Long-fic Su voz (Inu&Kag)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Andreína, 26 Diciembre 2016.

  1.  
    Andreína

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    Escritora
    Título:
    Su voz (Inu&Kag)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    982
    ¡Hola, amiguitos! Esta historia es un Two-short, para los desafíos de Inuyasha. Espero que les guste. Lo hice con algo de prisa como siempre, así que puede tener dedazos. Aún así, deseo que lo disfruten.

    La primera parte será relatada desde las circunstancias de Inuyasha, y luego será Kagome. ¡Disfrútenlo!


    SU VOZ.



    Él tenía la mirada perdida en el fuego de la cabaña. Sus manos, resguardadas en el bolsillo de su traje, se removían inquietamente con inocultable ansiedad.

    La anciana Kaede observó con atención su rostro, permanentemente nostálgico. Aquel muchacho híbrido se veía solitario y joven; casi tanto como el día en que lo vio por primera vez.

    Aún así, los años y las vivencias no habían pasado sin dejar estrago alguno. Sus ojos dorados reflejaban una madurez distinta, llenos de innata melancolía, que por segundos permitía entrever un poco de debilidad en aquella criatura inmortal y anhelante.

    Anhelante, se repitió Kaede con cierta tristeza. Él había sido golpeado por la vida tantas veces. Y cuando finalmente parecía haber sido encontrado por el destino, esta vez para al fin tomar un rumbo distinto, nuevamente le había sido arrebatado.

    Y estaba solo, una vez más.

    Movida por el cariño inmenso que le había tomado y el instinto maternal que le instaba a desear dar consuelo a aquel pobre y noble muchacho, Kaede fue incapaz de contenerse:


    —Ella volverá, Inuyasha —susurró, intentando alentarlo. Aún así, su vieja voz tembló con perciptible duda.

    Él se mantuvo en silencio durante unos minutos y la miró con cierta sorpresa. Después de todo, Kagome era un tema zanjado desde que el pozo se cerró, y muy pocas veces volvía a reabrirse. Al menos, era así para todos los demás, a menos que él mismo fuera quien iniciara la conversación.

    Porque ella era su dolor personal. Su felicidad robada.

    Comprendiendo el por qué de las palabras de la anciana, recayó en su aspecto lastimero. No necesitaba mirarse al espejo para saber, sin duda alguna, qué expresión tenía su rostro en ese momento. Avergonzado e incómodo, desvió la mirada, murmurando por lo bajo un brusco "¡Kéh!" en un intento vano de endurecer sus facciones.

    Aún así, incapaz de mantener su fachada, dejó escapar un suspiro pesado sin atreverse a mirar a Kaede.

    —A veces, cuando estoy cerca del Árbol Sagrado, yo... —comenzó y su voz flaqueó levemente— ¡Maldición, vieja, dirás que estoy loco, pero yo...! Yo la oigo. La escucho llamarme; pronuncia mi nombre y luego... su voz se desvanece. Trata de decir algo más, tal vez, pero yo... no alcanzo a oírla.

    —Siempre pensé que Kagome era parte de tu destino —suspiró la anciana, con cierto pesar—. Aunque tú hayas decidido renunciar a ella, independientemente de los motivos por los que lo hayas hecho, supongo que ese vínculo no puede quebrarse.

    Él se mantuvo con una expresión inescrutable, aún cuando sus ojos reflejaban evidente melancolía. La anciana Kaede, observando su rostro, se preguntó si tal vez él estaba arrepentido.

    —Inuyasha, ¿no hay veces en las que tú desees que ella jamás se hubiera ido?

    —¡Por supuesto que sí! —bufó él con cierta indignación, y luego su voz se aplacó casi por completo—. Pero, ¿quién sería tan egoísta? Si Kagome está bien, a salvo y es feliz... supongo que eso basta —terminó, y su voz sonó como un susurro distante.


    —De verdad, Inuyasha, ¿en qué momento maduraste tanto?

    —¡Kéh! —bramó él con disgusto, dando un respingo con la nariz—. Aún así, anciana, yo me pregunto si Kagome también podrá escucharme.

    Kaede permaneció en silencio, mirándolo con cierta compasión, incapaz de poder deducir a ciencia cierta si lo que él muchacho acababa de contarle se trataba de un milagro o de alucinaciones causadas por la desesperación.

    —Cuando yo pienso en que..., no sé nada de ella, yo... —hizo una pausa y tragó fuerte—. Quiero decir, no sé si está pasando alguna dificultad, o si no es feliz, o si ella quizás está sufriendo. Eso... simplemente me desespera —completó él, y la anciana pudo sentir la frustración en su voz.

    La frustración, la tristeza... y el más profundo amor. Un dolor se apoderó de su pecho, sintiéndose conmovida. Permaneció en silencio, sin encontrar las palabras adecuadas.

    Entonces, como si de un regalo del cielo se tratara, una ráfaga de luz cubrió sus ojos. Parpadeando con ligero aturdimiento, posó una vez más su mirada en el joven híbrido frente a ella, y sus ojos se abrieron fuertemente, cuando pudo vislumbrar atado a su meñique un hilo color carmín que se extendía y se colaba por la puerta.

    Notando el cambio brusco en su expresión, el hanyou se alarmó:

    —¡Oye, anciana, ¿qué te sucede?! ¿Acaso se trata de un demonio? —cuestionó él demandante, mirándola ceñudo.

    Kaede lo ignoró. Claramente él no podía verlo; hasta a penas unos segundos antes, ella tampoco podía.

    Sin embargo, estaba segura de que había escuchado algo referente a eso antes. Un hilo rojo invisible, repitió en su mente, y entonces los recuerdos golpearon su memoria con fuerza. Aquella leyenda antigua, que Kikyou-onee-sama le había relatado alguna vez.

    Desesperada, se levantó rápidamente, causando que el muchacho la mirara confundido. Apresurada, salió de la cabaña dando ligeros tropezones, y esforzándose en no perder de vista el cordón rojo brillante, lo siguió.


    No se sorprendió cuando lo vio perderse en el pozo. Y entonces, llena de un sentimiento esperanzador, se giró para observar al irritado hanyou detrás de ella. Sin poder evitarlo, sonrió con genuina alegría, segura de que el destino, inevitable e ineludible, pronto los alcanzaría.

    —¿Se puede saber qué diablos te pasa? —gruñó Inuyasha, y entonces enarcó una ceja con confusión— ¿Por qué sonríes tanto?

    Kaede rió.

    —Inuyasha, estoy segura de que ella también te escucha.

    Kagome, vuelve pronto, rogó en su mente. Y sean muy felices, por favor.









     
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    Mary Dragneel

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    Ay *snif snif* sencillamente bello TuT

    No me cansaré de decir que tus palabras hacen que cuando leo algo tuyo me llegue al alma. ¿Tú te cansas?

    No tengo palabras para describir esto. Solamente que es precioso *-*

    Estaré esperando ansiosa la segunda parte.
     
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