Suerte de ángel.

Suerte de Ángel.




Capítulo 1: ¿Inicio?




Risas, escuche risas burlonas a mis espaldas, señalándome sin remordimientos, así que corrí sin voltear atrás hasta llegar al ultimo cubículo del baño del la escuela que era de un color blanco que me recordó a los hospitales, por eso mismo odiaba ese color, tan hipócrita, lastimosamente ese baño era el único lugar donde me sentía libre de lloriquear sin ser juzgada, sin que me miraran con lastima y curiosidad mas que con preocupación, por supuesto sin dejar de lado que lo único que querían realmente era autoproclamarse “los buenos que ayudan a la pobre chica”. Así que ahí en ese pequeño lugar empecé a juzgarme sin remordimientos, sin miramientos, admiraba incluso mi propia manera de humillarme más que los demás, yo era mi propio infierno. Sonreí. Incluso yo me creía inútil, cobarde, notablemente poco atractiva, empezaba a creer poco a poco todo aquellos comentarios hirientes, y que pensándolo mejor eran ciertos, no tenia vida, no tenia amigos y era completamente aburrida.

Salí del lugar no sin antes secarme con la manga de mi suéter negro holgado y me acerque al tocador sin mirar a las demás chicas que sonreían completamente complacidas de verme así, no me importo demasiado, solo me acerque al espejo para tratar de arreglar inútilmente mi irritado rostro; me observe yo era demasiado “simple” ante la sociedad y ante lo que comúnmente se catalogaba como bello o único que eran obviamente las rubias, ojos azules y bronceadas o blancas. Pero no, yo tenía el cabello castaño oscuro, piel morena, ojos pequeños color miel, nariz pequeña, boca pequeña y partida, lo único de lo que podría alardear un poco pues tenia bastantes atributos y una cintura pequeña e igualmente era bastante alta.

Al salir del baño las risas habían cesado y ahora simplemente me observaban todos con burla otros poco con lastima, en realidad esos eran muy contados, a la gente de un estatus social alto no le gustaba juntarse con personas como yo, becadas, que trabajan y viven por si mismas y menos si tienen antecedentes de haber estado en un psiquiátrico, en fin era mi ultimo año en la preparatoria Georgio Bizet, un nombre un tanto peculiar a mi parecer un lugar donde la gente rica dominaba y un director italiano el cual simplemente no me interesa, en fin, la escuela era enorme las puertas caoba se alzaban imponentes al igual que un jardín del tamaño de mi casa de lado izquierdo, cafetería, talleres como natación, dibujo, pintura, música, defensa personal, literatura, danza; era obligatorio uno por lo que opte por el menos molesto para mi música y en esta canto y piano, en otras cosas atrás estaban los salones después la enfermería y más allá la enfermería completamente de blanco.

Simplemente ese lugar no era de mi agrado demasiado superficial al igual que engañoso, gente que se estaba pudriendo con su poder ahí se veía la desigualdad completamente, esa gente materialista eran vampiros reales pero de dinero ellos te absorbían todo hasta que quedaras tirado embaucado y muriendo en tu propia mugre, pero tampoco era tonta se me había ofrecido ir y con esto podría tener más oportunidades de trabajo e universidades así que no dude ni un momento en aceptar por mucho que me quejara esta era la vida que yo había decidido tener por mi propia cuenta, el acoso, los insultos, la exclusión yo sola me los había buscado incluso por eso no les tenia tanto odio, incluso comprendía que ellos tenían razón al decir que ese no era mi lugar porque si, ese realmente no era mi lugar.

Me dirigí con la cabeza gacha tratando de pasar desapercibida ante todos, recogí mi gelatina y me senté en la mesa más alegada de todos en realidad así eran todos los días e igual yo no trataba de involucrarme con nadie, acabe de comer, seguí mis clases sin molestias, me subí al autobús que me dejo en mi trabajo de medio tiempo que era una cafetería ese lugar era agradable y crema un color no tan molesto como el horroroso blanco, ahí tenia amigos, pase por la puerta de vidrio que decía abierto y sonreí aliviada al ver a una chica de cabello negro amarrado, un mandil que me veía alegre.

― ¿Qué tal te fue en el infierno? ― Me reí valla no podía estar más en lo cierto Katherine, la vida tenia tantas formas de fregarme que me sorprendía cada vez menos.

― Muy bien, rompieron mis apuntes con tanto fervor que creí que el refrán de “se comieron mi tarea los perros” era más que cierto solo que eran perros humanoides, me tiraron y aventaron, me hicieron insultos, en fin, un buen día, ¿A ti que tal en la cárcel? ― Pregunte después de ver como sus ojos azules tomaban un brillo encantador y sonreía complacida al oír que era un buen día para mi porque si, eso era un día perfecto a comparación de otros.

― Pues, como siempre los maestros se la trajeron conmigo, de verdad, ¡No se como le haces!, en fin, los chicos me molestaron otra vez por mi sobrepeso, me tiraron manteca en la cara, igual mi día no estuvo tan mal― Si, Katherine tenia un problema, su cara de Ángel no se comparaba con esos kilos de más que le sobraban y no, no era por comer, era por estrés, por lo problemas y por sedentarismo pero eso a ella no le importaba había dejado de importarle hace mucho y eso no hacia más que alegrar el asunto.

― Será porque te la pasas viendo tus revistas, si no es eso, no se que es― Me burle mientras veía su rostro sonrojado y me ponía a trabajar ella un lado yo por el otro, entonces me acerque a un chico de que tenia una sonrisa de lado, cabello negro azulado y unos ojos grises más parecido a un azul apagado desvanecido, deduje sintiéndome orgullosa por el nuevo color descubierto, me acerque un poco temblorosa y le pedi su orden.

― Disculpe pero si se va a quedar viendo el menú para siempre no voy a terminar mi hora así que apúrese y ordene algo, no tengo su tiempo― Le “pedí” amablemente mientras notaba como su sonrisa de lado se acentuaba notablemente y me enoje, ¿Qué rayos se creía ese tipo?

― Hay algo más importante de lo que hablar, ver si quiero té o no, no es tan interesante, ¿Verdad?, en cambio, que yo te cuente algo sobre ti es más interesante, ¿Qué opinas Natasha Kerat, quieres saber algo más sobre ti? ― ¿¡Cómo rayos ese tipo sabia mi nombre?, ¿Que y como es que sabia siquiera algo de mi!? ― No te pongas exaltada, se sobre ti, porque soy un Ángel y más específicamente el tuyo. ― En definitiva, este tipo estaba loco, me reí a carcajadas, luego vi su expresión seria y vi que realmente se creía un Ángel cosa que incremento mi risa y un poco mi miedo.

― Usted está loco, ¿Se ha drogado?, deme su número para llamarle a algún familiar, de verdad, ¿Cree que voy a tragarme eso de que es un Ángel? Por dios podría decir incluso asesino serial y se lo creo más. ― Me burle provocando una expresión confundida en su rostro que me provoco un rodeo de mis ojos, si claro, el inocente.

― Si, estoy completamente seguro de que te vas a tragar que soy un Ángel, por que soy un Ángel y no, no tengo celular ni dinero, y ¿Qué es un asesino serial? ― Me miro con un sonrojo en sus mejillas. Muy bien esto ya estaba empezando a asustarme, me toque la cabeza. Quizás alucinaba otra vez y era yo la loca que hablaba con una silla vacía, si seguro eso tenia más lógica o él era un Ángel, no, definitivamente había enloquecido, otra vez.


Muchas gracias si leyeron mi historia y si, me inspire un poco en la novela, un ángel para Emily en fin, no es lo mismo y no tienen nada que ver, espero sus comentarios con mucho amor y sus buenas criticas constructivas, les gusto o mejor ni lo intento jaja en que debo mejorar, si tiene futuro, igual soy nueva y no se muchas cosas, gracias otra vez y muchos tamales verdes para todos. ¡Hasta el próximo capítulo! :D

 

Capitulo 2.



―Muy bien, Natasha, respira…― Soltaba todo el aire retenido en mis pulmones lo mejor que podía pero me era imposible, como podía ser que alguien estaba tan mal como para decir tal cosa, ya sabia como actuar en estas situaciones―Si, eres un Ángel, por supuesto, espérame diez minutos, ya casi se acaba mi turno, no se le ocurra irse, por favor.

― Natasha, se lo que estás pensando y no estoy lunático, al menos de eso estoy seguro pero te esperare porque de todas formas lo iba a hacer― Sonrío ladinamente causando un miedo profundo en mi, él no era normal obviamente necesitaba de mi ayuda y yo no era la más indicada pero no podía hacer otra cosa, tenia que ayudarle, así que con eso en mente me encamine a la cocina para entregar los demás pedidos.

Fin pov´s Natasha.


Noté el nerviosismo de Natasha al entrar por los pedidos pero no le dije nada pues ya tendría tiempo, me encaminé a una de las mesas temblorosamente. Sudé. La persona que estaba en aquella mesa era uno de los que más me acosaba, me acerque con la vista gacha y le entregue nerviosamente su comida tratando de no tirar nada y lo más rápidamente posible.

― Hey, ¿Por qué tan nerviosa?, ¿No piensas darme mi beso?, mejor olvídalo se me fue por un momento que puedes tragarme si lo haces, ¡Con lo obesa que estás! ― Sabia que esto iba a pasar por lo que solo camine torpemente ignorándolo pero me fue imposible pues sentí como retenía mi brazo con su mano.

― Suéltame, por favor― Le pedí tranquilamente tratando de no hacerle notar el miedo que tenia, él sonrió arrogantemente mientras entrecerraba sus ojos verdes y con su mano disponible alborotaba su cabello castaño ― ¿Por qué tendría que hacerlo?, eres tan inservible incluso para poner un simple jugo en la mesa.

― Está bien, tienes razón, soy una inútil, ¿Ya estás contento?, ahora déjame en paz― Le ordene mientras le pellizcaba su mano morena para que me soltara y funciono, camine rápidamente y me metí al cubículo del baño tirándome a llorar esto era tan doloroso, tan difícil, ellos creen que no duele; que soy de acero, yo también siento y también soy humana. Sentí de repente una mano que agarraba fuertemente mi hombro y note que era el mismo chico con el que conversaba Natasha hace unos momentos, me sorprendí al ver su diminuta pero sincera sonrisa dirigirse a mí.

― Permíteme…― Me dijo mientras se agachaba a mi altura y me limpiaba algunas lagrimas del rostro, luego se dispuso a observarme detenidamente, para después poner una cara confundida al momento en que entrecerraba un poco sus ojos azules― No lo entiendo.

― ¿Disculpa? ― Pregunte mientras lo observaba sorprendida como susurraba “no lo entiendo”, continuamente.

― Sigo sin entenderlo, ¿Por qué tratar a un ser con el alma tan pura como tú de esa manera?, ¡Si eres magníficamente hermosa! ― Exclamo mientras sostenía mi mano provocando que lo mirara curiosa, al menos el lo creía. ― Solamente tú crees algo así― No sabia porque no era tímida con el pero me transmitía paz algo que ya había olvidado hace mucho tiempo.

― No solo yo, puedo apostarlo― Afirmo mientras sonreía de lado pero luego se ponía serio e incluso ponía una expresión sombría― No vuelvas a esconderte para llorar, nunca― Me tendió la mano para que me levantara y se marcho lentamente a la silla en donde estaba, me causo risa puesto que al observarlo intentaba conversar con los servilleteros en forma de mariposas.

Me encamine donde el estaba y le quite los servilleteros riéndome fuertemente provocando que el también se riera, reía de una forma placentera y profunda― Ellas no están vivas, parecen estarlo, pero en realidad están muertas y vacías.

― Son como tú― Sonrió, me sorprendí, baje mi rostro y apreté mis labios― Oh, no te lastimes más, cielo, eres muy débil pero tu alma es tan pura e inocente, eres hermosa, no quiero notar que bajas el rostro otra vez― Me sonroje mientras intentaba no mirarlo directamente, él era demasiado encantador.

― ¿Entonces crees que soy encantador? Puede ser por este cuerpo, lo noto, este cuerpo te atrae, ¿Cierto? ― Oh Dios, se había dado cuenta!, que vergüenza ya no sabia como mirarle a la cara, el solo se reía estruendosamente con esa voz profunda que realmente atraía, este chico me confundía, ¿Cómo no le molestaba aquello? ― No podría molestarme, eres hermosa por lo tanto estoy siendo muy alagado.

― Yo…m-me llamo Katherine.

― Katherine, tu nombre es muy atrayente― Sonrió provocando que otra vez me sonrojara irremediablemente, si lo llegara a conocer a fondo, probablemente me enamoraría.

― No creo que te enamores de mí, no puedes enamorarte de mi, ¿Entiendes? ― Afirmo mientras se tornaba serio provocando que lo mirara extrañada, ¿Por qué decía aquello si probablemente no lo iba a volver a ver? ― Si que me verás, más de lo que tu imaginas, de hecho probablemente estaré en tu vida desde ahora.

― ¿Por qué lo dices?

― Digamos que tengo asuntos importantes que arreglar e inevitablemente te verás implicada, pero no te asustes, cielo, que ya vi tu expresión, no es malo, al principio puede parecerlo pero quiero que tengas en cuenta algo y lo recuerdes siempre― Le mire atenta el era tan misterioso e intrigante, quería conocerlo, yo quería saber más de él.

― Por mucho que lo sientas, por todo lo que haya dicho, incluso si es solo de este cuerpo, nunca te enamores de mi, ni me lo digas, nunca.

― Lo prometo.

― ¿Katherine?, ¿Este tipo te a dicho o hecho algo? ― Pregunto Natasha que ya estaba a un lado de nosotros vestida normal pues ya había terminado su turno y tenia el ceño levemente fruncido.

― Me ha salvado Natasha, es un Ángel.

― Por supuesto que lo soy, ¿Ves Natasha que si lo soy? ― Pronuncio el chico mientras se apuntaba a si mismo y abría los ojos sonriente.

― Si, claro, Katherine, que no te afecte, está loco― Lo hubieras dicho antes, el ya me había afectado, el ya me había intrigado y eso, ya no lo iba a poder olvidar.