Sangre de vampiro

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Poison Kiss, 28 Enero 2009.

?

¿Cuál es tu personaje favorito?

  1. Matthew

    3 voto(s)
    20.0%
  2. Annette

    0 voto(s)
    0.0%
  3. Diane

    5 voto(s)
    33.3%
  4. Demian

    7 voto(s)
    46.7%
  5. Sophie

    0 voto(s)
    0.0%
  6. Adam

    0 voto(s)
    0.0%
Se permite votar por más de una opción.
  1.  
    Poison Kiss

    Poison Kiss Entusiasta

    Virgo
    Miembro desde:
    9 Diciembre 2008
    Mensajes:
    54
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Sangre de vampiro
    Total de capítulos:
    28
     
    Palabras:
    2385
    Sangre de vampiro

    Este fic se la dedico a mi mejor amiga, beta-reader & compañera Bizet. Amiga te quiero mucho, gracias por tu apoyo siempre.
    Espero que disfruten la historia ^^



    Sangre de vampiro
    Sed de venganza

    Capítulo I: La nueva.

    *Diane
    Los hombres dejaron un par de cajas más y se retiraron en el camión. Las llevé una por una a mi nueva habitación y le di las buenas noches a mi padre. Sabía había pensado en mi. El hecho de contarme que nos mudaríamos un día antes y dejar a mis amigos en Chicago me llenaba de tristeza. Había pasado toda mi infancia en aquél lugar, había hecho a mis mejores amigos en la primaria, mi madre se encontraba sepultada allá y ahora lo dejábamos todo para hacer una nueva vida en Londres. La razón por la que mi padre, Chase Greenwood, había tomado esta decisión tan precipitadamente, era por que en Chicago había sido inculpado de asesinato mientras operaba a un hombre poderoso, metido en el mundo de la adicción. Por supuesto se desmintió, pero papá ya no pudo trabajar como antes, había perdido la confianza de sus pacientes. Le llegó una oferta casi imposible de rechazar, sería el director de un pequeño hospital aquí, en Londres.
    Y desde ese momento comenzó a planear todo en secreto. Compró una casa de dos pisos, cómoda, algo antigua.
    Cuando finalmente terminé de desempacar, me recosté sobre la cama y me quedé en un profundo sueño.
    Fui despertada por mi padre para que bajara a desayunar.

    -Diane, ¿qué te parece la casa?- me preguntó entusiasmado.
    -Es… linda- respondí sin ánimos. Era mi primer día de clases y tenía un nudo en el estómago. No quería comer.
    -Vamos hija, se que es difícil dejar todo, pero tendrás nuevas amistades.
    Me levanté, aún me encontraba sentida con el, tomé mis libros y salí dejando atrás un portazo.
    Caminé hasta la escuela, no estaba demasiado lejos, así que decidí no tomar el autobús para conocer un poco la ciudad. Me impresionó la amabilidad de los vecinos, todos y cada uno de ellos me dio los buenos días y sonreía.
    Seguí caminando y vi en la esquina mi nuevo colegio. Desaceleré el paso inconscientemente. Entré y para mi fortuna pasé desapercibida. Cada estudiante se encontraba en su asunto. Me dirigí a mi salón y me senté en la cerca de la ventana, en el último lugar.
    Era un buen día, el cielo era azul y el sol calentaba levemente. El profesor no me presentó, se lo agradecí con una sonrisa. Aún me encontraba sin ánimos, varios compañeros me habían propuesto comer con ellos en el descanso y acepté, no muy gustosa.
    Mientras se daba una explicación sobre biología, tema que ya sabía, comencé a rayar sobre la última página de mi cuaderno esperando el timbre para la siguiente clase, literatura. Era a lo que me quería dedicar, escribir. Desde pequeña me ha gustado, mamá me regalaba diarios que nunca desperdiciaba. Había escrito ya varias obras aunque las leía exclusivamente en mi habitación.
    El sol comenzaba a irritarme, me quemaba la piel, quería salir de ese lugar y tomar un avión de regreso a Chicago pero no podía dejar a papá solo.
    Afortunadamente mis dibujos mataron el tiempo y pronto timbraron para el descanso.
    Salí en compañía del chico que se sentaba a mi lado, no recordaba su nombre, pero su extensa plática me servía de distracción.
    En el comedor mordía únicamente una manzana, no tenía apetito. Miraba a un chico en especial, muy atractivo. No comía, estaba solo en una mesa y leía sin parar, al parecer no tenía problemas de distracción a pesar de lo ruidoso que se había vuelto la hora. Una de las chicas se dio cuenta de mi mirada ida y se recargó sobre mi hombro.
    -Es Demian Hesse, ¿te gusta?-preguntó.
    -No, ¿es nuevo también?
    -Claro que no, así es el, muy Demian, no habla con nadie, a menos no de ser necesario, quiere enfocarse en sus estudios, no te ilusiones.
    -Por supuesto que no, solo es curiosidad.-sonreí desviando la mirada, el me había descubierto.

    *Demian
    Sentía su mirada clavada en mí, no era la única, pero si la más intensa, la miré y ella se volteó. Me percaté de que era la chica nueva, Diane Greenwood, había escuchado sobre ella al llegar en la oficina del principal, pero no presté demasiada atención. Estaba pensando en otra cosa en ese momento, mi madre estaba muy enferma. Debía concentrarme, especialmente en este momento, en mis estudios.
    Hice a un lado mi plato con frutas y comencé a leer una historia sobre abogados. Era lo que más deseaba, ser un exitoso abogado. Mis tías trataban de pagar mis costosos estudios y no quería decepcionarlas. Me concentré después de sentirme más tranquilo y pude entender la lectura.
    Al terminar, pude tomar tiempo para mí, comí un poco, pues el almuerzo de la cafetería no era muy apetitoso.
    Una chica se me acercó para preguntarme sobre una tarea, la rechacé inmediatamente, sabía que era una excusa para hablarme, primero estaríamos enfocados en el tema y después ella lo cambiaría por una pregunta como “¿Qué harás el sábado por la noche?”. Eso me irritaba, por lo que le pedí que me dejara solo y continué escribiendo.
    Mi padre nos abandonó cuando era pequeño, lo cual en parte me alegró pues golpeaba a mi madre, después fuimos a vivir con mis tías las cuales nos dieron hogar y comida, y ya que me prometí no ser igual que el no estaba dispuesto a salir con una chica solo por diversión, creo que no merecen eso.
    Al fin las demás miradas se alejaban de mí para clavarse en dos chicos que entraban. No estaba seguro de quienes eran, pero sabía que eran muy populares, algo que de verdad no me importaba. Me levanté para irme, no soportaba a esos chicos superficiales, y entré a la biblioteca como era mi costumbre después de almorzar. De nuevo pude concentrarme.

    *Annette
    Lo escuché gritar por primera vez en años, me levante con agilidad y fui hasta su habitación para ver que ocurría. Papá ya estaba con el tranquilizándolo en menos de dos segundos. Pude escuchar desde la puerta la descripción del sueño que había tenido. Era algo confuso pero finalmente entendí. Adam y yo nos quedamos paralizados, los sueños de Matthew eran ciertos. Todos y cada uno de ellos.
    Así es, en mi familia solo éramos tres. Mi padre adoptivo, Adam Deadmond, mi hermanastro mayor, Matthew, y yo. Éramos muy unidos, debíamos serlo para poder vivir en paz. No desayunamos, nunca lo hacíamos, salimos hacia el auto negro que se dirigiría al colegio y no hablamos durante el camino, decisión de el. Era nuestra costumbre llegar durante el descanso, puesto que habíamos exentado las primeras dos materias.
    Al llegar lo buscaba con la mirada, al parecer se había ido ya. Otro intento fallido de que me mirara. Era la única persona en el colegio quien no se enceguecía ante mis ojos, me llamaba mucho la atención. Mi hermano, Matthew, me indicó qué lugar tomar y nos sentamos. Aunque sabíamos que llamábamos la atención no nos importaba, nuestra entrada siempre era fría y tratábamos de no mirar a nadie.
    Aquel ser que buscaba se llamaba Demian Hesse, y he estado observándolo durante los últimos tres meses. Es el primero que me da tanta curiosidad, el primero en muchos años.
    Matthew me acercó una silla y me senté, nunca almorzábamos, la comida nos daba repulsión, solo mirábamos serios a las personas. Vi de reojo que mi hermano se detuvo en una dirección en especial.
    -¿Es ella?-pregunté.
    -Sí, es ella… Annette debemos hacer algo.- dijo con tono preocupado, sin embargo su rostro seguía sin expresión.
    -No te preocupes, tenemos demasiado tiempo para deshacernos de ella.-respondí tranquilizándolo.
    No quitaba la mirada de esa chica de cabello largo y negro que llevaba un pequeño gorro rosa y ropa del mismo color. Pensé que era como las demás personas: inhumana, engreída, interesada, pero por alguna razón Matthew la había visto en sus sueños, debía ser importante. Sin embargo contábamos con toda una vida para borrarla del mapa. Era un día soleado, hacía calor, por lo cual debíamos cuidarnos. El olor de mi cabello hacía que ese olor que tanto deseábamos se desvaneciera un poco por lo cual meneaba de vez en cuando mi cabellera rosa para esparcirlo a nuestro alrededor.
    Mi nombre es Annette Deadmond, y a mis cortos dieciséis años puedo decir que he adquirido los suficientes conocimientos como para asistir a una escuela. He ido a demasiadas, sin embargo nuestro padre insiste. A Matthew no le molesta, pues dice que si no parecemos normales se podría descubrir nuestro secreto, algo que estaba próximo a ocurrir si no lo evitábamos.

    *Matthew
    Grité con todas mis fuerzas, lo que pudo despertarme de esa horrible pesadilla que había tenido. Al abrir los ojos papá ya estaba a mi lado meneándome para que reaccionara. Le conté todo, puesto que era de importancia. Una chica nos había descubierto y gritaba al mundo lo que realmente éramos. Tomó la decisión rápidamente, asesinarla. Debíamos obedecerle, no por que era nuestro padre, si no porque era mucho más sabio que nosotros y todo lo que hacía era correcto.
    Miré el reloj y ya era hora de ir a la escuela. Me levanté y les pedí que se retiraran, Annette escuchaba recargada sobre la puerta.
    Me puse un chaleco gris, una camisa blanca y pantalones negros. Me peiné como siempre, desacomodándome el cabello y miré con repulsión lo que el cocinero había preparado.
    -Debemos despedirlo- insistí a papá, quien negaba con la cabeza sonriendo.
    -Vamos que se hace tarde- dijo Annette tomando su bolso y abriendo la puerta.
    -Que tengan un buen día… Matt, sabes que hacer hijo.- me recordó mi padre alejándose en dirección a su despacho.
    El auto negro en el que viajábamos llegó rápidamente al colegio. Tenía el estómago hecho nudo. Debía encontrarla rápido.
    Caminé como siempre hacia nuestro lugar preferido: una mesa redonda para dos. Acerqué una silla para mi hermana y la invité a sentarse. Lo hizo con delicadeza. La imité en mi silla. Rápidamente comencé a analizar a todas las chicas que se encontraban en ese lugar. La encontré minutos después. Estaba sentada con una chica y un par de chicos. Miraba en otra dirección, lo cual indicaba que no había notado mi singular llegada.
    Annette me tranquilizó al preguntarme sobre ella, sin embargo no podía. Tantos años ocultándolo y ahora una simple chica lo arruinaría todo, nos arruinaría la vida.
     
