Mi último reto :) Espero querida sea de tu agrado. SINFONIA El telón se abrió, dejando que el público presente esta noche en el teatro pudiera observarnos. Esta era la velada tan esperada, la gran soprano Alice Cullen y el prodigio pianista, Edward Mason protagonizarían el dueto tan anhelado. Suspiré melancólica, había más personas de las que usualmente acudían y me decepcionaba hasta cierto punto el saber que era solo por él. Mi nombre no era tan aclamado como el de Edward y por esa razón me vi obligada a compartir mi escenario con Mason. Salí de mis pensamientos abruptamente, al escuchar las dulces notas que los dedos de mi compañero producían por medio de las teclas del piano y al igual que en los ensayos, llegado el momento, acompañe la melodía con mi encantadora voz de soprano. Miré distraída los rostros extasiados de la audiencia, deteniéndome solo un par de segundos en el de mi pareja. Jasper como cada noche se hallaba en la primera fila, observándome con aquella devoción en su mirada y esa sutil sonrisa que solo me dedicaba a mí. La voz estuvo a punto de quebrárseme cuando la verdad me golpeó, al cruzar mi mirada con la de Edward, quien me veía con sus penetrantes y hermosas orbes verdes que lentamente me seducían. Mi corazón dio un vuelco cuando las ultimas notas fueron entonadas y mis voz poco a poco moría, la escena que mi visión esa mañana me mostro muy lejos no se encontraba ya. La lluvia de aplausos no se hizo esperar, abrumada dirigí mi mirada hacia el frente, todos se encontraban satisfechos con lo presentado. Cada persona nos mostraba su agrado al hallarse de pie, celebrando fuertemente mientras lanzaban hacia mi persona una lluvia de flores. Agradecida una sonrisa radiante les dedique y antes de desaparecer de la escena a Jasper miré, tratando inútilmente de excusarme por la traición que pronto llevaría a cabo. Él inocentemente un cariñoso beso me mando haciendo que por un momento mi corazón en mil pedazos se rompiera. El telón cayó, ocultándonos de las miradas curiosas y fue solo hasta entonces cuando Edward se acercó, con asombrosa lentitud la distancia acortó y con una sonrisa me dio a entente que ya sabía lo que sucedería. Una media sonrisa a mis labios acudió, me sentía culpable por traicionar al que por mucho tiempo considere el amor de mi vida, quien estuvo a mi lado cuando más lo necesite y que apoyaba con alegría cada una de mis locuras. Triste quise detener esto, dándome media vuelta, estando dispuesta a irme pero Edward, necio a que esto continuara me detuvo del brazo obligándome a verlo directamente a los ojos. Esas orbes verdes como la esmeralda lograron hacerme desistir, ocasionando que me quedara de pie frente a él, mirándolo, diciéndole con la mirada aquello que él ya sabía. –Me has hecho esperar demasiado mi pequeña duende –exclamó con su atrayente voz aterciopelada antes de que fundiera nuestros labios en un beso. Un beso que mi destino selló, que a los brazos de un extraño me entregó, que con solo un par de días mi corion robó y que indudablemente estaba dispuesto a permanecer conmigo siempre. Fue la música quien lo trajo a mi vida, fue en un concierto donde el episodio más feliz de mi existencia comenzó…
