Harry Potter Secreto

Secreto​

Su orgullo era mayor y su deseo de hacer lo correcto también. Sin embargo, esos cabellos que pasaron volando y se quedaron en su ropa la hicieron recordarlo. Pasó a su lado y, como siempre, no la vio. Era mejor así, no quería desgastar sus ojos, de tanto bañarse en ellos. Porque él siempre la iba a despreciar, y no tenía sentido seguir así.


Su orgullo era mayor y su deseo de hacer lo correcto, ya no lo era tanto. Buscó decenas de libros en la Sección Prohibida, que la llevaran hacia una respuesta. Pero las horas, los días y las semanas pasaban como si nada. La solución no estaba en ellos…


Su orgullo era…era… y su deseo…no. Lo supo aquella tarde en la Biblioteca: él estaba ahí. Y no había nadie alrededor. Se sorprendió, porque en los seis años que llevaba en el colegio, nunca lo había visto en esta parte del castillo. El corazón empezó a bombearle sangre más rápido de lo normal. Era ahora o nunca, pero a como estaban las cosas, era preferible la segunda opción. Se dirigió rápidamente hacia él, por el rastro que había dejado al entrar. Y ahí estaba, lo tenía de frente. La expresión de sorpresa del rostro demacrado del joven no se hizo esperar. Nunca pensó encontrarse con ella en el lugar donde él esperaba buscar sus propias respuestas. Pero no le dio tiempo a reaccionar. Sólo logró percibir un rostro que se acercaba al suyo, y unos labios que aprisionaban su boca. Nunca pudo reaccionar, ya que segundos después de separar sus labios de los de ella, sintió un fuerte golpe en la cabeza, producto de su caída, una sola palabra y un desmayo inmediato.


–Obliviate.