Explícito [Self-insert || Colección de song-fics] Nos conocemos muy bien.

Tema en 'Literatura experimental' iniciado por Zireael, 2 Diciembre 2018.

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    Zireael

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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Drama
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    12
     
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    ¡Hola! Los siguientes escritos son para la actividad de The Pacman, la versión HARD de Una canción, un drabble. Él me dijo que sí podía publicarlos en colección, so...

    Nota importante: TODOS tendrán en común el universo de Cielo Nocturno, mi long-fic self-insert. Eso sí, no necesitan conocer a los personajes para leer estos micros/drabbles, pueden leerse como si fueran personajes equis.
    Cada texto será autoconclusivo y, por lo general, introspectivo.
    Las narraciones en primera persona corresponden a Crow (yo, básicamente) y las en tercera serán de otros personajes, de los que colocaré su nombre más por una cuestión de orden propio.
    Eso sí, espero que se entienda el porqué del título de la colección conforme vaya publicando los demás micros. Si todo sale bien, deberían ser doce xD
    La canción para este primer micro.


    Then what have I got
    Why am I alive anyway?
    [...]
    I've got life, I've got my freedom.



    Esta fue la versión que terminé por escuchar.


    Nos conocemos muy bien





    I

    Temida Libertad
    354 palabras



    Nada.

    Eso era lo que quedaba.

    Nada. Absolutamente nada.

    Negro. Vacío. Blanco cegador.


    Me llevé las manos al rostro y me froté los ojos con fuerza antes de levantarme de la cama.

    Toda la casa estaba a oscuras, no me interesaba siquiera encender una luz, pero algo me impulsó a caminar hacia el cuarto de al lado, siguiendo el camino de memoria.

    Abrí la puerta despacio y me recibió una negrura aún más densa que la del resto de la casa. Deslicé la mano por la pared hasta que di con un interruptor y lo accioné. La luz me encandiló unos segundos.

    En la pared frente a mí había un pequeño tocador con su respectivo espejo. A la izquierda estaba el ropero.

    Me mantuve en la puerta, viendo sin ver aquel espacio. Sentí una brisa fría en la espalda que supe provenía de la habitación que hace apenas unos días había sido de mis padres.

    Avancé hasta estar frente al espejo y casi no fui capaz de reconocer la imagen que este reflejaba.

    El cabello desordenado, la palidez, las marcadas ojeras, el tatuaje en el brazo. Era yo, sí, pero faltaba un gran fragmento de mí. Siempre había faltado, pero ahora el agujero era enorme.

    Sentí el suave pelaje de Ío en mis piernas y una parte de la carencia que notaba, pareció volver a su lugar un momento exageradamente breve. Fue como si las nubes que cubrían mi cielo se hubiesen movido un segundo.

    Pude reconocerme, pero también vi a mi madre a través de mí, a mi padre, a mis amigos. Los vi a todos, un pedazo de cada uno había ayudado a darme forma y por eso… solo por eso debía apreciarme.

    Me senté frente al espejo e Ío saltó a mi regazo de inmediato.

    Respiré profundo, tomé el cepillo y comencé a pasarlo lentamente por mi cabello, ridículamente anudado.


    Vacío.

    No.


    Si lograba levantarme y soltar las cadenas que mi propia personalidad había colocado a mi alrededor, este cuerpo y esta vida con los que estaba tan resentida, serían mi libertad.

    Y la deseaba con tanta fuerza como la temía.
     
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    El Calabazo

    El Calabazo Y dime, ¿Quién soy yo?

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    Entre la versión de Nina y Lisa hay un mar de sentimientos completamente diferentes, hablando de la canción.
    Nina era agredida por su esposo, y ella a su vez lastimaba a su hija Lisa.
    Nina canta con frustración en su dulce jazz, Lisa canta con amor a su madre, amor propio en ese jazz actual.


    El escrito está muy lindo, me parece el inicio de una historia interesante.

    Espero a ver cómo te tomaras las siguientes canciones y espero leer las otras 11 partes.

    Te dejo la tarea de finalizar esto y ya sabes... no caigas
     
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    Zireael

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    SEGUNDA RONDA.
    El lobo aka Altan Volkov, muchachito disfuncional con el que Crow mantuvo una relación.
    Hidra aka Dhaval Krall, relacionado a la constelación del mismo nombre, particularmente a su estrella alfa.

    La canción:


    Fight, babe, I'll fight to win back your love again.







    II

    Búsqueda Enfermiza

    426 palabras



    ¿Qué era lo que había hecho mal? ¿Había cometido realmente un error tan grave?

    El recuerdo me golpea como una bofetada.
    Me veo a mí misma con el rostro amoratado por el llanto, escupiendo las palabras a gritos. Expresando directamente el dolor que estaba sintiendo desde hace meses, el cansancio emocional que cargaba conmigo.

    Eso fue. ¿No?

    La terrible oscuridad del pozo de mi mente palpita y casi puedo escucharla descubrir los colmillos.

    Me convertí en una agresora. Me empujaste al borde.

    Sin embargo, amaba al lobo y este lo sabía de sobra, por ello hacía y deshacía a su antojo, por ello me había cortado las alas y me había mordido la yugular. Porque se lo permití.
    Se lo permití e intenté recuperar lo que estaba perdido desde hace meses, intenté recuperar su maldito amor que ansiaba de forma enfermiza.
    Luego de haberme convertido en una criatura completamente disfuncional, decidió huir.

    Después de masticar mis alas fue tragado por las sombras y allí habita. Las paredes del pozo están manchadas con su sangre.

    Miro las cicatrices en mi brazo izquierdo, casi imperceptibles.

    La imagen del desgraciado lobo se mezcla con la de alguien más, los ojos ámbar se oscurecen y no tardo en reconocerlos, después de todo me han perseguido desde hace poco más de un año.

    ¿Qué es lo que debo hacer?

    Ambas imágenes se superponen y no es porque la Hidra me recuerde al lobo o viceversa sino porque me encuentro en igualdad de condiciones con aquel entonces. Estoy sedienta por un amor ideal, ilusorio, inexistente pero que sigo buscando de todas formas.

    Lo veo en ellos. En los ojos ámbar del lobo y los de obsidiana de la Hidra; busco en ambos algo que no encuentro en mí misma.

    El reflejo en los ojos oscuros me regresa un atisbo de lo que parezco ansiar, pero no hay más.
    Algo lo retiene y no he logrado averiguar qué es.

    Cometí un error. Me enamoré de otro muchacho disfuncional, arisco, inseguro y que decidí convertir en mi mejor amigo.

    Siento la calidez de un brazo al deslizarse sobre mis hombros y atraerme hacia sí. Pertenece a quien nombré Hidra.

    ¿Es acaso el orgullo lo que te aparta de mí?

    La calidez de su cuerpo me dice lo contrario, pero su corazón está cerrado sobre sí mismo.

    Parece no confiar en mi sincero intento de amarlo plenamente.
    Siento que nunca lo hará, pero sé que continuaré allí hasta que el calor de esta estrella vuelva a derretir mis alas.
    No hay otro camino para mí.
     
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    Zireael

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    Canción de esta ronda.

    Strumming my pain with her fingers, singing my life with her words, killing me softly with her song.
    La introspección de este joven está enfocada en Crow, a quien conoce desde hace tiempo.
    No hay sucesos importantes de la línea temporal central aquí, aunque pareciera ser que sí.







    III

    Péndulo

    Dhaval Krall
    386 palabras



    Era tímida, quizás en exceso, particularmente callada pero atenta a lo que ocurría a su alrededor.

    Hablábamos poco, a pesar de que parecíamos tener cosas en común; más tarde descubriría que se debía a su estado mental por aquel entonces.

    Faltaba a clases constantemente y poco se sabía de ella realmente. Tenía una habilidad para pasar desapercibida y de primera entrada aquella timidez y cerrazón a su entorno podía hacer que se le considerara arisca o hasta hostil. Yo mismo consideraba que algo de arisco y árido tenía su carácter si no se llegaba a tratar con ella.

    Sin embargo, ese jueves, que ahora me parece tan lejano, había algo diferente en ella. Era como si en menos de seis meses se hubiese convertido en una persona distinta, pero a la vez no había dejado ir a quien era antes.

    Había en su mirada una fuerza que antes creía inexistente e incluso su forma de andar había cambiado, pero tras de esa actitud había algo más, que no sabía identificar del todo.

    Su forma de tratar conmigo también cambió y en cuanto nos dimos cuenta estábamos más involucrados de lo que hubiésemos podido creer.

    Le tenía verdadero aprecio y ella me lo tenía a mí, sentí una pincelada de él la primera vez que me compartió la calidez de sus brazos. Lo tuve aún más claro cuando me siguió brindando ese privilegio.

    Ya no había marcha atrás.

    En algún punto de aquel cambio, supe que teníamos entre ambos un acuerdo silencioso, o tan silencioso como creíamos posible. Su afecto era más nítido a pesar de lo titubeante que parecía al demostrarlo. Expresar lo que sentía le provocaba tanto dolor como tranquilidad. La mataba lentamente, era evidente para mí. Aún así su cariño era más constante de lo que podía ser el mío, pero creo que era consciente de que correspondía a él de alguna manera.

