One-shot Setsunai (切ない)

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Amelie, 3 Abril 2022.

  1.  
    Amelie

    Amelie Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    12 Enero 2005
    Mensajes:
    7,815
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Setsunai (切ない)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1843
    Basado en el rol de Samurai Senso
    Personajes involucrados: Rengo y Hoshi
    Contexto previo: Después de partir de Ibaraki, Hoshi y Rengo emprendieron camino hacia su nuevo destino. Rengo sabía que ahora era prisionero, y que el clan Taira dispondría de él.



    [​IMG]

    —Come, seguro te va a gustar —mencionó Hoshi mientras Rengo lo observaba. Rengo se encontraba sentado frente a él en la carreta; la habían dejado acojinada por lo que no era tan incómodo el camino; Rengo tenía abrazadas sus rodillas con sus brazos ocultando la mitad de su rostro en ellas, sus ojos estaban muy rojos de tanto llorar.

    Hoshi seguía con la mano extendida hacia Rengo, en su mano tenía un dulce wagashi, algo que Rengo jamás había visto ni probado.

    —Es un dulce— Hoshi sacudió el dulce en forma de flor frente a Rengo, al ver que este no lo tomaba, Hoshi le dio una mordida y al terminar de comer volvió a hablar —Sabor melocotón.

    —Nunca he probado un melocotón—
    dijo Rengo sin levantar el rostro.

    Hoshi lo miró sorprendido —Es una fruta, es dulce.

    —He probado mochi, eran sabor té verde; no muy dulces como la miel, pero dulces—
    soltó Rengo un poco más tranquilo.

    —Ah, pues esto es aun más dulce que el mochi de té verde; pero no tanto como la miel; con una textura más parecida al mochi, es suave y se deshace en tu boca— le extendió la caja de dónde había sacado el primero —Tómalos, yo ya no puedo comer tantos.

    Rengo miró la caja por unos instantes para después extender la mano y sujetar la caja, levantó el rostro, sus lágrimas saladas se habían secado en su rostro bajo el sol, líneas blancas recorrían su cara pues no había ni siquiera limpiado alguna. Miró al interior de la caja, eran cinco dulces, faltando el que Hoshi tenía aun en mano.

    —Ahora soy su prisionero ¿Por qué no estoy atado?

    Hoshi sonrió — Porque te quiero libre

    —No soy tonto, ¿Sabes?—
    mencionó Rengo con molestia —Sé que ustedes deben tratarme bien para que no cause mayores daños. Siempre es así. Porque todos creen que si pierdo el control haré algo estúpido ¿Por qué nadie cree que puedo pensar por mi mismo?— mencionó directamente mirando a los ojos profundos de Hoshi, sin soltar la caja de dulces.

    —Todos creen que Mara controla cada decisión que tomas— explicó —Pero yo sé que no es así.

    Rengo lo siguió observando molesto —¿Cómo sabes que no es así?

    Hoshi se acomodó, ya era un anciano y estar en una posición por mucho tiempo le cansaba, además de que quería mostrarse solemne siempre, sin un cabello fuera de sitio, sin una mancha en su ropa; muy diferente a cómo Rengo lo había conocido —Sé que no es así. Es sencillo de entender, si Mara dictara cada una de tus acciones, tú serías el mayor problema del Imperio y de los Minamoto, sería a ti a quién todos quisieran detener. Y no es así — Le sonrió — Has sido capaz de controlar tus acciones; no porque alguien te obligó a hacerlo, lo has hecho porque amas más de lo que puedas odiar, no quieres causar daño, no quieres causar dolor. Incluso ahora, me consideras tu enemigo y no buscas el momento de atacarme. Sé que podría dormir aquí y tú no harías nada para lastimarme, sólo tratarías de escapar; porque por sobre el amor que posees, el miedo es superior.

    —Y esa es la razón por la que todos buscan protegerme; porque soy débil... un inútil. No me creen capaz de tomar mis decisiones; sólo cuando inspiraba miedo me tomaban en cuenta. ¿Debo ser así para que me respeten?—
    bajó la mirada a la caja de dulces.

    —No; no debes ser diferente para merecer respeto; y buscan protegerte por amor... tal vez expresado de una manera controladora, o un amor perjudicial; pero es amor. No por ello debe justificar que nulifiquen tus palabras; pero siempre lo harán si tú no pones un límite. Si sigues callando para evitar confrontamiento, jamás escucharán tu verdad.

    Rengo volvió a levantar la mirada, sus ojos se comenzaban a nublar nuevamente. ¿Por qué ese hombre desconocido parecía entenderlo tan bien? Fue entonces que recordó a Yuzuki, a todo lo sucedido en Kamakura con Kuroki y Kohaku, la imagen de la familia de Jin, sus hermanos e incluso Takeda con los Minamoto.

    —No contesté antes a tu inquietud, así que me explicaré ahora — habló Hoshi observando los cristalinos ojos de Rengo —No debo tratarte bien, yo quiero tratarte bien; porque te he querido sin haberte conocido antes, sin haber visto nada de tus acciones. Rengo... — Extendió su mano lentamente, quería sujetar su rostro; pero Rengo se alejó con algo de miedo. Hoshi no insistió, retiró su mano —Yo no busco lastimarte, yo busco disipar ese miedo que te controla. Sólo de esa manera, podrás comenzar a entender el amor al que eres merecedor desde nacimiento.

    —¿Lo merezco?—
    Preguntó Rengo, pero realmente no quería expresarlo, fue más una pregunta a sí mismo —¿Por qué quieres ayudarme? Sé sincero, notaré si mientes. Ahora veo con más claridad, no soy tan ingenuo.

    —Quiero ayudarte porque yo soy igual a ti; Rengo, yo soy el creador de shi; yo soy el culpable de que tu vida fuera miserable—
    colocó su mano al pecho — mi nombre es Harima Hoshi.

    Rengo dejó la caja de dulces a un lado, sus ojos se ampliaron haciendo que las lágrimas que querían contenerse por fin se desbordaran. Ante él tenía al culpable de su maldición, tenía a un abuelo que creía muerto. Lentamente comenzó a escuchar a Mara en su interior, y su odio comenzó a crecer, se notaba en su mirada.

    —¿POR QUÉ NO ME SACASTE DE KAMAKURA?— el grito de Rengo hizo que el caballo que tiraba de la carreta relinchara; obligando a su arriero a controlarlo. Le recriminó señalándolo y poniéndose de pie —Sabiendo que existía, sabiendo todo el terror que viví... me dejaste solo. Me abandonaste siendo que pude haber crecido con alguien que genuinamente me entendiera. ¿Por qué...?

    —Porque yo también tuve miedo —
    se sinceró Hoshi.

    —¿De mi?

    Hoshi negó y colocó su mano en el pecho, haciendo entender a Rengo que tenía miedo de sus propios demonios.

    —Sufrí de la locura al poseer a shi, el arma que yo había creado; un arma que no era capaz de controlar. Mi hermano Kaito me vio perder el control; él sabía que debía eliminarme antes de que cometiera más muertes; él siempre fue mucho más fuerte que yo, por lo que simplemente debía desarmarme— mencionó sin especificar demasiado —Era yo solo con Mara en mi mente; la voz de mi hermano no me alcanzaba, mientras la de Mara me atormentaba. A mi no me hablaba como un amigo, yo sometí su fuerza a mi voluntad y egoísmo; escucharlo era una tortura, una que no era capaz de soportar por mucho más tiempo.

    Hoshi miró a Rengo — Debía hacerlo callar... y Mara me prometió que callaría por siempre si hacía algo por él.

    Rengo seguía observando a Hoshi con ira, lentamente apretaba sus puños conteniendo sus ganas de explotar en aquel momento, pues comenzaba a suponer lo que Hoshi diría.

    —Solté a shi; y con ello le di a Kaito la oportunidad perfecta de acabar conmigo. Quedé tendido en un charco de mi propia sangre, pero yo sabía que no moriría allí, yo sabía lo que Mara quería. Y se lo entregué. Así vi como Kaito tomaba a shi, y lentamente, frente a mis ojos lo vi perder el control; asesinando tanto a aliados como enemigos; no hice nada por ayudarlo, tuve miedo y escapé, dejándolo solo. Sabiendo que volvería a Kamakura después de la guerra... dejé solo a mi hermano con la locura que yo había creado.

    —Tu cobardía te impidió volver...

    Hoshi afirmó.

    —Entonces...— Rengo se sentó nuevamente, sus ojos se alejaron de la ira, ahora buscaban respuestas —...no sabías de mi existencia ¿Cuándo supiste que yo existía?

