One-shot Seelie [TENUMBRIS]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Gigi Blanche, 17 Mayo 2021.

  1.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master yes, and?

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,827
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Seelie [TENUMBRIS]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1902
    N/A: Traigo algo breve y simple sobre el pasado de mi personaje, ese que no recuerdan ni recordarán pero mi five me impide no pensar el respecto (? Llevo ya un tiempo linkeando canciones de CLANN en mis posts con la niña, es música que conozco desde hace un buen tiempo y cuando me di cuenta lo mucho que su aesthetic se asemejaba a mi personaje tuve que preguntarme si acaso no les habría robado parte de la idea sin darme cuenta. De la forma que fuera, una vez lo pensé ya no pude ignorarlo y todo siguió espiralando. Descubrí que CLANN es parte de un proyecto llamado KIN Fables, de una productora canadiense pequeñita que busca crear un universo cinematográfico. El caso es que siento haber topado con un alma semejante, siento que hay alguien ahí afuera que comprende a la perfección la forma en que trazo muchas cosas en mi cabeza y es hermoso. La música, los colores, los personajes, los escenarios y las vibes que transmiten. La forma en que me siento oyendo el rugido del océano o viendo los juegos de luces entre las copas de los árboles. Me golpea con fuerza por las similitudes que encuentro con un universo propio, uno que sólo consta de tres relatos cortos pero que siempre soñé con expandir está publicado acá y se llama Los Hijos del Océano.

    Cuestión, KIN Fables tiene filmada una trilogía de cortos y un video musical, éste último de la canción que uso para el fic. Los dejo linkeados para quien sea que se lea este tocho y quizá le de curiosidad porque, de verdad, es una de las cosas más hermosas que vi en mi vida, de esas que descubres y quieres compartir con todo el maldito mundo. No puedo dejar de pensar en eso, que esa mierda tiene la forma de mi alma, y todo esto fue lo que acabó impulsándome a profundizar en La Hija.

    Belu invested af en sus personajes? No, qué crees.

    Sin más pollo, adentro ficazo.





    Come away, O human child!
    To the waters and the wild
    With a faery, hand in hand,
    For the world's more full of weeping than you can understand.


    .
    .
    .

    Sobre la pared aparecían sombras. Eran las noches donde la luna parecía un enorme disco blanco, como los platos de comida o las máscaras dentro del armario. La luz se filtraba por el vapor de las cortinas, recortaba el horizonte en las cosas y proyectaba sus sombras. A veces llegaban más nítidas que otras. A veces necesitaba entrecerrar los ojos y observarlas a lo lejos, y a veces no se iban aunque les pidiera que lo hicieran.

    Había una sombra, la más caprichosa de todas, que no me abandonaba nunca. No recuerdo con exactitud a qué edad empezó a visitarme, quizá siempre estuvo conmigo. Tenía mucho talento, sabía predecir cualquier movimiento que hiciera sin importar cuán extraño fuera. Al principio la retaba a imitarme, convencida de que eventualmente fallaría. Saltaba, giraba, me tumbaba en el suelo y me asomaba desde atrás de la cama a destiempo. Diseñé cientos de secuencias complejas para las noches donde la luna pareciera un plato de comida y la sombra me visitara. De tanto en tanto me alcanzaban melodías tenues desde lugares remotos y las usaba a mi favor, me ayudaban a inventar nuevos movimientos. Esas eran caprichosas también, nunca supe con qué criterio les apetecía visitarme o no, de modo que aprendí a recibirlas fuera cuando fuera.

    La sombra sólo venía cuando las demás lo hacían, suponía que eran una gran familia y ella, un poquito tímida.

    Estuve muchísimo tiempo jugando a retarla hasta que me rendí, aparentemente no había forma de ganarle. Al comienzo me frustó, incluso me enfadé y la eché, señalándole la ventana y demandándole que regresara a la luna. No hizo caso, caprichosa como era, y no sólo eso, sino que siguió pavoneándose de su talento e imitando hasta el más sutil de mis movimientos. Me pareció muy grosero de su parte, pensé que éramos amigas y me subí a la cama para recoger las piernas y abrazarlas, hundiendo el rostro allí dentro. Si la ignoraba quizá se aburriera y me dejara en paz, ¿verdad?

    No sé cuánto tiempo permanecí inmóvil en esa posición hasta que espié a la sombra por primera vez. Allí estaba, imitándome. Solté el aire por la nariz como un toro cabreado y regresé a mi escondite, cerrando los ojos con fuerza. No aguanté mucho, sin embargo, para espiar de nueva cuenta. Nada había cambiado. Enderecé el cuello lentamente, la sombra igual, y arrugué el ceño. Esas cosas no podía verlas. Nunca sabía si estaba enfadada o animada, triste o asustada, sólo sabía de ella lo que ella veía de mí. Era como las máscaras del armario y la luna cuando parecía un plato de comida. Lo dudé bastante, sentí una opresión fea en la garganta y el fantasma de unas manos grandes y olorosas encima de mi boca. Lo dudé bastante pero al final me armé de valor.

