Soy una Hyuuga, no puedo amar (konohana)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por MelodiaVal, 8 Febrero 2010.

?

¿Te gustan mis fics?

  1. ¡Los adoro! ¿Estas en el periodico de tu colegio?

    4 voto(s)
    80.0%
  2. Bueno... me gustan si, pero te falta practica

    1 voto(s)
    20.0%
  3. ¿Te soy sincero o te miento diciendote que me gustan?

    0 voto(s)
    0.0%
  4. Sin ofender, sos del asco escribiendo ¿Consideraste alguna cosa que no ivolucre letras?

    0 voto(s)
    0.0%
Estado del tema:
No se permiten más respuestas.
  1.  
    MelodiaVal

    MelodiaVal Noctambula

    Tauro
    Miembro desde:
    5 Agosto 2009
    Mensajes:
    664
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Soy una Hyuuga, no puedo amar (konohana)
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2469
    Soy una Hyuuga, no puedo amar (konohana)

    Hola!!!! aquí con one-shot cumpliendo un desafia de Chechuus
    espero que me haya quedado bien, y espero comentarios
    (amenazas de muerte, abstraerse XD)
    bueno, pues aquí se los dejo, disfrutenlo!!


    Soy una Hyuuga, no puedo amar


    ¿Qué diablos me sucede? Me vivía preguntando en ese entonces. Con furia y descontrol, golpeaba el muñeco de entrenamientos del gimnasio de la familia. Mi padre me observaba, no decía palabra alguna, ni me importaba, solo imaginaba que ese muñeco era él. Ese pensamiento regresó a mi mente y emitiendo un grito de furia, golpeé aun más fuerte al monigote.

    Una furia ciega se apoderaba de mi, yo no podía sentir amor, no debía, tenía cosas más importantes en que pensar, y el hecho de ver a mi hermana con esa actitud tan estúpida por un chico, reforzaba aun más mi postura. De un golpe certero, derribe y deshice en pedazos el muñeco, solamente con mis manos, ya que había agotado todo mi chakra desahogándome en el bosque.

    —Excelente, Hanabi, tu entrenamiento acabó, puedes retirarte— Dijo mi padre y yo hice una leve reverencia. ¿Por qué no te largas tú y me dejas en paz? Pensé, pero me callé la boca.

    —Gracias padre— Dije sin ganas y el salió del gimnasio de entrenamiento familiar. Una vez sola, miré a mí alrededor, sentí como si mi mundo girara, y comencé a reprenderme a mi misma, por esa sensación extraña que me invadía. Al final, acabé por caer al suelo llorando.

    Un fuerte sollozo escapó de mi garganta, no me importaba si se oía o no ya que las paredes eran especiales para que no pasara ni una sola onda de sonido, y las posibilidades de que escucharan mi lamento eran de 0. Con pesar me acerqué al muñeco destrozado y con un enorme cariño que no se de donde saqué, lo acuné en mis brazos.

    Lágrimas se escurrían por mis mejillas mientras acomodaba a esa inofensiva y destrozada marioneta sobre mi regazo, de verdad me tomé en serio eso de que lo imaginaba. Soy un monstruo… no lograré llegar a ninguna parte así, a excepción de… a la soledad, pensaba tristemente, sin dejar de acariciar al muñeco. Un nuevo lamento escapó de mi garganta, y con enojo, abrí el closet de elementos de entrenamiento, sacando todos y cada uno de los muñecos que había.

    Con enojo, arroje, esos monigotes por el suelo, y comencé a atacarlos frenéticamente, dando diestros golpes con mis puños desquiciados y golpeando lo que se interponga en mi camino.

    Soy una Hyuuga, no podía amar… ¿O acaso podía y lo negaba? No lo entendía, estaba confundida, ¿Por que siento esta presión en el pecho? ¿Y esas cosas en mi estomago? ¿Son mariposas? ¿Acaso estoy enamorada? Y si lo estoy, ¿Por qué de el? Me reclamaba a mi misma mientras que con ira destrozaba la cara de una de esas figuras utilizando simplemente mis manos, las cuales ya sangraban de tanto esfuerza. El es torpe, yo soy hábil, es tonto, yo soy seria, el es demasiado alegre, yo prefiero mantenerme fría, somos demasiado distintos para llevarnos bien, además ¿Qué hay de esa Moegi? Se pega a el como si fuera chicle en el zapato. Sencillamente no la soporto. ¿Por qué no me pudo gustar mejor Zen como a todas las chicas? Es mi amigo, compañero de grupo mió, guapo, pero no, yo tenía que elegir a ese bakka Me decía a mi misma sin dejar de llorar y golpear a esos muñecos con un punzante dolor en mi puño. Mi mano estaba rota, pero no me interesaba. ¡Eres una inútil Hanabi! ¡Una vergüenza para el clan! Ya te pareces a tu hermana Me reprochaba a mi misma.