    —Un amigo me lo dijo hace unos días

    Rengo observó a Hoshi, recordando sus acciones cuando lo conoció en Ibaraki, cómo se había enfrentado a Taiki y cómo había descuidado su propio bien simplemente para recuperarlo. Hoshi había cabalgado sin tregua para poder alcanzarlo a tiempo, dejando atrás sus dudas o miedos.

    —Impediste que ese hombre me lastimara; si no fuera por ti, iría en malas condiciones hacia Kioto....Gracias— mencionó Rengo con dificultad.

    —Eso es lo que debe hacer la familia—habló Hoshi con un dejo de tristeza —Eso es lo que debí haber hecho por mi hermano; por Hana...ahora lo hago por mis nietos. Porque Rengo yo...

    Rengo había guardado silencio respetuosamente, y sabía que Hoshi trataba de decir lo que ya era claro, pero que Rengo no estaba dispuesto a escuchar aun. Miró la caja de dulces y la volvió a tomar en sus manos, sujetó uno de los dulces, lo olió para después comerlo de una mordida. Hoshi iba a terminar su pensamiento cuando fue interrumpido.

    —Has mencionado a tu hermano, a Hana y tus nietos; pero no hijos ¿Por qué no tuviste hijos? ¿Te encomendaste al celibato?— preguntó Rengo con la boca llena, haciendo que la expresión de Hoshi se suavizara, su tristeza se esfumó ante aquella pregunta inesperada.

    —No es así... pero Rengo, debo decirte que yo...

    —¿Amor no correspondido? —Si en algo era experto Rengo, era en desviar los temas de conversación, incomodando al receptor de una manera tal, que este no podría volver al mismo tema. Pero era su manera de decir que no quería seguir hablando de aquello, quería relajarse, poder procesar a su ritmo aquella información; era una manera de mostrarle que estaba abrumado y que necesitaba huir.

    Hoshi sonrió, entendiéndolo. Pues ambos huían a su manera.

    —Un amor prohibido— completó Hoshi.

    Rengo lo miró emocionado —Vamos, cuenta... no puedes dejarme así.

    —Aun eres muy joven para saberlo—
    Lo molestó Hoshi

    —Ya soy todo un señor; ya dirigí mi propia Prefectura por...—hizo la cuenta mental — Dos días; dos días fui el gran señor de Kanagawa. Y cómo tu señor exijo que me cuentes.

    Hoshi soltó una risa —Oh,gran señor de Kanagawa, temo decirle que esa historia no es digna a sus oídos— bromeó.

    Rengo también rio, esta vez aprovechó y limpió su rostro con la manga de su haori —Estos dulces... son demasiado dulces; pero puedo acostumbrarme a ellos.

    —No debes acostumbrarte a ellos, puedo hacer del sabor que prefieras

    —¿Los has hecho tú?

    Hoshi afirmó

    —Quiero sabor amazake; y no me digas que soy muy joven para ello — aclaró Rengo.

    —Amazake será...
     
    • Ganador Ganador x 3
    • Adorable Adorable x 1
  2.  
    rapuma

    rapuma Maestre

    Géminis
    Miembro desde:
    17 Marzo 2014
    Mensajes:
    3,874
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Ver a Hoshi cómo si no fuera la máquina que finge ser, sino un humano; un tío preocupado por el bienestar de su querido sobrino, me encanta. Seikanji lo ve como un tipo aburrido y amargado, pero realmente todo parece indicar que es todo lo contrario.

    Hoshi sí se preocupa por su familia, pero... ¿Kato sabe que aun vive? Dios. Esto se está poniendo cada vez más retorcido e intento unir hilos de conexión con cosas que no tienen sentido, pero acá estamos, en plan detective para unir este puzzle que me está matando de la intriga.

    Me encantó! Rengo sigue siendo un niño cobarde, pero finalmente encontró a un familiar que sí lo quiere. Rengo no es un personaje que me caiga relativamente bien, me da un poco igual su historia pero como que el entorno de personajes con los que se crió, al menos para mí, lo hacen interesante. Hoshi vivió con Mara y ahora sí que podrá ayudar a su sobrino a controlar ese poder que no sabe cómo.
     
    • Fangirl Fangirl x 2

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso