y sonreír al recibir su mirada confundida.

    —Les tengo la ropa —ofrecí, fingiendo inocencia—. Por si algún gracioso se las quiere tirar, ya saben. Nobleza obliga.

    Oh, sí. Joey Wickham jamás perdía en el beer pong.

    Laila fue la primera en reaccionar. Me observó con severidad y lanzó su vestido a un costado, sobre el césped, con el ímpetu suficiente para dejar bien en claro su opinión. Shawn la imitó, aunque más relajado, y soltó una risa sin gracia. Se giró hacia su novia.

    —¡Esperen, esperen! —exclamé, captando brevemente su atención, y busqué a Alisha con la mirada entre el gentío—. No olvides filmarlos, Ali-chan.

    La rubia agitó su móvil sobre su cabeza, contenta, y alzó un pulgar en alto. Los muchachos hicieron caso omiso a nuestro intercambio y retrocedieron un poco, para tomar carrera. Shawn tomó la mano de su novia y, tras darse ánimos o algo así, corrieron y se lanzaron. El agua se hundió bajo su peso y salpicó en todas direcciones. Me adelanté para verlos mejor y me sostuve sobre las rodillas, con los músculos débiles por semejante ataque de risa.

    —¡Es la primera vez que veo un príncipe mojado!

    Lo próximo que supe, estaba dentro de la piscina. Había caído como una bolsa de papas, me entró agua por la nariz y saqué la cabeza a la velocidad del rayo, buscando con el instinto asesino a flor de piel al culpable de aquello. Toda la furia se me desmoronó cuando reconocí la silueta sobre mí.

    —¡Bellabel! —exclamé, profundamente indignado—. ¿Qué significa esto?

    Jez se acuclilló, enganchando la falda en sus talones, y se acomodó el cabello detrás de la oreja.

    —Perdona, cielo. —Su voz aún era suave, incluso debajo de la malicia—. Estabas demasiado idiota.

    Me quité el cabello mojado de la frente, descubriendo mi rostro, y nadé hasta el borde. Ella no se había alejado ni un ápice y fruncí el ceño. ¿Acaso estaba dispuesta a que le hiciera lo mismo? ¿O sabía que era incapaz de ello? Me sostuve con ambos antebrazos y soplé por la nariz varias veces, buscando aliviar el dolor de cerebro.

    Ah, maldita Jez.

    —No es justo —me quejé, haciendo un mohín.

    Junto a Jezebel, entonces, aparecieron Shawn y Laila. Calados hasta los huesos, empapados, pero victoriosos.

    —Bueno, fue inesperado —dijo Amery—, pero te debo una, Shiro-chan. ¡Hermandad albina!

    Jez chocó el puño que el muchacho le había extendido y se fueron hacia la casa tras recoger sus ropas. Yo, mientras tanto, me senté al borde de la piscina y alcé las piernas por encima del agua.

    —Ugh —me quejé, quitándome las botas y luego la camiseta—. Esto fue un poco cruel, Jez. Te lo digo en serio.

    Ella se detuvo a mi lado y me acarició el cabello mojado, sonriéndome dulce.

    —Lo sé —respondió con simpleza, y su voz adquirió una nota ligeramente grave—. Podemos negociar luego mi castigo.

    La miré de costado, analizando su expresión, y suspiré. Era tan extraño aún cuando soltaba cosas así, como si nada. Me costaba acostumbrarme, pero debía admitir que… era divertido también.

    —¿Ah? ¿Un castigo~? —Me incliné hacia ella, sonriendo de lado—. Pero bueno, cariño, ¿eso que huelo en tu aliento es cerveza?

    Jez soltó una risa suave y me la quedé viendo, con renovada intensidad.

    —Estamos en una fiesta, ¿o no? —replicó, incorporándose—. Vamos, vas a enfermarte así.

    Imité sus acciones y me eché un vistazo. Sólo llevaba los vaqueros pero, a decir verdad, no sentía frío. Una maravilla, ¿eh? El poder del alcohol. Alcé la vista hacia Jez, entonces, y no pude contenerme de detallarla por completo. Con sus sandalias grises, la blusa liviana y la falda rosa pálido, con el cabello blanco bañando su espalda descubierta y las piernas esbeltas desnudas.

    Ah, mierda.

    —Nah, estoy bien. Pero… —Ladeé la cabeza y le sonreí, inocente—. Pareces acalorada, linda. Puedo ayudarte con eso.

