One-shot Sueños y comida [Kohaku&Mao|SamuraiSenso]

Contenido oculto: Nota

El primer cap de este pequeño regalito para Gigi Blanche uwu

Es una escenita basada en algo que ya queríamos hacer desde que se toparon en el dojo en Nara XD
Y bueno, que pude haberlo hecho en cualquier momento del año, pero más significativo como presente para un día tan especial como fue el cumple de nuestra compañerita/amiga uwu

Deseo

Contenido oculto: Edo Lubally

​

Los sueños eran raros, a veces demasiado inmersivos, con colores, formas y hasta sonidos que te hacían confundir la realidad con lo onírico; luego estaban aquellos que no significaban demasiado en lo visual, o auditivo, pero las sensaciones y emociones eran tales que podían ser inclusive más desagradables que el primer tipo de sueño mencionado.

Luego estaban los que eran meros descansos; cerrar los ojos y sentir que solo había pasado un parpadeo a la hora de encarar el siguiente amanecer. El otro era... como la nada; estar despierto en un lugar que no tenía inicio ni fin, ningún ruido relevante, carente de algo visual que valiera la pena rememorar, ninguna emoción que preservar. Era en ese tipo de sueños donde Masuyo aún podía estar atenta a las alteraciones de su alrededor y de paso descansar. Un momento extraño, lento, donde su mente no terminaba de desconectarse, pero era incapaz de mover algún músculo en especial.

Lo sintió, la presencia; llegó y se fue con ligereza, mientras la niña era incapaz de pensar en algo. No demoró en abrir sus ojos con pereza, agotada más en mente que en cuerpo; su mirada a penas abierta se entonó con levedad al entender lo que ocurría. El tipo ese había vuelto a... prestarle la piel de lobo. Se la colocó encima, cubriéndose casi en su totalidad; hombros y tronco, como tenía las piernas flexionadas también cubrió gran parte de estas.

La más pequeña miró de reojo su costado derecho, notando a la lejanía, entre matorrales y árboles, al pequeño pero llamativo grupo que conformaban los Minamoto...

En efecto era Kohaku quién más cercano a su persona estaba, dándole por completo la espalda a esas alturas, dirigiéndose a reencontrarse con los demás, siempre mimando a su roedor con aquella sonrisa calma.

Entonces, la pequeña Mao soltó un quejido que nacía de la más profunda pereza y cansancio, pero no por ello dejaba de sonar gruñón, tal cual un animal arisco. Se aferró al borde del cuero de lobo, reacomodando la prenda sobre su persona, cubriéndose aún más al hacerse un ovillo sobre el suelo húmedo y verde; dándole la espalda al grupo de individuos, que casi parecían de su tamaño por la lejanía.

Ya que se había tomado la molestia de taparla... pues no estaría mal descansar un rato más...