Historia larga Sueño profundo

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por El fénix ascendiente, 5 Octubre 2019.

  1.  
    El fénix ascendiente

    El fénix ascendiente Entusiasta

    Cáncer
    Miembro desde:
    4 Marzo 2011
    Mensajes:
    199
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Título:
    Sueño profundo
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasmas
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    2220

    Regreso del túnel




    Ella estaba caminando por un extraño túnel, se sentía muy rara en ese sitio, mientras iba caminando, sus pies descalzos, tocaba el piso de aquel lugar, era como si sus pies, pizasen piedras, se acordó de las veces, que caminaba por una playa con muchas piedras.

    Había veces que sus pies, algo que sentía como arena, mientras seguía su camino, su mente empezó a recordar, ella era joven de unos 15 años, piel morena, de esbelta figura y curvilínea cintura, era un poco más baja que la jóvenes de su edad, su cabello era de color negro y le llegaba hasta la barbilla, sus ojos cafés oscuros, su piel era fina y hermosa.

    Los nudos de su mente, empezaba a desatarse, se acordó que había sucedido antes de llegar a ese extraño lugar. Se había terminado las clases, la joven, obviamente estaba vestida con el uniforme escolar, y llevaba puesto unos lentes cuadrado, con marcos al aire, conversaba con su novio, sus temas de conversaciones eran tribales, desde el día despejado hasta que pijamas llevarían puestos para dormir esa noche, de esas larga conversación surgió el motivo que alegraría a la joven de lentes, su novio la había invitado al cine el sábado por la tarde, ella con una sonrisa, acepto la invitación del joven, antes de dejar el colegio los dos se despidieron con un beso y se separaron por esa tarde, tomando sus caminos hacía sus casas.

    La muchacha, estaba caminando por la vereda, pensando en lo bien que lo pasaría mañana en la tarde, cuando de la nada un auto conducido por un tipo borracho, la atropello, el cuerpo de la chica, choco contra el capo del auto y salió volando, se estrechó contra una pared y no supo nada más del mundo.

    La morena, miro sus manos, preguntándose, ¿por qué, estaba en ese lugar?, la había atropellado un auto, y entonces se dio cuenta que ese era la vía a la muerte, suspiro y siguió caminando, si iba a ir a donde va los muertos, debía llegar rápido al final del túnel, la visión de un portal blanco le hizo temer un poco, en ese instante una voz la paro de intención de continuar.

    —Espera, ¿realmente quieres ir a allí?—pregunto una voz gruesa y fría.

    La joven de pelo negro, vio que atrás suyo había una persona de túnica negra, sobresalían unas manos esqueléticas, en la mano derecha, llevaba una hoz y en su mano izquierda un libro dorado. La joven, reconoció aquella figura, la había visto en varias ilustraciones de libros de historias, en estatuas y leídos varias historias sobre aquel ser, esa criatura era la llamada “muerte”, al ver que la muerte se acercaba, ella retrocedió con miedo. La muerte, paro a algunos centímetros de la chica y la analizo.

    — Ya veo me tienes miedo, entonces aun no quieres morir, y todavía no debes morir—comento la muerte

    La muerte, reviso algo en su libro, mientras que la pelo negro, pensaba en las palabras de aquel ser, la criatura vestida de túnica, miraba un listado de nombre.

    — Tu nombre sale, pero hoy no es tu día de morir, Casandra—dijo la muerte, cerrando el libro

    La muerte, miro a Casandra, la cual estaba aún nerviosa por la presencia de ese ser

    — Aunque si quieres, puedes adelantar tu muerte y puedes morir ahora—sonrío la muerte

    Casandra, estuvo pensativa, ¿realmente quería morir?, aún tenía cosas que hacer ir al cine con su novio, leer el último número que saldría de su manga favorito, además tenía sueños, que quería cumplir, no podía morir, la morena apretó su puño y cerró sus ojos, ya había tomado su decisión.

    — Veo que ya tienes la respuesta—La muerte observo a la joven y pregunto— ¿Quieres morir o quieres continuar con tu vida?

    — Yo…yo, realmente…quiero vivir, tengo varios sueños, algunos son algo triviales, ya lo sé, pero quiero jugar varios juegos de consolas, quiero ver varias series animadas, además de degustar manjares de otros países, yo…solo quiero vivir—con voz de decisión, la joven Casandra, contesto a la pregunta de la muerte.

    — Tienes mucho que hacer en vida y va a ser de beneficio para muchos—dijo la/el guía muertos que alzo su mano izquierda que se lleno de llamas azules y toco la frente de Casandra y dijo— Despierta y vuelve al mundo de los vivos.

    La joven abrió sus ojos, observo donde estaba, era la pieza de un hospital, escucho la voz de una mujer y miro a la dueña de esa voz, era una mujer de piel blanca, de cuerpo delgado, su cara mostraba algunas arrugas, sus ojos café oscuros, su pelo era pelirrojo, vestida con un pantalón negro, camisa verde, tacones y de una chaqueta americana para mujeres color negro, sus ojos estaba lagrimosos y su labios mostraba unas sonrisa de felicidad.

    — Hija, has despertado— se notaba la felicidad en la mujer al ver que Casandra, había despertado.

    Casandra, reconoció a esa mujer, era su madre,

    — Madre—dijo Casandra, con una sonrisa.

    Madre e hija, se abrazaron, cayeron lágrimas de felicidad de los ojos de ambas mujeres.

    A las afuera del hospital, una chica de unos 17 años, tez blanca, ojos verdes claro, pelo castaño oscuro que le llegaba hasta la mitad del cuello, y terminaban en puntas teñidas de rojo, su piel blanca, fina y algo maquillada , de cuerpo delgado, y que llevaba puesto un uniforme escolar, que consistía en una chaqueta verde, falda verde, zapatos, medias negras que le llegaba hasta un poco más debajo de las rodillas, una camisa blanca con una corbata roja, sobre su cabeza tenía puesto una boina blanca y tenía puesto unos guantes del mismo color en sus manos, los cuales le llegaba hasta los hombros.

    La chica, observaba la ventana en donde se encontraba Casandra, mientras comía una barra de chocolate blanco

    —Así que, aquí está la chica que mi abuelo quiere que entrene—pensó la joven, que negó con la cabeza — ¿Seguro que elegiste bien abuelo, o es que la inmortalidad te está afectando tu huesuda cabeza?.

    La chica, observo a una figura de túnica negra y que portaba una hoz, aparecer delante de ella

    — Esa chica, tiene un poder que necesitaba despertarse—contesto la criatura de la túnica negra y agrego—además ya sabes que no puedo interferir en el evento espiritual, al igual que mi familia no puede interferir estando en primera fila, pero como tu eres una humana, puede hacer enseñarle a la chica.