    Y le pregunté.

    Si estaba bien, si se había enfadado conmigo. Le pregunté por qué venía con cada luna, si no tenía una casa donde pasar esas noches. Cómo hacía para imitarme tan bien, quién le había enseñado. Si se sentía sola, si estar en la pared no le daba frío. Si le gustaba jugar conmigo.

    Acabé por incorporarme, sin una sola respuesta. No tenía forma de explicarlo pero sentía la necesidad de animarla. Me di cuenta que la prefería persiguiéndome por toda la habitación en vez de verla allí, hecha un pequeño ovillo. Me detuve en el centro de la luz plateada que bañaba la recámara, afirmé los pies descalzos a la madera y alcé un brazo lentamente, separándolo de mi cuerpo. A la altura de mi pecho comencé a extender la palma, primero un dedo, entonces dos, recogí el codo y conecté el vaivén hasta mi otro brazo. Permanecí inmóvil un segundo, sin dejar de observar los movimientos de la sombra, y comencé a deslizar un pie hacia el costado. Lo acompañé con el torso, mis dedos apuntaron al techo y giré sobre mis talones al cerrar la amplitud. El cabello, plateado bajo la luna, oscuro sobre la pared, danzó a nuestro alrededor y la tela vaporosa del vestido también. Estaba sucio y raído, tenía unas cuantas aureolas amarronadas pero en el cuerpo de la sombra lucía pulcro, lucía regio e importante. Me pareció que se sentía mejor, la idea me puso muy contenta y seguí danzando hasta que el aliento no me dio más.

    Era la primera vez que podía bailar con alguien. Me recordó a los libros de cuentos que guardaba debajo de la cama, esos que la señora de ojos cansados me había pedido que mantuviera ocultos. Estaban llenos de ilustraciones bonitas donde las princesas portaban vestidos magníficos y los caballeros danzaban con las hadas en los claros del bosque, bajo la luz de la luna, hasta que el alba despuntara y su felicidad debiera reducirse al polvo.

    Ahora yo también tenía un caballero.

    Lo malo era que no podía tocarlo, supongo porque era un poquito tímido. Siempre que intentaba acercarme a la pared él comenzaba a disolverse como el aire que revoloteaba fuera de mi boca en invierno. Decidí aceptarlo sin reproches, no quería volver a verlo tan triste como aquella noche y además un poco lo entendía.

    A mí tampoco me gustaba mucho que me toquen.

    Con él descubrí el sonido de mi propia voz, adquirió forma en mi mente e incluso me atreví a tararear algunas de las melodías que me visitaban de día, cuando allí afuera brillaba el sol. Le conté de las cosas que, recordaba, su luz iluminaba. Era mucho más cálida e intensa que la luna. Por las mañanas lucía blanca a través de las cortinas, luego dorada y entonces, justo antes de la oscuridad, se prendía fuego. Anaranjada, rojiza o incluso rosa, similar a las flores de tallo largo que crecían debajo de los árboles. Era un espectáculo de colores que moría encima del horizonte para darle la bienvenida a la luna. Ojalá algún día pudiera verlo de nuevo y, por qué no, llevarlo conmigo. Creo que ya entendía cómo remover los tablones de madera de la ventana, pero aún me daba bastante miedo la idea de hacer enfadar al señor de las manos grandes y olorosas. Por alguna razón le molestaba mucho que conociera al sol o que pudiera darle forma al piar de las aves, o a los traqueteos como de carreta o a las melodías distantes. No lo entendía, pero al menos la luna no le molestaba.

    Gracias a eso había conocido a mi caballero.

    Siempre me visitó. No venía todas las noches pero cuando lo hacía, se quedaba un montón de horas. A veces creía verlo más nítido que otras, a veces se esfumaba y luego reaparecía. Quizás estuviera triste o tuviera problemas en casa, entonces danzaba; giraba, brincaba y acariciaba el espacio entre nosotros hasta hacerlo sentirse mejor. O me ataba la sábana al cuello y jugábamos a ser de la realeza, o me anudaba las máscaras del armario tras la cabeza y nos movíamos como animales del bosque. Estaba el Soplavientos, el Ojo Negro, el Dientes Chuecos, el Sonrisa de Heno y el Alas Gruesas. Podíamos jugar a ser todos ellos o sólo nosotros mismos, el caballero y el hada.

    Llegué a creer que existía para salvarme.

    Pero un día jamás volvió.