    De verdad me recordaba a mi hermana, ella ama a ese tal Uzumaki, tiene el Inuzuka tras de ella pero no le hace caso, y vive sufriendo por como la compañera de equipo de ese muchacho, la tal Sakura, se lleva de maravillas con él. Aunque no quisiera admitirlo, en ella veía mi reflejo, y la gente tenía razón cuando nombraron segundo Naruto… a Konohamaru, con un sentido particular para mí. ¿Segunda Hinata? Pensaba y me repetía que no, que ello era imposible ya que yo era superior a mi nee-chan. Aun así continué golpeando frenéticamente, hasta que todos y cada uno de los espantapájaros quedaron rotos.

    Aun chillando, me dejé caer en el suelo, acostándome de costado y acariciándome mi sangrante mano rota. Mis lamentos a todo volumen cesaron y se transformaron en pequeños llantos. Sufría cruelmente el enorme dolor, pero no era el dolor de mi puño, era el dolor… de un primer amor.

    Me costaba aceptarlo, pero era la verdad, amaba a Konohamaru, sin siquiera entender como llegué a ese punto. Es que, el es bueno, gracioso, ayuda a los demás, una actitud realmente noble por su parte, es algo torpe, pero su torpeza le da ternura, despertando ese instinto materno mío, esas ganas de protegerlo como si fuera un bebé, esos deseos de que me diga “Te amo”… Pensaba. El primer amor, la verdad que me dolía, pensé que era algo hermoso, y digno de recordar pero, ¿Se suponía que era un bonito recuerdo el estar tirada en el suelo llorando por un muchacho? No, el amor era basura. Tomé la cabeza de uno de esos muñecos roto y la abracé con cariño, como queriendo protegerla, como si fuera él.

    —Lo siento, lo siento mucho— Susurraba yo cerrando lo ojos, desprendiendo lágrimas, y aprensando el muñeco contra mi con ambas mano, lo cual provocaba que mi izquierda, mi mano rota, sangrara mas y escurriera todo mi líquido vital sobre el suelo. Completamente devastada, no oía ni veía nada, ni siquiera me hubiera dado cuenta de la entrada de alguien, de no ser porque me comenzaron a sacudir un poco los hombros. Abrí los ojos lentamente y me encontré con un par de orbes negros que me miraban, me sonrojé brutalmente, pero no dejé de llorar, no podía evitarlo, esta sensación dolía, y mucho.

    — ¿Q-Que quieres?— Le pregunté intentando sonar agresiva a mi amado Konohamaru. El me miró preocupado y no se por que, algo desilusionado.

    —Hanabi-chan, tu mano esta rota y te sangra feo, hay que llevarte al hospital— Me dijo.

    —No quiero— Le respondí aun llorando, el apareció en frente mío.

    — ¿Qué te pasa? ¿Por qué estas tan mal?— Me preguntó el. Yo lo miré, pero cuando estuve por hablar, alguien me interrumpió, una voz chillona que odiaba con todo mi negro corazón se oyó detrás de mí.

    —Konohamaru, hay que apurarnos, no tenemos tengo todo el tiempo del mundo ¿Recuerdas?— Oí musitar coquetamente a la asquerosa rata que tanto detestaba, Moegi, quien quería quitarme lo que es mío, o más bien de mi corazón, MI Konohamaru-kun. La ira me invadió nuevamente y aun sin moverme de mi lugar, y mirando a un punto fijo en la nada, reventé la cabeza del muñeco de madera que tenía entre mis manos. Konohamaru me miró.

    —Oye Moegi, adelántate y avisa que llegaré algo tarde— Dijo el muchacho lo cual me hizo sentir feliz de no tener que ser yo la que expulsara a ese estorbo de mi casa. Oí cerrarse la puerta y al fin solo quedamos nosotros dos. Konohamaru se sentó en el piso a mi lado.

    — ¿Cómo entraste?— Le pregunté fríamente, con una expresión que me hacía parecer desalmada y sin corazón.

    —Por la puerta, jajaja— Se carcajeó él. Su actitud era desesperante, pero la verdad, era linda, y la adoraba. —Es que, quería pasar a ver si querías acompañarme a comer rammen, acabo de conseguir dinero de mi última misión— Me explicó el. Otra vez, esa furia irracional se apoderó de mí.

    — ¿Por qué no llevas a Moegi?— Le pregunté con un gesto de enfado y el agachó la cabeza. No estoy segura, pero puedo jurar que un sonrojo se había apoderado de sus mejillas.

    —No, ella… no lo se, solo… quise llevarte a ti, además, ella fue a encontrarse con Zen— Musitó el. ¿Moegi y Zen salían? Eso si que era extraño, pero me dejaba el camino libre. Lo malo era, que el último obstáculo que tenía, era yo misma, y era un obstáculo muy difícil de vencer.

    —A, bueno— Le dije yo. Sentí un punzante dolor recorrer mi brazo. Konohamaru había tomado suavemente mi mano rota. Un sonrojo de apoderó de mí. — ¿Q-Que… haces?— Dije yo con lo nervios colmados.