    La joven suspiro y observo el hospital

    — Como si me importase—comento la joven, con un tono de interferencia.

    — Te pido el favor de asistir y ayudar a esa chica, para que pueda entender su poder, Amelia—le dijo la muerte a la joven

    —Bien, lo haré, abuelo—le contesto la joven Amelia y elevo su pulga.

    El ser de la túnica desapareció, la muchcha al ver desaparecer al sujeto de la túnica, recibió un llamado en su celular, contesto la llamada y después de algunos minutos, colgó, guardo su celular y se dio la media vuelta y camino hacia el sur.

    Ya había pasado algunos días después de que la joven Casandra, saliese del coma, pero aun debía quedar hospitalizada, durante unos días más, en esos días la chica, fue visitada por sus amigas del colegio y se enteró por boca de sus compañeras, que había pasado un año en coma y que había cumplido los 16 años en el hospital, al descubrir que había perdido el año y que debía repetir el curso perdido que perdió, estuvo molesta por esa situación, un año perdido, un año que debía cursar de nuevo, sus compañeros le habían dejado atrás, pero luego de tomarse un respiro, acepto esa situación.

    — Bueno, es algo bueno hacer un reset de vez en cuando, además hay cosas peores—dijo Casandra a sus amigas.

    Casandra, pregunto por su novio, las amistades de Casandra, tuvieron en silencio un rato y luego una contestó, que a más dos semanas después del accidente, él se cambió de colegio y desde ese momento ha cortado toda comunicación con el colegio.

    Casandra, quedo sorprendida por esa respuesta, pregunto a qué colegio se había ido su novio, pero ninguna de sus amigas le contesto.

    Una noche antes de que Casandra saliese del hospital, se despertó con un extraño escalofrío recorriendo su cuerpo, se sentó en su cama.

    — Rayo hace frío—comento Casandra, que trato de calentarse con sus manos

    La joven miro que el aire acondicionado estaba funcionando bien, ha joven, le aprecio extraño, pero no tuvo tiempo de resolver esa duda, pues de su interior sintió la llamada de la naturaleza, se levantó y fue al baño de la habitación, cuando salió más relajada observo que afuera de la habitación había varias sombras caminando en fila recta, la sombras estaba en una posición que Casandra había visto en varios documentales sobre la iglesia católica medieval, no le tomo mucha importancia.

    «Tal vez fuese imaginación mía», pensó Casandra.

    Volvió la vista a su cama, pero en vez de mirar su cama, ella se fijó que delante de ella y a pocos centímetro de cuerpo, había un extraña persona con un traje de monje misionero, pero esta persona a pesar de ser un hombre santo tenía un aura siniestra que hizo que la joven estuviese nerviosa, luego observo su cara la cara de aquel extraño, la cual tenía varias cortadas, un ojo colgando solo sostenido por un pequeño hilo de carne y la boca cocida con hilo, la mano de aquel extraño estaban quemadas, él monje siniestro, floto en el aire.

    Casandra, retrocedió con algo de nervosismo y miedo, luego cerró sus ojos y corrió hacía la cama, se acostó y se tapó hasta la cabeza con la sabana, no sabía que sucedía en esa habitación pero sentía que era mejor no averiguar, su cuerpo temblaba, sintió que esa extraña persona estaba al lado de su cama, se escuchó un grito en toda la habitación, como si alguien estuviese muriendo calcinado por el fuego de una hoguera.

    Casandra, tenía tanto miedo que no podía dormir, temía que si ella cerrase los ojos algo malo le sucedería, se sentía como una pequeña niña, escuchando las pisadas de un imaginario monstruo.

    — ¿Por qué, me estas persiguiendo?—pregunto Casandra en un susurro a aquel ser

    Repitió muchas veces esas preguntas, sin respuesta de aquel siniestro ser, entonces como una bufonada del destino o del propio monje siniestro.

    La joven Casandra, se dio cuenta que el monje, había traspasado traspaso su sabana, la protección que la chica tenía.

    El extraño monje, observo a Casandra con una sonrisa perversa, ella dio un grito y se desmayó, el grito de la joven, fue escuchado por el personal de turno del hospital, los cuales fueron a ver lo que pasaba, se encontraron a la muchacha desmayada e inconsciente, una de las enfermera reviso el estado de Casandra, preocupada de que su condición y si por si acaso hubiese entrado otra vez en un coma, pero con un poco de alivio, la enfermera se dio cuenta que todo estaba bien en Casandra.

    En la mente de una inconsciente Casandra, la chica escucho una voz que le agradecía.

    —Gracias chicas, pues tu reacción me hizo entender que yo estaba muerto—se escuchó una voz y esa extraña voz se disculpó—perdona por haberte asustado.

    Casandra, despertó en su habitación, observo que su madre había corrido las cortinas dejando entrar el sol, la madre cuando se dio cuenta que su hija estaba despierta, la abrazo con efusividad.

    — Que bueno que no te haya pasado nada, me tenía preocupada—le dijo su madre, mientras abrazaba a Casandra

    Casandra, estaba algo confundida pero se encontraba feliz de ver a su madre.

    La noche ya se había apoderado del cielo y Casandra había vuelto a su casa.

    La joven, estaba en su habitación, la cual tenía paredes color azul, su piso era de madera, un armario pegado a la pared izquierda, una cama en el centro de la habitación con una cómoda, un escritorio al lado del armario, tres repisa en la pared, la primera repisa de arriba hacia abajo era de películas y series en formato físico, la segunda era de comic, manga y la tercera era de libros, varios poster pegado en la pared de grupos y cantantes favoritos.

    La joven se acercó a la ventana para cerrarla, cuando ya la había cerrado descubrió que en un árbol que se encontrába en el jardín trasero, había colgado dos personas los cuales las observaron, Casandra, con miedo cerro la cortina, apago la luz y se acurruco en su cama, desde la noche anterior había sido testigo de varios sucesos que la perseguía.

    Una alarma de un mensaje se escuchó en su celular, la joven tomo el celular con miedo y lo leyó, aun acurrucada en su cama, se sorprendió al leer su contenido de aquel mensaje; “¿ Cómo estuvo tu primera experiencia?”

    Casandra, ya empezaba a tener miedo y dudas, ¿quién había enviado del mensaje?, ¿y cómo sabía de los acontecimientos que sufrió Casandra, la noche anterior?

    En una pieza oscura, una tenue luz alumbraba la cara de una joven que tenía el celular en su mano, ella estaba sonriendo, era Amelia.

    — Pronto nos veremos—pensó Amelia, guardando su celular.
     
  2.  
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    Mensaje





    El mensaje del celular, dejo algo intrigada a la joven Cassandra, ella se preguntaba una y otra vez, quien había mandado ese mensaje, y como sabía sobre el evento del hospital, esas preguntas no dejaba dormir a la joven, a aparte de los espíritus que se presentaba en su pieza de la nada.

