Segundo botón.

Castañeaba sus dientes, sudaba su frente, checaba su reloj a cada minuto que pasaba. Movía sus manos con un ritmo inaudible y miraba hacia la puerta gris del fondo con desespero.
¡Malditos nervios!
No, tenía que ser fuerte. Había practicado las posibles respuestas que recibiría, y había ensayado su dialogo más de cien veces. Se sentía preparada, lista, pero... algo faltaba.
Movió su cabeza con negación y suspiró hondo.

"Ryan, ¿podrías darme tu segundo botón?"
Sí, así lo diría.

Ryan era la persona más cercana a ella y ella era la más cercana a él.
No dudaría que recibiría de él el preciado botón que desde hace meses había mirado analíticamente hasta casi el punto de perforarlo con la mirada.

Suspiró hondo y en el momento en que vio la puerta del aula abrirse se apresuró a acercarse y recibir al chico de sus sueños.

Abrió los ojos de par en par y por un momento quizo estar soñando.
¿Ryan y... Angelique?
Los vio agarrados de la mano como si fuera lo más normal del mundo. Sus miradas se cruzaban con sentimiento y sus ojos brillosos de felicidad podían percibirse. Vomitivo en todo caso.

Dirigió su mirada hacia la chaqueta de Ryan. Sí, ahí seguía el botón, el preciado botón.
¿Debería renunciar a él?
Giró su cuerpo a dirección contraria y comenzó a caminar, pero paró al instante. Giró de nuevo en dirección de Ryan y corrió como si su vida dependiera de ello.

Los dos jóvenes la miraban aterrorizados y con miedo. ¿Qué rayos haría Karla a esa velocidad y hacia donde ellos estaban?
Karla paró a casi milimetros de la pareja y agachó la mirada. Sacó su mano del bolsillo izquierdo y con un movimiento rapido y casi invisible, arrancó el botón de la chaqueta de Ryan y salió como un rayo del lugar.
La chica en cuestión tenía en su mano izquierda lo que añoraba desde hace tiempo, aunque quizás no de la manera en que era correcta. Paró cuando su aliento le impedia correr más y abrió su mano con sonrisa victoriosa.
Abrió de nuevo los ojos de par en par y deslumbró parte de la tela del chaleco de Ryan junto con el botón.
Sí, quizás se había pasado de fuerza. Por primera vez amaba sus clases de kick-boxing y defensa propia. Sí las amaba, ¿verdad?
Escuchó su nombre siendo gritado por los pasillos y se puso a temblar.
Ryan iba por ella.
Ryan la mataría.

Bueno, antes de su muerte había cumplido su objetivo: conseguir el segundo botón de Ryan.



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Realicé la historia para ver si podía realizar una historia sin dialogo y que lograra a entenderse a base de contar cada movimiento y sentimiento.
¿Qué les pareció?