One-shot de Naruto - Sencillez

Tema en 'Fanfics Terminados de Naruto' iniciado por Rahzel, 21 Noviembre 2018.

  1.  
    Rahzel

    Rahzel Usuario popular Comentarista empedernido

    Aries
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    12 Mayo 2018
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    Escritora
    Título:
    Sencillez
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1815
    Personajes: Kakashi; OC
    Palabra: reloj
    Actividad: palabra por palabra
    Pecado capital: Envidia
    Nota de autora: como me gustan los retos, hago dos retos en uno.

    Sencillez

    Si la vida fuera justa, podrían estar juntos como una pareja normal haciendo todo lo que ella soñaba y pocas veces podía llevar a la práctica. En cambio, estaban entre una pila de papeles y libros dispersos alrededor suyo buscando la forma de terminar pronto con sus deberes. Lo peor de todo es que casi llevaba unos tres días de ver a su novio unos pocos minutos, que, entre sus deberes y reuniones, apenas podían pasar más de diez minutos juntos. Y pronto tendría una visita a la aldea escondida entre la arena, por lo que sus encuentros se verían reducidos ¡mucho más!

    —¿Por qué tenía que ser Hokage? Podría haberse quedado como un ninja normal y no estaríamos así —bufó Fuyuki apoyando su frente entre los papeles que le quedaba por clasificar antes de mandarlos a que Kakashi los revisara.

    La reunión estaba durando más de la cuenta y al estar con el consejo ella no podía participar, nadie que no fuera parte de él podía estar en esa mesa rodeando al señor feudal y hablando sobre temas importantes del país y su futuro. Todo eso a la asistente del Hokage le valía un soberano pimiento ¡ella quería estar con su novio! ¿Por qué algo tan sencillo podría resultar una misión tan difícil para ella?

    Fuyuki estaba aburrida. Miró el reloj que marcaba las cuatro de la tarde ya, su novio llevaba dos horas en esa reunión y desde el almuerzo que ella no lo veía por culpa de todas las cosas que tenía que hacer. Enfocó su vista en los papeles una vez más y se levantó abrumada de tantos números y palabras rebuscadas que no decían absolutamente nada. Salió al balcón a tomar un poco de aire y mirar a las personas caminar. Lo que más le molestaba en ese momento era ver a alguna pareja caminando tomados de la mano.

    —¿Por qué…? —susurró triste apoyándose en el barandal con la cabeza entre sus brazos.

    El viento soplaba fuerte y helado y aún con el pantalón corto y la blusa sin mangas, ella parecía no inmutarse, ensimismada en lo que veía. Era tonto sentir envidia por algo como eso, tenía un novio maravilloso que la amaba, pero… sí, ahí llegaba el bendito pero que le hacía difícil manejar sus sentimientos.

    —Estúpido trabajo —balbuceó sintiendo caer una tela sobre sus hombros volteando a ver a su novio.

    —¿Por qué es estúpido el trabajo? —preguntó acomodando su haori sobre los hombros de su novia, abrigándola del clima frío.

    —Porque me aleja de ti.

    Kakashi la abrazó acariciando la cabeza de su novia, dudó de darle la noticia que tenía para ella. No era bueno con lo que le acababa de decir, pero ¿Qué podía hacer él? Tenía una aldea completa qué proteger, no sólo a ella.

    —Fuyuki-chan, creo que esto no es mejor. Mañana parto a la aldea de la arena.

    —¡¿Qué?! ¡¿Cómo?! ¿Por qué? Me prometiste que pasarías el fin de semana conmigo —dijo ella pasando del enojo a la tristeza en apenas un instante.

    Kakashi apretó el abrazo. Estaba seguro de que se lo iba a tomar peor, y tuvo suerte de que no fuera así hasta que sintió hipar a Fuyuki entre sus brazos y deseó que se hubiese enojado en vez de estar a punto de llorar en sus brazos.

    —Intentaré regresar antes —dijo frotando su espalda.

    —Eres malo cumpliendo promesas. Siempre lo has sido, Kakashi-kun. Un día romperás un récord.

    Él se rio y la hizo mirarlo. Puso su frente contra la de ella y cerró los ojos tomando las manos de su mujer.

    —Esta vez, cumpliré y no podrás volver a usar ese argumento en mi contra si vuelvo antes de que termine el domingo.

    Fuyuki intentó recomponerse ante ese desafío que le lanzaba. Se cruzó de brazos con una sonrisa incrédula mientras él corría sus lágrimas con sus pulgares, recomponiéndose a medias al pensar en poder ganarle y pedir algo tan sólo para ella. Kakashi alzó las cejas sabiendo que ella estaba pensando en algo que podría dejarlo a cuadritos, fue por eso, que se adelantó a cualquier cosa que ella pudiera decirle.

    —Apostemos, podrás pedirme lo que quieras si no cumplo mi palabra —dijo él.

    —Quiero una cita, sin interrupciones ni misiones ni teléfonos —dijo claramente con las manos en su cintura. Él la vio con los ojos bien abiertos y se rio ante lo que pedía, por poco y había pensado que iba a exigirle algo más que eso. A veces, se sorprendía de lo sencillo que era complacerla y, sin embargo, a él le costaba demasiado con todo el trabajo que surgía. Ser líder de la aldea era demasiado para un sólo hombre y él lo sabía bien. Pero sólo cuando Naruto estuviera listo para asumir el cargo, él lo abandonaría y hasta eso, con su novia a su lado, estaba seguro que estaría bien. Sabía que no importaba qué tan largo, hastiado o fastidioso fuera su día, ella siempre iba a estar esperándolo y él, haría lo que fuera para devolver un poco de la devoción y el amor que ella le demostraba, aún si llegaba cansado o sin fuerzas, estaba más que confiado de que por Fuyuki haría lo que fuera.

    Kakashi se bajó la máscara y le dio un beso en los labios sellando su apuesta de aquella manera antes de volver a su trabajo y que ella retomará el suyo.

    ******​

    El fin de semana estaba muy cerca de llegar a su fin y Fuyuki estaba en casa, a la espera de Kakashi. Iwao-kun la seguía por la casa mientras la mujer intentaba apaciguar sus ansias yendo de la sala a la cocina, de la cocina a la sala, mirando por la ventana mientras se mordía la uña del dedo pulgar. Fuyuki no estaba tranquila ni cómoda ni se había sentido a gusto en la casa estando sola todos esos días, aunque si bien se mantuvo entretenida, no era lo mismo que pasar los días con su novio y no podía terminar de sentirse a gusto en aquella casa si es que él no estaba cerca o al menos, tenía la certeza de que regresaría pronto.

    Cayó rendida en el sillón y antes de pensar si quiera un poco, se levantó y el pato dio un brinco de la misma forma.

    —Iwao-kun, iré a comprar la cena ¿Quieres venir? —preguntó mientras el pato la seguía hasta la puerta, donde tomó el paraguas. El ave aleteó y dio la vuelta. Fuyuki se rio y la abrió, se quedó unos instantes viendo la tormenta, sumida en sus pensamientos.

    Estaba oscuro y llovía a cantaros. Kakashi prometió volver esa noche… pero no así. Miró al cielo y entrelazó sus manos cerrando los ojos y haciendo algo que ella nunca realizaba: rezar. Con semejante tormenta, no podía arriesgarse a andar y esperaba que hubiese sido sensato y estuviera a resguardo.

    —Sólo por esta vez, te permitiré llegar tarde. Pero cuídate —dijo en un murmullo cerrando los ojos esperando que Kakashi estuviera bien. El petricor bailaba en su nariz sin poder evitar pensar que su novio estaría bajo la lluvia, intentando cumplir una tonta apuesta con ella, con las manos frías y el corazón cálido esperando su bienvenida.

    Puso su mano en el pomo de la puerta, lista para marcharse. Si llegaba esa noche, al menos, lo esperaría con una cena caliente y precocida. El paraguas resbaló de sus manos cuando creyó ver a un hombre en el tejado, empapado deteniéndola de marchar. Fuyuki quedó helada echándose a llorar y entre el impulso, se arrojó encima de él haciéndolo caer, quedando los dos bajo la lluvia.

    —¡Idiota! —le dijo entre lágrimas. Pero estaba feliz, no podía negarlo. Lo amaba y amaba ese instante en que estaba a su lado, existía, vivía en su tiempo y espacio ¡mucho mejor! Entre sus brazos.

    —Tus bienvenidas siempre están llenas de amor —ignoró que lo había insultado, abrazándola y dándole un beso en la cabeza mientras la lluvia seguía cubriéndolos sin darles tregua. Empapado como él estaba, no le importaba, pero Fuyuki simplemente había cedido a la lluvia sólo por él.

    —Mira cómo llueve. Semejante tormenta y tú viajas así. Es peligroso —dijo alzando la vista. Sus lágrimas se confundían con la lluvia y así, evitaba que la viera llorar, sin embargo, los rastros de preocupación mezclados con alegría se reflejaban en su faz.

    —Es sólo agua —se rio bajándose la máscara— cumplí con mi promesa ¿no? Aún no termina el domingo —le dio un delicioso beso en los labios que se mezcló con el agua de lluvia que empapaba sus rostros y supo mejor que nunca aquel contacto entre sus labios. Ahora, que su corazón encontraba el palpitar más normal en brazos de su prometido, Fuyuki podía sentirse tranquila, más cómoda, estaba en su lugar favorito: los brazos de Kakashi y así, no podía pedir absolutamente nada más que quedarse así por siempre. Pero el agua de lluvia la hizo enfriarse y tembló entre sus brazos, preocupándolo.

    Fuyuki se levantó y Kakashi la siguió. La atrapó entre sus brazos y le dio un beso en su oreja, susurrándole que había ganado la apuesta.

    —Me estoy arrepintiendo de haber pedido tan poco —dijo él rascándose la nuca. Vio al frente y vio al pato mirar todo desde la seguridad de su hogar— ¿tú no saldrás a recibirme? —El ave graznó y caminó al interior de la casa.

    Ambos se rieron y lo imitaron. Sus dedos helados y húmedos se encontraron en el interior de la vivienda. Fuyuki rebosaba felicidad, tan alborotada se la veía que Kakashi admiraba lo mucho que se estaba conteniendo.

    —Ve a darte un baño caliente —dijo él quitándose el abrigo mojado en la entrada. Fuyuki se aferró a su torso, sin importarle nada.

    —Sólo si vienes conmigo.

    Ella lo jaló suavemente de la mano y Kakashi, imitó el gesto y lo hizo a la inversa, trayéndola contra su pecho y abrazándola. Fuyuki se acurrucó entre sus brazos. No le importaba que su piel estuviera fría ni que tuviera la ropa mojada mientras estuviera a su lado. Acarició la cabeza de la joven y descansó su barbilla en su cabeza después de darle un beso. Fuyuki sonrió como no había sonreído en todos esos días que estuvo alejada de él, finalmente, lograba sentirse tranquila. Alzó la vista buscando encontrar su mirada con la de él y se sintió plena, saboreando un nuevo beso de sus labios. Sólo así sabía que su mundo estaba completo; que todo tenía sentido; que no había otro sitio en el que pudiera ser feliz que no fuera en brazos de su querido Kakashi.


     
    Última edición: 6 Noviembre 2019

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