One-shot de Inuyasha - Take a chance on me [Koga&Ayame]

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Circe, 21 Abril 2012.

  1.  
    Circe

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    Título:
    Take a chance on me [Koga&Ayame]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    4115
    Este es el song-fic hecho para el concurso: "Notas de Amor" espero que les guste :')

    Oh no, ahí está el amor de mi vida, el chico perfecto. Gracias a Dios que me atreví a venir a esta fiesta de San Valentín sin cita, sola. Ahora solo tengo que acercarme a él, no puede ser tan malo, ¿no?

    Empiezo a caminar hacia él y me agarran nervios y miedo, es que él es tan… Kouga. No quiere compromisos, responsabilidades o ataduras, él ha sido así desde que su primer gran amor, Kagome, lo dejó por Inuyasha. Estoy segura que eso debe doler ¡pero ya han pasado años! Exactamente diez, un poco menos de la cantidad que pasamos sin vernos.

    Nosotros éramos vecinos y muy amigos. El siempre me gustó, desde que se mudó a la casa de al lado cuando él tenía diez años y yo nueve. Kouga es muy apuesto, desde chico lo ha sido, con esos impresionantes ojos celestes, su largo y hermoso cabello negro y su encantadora sonrisa. Además él es muy simpático y divertido, sumado a que, desde la adolescencia, su cuerpo cambió y se volvió completamente sexy y atractivo. Por eso siempre tuvo chicas pero ninguna de ellas lo conoció tanto como yo. Yo era la que sabía cual era su color preferido o su serie favorita, qué lo hacía enojar y por qué, como calmarlo cuando estaba furioso, como alegrarlo y divertirlo. Éramos muy cercanos, él conocía a toda mi familia y amigos y yo a los de él.

    Lo malo es que con el tiempo y la edad comenzamos a distanciarnos. Sus hormonas lo controlaban y de repente ya no tenía suficiente tiempo para mí, fui reemplazada por atractivas chicas a las que cambiaba cada semana. Sin embargo aún hablábamos y no perdíamos el contacto. Hasta que conoció a la hermosa y encantadora Kagome y se enamoró. Esos dos años casi no nos vimos o hablamos, él solo tenía tiempo para su novia. Yo estaba loca por los celos pero no decía nada, después de todo solo era su amiga. Terminé la secundaria y también el noviazgo entre Kouga y Kagome, ella no soportaba la distancia (iban a universidades que estaban muy lejos, casi no se veían) y comenzó a sentir algo por Inuyasha. Las cosas estaban mal, Kouga no lo quería aceptar pero el final llegó igualmente. Unos meses después ella empezó a salir con Inuyasha, luego se casaron y formaron una familia.

    Fue horrible la ruptura para Kouga, lo sé por que estuve junto a él para consolarlo, como toda buena amiga enamorada. No lloró frente a mí pero se veía que estaba triste. Decidí hacerle olvidar todo, fuimos al cine a ver una comedia romántica sobre dos amigos que se enamoran. No la disfrutó del todo pero al menos dejó de pensar en Kagome. Salimos del cine y me agradeció que haya intentado distraerlo y por lo buena amiga que era con él. Entonces me dijo que no quería volver a enamorarse nunca más, que iba a ser un “lobo solitario” de por vida. Me rompió el corazón, en ese momento yo esperaba hacer algo que terminara en un beso, lo que por supuesto no pasó.

    Seguimos hablando por un tiempo, él me contaba a cuantas mujeres se llevaba a la cama y yo solo lo escuchaba, deseando enamorarlo. Entonces, cuando yo tenía veinte, me inscribí en un programa de intercambios internacionales con la universidad en la que estudiaba diseño, me aceptaron y gané una beca para terminar mis estudios en Francia.

    Me fui del país y de la vida de Kouga. No lo volví a ver hasta este día, ahora lo tengo a solo unos pasos. No puedo desaprovechar la oportunidad, tengo que ir a hablarle y ver que pasa.

    Pero primero voy al baño, quiero estar perfecta para él. Me miro y sonrió complacida, no seré una modelo pero no soy fea, además el vestido que llevo, uno de mis favoritos largo y negro con un gran escote y un tajo en la pierna derecha, resalta las “curvas” de mi cuerpo y el tono de mi piel. Mi rojo cabello está perfectamente arreglado, cayendo por mi espalda y mis ojos verdes son realzados por el delineador y el rímel negro. Mi maquillaje es muy bueno, no se corrió ni siquiera un poco en las dos horas que llevo deambulado aquí. Cuando me siento completamente lista y valiente salgo del tocador y voy en búsqueda de Kouga, deseando que me de una oportunidad.


    Si cambias de opinión, soy la primera en la fila.
    Cariño aún estoy libre
    Dame una oportunidad
    Si me necesitas, házmelo saber, voy a estar cerca
    Si no tienes adonde ir, si te sientes deprimido


    El problema es que no lo encuentro por ningún lado. Empiezo a pensar que ya es tarde, que ya se fue a alguna habitación con alguna chica fácil, cuando lo veo. Casi me desmayo, no puede ser tan perfecto. Se ve tan chanchero con ese traje negro que le queda espectacular, estando medio apoyado en la pared, con un trago en la mano y varias chicas jóvenes en diminutos vestidos coloridos mostrando sus largas piernas. De repente la escena ya no me parece tan buena, ahora me está intimidando. Quiero decir, ¿cómo voy a competir con ellas? Son todas más jóvenes que yo, más atractivas y lindas. No tengo oportunidad.

    No vale la pena intentarlo, mejor me voy…

    –¡Ayame! –doy media vuelta sobresaltada. No lo puedo creer, ¡Kouga me esta llamando!

    Sonríe abiertamente y camina en mi dirección. Yo me quedo parada, totalmente congelada y con la mente en blanco, ¿y ahora que hago?

    –¡Tanto tiempo! –exclama mientras me da un gran abrazo.

    La cara se me enciende, mi corazón late más rápido de lo normal y una gran emoción me inunda, ¡Kouga se acordó de mí! Y me está abrazando. A mí, no a alguna de esas barbies de plástico. Sonrío con orgullo y le dirijo una mirada a ese grupo de mujeres mientras lo abrazo. ¡Nunca me sentí tan bien!

    Pero el momento termina y se aleja de mí. Me entristezco un poco, estaba muy cómoda en sus brazos.

    –¡Estás preciosa! –la tristeza es sustituida por una gran alegría que me hace sonrojar.
    –Gracias –hablo a duras penas, realmente me pone muy nerviosa.
    –Ven, te invito un trago.

    Asiento complacida, él sonríe y me dirige hasta la barra. No puedo dejar de notar que su mano esta en mi cintura. Siento mis manos sudar y a mi corazón hinchado por la felicidad y probablemente por el anormal ritmo de los latidos. Pero no me preocupa, nada lo hace en este momento por que estoy muy feliz a su lado.

    Si estás solo cuando todas las aves han volado
    Cariño aún estoy libre
    Dame una oportunidad
    Voy a hacer lo mejor, y no miento
    Si me pusieras a prueba, si me dejaras intentar
    Dame una oportunidad
    (Es todo lo que pido cariño)
    Dame una oportunidad
    –¿Qué quieres tomar? –me pregunta mientras tomamos asiento en la barra.
    –Uh, lo que sea que tu tomes.

    La verdad es que odio el alcohol y no sé que puedo tomar. Le dije eso para no parecer tan tonta y tan poco sofisticada, no quiero quedar mal frente a él.

    –Dos tequilas, por favor –en cantinero asiente y los prepara muy rápido–. Gracias –Kouga los paga y me pasa uno.

    Mi acompañante toma un trago mientras me mira intensamente. Me pongo nerviosa e imito a las mujeres de las películas cuando toman algo, intento hacerlo lentamente y de una forma sexy. Creo que iba bastante bien hasta que me llegó el fuerte sabor del alcohol y casi escupo todo. Kouga se empieza a reír a carcajadas y me siento muy avergonzada. ¿Conocen la frase, “tierra trágame”? Bueno, ese es mi segundo gran deseo en este momento, justo frente a Kouga.

    –Lo siento –tartamudeo levantándome de golpe y tirándome la copa encima, lo que aumenta mi vergüenza y las risas de Kouga–. Iré al baño.

    Kouga asiente y yo me marcho casi corriendo al baño. Dios, ¿tanta mala suerte puedo tener? Es increíble. Casi me largo a llorar pero por suerte me controlo, la noche aun no ha terminado y pueden revertirse las cosas, ¿no?

