Scott Pilgrim Scott Pilgrim; Navidad con la chica de sus sueños

Tema en 'Fanfics sobre TV, Cine y Comics' iniciado por Ruki V, 27 Enero 2014.

  1.  
    Ruki V

    Ruki V Usuario popular

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Agosto 2012
    Mensajes:
    548
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Scott Pilgrim; Navidad con la chica de sus sueños
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2281
    Ha pasado el tiempo desde que Scott y Ramona se lanzaron al interior de aquel portal del subespacio y recomenzaron su vida juntos dejando atrás a la derrotada Liga de Ex-novios Malvados de Ramona.

    Lo pasado, pasado.

    Creerían que Scott y Ramona se fueron muy lejos ¿no? Así fue, pero por un corto tiempo: Al abrir esa puerta del subespacio, Ramona había pensado en su antiguo hogar, Nueva York, por lo que al final de la ‘caída’ en ese vacío, fue ahí donde llegaron. La razón de su corta estadía ahí (menos de un mes) fue que Ramona terminó hundiéndose nuevamente en cosas que la agobiaban de su pasado que, si bien ya no vendrían a matar a Scott, la ponían muy deprimida. Negada a mostrarse de esa manera ante Scott, abrió otra puerta del subespacio de regreso a Toronto.

    Tuvieron problemas para encontrar donde vivir; la casa de Ramona había sido vendida, Scott no tenía llaves de su departamento y no contactaba ni a sus padres ni a sus hermanos. Aunque surgió la idea de pedirle un favor a Wallace, Scott no quería llegar a encontrárselo ‘divirtiéndose’ con algún otro gay. Y Stephen Stills había salido gay y tampoco quería llegar a encontrarlo ‘divirtiéndose’ con Joseph.

    Al final, tuvieron un no muy agradable encuentro con Kim. ¿Por qué no muy agradable? Porque Ramona a veces hace notar con el brillo de su cabeza que siente aún celos de Kim, de lo que pasó entre Scott y Kim, y de su miedo a que Kim aún sienta algo por Scott. Sin embargo, siendo un poco menos incómodo (pero incómodo aún) para Kim, les invitó a quedarse en su casa unos días hasta que contactaran a alguien.

    —Eres una excelente amiga, Kim.
    —Calla Scott, ya te he dicho que su vida tuviera cara la golpearía ¿no? En especial si fuera tan idiota como la tuya.

    Pasados dos días, Ramona fue recontratada como repartidora de Amazon. Scott igual logró volver a lavar platos en el restaurante vegetariano “El Aguacate Feliz”. Otros dos días después, habiendo Scott por fin localizado a su hermana Stacey, consiguió que le diera su copia de la llave del departamento que sus padres le dieron (Stacey tenía una copia para emergencias). Scott y Ramona agradecieron a Kim por su gentileza, y luego de esos días dejaron de hablarse por cerca de un mes.

    Luego de eso, llegó el mes de diciembre.

    —Ramona ¿Qué podría regalarte para navidad?
    —Jeje, ¿hablas en serio?
    —¿Qué? ¿Por qué?
    —¿Navidad Scott? ¿En serio?
    —¿No te gusta la navidad?
    —Es una época familiar. No es divertido para mi pensar en la familia.
    —Oh, esta bien enton--… No, aguarda, eso no está bien.
    —¿Perdón?
    —No no no, todos aman la navidad y no precisamente tiene que ser algo familiar.
    —Scott, yo…
    —No no no Ramona. Yo haré que te guste esta navidad. Conmigo, y y y con los chicos y Kim y Knives.
    —¿Y los chicos y Kim y Knives no pasarán su navidad en familia?
    —Ellos, ellos, tú, tú... Hmmph.— Scott se encierra en el baño un momento haciéndose el enojado. Ramona ríe y comienza a preparar la cena.

    Después de que Scott superara su rabieta falsa y de que cenara con Ramona, Scott hizo varias llamadas para organizar la fiesta de navidad que pretendía ser la mejor para Ramona.

    Inició llamando a Wallace.

    —¿A qué se debe recibir la llamada del señor que se cree tan importante como para desaparecer sin decir nada durante dos meses?
    —Wallace, por favor, eres mi amigo gay no Ramona.
    —No, no soy la pe*ra con la que te desapareciste.
    —Oh vamos viejo, te llamaba para invitarte gentilmente a una fiesta de Navidad en mi departamento. Quiero hacer algo muy especial para Ramona.
    —Lo lamento Scott, voy a pasar la navidad con mi actual amigo…
    —¡Traélo a la fiesta!
    —…En la cama, Scott. A diferencia tuya, tendré algo de acción.
    —Gay, no marica, Wallace.
    —Esta bien, esta bien, veré qué me dice.
    —¡Ja, eres el mejor amigo gay del mundo!
    —Y tu eres mi pe*ra, no lo olvides.— Wallace le cuelga.

    Después, llamó a Stephen Stills.

    —Has desaparecido tanto tiempo que casi te conviertes en ‘el otro Scott’.
    —Oye no, yo soy Scott y ‘el otro Scott’ es ‘el otro Scott’.
    —¿Qué quieres, cabrón?
    —Voy a hacer una fiesta en Navidad para Ramona. De paso, quería pedirte que le dijeras a Neil porque no tengo su número.
    —Ah, para la reina de los siete ex-novios malvados.
    —Oye, ya todos superamos eso.
    —Vale, veré si Joseph no quiere ir con su familia.
    —Aww, ¿todavía sales con Joseph?
    —Si, y todavía quiere que me consiga otros amigos.
    —Hablando de eso, ¿qué tal la banda?
    —Shatterband es número uno en la radio.
    —¿En ventas no?— Stephen le cuelga.

    Más tarde, llamó a Kim.

    —Scott, ¿de verdad crees que después de hospedarte en mi casa mamá estaría muy contenta que pasara navidad contigo?
    —Pero no sería solo conmigo; también estarán Ramona y los chicos y Knives.
    —¿Y si llevo a Julie?
    —¿Para que me insulte a mi y a mi fiesta?
    —Bromeo, ya te dije que ni de broma me dejan ir.
    —Pero--— Kim le cuelga.

    Por último, llamó a Knives.

    —¡¿Scott?! ¡¿Dónde has estado estos meses?!
    —Hola Knives.
    —¡Dijiste que aún seríamos amigos, pero es la primera llamada tuya en dos meses!
    —Knives, no eres más mi novia... ¿y si te alteras menos?
    —…— Scott no la puede ver, pero está sonrojada. —Jajaja, claro Scott ¿cómo estás?
    —Muy bien. Oye, Knives, me preguntaba si quisieras venir a mi departamento para una fiesta de navidad con Ramona, Kim, los chicos. Puedes invitar a... esa amiga tuya.
    —Oh Scott, me encantaría ir pero voy a salir de viaje con mis padres a ver a mi familia en China.
    —Ya veo.
    —Pero oye, como a eso de enero estaría genial que nos viéramos ¿no crees?
    —Seguro.
    —Bueno, debo irme porque es algo tarde y mamá necesita el telefono. Hablamos luego Scott.
    —Adiós.— Knives le cuelga.

    Ramona estaba terminando de prepararse para dormir cuando oyó a Scott terminar sus llamadas. Se metieron bajo las sábanas de la cama y charlaron un poco antes de dormir.

    —Entonces, ¿Quedamos ambos en buenos términos con Knives? ¿Si viene no intentará matarme?
    —No intentaría matarte, ni va a venir. Ni ella ni Kim dieron esperanzas.
    —Mientras no se trate de ex-parejas, puedo convivir con hombres solamente.
    —Pero yo quería que vinieran más invitados para alegrarte.
    —Scott...— Ríe y rodea su cuello con sus brazos, besándolo provocativamente.

    Sin embargo no se llega el día en que tengan relaciones.

    Ramona trabajaba de domingo a viernes días desde las diez de la mañana hasta las seis de la tarde. Scott también descansaba los sábados, pero de tarde a noche, pues cubría a alguien desde las nueve de la mañana hasta el mediodía para ganarse un dinero extra. Cuando se quedaban descansando juntos en casa, rentaban películas y se mantenían bajó un par de cobijas con chocolate caliente y pan dulce. Sin embargo, un fin de semana se lo tomó para comprar cosas para la fiesta de navidad (para la que faltaban solo dos semanas).

    —¿Quieres que te acompañe de compras, Scott?
    —No Ramona. Se supone que esta fiesta será una sorpresa para ti.
    —Pero...yo ya sé de la fiesta...
    —Pero no sabes qué habrá en ella ni lo sabrás.

    Scott se fue pero en media hora tuvo que llamar a Ramona al celular.

    —No se qué comidas o bebidas comprar, ayúdame.
    —Jeje ¿dónde estás?
    —En el super que está a algunas cuadras del departamento.

    Ramona llegó en 15 minutos con ayuda de sus patines. Anduvo con Scott comprando un pavo, patatas, spaghetti, botana y refresco.

    —El otro fin de semana compramos una botella de alcohol decente.
    —Ramona, ¿cómo puedes ser tan buena para organizarte?
    —Es que tú eres un vago Scott, y cualquiera es más organizado que tú.
    —¿Te gusta todo lo que llevamos?
    —Yo lo escogí.
    —Ah si.
    —Espero que no comas nada ese día porque tendremos que comernos gran parte de esto esa noche si nadie va a la fiesta.
    —Oye eso es algo pesimista ¿no?
    —Ya te lo dije, estas fiestas son cosas de familia. No me sorprende que Kim y Knives se negaran a la primera, saben de sobra que su familia planea algo.

    Scott no dijo ya nada al respecto.

    Se llegó el día al fin; un bendito viernes. Ramona trabajaba desde las doce del mediodía hasta las cuatro de la tarde mientras Scott arreglaba el departamento. Pero para desgracia de Scott, Ramona tenía razón; alrededor de las dos de la tarde comenzaron a llegarle llamadas rápidas de todos diciendo que no podían ir a la fiesta por uno u otro motivo. Scott ya había preparado la cena, todo lo que habían comprado. Lo que más le preocupaba era no poder darle a Ramona una linda navidad como planeaba.

    Ramona llegó a las cuatro y media de la tarde y Scott la recibió arrojándole en la cara serpentinas y confeti; tomándole una foto, captando su cara de sorpresa; y sonando una corneta de cartón. Ramona le miraba fijo aún algo sorprendida por la exagerada bienvenida, más por eso que por el adivinable hecho de que no había fiesta tal cuál Scott la había previsto.

    —¡¡Feliz nochebuena!!
    —Scott...
    —¡Preparé la cena yo sólo!— Sonreía de una manera maniática.
    —Scott esto...
    —Ramona por favor perdóname...— Repentinamente está de rodillas frente a ella con ojos de cachorro triste —Yo quería hacer de esta la mejor de tus navidades pero nadie vino y...
    —Scott, cállate por favor.
    —Pero...
    —Te empeñaste en cocinar tú solo la cena, y huele delicioso.
    —¿De veras?
    —Las pocas decoraciones que hay en el departamento son muy lindas.
    —¿Lo crees?
    —Conseguiste un pequeño pino y luces para adornarlo a último minuto.
    —De hecho fue algo complicado.
    —No podría tener una mejor navidad sino es contigo, Scott.
    —¿En serio Ramona?
    —Mira;— Le muestra una bolsa plástica con cajas de DVD —Adivinando que terminaríamos festejando solos, renté estas películas relacionadas al invierno, aunque no exactamente a la navidad. Podríamos hacer un maratón.
    —Eres la mejor, Ramona.

    Scott recordó que una de las decoraciones que había puesto era un muérdago, colgando en un clavo en el muro sobre la barra de la cocina. Se puso de pie y encaminó a Ramona unos pasos dentro de la casa y se colocaron bajo el muérdago.

    —No sé si lo sepas pero la tradición indica que si dos personas se paran bajo un muérdago deben besarse.— dijo él.
    —Interesante.

    Iban a respetar la tradición, justo cuando los padres y hermanos de Scott cayeron de sorpresa gritando “¡Feliz Navidad!” al pararse frente a la puerta abierta (y los interrumpieron). Ramona volteó a verles como si nada, en cambio Scott estaba algo aturdido, pensando “Quería mi beso...”

    —Scott ¿no vas a venir a ayudar a tu madre?— dice la mujer mientras le entrega a Scott un par de bolsas de papel cartón algo pesadas.
    —M-mamá, ¿qué hacen aquí?— Scott deja las bolsas en la cocina.
    —No nos recibas de un modo tan grosero.— dice el padre de Scott mientras entra con otras bolsas.
    —Vinimos a pasar navidad con ustedes.— el hermano de Scott igual no se veíamuy emocionado; simplemente fue a molestar a Scott, revolviendo su pelo como a un niño pequeño. —Ojalá tu fiesta valga la pena.
    —Pero ¿cómo se enteraron de la fiesta?
    —Wallace me contó.— dice Stacey.
    —Esa pe*ra.
    —Hijo, vocabulario.— dice su madre.

    Scott estaba a punto de molestarse de verdad, hasta que notó algo; Ramona estaba poniendo la mesa junto con Stacey y comenzaron a charlar. Incluso el hermano de Scott se unió a su plática. De rato, Ramona y la señora Pilgrim empezaron a volver a calentar y a servir la cena mientras hablaban y reían. Su padre lo sacó de sus pensamientos.

    —Oye hijo, llevemos los regalos bajo el árbol.

    Así lo hicieron. Después cenaron en familia, contaron algunas historias de meses atrás, de años atrás. Todo era risas y uno que otro suspiro, hasta que la cena se acabó. Los hombres recogieron la mesa y las mujeres lavaron vajillas. Después, la familia de Scott se fue deseándoles que pasaran muy felices el resto de la navidad y disfrutaran sus regalos.

    Cuando Ramona cerró la puerta tras irse todos, Scott estaba de pie bajo el muérdago. Él creyó que Ramona caminaba muy sonriente hacia él para reanudar lo planeado, pero ella lo pasó de largo.

    —Abramos los regalos.— dijo Ramona.
    —Pero aún no es medianoche.
    —No pasa nada si rompemos una tradición. Faltan solo cinco minutos, anda.

    Se sentaron el suelo junto al árbol. Ramona abrió un regalo de parte de Stacey; unos patines nuevos. Era un regalo útil y lindo, lo que la alegró mucho. La madre de Scott le regaló un juego de guantes y bufanda, igualmente útiles y lindos. El padre de Scott le dio a Scott unas botas y Stacey le llevaba su pastel favorito (no envuelto, por supuesto, aunque Scott consideró que pudo haber sido asi si era un regalo).

    —Bueno, estoy satisfecha.— Ramona se levantó e hizo a Scott ponerse de pie también hasta guiarlo bajo el muérdago.
    —...— Se tardó, pero reaccionó. —Oh, ¿si?
    —Si...— ríe —Scott, gracias, ha sido una navidad muy linda.

    Ramona sonrío abrazando a Scott por el cuello. Scott sonrió viéndose estúpido y esperó hasta que Ramona se alzó un poco y lo besó profundamente.

    Uno pensaría que, después, hubiese sido un lindo regalo de navidad por parte de Ramona el finalmente tener algo con Scott, esa noche, en la cama.

    Pero ni que nuestro querido Scott fuera tan suertudo.

    Feliz navidad y próspero año nuevo.
     
    • Adorable Adorable x 1
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso