Drabble Tan puro como el pecado [Rule of Rose]

Título: Tan puro como el pecado
Fandom: Rule of Rose
Pareja: Jennifer y Wendy
Palabras: 378

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—Wendy, mira, una rosa, úsala por nosotras.

—Jennifer, no puedo.

—Pero…

—Esta es mucho mejor, úsala por ambas, y yo usaré esta otra.

Jennifer tomó la rosa blanca con sus puras manos de porcelana, miró a Wendy y pensó en cuanto podría soportar una vela a la intemperie frente al temporal que se levantaba.

Jennifer y Wendy usaron cada una sus respectivas rosas blancas. Pasearon por el jardín del Edén, se miraron, se dieron la mano, se sentaron, se pararon, y volvieron a observar la vela, con miedo.

Un dirigible pasaba por el cielo, Wendy y Jennifer pensaron al unísono si algún día podrían viajar juntas en uno.

—Jennifer, no me abandones nunca.

—Pero qué dices… Jamás, nunca lo haría.

Wendy, con los ojos vidriosos, observaba la danza del césped ante la ventisca mientras la vela tambaleaba.

—Puedo ser tan mala… A veces me pregunto si alguna vez seré buena.

—No digas tales cosas, Wendy, tú no eres mala.

Wendy se alejó unos pasos con la mirada perdida y el corazón errante.

—Mira Jennifer, este jardín solo tiene rosas blancas en esta parte, y siempre estamos nosotras, parece que nadie más viene aquí, este es nuestro lugar, de las dos… Será siempre nuestro lugar.

Jennifer recordó que el blanco no representaba el amor para la mayoría de las culturas. También recordó que el blanco era el color de su codicia, de su envidia, de su deseo, al igual que en Wendy, al igual que con el pecado original.

En enero de 1930 se disipaba el temporal, la vela estaba en el césped, y dos rosas blancas, al unísono, alcanzaban el dirigible que pasaba por el cielo. El dirigible se pintaba de blanco, y las rosas permanecían juntas. El viento volvía a levantarse, y las palabras de amor eterno, recitadas en el jardín del pecado por dos corazones curiosos y débiles, se convirtieron en el recuerdo del vacío que ahora ocupaba aquel jardín.

Nadie nunca vino a recoger la vela que posaba en el césped, y nadie nunca supo que aquella parte del jardín pertenecía a ellas. No solo sus palabras, también sus nombres y sus vidas se marchitaron en el olvido… Olvidadas por el mundo y hasta por Dios.

Pero las rosas aun vuelan juntas por el cielo.