Microrrelato Sin Estrellas

De nuevo para la actividad de las emociones.~
Hace tanto que no publicaba dos escritos en un día que hasta se siente extraño.

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Sin Estrellas​

Llevaba tiempo observándola, muchísimo tiempo. Parecía siempre sumergida en un mar de tristeza incomprensible, a veces la marea parecía bajar y un atisbo de alegría aparecía en ella, pero entonces el mar embravecía y la arrastraba a las profundidades. En muchas ocasiones la había escuchado llamarse a sí misma una persona realista, si bien podía serlo, la verdad es que caía en un terrible pesimismo que no le gustaba reconocer. Decía observar la vida en una escala de grises, cuando realmente gran parte del tiempo la veía como una profunda oscuridad.

Era una muchacha reservada, poco habladora y solitaria según algunos. Disfrutaba de observar paisajes, siempre con ese velo de tristeza cubriéndola. Generalmente era muy tranquila, evitaba el conflicto a cualquier costa, pero de repente podía pasar a estar en el polo opuesto, cargada de ira y resentimiento, se alzaba contra cualquiera que amenazara lo que era importante para ella. Así era, dos polos completamente opuestos en una sola persona, un desastre.

«Las cosas siempre pueden ser peor y, por desgracia, siempre tienden a empeorar» decía cuando alguien hablaba respecto a que su situación no era del todo terrible. Intentaba de todas las formas posibles mantener en pie a los otros, pero ella misma no podía sostenerse. Su fuerza estaba puesta en la estabilidad ajena, si esta se tambaleaba, su mar de tristeza se arremolinaba y se ahogaba en él. Esa era su debilidad.

Era incapaz de ver una salida en cada uno de sus conflictos, porque siempre sucedía lo mismo, cuando empezaba a tener esperanza, cuando se ilusionaba con una posibilidad de mejoría en lo que sucedía, todo empezaba a desmoronarse mucho más rápido. Los problemas empezaban a caer uno sobre otro, como un absurdo juego de apilar sin fin. Las experiencias habían oscurecido su visión del mundo, el que afirmaba estaba repleto de monstruos que se dedicaban a arruinar vidas, lo definía como algo horrible, maligno, venenoso e imposible de reparar. La bondad, la nobleza, la felicidad, esas cosas no entraban en su forma de ver la vida. Todo era como el inmenso cielo nocturno, sin una sola estrella que lo iluminara. No había luz para ella.