Santa Secreto

Tema en 'One Piece' iniciado por Nami Roronoa, 27 Diciembre 2011.

  1.  
    Nami Roronoa

    Nami Roronoa The Gif Queen Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    7 Diciembre 2009
    Mensajes:
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    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Santa Secreto
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    6756
    Este es el fic con el que participé en el concurso "Travesuras navideñas". ¡Disfruten!

    Nick: Nami Roronoa
    Fandom: One Piece
    Cantidad de palabras: 5574
    Advertencias: Situado después de Thriller Bark porque Brook esta ahí, y algún que otro insulto que estan por ahí...


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    —Ah, que maravillosa idea, no es de extrañar que se le haya ocurrido a una dama tan maravillosa como Robin-chwan...

    —De hecho, la idea fue de doctor-san.

    —¿En serio? ¡Bien hecho, Chopper!

    —¡Ca... cállate, Usopp! ¡Tus halagos no me hacen feliz, idiota!

    —¿Entonces por qué estas bailando de felicidad?

    —¡Mi corazón palpita con emoción! Ah, pero yo no tengo corazón, yohohoho.

    —¡Zoro, idiota, despierta! —gritó Nami, lanzando un zapato al dormido espadachín.

    —¿Ya es hora de almorzar? —comentó al despertarse.

    —¡Comimos hace quince minutos, marimo! —ladró Sanji.

    —¿Comida? —intervino Luffy— ¡Sanji, comida!

    —¡No hay nada más para tí!

    —¡Pero Sanji...

    —Sin peros o te lanzo al mar.

    —No eres nada divertido —protestó el capitán. Franky ingresó entonces a la cocina y todos callaron— Oh Franky, ahí estás.

    —¿Qué esta pasando? Los estuve buscando por todo el barco —mencionó el cyborg— ¿Por qué están todos aquí dentro?

    —Chopper ha tenido una magnífica idea para celebrar las festividades —comentó Robin, dejando a un lado el libro— Y ya con todos presentes, puedo proceder a explicar nuevamente de que se trata.

    —Oh, gracias Robin. ¡No había entendido! —replicó Luffy alegremente, sentándose de pies cruzados frente a ella como un niño que espera que finalicen de leerle un cuento.

    —Bien, ¿de qué se trata? —preguntó Franky, sentándose en el suelo junto a Luffy. Todos miraron a la arqueóloga, que procedió a explicar.

    —Como la mayoría de ustedes deben saber, se acerca la Navidad esta año. Esta mañana, a doctor-san se le ocurrió la gran idea de diseñar un sistema de entrega de presentes usualmente conocido como "Santa Secreto".

    —¿Santa secreto?

    —¡Suena divertido! ¡Y genial! —exclamó Luffy, sus ojos brillando exageradamente— ¡Eres genial, Chopper!

    —¡Silencio Luffy, las alabanzas de humanos no me hacen feliz! —exclamó el pequeño reno, bailando felizmente.

    —Básicamente, el sistema es así —continuó Robin— Cada uno de nosotros tendrá que entregar un regalo a la persona que le sea asignada. Según los calculos de nuestra navegante, llegaremos a la próxima isla en dos o tres días. Allí tendremos tiempo de preparar nuestros respectivos obsequios, ya que aún estamos a una semana del veinticinco de diciembre.

    —Si mañana conseguimos el mismo viento favorable de hoy, tal vez lleguemos en menos tiempo —añadió Nami— Después de todo, las aguas del Grand Line son impredecibles.

    —¿Y cómo se asignan las personas? —preguntó Franky.

    —Para eso tenemos esto —con una mínima sonrisa, la morena levantó ante ellos el sombrero de paja de Luffy, el cual estaba dado vuelta y poseía una pequeña cantidad de papeles dentro— Cocinero-san fue tan amable de cortar estos pedazos de papel para nosotros...

    —¡Lo que sea por mi hermosa Robin-chwan!

    —Pervertido.

    —¿Qué fue eso, cerebro de marimo?

    —¿Buscas pelea, ceja espiral?

    —¡A callar, ustedes dos! —exclamó Nami, golpeando a ambos hasta que quedaron inmóviles en el suelo— Entonces sólo tenemos que sacar un nombre del sombrero y conseguir un regalo para la persona que nos toca, ¿Robin?

    —Correcto, Nami-chan.

    La navegante suspiró. Odiaba tener que gastar su precioso dinero, en especial cuando no era ella quien disfrutaría de lo comprado. Pero al menos era mejor que comprar ocho regalos diferentes, así que no se quejó.

    —Sólo les recuerdo que no planeo prestarles ni un sólo beri —soltó Nami.

    —Bruja.

    —¡No llames así a Nami-san, marimo!

    —¿Otra vez? —suspiró Usopp— Bien, Luffy, ¿entendiste?

    —Sí, es un sombrero misterioso —concluyó el capitán, golpeando la palma de su mano con su puño para enfatizar su punto.

    —¡Eso no tiene nada que ver! —exclamó el tirador, golpeando a su nakama en la cabeza— Bueno, sólo mira como lo hago yo y haz lo mismo. No es complicado, sólo tienes que conseguir algo para esa persona en la siguiente isla.

    —Bien, bien, ya entendí.

    Para que comprendiera mejor, Robin permitió que Usopp fuese el primero. El joven de nariz larga retiró su papel, y luego el resto siguió su ejemplo. Zoro, Luffy, Sanji, Franky, Brook, Nami, Chopper, y finalmente Robin; todos retiraron sus papeles y abandonaron la cocina, inmersos en sus propios pensamientos.


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    —¿Zoro?

    El espadachín abrió un ojo, aún medio dormido. Se sentó correctamente contra el mástil mientras el pequeño reno que lo había llamado se sentaba a su lado.

    —¿Qué sucede, Chopper?

    —Es sobre el Santa Secreto —contestó Chopper— Es que... no se que darle que no sea comida, así que quería saber si querías cambiar de persona conmigo.

    —Hm... —Zoro meditó por un momento, luego replicó— Nah, no va a funcionar. Ya tengo algo planeado.

    —Oh... ya veo...

    La decepción era evidente en la cara del joven doctor, y Zoro suspiró; ¡su ternura era exasperante!

    —Pero creo que Brook o Nami querían cambiar —comentó a continuación, echándose sobre la hierba para continuar su siesta.

    —Ah, ¡muchas gracias Zoro! ¡Eres genial! —exclamó el reno, corriendo al cuarto de las chicas.

    Una sonrisa se formó en los labios del joven de cabello verde cuando Chopper se retiró.
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    Al ingresar al cuarto de las chicas, Chopper se encontró con un desastre. Nami estaba dentro, arrojando cosas por doquier, pero no buscando algo; simplemente estaba enfadada y quería desquitarse con algo. En este caso, con los inocentes objetos que revoleaba de aquí para allá.

    —¡Parece broma! ¡Menuda suerte la mía! ¡Encima de todo lo que me debe, ¿pretende que le regale algo?! ¡Que ironía! ¡Que ridículo! ¡Que estúpido! ¡Arghhh! —golpeó la pared y esta milagrosamente no se rompió.

    Chopper se retiró sigilosamente sin una palabra antes de convertirse en una víctima más de sus feroces puños.


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    Brook dejó de afinar su violín para enfocar su atención en el reno que estaba parado ante él.

    —¿Se te ofrece algo, Chopper-san? —cuestionó el esqueleto— ¿Quizás una canción?

    —No, no, no es eso Brook —dijo Chopper— Sólo quería saber si quieres cambiar de persona. Ya sabes, para el Santa Secreto.

    El músico pensó por un momento, su calavera enfocada en el miembro más joven de la tripulación. Luego tomó su decisión.

    —Ciertamente. Estaba planeando en cambiarlo de todos modos, es una excelente oportunidad —Brook tomó su afro y abrió su calavera para sacar su pedazo de papel— Aquí tienes, Chopper-san.

    —Muchas gracias, Brook —sonrió Chopper, alegrado. Le entregó su antiguo papel y se retiró sonriente.

    —Vaya, todo un desafío —comentó Brook al leer su nuevo papel— Tendré que usar todo el poder de mi cerebro para resolver esto. Aunque no tenga un cerebro porque soy sólo huesos. ¡Yohohoho!


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    Dos días después, los piratas del Sombrero de Paja habían llegado al puerto de una nueva isla. Era una isla comercial, afortunadamente, grande y llena de habitantes, por lo que se consideraron con suerte. Dejando el Thousand Sunny en el puerto, todos los piratas descendieron a cubierta para votar quien permanecía en el barco y quien no.

    —Puedo quedarme en el barco hasta que alguno regrese —comentó Zoro— De todos modos ya tengo decidido que conseguiré.

    —Me quedaré yo también —decidió Sanji— Para cuidar el barco, porque este idiota simplemente se quedará dormido. Y porque tengo que preparar el delicioso almuerzo de mis hermosas damas para cuando ellas regresen.

    —Bien, entonces esta decidido. Zoro y Sanji se quedan —declaró Luffy— ¡Y volvemos para almorzar! Sanji, ¿puedo llevarme comida mientras tanto?

    —¡No! ¡Ya vete, idiota! —gritó Sanji, pateando al capitán por la borda.

    Y luego de que el capitán revelara encontrarse perfectamente después del golpe, los siete piratas en encaminaron al pueblo donde se separarían.

    Zoro y Sanji ni siquiera se dirigieron la palabra el uno al otro. El espadachín saltó al puesto de vigía para una sesión de entrenamiento intensa, mientras que el cocinero se retiró a la cocina a comenzar las preparaciones para un almuerzo digno de las bellezas de la tripulación. Y alguna cosa que se lo ocurriera para el resto de los idiotas. Ésto último era lo que menos le importaba.


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    —Hm... ¿qué tipo de lugar es este? —preguntó Luffy, confundido.

    —Es una librería, ¿nunca has estado en una? —replicó Usopp, aunque la respuesta no fue ninguna sorpresa.

    —No.

    Chopper se les adelantó e ingresó al local. Creía tener una idea de que podía encontrar allí, estaba seguro de que había una sección de libros que podía serle útil para el regalo. Usopp tenía un pensamiento similar; había analizado la biblioteca del Sunny y para asegurarse de no comprar un libro repetido la había anotado. Luffy simplemente le preguntó a sus nakamas donde conseguía un libro para leer y los otros dos lo guiaron.

    —¿Puedo ayudarlos en algo? —preguntó el anciano que atendía la vacía librería.
    Usopp y Chopper (en Heavy Point) negaron con la cabeza y se retiraron a revisar estanterías. Luffy se quedó con el anciano.

    —Hey, viejo, estoy buscando un regalo para Navidad —anunció el capitán pirata con una sonrisa de oreja a oreja.

    —Oh, pero no creo que encuentre nada interesante aquí, joven —comentó el hombre— Todos los libros de aquí son históricos o muy antiguos...

    —Pero, el regalo es para alguien que lee muchos libros viejos y eso, así que no hay problema —dijo él— Ya se, ¡tráigame el libro más viejo que tenga!

    Usopp suspiró ante los hábitos de su capitán, pero se dedicó a seguir con su propia búsqueda. Tras vagar un poco por el fondo de la tienda, encontró la sección que buscaba, aunque estaba algo abandonada. Sacó la lista de su saco verde, pero los pocos títulos que encontró se encontraban repetidos. Y para empeorar las cosas, esta era la única librería en esta parte de la ciudad, tomaría casi un día entero llegar a la otra parte y para ello no había tiempo.

    Chopper, por otra parte, contó con mejor suerte. Encontró varios libros que podían servir como un regalo perfecto, pero ninguno del todo convincente. Ademas, no estaba seguro de si estaban repetidos o no. Quizás debería haberlos anotado, por las dudas, pero creyó que los recordaría.

    —Creo que pasaré más tarde, no estoy seguro —musitó Chopper, abandonando la librería.

    —Yo no encontré lo que busco, nos vemos después Luffy —se despidió Usopp, saliendo tras el reno.

    —Ah, ok —dijo Luffy, sin quitar su atención del libro ante él.

    El anciano había sacado un muy antiguo tomo del fondo de un estante. Estaba lleno de polvo, era bastante grande y lucía pesado también. Luffy creía que era perfecto.

    —Oh, ¡genial! ¡Es viejo, perfecto! —tomó apresuradamente el libro en sus manos.

    Al tomar el libro, no previó que era bastante más pesado de lo que parecía. Impresionado por su peso, lo soltó antes de que cayeran sus manos con el libro al suelo. Al impactar contra el piso, el antiguo tomo hizo fama de lo antiguo que era y se volvió polvo. Antes de que el anciano reaccionara, Luffy ya estaba en la puerta.

    —Eso es un problema, ahora debo buscar en otro lado. ¡Gracias por todo, viejo! —exclamó el pirata, y se marchó.


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    —Nico Robin, ¿a quién debes comprarle un regalo? —preguntó Franky.

    Ella le dedicó una sonrisa misteriosa, de esas que ella solía dar siempre.

    —Si te lo digo, no sería una sorpresa en Navidad —rió ella.

    Franky y Robin caminaban juntos por las calles de la ciudad. Había decoraciones navideñas por doquier, familias haciendo las compras, niños jugando, e incluso había algunos pequeños disfrazados de renos. Uno de ellos hasta tenía nariz roja. Porque seguían yendo juntos, no sabían, pero daba igual; cada uno iba pensando sin hablar. Hasta que, al cabo de un rato, él decidió romper el silencio.

    —Entonces, ¿qué vas a comprar?

    —Hm, no lo he decidio aún —comentó Robin, deteniéndose a pensar un momento— Tal vez algo de ropa pueda funcionar... no le vendría nada mal variar su guardarropa...

    —Hay una tienda ahí —mencionó Franky, señalando un gran negocio donde prendas de todo tipo se encontraban en oferta por las festividades.

    —¿No vienes? —preguntó la arqueóloga, al notar que el cyborg se había detenido.

    —Nah, tuve una mejor idea para mi regalo —sonrió triunfante— Suerte, Nico Robin.

    —Igualmente, Franky —sonrió ella, luego se dio media vuelta y entró al lugar.

    Franky también se dio media vuelta. Se acercó a un callejón cercano, estaba seguro de haberla visto allí. Y no se equivocaba. Ahí, oculta en la oscuridad, se encontraba una mujer de escasa vestimenta fumando un cigarrillo.

    —¿Se te ofrece algo? —preguntó la muchacha coquetamente.

    —Sí, estoy buscando un regalo para un amigo —informó el cyborg— Y creo que serías perfecta para el trabajo, ¿puedes hacerlo?

    —Hm, tal vez... ¿de cuánto estamos hablando?

    —Déjame ver cuanto tengo...

    Antes de que se pusiese a cointar el dinero que traía oculto en su camisa, recibió un zapatazo en la cabeza. Se dio vuelta para descubrir que dicho zapato pertenecía a la navegante.

    —¡¿Qué rayos crees que haces?!

    —Las compras navideñas —contestó Franky directamente.

    —¡¿Qué tipo de compras son estas?! —gritó Nami, furiosa ante tal descaro.

    A continuación se produjo una serie de golpes y patadas, todos los cuales golpearon al cyborg, y al final Nami se lo llevó arrastrándolo de la camisa mientras insultaba por lo bajo, sin importarle la mirada de varios curiosos.


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    Usopp vagó entre los diferentes tipos de prendas que había por allí, confuso. Maldición, no tenía idea del sentido de la moda de ella, ¿qué se suponía que le comprara?

    —Hm, cualquier cosa corta debería funcionar —murmuró el tirador.

    —¿Nariz larga-kun?

    En efecto, tras él se encontraba la mayor de las dos mujeres de la tripulación. Aunque al darse cuenta, le agarró tal sorpresa que saltó en su lugar y derribó unas cajas a su derecha. Pero intentó que no se notaran los nervios en su cara. Sin éxito.

    Robin no comentó sobre ello. Le pareció bastante entretenido.

    —¿Compras navideñas? —sugirió ella, y él simplemente asintió— ¿Tal vez pueda ser de ayuda?

    —Oh... claro, podrías ayudar —dijo Usopp. Luego se detuvo a pensar, ¡claro que podía ayudar! ¡Era una mujer! ¡Debía tener un sentido de la moda más agudo que él, sería de gran ayuda!— Muy bien, Robin, ¿cuál te parece más apropiado para...

    —Tal vez deberías comprar este.

    Miró el atuendo que le ofrecía Robin. Era un vestido puramente negro, llegaba hasta los tobillos de quien lo usara y con mangas largas. Dentro de todo era un buen vestido. Para un funeral.

    —Creo que... mejor iré a revisar por otra parte —musitó Usopp, retirándose a otra sección, un aura deprimente a su alrededor.

    —Oh, nariz larga-kun, una pregunta —musitó la morena, y él se volvió— ¿Qué opinas de ésto? ¿Sería un buen regalo? No tengo experiencia con la vestimenta masculina, lamentablemente.

    El joven tirador se quedó mirando la camisa celeste en manos de la arqueóloga. El tamaño lo hizo darse cuenta enseguida de quien era el destinatario de tal regalo, y tuvo que admirar la elección, ella sí que conocía a sus nakamas.

    —Creo que él la va a usar todos los días —respondió Usopp— De todos modos necesita más ropa, así que...

    —Sí, es lo que pensé —respondió ella— Gracias.

    Se dio media vuelta y dio unos pocos pasos para llegar hasta el mostrador. Un hombre, probablemente más joven que ella, alrededor de veinticinco años, tomó la prenda en sus manos para examinar el precio.

    —Ciento veinticinco beris —informó el empleado.

    —Me temo que debe haber un error. Verá, sólo tengo cien beris para gastar, Nami-chan es algo... resguardada, en lo que se refiere al dinero —replicó Robin con amabilidad.

    —¡¿Te dio dinero?! —exclamó Usopp, insultando mentalmente a la navegante. ¡Él había tenido que utilizar sus ahorros secretos porque la navegante era tan tacaña que ni un beri le había prestado!

    —No, lo siento, son ciento veinticinco —explicó el vendedor nuevamente.

    —Esta en un error, son cien —le informó Robin con una sonrisa de falsa amabilidad.

    —Pero aquí dice que so-

    —Cien beris.

    —Pero...

    —Cien —la sonrisa de Robin se volvió más oscura, a tal punto de que asustaba a su nakama, que recordó porque la llamaban la "Niña Demonio"— Beris.

    El empleado dio un paso hacia atrás. Robin había avanzado, intimidante como ella sola, y había simplemente colocado un papel sobre el mostrador. Un sencillo pergamino, nada importante... bueno, excepto quizás el hecho de que su excesivamente alta recompensa podía ser admirada allí.

    —¡Cien beris serán! —exclamó el tembloroso empleado, tomando la camisa y envolviéndola rápidamente— ¡Que tenga un buen día!

    —Que amable —comentó Robin, tomando su paquete.

    —Estas pasando demasiado tiempo con Nami —suspiró Usopp.


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    —¡Hola! —exclamó Luffy, ingresando a un local.

    La tienda era un local de antiguedades y magia negra, un pequeño negocio oscuro, mal iluminado, y con un distintivo olor a muerto. Probablemente provenía del extraño empleado, pero al capitán no pareció importarle.

    —Buen día señor —saludó el excéntrico hombre con una gran sonrisa, mostrando sus amarillentos dientes— ¿En qué lo podemos ayudar?

    —Estoy buscand-

    —Tenemos dientes de tiburón, guirnaldas de ajo, muñecos de trapo para vudú...

    —Pero yo quie-

    —También hay pociones de toda clase, libros de hechicería, ojos de liebre...

    —Per-

    —Y ademas, ayer nos llegó una exclusiva cantidad de orejas humanas qu-

    Luffy golpeó al empleado con su puño directamente, lanzándolo contra la pared más cercana con toda su fuerza. Se produjo un ruido al realizarse el impacto pero el hombre quedó allí, inmóvil contra la pared, inconsciente.

    —No me dejaba hablar —suspiró el pirata— Estoy buscando algo para mi nakama para Navidad, le gustan las cosas muertas y eso, ¿tienen algo?

    Al ver que el hombre no respondía, se puso a revisar el lugar, curioso ante tantas cosas nuevas. Al tocar una botella verde que parecía graciosa y casi quemarse las cejas, el joven del sombrero de paja salió corriendo del lugar.


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    —¡Sanji! ¡Zoro!

    Los dos salieron de sus respectivas habitaciones ante la mención de sus nombres. Brook y Chopper se encontraban frene al barco, éste último cargando un regalo en sus brazos.

    —Oi Chopper, ¿ya regresaron? —preguntó Zoro mientras los dos subían al Sunny.

    —No, es una ilusión óptica, marimo estúpido —suspiró Sanji, sacando un cigarrillo.

    —¿Quieres morir, love cook?

    —Ya pueden ir al pueblo —informó Brook— Es un lugar muy pintoresco, con muy bellas damas, aunque lamentablemente ninguna de ellas quizo mostrarme sus bragas...

    —¿Damas? ¿Bellas? —repitió Sanji, para luego saltar de la cubierta del barco al puerto— ¡Esperenme, mis preciosas!

    —¡Sanji! ¡Recuerda tu pérdida de sangre! —exclamó Chopper, preocupado por el bienestar de su nakama.

    —Deja que el pervertido muera a su manera —suspiró Zoro, descendiendo por la escalera para encaminarse al pueblo.

    —¡I need a lady! —cantaba el cocinero mientras se alejaba.


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    —Nami-nee, yo sólo...

    —No quiero oírlo.

    —Pero...

    —Ni una palabra.

    —Es que tú no entiendes...

    —¡Cállate o te golpeo de nuevo!

    El cyborg la estaba poniendo de mal humor, y eso que había comenzado bien el día. Franky sólo miró en otra dirección y la dejó sola, lidiando con su dilema...

    —¡Todo esta carísimo! —exclamó la joven de cabellos naranjas, furiosa.

    En parte era cierto. La tienda donde se encontraban vendía armas de todo tipo, desde espadas hasta pólvora y armas de fuego, por lo que Nami intuyó que allí encontraría algo útil para la situación. ¡Pero todo se iba del presupuesto! Franky, por su parte, no pensaba encontrar nada de utilidad allí... pero encontró algunas cosas que llamaron su atención.

    —¿Pólvora especial importada de Arabasta? —leyó Franky al encontrar un barril particular— ¡Súper!

    —No se supone que compres para tí mismo —advirtió Nami.

    —Tsk, mira quien habla.

    —No tengo idea de que hablas, yo siempre pienso en los demás, en el bienestar de la tripu... ¡cincuenta por ciento de descuento!

    Arrojó al carpintero fuera de su camino para mirar por la ventana como varias mujeres se metían en la tienda de ropa que se encontraba frente a ellos, donde había todo tipo de descuentos y ropa que, según ella, se veía adorable. Obviamente se vería mucho mejor en ella que en cualquier otro ser vivo, así que debía apresurarse antes de perderse todas las buenas ofertas.

    —Estúpido Santa Secreto —gruñó la joven— Me llevaré esto.

    —¿Estás segura que deberías comprar lo primero que veas?

    Nami lo fulminó con la mirada y el cyborg no dijo más. Lentamente, se retiró mientras ella pagaba el obsequio elegido.


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    —Mis preciosas damas, ¿les han mencionado lo bonitas que son? —comentó Sanji a dos mujeres que pasaban por ahí.

    —Oi pervertido, no tenemos todo el día —gritó Zoro, por fin alcanzándolo.

    —Nadie te dijo que me siguieras, marimo incivilizado —replicó el rubio, encarándolo.

    —No te estoy siguiendo, pero Nami me dijo que te vigilara cuando fueramos al pueblo, no quiere esperarte para almorzar después. Y no tuve más opción, ceja espiralada —informó Zoro.

    —Ah, Nami-swan es aún más hermosa cuando se preocupa por mí —suspiró Sanji. Evidentemente, sólo había captado esa parte.

    —Como sea, vamos de una vez.

    —No ahora, estúpido espadachín. ¿No ves que estoy en compañía de... —Se dio media vuelta y se encontró con el espacio vacío que hace unos minutos había sido ocupado por dos hermosas señoritas.

    —No me sorprende que abandonen un pervertido.

    —¡Cállate, imbécil!¡Y el pueblo no es en esa dirección, por ahí esta el puerto, cerebro de marimo!


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    Algunos días después de estos eventos, ya en el medio del mar, llegó finalmente la esperada fecha; la Navidad.

    Nami había adquirido varios elementos decorativos para la ocasión; dado que, según ella, un árbol navideño tradicional era demasiado caro, resolvió simplemente decorar sus árboles de mandarinas. Zoro le hizo notar que usualmente se utilizaba un pino en lugar de ese tipo de árbol. Este comentario llevó a una larga discusión que terminó con los árboles decorados y Zoro ahora le debía doscientos mil beris más a Nami. Como lo hizo, nadie jamás comprendería.

    Sanji se encargó de preparar una cena especialmente ambientada para la ocasión. Se pasó la tarde en la cocina, preparando galletas y una cena que prometía ser increíblemente deliciosa, como todo lo que producía el chef. Robin dejó a un lado la lectura ese día, y ayudó en la cocina en lo que pudo; aunque Sanji se quejó que ese trabajo no era digno de ser realizado por tan bellas y delicadas manos, bastó con una simple sonrisa de Robin para convencerlo. Nami también fue a ayudar, pero al seguir enfadada por su pelea con Zoro y ademas después golpear a Luffy (el porque, nadie lo sabía) terminó mezclando la crema más rápido y fuerte de lo que debería e hizo un desastre. Sanji simplemente alabó su belleza como siempre, pero ella se retiró sin más, visiblemente enojada y con ganas de golpear algo.

    Más tarde, Brook aprendió por la fuerza que cuando la navegante estaba enojada no era una buena idea pedirle sus bragas.

    Cuando llegó la noche, afortunadamente, Sanji llegó a preparar toda la comida a tiempo, a pesar del desastre ocasionado por Nami y la crema. Las múltiples manos de Robin ayudaron en el proceso. Todos los Sombreros de Paja se sentaron en sus respectivos lugares y la batalla que se entendía por cena comenzó.
    Luffy atacó los grandes pedazos de carne que Sanji había preparado especialmente de inmediato. El cocinero se aseguró de guardar los dos mejores pedazos para las damas, y se sentó junto a ellas para poder proteger sus platos del furioso capitán. Usopp comía velozmente mientras narraba una historia acerca de como venció a diez monstruos marinos con tan sólo sus puños, la cual Chopper escuchaba fascinado. Franky explicaba una modificación para el Thousand Sunny que a Zoro le importaba muy poco, pero pretendía prestar atención mientras usaba su cuchillo como una espada para alejar la mano de goma que amenazaba su plato. El plato de Franky no corrió con esa suerte y fue asaltado por el capitán.

    Brook sacó su violín y comenzó a tocar una melodía alegre que motivó a Luffy a cantar y a Chopper a bailar. Franky abandonó su conversación para que todos admiraran sus pasos de baile. Sanji le gritó que no bailara así cerca de unas damas. Zoro murmuró algo que nadie entendió, pero Sanji lo encontró ofensivo, así que una pelea se desató entre ambos. Robin rió, encontrando la situación divertida, mientras que Nami se quejó de su decisión de unirse a una tripulación tan loca.

    Sólo otra cena normal con estos piratas. Hasta que, una vez acabada la comida, uno de ellos recordó la ocasión.

    —Oi, ¿qué no es Navidad ya? —comentó Zoro casualmente, bostezando.

    —Ahora que lo pienso, es verdad —replicó Sanji mientras levantaba los últimos platos— Ya deben ser las doce...

    —¿Entonces ya podemos dar los regalos? —exclamó Chopper, su voz claramente mostrando entusiasmo ante esa idea. Sus ojos se volvieron a la mujer de cabellera negra, que le sonrió.

    —Creo que ya es la hora, doctor-san —decidió Robin, poniéndose de pie.

    —¡Genial, Robin! —dijo Luffy— ¡Ey, todos! ¡Vengan a abrir los regalos!

    Aunque ya varios se habían levantado, ante el grito del capitán regresaron a la cocina. Sanji fue el último en llegar, tras haber dejado todo en el fregadero para limpiarlo más tarde. Era su turno de quedarse vigilando el barco de todos modos, y podía aprovechar para limpiar los platos. Una vez que el cocinero se sentó, decidieron que era momento de revelar quien era cada Santa Secreto. Brook se ofreció a ir primero.

    —Luffy-san —el esqueleto se puso de pie, recordando a todos lo increíblemente alto que era, y tras abrir su calavera sacó de allí un pequeño paquete negro y blanco— Feliz Navidad.

    —¡Gracias, Brook! Oh, ¿qué es? ¿qué es? —exclamó el joven pirata como un niño, tomando el obsequio de las huesudas manos y procediendo a abrirlo— ¿Qué es esto, Brook?

    —Es una armónica, Luffy-san —explicó el músico mientras Luffy examinaba con curiosidad el objeto— Es un bello instrumento para tocar, puedo enseñarte cuando quieras.

    —¿Se puede comer? —preguntó él, poniéndose el instrumento en la boca para probarlo.
    —No es recomendable...

    Luffy sopló el instrumento en su boca y produjo ruido. Rió ante el curioso ruido y comenzó a hacerlo sonar más fuerte y repetidamente, lo cual le pareció gracioso por alguna razón. A sus nakamas no les pareció divertido. Luffy dejó de tocar cuando Nami lo golpeó y le advirtió que si lo volvía a hacer, le metería la armónica por orificios donde seguramente preferiría no tenerla.

    Brook tomó asiento y fue el turno de Franky, el cual poseía un paquete envuelto en un papel celeste que, por su forma, evidentemente era un libro. Se lo entregó al cocinero.

    —Feliz Navidad, Sanji —declaró Franky, luego susurró— Quería conseguirte otro tipo de regalo, pero Nami no me lo permitió...

    —Ah, Nami-swan se preocupa por mí, que maravilloso —suspiró Sanji con felicidad, luego procedió a destruir el papel— Hm, ¿un libro de cocina?

    —¡No cualquier libro de cocina! —exclamó Franky con orgullo— ¡Es un súper libro, con las más súper de las recetas para que prepares para nosotros!

    —¿"Mil y un recetas con cola"? —leyó Sanji, luego abrió el libro y escaneó las páginas— ¡¿Son todas recetas que requieren cola como ingrediente principal?!

    —Sí —contestó el cyborg con felicidad— ¿No es súper?

    —... Agradezco la intención.

    Y con esas palabras, el rubio se fue a sentar. Ahora era el turno de Robin, y la arqueóloga hizo gala de sus habilidades para que sus manos extra le trajeran desde su habitación su regalo. Zoro la llamó vaga, ganándose una patada por parte de Sanji. Robin presentó un paquete púrpura al cyborg.

    —Wow, ¡una súper camisa nueva! —exclamó Franky, admirando su nueva prenda. Se quitó su actual camisa y se la probó; le quedaba perfecta.

    —Parece que acerté con mi decisión —sonrió la misteriosa mujer.

    —¡Muchas gracias, Nico Robin! —dijo Franky, dándole un pulgar en alto en señal de aprobación.

    —Feliz Navidad, Franky.

    Y ambos volvieron a sus respectivos lugares. Ahora era el turno de Chopper, que se retiró a buscar su regalo. Cuando regresó, se encontraba en Heavy Point y cargando un enorme paquete marrón con ambas manos que lucía bastante pesado. Usopp lo miró, confundido, cuando se dirigió hacia él.

    —Feliz Navidad, Usopp —declaró Chopper, entregándole el paquete.

    —Oi, ¿qué ha-

    No pudo terminar su frase, porque Chopper le había dado el pesado paquete y ahora el tirador se encontraba aplastado bajo el mismo.

    —¡Usopp! —exclamó el reno dramáticamente— ¡Perdona, creí que después de usar un martillo de cinco toneladas en Arabasta podrías manejar uno de diez toneladas! ¡Debía haberte advertido, perdón! ¡Necesitamos un médico! ¡Un doctor! ¡Algui-

    —Tú eres el doctor.

    —Ah, cierto...

    Y mientras Chopper se encargaba de aplicar los primeros auxilios a Usopp, Sanji se puso de pie y decidió entregar su propio regalo. Lo había escondido detrás de la heladera, donde nadie jamás revisaba, ni siquiera Luffy. Por lo tanto, era el escondite perfecto. Le entregó su paquete azul al músico de la tripulación.

    —Oh, Sanji-san —soltó Brook al admirar el nuevo estuche de madera para su violín.

    —La madera no debería romperse facilmente, es bastante resistente según el viejo que la vendió —informó Sanji— Ademas, debe ser mejor que guardar el violín en tu afro.

    —¡Es perfecto! ¡Me he quedado sin aliento! Ah, pero yo no tengo pulmones como para tener aliento. ¡Yohohoho! ¡Skull joke!

    —Feliz Navidad, Brook.

    A continuación fue el turno de Usopp. El joven sacó un paquete de color amarillo que le entregó a la navegante tras desearle feliz Navidad. La chica le agradeció y luego revisó el contenido. Al ver que se trataba del conjunto que había estado en oferta en un negocio pero que no había llegado a tiempo para comprar, atrapó al tirador en un gran abrazo que lo puso algo incómodo. Sanji, mientras tanto, ideó mil maneras de como asesinarlo en su mente, ¡maldito bastardo con suerte!

    Usopp regresó a su sitio, pero Nami no, pues ahora era su turno. Tenía un paquete naranja en sus manos, y para sorpresa de todos el destinatario era el espadachín.

    —Esto no significa que te hayas librado de tu deuda —le advirtió la navegante— Sólo es por la ocasión. De hecho, el interés va en aumento. ¿Esta claro?

    —Hm... —musitó él, admirando el regalo, un kit con todo lo que necesitaba para limpiar sus espadas y que la sangre no afectara su filo. Aunque ese no era un problema demasiado grave con Shuusui, pero las otras dos podían oxidarse un poco si no las cuidaba apropiadamente, y eso era algo que no se podía permitir— Pues gracias, bruja.

    —De nada, idiota —replicó ella, aunque con una mínima sonrisa cuando se dio vuelta— Feliz Navidad.

    Nami regresó a su lugar, y ahora le tocaba a Zoro entregar su regalo. Se trataba de un paquete verde (que por cierto, no se parecía a su cabello en su opinión, a pesar de lo que dijera Luffy) que le entregó al miembro más joven de la tripulación. Chopper se quedó maravillado con su nuevo libro de medicina, aunque realmente ya lo había leído durante su vida en Drum Island en el castillo de Doctorine, pero no podía revelarle eso a Zoro cuando él, de entre todas las personas, se había tomado el trabajo de buscarle un regalo. Con una gran sonrisa, agradeció el regalo y se sentó a leer el libro una vez más.

    Por último, era el turno del capitán. Y por descarte, ya todos sabían que Robin recibiría su regalo a continuación. Pero cuando el joven se puso de pie y caminó hasta la arqueóloga, no tenía ningún tipo de paquete en sus manos, simplemente un pedazo de papel. Sorprendida un poco, Robin lo tomó y lo examinó. Sus ojos se abrieron un poco, sorprendidos ante lo que veía.

    —Busqué por todos lados, pero no encontré nada bueno —comentó Luffy— ¡Así que hice mi propio regalo! ¿Te gusta?

    En efecto, el regalo lo había hecho él mismo. Se trataba de un dibujo donde había dos figuras, dos hombres hechos por simples líneas. Una de las figuras tenía un sombrero de paja y era visiblemente más baja que la otra, a la cual le estaba entregando un regalo. La otra tenía un sombrero de cowboy ligeramente similar al que ella había antes de unirse a la tripulación y en la isla del cielo. También eran distinguibles unas siete figuras más, alejadas en el fondo, que supuso representaban a la tripulación. Y abajo de las dos figuras principales estaba escrito, con la defectuosa caligrafía de Luffy, "Para Robin, por ser una gran y genial nakama, ¡feliz Navidad!"

    —¡Imbécil! ¡Mira la porquería de regalo que le das a mi preciosa Robin-chan! —exclamó Sanji, molesto porque todos recibían algo caro o elaborado excepto la dama.

    —Luffy, si tenías problemas eligiendo podrías habernos dicho —comentó Nami.

    —Es cierto, te podríamos haber ayudado —agregó Usopp.

    —Ah, ¿entonces lo que hice esta mal? —replicó Luffy, confundido— ¿Robin?

    —¿Me disculpan un momento, por favor? —solicitó Robin, su voz quebrada, pero su rostro imposible de descifrar. Como siempre.

    La mujer se retiró antes de que le contestaran. Se retiró a la cubierta, donde fue recibida por una fría brisa invernal. Deseó haber traído su abrigo, pero era muy tarde para eso. Ya no importaba.

    Se asomó por la barandilla del Sunny y observó la calma del mar, y el reflejo de la luna sobre el mismo. Algún día encontrarás nakamas valientes que te protegerán, eso le había dicho, que nadie nacía y vivía completamente solo en este mundo...

    —Tenías razón, Saul —musitó Robin al mirar a la luna, una pequeña lágrima amenazando con caer por su mejilla, pero apenas logró contenerla.

    —¿Robin?

    Se dio media vuelta, ignorando que la tristeza era evidente en su rostro para cualquiera que la viera ahora. No se había dado cuenta que el capitán la había seguido afuera.

    —Si estaba tan mal el regalo... lo siento... —se disculpó Luffy.

    —No, Luffy —dijo Robin con una sonrisa maternal— No es eso. Este regalo es simplemente perfecto. Te lo agradezco mucho.

    Ante la sonrisa de Robin, él se puso mucho mejor, se dio cuenta que no había arruinado nada, y esa sonrisa tan característica suya iluminó su rostro de nuevo.

    —¡Genial! ¡Tienes que venir, Sanji va a preparar un postre gigante especial! —exclamó el joven del sombrero de paja.

    —Enseguida iré, Luffy.

    —¡No, ven ahora! ¡Es una orden del capitán! —decidió él, la tomó de la mano y se la llevó adentro con él. Ella simplemente se dejó guiar.

    Después de todo, le gustaba como guiaban su vida.
     
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    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

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    Bueno, te dejo mi comentario u.u
    Bueno, no fue lo que esperaba D: Primero que nada, es muy largo… y la primera parte como que es muy pausada, trabada… aburrida.
    ¿Usaste el corrector de Word? Si lo hiciste no se notó… hay muchísimos errores, no me gusta estar marcando todos, si quieres te los paso por MP para que los corrijas pero son muchos.
    Algunos personajes como Nami, Sanji y sobre todo Robbin están muy OoC u.u No sé qué te pasó esta vez, pero no coinciden en nada con sus verdaderos caracteres.
    En sí tiene partes que podrían ser graciosas pero terminan siendo infantiles como la parte en que Franky va a buscar a la mujer para dársela de regalo a Sanji… es totalmente predecible.
    Los regalos en sí lo son… era lógico que Brook le regalaría a Luffy algo musical y que él recibiría algo musical también. Hay de regalo dos prendas de vestir… u.u eso es lo más predecible, todos regalan esas cosas. ¿Nami le regala elementos de limpieza de espadas? Por favor, no tiene sentido u.u
    Es una lástima que haya sido tan largo y tan poco satisfactorio, amiga D: No sé qué te habrá pasado pero no estabas inspirada al parecer. Espero leer algo mejor de ti la próxima porque sé que de verdad sos una gran autora ^^
    Ja, no sé si habrás caído o no en la broma del día de los inocentes, pero acá está el verdadero comentario xD
    Ahí le faltó el cierre del signo… aunque la frase sea interrumpida siempre tiene que ser cerrado.
    Este* año.
    Ja, esos Sanji y Zoro siempre peleando u.u Ja, el juego que plantean es como el amigo invisible!
    ¿Qué pasa si uno saca un papel que es el que tiene su nombre? O:! Y peor aún, ¿qué pasa si saca su nombre siendo anteúltimo? O:!!!! Eso quiere decir que sabrá que quien pase después va a ser quien le regale. ¡OMG! Que problemas u.u
    Jaja, a Chooper le tocó Luffy y a Nami Zoro xD Que genial… Chooper no debería hacerse tanto problema, a Luffy lo arreglas regalándole cualquier cosa xD Todo lo sorprende.
    Lo más genial de tus relatos es que son tan fáciles de leer y tan interesantes que aunque sean largos parecen cortos xD
    A la única que le caería bien un libro es a Nami o a Robbin… a los demás no creo.
    LOL! Este Luffy le va a llevar La Biblia a quien sea xD
    Jojo, la antigüedad del libro salvó a Luffy de hacer el peor regalo del siglo xD
    LOL! Franky pagó una ramera para alguien… allí todos los hombres la necesitan así que podría ser para cualquiera xD
    Ohhhh, Nami no lo dejó comprarla u.u Maldita sea, estas compras son demasiado ocurrentes y graciosas xD
    Claro, Usopp debe tener que regalarle a Robbin.
    Mmm… no estoy tan seguro con el Usopp…. Podría ser Robbin pero también podría ser Nami… Y la de Nami, podría ser Franky o Chooper que son los únicos que tienen talles demasiado diferentes al resto de la tripulación.
    Jaja, Robbin es genial ^^ Tiene más estilo para robar que Nami y es una regateadora de primera categoría.
    Mmm… cosas muertas… ¿a Luffy le tocó Brook?
    Jajaja, ese Sanji… Y Brook parece no haberle comprado nada a Luffy D:
    ¿A Franky le interesó la pólvora? ¿Será Usopp entonces? ¡Me está matando tanto misterio! Sea como sea, sólo una tonta como Nami le compraría un arma a Zoro sabiendo lo caras que son esas cosas… podría darle un regalo más gracioso, algo que le haga poner los pelos de punta xD
    Ja, me parece que Nami le va a terminar comprando un lindo vestido a Zoro xD
    Pobre Zoro u.u Tanta deuda pronto terminará haciéndolo esclavo de Nami.
    Sep, las peleas de siempre xD Nunca cambian, pero está bien que así sea. Yo creo que esas peleas entre seres queridos son parte irremplazable de la navidad.
    Ja, sabía que a Luffy cualquier cosa le parecería interesante xD
    ¡LOL! Pobre Sanji xD En vez de la muchacha recibió un libro de cocina… yo creo que Sanji sabe cocinar cualquier cosa que toca, no creo que necesite libros xD
    Rlz, la camisa era para Franky entonces. Es un regalo sobrio, como siempre, las mujeres saben qué regalar y no quedar patéticas xD
    o.O Lol, el regalo de Chooper sólo fue gracioso por el resultado de Usopp malherido xD
    Ja, Sanji con un regalo elegante y justo, como siempre.
    Jeje y Usopp que resultó tener buen gusto, mira que cosa rara.
    Ohhh, pobre Chooper, recibió un regalo que no necesitaba u.u Pero bueno, la intención es lo que cuenta dicen.
    Jajaja, este Luffy xD Pero al final Robbin lo tomó a bien. Por suerte le tocó a la más madura que el más inmaduro le diera su regalo xD
    ¡Fue genial! De verdad fue un gran One Shot, muy bien hecho y con una gran carga de suspenso! Tanto que me hubiera gustado que hubiera más nakamas para seguir abriendo regalos xD ¡Te felicito! Espero que disculpes la broma xD ¡Nos vemos en otra!
     
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