  2.  
    Bizet

    Bizet Guest

    Re: Sangre de vampiro

    Gracias a tí por soportar mis explotaciones (:!.
    Sabes que me gusta mucho la manera en la que escribes y disfruto muchas tus historias.
    Haz tenido una gran evolución como escritora, y sabes que no lo digo por hablar, solamente recordemos tus primeros fics x'D.
    En fin (: Gracias por todo y ¡Ánimos!
     
  3.  
    Ryithien

    Ryithien Guest

    Re: Sangre de vampiro

    Por ahi me dijeron que había algo turbio en esta historia XD
    y creo que este es mi primer post, que va para tu fic
    si, si, sientete especial, ilusionate, fantasea e incluso sueña
    Bizet se me hace conocida a alguien...
    El punto es que yo no leí tus otras historias, pero me gustó xD
    Y si es que hay continuación seguiré leyendo y ahora si te dare sugerencias
    quejas, etc, etc ,etc. Por ahora solo este post tan chafa ._.
     
  4.  
    Blue~Chan

    Blue~Chan Entusiasta

    Cáncer
    Miembro desde:
    19 Septiembre 2008
    Mensajes:
    93
    Pluma de
    Escritora
    Re: Sangre de vampiro

    HOAZZ!!!
    q tal?? me pase x tu fic y adivina...
    ME ENCANTO >O<!!!!!!
    esa muy bueno >o<!
    al principio se me parecio a la pelicula de Crepusculo
    pero no se si fue con intencion o algo.
    en fin! no creo q deba corregir nada (en especial xq a MI me corrigen en vez d Yo a Ell@s xD)
    espero la contii!!
    nos vems (o leemos xD)!!!
    fue todo!!!
     
  5.  
    Poison Kiss

    Poison Kiss Entusiasta

    Virgo
    Miembro desde:
    9 Diciembre 2008
    Mensajes:
    54
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Sangre de vampiro
    Total de capítulos:
    28
     
    Palabras:
    138
    Re: Sangre de vampiro


    Muchas gracias a mis queridas tres lectoras TT
    si, yo se que el principio quedó como Crepúsculo, quise evitarlo pero pues finalmente salió eso :/ pero como dijo Bizet, "después se compone" y quiero decir que en el segundo capítulo ya sale mas a flote la historia ;D un poco pues la trama es larga jaja
    Bueno, publicaré el segundo capítulo en los siguientes días, mi beta-reader anda de vacaciones jaja
    Espero que haya mas lectores u_______________u
    n________________n Gracias por el apoyo!
     
  6.  
    Bizet

    Bizet Guest

    Re: Sangre de vampiro

    La Beta-Reader ha regresado :D!
    Así que no falta mucho para el próximo capítulo :D
    Me pondré a trabajar
    n_n
     
  7.  
    Aibhill

    Aibhill Iniciado

    Libra
    Miembro desde:
    3 Febrero 2009
    Mensajes:
    6
    Re: Sangre de vampiro

    Me gusto ^^ . Aunque al principio también me acorde de Crepúsculo, pero me agrado la redacción y te tengo fe xD
    Seguiré leyendolo, así que actualiza pronto!
     
  8.  
    Poison Kiss

    Poison Kiss Entusiasta

    Virgo
    Miembro desde:
    9 Diciembre 2008
    Mensajes:
    54
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Sangre de vampiro
    Total de capítulos:
    28
     
    Palabras:
    3392
    Re: Sangre de vampiro

    Capítulo II:
    Primera impresión


    *Diane
    Entré a la clase de historia después del timbre, me senté un poco más alejada de la ventana, más bien quería alejarme de esas personas que insistían en ser mis “amigos”.
    La profesora entró, todos murmuraban sobre ella, al parecer era nueva. Llevaba un saco café que hacía par a una falda y zapatillas del mismo color. Su cabello recogido en una coleta la hacía ver mucho más delgada de lo que estaba. Me sentí aliviada, pero pronunció las palabras que menos deseaba escuchar.
    -Buenos días jóvenes, soy la señorita Azura Luppus. Como han visto, su profesora de historia ya no asistirá debido a su embarazo. Yo seré su reemplazo por estos seis meses. Bueno, ya me he presentado, comencemos por ti.- sonrió y apuntó al chico de la primera fila.
    Me moría de nervios, podía imaginarme mis manos temblar pues no quería mirarlas. Cuando después de algunos minutos, me tocó presentarme, me levanté.
    -Mi nombre es Diane Greenwood, mucho gusto.- me senté de nuevo, apenada.
    La señorita Luppus me sonrió y apuntó mi nombre en la lista. Varios asientos atrás un chico de cabello azul oscuro se levantó. Lo miré y me impresioné. Era hermoso. Se veía tan elegante con su vestuario.
    Después de presentarse se sentó y me miró. Sus ojos azules eran tan profundos que me perdí en ellos por unos segundos. Torció su boca como muestra de una pequeñísima sonrisa y correspondí de igual forma. Se veía distraído, preocupado.
    Miré mi libro, examiné los temas: antiguos pobladores de Inglaterra, la llegada de las culturas, La edad de Bronce, Religión. “¡Genial!” me dije a mi misma, “Éste semestre será el más aburrido”. Uno de esos me llamó la atención: Leyendas.
    Hojeé esa parte y quedé impresionada. Supuestos fantasmas que aparecían por los callejones de la ciudad, hechos que habían sucedido hace más de cincuenta años, vampiros, etc.
    La señorita Luppus comenzó a escribir algo sobre el pizarrón pero no presté atención. Miré de reojo al chico de nuevo, me estaba mirando sin siquiera parpadear. Me asustaba un poco, pero me armé de valor para mirarle. Me quedé impresionada pues en un abrir y cerrar de ojos el estaba con la cabeza en otra dirección. No me fijé mucho en ese detalle.
    -Chicos, comenzaremos mañana con mi tema favorito: Leyendas. Por favor, si alguien puede aportar información adelante, será bien recibida.-sonrió para tomar sus cosas y se retiró. Nos enteramos que el profesor de la clase de biología no había asistido, así que salimos al jardín. Guardé mis cuadernos y salí. Él estaba recargado sobre unos casilleros frente a la puerta. Me adelanté pero para mi sorpresa me alcanzó y se puso a mi lado. Caminaba tan diferente de los demás chicos. Sus pasos no se escuchaban, guardaba sus manos en sus bolsillos y llevaba mi paso con dificultad, pues parecía ser mucho más veloz.
    -Disculpa.- me dijo tranquilamente.-No escuché tu nombre…-
    -Diane Greenwood, yo tampoco escuché el tuyo.-
    -Mi nombre es Matthew Deadmond, mucho gusto. Escuché que eres nueva, ¿Te ha gustado la ciudad?-.
    -Aún no la conozco como debería, llegamos ayer.- sonreí sonrojada.
    -Bueno, si algún día piensas en dar una vuelta, avísame.-
    -Claro.- respondí.
    -Cuando te vi en el descanso no me pareciste tan agradable, perdón por decirlo tan pronto.-
    -No te preocupes, de modo que esa fue la primera impresión que te causé.-
    -Lo siento, pero ahora que te conozco veo que me equivoqué.-
    -Me alegro que lo hayas hecho.
    Reímos por mi comentario y seguimos caminando.


    *Annette
    Lo veía de lejos, mientras simulaba leer un libro.
    Quería ir a hablarle, pero sabía que me rechazaría. En parte me alegraba que se comportara así, pues me aseguraba que no saldría con nadie, pero por otra parte me molestaba tener estos sentimientos. Juré jamás volver a enamorarme, pero comprendí que esa decisión debe hacerla mi corazón, aunque de lleno sabía que desde mi nacimiento no tenía alma.
    Seguí mirándolo, quería hacerle llegar una ilusión de que me había hablado anteriormente pero por alguna extraña razón no podía. Debía acercarme hacia el como cualquier persona y esperar a que me rechazara. No tenía el suficiente valor para hacerlo.
    Me levanté y pasé a su lado lentamente. Me detuve dos metros frente a el al escucharle mencionarme.
    -¿Eres Annette, cierto?- me preguntó, levantándose.
    Me quedé ida unos segundos, después reaccioné.
    -Si, soy yo.-respondí seca, me arrepentí.
    -Mucho gusto, mi nombre es Demian Hesse, la profesora de leyes me pidió que te dijera que seríamos equipo en la investigación, espero que no te moleste.
    -No, claro que no.-
    -Bueno, ¿Podemos comenzar mañana? Tengo el día libre.-
    -Muy bien.
    -Nos veremos en el aula C a las dos, a esa hora está desocupada.-
    -De acuerdo.- me fui, estaba nerviosa. Pasaría tiempo a solas con el joven a quien hace unos momentos veía desde el extremo del lugar.
    Pero por dentro estaba muy asustada, podría perder el control de mis instintos y hacerle gran daño. No podía ni imaginarlo.
    Quise aclarar mi mente y efectivamente lo hice, pero mis pensamientos se nublaron por otros, al mirar a mi hermano junto a la chica ésa.
    Apreté fuertemente los puños, esa chica hacía que la sangre me quemara, el me miró brevemente y movió la cabeza de lado a lado en señal de que me tranquilizara.
    Lo hice, el sabía lo que hacía, después de todo era mayor que yo.
    Mientras caminaba por el pasillo los chicos me miraban asombrados por mi belleza, aunque el único chico que me interesaba no me miraba.
    Me parecía imposible, aunque unos minutos antes el me haya dirigido la palabra, no significaba que lo haría siempre ni muy seguido.
    Me acerqué a Matthew.
    -Matthew, vamos…- dije y mandé una mirada asesina a Diane.
    -De acuerdo, entonces… nos vemos- respondió mi hermano, dirigiéndose a ella.
    -Claro.- sonrió y me miró intimidada. Maldita cínica, pensé.


