One-shot Tengo miedo de empezar de nuevo [Pokémon Rol Championship] [Niza]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Reual Nathan Onyrian, 29 Agosto 2019.

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    Reual Nathan Onyrian

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    Título:
    Tengo miedo de empezar de nuevo [Pokémon Rol Championship] [Niza]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1998
    Tengo miedo de empezar de nuevo

    Liza ya se había cansado de este tipo de situaciones. No era la primera vez, y tampoco iba a ser la última, que aquello ocurría. Lo único que le traía paz mental era el hecho de que la cantidad de veces que aquello se iba a repetir era limitada. Porque tarde o temprano, Nikolah se iba a quedar sin lugares en donde esconderse. Ya de por sí le sorprendía que en un departamento tan pequeño siguiera encontrando nuevos escondites, llegando hasta tal punto de colgarse por la ventana del lado de afuera. Este muchacho podía ser dedicado cuando se lo proponía.

    La castaña suspiró, luego de revisar debajo de la cama por tercera vez. No era raro que el joven cambiara de escondite cuando estaba por descubrirlo. Era increíble lo que hacía para evitarla cuando se lo proponía. Y para colmo, la muchacha tenía el tiempo en contra. No quería llegar tarde.

    — ¡Nikolah, esto dejó de ser gracioso hace diez minutos, sal de una vez!— exclamó Liza hacia el aire. Esperó unos segundos, en los cuales no hubo respuesta, lo que hacía que la vena en su frente se abultara.— ¡Nikolah!

    Silencio.

    — ¡NIKOLAH, SI NO SALES EN ESTE INSTANTE, TE JURO QUE LO PAGARÁS CARO!

    Nada.

    La muchacha dejó escapar un gruñido lleno de exasperación, pateando el suelo con fuerza. El rubio ya había colmado su paciencia. Así que se dirigió, pisando con fuerza, hacia el sillón de la sala, para sentarse pesadamente. Por alguna razón, Nikolah había agarrado la costumbre de escabullirse cada vez que Liza traía un plan que a él no le gustaba. Cuando tenían que ir a la casa de alguien por cortesía, al salir de compras, cuando debían sentarse a ver las ganancias y gastos del mes. Hacía ya casi un año que vivían juntos, pero el muchacho había tomado esa costumbre hace unos meses. Y cuando se trataba de visitar a la familia de Liza, Nikolah la esquivaba cada vez con más ahínco.

    La castaña no sabía de dónde había sacado ese miedo. Para ser sincera, nunca los habían visitado. Es más, Nikolah todavía no conocía a nadie de su familia. Varias veces había intentado que el rubio se reuniera con ellos, pero siempre había encontrado excusas para evitar la reunión. O simplemente se había escondido demasiado bien. La joven dejó escapar otro grito de frustración, y golpeó con furia el respaldar del asiento. Maldición, ese muchacho le iba a sacar canas verdes.

    Sin embargo, el quejido de dolor que salió luego de aquel puñetazo al mobiliario la tomó por sorpresa. Abriendo grande los ojos, comenzó a girar la cabeza lentamente, hasta mirar por encima del respaldar. Había alguien allí detrás, mirándola con ojos asustados, hecho un ovillo tras el sillón. La mirada asesina que Liza le dedicó a aquella persona fue lo suficientemente intensa como para que esta diera un chillido asustada y saliera corriendo a cuatro patas de allí. Pero Liza no iba a permitirlo.

    Saltó hacia el fugitivo, tomándolo por la cintura, haciendo que se tropezara y ambos cayeran, rodando por el suelo. Sin embargo, gracias a varias contorsiones impropias del cuerpo humano, el escapista pudo zafarse del agarre de la castaña de ojos azules, y siguió corriendo por la habitación, en dirección hacia la puerta.

    — ¡Oh, no, no te vas a escapar, maldito Linoone escurridizo!— exclamó Liza, y sacándose un zapato con una presteza que solo da la experiencia, lo lanzó hacia los pies del muchacho.

    Nikolah podía correr rápido y cubrir bastante distancia con sus piernas largas, pero eso también le traía la inconveniencia de tener bastante poca coordinación con ellas. Bastaba un simple empujoncito para hacerlo tropezar, y Liza sabía a dónde apuntar. La zapatilla dio en el blanco. El muchacho trastabilló, se chocó con una silla, y cayó al suelo de cara. Liza suspiró y se levantó, caminando lentamente hacia él.

    — Nikolah, por favor...no tenemos que pasar por esto cada vez que…
    — empezó la castaña, con tono lastimero.

    — ¡HE CAÍDO, Y HE DECIDIDO NO VOLVER A LEVANTARME!— exclamó de improviso Nikolah, alarmando levemente a la muchacha.

    Esta decidió dejar de lado todas las delicadeces. Apretó los puños a los costados del cuerpo, y se sentó encima del muchacho, haciendo que este exhalara pesadamente. Liza se encorvó y lo miró de forma amenazadora, levantándole la cabeza por el cabello.

    — Escúchame bien, pequeño malcriado. Ahora mismo te levantarás y te pegarás una buena ducha. Mis padres nos esperan y ya estamos saliendo tarde. De esta no te vas a librar.

    Nikolah abrió la boca para quejarse, pero Liza se ocupó de tirarle todavía más del cabello, haciendo que toda la queja que saliera de su boca fuera de dolor. La castaña se incorporó del cuerpo del chico, y este se levantó, resoplando, y se dirigió hacia el baño. Cada vez que miraba para atrás, se encontraba con los ojos severos de su compañera. De verdad no tenía escapatoria.



    El tiempo pasaba, y Nikolah no había salido de su habitación. El repiqueteo del zapato que Liza se había puesto resonaba por todo el piso, demostrando su impaciencia. Al final, resoplando, se dirigió con paso pesado hacia la puerta, y la abrió de golpe. La vena en su frente volvió a latir cuando vio que la habitación estaba vacía, y la ventana abierta. Apretó los dientes con fuerza, y juró rompérselos al rubio en cuanto lo viera. Se asomó por la ventana, y al ver que no estaba colgado de allí, comenzó a trepar por la escalera de incendios, una tarea algo complicada debido al viento que había esa tarde de otoño, y el vestido que llevaba. Sinceramente, odiaba los vestidos, pero a su madre le encantaban, y era su cumpleaños, después de todo. Sin embargo, por pura fuerza de voluntad y enojo, llegó hasta el techo.

    — ¡NIKOLAH, MALDITA SEA, COMO NO APAREZ…!— comenzó a gritar la joven, pero luego se calló de improviso.

    Nikolah se encontraba sentado en el techo, con las rodillas recogidas y la barbilla apoyada en ellas, mirando la nada. No parecía haberse dado cuenta de que le había gritado. Liza se acercó hacia donde él se encontraba, con el enojo siendo despojado de ella con cada paso. Se puso a su lado, y se corrió el pelo que se le arremolinaba en la cara debido al viento. Contempló sentarse, pero el suelo se encontraba bastante sucio, y la ropa que llevaba estaba limpia y nueva. Se quedó con los brazos en la espalda, las manos entrelazadas, mirando al frente, viendo como el sol se ponía en el horizonte, entre los otros edificios. Miró de soslayo a Nikolah, y lo que vio la atravesó como un rayo. El muchacho parecía tener marcas en el rostro, como si hubiera estado llorando. Bah, a la mierda con la suciedad. Liza se recogió el vestido y se sentó a su lado.

    Lo observó de manera más detenida. Olía a limpio y tenía el cabello húmedo, y incluso se había puesto aquella ropa que Liza le había comprado. Al parecer, si se había bañado y cambiado. Sin embargo, esa expresión de tristeza seguía en su rostro, y las marcas de lágrimas traicionaban su de otra forma impoluta apariencia. Liza lo tomó de la mano y se la apretó suavemente, como para hacerle saber que estaba allí. No dijo nada. No tenía sentido hacerlo. No sabía lo que estaba pasando por la cabeza del chico, pero sabía que siempre era mejor darle su espacio. No se manejaba muy bien bajo presión.

    — Tengo miedo, Liza.— susurró Nikolah, de improviso, para sorpresa de su compañera.

    La muchacha lo miró sorprendida. Esperó a ver si decía algo más, pero como parecía ser que solo el silencio seguiría las palabras del chico, decidió tomar aire, y hablar ella.

    — ¿Tienes miedo de conocer a mis padres? ¿O tal vez miedo de que no te acepten o algo? No te preocupes, es algo muy común. Además, ellos son bien majos, y de verdad quieren conocerte, después de que les conté tanto sobre ti. Y también…

    — No digas eso, Liza. Tan solo...no lo digas.— la interrumpió Nikolah.

    — ¿Eh? ¿Por qué no? ¿Piensas que miento?— replicó algo indignada la castaña.

    — No es eso, es que…— comenzó a decir el muchacho, para luego soltar la mano de Liza, y volver a rodear sus rodillas con ella.— Es que...me da miedo….empezar de nuevo. No quiero que todo vuelva a ocurrir. No quiero volver a correr el riesgo de perderlo todo. No después de...Nada, no importa.

    Liza inclinó la cabeza hacia un costado, algo confundida, mientras analizaba las palabras de Nikolah. ¿Empezar de nuevo? ¿Qué todo vuelva a ocurrir? ¿Perderlo todo? ¿A qué se refería? Se quedó callada, posando su mirada del chico al atardecer, sopesando sus palabras. De pronto, la realización cayó sobre ella, de forma bastante pesada. Sabía lo que quería decir. Sabía qué era aquello que había perdido. Giró su rostro hacia el del rubio, y lo tomó en sus manos. Le sonrió de forma tierna, y le plantó un beso suave en los labios, que hizo que las mejillas de Nikolah se volvieran coloradas, como siempre pasaba cada vez que ella lo besaba.

    — Ya deja de preocuparte por eso, Nikolah. Es algo que ya pasó. No tengas miedo de volver a empezar una familia. Porque yo estoy en ella, y te prometo que nada te pasará, y nada le ocurrirá a esa familia que formemos. Yo no permitiré que nada le pase. Además, estaré siempre a tu lado, ¿sí?— dijo, con una voz suave que contrastaba fuertemente con el tono que había estado usando hasta ahora.

    El muchacho la miró a los ojos, sorbiéndose los mocos, las mejillas todavía sonrosadas.

    — ¿Lo prometes, Liza? ¿Prometes que siempre vas a estar a mi lado, y que nada será como...como fue antes?

    Como toda respuesta, la castaña le dedicó una sonrisa radiante, y volvió a besarlo, esta vez en la frente.

    — Te lo prometo, Nikolah. Tienes mi palabra. Ahora, debemos apresurarnos. Mi madre nos espera.- dijo suave, limpiándole los restos de lágrimas que se le habían quedado al joven en la cara.

    Este asintió ligeramente, para luego incorporarse, y ayudar a hacer lo propio a Liza. En ningún momento soltó su mano.



    Nikolah se encontraba extremadamente nervioso. Liza podía notarlo. Su mano temblaba tanto como si se hubiera quedado encerrado a solas con un Vanilluxe. Liza se la apretó suavemente, para que supiera que estaba allí, y dejó que el muchacho respirara lentamente, para calmarse. Cuando sintió que este estaba listo, la castaña tocó la puerta.

    Dos personas abrieron la misma, dos adultos, una pareja, un hombre y una mujer. Los padres de Liza. Nikolah tragó saliva, con la cara completamente enrojecida, mientras Liza los presentaba, musitando un leve “feliz cumpleaños”, apenas inaudible, cuando la muchacha lo mencionaba.

    — Vaya, así que tú eres Nikolah, ¿eh?— dijo una voz suave, que el muchacho nunca había estado escuchado hasta ahora. Levantó la mirada de forma tímida, para encontrarse con la cálida de aquella mujer.— Muchas gracias por el saludo. ¡Bienvenido a la familia!

    El muchacho comenzó a temblar tanto que Liza se preocupó, pensando que tal vez el saludo lo había afectado de más o le iba a dar uno de sus ataques. Sin embargo, Nikolah levantó la mirada, con una sonrisa radiante y ojos acuosos.

    — Gracias. De verdad.

    Liza sonrió para sí, y el contacto con la mano del muchacho le llenó de calor el cuerpo. Se aferró a su brazo, y de esa manera, ambos entraron a lo que había sido la casa de la castaña cuando esta era chica. Ella, también, de verdad estaba agradecida de que Nikolah fuera parte de su vida.

    Esto lo tenía escrito hace bastante tiempo, creo que me había inspirado en una canción de Sum 41, ni idea. La cuestión es que nunca me planteé subirlo, probablemente por vergüenza, pero acá está. Y bueno, eso (?
     
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    Ofc iba a comentarte en algún momento todos tus Nizas, es mi deber como madre de uno de ellos ùwú (?) Y este fic en especial fue super bonito, porque normalmente vemos la faceta externa de Niko, que es la que mejor conocemos, pero en esta ocasión profundizas más en el personaje y en lo que de verdad siente con todo esto. Tiene un montón de preocupaciones aunque no las exteriorice, y aunque siempre se preocupa por los demás y se muestra feliz ante su familia, el peque también tiene sus cosas :c Es perfectamente entendible que tenga miedo a perder lo que ha conseguido, considerando el trauma que tuvo que pasar cuando perdió todo lo que tenía. Aún recuerdo cuando Liza le dio la bienvenida a la familia y cómo se emocionó, ay <3

    Me encanta imaginarme a estos dos conviviendo juntos, los veo tan desastrosos como lo has plasmado aquí. Es el encanto especia que tiene esta ship, que parecen dos críos persiguiéndose el uno al otro pero al final del día son mucho más maduros de lo que aparentan, awns. Y cabe destacar que solo son así con el otro, lo cual es aún más cute si cabe.

    Me alegra que a final Niko decidiera ser sincero, y ojalá se acostumbre a serlo porque Liza le entenderá y apoyará siempre, y debe saberlo ;o; La escena final cuando por fin visitan a los padres de Liza fue demasiado hermosa, mi favorita después de la de la azotea <3 Seguiremos haciendo competencia por ver quién sube más Nizas, y no pienso perder, que lo sepas >:0 (?)

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    Ay por Dios, me alegro tanto de estar poniéndome al día con los comentarios y los fics de aquí que tenía pendientes porque estoy leyendo cosas que en su momento no por pereza o falta de tiempo y que son preciosas y merecen ser leídas.

    Cuando leí el título me imaginé una historia bastante angst pero luego empecé a leer y claro, el principio es como muy de comedia romántico, tbh, y bastante acertado también, porque fácilmente me imagino a Liza en esa situación, desesperada buscando al chico que se ha escondido para evitar sus responsabilidades y Nikolah, efectivamente, escondiéndose. Pero al final sería descubierto, el pobre.

    La escena de la azotea es muy tierna. Como dice Andy, siempre vemos el lado más alegre y de niño pequeño de Nikolah y a veces olvidamos que el pobre ha pasado por muchas cosas y tiene sus traumas y es normal que tenga miedo de esta situación, porque está consiguiendo al fin una familia y no quiere perderla otra vez. Pero ahí está Liza para recordarle que no va a perderla y que ella está ahí y mira LLORO.

    Y la escena con los padres, awns, es el final perfecto para este fic, bien soft <3

    Me ha gustado mucho Tom, y sinceramente, apoyo totalmente vuestra competición, cuantos más Nizas por leer, mejor para todos (?) So seguid así <3
     
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