    La verdad era que su mera presencia había coloreado mi vida sin siquiera pedir permiso para hacerlo. Algo en su acto de querer, de amarme como sabía que lo hacía, tenía cierto aire vandálico, contradictorio, bello pero ciertamente frágil.

    Temía actuar incorrectamente y fragmentarla como sabía que habían hecho antes. Me balanceaba como un péndulo entre ese miedo y la necesidad de expresarle el cariño que había crecido a pesar de las enredaderas que parecían rodearla.
     
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    CUARTA RONDA YA.
    Lel esto se me fue de las manos, la verdad.
    Me imagino esto sonando en un bar, siempre me lo he imaginado.


    I just want to tell how I'm feeling, gotta make you understand.
    Never gonna give you up, never gonna let you down. Never gonna run around and desert you.







    IV

    Chispazo

    251 palabras


    Me miró de soslayo y sonrió de una manera en que solo lo había visto sonreírme a mí. Era cálida y había en ella algo de timidez, casi imperceptible.

    Se llevó la botella a los labios y por alguna razón tuve que evitar mirarlo a los ojos.

    Muchísimas veces le había dado vueltas a nuestra situación. A mi profundo deseo de mostrarle mi afecto, de amarlo plenamente. Sin embargo, creí que aquellas ilusiones infantiles nunca iban a materializarse, lo aseguraba con tal certeza que hasta a mí misma comenzó a resultarme convincente.

    Extendí mi mano hacia él y la tomó, entrelazando sus dedos con los míos. Su piel estaba fría.
    Me atrajo hacia sí, pasando su brazo por sobre mis hombros y lo sentí estamparme un beso en la mejilla que, tibio, fue como si me recorriera todo el cuerpo.

    Lo adoraba, esa era la única verdad. Mi afecto era genuino y creo que lo sabía. Mi constancia no dejaba espacio a la duda.

    La corriente eléctrica que había sentido en otras tantas oportunidades con su inocente tacto era ahora más poderosa que nunca.
    Dejó la botella sobre la mesa y buscó mis labios. La electricidad se dispersó erráticamente en cuanto fusionó nuestros alientos.
    No importaba que lo intentara, no tenía control alguno de mi cuerpo, de mis reacciones, de la respuesta del fuego que me recorría las venas, avivado por un litro gasolina.

    Lo cierto es que ambos sabíamos que nunca estuve dispuesta a rendirme. Esta era mi anhelada recompensa.
     
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    Lel, entregué tarde pero bueno xDDD

    La verdad es que con mi humor últimamente no sé cómo esto salió tan turbio, joder.
    Crow, como otros personajes, es un Roc. Las referencias a desgarramiento y alas son literales. En línea temporal central no se narra, creo, qué pasa durante la mente de Crow la primera vez que sus alas le rasgan la espalda, así que esto es una suerte de "What if?".
    El lobo: Altan Volkov.
    Cor Hydrae: estrella alfa de Hidra, constelación asociada a Dhaval Krall.
    Sirius: estrella alfa de la constelación del Can Mayor, asociada a Altan Volkov.







    V

    Delirio

    264 palabras


    Negrura. Vacío. Algo parecido a la ira.

    En la oscuridad se escucha un ruido que recuerda al de la tela al desgarrarse, junto al traqueteo de unas alas húmedas.

    Imágenes borrosas relampaguean en mi memoria, pero nada me permite descubrir dónde estoy o qué está pasando.

    Quema. El ardor se me esparce por todo el cuerpo, como una llamarada.

    En las tinieblas casi puedo escuchar el rechinar de dientes, que trae consigo recuerdos con gusto a alcohol, sangre y vómito.

    Tensión. Dolor.

    La piel se rasga, el denso líquido rojo fluye, mi memoria se descarrilla y ningún engranaje calza. Una a una las piezas se rompen y la personalidad que alguna vez creí sólida, se desmorona y forma una amalgama imposible de reconocer.

    Alas negras, dañadas, inútiles.

    La luz de una vela ondula en la oscuridad y lejos, como en otro mundo, me parece verlo observando como esas malditas alas destrozan mi espalda.

    Esas alas de insecto.

    No. No el lobo. Es la hidra.
    Me observa en silencio con sus ojos de obsidiana y no detecto en ellos nada.

    Vuelo hacia una bombilla.

    Siento la sangre deslizarse por mi piel por incontable vez ya.
    Sé que aquellos ojos inexpresivos reflejan algo que no pertenece a Cor Hydrae, sino a Sirius. Tal indiferencia ante mi dolor no estaba en nadie más.

    La sonrisa canina que se le forma en el rostro lo confirma y la luz de la vela al titilar le regresa el tonor ámbar a su mirada.

    Espera paciente, como un depredador. Tiene la esperanza de verme morir, para consumirme hasta los huesos.
     
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    455
    Lo de siempre. Todo lo relacionado a la constelación de la Hidra: Dhaval Krall. Lo relacionado al Can Mayor: Altan Volkov.

    Si me tocas no serás capaz de manejarlo, soy el fuego ardiente. Antes de que dañe algo, por favor alguien que me detenga.







    VI

    Dominio

    360 palabras

    Eres la única mujer con la que habla frecuentemente.

    Eran esas las palabras mágicas. Eso y nada más. Pero con ellas vino un plus que marcaría la diferencia.

    Sí siente algo por ti.

    El conocimiento quema de una forma exquisita, ¿no?

    Siempre lo supe. Siempre lo sospeché.

    Las paredes del autodesprecio se desmoronan a mi alrededor. Acabo de recuperar un poder que se me fue arrebatado de golpe hace cosa de un año.

    Es el que desprende el saber que he tenido influencia sobre otra persona. No solo eso. Sobre la persona que tuvo influencia en mí.

    Mi mente parchada de rojo fluye con una rapidez ridícula. Esa pintura oscura y espesa recorre cada vena de mi cuerpo; pero no solo eso, gotea desde el filo de un pico serrado que no parece mío.

    Se me ha otorgado algo que en mis manos es ridículamente peligroso: poder absoluto.

    Siento la soberbia surgir de un lugar que creí derrumbado hasta los cimientos. Brota con la espontaneidad y rapidez de una malahierba; y es casi igual de indeseable, pero me encanta. Ambas tienen la misma belleza de la resistencia.

    Se nota la diferencia de cuando no estás con él a cuando sí lo estás. Basta con mencionarte.

    ¿Así era como se sentía? ¿Esto era la confianza?

    A la luz del sol de mediodía, desde la azotea de aquel horrible edificio gris, lo veo salir con paso tranquilo.

    El viento agita las plumas de mis alas y me revuelve el cabello. Una corriente eléctrica me recorre el cuerpo, pero es distinta a la que me provoca su tacto. El placer que genera es distinto, ciertamente agresivo. Tóxico.

    El muchacho está a mi merced. Lo estuvo desde antes de siquiera darse cuenta, porque al final siempre alcanzo lo que deseo, tarde o temprano.

    El juego ha cambiado. Hasta ahora habías conocido a una criatura insegura y aterrada, pero ya no existe. Sin siquiera darte cuenta acabaste con ella.

    Te dije que no debías cederme dominio, por mínimo que fuese.

    Conocerás al Tramposo. El verdadero cuervo ladrón.

    Robé algo más valioso que a la estúpida Sirius.

    Llevo el corazón de la Hidra atado al pecho.
     
  8. Threadmarks: VII.
     
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    Palabras:
    810
    ME SUBIRÉ AL EVA SIN LLORAR COMO SHINJI, SUBIRÉ AL EVA CON EL ORGULLO DE ASUKA.

    Chico hermoso, aún no te diste cuenta de cuan hermoso eres.
    [...]
    Aunque no sé cómo consolarte, quiero verte otra vez.







    VII

    A través de enredaderas

    717 palabras

    La criatura se revuelve en el suelo con violencia, ajena a cualquier cosa que suceda a su alrededor. La enorme cola golpea el suelo y las paredes.
    Se lleva las garras al rostro y consigue arrancarse más de una escama dorada de la piel. El rugido que le surge de la garganta me hace vibrar el cuerpo.


    No sé qué le causa el dolor que está sintiendo, pero me da la sensación de que preferiría estar muerto.

    Gira sobre su propio eje y su columna se deforma en ángulos que en otras circunstancias uno consideraría imposibles.

    En el pecho expuesto brilla una gran escama de apariencia iridiscente. La luz le arranca reflejos tornasolados y su belleza contrasta con aquella extraña escena.

    Cuando la bestia posa sus oscuros ojos en mí, doy un paso inconsciente hacia atrás.
    Su mirada de obsidiana rodeada de escamas me atraviesa y avanzo un par de pasos en lugar de continuar alejándome. Algo en aquellos ojos negros y la escama tornasol me obligan a acercarme.