    *Matthew
    Tal vez que haya equivocado, me dije a mi mismo, tal vez pueda cambiar ese sueño, si cambio algo ahora, ella podría no revelar nuestra identidad.
    -Ni lo pienses- dijo Annette en voz alta, había adivinado mis pensamientos.
    -Me parece muy cruel matarla por algo que aún no hace y que podríamos evitar.
    -Hemos tratado de evitar muchos de tus sueños, todos han resultado como los viste. Olvídalo, esa chica debe morir.- respondió mirado por donde caminaba. No se por qué lo hacía, si nos era difícil caer. Nuestros pasos eran oleadas de viento. No podían sentirse. No teníamos presencia. No teníamos imperfecciones.
    -Estos días son difíciles, sólo asistiré a presentar un trabajo.- me dijo, esta vez si me miraba, sin expresión, como siempre.
    -¿Por qué?-pregunté curioso. Annette, por más sed que tuviera, nunca faltaba a clases, no era de su gusto asistir sin tener un justificante.
    -Sabes que papá le inquietan estos días, y no quiero preocuparlo. Además tú tampoco deberías asistir.-
    -¿Alguna buena razón?-
    -Por esa chica, Diane, su aroma es muy penetrante. Puedo olerla desde aquí.-
    -Tal vez, no lo sé. Algún chico puede aprovecharse de la situación si yo no me encuentro.-
    Aunque lo negaba, no quería faltar pues quería volver a verla, algo extraño para mí. Comenzaba a tener sentimientos por un humano, algo que no me sucedía desde aquél día, no quería recordarlo, era tan insoportable ver de nuevo el rostro de mi padre mientras moría lentamente.
    Era tan difícil sacarlo de mi memoria. Con el paso de los años el recuerdo prevalecía en mi cabeza. Deseaba estar muerto, pues entonces no viviría este eterno infierno.
    Subimos al vehículo negro que nos llevaría de nuevo a casa. Al llegar papá nos esperaba dentro de la casa. No le gustaba salir.
    Nos recibió con un abrazo y nos sentamos al comedor, aunque no había comida en él. Solo conversábamos.
    -Hijos, he visto un programa de televisión y me preció muy importante, me ha gustado una frase en especial… “vive tu día como su fuese el último”.-
    Annette se sobresaltó con sus palabras y furiosa se levantó y golpeó la mesa, rompiéndola.
    -¡Ojala así fuese para nosotros! ¡Ya me cansé de tener que cargar con este secreto toda mi vida!- gritaba, en estos casos, cuando se ponía de ese humor era mejor encerrarla, pues su mal humor podía acabar siendo fatal. Le advertí con la mirada y se sentó, tratando de tranquilizarse. Nos quedamos en silencio unos minutos.
    -Siento lo de la mesa…-dijo, bajando la mirada.
    -Descuida, mandaremos por otra, pero ten en cuenta que es la quinta que rompes en la semana, los vecinos comenzarán a extrañarse. ¿Qué haz comido el viernes que tienes un humor insoportable?
    -Un chico de mi escuela, lo encontré afuera del bar, estaba ebrio. Al parecer la bebida combinado con su histeria al no querer ser asesinado me cayeron mal.
    -Pues para la próxima trata de buscar un chico sobrio.
    -¿Y por qué no le haz dicho eso a mi hermano? ¡Las rubias que se traga lo hacen perder la razón!- dijo bromeando, su comentario no me agradó, papá me miró con esa mirada que hacía confesarle todo. Baje la cabeza par tratar de evitarlo pero era demasiado tarde.
    -He visto a la chica que soñé, su nombre es Diane Greenwood, es agradable. Pienso que podemos ganarnos su confianza para no tener que asesinarla.
    Me miraron atónitos, Annette cambió su gesto a uno furioso.
    -¡Ha estado diciendo esas tonterías camino a casa y…!- papá la interrumpió.
    -Creo que es una buena idea, podríamos tratar.


    *Demian
    Me molestaba muchísimo. Iba echando chispas mientras caminaba a la salida. El hecho de que la señorita Luppus me odiara no era razón suficiente para que me pusiera en equipo con esa chica, Annette. Siento que no me llevaré bien con ella, pues es una chica que no tiene problemas económicos, seguramente como las demás.
    Me dirigí a casa, varias calles atrás, debía pasar por un cementerio el cual me daba escalofríos.
    Al llegar dejé los libros sobre la mesa y fui directo con mi madre. Estaba recostada, pero mejor. Mi tía Angélica se acercó a mí y me tocó el hombro.
    -Un doctor ha venido a verla…-
    -¿Un doctor?-
    -Sí, vino a ofrecerse a ser el médico de tu madre, no quiso que le pagáramos.-
    -¿Quién es?-
    -Su nombre es Chase Greenwood, viene desde Chicago. Se enteró del caso de Larissa y vino poco después de que te fueras.-
    Su apellido me sonaba familiar. Claro, exclamé en voz alta pero secante. Le dí un beso en la frente a mi madre retirándole con la mano su cabello rubio de la frente y me fui viéndola, se encontraba dormida debido a los medicamentos y me dirigí a casa de ese doctor. Investigué rápidamente su dirección en el hospital.
    Toqué fuertemente y me paré en las escaleras que había en la entrada. Diane me abrió. Al parecer se sorprendió al verme ya que se quedó con los ojos muy abiertos varios segundos. No decía nada. Rompí el silencio.
    -Buenas tardes, ¿Está el doctor Greenwood?
    -Claro.- tartamudeo.-Adelante, siéntate, lo llamaré.- Me dijo, guiándome a la sala de estar. Me dejó solo un minuto y regresó con su padre.
    -Buenas tardes, joven.-
    -Buenas tardes, doctor.-
    -¿Alguien se ha enfermado?- me preguntó tomando su maletín negro y poniéndose la bata.-
    -No, bueno, si, mi madre, pero usted ya la ha atendido. Es Larissa Hesse. Fue a verla por la mañana.-
    -Ah, si claro, la señora Larissa. ¿Cómo está ella?-
    -Dormida por los medicamentos-respondí, miré a Diane que escuchaba con atención.-
    -Si, le he recetado medicamento fuerte.-
    -Bueno, sólo he venido a agradecerle por atender a mi madre, pero pienso que es incorrecto no pagarle. -
    -No te preocupes, hijo, lo hago con todo gusto. ¿Sabes? En Chicago hacía muchos casos gratis, además, me gustaría ir más seguido, tus tías son muy divertidas.-
    Me apené. Seguramente mis tías se habían puesto a cotorrear con el.
    -Pero…- insistí.
    -He dicho que no, y es mi última palabra.- dijo interrumpiéndome.
    -Muchas gracias.-
    -¿Quieres quedarte a comer? Diane está preparando algo delicioso.- dijo con tono divertido. La miré rápidamente.
    -¿Te he interrumpido?- le pregunté.
    -Claro que no.- sonrió. Correspondí.
    El doctor rodeó con su brazo mis hombros y me llevó al comedor. Hablaba sin parar pero no prestaba atención. Estaba demasiado avergonzado para hacerlo.
    Me sentó en una silla a su lado, enseguida Diane nos acompañó y se sentó frente a mí, el doctor Greenwood ocupó el asiento intermedio.
    -Cuéntame, ¿En qué escuela estudias?-
    -En el Colegio de Downing, creo que su hija estudia conmigo.-
    -¿De verdad Diane? ¿Por qué no me lo haz dicho?-
    -No pensé que lo conocieras.- se defendió. Al parecer, y por el tono en que le hablaba, ella estaba molesta con el, sin embargo su padre le dedicaba grandes sonrisas.
    -¿Qué estudias?- me preguntó una vez más antes de meter un bocadillo a su boca.
    -Leyes, estudio segundo grado.-
    La plática se tornó interesante, él me platicaba anécdotas y su hija y yo reíamos. Era señal de ella no las había escuchado. Me contaba como fueron sus estudios y sobre algunos casos especialmente particulares.
    Se despidió de mí en la puerta y dejó a Diane el guiarme hacia la salida.
    -Muchas gracias por la comida-agradecí una vez más.
    -De nada, que bueno que haz venido.- me dijo con una gran sonrisa.
    -¿Te veo mañana?- le pregunté, esperaba que estuviese molesta por cómo ahuyenté su mirada en el descanso pero afortunadamente era todo lo contrario.
    -Claro.-
    Me dirigí de nuevo a casa para comenzar a estudiar de nuevo.




    ESPERO QUE LES HAYA AGRADADO LA CONTI (: MI BETA HA REGRESADO! *O*
    Gracias a mis lectoras (: por tener fé en mi, mañana entro a la escuela de nuevo T_T
    pero descuiden, tendran conti por un largo tiempo, ya tengo como otras seis contis
    escritas n________n y por supuesto no dejare mi historia incompleta.
    Por cierto, la letra y el tamaño son los que se recomiendan en las reglas, pero si a alguien le molesta o se le dificulta puedo modificar :3
     
  9.  
    Aibhill

    Aibhill Iniciado

    Libra
    Miembro desde:
    3 Febrero 2009
    Mensajes:
    6
    Re: Sangre de vampiro

    Continua!
    Me sigue gustando la redacción.
    Si se me permite opinar >< . Son detalles muy minimos los que deberían ser corregidos. Pero en general me parece que esta quedando bien :)

    Continúa pronto!
     
  10.  
    Ryithien

    Ryithien Guest

    Re: Sangre de vampiro

    hoolaa
    mi post #2 xD que feliz me siento, en fin
    cuando empece a leer no pude parar >< y sii, tu fic tiene una maldicion ¬¬
    me gusta como va quedando la historia, quiero saber mas sobre Demian o.ó
    me llamó la atencion..
    espero continuacion pronto eehh
     
  11.  
    jesulib

    jesulib Iniciado

    Cáncer
    Miembro desde:
    20 Septiembre 2008
    Mensajes:
    20
    Pluma de
    Escritora
    Re: Sangre de vampiro

    hola pues no la he terminado de leer pero esta muy interesente, si al principio me recuerda la ecena de bella y edward en el comedor pero igual despues no se parece a twilight.......

    espero que lo continues se "lee" muy interesante n.n

    :)
     
  12.  
    Poison Kiss

    Poison Kiss Entusiasta

    Virgo
    Miembro desde:
    9 Diciembre 2008
    Mensajes:
    54
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Sangre de vampiro
    Total de capítulos:
    28
     
    Palabras:
    3297
    Re: Sangre de vampiro

    ¡Hola!

    Disculpen haberlas hecho esperar tantos días, pero finalmente aquí esta la conti (:
    Muchas gracias por los comentarios ^^ que bien que a todos les gusta!
    ¡Que bien, cada vez se unen más lectores!
    Bien, disculpen los errores, pero por favor díganme cuales son :) prefiero que el fic quede bien escrito y corregirme al escribir :D

