Microrrelato Te espero.

Miraba aquella pantalla, tan azul, tan vacía. Ni una llamada, ni un mensaje. De ti nada recibía. ¿Ya no me amabas? Eso me suponía. Lo cerré dejándolo encima de la mesa, en un lugar donde podría escuchar su sonido cuando alguien llamara.

Cerré los ojos y espere. Paso el tiempo y yo seguía allí, esperando tu llamada. Pero nada ocurrió. Me olvidaste, me dejaste ahí tirada llorando. Sola, en la oscuridad y muriendo poco a poco por el frío, por tu ausencia. Por el vació que dejaste en aquel corazón que lentamente fue cesando sus latidos; hasta que por fin se detuvo por completo. Me mataste.