    Los rugidos se transforman gradualmente en un extraño lamento y el dolor parece haber comenzado a retroceder. Sin embargo, hace el intento por volver a desprenderse las escamas del rostro.

    Tras de mí escucho el rozar de plumas y, antes de permitir que se siga lastimando, coloco mis manos sobre una de sus inmensas garras.

    Reconozco el brillo de sus ojos entonces, a través de las escamas.

    Me dejo caer de rodillas y pronto el gran reptil apoya su cabeza en mi regazo. Lo rodeo con mis alas, encerrándolo conmigo.


    Hidra, ¿qué han hecho contigo?

    Vuelve a lamentarse y la inmensa placa iridiscente que tenía en el pecho, cae al suelo.

    Despierto de golpe y siento a Ío sobresaltarse a mi lado.

    Tengo la respiración agitada y un nudo en la garganta con un terrible gusto salado. Estuve al borde de echarme a llorar.

    Hidra.
    Tengo que ver a Hidra.


    Me levanto a toda prisa, apenas logrando colocarme los zapatos y salgo de la habitación.

    Lo que le causa dolor no es externo. Está en su interior.

    Cierro de un portazo y me dirijo hacia la otra ala del edificio. Noto a través de las ventanas el tono rojizo del cielo; apenas está anocheciendo.
    Tomar una siesta no resultó tan bien como uno creería.

    Avanzo rápida y torpemente. Cuando llego a mi destino dudo respecto a lo que estoy haciendo.

    Echo atrás como hice en mi sueño con tintes de delirio, e igualmente decido saltar al vacío.

    Golpeo la puerta con mayor tranquilidad que la que siento realmente. Se abre despacio y me reciben los ojos de obsidiana de la hidra.

    Ahora siento el dolor de la criatura de mi sueño.

    No encuentro las palabras que siento necesidad de decirle desde hace tiempo y ni siquiera logro recordar si quería decirle algo realmente.

    Me abalanzo a sus brazos y lo aprisiono con fuerza entre los míos. Tarda en reaccionar pero pronto siento que me rodea la cintura y sus manos rozan las plumas de mis alas, que debieron surgir sin que me diese cuenta.

    Recuerdo la preciosa escama en el pecho de la hidra dorada y me aferro a mi amigo aún con más fuerza.

    Lo amo. Amo cada estúpido fragmento que conozco de él.

    Las brillantes escamas le recubren el corazón, iridiscente como una mancha de óleo.

    Si no te amas, yo lo haré por ti.

    Me llega su aroma y debo controlar el impulso de cubrirle el rostro, del que intentó arrancarse escamas, con besos.

    Sé dónde estás. Es ese mismo lugar terrible en el que he habitado por tanto tiempo.
    Si no eres capaz de ver tu propia belleza, te ayudaré.
    Ven, seré tu espejo.


    Pone algo de distancia entre nosotros y hace contacto visual una vez más. Esquivo su mirada; mi intento por escapar hace que me tome la cabeza con ambas manos y deje un beso en mi frente.

    Este lenguaje carente de palabras me resulta críptico, pero lo acepto sin chistar.

    Mis alas crean una suerte de capullo a nuestro alrededor.

    En la oscuridad, la calidez de su cuerpo tranquiliza mis emociones descarriladas y siento sus músculos relajarse entre mis brazos.

    Las enredaderas de nuestras personalidades han permitido que crezca algo más entre ellas.
    Ambos lo sabemos.

    Es solo amor.
     
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    Entregando tarde, como siempre :v
    Tbh esta canción no encaja en NADA de CN, pero bueno.
    Ya haciéndole cabeza, esta cosa de los 12 días de Navidad siempre me ha recordado a los 12 deseos de Año Nuevo así que alv, lo hice sobre eso.
    Aclaraciones vergas: la referencia a la prisión con nombre de muerte es a la base Thánatos de las FAL (Fuerzas Armadas de Luminous —universo de CN—), donde los personajes principales se encuentran en determinado punto de la línea temporal central.







    VIII

    ¿Qué es lo que falta?

    Aydan Kwok
    227 palabras



    Una. Hogar.

    Había encontrado mi familia en ellos y había acabado por traicionarlos sin siquiera saberlo.

    Dos. Lealtad.

    Había dejado que lastimaran a quienes tanto amaba mi mejor amiga.
    ¿En qué me había convertido?

    Tres. Confianza.

    Aún así, continuaban a mi lado. No se irían, ahora lo tenía muy claro.

    Cuatro. Salud.

    Era lo menos que podía pedir para todos nosotros en este mundo podrido.
    Sin embargo, estábamos corrompidos.