    Capítulo III: Cena


    *Annette
    Era viernes, dos de la tarde.
    Me arreglé como siempre. No quise que sospechara que me había arreglado solo para él.
    Me maquille y me puse un perfume delicioso. No sirvió de nada. Su olor se reemplazó al instante por el que surgía de mí.
    Bajé y papá me elogió. Sonreí sin embargo no me agrado que mi hermano me haya encelado. Me preguntaba con quien iba, a donde, a qué hora regresaría, que si quería que me acompañara. De inmediato respondía a todas sus preguntas. No habíamos asistido a clase. Parecía que Matthew estaba demasiado ansioso, tal vez por la chica.
    -¿quieres que vaya por ti?-preguntó con los brazos cruzados y voz corta.
    -no, enseguida iré a comer.
    -de acuerdo, ¿sabes? he visto que en otro lugar hay mejores opciones, me desviaré.
    -claro
    -Hija, recuerda esta vez conseguir a un buen chico, uno con quien no tengas que luchar. Hacen demasiado ruido por la noche y no puedo dormir.
    -está bien, son menos interesantes pero trataré.
    Subí de nuevo al auto negro y le indiqué al chofer hacia donde debía llevarme, al colegio.
    Bajé cuando llegamos y localicé rápidamente a Demian por su olor. Estaba platicando con una gran sonrisa al lado de Diane quien le miraba atenta.
    Me llené de coraje pues ella estaba comenzando a hartarme. Tenía apenas dos días y ya me estaba comenzando a arruinar la vida.
    Me acerqué y lo salude con una gran sonrisa. A ella la mire de nuevo intimidándola.
    -Buenos días Demian.-dije a su lado.
    -Buenos días Annette, nos vemos Diane.
    -por supuesto.
    Me quise lanzar sobre ella cuando vi que Demian le dio un beso en la mejilla. Lo tomé del brazo y lo jale. Ni fue difícil, pero el si lo sintió exagerado.
    -¿demasiado fuerte, eh?-preguntó sorprendido. Parece que había exagerado pero era difícil controlar mis fuerzas.
    -lo siento, pero tengo un poco de prisa, claro, si quieres estar con esa chica adelante, haré lo que pueda por el trabajo.
    -no me gusta…- rió. Noté como apresuraba el paso y me explicaba. Solo pude escuchar lo último.-su padre atiende a mi madre.
    -no necesitas darme explicaciones.
    Estaba furiosa. Odiaba a Diane, la odiaba como no odiaba a nadie más. Entramos al salón que efectivamente estaba vacío, como el había dicho.
    Me ofreció una silla y tome asiento. Aún estaba resentida por ese beso. Se sentó junto a mí y abrió varios libros.
    Comenzamos a leer, al menos el, yo ya conocía esos libros como a la palma de mi mano, tenía memorizado cada renglón de cada página. Me ocupaba en verle, tan hermoso.
    Comenzaba a escribir lo más importante, enseguida me miró. Había notado que no me interesaba ni mirar el libro.
    -¿estás bien?
    -si, es solo que he terminado.
    -¿tan pronto? Me impresionas cada vez más.-me confesó quitándose las gafas pequeñas. Le hacían ver más profesional y maduro.
    -Es solo que ya he leído este libro demasiadas veces…
    -muy bien. ¿Podrías ayudarme con otro?- me preguntó entregándome uno rojo. Era el mismo caso con todos los libros.
    -¿sabes? Podría terminar el trabajo en un par de horas yo sola, pero quiero tu ayuda.
    -¿Los conoces todos?- me preguntó sorprendido.
    -a mi padre le interesa mucho mi carrera.
    -bien, entonces puedes irte… si gustas.
    -no te dejaré solo. ¿Sabes qué? Te traeré una bebida. Enseguida regreso.
    No se porque me ofrecí a eso. Me arrepentí antes de salir por la puerta. Sabía que estaría vomitando trayendo ese jugo de naranja en mis manos. Era asqueroso.
    En cuanto lo pedí regresé a gran velocidad hacia el para dárselo y no tener que soportar el olor ácido. Me daban náuseas verlo tomar. Me alivié cuando después de un buen tiempo terminó, pues tomaba por pequeños tragos.
    Pasé dos horas mirándolo leer el mismo libro. Era pesado, y con hojas muy delgadas, por lo tanto también me impresionó su habilidad.
    Terminamos el trabajo a las seis. El se apresuró en salir y acompañarme hacia el auto negro que me esperaba. Por un momento llegué a pensar que, como la habíamos pasado bien me daría un beso en la mejilla. No fue así, se fue con un simple “hasta el lunes” y siguió su camino.
    Azoté la puerta del auto y seguimos a casa. No saludé a papá y me fui a cambiar a mi habitación. Me sentía rara. Nadie jamás se había resistido a mi belleza. Era imposible que un chico como el lo hiciera. Ni siquiera me miraba con interés.
    Me arreglé par ir a cenar. Mi miré al espejo. Tal vez Demian no valía lo que al día pensaba en el.
    Me quedé dormida sobre mi cama.


    *Diane
    Su mirada me intimidó al instante. Al llegar al colegio a las ocho la mañana transcurrió como en cualquier colegio: aburrida.
    El descanso fue lo que me agradó. Por fin me deshice de los chicos que querían salir conmigo. En su lugar Demian se sentó conmigo y conversamos sobre la comida de ayer.
    -el doctor Chase es muy divertido-me dijo alegre.
    -si, siempre hace bromas, a veces de mal gusto, pero me alegro que se haya comportado.
    Rió por un momento.
    -no deja de hablar sobre ti, le haz caído muy bien.-le confesé apenada.
    -¿de verdad? Bueno, tal vez deba ir a hacerle algunas visitas de vez en cuando.
    -me ha pedido que te invite a cenar, por supuesto, si no tienes compromisos.
    Noté que dudó, le daba pena.
    -no te preocupes, será divertido.
    Aceptó después de insistirle varias veces.
    Timbraron y nos separamos. Estaba más que feliz pues al fin tenía un amigo. Me apresuraba por el pasillo para verlo de nuevo como ayer. Esperaba esta vez sentarme a su lado y que la profesora no asistiera.
    Entré, para mi mala fortuna tarde, tuve que pedir permiso para entrar, lo cual me avergonzó y causo una pequeña risita por parte de mis compañeros.
    Me desilusioné, en primer lugar por que el asiento a su lado estaba ocupado. En segundo por que mi asiento era el de enfrente, por lo cual debería soportar las miradas de la maestra y en tercero por que el no estaba.
    Me senté y estuve oyendo las largas pláticas de la profesora Luppus. Me interesaba mucho pero mi mente se ocupaba de explicar la posible falta de Matthew.
    La señorita Luppus se molestó, y comencé a escuchar.
    -tal parece que la ausencia del joven Deadmond ha afectado nuestra clase. No hay participaciones.-el timbre llamó la atención de todos.-bien, eso es todo por hoy. Que tengan un buen día.
    Ella se retiró y enseguida salimos. Seguía la clase de química en donde seguía sin conocer a nadie. Afortunadamente la profesora no asistió de nuevo.
    Salí al jardín principal donde se encontraba Demian sentado en una banca. Le saludé y me senté a su lado hasta que dieron las dos de la tarde. Vi llegar un flamante auto negro pero no presté atención, seguía escuchando a Demian.
    De pronto una chica, la hermana de Matthew, Annette se nos acercó y lo saludo. A mi me ignoraba por completo.
    -Buenos días Demian.-dijo Annette dedicándole una sonrisa.
    -Buenos días Annette, nos vemos Diane-me dijo Demian.
    -por supuesto.-le respondí. Enseguida el me dio un beso en la mejilla como despedida, todos lo hacían, pero era especial en el pues nunca lo hacía con nadie. Para entonces ya le consideraba mi amigo. Le sonreí y Annette lo jaló bruscamente. Noté algo extraño. Ella si apenas lo había tocado y el se había balanceado sobre el suelo.
    No tuvo importancia. Debía comprar las cosas para la cena de esta noche. No sabía ni siquiera que iba a cocinar. Papá no estaba acostumbrado a hacerlo, pero como el había tenido la idea se había ofrecido a ayudarme. Me negué rotundamente, la comida de papá tenía siempre efectos secundarios.
    En cuanto llegué a casa le informé sobre la visita y que iría mas tarde a comprar algo para preparar. Me dio dinero, me cambié de ropa y salí. El supermercado más cerca no era tan grande, era práctico. Decidí que allí sería donde compraría los alimentos del hogar.
    Compré verduras y carne. Tardé menos de dos horas en hacerlo. Me distraje viendo la ropa pero desafortunadamente no tenía tiempo para comprar ahora.
    Me dirigí a casa, ya eran las seis, se me había hecho tarde. Comencé rápidamente con los preparativos, me dirigí a la cocina, piqué la verdura y freí la carne, en menos de una hora ya estaba todo listo. Debía reconocerlo, había heredado los dones de mi madre, que era chef.
    Preparé la mesa, puse velas, copas, aunque sonara gracioso, mi padre bebería vino y nosotros limonada. Reservé los mejores cubiertos que teníamos y los coloqué en la mesa.
    Enseguida me preparé. Me puse un vestido blanco hasta las rodillas con dos pequeñas mangas. Me peine el cabello con pequeñas ondulaciones. Al llegar papá me elogió. Sospeché que pensaba que Demian me gustaba. No era así. No le expliqué nada. Se quitó rápidamente la bata blanca y se puso un saco. Poco después llegó Demian.
    De nuevo papá lo llevó al comedor para cenar y platicamos de maravilla. El se veía muy atento a las palabras de mi padre, quien no paraba de contarle historias y reír como loco.


    *Matthew
    Ya no podía soportarlo. Mi cuerpo pedía a gritos beber un poco de nuevo, no podía ignorarlo pues ya me encontraba de muy mal humor. Mi padre se evitaba problemas y no me hablaba. Esperaba a que fuesen las doce para salir a comer. Le había dicho a Annette que iría a otro lugar, lo que me daba más facilidad de encontrar a una chica sin tener que escuchar las críticas de mi hermana.
    Puse la música clásica que tanto me tranquilizaba, aunque esta vez no hacía efecto en mí. Decidí salir, pero el día era soleado, podría hacerme perder el control.
    De pronto mi mente se nubló cuando vino a mí el recuerdo de Diane. Estaba satisfecho, me hacía controlarme. Por fin lo acepté, me encontraba atraído hacia ella.
    La personas como yo saben identificar muy bien quién será su pareja. Lo siento, persona no es una palabra que se utilice para definirme. Aunque no creo en las definiciones. Siento que ningún término puede abarcarme, que ninguna palabra puede reflejar los lóbregos sótanos y los radiantes salones que habitan en mi corazón. Soy mucho más que la suma de mis talentos y carencias, y ciertamente, soy más que la acumulación de mis inclinaciones, aún de las más nobles. No soy como cualquiera, y eso me atormentaba desde el día de mi transformación. Cierto, soy un vampiro. Alguna vez, hace mucho tiempo fui un humano, podía estar expuesto a la muerte cada segundo de la corta vida que tuve. Me alimento de mujeres, pero nunca me había sentido atraído por una de ellas, nunca en los últimos cien años. Esta vez era diferente. Diane lo marcaba. Su sangre, ese olor tan penetrante, su inmunidad ante la perdición de mis ojos. Todo lo indicaba. Ella debía estar a mi lado, y era mi deber protegerla de mi propia familia.
    Lo entendí. Tal vez, en mi sueño, no me había dado cuenta de mis sentimientos hacia ella, tal vez no quería aceptarlos. No tenía debilidades pero a partir de ese momento ella era el primero.
    ¿Cómo es que estaba sentenciando a un humano a cargar con el castigo por haber robado el corazón de un vampiro?
    Ese, tal vez, era el peor de todos. No lo sabía, no sabía como, pero esa chica me había quitado el pedazo de alma que me quedaba y lo guardaba junto a ella.
    No quería recuperarlo, pero no quería arrebatarle su libertad. Ser uno como yo es vivir un infierno en vida. No quería que se sintiera castigada y ser yo el culpable. Ella debía ser mortal como debería ser, como yo debí serlo. Como debí dejar de serlo en 1893.


