Two-Shot de Naruto - [UVD 2.0] save your mercy (for someone who needs it more)

Tema en 'Fanfics de Naruto' iniciado por Eternatus, 9 Febrero 2020.

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    Eternatus

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    Escritor
    Título:
    [UVD 2.0] save your mercy (for someone who needs it more)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3244
    Aquí el proyecto de (posible) long fic que he encajado de alguna manera en la actividad Un Valentín Diario 2.0. Por ahora es una idea con dos partes que tal vez me de para desarrollarlo más si me engancha xD So, escrito #3 para UVD.

    Importante saber que este escrito transcurre en un AU. Puntos principales: Obito is a good boy™️, Minato está vivo, no masacre Uchiha.

    Día 12: Para/sobre el primer despecho.

    save your mercy
    -for someone who needs it more-

    Sakura se lleva las manos a los ojos y respira.

    Durante minutos, horas, la joven se apoya en la pared de un callejón poco transitado, oculta entre las sombras proyectadas por el atardecer. Pronto caerá la noche, pero Sakura no parece percatarse. En su mente, una y otra vez, puede ver a Sasuke, puede ver a esa mujer (¿kunoichi? Sakura no lo sabía), puede verlos a ambos. Puede ver el ojo que contiene el rinne-sharingan de su ahora ex-novio, abriéndose casi cómicamente en sorpresa. Alarma. Pero nunca en arrepentimiento.

    Tampoco le sorprendía. Habían pasado horas desde que lo había descubierto engañándola, y aún así Sasuke no había aparecido. Sakura ni siquiera se estaba escondiendo.

    Nadie se escondía de un Uchiha.

    Era evidente que para el segundo heredero del clan Sakura no era una prioridad. Con un rugido teñido en rabia y odio, la kunoichi golpea la pared a sus espaldas, su puño destruyendo casi todo el callejón que la resguarda y parte del suelo. Su ropa, usualmente roja y vibrante, está arrugada y cubierta de polvo. Si tuviera que apostar, Sakura diría que su pelo estaba cubierto de restos de piedra y yeso.

    Como si ahora su aspecto fuera importante. Sasuke siempre había insistido en que debía estar arreglada en todo momento. La futura esposa de un Uchiha no podía verse nada menos que elegante y perfecta. Ja, Sakura iba a meterle lo elegante por donde no brilla el sol. A patadas. Bastardo.

    Por suerte, Sakura aún mantenía su dignidad. Su vista era clara, sin lágrimas escurriéndose por sus mejillas, y en sus labios se dibuja una mueca. Cualquiera que la viera en el momento pensaría que acababa de volver de una misión, no de encontrar a su prometido teniendo sexo con una desconocida.

    Con la espalda recta y la cabeza alta, Sakura camina lejos de lo que queda del callejón, parándose en la calle contigua a observar al pelotón de anbu que la miraba con expertamente oculta curiosidad desde un tejado cercano.

    La joven aprieta los puños y transforma su mueca de disgusto en una sonrisa (muestra demasiados dientes, pero no le importa parecer agresiva). Uno de los anbu, sus cabellos plateados recordándole a Sakura que Kakashi sí seguía en las operaciones especiales, salta sobre la calle y se acerca a ella. La joven niega con la cabeza y señala su reloj. En 20 minutos empieza el turno de noche, no puede quedarse a hablar.

    Sin mirar atrás Haruno se dirige hacia su destino, expertos dedos formando diferentes signos. En un instante el callejón destruído vuelve a estar completo de nuevo, sin que nada delate lo que había sucedido hace apenas unos minutos. Uno de sus mejores jutsus de tierra, que se compaginaba con la destrucción absoluta que provocaba con sus golpes.

    En el tejado contiguo Kakashi vuelve a unirse a su equipo, y Sakura los observa antes de que desaparezcan. Todos ellos hombres, todos ellos conocidos, menos uno. Una sonrisa macabra se extiende en sus labios.

    Sasuke ciertamente iba a pagar por lo que había hecho.