    Cinco. Perdón.

    Crow necesitaba perdonarse a sí misma antes de hacer cualquier otra cosa en su vida y… yo también.

    Seis. Amor.

    Mamá me amaba y quería que siguiera amándome después de lo que había hecho. Papá me amaba a pesar de lo que había hecho con nuestra familia y quería que continuase así.

    Siete. Paz.

    Un maldito y anhelado privilegio. Tranquilidad para todos nosotros.

    Ocho. Libertad.

    Deberíamos largarnos de esta prisión con nombre de muerte.

    Nueve. Valentía.

    Nos hace falta a todos para irnos de aquí.

    Diez. Impulso.

    A Crow y a Hidra les hace falta un empujón.

    Once. Sanación.

    Luego de todo esto necesitaremos ayuda para volver a ser nosotros mismos, porque nos hemos olvidado en el camino.

    Doce. Alegría.

    Cada uno la tiene más que merecida.
    Sacrificios, dolor, dudas, temores. Todos deben desaparecer para permitirnos sentir aunque sea un atisbo de alegría.

    Tragué las doce uvas con una rapidez que casi me hace ahogarme, pero lo logré.
     
  10.  
    Zireael

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    Leo
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    Escritora
    Título:
    [Self-insert || Colección de song-fics] Nos conocemos muy bien.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    12
     
    Palabras:
    738
    Creo que otra vez se me salió de las manos.

    If you had one shot or one opportunity to seize everything you ever wanted in one moment, would you capture it or just let it slip?
    Aclaraciones, again: Se hace referencia a Hidra forcejando con Crow una vez más, esto refiere precisamente al capítulo siete de la línea central, en el que por cierto Adalet abofetea a Crow para hacerla reaccionar. En ese momento, toda la situación se dio porque Crow atentó contra sí misma en un episodio que pudo rozar la disociación y ellos dos la detuvieron. Básicamente aquí deben repetir la historia.
    El personaje femenino es una persona equis, porque se podrían insertar varias figuras en ella.








    IX

    Perdida

    Adalet Bristow
    570 palabras




    Noté su cabello revolverse por el viento, metros por encima del suelo, en la azotea del edificio.

    Los rizos tenían una apariencia viva y por un breve instante me recordaron a las víboras del cabello de Medusa. El sol le arrancó un reflejo a lo que sujetaba y tardé en darme cuenta de que se trataba de un arma. Un rifle de francotirador.

    El corazón se me detuvo en el pecho.

    Sentí el impulso de acercarme y detenerla. De lanzar el arma al vacío, pero en el momento en que volteó a verme, sus ojos opacos entre la mata oscura de su cabello me hicieron detenerme en seco.

    Regresó la vista al frente, a la mirilla, y ajustó la posición de aquel monstruo de pólvora que le hacía parecer aún más pequeña de lo que ya era.

    Me acerqué al borde de la azotea y clavé la vista en el que parecía ser su objetivo. Una mujer.
    La mirada no me alcanzó para reconocerla.

    Se me formó un nudo en la garganta que no me dejó hablar siquiera.


    —Sacaré de mi camino a quien sea, Ada —habló claro, pero la ventisca hizo que llegara a mí como un susurro extraño. Volvió a ajustar la posición del arma—. Sacaré del camino todo lo que estorbe, aunque tenga que atravesarle el cráneo a todos.


    No era ella. Quería creer que no lo era, sin embargo, la melena negra, los ojos ámbar y aquellas delgadas manos no pertenecían a nadie más. Era ella… y a la vez no.
    El cuervo había clavado su rencorosa visión sobre su objetivo y ahora no había marcha atrás.

    En un abrir y cerrar de ojos, el muchacho que tanto amaba estaba forcejeando con ella, como aquella vez.

    El monstruo que sostenía se desplomó desde la azotea y noté que la chica a quien estuvo a punto de estallarle la cabeza echó a correr.


    —¡Melyen, basta! —La firmeza de la voz del chico regresó mi atención a ambos.


    Tenía que esforzarse por mantenerla contra el suelo, porque sus delgadas manos clavaban las uñas en cuanto tuviese al alcance. Un fino hilo de sangre brotaba de alguna herida en su cuello.

    Sus alas habían surgido y se batían torpemente contra el suelo.

    Cuando reparé en su rostro me di cuenta que su expresión estaba deformada como si estuviese gruñendo y los colmillos resaltaban en su boca.

    Algo estaba mal. Terriblemente mal.

    Me acerqué a ambos, porque no creí que pudiese solo con ella. Fue cuando se dirigió a mí nuevamente, dejándome congelada.


    —No te atrevas a abofetearme. —Había en su mirada una fiereza animal que nunca había detectado.


    Dhaval aprisionó su cabeza contra el suelo. Las uñas de la chica le dejaron surcos en el antebrazo.


    —Basta, cariño. Basta ya de esto. Regresa, vuelve donde estabas... —Pareció debatir consigo mismo un instante y cuando Crow volvió a forcejear, a pesar de que aquella sola palabra de afecto parecía haber regresado un fragmento de ella, escupió las palabras— vuelve donde estabas cuando comenzaste a amarme y volvamos a casa. Todos.


    Lo último lo dijo mirándome de soslayo.

    Aflojó la presión sobre el cuerpo de Melyen, con una confianza que me resultó estúpida, teniendo en cuenta que estaba sangrando por su culpa.


    —Ha sido suficiente. —La escuché murmurar.


    Se echó a llorar como una niña.

    Sus decisiones habían ido demasiado lejos. Se había perdido y, una vez más, debíamos recuperarla.
     
  11.  
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    207

    Forever and one, I will miss you. However, I kiss you.








    X

    Hilos Escarlata

    150 palabras



    La piel cede a la presión de la filosa hoja y brota un hilo de sangre.

    Es demasiado tarde, lo sé bien.

    Este cuerpo, ¿es mío? Sí, supongo.


    Vuelvo a deslizar la cuchilla transversalmente, cerca de la muñeca. Brota otro hilo escarlata.

    Duele. Duele amarlo y no dejaré de hacerlo.

    Sin importar todo el daño que me haya causado, no he dejado de quererlo y por ello me odio.

    Quiero dejar de sentir esto.


    Una herida más. Cualquiera diría que son los rasguños de un gato.

    Fui una estúpida y nadie puede poner eso en duda.

    Confié ciegamente en aquel niño y arriesgué absolutamente todo por él. Me arriesgué a mí misma y me perdí… casi irremediablemente.

    Maldito lobo.

    Maldita yo.

    Maldito y nefasto amor.

    No. Obsesión. Siempre fue eso.


    Uno, dos, tres cortes más.

    Y sin embargo, ¿qué no hubiese dado por un beso suyo, aunque tuviera un gusto amargo?

     
  12.  
    Zireael

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    Tbh la canción no está tan mal, pero a nivel visual odié demasiado la animación lol.

    I cannot pretend why I never like your new boyfriends.







    XI

    Posesión

    297 palabras




    Su actitud era ciertamente arisca, brusca, y aunque se notaba a leguas cuando le tenía cariño a una persona, su forma de demostrarlo pocas veces era dulce.
    No iba a mentir diciendo que la entendía, porque realmente su comportamiento me resultaba incluso más críptico que el de Hidra.

    Compañía no le faltaba, pero pocas veces estaba realmente conforme con alguno de los pretendientes que aparecían en su vida.
    Ciertamente, yo tampoco estaba conforme con ellos. Ninguno era capaz de tratarla como merecía y a más de uno le faltaba un tornillo; aunque yo no era quién para juzgar aquello.

    Era una terca que buscaba un perfil demasiado específico de persona y a mí me parecía que no entendía que el amor no funcionaba de esa forma. Me sacaba de mis casillas.

    No pedía para ella alguien con extrema belleza, me daba lo mismo. Solo esperaba que llegase alguien capaz de amarla por quien era, de apoyarla, de ayudarla a ser libre de aquellas cadenas en las que ella misma se envolvía, para no amar a nadie de forma romántica.

    De alguna manera, una de esas cadenas era yo misma. La confianza que tenía en mí y el genuino cariño presente entre nosotras hacían que mi opinión tuviera un peso en sus decisiones.

    Poder.

    En más de una ocasión era ella quien había clasificado mi comportamiento, ya no solo hacia Hidra, sino hacia su persona, como celoso; claramente posesivo, y era la verdad.

    Estaba dispuesta a sacarle los ojos a cualquier indigno que cometiera el error de acercársele. Después de todo era de mis mejores amigas.


    ¿O acaso mi amor por ella tenía un tinte distinto?

    No. Al menos eso quería creer.


    Deseaba que alguien la amara con la misma sinceridad que yo lo hacía. Eso era todo.
     