    *Demian
    Me despedí de ella en la puerta. Le prometí verla el lunes y comer juntos. La veía como una buena amiga. Su padre era muy gracioso, pasábamos muy buenos ratos juntos. Me invitaron a comer de nuevo la próxima semana. Esta vez me negué rotundamente sin ofenderlos, estaba demasiado apenado. Tal vez en otra ocasión fue lo único que pude decir ante su insistencia.
    Caminé calles arriba bajo la oscuridad. Apenas si veía el camino por los faroles que alumbraban la acera. Pensaba en mi madre, de nuevo, se la pasaba durmiendo por los medicamentos, pero no sufría, lo cual le agradecía infinitamente al doctor Chase.
    Enseguida recordé la tarde que había tenido.
    Annette no era como pensaba que era. Era todo lo contrario. Inteligente, amable, aunque me extrañaba que una chica tan frágil tuviese una enorme fuerza. Me llamaba mucho la atención su cabello rosa. No se veía todos los días una cabellera como esa, su forma de caminar era distinta, como si el piso se moviera y no ella. Sus paso no se escuchaban, lo cual era escalofriante y a su lado me sentía solo. Aunque su compañía no era desagradable, incluso llegaba a disfrutarla.
    Me distraje y casi caigo con una piedra. La pateé y seguí mi camino. Hacía frío. El viento congelaba mis manos, así que las metí a mis bolsillos del pantalón. Faltaban veinte para las doce. Mis tías debían estar dormidas ya, y mi madre sedada.
    Debía entrar con sumo cuidado para no despertarlas y empezar con el interrogatorio. Muy seguido hacían eso. Me veían como si tuviera ocho años. En ese entonces me trataban de forma inigualable, como cualquier niño quería. Tenía cientos de juguetes todos ellos obsequios por ser tan lindo. Desde pequeño causaba ese efecto.
    La única vez que me enamoré fue todo un fracaso. La chica no correspondía a mis sentimientos y tuvo que irse del país. No quería pasar por la misma situación dos veces. Lo mejor era concentrarme en ser alguien serio, responsable, estudioso y sobre todo concentrarme en mi carrera. Me detuve bajo la luz de un farol. Del otro lado de la calle estaba Annette, parecía muerta de frío y esperando a que alguien pasara. Me acerqué a ella y sonrió. Nos miramos y pidió que la llevara a su casa, no quería ir sola.
    -es demasiado tarde, te pediré un taxi.-dije tomando mi teléfono.
    -¡no por favor! ¡No me dejes sola!-me gritó aferrándose a mi saco.
    -¿Qué sucede Annette?-pregunté preocupado, estaba llorando.
    -unos chicos me están siguiendo y me he perdido, nunca había estado aquí.
    Finalmente me convenció. La cobijé con mi saco y la abracé hasta acompañarla a su casa.





    Disculpen los errores, pero ahora no esta corregido con mi beta :/
    ¡Cuidense!
     
  13.  
    Ryithien

    Ryithien Guest

    Re: Sangre de vampiro

    mi 3er post en CZ, sigo muy feliz por eso :D

    LUPPUS!!!!!! :eek:

    ya volviendo a la normalidad, me atrapó de nuevo, maldito fic maldito ToT (XD?)
    quiero romance entre Anette y Demian o.ó
    y me dejaste con la intriga de lo que le pasó a Anette, por qué lo dejaste ahí? o_ó

    Por cierto, tu fic ya no se parece a Crepusculo, para que ya no te sientas mal xD
    ya cambió la historia, (no como la de crepusculo que hizo que me quedara dormida en el cine)
    además es interesante..

    PD: LEÑA A LA MAESTRA LUPPUS!!!
     
  14.  
    Bizet

    Bizet Guest

    Re: Sangre de vampiro

    Leña a la maestra hahaha xD
    Me parece bien eso
    Una disculpa por no poder haber estado en estos días y ayudar a Poisson Kiss a corregir fic ~auqnue no hago demasiado~
    En fin :D!
    Io también quiero romance entre Annette y Demian JU
    En fin Saludos~
     
  15.  
    Aibhill

    Aibhill Iniciado

    Libra
    Miembro desde:
    3 Febrero 2009
    Mensajes:
    6
    Re: Sangre de vampiro

    *o* Annette y Demian, si queremos!
    Me encantó como redactaste los sentimientos/ pensamientos de Matthew

    A lo que me referia en mi otro post, es algo como minimo e insignificante, pero bue, la repetición de la misma palabra en vez de reemplazarla por un sinonimo

    *Me dirigí de nuevo a casa para comenzar a estudiar de nuevo*

    A mi también me pasa, pero espero que te sirva mi comentario, suerte y ojalá que actualices pronto.
     
  16.  
    Sandritah

    Sandritah Usuario popular

    Piscis
    Miembro desde:
    5 Septiembre 2007
    Mensajes:
    718
    Pluma de
    Escritora
    Re: Sangre de vampiro

    jesulib, debes hacer comentarios que sean un poco más completos sobre el contenido de la historia. Este post es spam, por consiguiente, procedo a eliminarlo. Para informarte deberías leer las reglas.
     
  17.  
    Poison Kiss

    Poison Kiss Entusiasta

    Virgo
    Miembro desde:
    9 Diciembre 2008
    Mensajes:
    54
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Sangre de vampiro
    Total de capítulos:
    28
     
    Palabras:
    5277
    Re: Sangre de vampiro

    Capítulo IV : Pacto de Sangre
    *Annette
    Desde que lo vi al otro lado de la calle supe que debía hacer. Matarle era la única forma de eliminar estos estúpidos sentimientos. Se acercó a mí.
    -¿Qué haces a estas horas de la noche sola?-me preguntó mirando a todos lados.
    -me perdí ¡Llévame a casa por favor!-le rogué.
    -es demasiado tarde, te pediré un taxi.-dijo tomando su teléfono.
    -¡no por favor! ¡No me dejes sola!-grité, tome su saco y lo jale, abrazándome a el.
    -¿Qué sucede Annette?-preguntó, había notado mis lágrimas.
    -unos chicos me están siguiendo y me he perdido, nunca había estado aquí.
    -De acuerdo, te llevaré a tu casa.
    Enseguida me introdujo con él en su saco, me abrazaba. Sabía que lo hacía pues estaba pálida de frío. Yo apenas sentía una oleada fresca.
    No hablamos durante el camino, el miraba a todas partes y cuando veía a un chico me acercaba más a el. Debo reconocer que me estremecía sentir su cuerpo cálido cerca del mío que era frío.
    -estás helada…-rompió el silencio.
    -si, he estado un rato en ese lugar.
    -¿A dónde te dirigías?
    Tartamudeé, el lo notó y por primera vez durante el recorrido me miró.
    -iba de compras, pero me asusté tanto que me desvié.
    -ten cuidado la próxima vez… ¿nos vemos el lunes después de clases para seguir con el trabajo?-me preguntó. Ya estábamos frente a mi casa. Debía actuar.
    -claro, sobre eso…-me quité de sus brazos y me puse frente a el-quiero que veas el adelanto que hice, está en la computadora.
    -por supuesto.
    Entramos, el se quitó el saco y lo colgó en el ropero.
    -¿Dónde está?-preguntó, no veía una computadora.
    -en mi dormitorio, vamos.
    Subimos las escaleras, la casa estaba oscura, papá también había salido a comer. Matthew se encontraba en eso.
    Olvide que el no podía ver en la oscuridad, yo si. Prendí uno de los focos para después encender los de mi habitación. Noté que se impresionó al verlo. Tenía un estilo antiguo, un estilo de 1900.
    Revolví varios libros sobre el escritorio, fingía buscar algo. Se ofreció a ayudarme pero me negué. Se paró justo en el punto exacto donde quería.
    Me volví hacia el, empujándolo a la cama. Se quedó atónito. Me acosté encima de el y comencé a desabrocharle la camisa blanca rápidamente.
    El intentaba detenerme, pero estaba descontrolada por su olor. Su sangre era espesa, olía deliciosa. Tenía demasiada sed como para dejarlo vivo.
    -¿no crees que vamos demasiado rápido?-me preguntó casi gritando, se abrochaba la camisa.-es decir, ¡solo sé que te llamas Annette!
    -ese es tu problema, que no das el siguiente paso, yo lo haré por ti.-sonreí.
    Trató de tirarme al otro lado de la cama pero yo estaba dura como piedra sobre el. Se paralizó… al fin sabía lo que era. Me acerqué a su cuello y mostré mis enormes colmillos muertos de sed.
    Vi su palidez.
    -¡debes relajarte, la sangre no saldrá si te pones duro!-le susurré al oído.
    A punto de morderle una lágrima recorrió mi mejilla izquierda. Estaba haciendo lo mismo que aquél ser había hecho conmigo. Reaccioné. ¿Qué hacía? ¿Asesinaría al chico que había despertado de nuevo mi corazón?
    Me quité de encima y me senté a su lado cabizbaja. Se enderezó sin camisa, la tomó y se la puso. Antes de irse dijo algo en voz baja que apenas escuché: esto no puede estar sucediendo.
    Cerró la puerta azotándola, provocando un pequeño susto en mí. Vi como corría hacia la puerta principal, pero aún así fui mucho más rápida y le impedí el paso.
    -¿A dónde vas?-pregunté, empujándolo fuertemente, rompió una lámpara cuando cayó sobre una mesa de madera. Se veía adolorido, pero no asustado. Tal vez lo estaba por dentro pero su rostro no lo demostraba. -¿crees que te dejaré vivo después de que me haz descubierto?
    Se levantó rápidamente, mirando una herida que se había hecho en el brazo. Se la tapó para impedir que el olor llegara a mí. No era suficiente.
    -no se lo diré a nadie.
    -¿cómo he de confiar en mi? Solo sabes que me llamo Annette… tal vez deba convertirte, así será nuestro secreto. Me recargué sobre la puerta, comenzaba a romperse como si yo estuviese pesada.
    -¿haz escuchado sobre los pactos de sangre?-me dijo, apretando su herida.
    Reí como loca.
    -¿sangre? ¿Sabes realmente con quien estás hablando? Yo me alimento de sangre, vivo de ella…
    -te daré un poco de mi sangre, con ello te prometeré no decirle a nadie lo que he visto, quien eres, y la mezclarás con la tuya, me prometerás no matarme.
    Me acerqué a el de forma atractiva y rose su cuello con mis labios, me acerqué para susurrarle. Con la otra mano acariciaba su cabello.
    -trato hecho.
    Nunca había hecho un pacto de sangre. No creía en ellos. Pero el se notaba sincero y no quería matarlo. Tomó una copa y la apretó contra su herida derramando sangre en ella.
    Tomé un cuchillo y lo apreté contra mi mano, una herida pequeña. La mezclamos, el se veía interesado. Intenté resistirme pero no pude. Se la arrebaté y tomé de ella.
    Volteó los ojos y me miró.
    -de todos modos ya estaba mezclada.-me sonrió. Le devolví la sonrisa. Me llevó a la sala y nos sentamos. Me estaba muriendo de sed y el quería platicar conmigo.
    -debo irme-dije levantándome y apareciendo en la puerta, me tapaba la boca y nariz. No quería olerle más.
    Mis sentidos se agudizaban.
    -¿tienes sed?-me preguntó, lo había comprendido.
    Salí pero me tomó del brazo.
    -te acompañaré.
    -no, suéltame. No querrás ver como asesino.
    -no te dejaré salir sola.
    Lo dejé hablando solo. Antes de que pudiese terminar yo ya había corrido hacia el lugar donde me encontraba al principio. No pude darme el gusto de llevar a otro chico a mi casa, así que tomé al primero que se me atravesó, lo jalé a un callejón y forcejeé con el. Bebí cada gota de sangre de su cuerpo. Estaba aliviada, más tranquila. El chico estaba sobrio y eso me permitiría estar de mejor humor.
    Cargué el cuerpo sin vida y lo llevé a los barrancos. Lo enterré donde siempre y tomé un respiro. No estaba tan segura de lo que había hecho con Demian, ¿de verdad estaba bien? No me quedó otro remedio.


    *Demian
    No vi cuando se alejo, estaba frente a mí y en menos de un parpadeo me encontraba hablando solo.
    Regresé a la casa con apariencia interna antigua y tomé mi saco del ropero. Me lo puse, apagué todas las luces y cerré la puerta principal. Aún no creía lo que me había sucedido. Siempre había sido escéptico. Los fantasmas, las apariciones, demonios… siempre habían sido para mí historias para asustar, únicamente eso. Jamás se me había cruzado por la cabeza, discutir conmigo mismo sobre la existencia de los vampiros. Eran no más que leyendas de siglos pasados.
    Me sentía atado a una familia que no conocía, a una familia que podría asesinarme en cualquier momento sin piedad.
    Caminaba a un paso acelerado hasta mi casa, al fin llegué. Abrí la puerta cuidadosamente para no despertar a mis tías. Caminé sigilosamente hacia mi habitación y me recosté sobre la cama. Annette era un vampiro, no solo ella, Matthew, su hermano, y su padre.
    Una familia de vampiros viviendo en Londres. ¿Cómo es que pueden sobrevivir bajo la luz del sol? ¿Podría deshacerme de ellos enterrándoles en el corazón algo de plata?
    No podía, había hecho un pacto con Annette. Me quedé dormido.
    La alarma se encendió, mi teléfono móvil también, la televisión, la lámpara, el foco. Volteé a la ventana y sobre ella estaba Annette mirándome. Me estremecí.
    -duerme Demian, yo vigilaré tus sueños.-me dijo poniéndose de pie sobre la corta barrera de concreto que era mi ventana.
    -no podré, no puedo. ¿Por qué no estas en tu casa durmiendo?
    -cuando he bebido la sangre transformándose dentro de mi en veneno me lo impide, descuida, mañana lo haré todo el día.
    -entonces ¿podrías quedarte y contarme como fue?-le pregunté. Su rostro cambió inmediatamente. Se quedó en su lugar mirando mi habitación.
    -adelante Annette, por favor.-le invité a pasar, tenía entendido que un vampiro no entraba a una casa sin ser invitado.
    Salto desde la ventana hasta mi cama y se sentó a mi lado.
    ¿De verdad quieres escuchar mi historia? Es larga.
    Sonreí por su comentario. Era una afirmación
    -Nací en 1892. Era hija única. Llevaba una vida normal, era de las mejores estudiantes en la pequeña escuela a la que asistía. Era solo para mujeres, una escuela que se mantenía en secreto pues en ese entonces a las mujeres se les impedía estudiar.
    Mi madre no quería un futuro miserable para mí. Una tarde, cuando tenía quince años, unos perros me persiguieron, yo corría lo más que podía. Uno estaba a punto de saltar sobre mí, lo veía mordiéndome o deformándome el rostro. Entonces apareció el. En cuanto se puso delante de mi, los animales huyeron. Me ofreció su mano para levantarme y la tomé. Su nombre era Nícolas Maclean. Era el ser más hermoso que haya visto. Fuimos grandes amigos, eso me decía el. Siempre le acompañaba un joven de la misma edad, igualmente atractivo con una cabellera pelirroja, se llamaba Elliot. Pasó un año para descubrir lo que realmente sentía. Cumplí dieciséis años. Ese mismo día se lo confesé. Me dijo que correspondía y me prometió que seríamos felices juntos. Poco tiempo después descubrí que era uno de ellos, uno temido por las personas. Un vampiro. Creí que ya no existían, los cazadores afirmaban que así era. Jamás se lo conté a nadie, no quería que se lo llevaran y asesinaran. Su belleza me tenía encantada. Me perdía siempre en lo profundo de sus ojos. Me pedía que como muestra de mi amor hacia el debía entregármele. Yo me negaba, ¿y si mi madre se enteraba? En aquella época era la tradición llegar virgen al altar vestida de blanco. No me importó, me olvide de las tradiciones, estaba harta de ellas. Por esas estúpidas leyes debía separarme de su lado para llegar a casa a las seis de la tarde. Mi madre me prohibía verlo, yo comencé a odiarla por eso. Un día después de clase llegué a casa para presentarle a Nícolas, sin embargo ella estaba muerta, se había suicidado. Nícolas siempre estuvo a mi lado, me abrazaba y consolaba. A cinco meses de su muerte, supe que estaría con el por siempre, que me casaría con el y como me lo había prometido… que seríamos felices. Decidí entregarme a el en cuerpo y alma. Lo amaba como a nadie más, aún fuera de eso, deseaba ser como el para estar juntos no solo una vida, sino una eternidad. Que tonta fui.
    Justo después de estar con el me asesinó brutalmente. Ni siquiera quiso beber de mi sangre. Elliot me encontró ocho minutos después de haber muerto y me salvó. Bebió toda mi sangre y me inyectó con sus colmillos de la suya. Curó mis heridas y ambos huyeron. Me dejó, sin contarle todo lo anterior a Nícolas, con una anciana dentro del bosque, en las afueras de Londres. Debido a que mis heridas eran de gravedad el veneno no podía expandirse correctamente, hasta que tres meses después, cuando habían cerrado, la sangre ponzoñosa recorrió cada parte de mi cuerpo pude despertar después de estar todo ese tiempo inconsciente. Asesiné a la mujer, bebí su sangre y vagué no se cuánto tiempo estando convertida en bestia, hasta que Adam, mi padre adoptivo me encontró y me ayudo a ser un vampiro pacífico. Tardé menos de un año para estar totalmente recuperada. Decidí que no estaría mejor con nadie más excepto con el y su hijo, Matthew. Me aceptaron y desde ese entonces hemos estado juntos. Matthew es su hijo biológico.
    Cuando logré recordar lo que me había hecho… juré vengarme, lo encontré, tengo toda una eternidad para hacerlo, y el mundo es pequeño.-sonrió. Me quedé impactado, todo lo que había sufrido. Hice cuentas, Annette tenía ciento dieciséis años, de los cuales llevaba siendo vampiro exactamente cien.
    Se le notaba triste, como si hubiese vivido ese momento otra vez. El momento que más le dolía, la traición. La miré y añadió:
    -se lo agradezco… diariamente, a Elliot, agradezco que haya salvado mi vida, pero me condenó a recordarlo todos los días.-se levantó de la cama y se fue.
    Suspiré fuertemente y ya no pude dormir.



    *Matthew
    Viernes, Doce de la noche.
    Después de utilizar mi belleza para seducir a una prostituta y llevarla a un callejón para luego beber su sangre, satisfecho, salí del lugar casi corriendo, pero por poco tropiezo con una chica. Me volví para disculparme sin embargo la reconocí. Era Diane. Me impresionó, ¿Qué hacía a altas horas de la noche en un lugar tan peligroso?
    -Matthew, buenas noches.
    No me importó su saludo, quería saber que es lo que hacía.
    -¿Qué haces tan tarde aquí?
    -papá ha ido a ver a un paciente, pero olvidó su maletín en casa, debo llevárselo… ¿estás sangrando?-me preguntó. No había sentido la gota de sangre que salía de mi boca y hacia mi ropa.
    -ah… si- dije tocándome y mirando mi dedo índice, confirmando que era sangre de mi última víctima.
    -¿Qué te ha sucedido?-se acercó para buscar alguna herida. Parecía saber lo que hacía. Sentí su respiración, me estremecía tenerla tan cerca, aunque ya no sentía el temor de antes pues ya no tenía sed, sin embargo seguía oliendo delicioso.
    -Un chico intentó asaltarme, solo se ha llevado un par de libros que llevaba.
    -vamos a casa, tal vez te ha herido…
    -no, no es de importancia. No te preocupes, estaré bien, será mejor que regreses a casa.
    -tienes razón, que tonta soy-rió sola- seguramente en el hospital debe tener otro maletín.
    -¿puedo acompañarte? No me sentiría tranquilo si te vas sola.
    -claro-sonrió y comenzó a caminar. Le seguí a su lado, intentaba caminar a su paso, era desesperante. Platicábamos sobre lo que había hecho esa tarde. No puedo negar que me sentí celoso cuando me contó sobre la cena que había preparado para Demian. Llegamos a su casa. Ella entró y me quedé fuera. No podía entrar sin su aprobación.
    -lo siento, entra por favor.
    Admiré la casa unos segundos. Era linda. Tenía una gran pantalla de plasma, mi padre las odiaba tanto. La miré por un segundo, Diane lo notó.
    -a mi padre le gusta ver el baloncesto.
    Sacó unas cuantas cosas, entre ellas alcohol y algodón.
    -¿Qué harás con eso?-pregunté nervioso. El olor del alcohol me alteraba, era tan desagradable. No podía soportarlo.
    -te limpiare la herida-dijo extrañada, roció un poco del líquido en el algodón y se acercó a mi. Me estaba mareando, y ella pensaba que era debido a la supuesta golpiza que me había inventado.
    Comenzó a frotar el algodón en donde corría la gota de sangre. Ya no estaba ahí, se había secado.
    -Que extraño, no hay herida.-comentó al terminar.
    -te lo dije, no hay de que preocuparse.-sonreí para simular el tremendo mareo que me había dado. De inmediato tiró lo que había utilizado y guardó el líquido transparente. Estaba aliviado, pues de inmediato abrió una ventana para dejar salir el insignificante olor que yo sentía tan intenso.
    -¿Qué hacías tu a estas horas en la calle?- me preguntó sentándose a mi lado en el sofá.
    -Estaba caminando, no podía dormir.
    En ese momento llegó su padre, un señor joven, alto, rubio. Ella se alejó un poco de mí, el nos miraba.
    -Buenas noches, joven.-me dijo, su tono de voz parecía molesto. Me levanté de inmediato y me acerqué para presentarme. Diane me siguió apenada.
    -Buenas noches señor Greenwood, mi nombre es Matthew Deadmond.-le di la mano, el correspondió y me apretó con una supuesta fuerza que apenas noté. Se le veía enojado, me miraba tratando de intimidarme, pero yo seguía sonriendo para no parecer sospechoso.
    -papá, el es mi compañero en la clase de historia. Lo encontré en la calle, lo acababan de asaltar.
    -¿estás bien?-me pregunto el sin cambiar su tono.
    -si señor Greenwood, muchas gracias. Diane me atendió.-le sonreí a ella, su padre se molestó aún más.-creo que es mejor que me marche… ¡buenas noches!
    Creo que mi entusiasmo y buen humor fueron los causantes de que el padre de Diane me abriera personalmente la puerta. Le entendí muy bien, ¿a que padre le gustaría ver a su hija acompañada de un joven en la noche mientras el se encontraba trabajando?
    Al salir pude escuchar como Diane le reclamaba a su padre por el comportamiento que había tenido hacia mí.
    Seguí mi camino hasta llegar a casa. Mi padre hablaba con Annette y me miraron cuando azoté la puerta accidentalmente.
    -¿Qué sucede?-pregunté al ver a mi hermana llorando.
    -tal parece que esta semana ha sido muy buena para descubrirnos.
    -¿¡Qué!?-miré a Annette.
    -lo siento, no pude asesinarlo.-me miró, de sus ojos brotaba una exagerada cantidad de lágrimas.
    -tu hermana asegura tener sentimientos hacia el joven que trajo.
    -¡pero nos delatará!-le grité.
    -¡si quieres asesinar a Demian entonces yo mataré a Diane!- se levantó, su rostro mostraba ira, me preparé por si me atacaba. Adam intervino.
    -¡tranquilos! Ambos están en la misma situación y la vida de dos personas en juego, ninguno quiere asesinar al otro, así que tendremos que ponernos de acuerdo.
    -Demian me ha prometido no contarle a nadie.
    -Trataré de que Diane no se entere.
    -bueno, creo que esta decidido. Dense un abrazo de hermanos…
    Annette ya se había ido.


    *Diane
    Le reclamaba a mi padre sobre su comportamiento, no tenía derecho a desconfiar de mi, y menos si apenas llevaba dos días en la ciudad, eso me daba a decir que el me consideraba una cualquiera, mi propio padre.
    -no es eso hija, por supuesto que yo no desconfiaría de ti jamás, es solo que no conozco a ese chico, ¡quizás quería propasarse contigo!
    No le creía nada, ni una palabra. Siempre había sido así. Me retiré a mi habitación sin despedirme y azoté la puerta de mi habitación, sabía que papá odiaba que lo hiciera.
    Tomé un baño para tranquilizarme. Mañana iría a donde Matthew vivía y me disculparía. Me sentía tan avergonzada, desde la muerte de mamá, papá se había convertido sobre protector. ¿Qué iba a pensar Matthew sobre la escenita que había presenciado?
    No dejaba de pensar en el ni un minuto, incluso cuando iba camino al hospital me imaginaba topármelo. Sabía que no sucedería, pero así fue. Estaba mas que contenta. Me cepillaba el cabello como siempre. Aunque mi papá era rubio, la mayoría de mis fracciones eran idénticas a las de mi mamá. Mi cabello oscuro y ojos azules del mismo tono, aunque era igual de terca que mi padre, orgullosa y me interesaba por la medicina. Deseaba ser una gran cirujana como el.
    Me recosté sobre la cama y caí en un profundo sueño. Ahora todos mis pensamientos giraban alrededor de Matthew. Soñé con el, estábamos en el colegio. Me llevaba al jardín y me confesaba sus sentimientos, yo correspondía inmediatamente y le abrazaba.
    Fui despertada por la alarma de mi celular. Eran las nueve de la mañana. Me dirigí a la cocina e ignoré por completo a mi padre.
    -bueno días hija.- me dijo, parecía que quería alimentar mi enojo.-disculpa por como me comporté anoche, y si quieres iré y le pediré disculpas a ese chico…-olvidó su nombre, inconscientemente le respondí.
    -Matthew Deadmond.
    -si, a Matthew, ¿te interesa, hija?-en cuanto le escuché cambié de tema.
    -no hace falta que vayas, papá, yo iré a verlo más tarde para saber como está. Me interesó mucho lo de anoche, estaba sangrando sin embargo no tenía herida…
    -tal vez la sangre provenía del interior de su boca.
    -tienes razón, que cosas digo.
    Almorzamos juntos, siempre era lo mismo con mi padre, no podía estar enojada ni un día con el pues siempre trataba de contentarme.
    Recibió una llamada importante del hospital, ni siquiera terminó de comer, se puso la bata blanca y me dio un beso en la frente. Tomó su maletín y salió aún hablando por su teléfono. Me había quedado sola de nuevo. Aproveché la oportunidad y salí a casa de Matthew. No sabía donde vivía, pero en el directorio venía su dirección. Como aún no sabía las calles iba preguntando a las personas. Al fin llegué. Toqué y me abrió su hermana, Annette. Noté como no le agradó mi presencia. Arqueó las cejas para no preguntarme que quería.
    -¿Se encuentra Matthew?
    -claro, espera aquí.
    Se fue sin cerrar la puerta y enseguida me atendió el.
    -disculpa a mi hermana… adelante por favor.
    Su casa era demasiada fría, con un estilo antiguo. Annette leía en la sala de estar.
    -quise venir a disculparme por lo de anoche… mi padre también esta arrepentido.
    -ah… no tiene importancia, lo comprendo.-sonrió, me encantaba.
    Una persona salió de una habitación. Me miró y sonrió. Se acercó a nosotros. Me sentía tímida.
    -buenas tardes señorita, mi nombre es Adam Deadmond, veo mi hija no se tomó la molestia de decirme que teníamos visitas.-miró a Annette molesto, y regreso a mi con una gran sonrisa.
    -Papá, ella es Diane Greenwood, va conmigo en el colegio.
    -Diane, hermoso nombre….
    -gracias.-contesté. En verdad el padre de Matthew era amable y caballeroso.
    Me sentía intimidada, era una familia muy bella físicamente.
    -¿te quedarás con nosotros a la comida?-preguntó Adam.
    Annette rió desde su lugar. Comprendí que la lectura solo era un pretexto para escuchar nuestra conversación.
    -no, señor Deadmond, muchas gracias por la invitación.
    -¿el problema es mi hija? No te preocupes, se comportará.-insistía.
    Pude convencerlo de que en otra ocasión. Salí con Matthew hacia la entrada y me miró sonriendo.
    -¿Qué?-pregunté, temía tener algo en el rostro.
    -nada es solo...-le interrumpí, no quería escucharle decir lo siguiente. Le di un beso en la mejilla y me fui a paso apresurado. Me volteé sin parar y vi como seguía en su lugar mirándome y tocándose la mejilla.







    Bueno, espero que les haya gustado n____________n siento la demora, de verdad, demasiadas cosas
    que han ocurrido en estas semanas. Pero estoy de vuelta :D
    Créanme, habra mucho más de DemianxAnnette & MatthewxDiane
    Que esten bien
     
  18.  
    jesulib

    jesulib Iniciado

    Cáncer
    Miembro desde:
    20 Septiembre 2008
    Mensajes:
    20
    Pluma de
    Escritora
    Re: Sangre de vampiro

    hola el capi estubo muy bueno ....pobre annette todo lo que a tenido que pasar :(....

    PD:tal vez podrias separar un´poco los parrafos , asi seria mas facil de leer

    bien saludos y espero que lo continues pronto =).....
     
  19.  
    Poison Kiss

    Poison Kiss Entusiasta

    Virgo
    Miembro desde:
    9 Diciembre 2008
    Mensajes:
    54
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Sangre de vampiro
    Total de capítulos:
    28
     
    Palabras:
    4103
    Re: Sangre de vampiro

    perdon por la demora :S
    He estado un poco ocupada pero ya he vuelto.

    Capítulo VI : Realidad

    *Demian

    Desperté, aliviado de que todo haya sido solo un sueño. Tomé una ducha para salir a la biblioteca, no me importaba que fuese sábado, era un buen día para estudiar. Fui a ver como estaba mi madre. Aún dormida, quería ver la hora en que dejara de tomar esos medicamentos tan fuertes. Al salir me llevé un gran susto, y a la vez una desilusión, al ver a Annette brincar desde la fachada de la entrada de mi casa cayendo de pie frente a mí.

    No había sido un sueño, desafortunadamente aún seguía atado a ella. Era un ser que nunca pensé fuese de verdad. Me sonrió. No correspondí.
    -Veo que te haz despertado de malas, yo también he tenido una mañana pésima.-dijo borrando de su rostro esa sonrisa y volteando, como si le hubiese arruinado la diversión.
    -¿Ah si?-le respondí, no buscaba tener una conversación con ella. Comencé a caminar, ella me seguía.
    -Si, dormí muy poco, después tuvimos visitas, de Diane Greenwood, no me agrada para nada…

    Me sorprendí, ¿Diane también sabía su secreto? Me miró, tenía los ojos en blanco. Supo lo que pensaba y de inmediato desechó cualquier duda en mí.
    -no, no lo sabe. Parece que mi hermano y ella se llevan muy bien, seguramente se gustan. Mi padre y hermano me han prohibido asesinarla, así como yo se los prohibí sobre ti.- dijo, pensó que el comentario me agradaría y le daría las gracias. No fue así.
    -¿A donde iremos?
    -¿iremos? Creí que el trato había sido no decir nada, no que me tuvieras que seguir.
    -debo asegurarme, aún no eres de mi entera confianza, además, no tengo nada más que hacer en mi casa.
    -iré-recalqué la palabra- a la biblioteca, necesito terminar el trabajo.

    Se acercó seductoramente a mí, tomó mi brazo y lo pasó por su brazo, no me soltaba, cualquier persona pensaba que yo la abrazaba.
    -ya habrá tiempo para eso, ¿no crees? He hecho ese trabajo cientos de veces. Por cierto, mi padre ha pedido que te lleve a casa ¿puedes ir?
    Sentía un pánico que nunca había invadido mi cuerpo de esa forma. Estaría con una familia de vampiros que si querían deshacerse de un problema, que en este caso era yo, lo harían en menos de tres minutos. En tres minutos mi cuerpo ya estaría enterrado en las montañas.
    -no te preocupes, mi padre es agradable.-me dijo para tranquilizarme.
    -esta bien, vayamos.
    -¿vestido así?
    -¿algún problema?
    -creo que mejor regresamos a tu casa para cambiarte.-sonrió.

    Volteamos para regresar. Abrí la puerta, ella se quedó parada en la entrada. Ya me había soltado.
    -¡Ah! Cierto, pasa por favor.
    -Gracias-sonrió y entró. Pronto una de mis tías había avisado a las otras dos, y en menos de un segundo las tres rodeaban a Annette haciéndole preguntas. Creían que era mi prometida o que salía con ella. La elogiaban demasiado. Annette no hacía más que sonreír sinceramente y mirarme. Por cierto, me habían dejado fuera del círculo.
    -¿cómo te llamas, jovencita?-preguntó mi tía Jennifer.
    -mi nombre es Annette Deadmond, mucho gusto.

    Las tres estaban encantadas. No quise romperles la ilusión.
    -¿Haz nacido aquí, Annette?-siguió mi tía Sally.
    -No, soy de Venecia, mi familia y yo nos mudamos hace un par de años.-sonrió. Se veía tan feliz al lado de ellas.
    -¿Cuánto tiempo llevan saliendo mi querido Demian y tú, cariño?- era el turno de mi tía Sthepenie.
    -¿saliendo?-preguntó Annette, enseguida volvió a sonreír.-desde ayer por la tarde.
    Al escuchar eso, las tres volvieron a elogiarla y decir cosas a su favor.
    -Annette…-dije, era demasiado, aunque parecía soportarlo.
    -claro, disculpen por favor.
    Subió conmigo por las escaleras y después de entrar a mi habitación fue directamente a mi ropero.
    Escogió un traje y lo puso sobre mi cama.
    -este es el indicado.
    -¿por qué les dijiste que salíamos?
    -no quise romperles el corazón, se veían demasiado entusiasmadas.
    -pudiste haber inventado otra cosa-dije mientras elegía una corbata, mi tono mostraba indiferencia
    -siento haberte relacionado con alguien como yo-dijo triste saliendo de la habitación.