    Fue una noche de verano que estábamos danzando y la brisa sopló con demasiada fuerza, agitando los árboles y trayendo consigo la esencia de las melodías. Me emocioné mucho, tanto que no lo pensé bien al abrir la ventana para que mi caballero pudiera oírlas mejor. Eran las canciones que siempre le cantaba, las que le habían dado color y forma a mi voz. Eran las canciones que sonaban en mi mente al bailar con él por horas, y horas, y horas. El aire de verano era dulce y me agitó el cabello de hueso, plateado bajo la luna. Por un segundo todo estuvo bien en mi pequeño mundo.

    Me di cuenta que había cometido un grave error apenas me alcanzó el sonido de los zapatos rebotando en los escalones del pasillo. Eran pesados, grandes y olorosos, como sus manos, y el cuerpo se me bañó de un sudor helado.

    La luz del pasillo era amarillenta como la del sol pero me resultaba sucia y opaca, siempre lo había hecho. La puerta se golpeó contra la pared donde mi caballero bailaba conmigo, y tanto él como la música desaparecieron ante el azote de la madera. Apareció otra sombra en su lugar, recortada por las lámparas de kerosene. Más grande, más pesada, más sucia y olorosa.

    Era oscura.

    Y la luz del pasillo desapareció.

    Más oscura que mi sombra.

    La de luna también.

    Más oscura que cualquier cosa.

    Y mi voz consigo.
     
    Última edición: 17 Mayo 2021
    • Fangirl Fangirl x 2
    • Ganador Ganador x 1
  2.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,772
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    why hello darling uwu ¿sabes? sé que no tiene mucho sentido comentarte este fic a estas alturas teniendo en cuenta como está la situación con Tenumbris y tal, pero es que simplemente no podía quedarme tranquila si no te comentaba un fic tan freaking beautiful, así que lo haré de todas maneras, hmpf.

    Y sí, es que sinceramente si tuviese que describir este fanfic en una palabra sería: hermoso. Todos tus fics me encantan, eso tú lo sabes, porque escribes bien bonito, perra, y hacer fics más poéticos es tu especialidad, pero te prometo que este tiene algo especial que los demás no llegan a tener, o quizás no todos, al menos. Es extremadamente bonito, y es aun más impresionante teniendo en cuenta que en realidad estás escribiendo escenas tan sencillas y cotidianas. Por supuesto, también influye mucho el personaje, al fin y al cabo la hija tiene ese toque mágico en su sola existencia también.

    La verdad es que me causa muchísima curiosidad, quiero saber qué onda con aquella sombra que la visita, por qué no la dejan ver lo que sucede de día pero sí de noche y quién es el señor de las manos pesadas y olorosas. Y es que esa es otra cosa que admiro muchísimo de tu forma de escribir: incluso sin ser un escrito de misterio en sí, consigues a la perfección darle el toque justo de suspense para dejarte queriendo saber más. Porque quiero saber más sobre la vida de la hija antes de Tenumbris, y en gran parte por la forma en la que has escrito este fic... e incluso por sus posts dentro del rol. también porque well, es un personaje tuyo and im a isimp u-uwu

    Creo que te lo dije en su momento porque es algo que pensé mucho y sigo pensándolo: este fic y el personaje me recuerdan mucho a un libro que me he leído. "La música del silencio" se llama, y es un spin-off de un personaje que sale en la saga principal de "El nombre del viento", y te juro que me da las mismas vibes. No te quiero contar mucho, porque es una saga preciosa y realmente prefiero recomendarte que te lo leas, pero a la hija me la imagino exactamente como a la chica del libro: pelo blanco, delgada, ropa raída, vive en una zona de no muy buen aspecto. Hace mucho que me lo leí, puede que tenga los recuerdos difusos, pero si alguna vez te lo lees me gustaría saber si también te llegaron a dar las mismas vibes con el personaje (que seguro, o eso espero, reconoces).

    ANYWAYS, que me ha encantado este relato, de verdad que sí, me ha llenado de un sentimiento de tristeza pero a la vez de una manera muy bonita, if that makes any sense. Realmente es todo lo que te quería decir, porque es lo que más me ha marcado del escrito, pero además la historia es interesante, sin lugar a dudas. Yo también le monté un mini-background a mi personaje, ¿sabes? Para entender un poco sus motivaciones y porque es así. Pensé en escribirlo y ahora que el rol está como está se me quitaron las ganas, pero sinceramente... puede que me anime a hacerlo ahora que he vuelto a leer tu escrito, kinda me has inspirado un poquito a ello. Ni idea, ya veré, solo lo cuento aquí porque sí de todas formas (?)

    SO that'd be all, love ya <3
     
    • Adorable Adorable x 1

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso