Sueño En (Inesperados)

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Daelana, 12 Diciembre 2011.

  1.  
    Daelana

    Daelana Guest

    Título:
    Sueño En (Inesperados)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2465
    Cap. I Sueño Repetido
    El reloj marcaba cerca de las dos de la madrugada cuando Natalia llegó a la calle número diez al norte de la ciudad. Era noviembre, así que el clima a esa hora no ayudaba a calmar la ansiedad que tenía, el frío le llegaba hasta los huesos y empezaba a temblar, aunque tal vez eso no se debía completamente al frío.

    Encendió un cigarro para intentar calmar su nerviosismo, aunque en seguida se dio cuenta que no estaba logrando lo que quería, maldijo en silencio cuando observó nuevamente el reloj y vio lo tarde que era, debería estar durmiendo en su cama pensó.

    - No sé qué mierda estoy haciendo aquí!

    Aunque lo dijo en voz baja, en esa calle tan solitaria y silenciosa su voz retumbó sonando más fuerte de lo que hubiera querido. La inseguridad y el temor le invadió una vez más, ese era el problema, no sabía que era exactamente lo que hacía ahí, ni tampoco estaba segura de estar haciendo lo correcto, ya antes decisiones como estas le habían metido en problemas, la ultima vez había involucrado a alguien más. Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordarlo.

    Tal vez había sido un poco precipitado, salir corriendo de su casa a las dos de la madrugada, pero aquel sueño que había tenido una hora antes parecía tan real, que apenas lo pensó cuando se despertó y salió corriendo de su departamento.

    - Maldición, maldición, maldición! – volvió a decir para sí misma

    Qué no había sido suficiente lo que había pasado con Gustavo aquella… Se obligó a reprimir ese recuerdo, a pesar de que ya había pasado casi un año desde aquella noche, cuando había tenido un sueño igual de real, era inevitable sentir que estaba viviendo un déjà vu, solo que en aquella ocasión no estaba sola, Gustavo sujetaba su mano cuando pasó todo.

    Natalia se secó la lágrima que empezaba a salir con la manga de su chaqueta y observó la hora una vez más, ya eran casi la tres, esperaría un poco más y si no ocurría nada, se iría.


    Mientras tanto al otro lado de la ciudad, un muchacho de aspecto un poco desaliñado estaba recostado en la pared de un callejón desolado a la sombra de la luz, muchas cosas rondaban por su cabeza, pero su pensamiento se centraba en considerar lo que debería hacer en ese momento, todo era muy inesperado, tal vez lo mejor era irse de la ciudad por algún tiempo o al menos alejarse un poco de ese lugar, así tal vez no sospecharían de él, o de su hermano, eso era lo último que quería, implicar a su hermano, al menos ahora él no corría peligro, su hermano estaba a salvo en el refugio en el que lo había dejado hace horas, ahora era él mismo el que corría peligro.

    Después de un largo momento de pensarlo, buscó la llave en sus bolsillos y entro en el auto que estaba estacionado a la vuelta del callejón, arrancó y aceleró el auto tan rápido que los neumáticos chillaron sobre el pavimento, por ahora no sabía a dónde se dirigía, pero lo mejor era alejarse lo más rápido. Justo en el momento en que tomaba la calle de bajada apareció aquel hombre cubierto por un abrigo que apenas dejaba ver un poco de su perfil, lo alcanzó a ver por el retrovisor y se alegro de haber podido escapar por centímetros de la persona que lo acechaba desde hace semanas.


    Natalia observó el reloj por cuarta vez en menos de media hora, el reloj le informó que ya eran las tres y media, así que decidió que lo mejor era volver a su departamento, tiró su cigarro a medio fumar y emprendió el camino de vuelta a su departamento. La ciudad a esa hora parecía muy tranquila, se podía escuchar a lo lejos la sirena de una patrulla, el bullicio de un grupo de perros callejeros y el sonido del viento soplando entre las hojas de los arboles. La luz de la luna iluminaba las calles desoladas, no había ninguna señal de alguna persona a esa hora.

    Aceleró el paso ya que todavía estaba lejos y empezó a sentir miedo de ser un blanco fácil para cualquiera que rondara a esa hora. Cuando al fin llegó a su casa estaba tan exhausta que solo alcanzó a recostarse y cayó profundamente dormida.

    La luz del poste de la calle diez se apagó por un momento y se volvió a encender, Natalia estaba muy nerviosa y esperaba impaciente que llegara en cualquier momento, pero ¿quién tenía que llegar? , la incertidumbre la invadió nuevamente, observó por todas partes pero el lugar estaba completamente desolado, a lo lejos solo se podía escuchar los autos que pasaban a toda velocidad debajo del puente que estaba frente a ella, dio vuelta para observar una vez más hasta que en una esquina alejada empezó a divisar las luces de un auto que se acercaba, miró ansiosa porque al fin iba a descubrir quien era la persona con la que todas las noches soñaba.

    Empezó a aproximarse para divisar el auto ya que cada vez parecía más próximo, un paso más y al fin lo descubriría, de repente la escena cambió completamente, ahora se encontraba en el parque al cual no había vuelto a visitar, Gustavo apretaba muy fuerte su mano, ella lo miró a los ojos y vio el temor impregnado en su mirada con la certeza de lo que iba a ocurrir.

    En ese momento Natalia se despertó con un grito ahogado en su pecho, estaba empapada en sudor y su corazón latía a más no poder.

    - ¡Esto me pasa por salir corriendo como estúpida en la madrugada!

    Observó el reloj y eran ya las once de la mañana, pensó que tal vez se estaría volviendo loca al hablar sola, se levantó y fue hacia la cocina en donde una pila de platos se acumulaba en el lavabo, abrió el refrigerador y tomo lo último de jugo que quedaba, presiono el botón de la contestadora que titilaba y escucho el mensaje.

    << Natalia soy Andrea ¿dónde estás metida hermana? Desde hace una semana que intento hablar contigo, por favor contéstame, necesito saber si estás bien, sal de ese departamento y ven a mi casa, ya es hora de que superes lo que paso, no sacas nada encerrándote sola y pensando en …>>

    De un solo golpe calló la contestadora que voló y fue a parar en el suelo, no necesitaba mas recordatorios, había tenido suficiente con su sueño, un sonido la saco de sus pensamientos, era el timbre que sonaba sin parar.

    - ¿Quién es?

    - Soy Camila, ábreme.

    - ¿Qué haces aquí?

    - Mira el aspecto que tienes – le dijo Camila entrando y abriendo a su paso cada cortina que encontraba.

    - ¿A qué viniste, solo a criticarme? – dijo Natalia tras ella cerrando las cortinas que iba abriendo

    - Vine a sacarte de tu encierro, ya es hora que salgas de este lugar. Dime ¿desde cuándo no sales si quiera a la calle?

    - Ayer salí

    - No me mientas, si saliste quizá fue solo para ir a la tienda, o tal vez no – dijo abriendo el refrigerador vacío.

    - De verdad, ayer salí, por la noche.

    Natalia se sentó en el sillón junto a Camila y respiró profundo pensando si contarle o no a su amiga sobre el sueño, pero necesitaba hablar con alguien o si no se volvería loca.

    - En la noche pero ¿a dónde fuiste? ¿con quién?, pudiste haberme llamado, hubiéramos salido juntas yo estaba con

    - Cállate! Y escúchame, solo te lo voy a contar porque necesito decírselo a alguien.

    - No me digas que nuevamente estas teniendo esos estúpidos sueños

    - Si, es exactamente eso

    - Sabes lo mal que te ponen esos sueños, tienes que intentar reprimirlos.

    - Si, ya se lo mal que me ponen, no tienes que decírmelo, simplemente es algo que no puedo controlar, o acaso ¿tú puedes controlar lo que sueñas?

    - Bueno no, pero seguro dejarías de tenerlos si salieras de este lugar, solo mira a tu alrededor, todo esto es un desastre, parece de noche cuando en realidad es de día, ni si quiera abres una venta, tienes cosas acumuladas en la cocina, me sorprende que esté un poco limpio y eso debe ser solo porque no te gusta estar en un lugar sucio

    - ¡Ya basta! – dijo Natalia levantándose molesta, fue hacia la cocina y encendió un cigarro – ¿vas a seguir dándome tu sermón o me vas a escuchar?

    - Está bien, dime de qué se trata ahora, ¿has vuelto a soñar con Gustavo?

    - Sí, pero no es sobre él este sueño, lo he tenido desde hace más de un mes, pero ayer fue como hace un año, cuando desperté sentí la necesidad de salir corriendo hacia el lugar que aparecía en mi sueño.

    - Y qué hiciste, ¿Fuiste hacia ese lugar? ¿te pasó algo?

    - Si fui, pero no paso nada, cuando llegue era como las dos de la madrugada, esperé por un rato pero no pasó nada.

    - Estás loca, como se te ocurrió salir a esa hora solo por un simple sueño, sabes lo peligroso que es, ¿sabes lo que te podía pasar?

    - Ese no es el asunto, no entiendes lo que te estoy diciendo, alga va a pasar, siento que tengo hacer algo para impedirlo, no he podido quedarme en paz desde que tengo ese sueño, ayer fue más nítido, pude ver el lugar en donde era y por eso salí hacia allí.

    - ¿Y qué rayos se supone que va a pasar?

    - Eres tonta o qué, si lo supiera crees que estuviera aquí sin hacer nada, crees que si supiera con exactitud lo que va a pasar cada vez que tengo un sueño Gustavo estuviera…

    No pudo terminar la frase, era muy difícil recordar y mucho mas decir en voz alta lo que había pasado. Se sentó en el suelo y se encogió sobre sí misma colocando las manos alrededor de su cabeza.

    - Vez de lo que hablo – dijo Camila sentándose junto a ella y colocando una mano en su hombro – no te hace nada bien todo esto, tienes que superar lo que paso, múdate conmigo, te hará bien vivir con alguien.

    - Por milésima vez no, solo necesita que me dejen tranquila, gracias por escuchare, estoy bien te lo prometo, solo necesito descasar un poco.

    - ¡Vamos Natalia! – dijo Camila un poco enojada, pero al ver la expresión decidida de Natalia sabía que no lograría nada.

    - Está bien, me rindo, estoy empezando a creer que nadie te podrá sacar de este lugar jamás, solo te pido que por favor no salgas en la noche sola, entiende, no tienes que hacer nada de lo que creas que esos malditos sueños te dicen, no te han traído nada bueno antes si recuerdas lo de…

    - ¡Si ya se! Como te dije te prometo que voy a estar bien, intentare salir de aquí y te prometo que te llamaré si decido hacerlo, la próxima vez que vengas veras el cambio.

    - Me gustaría creerte amiga, y así lo deseo, entiende que si insisto, así como lo hace tu hermana, es solo porque queremos tu bien.

    - Está bien, y por favor no le cuentes nada de esto a mi hermana, no quiero que venga.

    - Mejor me voy, hablar contigo es inútil.

    Camila dio un abrazo a Natalia y se despidió. Nuevamente sola en la oscuridad, Natalia se recostó en el sofá y volvió a lo que le obsesionaba todos los días.


    Nota del Autor: Esta es una historia en la que estoy trabajando, espero comenten y me digan si les gusto o si creen que hay algún error que pueda corregir.
     

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