    —Tienes rota la mano… me duele hasta a mí— Me dijo y un estremecimiento se hizo presente en mi espina, y bajó recorriendo toda mi espalda.

    —Si, lo se— Le dije yo observando como se manchaba con sangre… por mí. Me ayudó a levantarme, y ambos nos sentamos en un rincón del salón.

    —Dime, estabas llorando, ¿Qué te pasó?— Me preguntó. Con nervios, comencé a jugar con mis dedos a pesar del dolor, sintiéndome estúpida, ya que pensaba que quedaba demasiado… Hinata.

    —Estaba enojada.

    — ¿Por qué?— Me insistió el. ¿Acaso nunca te rindes? Tú actitud a veces puede ser en vez de la causante de una risa mía, la causante de un problema. Pensé.

    —Es que…— Me costaba mucho decirlo, tenía mi orgullo, pero simplemente me rendí, aunque no le dije las cosas de frente. —M-Me gusta u-un… un muchacho, y… el n-no me quiere— Dije yo, y él hizo un gesto enfadado.

    —Ah, un chico, bien… es un completo idiota— Dijo el a lo que Hanabi lo miró sorprendida.

    — ¿Por qué?

    — Porque no te quiere, eres bonita, lista, fuerte, el tiene tu amor y no lo aprovecha… lo envidio— Dijo esto último por lo bajo.

    — ¿Cómo has dicho?— Pregunto ella sonrojada.

    —Bueno, que… lo envidio— Dijo el mirando a cualquier sitio en el cual no tuviese que cruzarse con el rostro de la muchacha.

    —Konohamaru ¿A que quieres llagar con todo esto?— Le pregunté yo. El me miró nervioso y Lugo volvió a correr la mirada.

    —bueno… yo… etto… Hanabi… Dime, ¿Q-Que… opinas de mi?— Me preguntó repentinamente. No sabía que responder, pero como la verdad completa era difícil de decir, le solté medias verdades.

    —Bueno… eres buen chico, y… gracioso, simpático…— Le dije esforzándome por no hacer locuras, aunque cuantas ganas tuve en ese instante de gritarle “¡Hey! ¿Eres idiota o que? ¿No ves que te amo?”.

    —Y… óyeme Hanabi-chan, ese chico que te gusta ¿Es tu primer amor?— Me preguntó.

    —Si— Le respondí sin titubear dándole una respuesta a su pregunta y a la mía interna. Konohamaru-kun, se había vuelto mi primer amor.

    — ¿De verdad?— Me dijo con un enorme dejo de desilusión. Yo asentí con la cabeza y el agacho la mirada. —ah, porque sabes… esta sensación rara… es algo nuevo para mi, y no lo entiendo… cuando te veo… pero solo a ti, no pasa con nadie más… cuando te veo… siento algo… raro, mi corazón, se acelera, y… siento que no hay nadie más. Se que es tonto decirte esto cuando se que gustas de alguien pero… despues de tantas noches en vela, me di cuenta de… de que te quiero Hanabi-chan— Logró decir al fin, rojo, Konohamaru. —Espero que no te hayas enojado, ya se lo de ese otro chico pero, yo no podía…— Coloqué mi dedo índice en sus labios, ya no necesitaba palabras como esas, solo quería oírlo repetir una frase.

    —Konohamaru-kun ¿Tú me amas?— Le pregunté yo y el me miró apenado.

    —Si… yo te amo— me dijo. Lo miré con una sonrisa.

    —Repítelo.

    —Te amo.

    —Repítelo.

    —Te amo— Entonces, me eché en sus brazos, sin siquiera pensar en detalles, como en que nos podían ver, o en mi mano rota. Mi llanto de pena se cambió por uno de felicidad.

    —Repítelo— Le rogué una vez más y el me miró con ternura, acurrucada como una niña pequeña en su regazo.

    —Te amo, Hanabi-chan, y no me retracto de ello— Me explicó. Me abracé más fuerte a él. Al parecer, la suerte me quería, pero más me quería, mi Konohamaru-kun.


    FIN

    ------------------------------------------------------------

    Pero que hice??? error de la naturaleza!! no se, dejaré las criticas en sus manos.
    saludos

    Ruriko-sama

    ruriko-sama
     
  2.  
    Danyeleth

    Danyeleth Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    29 Julio 2009
    Mensajes:
    28
    Pluma de
    Escritora
    Re: Soy una Hyuuga, no puedo amar (konohana)

    Es tan lindo, me ah echo llorar, ruriko-san, en verdad te felicito, eres una grandiosa escritora. La pareja es muy original despues de todo, ah sido tan romantico y a la vez, trsite, pero con hermoso final feliz, de verdad me enternecio, y fijaros que del "del odio nace el amor" en fin, te felicito por que es una muy exelente idea la que tu plasmaste, espero más de tus aportaciones, me gustan mucho.
    ¡Ciao!

    Att. estrella hyu
     
Estado del tema:
No se permiten más respuestas.

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso