Sin título

Sin título

Porque se sintió bonito que lo hicieras.

Este día en el que ya no llueve, en el que el cielo es azul, y motas de blanco adornan su claridad, me descubro observando la pequeña ventana en busca de la visión de tus zapatos cafés, reposando en el suelo fuera del salón.

Me encuentro albergando la esperanza de que estén allí de nuevo, delatando tu presencia que esperaba por toparse con la mía. Aunque sólo fuera para devolverme una sombrilla.
Aquella sombrilla, el sustantivo inexistente y no requerido el día presente.

Me es difícil prestar atención a la maestra. Sus labios se mueven mas no percibo sonido que llegue a mis oídos, porque todos mis sentidos se concentran en ese lugar, en ese pasillo.

Pasan los minutos; sus formas en el reloj se parecen cada vez más a aquellos que ya se perdieron en las gotas de lluvia que cayeron como suicidas en aquel día.

Sin embargo, el momento que debería aparecer tu figura al otro lado de la puerta, tan sólo es ausencia.

Porque se sintió bonito que lo hicieras.
Que esperaras por mí aquel día fuera del salón, aunque sólo hubiera sido para entregarme una sombrilla.

Porque se sintió bonito que por única vez fueras tú el que esperara por mí, y no yo, que espero por ti siempre, justo como lo estoy haciendo ahora.