    Así como nunca perdía en el beer pong, por alguna razón tenía una habilidad sobrehumana para lanzarme encima de la gente. Extinguí la distancia entre nosotros y la rodeé con los brazos, pegándola a todo mi torso mojado. Ella soltó un grito ahogado y se removió contra mí, intentando zafarse, pero la contuve sin mayores problemas.

    —Oye, oye, Bellabel. Cuidado donde tocas.

    No le tomó mucho rendirse y dejar caer los brazos en peso muerto. Lo sabía, aunque no alzara el rostro hacia mí. Debía estar roja como un tomate, ¿eh?

    Era tan linda.

    Cuando la dejé ir, su blusa se había pegado apenas contra su abdomen y no fue consciente de ello hasta que notó mi mirada sobre su cuerpo. Se agitó un poco la ropa, nerviosa, y soltó el aire de golpe. Recién entonces buscó mis ojos a tientas, parecía querer decir algo y yo tragué saliva.

    —Me sorprendiste —confesó.

    Solté una carcajada corta, libre de ironía o malicia, y me aplasté el cabello hacia atrás. Seguía cayendo sobre mi frente y era molesto.

    —Bueno, estamos a mano, entonces.

    Ella sonrió, y reparé en sus pequeñas manos indecisas cepillándose un mechón de pelo. Volví a consumir la distancia entre ambos, aunque esta vez apenas la toqué: mi dedo bajo su barbilla, para alzar su rostro y darle un beso corto. El color en sus ojos, de ser posible, era aún más hermoso con tanta cercanía, bajo aquellas luces rojizas. Le sonreí.

    —Creo que ya lo decidí —susurré—. Tu castigo.

    Su sonrojo recrudeció y yo le piqué la mejilla.

    —Si vas a decir cosas así —continué, bajando el pulgar hacia su boca—, tienes que prepararte para las consecuencias, Bellabel.

    Contorneé sus labios, recubiertos por un bálsamo perlado. A pesar de su evidente vergüenza, Jez no me quitaba los ojos de encima y eso me la ponía muy difícil para controlarme. Estaba bastante seguro que la situación no le desagradaba por completo, y que una parte de ella la instaba a seguirme el juego; lo suficiente, al menos, como para prohibirme sentir frío.

    No puedo evitarlo si me miras así, preciosa.

    —¿Y cuál será? —inquirió, en un murmullo casi ahogado.

    Estiré los labios en una sonrisa sugerente y rocé el contorno de su brazo hasta afianzar el agarre alrededor de su muñeca.

    —Ven conmigo.

    No era la primera fiesta a la que me invitaban en esa casa, y me la sabía bastante al dedillo. Conocía, en especial, los… puntos ciegos, si se quiere. Conduje a Jez entre la gente, saliendo de la piscina y atravesando el parque para bordear la construcción. Ella mencionó algo sobre mi ropa, pero no le presté mucha atención. ¿Las botas, la camiseta? Me daban igual, luego las buscaría.

    Nos detuvimos junto a las ventanas cerradas del lavadero, allí donde la fiesta apenas llegaba. El comedor era bastante más ancho que la cocina y, por ello, la pared de ladrillo nos cubría del resto del jardín. Eché un vistazo alrededor, comprobando que ninguna otra pareja se nos hubiera adelantado, y sonreí. Los rastros de música eran débiles y la iluminación, escasa. A pesar de ello Jez seguía destacando entre la oscuridad, reflectando la poca luz del ambiente con una intensidad casi irracional. Era un manchón de pureza en medio de la negrura, esa donde me fundía sin problema. Por tétrico que sonara, ya no era algo que me afectara; no cuando Jez permanecía de pie, frente a mí, y me sostenía la mirada bajo el intenso rojo de sus mejillas.

    —¿Planeas asesinarme? —bromeó.

    Solté el aire de golpe al sonreír, y la insté hasta que su espalda se encontró con la pared. No la toqué, sin embargo. Le sostuve la mirada un rato y luego estiré aún más mis labios.

    —¿Quieres saberlo? Tu castigo.

    Jez arrugó el ceño.

    —No respondo idioteces, lo sabes.

    Apoyé la mano contra la pared, junto a su cabeza, y me incliné bien cerca; no quería perderme ni la más pequeña reacción en su rostro.

    —Quiero que me lo digas —murmuré, sedoso, rozando con mi mano libre el contorno de su pierna—. Todo lo que quieres que te haga. Si lo dices, lo haré sin chistar. Será un hechizo mágico.

    Sus ojos se ampliaron brevemente pero de inmediato adquirió un semblante estoico, como si todo aquello se hubiera convertido en una cuestión de orgullo. Venga, ¿todos los albinos iban a reaccionar así conmigo? Bueno, tampoco me quejaría. Siempre me divertía conocer nuevas facetas de Jez, sobre todo cuando su pecho comenzaba a chocar contra el mío y sus labios se entreabrían, dubitativos, en busca de la respuesta indicada.

    No me decepcionó para nada.

    —Quiero que me beses.

    La magia surtió efecto al instante. Tomé su rostro entre ambas manos y la besé, profunda y lentamente. Ella se enganchó a mi cuello y me correspondió, como había aprendido a corresponderme al cabo de los meses. Era curiosa la forma en que la asiduidad conseguía que dos personas se coordinaran a la perfección y encontraran una forma de besar tan única y significativa. Jez podría haberme besado de entre cientos de chicas, sin siquiera tocarme, y la habría reconocido de inmediato.

    Sus labios eran suaves, y su lengua alcanzó la mía de a tramos cortos, fugaces, apenas insinuando. Gruñí bajo, ella sonrió en respuesta, y enganché su cintura al tiempo que sus manos se enredaban entre mi cabello y se ponía de puntillas, intentando alcanzar cada centímetro de mí. La pegué contra la pared, resollé cerca de su barbilla y bajé a su cuello. Ella ladeó la cabeza, expectante, y me detuve un segundo para disfrutarla; su respiración agitada, sus pechos suaves y turgentes aplastándose contra mi torso, sus dedos jalando suavemente de mi cabello.

    Mierda, sólo tenía autocontrol para jugar con ella.
    Estaba demente.


    —El hechizo se ha agotado —murmuré, divertido, cerca de su oído.

    La oí suspirando, y me tiró del pelo con algo más de fuerza. No me quejé, apenas respiré. Me quedé allí, aguardando pacientemente por su próxima orden, mientras colaba la mano por debajo del borde de su blusa. Su piel era cálida y podría jurar que la sentí tensarse un breve instante. Eso pareció ponerla en movimiento.

    —Quiero que beses mi cuello —murmuró, reluctante—. Y que… hagas lo que quieras con tus manos.

    Meneé la cabeza, risueño, y unas gotitas de agua se colaron por el escote de su blusa. Jez se tensó de nueva cuenta y yo tuve que tomar aire por la nariz para seguir con aquel juego.

    —El segundo hechizo es muy ambiguo, señorita —indiqué en voz suave, mientras acercaba la boca a su cuello y respiraba sobre él—. Mientras lo reformula, me encargaré de cumplir el primero.

    Me tomé mi tiempo en repartir un reguero de besos. Castos al principio, eran apenas roces caprichosos para erizarle la piel. Cuando comencé a presionar la lengua, cuando su cuerpo comenzó a reaccionar, pude oírla quejándose. De mis manos inmóviles.

    Ya no le resultó tan arduo encontrar las palabras.

    —Tócame, Joey.

    —¿Dónde~?

    Me mantuve lejos de sus labios a propósito, pues no me había pedido que la bese y, de esa manera, podía atender a todas y cada una de sus demandas. Mientras jugaba con el contorno de su cuello, fui navegando su cuerpo por las zonas que me indicaba.

    La espalda.
    La cintura.
    Las piernas.
    El abdomen.
    Los pechos.

    Debo reconocerlo, no esperé que esto llegara tan lejos. Cuando las palabras brotaron frágiles y agitadas de su garganta, alcé el rostro para verla y entorné los ojos. Ah, mierda, ahí estaba. El ámbar oscurecido contra el que no podía hacer nada.

    La había despertado, ¿eh?
    Ya había perdido.

    —Sus deseos son mis órdenes~

    No le quité la vista de encima mientras deslizaba las manos dentro de su blusa, rozando su abdomen, y colaba los dedos por debajo de su sostén. No era armado, estaba hecho de una tela increíblemente sedosa, y cubrí uno de sus pechos con la palma entera. Jez soltó un gemido suave, sosteniéndome la mirada, y pensé que me volvería loco. Comencé a masajearlo, apretándolo con suavidad, y deslicé el pulgar hacia su pezón. Se endureció rápidamente bajo mi tacto de pluma, y el cuerpo de Jez se removió algo inquieto contra mí.

    —Dígame, señorita. —Pretendía seguir con el juego, aunque mi voz no sonaba tan compuesta como antes—. ¿Cuál es su siguiente-

    —Tu boca. Utiliza tu boca.

    Mi mente había comenzado a nublarse. Corrí el tirante de su blusa y, junto a él, el del sostén, y los dejé caer sobre su brazo. Uno de sus pechos quedó al aire y me permití observarlo un breve instante antes de hundir el rostro en él. Las gotitas de agua corrieron raudas sobre su piel y Jez se estremeció, sujetándome del cabello con fuerza. Deslicé los labios alrededor de su pezón, repartiendo besos húmedos, hasta que lo metí dentro de mi boca y comencé a jugar con él una vez más; ahora, con mi lengua. Los gemidos ahogados de Jez me llenaron los oídos y deseé con una intensidad desmedida estar en mi habitación, para poder lanzarla sobre mi cama y quitarle toda la maldita ropa.

    —Bésame.

    No esperó.

    Me alzó el rostro con ambas manos y unió nuestros labios con una ansiedad avasallante, presionando mi nuca y pegándose a mí.

    No esperé a nuevas órdenes.

    La aprisioné contra la pared y colé el brazo entre nosotros para alcanzar la tela de sus bragas. Jugué con el elástico y, aún por fuera, deslicé los dedos sobre su intimidad. Jez gimió audiblemente contra mis labios y echó la cabeza hacia atrás. Lo sabía.

    —Mírame.

    Cuando hacía eso perdía la cabeza.

    No perdí segundo de sus ojos ámbar, absolutamente oscurecidos, mientras acariciaba su intimidad y ella movía las caderas para acentuar el contacto. No perdí segundo de su boca húmeda, respirando pesada, cuando corrí la tela y hundí dos de mis dedos dentro suyo. No teníamos manera de razonar y sólo quería seguir enloqueciendo junto a ella. Aumenté la fricción de mis movimientos en cuestión de segundos, mientras clavaba los dedos de mi mano libre en sus muslos. Jez se aferró a mi cabello y se mordió el labio, intentando contener sus gemidos, aunque su cuerpo subiera y bajara junto a mí cada vez con mayor ahínco. Hundí el rostro en su cuello y me incliné para penetrarla más hondo, atendiendo a sus movimientos en busca del ángulo exacto que le hiciera perder la cabeza.

    No tenía forma de ponerlo en palabras.
    Cuánto me excitaba verla disfrutar así.

    Quería volverla loca, que se derritiera bajo mis manos, ser quien estuviera allí para cumplir todas y cada una de sus jodidas fantasías. Quería oírla contra mi oído, y que me jalara del cabello, y me viera con sus ojos oscurecidos y hacerle el amor una y otra vez.

    Qué va. Estaba malditamente enamorado.

    Mi respiración había humedecido su cuello cuando la sentí deshacerse entre mis brazos y echarse sobre la pared, exhausta. La estreché con cariño, le corrí el cabello pegoteado de la frente y allí deposité un beso.

    —¿Te gustó~? —pregunté, risueño.

    Jez soltó una risa sin gracia y me vio a los ojos.

    —No respondo idioteces, ya lo sabes.

    Le sonreí mientras se erguía, y entonces me miró preocupada. Tenía ambas manos sobre mi pecho y pareció debatirse por encontrar la mejor elección de palabras.

    —Uhm, tú… ¿tú estás bien?

    —¿A qué te refieres? —Me gané un golpecito suave con su puño—. Ay, bueno, bueno, ya. No jugaré más contigo.

    Le corrí el cabello del hombro, acomodándole los tirantes del sostén y la blusa, y le sonreí.

    —Descuida, Jez. No es algo que podamos resolver aquí, de todos modos.

    Ella arrugó la nariz y vio alrededor, suspirando.

    —Pero… tú… es injusto.

    —No te preocupes, de verdad. —Acuné su rostro con ambas manos, obligándola a mirarme—. ¿Sí?

    Luego de algunos segundos, Jez relajó su semblante y asintió; se la notaba aún inconforme, pero algo era algo. Le brindé un poco de espacio luego de prácticamente estamparla contra la pared, y comenzamos a caminar de vuelta hacia la fiesta. Tenía que recoger, cuanto menos, mi ropa.

    —Vayámonos. —Su voz fue apenas un susurro—. Vayámonos de aquí, Joey.

    Bueno, yo… no iba a negarme. Ni todo el jodido iceberg del Titanic habría bastado en ese momento para bajarle a la calentura que me traía encima.

    —¿Adónde quieres ir, linda?

    —A mi casa.

    —¿Hmm? ¿Pero no están tus tíos?

    Ahí venía de nuevo, el adorable sonrojo. Jez meneó la cabeza y yo la estreché contra mí, presionando los labios sobre su cabello.

    Ah, vas a matarme.

    —No se diga más, pues. Tenemos un soldado que salvar.

    —¡Joey!
     
    Última edición: 21 Mayo 2020
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    Zireael

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    Si me permites, voy a chillar como con cada uno de estos fics.

    AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

    Me encantó de principio a fin, no te explico yo lo que amé esto. Toda la escena del beer pong se me hizo genial y no sé, hizo brotar recuerdos en los que no pensaba hace meses, por decir poco, y me ayudaron a imaginarlo todo con tal nitidez, gurl, pasé sonriendo todo el rato.
    El pendejo de Joey, orgulloso de su pendejada de talento, Alisha con lo de su ropa interior dispar, Shawn y Laila me dieron toda la vida.

    Ahora, como siempre, voy con las citas (???)

    Déjame decirte que AMO como manejaste a Laila aquí y le diste esos toques sassy, que realmente en Gakkou hemos visto a medias con Shawn. Porque en el fondo es otra orgullosa de mierda y bastante insistente, si me lo preguntas.
    No me imagino otra reacción posible de ella al ver a Joey jugándoselas de ganador desde el inicio (?) la pendeja está como: qUIERES PELEA, CABRÓN? VEN QUE TE PINCHO.

    10/10 Jez, sí estaba demasiado idiota. COMO SIEMPRE *le pega a Joey*

    Let me just- *dies*
    Yo ya no sé si Jez es tonta o se hace (?) mira que decirle una cosa de estas a Joey, gurl. Desde ahí empecé a fangirlear FUERTE, porque entonces entré en contexto con el sneak peek que me pasaste y fue así de: ESTO SE VA A DESCONTROLAAAAR.
    Me encanta cuando a Jez se le va un poco la olla, la verdad, y empieza a decir o hacer cosas como estas porque es una faceta de ella que jamás veríamos de no ser por la existencia del idiota de Joey y yo, bueno, estoy living.

    You nasty little bitch.

    Nunca creí estar de acuerdo en algo que dijera este fuckboy Joey, pero mira, la verdad enmarquemos esta frase por favor. JEZ, HAZTE RESPONSABLE DE TUS PINCHES PALABRAS.

    Esta frase de Jez también es 10/10, es más, desde ya me la robo. Me encanta como se la suelta, así en plan de: Ya cabrón, suelta la pasta, no tengo todo el día.
    Kind of shit of his bullshit, kind of sassy, kind of horny. Ya sabes, todos los moods por los que pasa esta niña. De verdad me encantó.

    Bueno, hijo de tu madre, cómo te dicen ahora, Shiori? *le pega de nuevo*

    Aquí me descojoné. Fue la noche de los albinos orgullosos (???)

    Te juro que yo no puedo cuando Jez le pide que la toque, soy super weak por estos momentos, pasó en The Fool y pasa aquí, contextos bastante diferentes, pero siempre que lo hace yo me muero. Puede que lo haya soltado por el pinche juego cabrón de Joey, pero al final de cuentas lo suelta porque es lo que quiere y damn.
    Como si Jez me pide asesinar a alguien wtf, no podría decirle que no (?) whoops se me salió la gayness.

    El fact de que este hombre también sea tan weak por ella me puede, basta una mirada, una sola para que sea consciente de eso: que perdió.

    Esto refuerza mi punto de que soy weak por Jez pidiendo lo que quiere (?) Ni lo deja terminar encima, la pobre se está muriendo ya. Y LUEGO, LUEGO VA Y SUELTA ESA MIERDA DE QUE LA MIRE, NOOOOOO.
    Pero a ver, quién estaba siendo bitch entonces, me perdí (??)

    No puedo con este hombre, por amor a toda la dirtyness que me he aventado en esta cuarentena, NO PUEDO CON JOEY. Todo el pensamiento inicial, para que cerrara con unas palabras que uno no creería capaces de existir en su fuckboy ass (?) Hacer el amor y estar enamorado.
    Yo es que me muero.

    Ahora sí *sips whatever the fuck has alcohol in this fucking place* Como si no hubiese tenido suficiente, me pones a la niña diciéndole que vayan a su casa, pORQUE TIENE CASA SOLA. Enraged Jez, savage Jez but we all know which Jez is the best: horny Jez.
    I'm so dead right now.
    Regresale bien el favor, niña, por dios.

