Secretos Dormidos

Hola muy buenas noches, espero que hayan tenido un muy buen inicio de semana. Acá les dejo este pequeño escrito. Ojalá les guste ^.^)/




Empezaría por un recuerdo feliz y lleno de luz, pero realmente mi historia no comienza así. La vida para mi “vida” se calificaba como una hermosa oportunidad de encontrar lo que nos llene plenamente. Pero para muchos lamentablemente, como yo, no hubo oportunidad. Y hasta ese momento yo lo creía. A pesar de las circunstancias me mantuve firme, fuerte e “invencible”. Sin embargo, no era suficiente para llevar una gran carga, no a esa edad. El pasado era mi sombra, las imágenes de mi niñez eran tristes, llenas de dolor y angustia. Y solo tenía una sola respuesta, una explicación que no todos estaban dispuestos a darla. Mis padres, ellos eran el punto inicial y final de toda esa atrocidad.

Parte de mi niñez y mi juventud fui sometida a trabajos duros, horas sin dormir e imposiciones absurdas. No tenía amigos ni amigas, no podía ni siquiera tomar aire libremente. Era solitaria dentro de una cárcel sin rejas. Y no entendía eso, hasta casi cuarenta y siete años después.

— ¿Cómo te sientes mamá?—peguntó mi hija mirándome del otro lado de su mesa. Ese día la había ido a visitar a su casa cuando una llamada cambió mi felicidad por un ardor en mi corazón. fue allí cuando me enteré de aquella noticia.

—¿Cómo crees que me siento? a esta altura de mi edad, a esta altura del tiempo enterarme que no soy nadie en realidad, duele, duele mucho—y aunque sabía que nada me ataba a esos seres ahora, me ponía feliz. No sé que realmente sentí, pero el dolor era parte de ello y la liberación. Había sentido que algo se cortaba, aquello que siempre me había dejado ligada a mentiras, secretos y estafas. Era libre, al fin era libre. Pero esa sensación amarga había persistido en mi corazón.

Mi hija suspiró, pero me regaló una sonrisa, una que era igual a la de su padre luego de una travesura. Se pasó una de sus manos sobre su cabello y mirando hacia otro lado buscando, tal vez, las palabras correctas escuché su dulce voz.

—mamá solo fue un golpe, mañana es un machucón pero no una herida. Papá, Luke y yo estaremos ahí para sanar eso, y ya lo hemos hecho; parte de ellas ya han sido cicatrizadas—me tomó de las manos y las besó cálidamente, luego volvió a mirarme como solo ella sabía hacer—estaremos ahí para atravesar juntas aquellas montañas que para ti son imposibles de cruzar, porque aunque ellos no te hayan querido yo lo hago y no solo te quiero, sino te amo—sus ojos marrones brillaron inusualmente y como siempre… lloramos juntas, reímos al final y nos abrazamos de manera tan compenetrada como una sola.

El calor que emanaba mi familia era lo que llenaba mi corazón y a pesar de saber que mi vida no era la que debía tener, estaba feliz de que al menos Dios me había regalado algo más importante que saber quién era mi padre o de buscar explicaciones del porqué no estaba conmigo. Mi familia era y sería por siempre lo mejor que me había pasado, y no la cambiaría por nada. No eran oro ni plata, pero era mi tesoro, mi alma y mí ser...

Por cada uno de ellos daría todo, todo incluso lo imposible y no sé si era suficiente con lo que ellos me habían dado. Pero los amaba y ellos a mí y eso era lo más importante.

Los secretos dormidos habían despertado y a su paso había dejado un gran caos. El dolor se había extendido en toda mi familia, la tristeza nos había embargado y la impotencia nos había dejado un gran vacío. Como decían muchos, las mentiras tienen patas cortas y para no ser mal educada, el excremento flota. La verdad había salido a la luz e iluminó a los más afectados y frágiles, pero estaba feliz, porque a pesar de que había sido un golpe duro, muy duro, tuve tres grandes pilares que me sostuvieron y que tengo la certeza de que jamás… me dejarían caer…

No tengo la certeza de porque debió suceder esto, pero ahora ya no importa…