    Físicamente podía encargarse sola, al fin y al cabo, aunque Sasuke fuera considerado uno de los shinobi más poderosos de la aldea, Sakura había sucedio a Tsunade, convirtiéndose en una de los 3 Sannin de la Aldea Oculta de la Hoja. Si alguien podía partir al Uchiha más joven por la mitad, esa era ella.

    Sin embargo, la idea de que Itachi ignorara a su hermano pequeño durante un tiempo (el hombre era demasiado digno como para cualquier otra cosa) sonaba demasiado bien. El Uchiha más joven entendería mejor el enfado de su hermano que el suyo propio, y aunque eso doliera, era la realidad. Sakura lo había aceptado hace mucho.

    De espaldas al pelotón, Sakura no nota un Sharingan desconocido grabando su imagen a fuego en la memoria de su portador.



    —Fuera. — La directora del hospital no necesita siquiera tomar un vistazo a su oficina antes de emitir la orden. El chakra presente era demasiado distintivo como para no reconocerlo.

    Sasuke Uchiha se da la vuelta y la observa con algo parecido a la apatía. Sobre su ojo visible Haruno ve su ceño fruncido, y su voz interior celebra victoriosa ante eso. El aparentemente frío y calculador Uchiha estaba sufriendo. Y ella lo había provocado.

    Sakura 1 - Sasuke 0

    — Sakura, tenemos que hablar. — Sasuke, como era de esperarse, la ignora e intenta acercarse a ella. Con una velocidad inusitada la joven médica suelta enormes cantidades de chakra por su piel, forzando al Uchiha a alejarse o morir aplastado.

    El suelo a sus pies cede, y varias grietas se extienden alrededor de Sakura. Sasuke la observa con ambos ojos, el sharingan activado, y una de sus manos se posa sobre la espada en su cintura.

    Una sonrisa sardónica aparece en el rostro de Sakura, y la joven se permite respirar tranquila. Había terminado. Su relación de 3 años con el Uchiha estaba acabada. Por alguna razón que no podía descifrar, la joven se sentía más libre que nunca.

    — No hay nada que hablar, Sasuke. Hace dos días Obito anuló nuestro compromiso. Ya no somos pareja. Fuera. De. Mi. Oficina.

    Con furia y oleadas de chakra remarcando sus palabras, la joven avanza un par de pasos, forzando al Uchiha a retroceder. El hombre la observa con algo que parece emoción en su mirada, ¿arrepentimiento, quizás? Ya era muy tarde.

    Sasuke abre la boca para decir algo más, pero un golpeteo en su ventana hace que ambos ninja se giren tan rápido que el cuello de Sakura suena con un audible crack. La mano de su compañero de equipo aún sigue posada sobre su espada. La presencia en su ventana es desconocida, pero sigue el mismo patrón inocuo de todos los anbu.

    Con un suspiro exasperado, la directora del hospital aparta las cortinas y abre la ventana, topándose cara a cara con un ninja enmascarado. El motivo de la máscara parece invocar a un tigre.

    — Haruno, el Hokage solicita tu presencia inmediata en la Torre. — La voz del ninja, distorsionada por la máscara, es baja y rasposa, y todos los nervios de Sakura se ponen en alerta. A su lado, Sasuke aprieta su mano sobre la Katana y su chakra fluctua de manera peligrosa. Hm, así que su ex prometido lo conocía.

    ¿Un Uchiha tal vez?

    — Por supuesto. — La joven se sube a la ventana sin importarle el mínimo espacio dejado por el anbu, y éste ni siquiera intenta apartarse. Algo le dice a Sakura que el ninja está disfrutando del momento.

    Definitivamente un Uchiha.

    Sin mirar a Sasuke, Sakura cierra la ventana con fuerza y se lanza sobre el tejado contiguo, y sin esperar al anbu se dirige a la Torre del Hokage. A su lado el primer anbu la acompaña, y a su izquiera Itachi, con su distintiva máscara de gato, la flanquea.

    Por conveniente que hubiera sido la interrupción, la Haruno no puede evitar pensar que algo grave había sucedido. Obito rara vez la hacía llamar a su Torre, y siempre que lo hacía no tenía nada bueno que decirle. Que dos anbu la acompañaran tampoco presagiaba nada bueno.

    A la velocidad a la que se movían, en unos minutos llegarían a la torre. Una parte de ella, la científica, la investigadora, nota que el anbu a su derecha se mueve como si volara. Como si la velocidad fuera su elemento. El movimiento es intrínsecamente diferente al suyo propio y al de Itachi, y esto llama su atención. En apariencia todo era igual, pero algo le decía que aquel ninja era diferente. Peligroso.

    La imponente Torre Hokage aparece ante sus ojos antes de que pueda seguir esa linea de pensamiento. Sakura la aparta para luego, memorizando con ayuda de su chakra las imágenes en su mente. Técnica experimental o no, replicar la memoria perfecta del sharingan era algo que llevaba intentando años. Por fin lo estaba consiguiendo.

    Por el rabillo del ojo Haruno nota como el anbu gira levemente la cabeza para mirarla, indudablemente habiendo notado el uso del chakra en su cerebro. Itachi, ya enterado de su técnica, simplemente observa la interacción. Más información que reservar para después.

    Dejando de lado la puerta principal, los anbu se lanzan sobre la pared para después trepar con chakra, y Sakura los observa desde abajo con una leve sonrisa. Ver a ninjas de tal calibre haciendo las cosas más básicas era curioso. Adictivo.

    Con una ráfaga de chakra en las plantas de los pies, Sakura vuela sobre los dos anbu y cae elegantemente en el alféizar de la ventana; el movimiento le toma como mucho medio segundo. Ambos ninja tardan 4 segundos más en alcanzarla. La ventana se abre desde el interior, y Kakashi, esta vez vestido de jounin, le hace una seña para que entre.

    — Maa, Sakura-chan, un poco más de chakra y habrías atravesado la pared. — El comentario de su antiguo sensei es una broma, la médica lo sabe, pero una chispa de ira se enciende en su interior. No le gusta que se dude de su habilidad.

    — Eso no es una posibilidad y lo sabes, sensei. No hay errores en mi control. — Su voz es firme y no deja lugar a dudas. Sakura sabe que no poseee jutsus vistosos y lengendarios, o un clan poderoso a sus espaldas, pero de lo que sí está segura es que el control de su chakra es el mejor de la aldea. Nadie podía discutir eso.

    Kakashi abre ligera y cómicamente los ojos, y Sakura lo deja caer. Obito, hundido entre una pila de papeles sin firmar, mira a la joven como si un santo se le hubiera aparecido.

    — ¡Sakura! No sabes cuanto me alegra que estés aquí. Tanto papeleo me ahoga, si pudieras-

    — No. — La joven lo mira divertida y con una sonrisa sádica en los ojos. Obito, haciendo gala de su fama de irresponsable, empieza un berrinche, y su sonrisa crece incluso más. Hacía meses que había cesado en su puesto como ayudante del Hokage, y Obito ya no podía pedirle que se encargara del papeleo. El Uchiha aún no había conseguido un ayudante nuevo, porque al parecer ninguno podía compararse a la eficiencia de Sakura-chan, pero todos sabían que Obito detestaba caras desconocidas en su espacio de trabajo.

    El hombre era demasiado paranoico y se notaba. Sakura no lo culpaba, después de haber sido supuestamente secuestrado con 14 años y devuelto a Konoha sin recuerdos de los últimos meses de su vida debía haberle dejado secuelas de por vida.

    Una corriente de aire frío la hace estremecerse casi impercentiblemente y el anbu con máscara de zorro cierra silenciosamente la ventana. Itachi está apoyado contra la pared junto a la puerta, aparentemente relajado, pero la kunoichi sabía que era todo lo contrario.

    Aunque en aquella sala estuvieran reunidos cuatro (¿cinco? Sakura aún no podía confirmar la identidad del segundo enmascarado) de los shinobi más poderosos de Konoha, Itachi Uchiha no se permitía relajarse en su trabajo como guardaespaldas personal del Hokage. Lazos sanguineos o no, el genio consideraba un honor servir en el puesto y eso se notaba.

    De la misma forma, el misterioso anbu (que, ahora que lo notaba, era mucho más alto que Kakashi-sensei) parecía estar despatarrado contra la ventana. La médica en ella podía ver la tensión de sus músculos. Ninguno de los dos ninja se tomaba su trabajo a la ligera, y esto aliviaba a Sakura. Saber que no solo Itachi, sino que otro Uchiha se encargaba tan seriamente de la seguridad de Obito la reconfortaba.

    El hombre había hecho las veces de su sensei cuando Kakashi no podía centrarse en ella, incluso encaminándola en la medicina. Tal vez si Rin Nohara hubiera sobrevido, ella hubiera sido su maestra en vez de Tsunade.

    Quién sabe.

    Obito la mira serio, de repente acabando su berrinche, como si supiera lo que piensa, y Sakura se obliga a poner la mente en blanco. El Hokage era demasiado bueno leyendo sus microexpresiones.

    — Hokage-sama, ¿para qué me ha mandado llamar? — Directa al punto y formal como siempre que ponía pie en la torre, la joven ignora como su voz parece hacer reaccionar al anbu en la ventana. Curioso.

    Obito entrecierra los ojos, y Zorro vuelve a su posición original. Kakashi parece sonreír bajo su máscara. Sakura se obliga a centrarse en el Hokage y a ignorar como se le pone la piel de gallina. El hombre la estaba mirando, y algo en ella parecía arder ante esa mirada.

    — Desde hace una semana el Cuerpo Policial ha estado trabajando en una serie de casos que requieren tu colaboración. Los informes de las autopsias que ha hecho Shizune indican que muchas muertes aparentemente naturales, no lo son. Parece que nos encontramos ante un caso de un asesino con control de chakra perfecto.

    El pulso de Sakura se acelera. ¿Cuánta gente conocía que podían hacer lo que ella? Podía contarlas con los dedos de una mano. Y solo Tsunade podía entrar en Konoha legalmente.

    — Necesitamos que colabores con algunos oficiales del cuerpo. Cada día aparecen más cadáveres y no logramos encontrar un patrón ni pruebas que nos lleven a un culpable. A este punto no tiene sentido ser discretos. El asesino sabe que eres la única persona en la aldea con las mismas habilidades, así que desde hoy quedas suspendida de tu trabajo como directora del hospital general. Shizune será tu sustituta hasta encontrar al asesino.

    Las palabras de Obito provocan algo oscuro en Sakura. La mujer habría pensado que ser suspendida la llevarían a un ataque de ira y destrucción, por lo menos a una discusión. Extrañamente, lo único que siente es calma, calma y curiosidad por encontrar a su igual en ese ámbito. Y todo esto la lleva a un conflicto personal; si abandonar el hospital no la enfurece como debería, ¿siquiera le importaba lo suficiente?

    Sakura sabe que salvar vidas es lo que debe hacer con su carrera. Es lo que mejor sabe hacer y es, junto con Tsunade, la mejor médica del continente. Nadie más puede hacer lo que ella.

    Aparentemente, ahora sí.

    La médica lo racionaliza rápidamente, encontrar al asesino le servirá para saciar su curiosidad como profesional y para sacar sus pensamientos del fiasco con Sasuke.

    Tal y como dice el dicho, no hay furia del infierno como la de una mujer despechada.

    El asesino debía escapar, porque Sakura estaba de caza.



    La reunión con el Hokage se había alargado hasta altas horas de la madrugada, aunque la discusión sobre el asesino no había ocupado ni la mitad del tiempo. Cuando Kakashi, Obito y Sakura estaban juntos en una habitación, la conversación siempre iba a donde no debía.