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    Welp, hemos llegado al final con todo y atrasos.
    Realmente me encanta haber participado en esto, a pesar de alguna que otra canción por ahí xD pero fue una experiencia genial y creo de que mucho provecho para profundizar en Cielo Nocturno un poco más, sin andar pensando que tengo que encajarlo todo en los acontecimientos de la línea central.
    Ya que estamos cerrando, el nombre de la colección viene de una canción de Nothing But Thieves:


    Filthy impetuous soul I wanna give it to you ,oh, just to see what you’d do 'cause I'm so drunk on you.
    Baby, you're all that I want. I want you all to myself. Oh, but you know me too well.
    Si bien al final casi todos los micros o relatos son narrados desde el punto de vista de Crow, creo que hay tres que no lo son y pertenecen a otros personajes: Dhaval Krall, Adalet Bristow y Aydan Kwok. Tres de los personajes más cercanos a Crow, es decir, tres de las personas más cercanas a mí. Es por eso, también, que la colección lleva este título.
    Este último relato es una suerte de cierre, quiero creer (si el Calabazo no sale con una cosa rara) y también una resolución personal de mi 2017 y 2018.
    Aclaración: la "ella" a la que refiere poco después de empezar el relato es Nicole Geier Király, prima fallecida de Crow.
    Además, hay un párrafo que pertenece a lo que ya está publicado de Cielo Nocturno.





    Nos conocemos muy bien
    Relato Final




    XII

    Mil Plumas

    589 palabras


    Una a una, las oscuras y desgastadas plumas recuperaron su brillo lustroso y fuerza. Las alas conservaban su estructura, pero parecían nuevas y yo misma sentía que lo eran.

    Soplaba una brisa deliciosa, que traía consigo el frescor y el aroma del océano; me revolvía el cabello en direcciones aleatorias. De fondo, como un murmullo, se escuchaba el romper de las olas. Estaba en casa, ¿no era así? Sí, claro que sí, porque ella estaba en la brisa y en las cálidas aguas marinas; porque aquí recordaba cada verano que había pasado en su compañía.

    Sobre mi regazo tenía un cuaderno de bocetos un poco más grande que una hoja tamaño carta y a mi alrededor, sobre un parche de hierba, estaban los lápices de colores desperdigados. En el papel se veían manchas de color, al menos a primera vista, pero al mirarlo con detenimiento se podían observar las siluetas de diferentes aves. Sin embargo, en el centro estaba aquella figura oscura como las alas que llevaba en la espalda; el cuervo. Siempre sería así.

    Me llevé las rodillas al pecho, abrazándolas junto con el cuaderno, e inhalé la brisa marina. La sensación que me golpeó el pecho fue familiar y tuve, una vez más, la certeza de que finalmente estaba bien, aunque esta vez se le sumó algo. Tuve claro que era una persona nueva, muy diferente a la que había sido a mis trece años y durante gran parte de mi adolescencia, hasta casi mis diecinueve. Ya no era aquella chiquilla tan tímida que terminaba llorando al hablar en público, ni aquella adolescente tan resentida con el mundo que había terminado por cerrarse sobre sí misma, atrapando todo el dolor en su interior, y que no soportaba el tacto de otro ser humano aunque lo anhelaba con todas sus fuerzas, y había dejado de ser la chica suicida de hace apenas un par de años, que se hacía daño y que hubiese preferido morir ahogada en alcohol que enfrentarse a su enjambre de emociones carentes de dirección.

    Era capaz de sentir algo más que miedo, dolor y resentimiento. Había descubierto en mí y en los demás una luz que creía extinta. Había descubierto una maravillosa estrella, que nunca colapsaría como había hecho Sirius.

    A través de las hojas del árbol que me daba sombra, sentí los rayos del sol acariciarme la piel, tibios, alcanzando cada una de mis cicatrices. Más de las que hubiese deseado tener antes de los treinta años y aún más de las que creí que me provocaría mi propia mano en toda mi vida, quizás, pero ya no importaba.

    Había triunfado sobre mí misma, con quien mantenía una encarnizada lucha constante. Más que triunfar, había logrado hacer las paces con cada una de esas versiones de mí. La aterrada. La insegura. La perdida. La narcisista. La arrogante. La impertinente. La descarriada. La buena. La dolida. La responsable. La rencorosa. La perfeccionista. La herida. La evasiva. La esto y lo otro.

    Miré los lápices esparcidos a mi alrededor, desordenados.

    No había perfección en el trabajo que me había llevado años realizar en mi personalidad, así como no la había en ninguna cosa hecha por la mano del hombre; pero sin duda era lo más cerca que había estado nunca de algo remotamente parecido aunque sabía que aún habían raíces que me mantenían limitada.

    El cuaderno se me resbaló del regazo y los colores vibraron bajo el sol que se filtraba a través de las hojas. Por un instante, las aves parecieron estar en movimiento.
     
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