    Entonces decido cerrar sus ojos y tratar de ignorar a esos seres espectrales, mientras trataba de dormir, aunque no estuviese durmiendo continuo con sus ojos cerrados y su cuerpo tiritando de miedo, mientras sentía un frio colándose por su cama y también avanzando por su cuerpo, y sentía como los aquellos espectro, se apoyaba sobre ella, presionando su cuerpo, haciendo que fuese un poco complicado respirar, se sentía extraña y no quería abrir sus ojos.

    La visión de su primera experiencia con estos, se hizo presente en sus memorias, recordó la visión del monje siniestro y de los colgados y sabía que si en ese momento abrirse sus ojos, más visiones escalofriante, ingresaría a su mente, y no sabía si estaría preparada para tanto miedo, así se mantuvo durante casi toda las noche, pero cuando ya había pasado la cuatro de la mañana, pudo dormir profundamente, hasta que escucho la alarma de su reloj despertador, por costumbre se obligó abrir sus ojos, no había nada a su al redor, los espíritus, se habían cansado de molestarla y se fueron a descansar.

    —Tengo mucho sueño—pensó Cassandra, sentándose en la cama—Rayos, que me está sucediendo, ¿Por qué, siguió viendo a esas cosas?

    Cassandra, observo su celular, que estaba sobre la mesilla, que se encontraba ubicada al lado de su cama, tomo el celular y lo aprendió, fue a la opción de mensaje y volvió a leer el mensaje que había recibido aquella noche; “¿ Cómo estuvo tu primera experiencia?”

    — ¿Quién será esta persona?—se preguntó Cassandra, vio el número de teléfono—Si, llamare al dueño de este mensaje.

    Cassandra, estaba a punto de marcar aquel número, cuando su madre la llamo para que bajase.

    —Rayos, se me está haciendo tarde—dijo Cassandra, observando la hora en su celular y exclamo—Aun no estoy lista, madre.

    Después de ir al baño y asearse, volvió a su pieza y se puso su uniforme, consistente en una falda de color gris que le llegaba hasta las rodillas, calcetines de color negro, zapatos negro, una camisa blanca y una corbata de color verde, además de la chaqueta de la escuela, fue a la cocina, saludo a su madre, la cual abrazo muy cariñosamente a Cassandra, casi asfixiándose.

    —Mama, ya basta, que me asfixia—dijo Cassandra a su madre

    —Perdón— se disculpó la madre con su hija— ¿Te preparo un omelet?

    —Solo me llevare una manzana, estoy llegando algo tarde—Contesto Cassandra.

    La joven Cassandra, salió de su casa mordiendo una manzana roja y llevaba puesto unos audífonos negro, mientras iba corriendo muy apurada hacía su colegio, no se dio cuenta y choco con el hombro de una joven de 17 años, que vestía de un uniforme escolar diferente al que usaba Cassandra, además de que usaba una boina, las dos chicas se miraron.

    —Disculpa, por chocar con tu hombro—se disculpó la joven de la boina, mientras hacía una reverencia.

    —No-no, yo debería disculparme, no me di cuenta—Cassandra, se disculpó, con nerviosidad

    Después de ese pequeño accidente, las jóvenes prosiguieron su camino.

    Casandra llego a su colegio, miro la hora de su celular, se dio cuenta que había llegado muy temprano

    —Pensé que había llegado tarde—respiro con tranquilidad la joven y se apoyó en la muralla de su colegio y pensó, “Debe de ser por el sueño, que confundí la hora»

    La chica, observo que todo estaba como hace un año atrás, suspiro y le dio algo de nostalgia ver ese edificio que desde hace un años no había visto, aunque para la joven solo había pasado algunos días, por causa del coma.

    Cassandra, camino por el patío del colegio, mientras observaba los árboles y jardines de su institución.
    «Me preguntó, ¿como estará?», pensó la joven, que luego volvió a pensar, «Bueno, es momento de visitarlo»

    Fue directo hacia un árbol de estatura mediana el cual tenía un grueso tronco y hojas verdes, la joven, se acercó al árbol y tocó el tronco.

    «Veo que a pesar del paso del tiempo, aún te encuentras bien», pensó Cassandra, con una sonrisa en su rostro.
    La joven, estuvo contemplando el árbol durante unos minutos, luego le habló y después se despidió de él y se encaminó hacia la sala, en el trayecto se encontró con sus antiguos compañeros que la reconocieron y la saludaron, después de aquel recibimiento de parte de sus amigos y amigas, la joven, se camino hacía su sala.

    Cuando Cassandra, llegaba a su sala, se encontró con el profesor jefe, el cual, estaba entrando a la sala, para empezar su cátedra, el profesor reconoció a la joven y la saludo.

    —Así que usted, es la señorita Cassandra—comento el profesor al mirar a la chica—Si me acuerdo de usted, me alegra que se haya recuperado.

    —Gracias, profesor—sonrío Cassandra, mientras se rasca a su nuca.

    —Bueno, debo preséntala a la clase—el profesor abrió la puerta del aula, y fue a dejar sus libros en su mesa.

    En el aula y sentada en unos de los puesto del medio se encontraba una chica de unos 15 años, tez blanca, ojos castaño claro, era pelirroja y su pelo era ondulado y le llegaba hasta la espalda, su cuerpo era delgado, estaba vestida con su uniforme de colegio, su falda hacía notar su delgadas piernas, la pelirroja dibujaba en un cuaderno, el diseño de una máquina y anotaba sus observaciones y algunos números, a los pies de las páginas. El profesor entro al aula, con una alumna nueva, lo cual a la pelirroja, le había parecido algo raro, ya que en la lista, no se había incluido una nueva alumna, el profesor aclaro su garganta.

    —Ella es Cassandra, por un accidente estuvo en coma durante el año pasado y no pudo completar este curso, así que recíbanla bien—le dijo el profesor a la clase.

    Cassandra, sonrío y se presentó.

    — Como todos sabes, yo soy Cassandra Río, espero que nos llevemos bien—sonrío Cassandra, con un poco de nerviosismo.

    El profesor, le indico donde se podía sentar, la joven, se dirigió a su puesto el cual estaba al frente del puesto de La joven de pelo rojo y ondulado. La pelirroja, observo a Cassandra con cara de interés, le impresionaba que la joven hubiera salido de un coma, ella pensó que sería muy buena idea estudiarla.

    Ya estaba en el receso, y la joven Cassandra, estaba conversando con una de sus antiguas compañeras, la morena, se encontraba acostada debajo de un árbol, mientras que su compañera, una chica de pelo negro y piel blanca, estaba sentada en el césped y al lado de Cassandra.

    — Cassandra, tengo algo para ti, que te puede ser mucho de ayuda—la amiga y antigua compañeras de Cassandra, abrió su mochila y saco un cuaderno que le entrego a Cassandra.

    — Toma, estos son los apuntes que tomamos el año pasado espero que sea de ayuda—le dijo la antigua compañera a Cassandra.

    — Gracias, me ha sido de mucha ayuda—agradeció Cassandra a su amiga.

    La chica de pelo negro, sonrío al escuchar lo agradecida que se encontraba su amiga.

    — No hay de que, solo amigas, es obvio que te tenga que ayudar—le contesto la pelo negro, con una sonrisa en su rostro y agrego—Solo te pido que conserve tu personalidad.

    Cassandra, sonrío y se rasco la nuca.

    En ese momento, se vieron caer algunas hojas del árbol, entonces apareció del mismo árbol una joven pelirroja, con un extraño visor negro, sus pies se afirmaban de una rama gruesa del árbol, esta repentina aparición, hizo que Cassandra, se asustase

    — Interesante, tu tiene un gran poder espiritual—sonrío la pelirroja.

    Cassandra, reconoció a esa joven, era la chica que se sentaba en el puesto atrás de Casandra.

    —Ha tu eres… ¿cómo te llamabas?—Pregunto Cassandra, ya recuperándose del susto que la pelirroja, le había provocado.

    —No, aun no me he presentado—dijo la chica pelirroja que se quitó el visor e inicio su presentación— Gabriela Cruz, soy una joven inventora.

    La joven morena, observó con ciertas dudas a Gabriela, ya que su presentación me pareció algo extraña, con dudas observó a su antigua compañera, buscando alguna respuesta, lo cual fue notado por la chica de pelo negro

    — Gabriela, gano un concurso de invenciones el año pasado, por eso la han llamado la joven inventora—contesto la pelo negro a la morena.

    Cassandra, miro con sorpresa a Gabriela, la cual sonrío con un cierto aire de orgullo, al escuchar sobre ella y su titulo

    — ¿qué inventaste?—ha Cassandra, le había picado el bicho de la curiosidad y quería saber, porque Gabriela, era considerada una joven inventora

    Gabriela, sonrío y saco de los bolsillos de su camisa una imagen de una mochila de metal con varios brazos.

    —Esta es mi mochila de los 8 brazos, sirve para muchas funciones y simplifica la vida—contesto con orgullo Gabriela.

    En ese momento tocaron para volver a clases, la pelirroja, se entristeció un poco por lo corto del receso.

    — Vaya, que se hace corto el receso, vamos Cassandra—sonrío Gabriela a su nueva compañera

    Cassandra, miro a su antigua compañera y se despidió de ella.

    Cassandra y Gabriela, estaban caminando hacía el aula, ambas chicas estaban conversando sobre varias cosas, la joven Gabriela, empezó a preguntar cosas referentes al coma.

    — ¿Que viste en el estado de coma?—pregunto Gabriela, que saco un cuadernillo digital delgado de color rojo, que tenía un lápiz delgado conectado a un cable

    Cassandra, observo ese aparato, sabía que era, pero se sorprendió al leer la marca del aparato; “Invenciones Cruz”, no conocía esa marca, Gabriela, se dio cuenta de la mirada de Cassandra y respondió a la duda de su compañera

    —Este anotador digital, lo hice yo misma, es un prototipo finalizado—contesto Gabriela y agrego—Cuando sea más grande y tenga mucho recurso, pienso crear mi propia compañía de tecnología, pero volviendo a mi pregunta.

    Cassandra, observo a Gabriela y luego suspiro

    — Supongo que no es tan malo, hablar sobre esa experiencia—comento Cassandra y conto—Me acuerdo de estar caminando en un túnel, cuando veía que se terminaba el camino, una voz me detuvo, era la muerte, la cual me dejo vivir.

    Gabriela, muy interesada en la historia, escribía lo que decía su compañera en su libreta electrónica.

    — Interesante, muy interesante, si como lo suponía—comentaba la joven Gabriela, mientras terminaba de escribir.

    Cassandra, miro a la joven científica con una cara de duda, la joven inventora, sonrío y miro a su compañera de curso.

    — Me he interesado en el plano espiritual, desde que leí sobre Amelia—le contesto Gabriela.

    — ¿Amelia?, ¿quién es?—pregunto Cassandra, con mucho interés

    — Verdad, tú has estado en coma— suspiro Gabriela.

    Gabriela, saco de su mochila un periódico y se lo paso a la joven Cassandra, que abrió el documento informativo y leyó el tituló principal de una de la noticias “Unas de las grandes médiums que ha visto la de ciudad, es parte de la familia Black, la más rica de la región”

    Cassandra, miro la fotografía del diario, esa chica que estaba en la fotografía la había visto antes, era la joven con la que choco esa mañana, la joven Cassandra, se quedó demasiada integrada por el descubrimiento.

    —Rayos de tanto hablar, llegaremos tarde a la clase—exclamo Gabriela.

    Cassandra, cerro el periódico y se lo devolvió a Gabriela, y luego ambas chicas, empezaron a correr hacía el aula de clase.

    Ya había terminado la jornada escolar de ese día. Cassandra, había conversado con sus ex compañeros y trato de preguntar a los amigos cercanos, si sabía la ubicación de su novio, pero todavía preferían, mantenerse callados, al no encontrar respuesta, se dio por vencida por ese día.

    Estaba volvió a su casa, la mente de la joven morena, era todo un caos, ya que estaba pensando en varias cosas, y una de ella fue en tratar de contactar al dueño del mensaje, pero fue el dueño que contacto con ella. Cassandra, escucho un sonido de llamada de su celular, así que lo tomo y vio el número, era del dueño del aquel mensaje, que no la había dejado dormir, junto con los espíritus, así que decidió contestar, al momento de saludar a la persona que estaba al otro lado de la línea, escucho una voz que le pareció a ver oído con anterioridad.

    — Buenas, deberías ver el bolsillo derecho de tu chaqueta—dijo la voz atrás de la línea

    La llamada finalizo y dejo consternada a la morena, que reviso su bolsillo y saco un papel, ella no ha había notado la presencia de dicho papel y lo leyó.

    “Hoy a las 6 de la tarde en la plaza central, si quieres saber más de la experiencia que tuviste en coma, te convendría venir.
    Amelia Black”

    Cassandra, estaba sorprendida como alguien tan importante como Amelia, sabía que ella estuvo en coma, la morena, trago saliva y doblo el papel, miro el reloj de su celular, falta treintas minutos para la seis de la tarde, si quería saber que sucedía debía hablar con esa chica.

    Cassandra, guardo su celular y se fue corriendo hacía el lugar de encuentro.
     
  3.  
    El fénix ascendiente

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    2449

    La mansión embrujada. (Parte 1)



    La joven Casandra, corrió a todo lo que le daban sus pies, en un momento su piernas se volvieron pesadas, como si ella estuviese corriendo con una cadena que estaba unida a una bola negra, sus fuerza empezaban a flaquear, pero por cierta obligación se mantuvo firme en su carrera y aguanto hasta que llegó a la plaza plaza en donde se debía juntar con aquella persona que la había llamado.

    El lugar era una gran plaza, con piso de loza, cuatro caminos principales, varias zonas de pasto verdes, y sitios en donde los niños podían jugar, además de vendedores de comida, con una cuestionable calidad.

    Casandra, tomo un pequeño respiro y siguió corriendo, hasta llegar a la fuente que estaba en medio de la plaza, en aquel lugar se encontró con la persona que le había llamado, se dio cuenta que aquella persona, era la chica con la cual había chocado en la mañana, la cual vestía con el uniforme de el colegio que pertenecía, la muchacha, se encontraba sentada en la orilla de la de la fuente, ella estaba leyendo un libro y al lado de ella, había un bolso de color azul.

    Al ver que había llegado la muchacha que había contactado, la joven Black, cerró su libro y miró a Casandra, la cual estaba cansada de tanto correr y respiraba mucho, tratando de ganar aire.

    Cassandra, que había llegado a su destino, después de correr mucho, se encontraba cansada por la carrera que había hecho, se había forzado físicamente más de lo que había hecho esos últimos días. La joven Amelía, dejó de lado su libro y observó a la chica, que cayó al suelo por que sus piernas ya no podía dar mucho más.

    —Llegas, unos cinco minutos tarde—comento Amelía a Cassandra.

    Cassandra, respiro hondo para recuperar su aliento y se paró con algo de dificultad, traba de mantenerse en pie, a pesar que sus piernas tiritaba del esfuerzo físico que la chica había realizado al correr hacia el punto de encuentro.

    — Perdón, es que el colegio estaba algo lejos de este lugar—Se disculpó Casandra, con una sonrisa, rascándose la nuca y pensó, «Rayos, la falta de movimiento durante el coma, hizo que me desgastara físicamente, debo empezar entrenar más»

    — Bueno, no tiene importancia, son sólo cinco minutos— comento Amelía, que guardo su libro en el bolso.

    — ¿Tu sabes lo que me está pasando?—Pregunto Cassandra, ya más recuperada del cansancio y con un poco más seria a la joven Amelía.

    Amelía, tomó su bolso, se paro del lugar en donde estaba sentada, y se acercó a la joven Cassandra.

    — Ves a personas muertas, es obvio después de caminar por ese túnel—contesto Amelía y agrego— Creo que ya te diste cuenta, el túnel es un camino hacía el más allá, es obvio que para las diferentes religiones ese camino cambia al igual que el reino de los espíritus o reino de los muertos, llamase cielo, nirvana u otro nombre. Las personas que vuelve al mundo de los vivos y no llegan a completar su camino, se les abre la habilidad de ver más allá del mundo de lo material o mundano, o sea lo que has estado viendo en estos últimas semanas, son las almas de las personas que han muerto, pero no sabe qué están muerta o no quieren ir al reino del más allá.

    —¿Habrá una forma de revertir esto? —Pregunto Cassandra, con una cara de esperanza, pensando que aquella chica, tenía la solución a ese problema y agrego—Es que desde que veo a estos espíritus, no puedo dormir bien y me persigue por todos lados.

    Amelía, miro algo molesta a la joven Cassandra, no podía creer escuchar a alguien con esa actitud tan infantil, cruzó sus brazos y suspiro, y se pregunto que planes tenía su abuelo con esta chiquilla.

    —Chiquilla, como te he explicado tu habilidades las conseguiste después de caminar por el túnel, y volver ante de llegar al final—Le contesto Amelía y prosiguió—No te puedo ayudar en eso, pero te puedo ayudar a no temerle a tu habilidad.

    —Pero es que no me gusta, ver esos espíritus por todos lados, los cuales se ponen encima cuando duermes, o que molesta en la noche y durante el día—le contesto Cassandra a Amelía.

    —Parece una niñita pequeña, sabes—comento Amelía, que cruzo sus brazos, cerro sus ojos y suspiro molesta.

    Amelía, suspiro, cerró sus ojos y pensó que su abuelo, estaba muy equivocado respecto a Cassandra, ya que para la joven Black, aquella joven que estaba frente suyo, era una miedosa e infantil, aunque por respeto y tradición, no podía desobedecer a su abuelo.

    «No sé cuál es tu plan, abuelo», Pensó Amelía, que abrió sus ojos y miro a Cassandra—Pero hay una forma, en que te puedo ayudar con ese problema, pero de manera temporal.



    —En serio, ¿cuál es?—pregunto Cassandra a la médium Black y agrego—Si tengo que bailar desnuda bajo la luz de la luna en el bosque e invocando a seres sobrenaturales, lo haré.

    — ¿Chiquilla, que rayos te han hecho los vídeos de internet?—pregunto con sorpresa Black a Cassandra y agrego—No es eso, lo que debes hacer es..

    Amelía, paro un momento de hablar y miro por encima del hombro de Cassandra, la cual al percatarse de la mirada de la médium, miró hacia atrás y observó un espíritu de pelo erizado, todo quemado y de mirada burlesca. Cassandra, se asustó y se escondió atrás de Amelía.

    «Esta, chiquilla», pensó Black que cerro sus ojos, levanto sus manos y dijo algunas palabras en un idioma desconocido.

    Cassandra, pudo ver que unos extraños círculos que tenían en su interior raros grabados, salían de la mano de la Black, estos círculos cada vez se hacían más grandes, hasta que estos círculos alcanzaron al espíritu, el cual al ver que eso lo lastimaba huyó despavorido, como si hubiese visto las mismísimas puerta del infierno.

    —Esa es la solución, el hechizo espanta espíritus—Amelía, había terminado su hechizo y observo a Casandra—escucha, este es un hechizo básico para alguien que conozca del mundo espiritual.

    La joven Cassandra, que se había despejado de la espada de la médium con cierta vergüenza, que se notaba en el sonrojo de su rostro, estaba sorprendida por el poder que tenía la joven médium.

    —chiquilla, te voy a decir algo, la otra razón por la cual te llame es que mi abuelo, me ha pedido que te contrate como mi asistenta, así tu podrás conocer tus habilidades y podrás controlarlas—le comento Amelia a Cassandra.

    La joven Cassandra, miro a Amelía y se preguntó, ¿si conocía al abuelo de Amelía?, ella después de darle vuelta por algunos segundo a esa pregunta, concluyo que no conocía a ningún tipo con el apellido Black antes de Amelía.




    — Disculpa, pero no conozco a ningún Black aparte de ti, claro está—le comento Cassandra a la médium.

    La médium Black, suspiro y saco de su bolso un libro, el cual tenía la apariencia de ser antiguo, le mostró a Cassandra unas de las ilustraciones, en la cual se mostraba a un esqueleto que llevaba una hoz en su mano derecha, y tomaba el brazo de un infante con su mano izquierda.

    — Este personaje es mi abuelo, la muerte—le contesto Black a Cassandra.

    La joven Cassandra, se sorprendió al escuchar que la muerte era un abuelo, ella se acordaba de a ver visto a la muerte y conversado con ella o el, cuando estaba en el túnel, pero a hora que lo pensaba bien, los recuerdos que tenía de la parca eran algo difusos. La chica, estuvo pensando un rato, luego con cara de curiosidad y sorpresa, miró a la médium.

    — ¿tu abuelo es la muerte?, ¿cómo es posible?, tengo entendido que la muerte no tiene género, y no se puede reproducir por falta de miembros—exclamo con sorpresa la joven Cassandra.

    Amelía, cerró él libro y cerro sus ojos,

    — Eso es obvio, la muerte nunca ha podido reproducirse, es solo un esqueleto con una túnica negra y un extraño comportamiento, te explicaré, lo que sucede es que mi abuelo, adopto a uno de mis ascendiente, eso sucedió hace más de dos siglos, es así que la familia Black ha tenido contacto con el otro lado—le contesto la médium Black, que abrió sus ojos y agrego—Yo lo llamo abuelo, para no tener que gastar tantos tataras en una frase.

    — Es una historia extraña, pero… en estos últimos días he tenido encuentros con lo extraño, así que me es creíble tu historia, pero ¿porque tu “abuelo”, quiere que yo sea tu asistente?—comento y pregunto Cassandra a Amelía.

    — Eso me he preguntado también, en estas últimas horas, pero tal parece que hay ciertos acontecimientos que a mí, como descendiente del Black, el cual fue adoptado por la muerte, no se me permitirá interferir de manera directa o principal, y es por eso que mi abuelo necesita que tu este en un nivel respetable, para afrontar estos eventos—le contesto Black a Cassandra y agrego—Bueno, espero que mi respuesta, te haya iluminado.




    Amelía, observo la duda en la cara de Cassandra.

    — Escucha, hoy si quieres saber más de tu habilidad y como controlarla, debes estar a las diez de la noche, en la casa maldita de la calle Cátaros—le dijo Amelía a Cassandra y pregunto— ¿Entiendes?

    —Si, te entendido—le contesto Cassandra a Amelía.

    — Te espero—le dijo Amelía, que se estaba a punto de irse, cuando giro su cabeza y miro a Cassandra—Es entendí le que no llegues a la casa, el mundo del más allá no es para cobardes, si vienes es que quieres saber cómo controlar esa habilidad, y repito la habilidad que tienes, no es algo que se pasa, esa habilidad se queda por siempre.

    La joven médium, se alejó de Cassandra, la cual se quedó pensativa, realmente quería saber cómo dejar de tener esa “habilidad”, pero al darse cuenta que ese don, no se podía dejar, no sabía qué hacer.

    Era como las 21:10 de la noche, y la joven Cassandra, se encontraba acostada en su cama, su pieza estaba a oscura, ella estaba despierta y observaba el techo de su pieza, la joven pensaba, en lo que había pasado esa tarde, se sentó sobre la cama y observo su cortinas que cerraba la vista de su pieza, siempre le había gustado ver por la ventanas pero los acontecimientos recientes, le había hecho correr las cortinas, la joven suspiro, no podía dejarse vencer tan fácilmente, así que se levantó de su cama con decisión hecha.

    Eran como las 22:04 AM, la médium, estaba sentada en un banco el cual se posicionaba frente a una casa que parecía una mansión antigua, la cual estaba en ruina y tenía un color sombrío, la joven, comía una barra de chocolate blanco, mientras observaba su reloj de muñeca.

    — Sabia que esa chica, era una cobarde—pensó Amelía y agrego—Bueno, no hay que espera, debo ser el trabajo.




    La joven Amelía, estaba a punto de pararse cuando escucho que alguien corría hacía ella, la chica, ya conocía esa pisadas, las cuales eran torpes y apresurada, la joven médium, se paro y miró a Cassandra, la cual había llegado, se notaba en la joven, un cansancio producido por correr de forma apresurada, la joven Cassandra, vestía su ropa de calle, consistente en un pantalón, largo de color rojo, zapatillas blancas, una camisa sin mangas y que le llegaba hasta el ombligo, una chaqueta de cuero y un gorro de lana azul.

    —Llegas 5 minutos tarde, chiquilla—comento Black, con algo de molestia en su voz.
    Cassandra, se repuso y observo a la joven médium.

    — Disculpa—Cassandra, esbozando una sonrisa de vergüenza.

    Amelía, suspiro y negó con la cabeza.

    —Bueno, no tiene importancia—dijo Amelía, que se dirigió a la mansión.
    —Espera—Cassandra, corrió para alcanzar a la médium.

    Ambas chicas, estaban frente de la reja de la mansión.

    — Amelía, ¿que hay en esta mansión?—pregunto Cassandra a la médium.

    La joven médium, mascó un pedazo de chocolate blanco y después de masticarlo, observo a Cassandra.

    —Sus actuales dueños, reportaron actividades paranormales, las cuales no han dejado que se remodelase esta casa, así que se comunicaron conmigo para poder sacar a esas presencias sobrenaturales—le contesto Amelía a Cassandra

    —Ya entiendo—le contesto Cassandra, un poco asustada por el carácter siniestro que tenía la casa.

    Las chicas, se acercaron al portón el cual era enrejado y negro, el patio exterior de la casa, tenía pasto verde y largo, grandes árboles que había crecido sin cuidado del hombre, las raíces de estos árboles, habían quebrado una calzada de piedra que conducía a la puerta de la casa, el lado frontal de la edificación, tenía sus paredes de madera roída por el paso del tiempo, las ventanas quebradas y las columnas que sostenían el techo de la entrada estaban a punto de ceder, el estado de la casa sorprendió a Cassandra.

    —Esta casa necesita algunos arreglos —comento Cassandra, con una risa que trataba de oculta sus miedos.

    Amelía, solo negó con la cabeza por el comentario de Cassandra y empezó a trepar por el muro de ladrillo que separaba la calle con la casa, la joven Cassandra, observo a Amelía, sorprendida al ver lo buena que era la joven Black, para trepar un muro, la médium, se paró en la baranda de la pared y miró a Cassandra.

    —Vamos—Le ordeno Amelía a Cassandra, antes de bajar hacía el patio de la casa.

    La chica Black, dio un salto y cayó al patio de esa casa, la otra joven con nerviosidad escalo la pared ladrillo, se sentó en la baranda, y después de dar un suspiro dio un salto hacía el patio, cayó al suelo de trasero, la joven se reincorporo de inmediato y se sacudió.

    —Para la próxima, vengo con buzo—comento Cassandra y agrego—El golpe me dolió.

    Amelia, miro a Cassandra con un halo de indiferencia y luego observo la casa, la joven Cassandra, se acercó a la médium Black, y se puso al lado de la joven médium, para volver a observar aquella casa.

    —Escucha, tú solamente debes aguantar el miedo que te producirá los espíritus adentro de esa casa, después de esto tiene la opción de seguir adelante o dejarlo—le comento la médium a Cassandra.

    La joven Cassandra, trago saliva y afirmo con su cabeza.

    —Entonces, entremos—le ordenó la médium Amelía a Cassandra.

    La médium empezó a caminar hacía la mansión, seguida por la joven Cassandra, la cual ya sentía que su espalda tirita a por el miedo.
     
    Última edición: 5 Octubre 2019
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    El fénix ascendiente

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    La mnsión embrujada. (Parte 2)




    El patio en que se encontraba las chicas, era terrorífico para la joven Cassandra, la cual miraba el lugar con una sensación de miedo, sus ojos se fijaron en los troncos y ramas de los árboles, que formaban extrañas figuras humanas o caras monstruosas, el miedo que tenía la joven, se intensifica más al escuchar el ulular de un búho, que estaba por la cercanía de la casa, est hizo que la morena, se asustase aún más y se pegase a la espalda de Amelia, la cual tuvo que parar su caminata y molesta observo a la joven Cassandra.

    —Si tienes miedo a esos árboles, no mires—le dijo Amelia, al percatarse de lo que causaba el miedo a la morena y agrego—Y por favor, mantente a una distancia prudente de mí.

    —Lo siento—Se disculpo la joven Cassandra, con una sonrisa nerviosa y pensó, «Rayos, creo que le estoy cayendo mal»

    Cuando estaban apunto de entrar a la casa, se escucharon unos extraños ladridos de perros, los aullidos de caninos se escucharon por todo el patio, la joven morena, al escuchar estos ruidos, se asustó y se escondió detrás de un pilar, la médium, observó con algo de decepción a la chica, pero a la vez encontraba que el instinto del miedo de la joven, había funcionado bien en esta ocasión, la médium, conocía a los dueños de esos ladridos.

    —Aunque me molesta que seas miedosa, esta vez te voy a felicitar, por lo menos tu instinto del miedo funciona bien—Le dijo Amelía a Cassandra y agrego—La criatura dueña de esos ladridos o mejor dicho las criaturas, son seres del inframundo, se les conocen como sabueso oscuros, si son raros los nombres que les ponen, pero dejando lo de los nombres de lado, estas criaturas son seres malignos, que viven en el mundo de lo paranormal, mejor dicho en el mundo donde surge la sombras, se alimentan de las almas de los muertos, pero le gustan más las almas de los vivos.

    La dos jóvenes, se dieron cuenta que un grupo de perros de considerable tamaño, que en vez de piel tenía alguna clase de sustancia negra, la cual caía al piso, evaporándose y derritiendo la la vida en ese pequeño espació, ojos rojos y unos grandes dientes. Las criaturas, se acercaban a pasos lento hacia Amelía, la joven cerro sus ojos levanto su palma y recitó una oración en un extraño dialecto. Cassandra, se sorprendió al ver que un circulo de color azul oscuro, se proyecto desde la mano de la joven Amelía, ese extraño círculo tenía símbolos que a la morena, le pareció ver visto en series, anime y películas, después la recitación de la joven médium, salió del círculo una guadaña, el mango de la arma era de huesos, en la parte de debajo de la guadaña, había una calavera pequeña, a la cual le alumbraban de una luminosidad roja la cuenca de los ojos, la hoja de la guadaña era de metal, cubierta de piel muerta que goteaba sangre que se derretía al llegar al suelo, y un gran ojo pareció en el centro de la hoja.

    —Hace tiempo, que quería probar la energía de estos caninos —se escucho una voz que parecía salir de la guadaña.

    — ¿E… e… esa guadaña, hablo?—pregunto Cassandra con sorpresa y susto, al escuchar que una guadaña había hablado

    El ojo de la guadaña, al escuchar Cassandra, dirigió su único ojos a la morena, asustando más a la chica.

    —Señorita, no soy una guadaña, mi nombre es Bloody Eyes—le respondió la voz de la guadaña y agrego volviendo ver a los sabuesos—Su energía, huele deliciosa.

    —Pronto, pondrás devorar su energía —le comento Amelía a su guadaña, con una sonrisa en su boca.

    —Me agrada la idea—Bloody Eye, soltó una risa, que para la joven Cassandra, pareció terrorífica.

    La joven médium, fue atacar a los sabuesos, sus rápidos pasos alertaron a sus oponentes, los cuales al ver a Amelia, correr hacía ella, los caninos salido de otro mundo, saltaron sobre la joven Black, con la intensión de comerse su alma, pero no alcanzaron a tocarle ni siquiera un mísero pelo a la chica, ya el arma de Amelía, ya los habían cortado por la mitad a todos los sabuesos, sus mitades cayeron al suelo y se volvieron humos negros, que se juntaron en uno para ir directamente hacía la hoja de la guadaña de Amelía.

    —Esto se siente genial, esa energía estuvo deliciosa—dijo Bloody, que entrecerró su ojo.

    Amelía, dio un giro a la guadaña, y la enfundo en su espalda, la joven médium, miró a Cassandra, que había caído al suelo, puesto que las situaciones vivida, le había hecho literalmente caer de miedo. Amelía, dio un suspiro y negó con su cabeza, fue hacia la joven y le ofreció la mano, para que su joven acompañante se pudiese levantar.

    —Sigamos—le dijo Amelía a Cassandra, cuando la joven se pudo reincorporar.

    La morena, afirmo con su cabeza, ella estaba algo más tranquila, así que las jóvenes se encaminaron hacia la puerta, y al llegar al frente de la entrada, abrieron la puerta principal de la mansión, ya adentro, fueron recibidas, por una energía invisible que encendió las velas de aquel sitio, revelando una casa de madera, con varias habitaciones, el inmueble roído por el tiempo, una escalera con peldaño frágiles, al final se podía notar un cuadro en el cual estaba pintado un señor de buen porte, distinguido bigote blanco, vestido como un capitán de los dragones de la guardias.

    —Creo, que le falta mucha decoración—comento Cassandra, con una sonrisa en su rostro, y tratando de darse ánimo así misma.

    —Veo, que se te paso el miedo—le comento Amelía a Cassandra

    —Bueno, creo que tienes muchas razón—sonrío con algo de vergüenza, la joven morena y agregó—Tal vez, ya me estoy acostumbrado a estos extraños sucesos.

    Cassandra, se rasco su nuca, mientras sonreía con felicidad por el alago que le había dado la joven médium, pero sitio que algo caminaba sobre sus pies, con algo de nerviosismo, observó que estaba caminando sobre sus zapatos, la chica, en ese momento se asustó al ver que un montón de gigantescas oniscidea de pieles blancas y de rayas negras.

    —Maldición, odió los bichos—exclamo Cassandra , que con un movimiento de sus pies, lanzó lejos a una de los brillos y en un movimiento rápido se protegió atrás de la espalda de Amelía.

    —Rayos, no deberías darte miedo las cosas simples— Amelía ñ, le reclamo a Cassandra—Además los oniscideas spiritus o conocidos vulgarmente como chanchito espíritus, son inofensivos, solo comen la energía espiritual de los lugares como estos, no hacen daño a las personas, son unos de los depuradores del mundo espiritual, aunque a veces no pueden realizar su trabajo con efectividad, ya que hay una fuerza mayor como en este caso.

    —Pero, son horribles—se excuso Cassandra

    El ojo de la guadañan, observó a la piel morena con algo de fastidio, la chica, se dio cuenta de la mirada de Bloody Eyes.

    —Oye, no me juzgues así, cuando veo a un bicho, siento que caminan por mi cuerpo, y eso es repugnante, se sienten como pequeños alienígenas que caminan por tu piel—se excusó Cassandra, mientras tiritaba de miedo.

    — ¿Has visto a un alienígena?—Pregunto Amelía a Casandra

    —No realmente—contesto Casandra a la pregunta de la joven médium , negando con la cabeza y agrego—Aunque creo que sería repugnante, conocer a algunos, ¿tú conoces a uno?

    Amelía al escuchar la pregunta de la joven morena, sonrío de una manera un tanto peculiar a Cassandra, esto a la joven, le dio un poco de escalofrío, puesto que era la primera vez que veía a Amelía sonreír.

    —Bueno, ahora que lo pienso al ver estos insectos, me ha dado una idea—Amelía, saco de su mochila una barra de chocolate negro y se arrodilló , y sacando la envoltura del chocolate, le comento a Cassandra—Te diré algo, estos bichos, también ayuda mucho a los cazadores, obvio que como cualquier trabajo, se le debe dar algo a cambio, a parte de la energía espiritual a ellos, también les gustan mucho las cosas dulces.

    Uno de los oniscideas, elevo su cuerpo y miro el chocolate, la criatura, se separó de su grupo y fue hacía el dulce, al llegar a frente de Amelía, el bicho empezó a comer el chocolate, al ver esto Cassandra, quiso desmayarse. Cuando el bicho termino de comer la golosina, miró a la médium.

    —Bien, ahora guíanos—le ordeno la joven Black a la criatura.

    La criatura, afirmo con su cabeza y empezó a caminar, las jóvenes, siguieron a su raro guía, la joven morena, estaba muy apegada a la espalda de la médium.

    —Estas a un centímetro—la médium, le dijo a Cassandra

    —Disculpa—le contesto Cassandra, que se separó de la espalda de la joven Black.

    Las chicas, siguieron al bicho, subieron con cuidado las escaleras y después de caminar un poco por el segundo piso, se encontraron frente a una habitación, hay estaba un sujeto de tez blanca, bigote y barba, tenía un agujero de fusil en su garganta, una cortadura que no dejaba a de sangraba en su mejilla, y solo se veía una cuenca vacía en lo que debería ser su ojo izquierdo, el soldado traía puesto un uniforme de soldado de infantería de los años 1810 y llevaba un fusil en sus manos.

    — ¿Quiénes son ustedes?—pregunto el espíritu, apuntando a la chicas con su fusil.
    —Soy Amelía Black, digamos que soy una médium y la que me acompaña es Cassandra Ríos, mi asistente a prueba—le contesto Amelía—Por lo visto, sabes que estás muerto, ¿me equivoco?

    —No se equivoca señorita, me asignaron a proteger esta mansión hasta la muerte, y morí cuando un grupo de enemigos, asaltaron este sitio, y me mataron, desde ese momento la he estado protegiendo, además hay un sujeto que se ha adueñado de la casa, lo he detenido varias veces de matar a los que habitaron esta casa, pero no pude evitarlo con la anterior familia—le contesto el soldado y agrego—Cada vez se hace más fuerte, temo que este lugar se corrompa más delo que esta.

    Cassandra, al ver como estaba aquel espíritu, le pareció que el sujeto había muerto de una manera muy dolorosa, la joven morena sintió pena por aquel soldado.

    —Sabes, si hay más espíritus, aparte de ti y el dueño de esta casa—pregunto Amelía, que se acercó al soldado.

    —Sí, la hija de la última familia que vivió en este lugar—le contesto el soldado a la médium, para luego comentar—No pude detener a ese ser, que se había posesionado del cuerpo del padre de la niña y la mató de una forma humillante.

    —Ya veo—Le dijo Amelía al soldado.

    Cassandra, al escuchar que había muerto una niña y que su espíritu, aún estaba vagando por esa mansión, no pudo más que contener sus lágrimas, a la joven Cassandra le agradaba los niños y niñas, era algo que adquirió por la influencia de su hermana mayor, que actualmente estaba ayudando a los niños de África

    — ¿A dónde está la niña?—Pregunto Cassandra al soldado y luego le pregunto a Amelía— ¿Hay alguna forma de ayudar a estos espíritus?

    —Exorcizando al viejo dueño de esta casa, así los espíritus, tiene la opción de irse al otro mundo o quedarse en este lugar—le contesto Amelía y agrego mirando a Amelía—Veo que te estas volviendo un más valiente.

    Amelía, miro al soldado y le hizo la misma pregunta que Cassandra le había hecho hace algunos segundos atrás

    —Está atrapada junto con el—le contesto el soldad y pregunto—¿Ustedes, van a sacar a ese sujeto de esta casa?

    —Sí, para eso estamos—le contesto Amelía al soldado

    —Dejadme, serle de ayuda—le dijo el sujeto del bigote y agrego—Como infante de la compañía del dragón, debo cumplir mi objetivo.

    Ameliñía, dio un suspiro y levanto sus hombros.

    —Haz lo que quiera—le dijo Amelía al soldado

    Pronto el grupo reanudaron su caminata, estaba vez acompañado por el soldado fantasma.
     

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