    Sin más que añadirle a esta biblia de fangirleo, te agradezco por esta joya uwu ♥
     
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  3.  
    Amane

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    I'm a hoe y vine directamente a leer este fic después de que me dijeses que salía mi estúpida? pues sí soy, qué decir. Y NO ME PUEDO CREER QUE NO DECIDIESE LEER ESTO ANTES TBH QUE HA SIDO MARAVILLOSO.

    Okay, so let me take a breath bc aquí hay muchas cosas que quiero decir (?)

    So empezaré por lo obvio Y ES QUE JOEY Y ALISHA HACIENDO EQUIPO EN EL BEER PONG ES TODO LO QUE NECESITO EN ESTA VIDA, DAMN. Estos dos tienen una complicidad maravillosa y la has plasmado super bien. Creo que Alisha dudaría cero segundos en hacer equipo con él, en cualquier juego (que pudiesen, claro, no queremos líos con bellabel (?), y seguramente lo harían super bien juntos siempre, pero sobre todo en beer pong porque sabría que Joey es una máquina. Also, no conozco mucho a Shawn ni a Laila pero por lo poco que he leído de ellos, adoro we. Y AAAA, soy super fan de Laila teniendo cero chills y aceptando.

    Luego, PINCHE ALISHA CON LO DE LA ROPA INTERIOR. ESTA NIÑA ESTÚPIDA ES MI NIÑA Y ESTOY DAMN PROUD OF HER. Tbh, por un lado creo que se preocuparía siempre por llevar ropa interior linda a fiestas por si tiene s3x0 pero por otro lado, joder she is a whole disaster y seguramente le diese pereza si no veía expectativas de ello así que bastante accurate. ALSO CUANDO LE ACARICIA LA CABEZA I'M SORRY I WENT FERAL BC I FIND THAT THING SO FUCKING CUTE AND I JUST CANNOT. Me encanta como al final las chicas están solo pasándoselo bien pero ellos se lo toman personal JAJAJAJA. Y obvio el Joesha team (hay que buscar un nombre para la ship (???) ganan y los pobres tienen que tirarse al agua PERO JEZ IS A QUEEN Y HACE LO QUE TIENE QUE HACER, Y ES BAJARLE LOS HUMOS A SU CHICO OBVIO.

    La verdad, me imagino a Alisha después esperando a Laila y Shwan tipo: venga, chicos, os enseño el footage mientras estos dos se encargan de su propio SEX TAPE. Bc she is a supportive shipper (?)

    Y LUEGO PUES YO MURIENDO PORQUE JODER JEZ I'M SO FUCKING GAY AND ALSO?????? CAN WE LIKE, CONSIDER QUE JOEY ESTÁ SHIRTLESS Y MOJADO I-????? Lo siento pero soy muy hetero por él (?)

    En fin, la escena final me encanta, ES QUE ES UN PUTO TEASER PERO POR JEZ HACE LO QUE SEA Y ELLA LO SABE Y POR ESO NO DUDA EN DARLE ÓRDENES Y MIRA QUE LA ESCENA ES JODIDAMENTE HOT Y YO LIVING BC QUIERO ESCRIBIR EXPLÍCITOS TAN GENIALES ALGUNA VEZ EN MI VIDA Y IDK, THEM. Leer a Joey diciendo cosas como que está enamorado y hacer el amor, como dice Mely, es super especial y es algo que solo usaría con Jez y se merece llegar a ese punto en su vida, la verdad. Y pues Jez es un amor por estar preocupada de que Joey también pueda... liberarse (?) y tbh, que esté más interesado en ella dice mucho de él so props for him uwu Y idk, que estoy living y omg, Jez es bien shy pero damn no será la más kinky de todas al final (?) Y vaya que van a destrozar la casa de sus tíos esa noche, vaya que sí.

    Y aaaaa creo que ya. Omg lo amé, bc ya te digo que en cuanto vi que había interacciones de nuestro bebés pues me emocioné mucho porque, en general, me hace muchísima ilu que hayamos decidido hacerlos amigos, y obviamente i'm a wholesome jezey (???) shipper so obvio iba a disfrutar esa parte también y no sé, ha sido maravilloso, la verdad. Y voy a pecar de pesada, pero no dejaré de repetir lo mucho que me gusta leeros por lo bien que escribís, toda clase de géneros y manejando todos los personajes super bien en las situaciones y idk, babes, you are made for this.

    PD: The Emperor en mi juego te lleva a la sala del boss, suele ser útil cuando quieres ir rápido, o en algunos niveles que no hace falta explorar ya y te ahorra tiempo uwu
     
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