    Por suerte, la compañía de los ninja era reconfortante para Sakura después del enfrentamiento con Sasuke. Obito y Kakashi eran figuras de respeto para la joven, como si de hermanos se tratasen, y su presencia hacía maravillas para aliviar la amargura que se había instaurado en ella dos días atrás.

    Evidentemente sus sensei lo sabían, y por eso la habían hecho quedarse más tiempo. De cierta forma se lo agradecía, pero por otra parte estaba algo cabreada. La presencia del segundo anbu, aún desconocido para ella, la había dejado descolocada. Su mirada hacía que se le pusiera el pelo de gallina, y todos sus nervios se ponían en alerta cada vez que el hombre se movía. Algo le decía que él era el ninja más peligroso de la sala.

    La atención del shinobi, por alguna razón, no la incomodaba tanto como debería. Hasta hace dos días había estado comprometida a Sasuke y, si bien su relación no era la más sana, Sakura consideraba que iba a necesitar un tiempo para peocesar que las cosas habían terminado. Su cuerpo parecía no opinar lo mismo.

    Haruno levanta la vista, y dos tejados más allá puede ver al hombre apoyado contra una chimenea. Por las rendijas de su máscara puede ver un sharingan activado, y eso, en vez de cabrearla, lleva calor a su cuerpo y una sonrisa a su rostro. Sabía que la seguía desde que salió de la torre, y su desconsideración absoluta por no dejarse ver divertía a Sakura.

    El hombre sabía que ocultar su presencia de Sakura no era fácil, y esa noche ni siquiera se molestaba. La joven sonríe, agradeciendo internamente a Ino por todo el tiempo que le había dedicado para mejorar sus habilidades como sensor.

    La Yamanaka controlaba la presencia de todas las personas que entraban y salían de la aldea, y aunque su capacidad no era monstruosa como la del segundo Hokage, la aldea era más segura gracias a su mejor amiga.

    Lo que la lleva a su siguiente dilema: el asesino. ¿Cómo alguien así se le había escapado? Ino debía de haber sido la primera en notar un chakra desconocido en la aldea, y sin embargo, Obito había mencionado que la Yamanaka había confirmado que todos los chakras de la aldea estaban monitorizados y justificados.

    Así, solo cabían dos opciones: el asesino era un ninja de Konoha, lo que solo la dejaban a ella misma y a Tsunade como posibles sospechosas (lo cual era ridículo, si cualquiera de las dos deseaba asesinar a alguien, nunca encontrarían constancia siquiera de que la muerte no era natural), o el asesino tenía un control de su chakra tan perfecto que podía hacerse pasar por un civil a cada segundo del día, incluso mientras dormía. Sakura podía hacerlo, pero sabía que no era algo fácil.

    La joven sacude la cabeza, intentando aclarar su mente. Se había detenido en la calle hacía unos minutos, y el anbu que la seguía acababa de teletransportarse a su lado. Tal vez preocupado por verla tanto tiempo inmovil.

    Sakura gira levemente la cabeza y lo mira con el ceño fruncido, como intentando descifrar el enigma que presentaba. El ninja se queda quieto unos segundos bajo su escrutinio, y luego ladea la cabeza. Ese simple movimiento acelera su corazón de repente, y Sakura da un paso atrás, sorprendida.

    ¿Qué acababa de pasar? Ni siquiera en su enfrentamiento contra Kisame, el espadachín de Kiri más poderoso, se había sentido tanto como una presa como en aquel momento.

    Por alguna razón, algo en Sakura pide luchar o correr, y la joven tiene la sensación de que nada de eso funcionaría contra el hombre frente a ella. Aquello le gustaba y mucho. A juzgar por el calor entre sus piernas, su cuerpo estaba de acuerdo.

    Confundida, la joven se voltea y con último asentimiento de cabeza, se teletransporta dentro de su casa. El corazón aún le late a cien, y en su mente puede ver una y otra vez el sharingan del anbu, girando y girando en sus ojos, visible únicamente a través de las rendijas de su máscara.

    Sakura se apoya contra la pared y suspira. Está en problemas.
     

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