One-shot Tarde de terror

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Hygge, 6 Noviembre 2016.

  1.  
    Hygge

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    Escritora
    Título:
    Tarde de terror
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    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1631
    Título: Tarde de terror
    Fandom: Harry Potter
    Palabras: 1.587
    Personajes: Evelyn Holder y Emma Tyler
    Actividad: ¡Desafíos roleros!
    Summary: Evelyn y Emma pasan una tarde escuchando historias de terror.

    Tarde de terror
    —¿Cómo? ¿Que no sabes lo que es una Acromántula?

    La suave risa de alguno de los alumnos de cursos superiores no tardaron en hacerse de esperar. Evelyn, quien había estado escuchando la conversación que llevaban a cabo, no pareció inmutarse ante la pregunta.

    —Pues no, si fuese al contrario no hubiese hecho la pregunta, ¿no crees? —dejó escapar con aparente tranquilidad, tomando asiento junto a Emma en uno de los sillones de la sala común. Admiró los rostros sorprendidos de algunos de los presentes, alzando los hombros sin comprender—. ¿Qué? Es mi primer año en Hogwarts, no me miréis así, jo.

    —Yo tampoco sé qué es... —admitió la pequeña Tyler, jugando con sus dedos algo incómoda—. Pero por su nombre, no suena a algo muy agradable.

    —Y no lo es. El Ministerio de Magia clasificó a estos seres dentro de las criaturas más peligrosas existentes. Como veis, no son muy deseables —las palabras de una de las alumnas de cuarto año hicieron que un escalofrío recorriese a las más pequeñas. Al ver esto, intentó corregirse sonriendo con nerviosismo—. P-pero tranquilas, no muchas personas suelen toparse con estas criaturas. C-creo...

    Otro chico, aparentemente compañero de la joven que acababa de hablar, se acercó sigilosamente a sus espaldas y le colocó una araña de juguete en su hombro, ante la atenta mirada de las alumnas de primer curso.

    —¡Alicia, cuidado, tienes una Acromántula en el hombro!

    —¡Kyaaah! —chilló, presa del pánico, y trató de sacudirse lo más rápido que pudo para zafarse de aquella amenaza. Pero grande fue su sorpresa al ver que caía al suelo una pequeña araña de juguete, y no tardó en girarse hacia el bromista para darle una buena bofetada—. ¡Idiota, no vuelvas a pegarme un susto así! ¡Además, las Acromántulas son mucho más grandes!

    La sala entera estalló en risas ante aquel numerito que acababa de formarse ante sus ojos, creando un ambiente realmente ameno en la sala común de los Hufflepuff. Evelyn y Emma se miraron entre risas, a pesar de que a ambas les costaba imaginarse tal bestia sin llegar a asustarse en el proceso. Uno de los jóvenes arrastró su silla hacia el centro de aquel improvisado grupo, sentándose al revés, y aguardó un par de segundos para poder hablar. Su atención se posó en ambas niñas, haciendo que estas se sorprendieran ante el gesto momentáneo.

    —Y bien, chicos, ¿qué os parece si les enseñamos a nuestras nuevas compañeras cómo celebramos los Hufflepuff la tarde de Halloween?

    —¡Oh, oh! ¿Historias de terror? ¡Este año me sé muchas más, yo quiero! —alzó el brazo una alumna de segundo, quien pareció haber disfrutado mucho su "primera tarde de terror" el año anterior.

    —Por supuesto que sí, pero este año también debe participar Astrid, sus historias siempre me dejan despierta toda la noche —la aludida recibió varias miradas de reproche que no pudieron evitar divertirle.

    —¿Tarde de historias de terror? —a Evelyn no tardaron en iluminársele los ojos, y no dudó en tomar una de las mantas para preparar su lugar frente a la hoguera. Con un pequeño gesto invitó a Emma a acercarse—. Muy bien, ¿y cuándo empezamos? A ver si conseguís asustarme de verdad, aunque no lo creo. ¡Yo soy muy valiente!

    Algunos sonrieron maliciosos ante el ímpetu de la niña, pues sabían que no tardaría en caer junto al resto de los más pequeños. Dando un paso al frente, el primero en abrir la sesión se acercó al grupo ante la mirada de todos, y el silencio se hizo en la sala. Por un instante, el fuego de la chimenea pareció brillar con mayor intensidad.

    —No me hago responsable de las reacciones que puedan ocasionar la historia, esto ante todo. Bien, este relato trata sobre las Arpías.

    El simple inicio ya sacó algún susurro ahogado entre los presentes. Emma apretó el agarre de la manta y respiró hondo, pues Adam le había enseñado muchas veces a mantener la calma ante relatos así. Al principio aquel pensamiento pareció calmar sus nervios, pero a medida que el chico avanzaba en la trama su temor aumentaba cada vez más y más. Observó a Evelyn de soslayo, y se preguntó si ella también estaría asustada, pues aparentemente parecía mantenerse tranquila.

    —Estas criaturas mágicas con aspecto de mujer tienen una apariencia salvaje que puede llegar a intimidar. Oh, ¿y a que no sabéis lo que les gusta comer? —hizo una breve pausa en la que se escucharon murmullos muy bajos, intentando buscar una respuesta. El chico aprovechó para sacar su voz gutural—. Las Arpías se comen a los niños...

    Al cabo de un rato, Emma ya estaba escondida debajo de la manta, y varios de los alumnos parecieron incomodarse con el final. Los más miedosos tenían asegurado que aquella noche no pegarían ojo.

    —Y bien, pequeñajas, ¿cómo lo llevan? —preguntó confiado el interlocutor, dirigiendo su atención hacia Evelyn.

    —Eso no da miedo, he escuchado varias versiones parecidas ya —respondió, resuelta, dirigiéndole una sonrisa orgullosa. Al notar la mirada de Emma dio unas palmaditas en su cabeza amistosamente—. Tú tranquila Emma, que todo esto es mentira, las Arpías no se comen a los niños. Veamos si al menos el siguiente cuento resulta más creíble.

    —¿Uhm? ¿En serio no te asustaste...? —murmuró incrédula, pero su voz se apagó al notar que la mano de su amiga se sujetaba con algo de fuerza a una parte de la tela. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.

    Así que se trataba de eso, ¿eh?

    La siguiente historia pasó a contarla otra alumna de curso superior. Esta vez, se trataba de la leyenda del canto de las Banshees. De cómo estas criaturas se aparecían a aquellas personas que estaban destinadas a morir, y de su canto entristecido por las víctimas de una muerte inevitable.

    —"Aparté la cortina y, en un hueco de la ventana, vi a la luz de la luna a una mujer que se apoyaba contra el cristal; tenía el pelo rojo y su tez estaba pálida y demacrada. Hablaba muy alto, en un tono que nunca había oído antes, y entonces, dando un suspiro que parecía más una ráfaga de viento que un aliento, se desvaneció. Como luego descubriría, alguien había muerto esa noche en esa casa."

    Relató, leyéndolo todo desde su libro de cuentos preparado para la ocasión. Al finalizar se divirtió al ver a varios de los presentes abrazarse entre ellos, algunos asegurándose de que no hubieran Banshees por la zona. Para ese entonces, Emma y Evelyn ya estaban hechas bolita dentro de la manta.

    —¿Y-ya está? Me esperaba algo mejor, la verdad... —Evelyn sacó la cabeza como si nada, intentando aparentar seguridad ante las miradas de todos. Emma intentó contener lo divertido que le resultaba la situación de su amiga.

    —Oh, vamos, estás asustada, admitelo. Incluso le estás agarrando la mano a tu amiga por el susto, no me digas que no —señaló el mayor, arqueando una ceja con escepticismo.

    —¿A-ah? ¿Esto? Es que... ¡Emma tenía miedo! ¡Sí, eso! Y pues... como una buena amiga la intenté ayudar, claro —aclaró improvisadamente, sus mejillas coloreadas por la vergüenza.

    —Es cierto, las historias me asustaron mucho —apoyó la niña como pudo, asintiendo ante sus palabras. Al fin y al cabo no estaba diciendo ninguna mentira, aquellas historias eran espeluznantes.

    Justo en ese entonces sonó la campana de la cena, y la pequeña se levantó con soltura para encaminarse hacia la puerta, aprovechando este hecho para librarse de tener que seguir fingiendo. Estaba segura que no hubiese podido aguantar una historia más.

    —Bueno chicos, la cena ya está lista. Yo por mi me seguiría quedando a escuchar vuestras historias, pero no quiero perderme el gran banquete de Halloween —comentó la rubia abriendo la puerta hacia el exterior de la sala, con una sonrisa temblorosa en sus labios—. Una pena, otro año será.

    —Sí, sí, salvada por la campana —masculló el cuentacuentos siguiéndola con resignación en su voz. Los demás alumnos no tardaron en imitar su acción.

    Sin embargo, algo extraño ocurrió durante los sucesos siguientes. Cuando todos iban a abandonar la sala común, una ráfaga de aire helador abrió con un estruendo la ventana, apagando el ténue fuego que aún conservaba la chimenea, dejándolos a todos en completa oscuridad; los gritos no se hicieron de esperar. No obstante, agradecieron el hecho de saber el hechizo Lumos, y pudieron devolver parte de la luz a la sala.

    —Vamos, chicos que solo fue mera casualidad, no teneis que...

    Los gritos volvieron a hacerse oír, impidiendo que el alumno pudiese seguir hablando. Cuando quiso darse cuenta, en el centro de la sala una silueta oscura parecía observarlos en medio de la oscuridad. Fue así como el pánico inundó la sala, y todos echaron a correr fuera al grito de "¡Aaah, un dementor!".

    —¿Uh? ¿Qué demonios acaba de pasar? —Evelyn observó anonadada cómo la sala se vaciaba en cuestión de segundos. Sus pasos curiosos la llevaron a dar media vuelta aún así, y comprobó con sus propios ojos aquello que había causado tal escándalo—. ¡Kyaaah!

    Así, la valiente alumna acabó huyendo hacia el exterior, dejando a la extraña silueta sola en la sala. A pesar de que el supuesto dementor había acabado siendo la pequeña Emma enredada dentro de una de las mantas. Apartó con cuidado la tela cuando logró hallar la salida y ladeó la cabeza con confusión al ver que se había quedado sola.

    —¿A-ah? Evelyn, chicos, ¿dónde estáis? Me dejaron atrás, qué malos... —infló sus mejillas en un puchero, y acabó encaminandose ella también hacia el Gran Comedor.
     
    Última edición: 6 Noviembre 2016
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    Oh my goodness gracious. Harry Potter. ¡Esto promete!

    Acromántulas. Arpías. Banshees- y Noviembre del 2016! El hype por animales fantásticos era demasiado real para la torrifa de 16 años. Y fuck, es otra historia sin comentarios. Que malos.

    Atenta contra mi psicología de vida ver una historia bien pensada sin ningún comentario, así que este se siente bien dejarlo. Es una lástima que nunca en 7 libros (y 8 películas) la única sala que no sabemos dónde ni como es, es la de Hufflepuff. La única referencia es que estaba en la planta baja, cerca de la cocina. Sí, esa del cuadro donde tenes que rascar la pera para que se ría y se convierta en un picaporte.

    Mhm, yo era super fan de los libros.
     

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