    Salgo del baño, intentando recobrar la compostura y me encuentro con un Kouga que sigue esperándome en la barra, esta vez con una Coca Cola. Sonrío y vuelvo a caminar derecha, sintiéndome mejor.

    –Toma –me da el vaso y tomo un sorbo, agradecida–. Esto es más tu estilo, ¿no?
    –Si –le sonrío, contenta con él. Quizás ya no es el inmaduro mujeriego impulsivo de antes–. Gracias.

    Empezamos a hablar sobre como nos ha ido, que hemos hecho, que cosas han cambiado y cuales siguen igual. Me cuenta que es un empresario exitoso (lo cual es evidente por que la fiesta es de mucha clase, es decir que solo la gente con mucho dinero entra; yo soy la excepción, claro), que nunca se ha casado y que está disfrutando de los “placeres de la vida”. Yo le digo que ahora soy diseñadora de moda y que me está yendo bien, no soy millonaria ni nada por el estilo pero he hecho unos fabulosos vestidos y disfruto de lo que hago. También le comento que estoy soltera y que estoy bien.

    Entonces veo a una de las barbies, una esbelta joven que debe ser modelo acercarse en nuestra dirección. Me desespero, no quiero que venga a interrumpir.

    –¿Vamos a bailar? –le pregunto de repente, sorprendiéndolo.
    –Claro –dice no muy convencido pero igualmente me guía a la pista de baile.

    Podemos ir a bailar, podemos ir a caminar, mientras estemos juntos
    Escuchar algo de música, tal vez solo hablar… llegar a conocerte mejor
    Porque tu sabes que
    Hay mucho que quiero hacer cuando sueño que estoy a solas contigo
    Es magia
    Quieres que abandone allí, temeroso de una relación
    Pero pienso que sabes
    Que no puedo dejarte ir
    Bailamos en círculos, siguiendo el suave y lento ritmo de la música. Siento sus manos rodeando mi cintura, las mías en su cuello, su aliento en mi cuello, la cercanía que hay entre nosotros, lo fácil que sería ponerme en puntitas de pie y besarlo. Sin embargo no lo hago, mi sueño es que él me bese. Todo tiene que ser perfecto.

    –Así que… –comienzo a hablar, hace bastante que solo nos miramos y ya estoy algo perturbada– ¿has venido con alguien especial?
    –No realmente –sonríe y yo me tranquilizo, sigue soltero–. No. ¿Y tú?
    –Tampoco –le sonrío y se me ocurre que podríamos ir a caminar un rato en algún camino oscuro donde podríamos tener más intimidad–. Vamos –tiro de su brazo sonriendo.
    –¿A dónde?
    –A caminar. Vamos, así tendremos más privacidad y podremos hablar.
    –Claro –se encoge de hombros y sonríe.

    Tiro de él hasta que llegamos a un balcón con vista al mar. No hay nadie y es el mejor lugar que hay en esta gran y bella casa. Me alegro de haber venido, es la mejor oportunidad que pude haber tenido en la vida, aun no puedo creer que esto este pasando. Quiero decir, ya pasaron diez años desde mi última oportunidad con él y, si no pasó nada cuando tenía veinte, ¿por qué iba a pasar ahora, a los treinta? Sin embargo aquí estoy, con él, a solas. Quizás me de una oportunidad, podría demostrarle que lo valgo y lo feliz que lo puedo hacer. Tal vez pueda cambiar su forma de pensar, que deje de ser un “lobo solitario” y esté feliz conmigo. Quizás.
    Si cambias de opinión, soy la primera en la fila.
    Cariño aún estoy libre
    Dame una oportunidad
    Si me necesitas, házmelo saber, voy a estar cerca
    Si no tienes adonde ir, si te sientes deprimido
    Si estás solo cuando todas las aves han volado
    Cariño aún estoy libre
    Dame una oportunidad
    Voy a hacer lo mejor, y no miento
    Si me pusieras a prueba, si me dejaras intentar
    Dame una oportunidad
    (Es todo lo que pido cariño)
    Dame una oportunidad
    Me doy vuelta para mirarlo directamente a la cara. Dios, es tan hermoso. De repente me agarran unas ganas locas de besarlo. Olvido todo lo de no tirármele encima y eso de que él debe besarme primero. Simplemente no puedo esperar más.

    Le sonrío y me acerco más a él, prácticamente acorralándolo contra el balcón. Kouga se ve extraño, algo nervioso y cohibido, no se parece al seductor con el autoestima muy alto que es en realidad. Agarro su cara con mis manos y lo acaricio delicadamente; cierro los ojos y me pongo en puntitas de pie. Y entonces lo beso.

    Es un beso muy extraño, no malo por supuesto pero tampoco lo que esperaba. No sé, quizás sea por la sorpresa y por la rapidez en que avanza todo. Al principio solo es un roce de labios, Kouga está impactado. Entonces ambos abrimos la boca y el beso comienza realmente, él da muy buenos besos: tierno pero apasionado, dulce pero brusco, es todo de una rara manera. Me encanta, es espectacular y mucho mejor de lo que alguna vez he imaginado por una sola razón, es real.

    Oh, puedes tomarte tu tiempo bebe, no tengo apuro, se que voy a conquistarte
    No quieres lastimarme, bebe no te preocupes, no voy a dejarte
    Ahora déjame decirte
    Mi amor es suficientemente fuerte para resistir los tiempos duros
    Es magia
    Dices que pierdo mi tiempo pero no puedo quitarte de mi mente
    No, no puedo dejarte ir
    Porque te amo tanto

    Nos separamos por falta de aire. Inmediatamente me arrepiento de haberlo hecho, separarme quiero decir, porque no quiero saber lo que piensa sobre el beso. No deseo que me diga que es un error, que nunca volverá a pasar y que solo seremos amigos. Solo quiero besarlo.

    –¿Ayame…? –empieza después de un silencio incómodo–. ¿Qué hiciste?
    –¿Nada? –lo rodeo y termino a su lado pero le doy la espalda para mirar el balcón, estoy roja y no quiero que me vea así.
    –Me besaste –dice sin poder creérselo.

    No respondo, ¿qué se supone que deba hacer? ¿Decirle que si o ignorarlo y volver a besarlo? La segunda opción me parece mil veces más tentadora pero opto por callarme a ver que pasa.

    –Me besaste –vuelve a repetir y me agarra del brazo para que lo mire, sus ojos celestes me están matando–. Ayame, tú me besaste.
    –Ya lo sé –respondo de repente enojada, ¿tanta confirmación necesita? Solo fue un beso, no le pedí que se case conmigo. Suelta mi brazo pero continua observándome.
    –¿Cómo…? –lo miro con las cejas levantadas, ni que fuera su primer beso–. ¿Por qué…?
    –Kouga, no es para tanto –le quito importancia aunque desearía decir todo lo contrario–. Fue solo un beso. Solo un beso.
    –Es que tú me has besado a mí –insiste–. A mí –calla un momento y deja de mirarme–. Lo que no entiendo es por qué.
    –¿Sigues queriendo ser un lobo solitario? –le pregunto luego de un minuto.
    –¿Qué tiene que ver eso con el beso? –replica mientras vuelve su mirada hacia mí.
    –Solo responde –sacudo la cabeza, es muy importante su respuesta, me dice si tengo una oportunidad o no–. ¿Quieres serlo toda tu vida o no? Desearía que hayas cambiado de opinión, podrías darme una oportunidad.

    A penas lo digo me arrepiento, ya es demasiado lo que estoy haciendo. ¿Por qué será que no pienso antes de hablar?

    Si cambias de opinión, soy la primera en la fila.
    Cariño aún estoy libre
    Dame una oportunidad
    Si me necesitas, házmelo saber, voy a estar cerca
    Si no tienes adonde ir, si te sientes deprimido
    Si estás solo cuando todas las aves lindas han volado
    Cariño aún estoy libre
    Dame una oportunidad
    Voy a hacer lo mejor, ¿bebe no lo ves?
    Si me pusieras a prueba, dame una oportunidad
    (Oportunidad, oportunidad, dame una oportunidad)
    –¿Qué, qué? –abre los ojos, muy sorprendido. No creo que entienda algo, está igual que yo, ¿será que mi boca tiene vida propia?
    –Nada –soy una cobarde.

    Me escabullo e intento llegar al jardín descubierto, a la seguridad que otorga aquellas personas desconocidas. Pero, con mi magnifica suerte, solo llego al umbral de la puerta para llegar al pasillo que conduce a la “pista de baile”. Las razones son varias: mis hermosos zapatos de taco aguja no están preparados para una huida rápida y tampoco lo está mi estrecho vestido negro. Además Kouga no me permite, en dos pasos me alcanza.

    –No volverás a huir.
    –¿Huir? ¿Yo? –replico, es verdad que soy cobarde pero no soy yo la persona que escapa a las relaciones serias.

    Una amiga mía, Sango, tuvo una relación con Kouga antes de que nos conociéramos. Ella es preciosa, una mujer independiente e inteligente que es elegante, amable y simpática, todo lo que cualquier hombre puede querer. A pesar de esto, Kouga la dejó cuando las cosas se volvieron demasiado serias. Nunca hubo explicaciones, ni razones, solo un “lo siento pero esto no da para más”. Y sin decir más la abandonó. Sango lo quería matar, no es que haya estado enamorada pero le agradaba estar con él y las cosas podrían haber sido buenas. Sin embargo pronto lo olvidó al encontrar a su verdadero amor: Miroku, un socio de Kouga. Con él se casó y ya tienen una bella familia. Todo esto pasó hace como cinco años pero él sigue igual, es obvio.

    –¿Qué quieres decir?
    –Yo no tengo miedo a enamorarme –no sé de donde saco la fuerza para decir esas palabras.
    –¿Estás insinuando que yo si?
    –No lo insinúo, lo afirmo –de verdad, me sorprendo a mi misma a veces–. Apuesto por las relaciones, creo en el amor verdadero y no temo salir herida.
    –Yo tampoco –vacila, no está seguro de lo que dice.
    –Entonces demuéstralo.

    Entonces me besa intensamente, tanto que me deja sin aire. ¿Los besos pueden mejorar en solo minutos? Parece que si y me siento como en el paraíso. Quizás con cada beso Kouga mejore o al menos para mí, con un solo roce de su mano hace que todo mi cuerpo tiemble, con un beso soy increíblemente feliz.
    Cariño aún estoy libre
    Dame una oportunidad
    Voy a hacer lo mejor, ¿bebe no lo ves?
    Si me pusieras a prueba, dame una oportunidad
    (Oportunidad, oportunidad, dame una oportunidad)
    Cariño aún estoy libre
    Dame una oportunidad
    –Te he querido desde siempre –me dice entre besos y yo me sorprendo, nunca lo habría imaginado.

    No tendría que sorprenderme, la noche es si fue extraña pero, sin duda, la mejor de mi vida. Como me alegro de haber venido a esta fiesta. Es el mejor San Valentín que pasé en mi vida.

    –Yo también –me separo y lo miro, sonriendo de oreja a oreja–. Te he estado esperando.
    –Me alegro que lo hicieras –me abraza y retoma los besos, comenzando por el cuello y yendo para arriba.
    –¿Eso que significa? –le pregunto cuando deja libre mis labios.
    –Ya no más lobo solitario –sonríe y me aprieta más contra él–Vamos a darnos una oportunidad.

    Y en ese momento me siento completamente plena y feliz junto a Kouga, mi gran amor.

    Fin.
     
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  2.  
    Rena higurashi

    Rena higurashi Entusiasta

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    hola te voy a comentar apesar de que no este invitada :
    ooooooooooooooooooooh esta relindo con la pareja kouga y ayame, he leído muy pocos fic sobre ellos , este me encanto estuvo mas que divino, tan romántico, me imagine cada momento.
    chaoooooooo
     
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  3.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Yo tambien comento, lindo song, la canción no la conozco (o tal ves si..xD) pero dio un lindo marco para desarrollar la historia. Faltitas por ahi pero nada para preocuparse (a todos se nos va el dedo muchas veces). La pareja de Kouga y Ayame me agrada mucho, y es bueno que Rumiko haya aceptado su inclusión aunque la loba no es personaje original del manga, pues el lobo necesitaba una pareja fuera de Kagome, la cual sabemos que es de Inuyasha. Es un gusto leer un fic, aunque sea breve, sobre esta parejita. Y me pareció super que lo hicieras novio de Kagome y después de Sango (las cuales de una u otra manera las emparejaste con su correspondiente hombre... jejeje), y al final se diera cuenta que la única a la que verdaderamente amaría era a Ayame. Saluditos.
     
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  1. Inucharana NeKo
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