    *Annette

    Me había roto el corazón de nuevo. Me lo había dicho en un tono que rápidamente identifique. No quería que lo relacionara con el. No quería tener nada que ver conmigo.
    Esperé a que terminara de vestirse, pero pensé que sería mejor aclararles a sus tías que no salíamos, para no disgustarle más. Bajé las escaleras y me esperaban con una taza de té. Eran tan buenas.

    Me senté al lado de Sally. Seguían haciéndome preguntas.
    -Estudio con el en la clase de leyes, estamos trabajando en una investigación juntos así que…-hice una pausa, estaba a punto de decirles que era mentira. Tal vez me sacarían a patadas.
    -¿nos vamos cariño?-dijo Demian bajando la escalera abrochándose el saco, me había interrumpido.
    Me había dicho cariño, una sola palabra me había devuelto la alegría. Me levanté y me puse a su lado, ayudándole.
    -puedo solo-dijo en voz baja.
    -Espero que vengas seguido, querida, te recibiremos con los brazos abiertos.-dijo Sthepenie, poniéndose de pie igual que sus hermanas.
    -Tal vez luego podamos platicar sin que Demian te apresure.- me dijo Jennifer enviándole una mirada insatisfecha a el.
    -tal vez-dije saliendo, sentía como Demian me empujaba ligeramente.- ¡Hasta luego!

    Salimos y volví a pasar su brazo sobre mi hombro como si me abrazara. Esta vez solo lo sujetaba con la fuerza de una chica humana pero con el paso de nuestro caminar lo fui soltando, el solo me abrazaba y no se había dado cuenta.
    -siento haberte ofendido… no era lo que intentaba decir.
    No respondí, no quería hablar sobre eso.
    -¿haz pensado en ser alguien como yo…eterno?- le pregunté, quería saber que es lo que pensaba.
    -no tengo tiempo para ser un vampiro- rió. –Por favor, no consideres convertirme en uno.
    -no lo hacía… pero será difícil verte en un ataúd.
    -así es como debe ser.

    Finalizamos la conversación, la muerte no era cómoda en una. Me partía el alma seguir imaginándome la escena. Debía transformarlo, debía hacerlo, aunque no podía sin su consentimiento. Me soltó, tal parecía que se había dado cuenta. Le miré y supe que habíamos llegado a casa.
    Abrí la puerta y entramos. Matthew estaba en el sofá, en cuanto nos vio se levantó y se presentó.
    -creo que ya me conoces… soy Matthew Deadmond, un gusto.
    -Demian Hesse.
    No podía decir que era un gusto, le comprendí.
    Mi padre salió del comedor con una gran sonrisa.
    -¡Este día hemos tenido muchas visitas!-dijo alegre.

    Demian estaba nervioso. El sabía defenderse, lo había observado un par de veces en la escuela, pero esta vez no tenía ni una oportunidad de ganar.
    -mi nombre es Adam Deadmond, y tu debes ser Demian, el joven que sabe nuestro secreto, ¿sabes? solo una persona me ha descubierto en mis doscientos cuarenta y tres años, y esa eres tu. Toma asiento por favor.
    Nos sentamos en un sofá para dos, el ambiente era como si Demian fuese a pedir mi mano, y papá no estuviese de acuerdo.
    -Annette me ha contado que haz hecho un pacto con ella…
    -Así es señor, y pienso respetarlo…
    -Tendrás que hacerlo si no te degollaré con mis propias manos.

    Nos quedamos sorprendidos, incluso Matthew tenía los ojos en blanco. Papá jamás había dicho algo así. Comenzó a reír a carcajadas.
    -¡Debieron ver sus rostros!- reía sin parar. –no es verdad, Demian.
    Matthew le acompañó con la risa. Se divertían al ver nuestros rostros. Demian estaba en shock.
    -le traeré algo de tomar para el susto.-dijo Adam, y él y mi hermano se fueron.
    -tranquilo Demian, papá solo estaba bromeando.-le dije. Mi pulgar rosó sin querer el de él, y me tomó de la mano, abrazando la mía con la de él fuertemente.
    -¿así es como el bromea?-me preguntó, un poco más tranquilizado.
    -no, discúlpalo.
    Me levanté furiosa, iba dispuesta a reclamarles, sin embargo el se aferraba a mi mano.
    Lo solté bruscamente y fui a la cocina, donde mi padre y Matthew estaban sirviéndole en una copa vino tinto.
    -¿por qué hiciste eso?-le reclamé en voz baja.
    -que… ¿tu novio no soporta las bromas?-dijo en tono burlón Matt.
    -claro, ¡pero no ese tipo de bromas!
    -descuida hija, ahora sabe a lo que se expone si nos delata.

    Regresamos a la sala donde Demian seguía sentado, ya se le había pasado. Papá le dio la copa.
    -disculpa, Demian, no pensé que te afectara tanto.
    El intentaba no responder. Solo escuchaba.
    -cuéntame, ¿eres de aquí?
    -si, toda mi familia ha nacido aquí.
    Seguimos platicando hasta que Demian se familiarizó un poco, ya comenzaba a hablar por sí mismo sin tener que responder a una pregunta. Estaba más que feliz, a mi padre le había caído bien y Matthew no se quejaba.


    *Matthew

    Demian no era el chico que me había imaginado, quiero decir, es más que obvio que Annette lo había traído a casa con la excusa de que papá quería conocerle, y el había accedido. Se le notaba contenta, no paraba de sonreír. De vez en cuando quería tomarlo de la mano o acercarse más a el. Aunque no fuese mi hermana biológica, había pasado más de cien años con ella, así que ya la veía como mi propia hermana. Le mandaba una mirada asesina y ella lo notaba, pues paraba lo que estaba a punto de hacer.
    Aunque mi padre comenzaba a llevarse bien con el, a mi no me daba la misma confianza que a ellos.

    Sentía que su comportamiento no era el debido. El debía estar atemorizado, es decir… ¡somos vampiros!
    -¿por qué debemos confiar en ti?-pregunté interrumpiendo su divertida plática.
    -Matthew, déjalo en paz.-me ordenó mi padre, hice caso.
    Vi el suéter blanco que llevaba Diane y que había olvidado. Me levanté y disculpe, estaba demasiado aburrido como para escucharles. Me dirigí a la puerta y enseguida corrí a una velocidad impresionante, las personas alrededor ni siquiera podían verme. Ya estaba frente a la casa de Diane.

    Toqué un par de veces y ella abrió, esta sorprendida, seguramente por el beso que anteriormente me había dado, más que sorprendida, apenada.
    No abría la puerta por completo, ocultaba la mitad se su rostro y cuerpo tras ella y se recargaba.
    -hola Diane.-dije sonriendo.
    -hola Matthew-me imitó, su voz apenas se escuchaba.
    -se te ha olvidado…-le di su suéter, adoraba su aroma, pero debía devolvérselo.
    -gracias.

    Un silencio incómodo nos invadió. Ella lo rompió, mostrándose por completo.
    -siento lo del beso… no quise incomodarte.-se disculpó.
    -¿incomodarme? Para nada, me ha gustado.
    Se sorprendió, sus ojos se abrieron demasiado y me miró.
    -ahora soy yo quien debe irse… tenemos una visita y me he salido por un momento.
    -siento haberte molestado.-Creo que se ofendió, pues en cuanto dijo eso me iba a cerrar la puerta en la cara, la detuve con el pie sin ponerlo dentro de la casa. Ella me miró de nuevo. Sonreí.
    -no ha sido molestia, al contrario, me has alegrado el día.-me sonrió correspondiendo. Se paró frente a mí. No quería irme, pero tal vez su padre estaba y se podría molestar de nuevo.
    -bueno, debo irme.-dije. Ella iba a meterse de nuevo pero la detuve del brazo frágilmente. La acerqué a mí y le di un beso en la mejilla. Deseaba besarla, pero no podía, temía excederme y morderla.

    Me fui y ella entró a la casa. Se había sonrojado, por lo que apresuré el paso pues la sangre se le había subido y provocaba un intenso olor. Sonreí, supongo que ella se había quedado deseosa de un beso al igual que yo. Ahora caminaba despacio, no quería llegar a casa y enfrentarme a los reclamos de Annette, o peor aún, ver a Demian aún en mi casa.
    El único lugar donde podía ser yo mismo, utilizar mis habilidades y hablar de forma que me gustaba estaba siendo invadido por un humano.


    *Diane

    Sentía que flotaba, el me había dado un beso en la mejilla y se había ido. Le había alegrado el día. Estaba más que feliz, quería que regresara y se quedara conmigo a conversar. Me senté en el piso recargada en la puerta pensando en el. Nunca había creído en el amor a primera vista, pero se había presentado en mí.
    Fui empujada por la puerta, y mi padre entraba. Se hincó para quedar a mi altura preocupado.
    -¡Diane! ¿Te encuentras bien?
    -si papá.-me ayudó a levantarme- estoy bien.
    -¿por qué estabas sentada ahí?
    -te estaba esperando. ¿Por qué haz tardado?
    -Un paciente se pudo mal, pero afortunadamente ya está bien.-me dijo, caminando hacia la cocina.

    Abrió el refrigerador y sacó algunas sobras de la comida de anoche.
    -¿cómo está la mamá de Demian?
    -no la he visitado, seguramente sedada, pobre chico, su madre está muy enferma.
    -pero la curarás… ¿cierto?
    -es lo que más deseo, esa familia es muy unida, no quisiera verlos destrozados.
    Me preguntaba, ¿por qué hablaba maravillas de Demian y se limitaba a hacerme críticas sobre Matthew? Era el momento de decirle, tal vez lo desilusionaría, pero no tenía más remedio, no quería que continuara relacionándome con mi amigo.
    -Papá, Demian no me gusta.

    El me miró sin expresión, más bien, parecía no importarle.
    -qué lastima, es un buen chico.-y metió un bocado a su boca.
    -Hoy por la mañana he ido a casa de Matthew, quise ver como estaba, y conocí a su padre, Adam Deadmond, es un buen hombre. Su casa es muy hermosa.
    Se limitó a responder con un “que bien”.
    Me decepcionaba que a papá no le agradara el chico del que estaba enamorada. Quise arreglar el asunto.
    -¿sabes? tiene una hermana, de mi edad.
    Seguía comiendo.
    -Si quieres podría invitarlos a comer, junto con Demian, sería divertido que conocieras a mis amigos.
    -como gustes.-se levantó y me dejó sola.

    No pude evitarlo, una lágrima brotó. Esa tarde me recosté y caí dormida. Comencé a soñar con Matthew, no era la primera vez que soñaba con el, pero si era el sueño más interesante que había tenido.
    Estaba corriendo por alguna extraña razón en el bosque, no sabía por que, pero ya estaba agitada y de vez en cuando caía por las raíces de los pinos. Seguía corriendo, escuchaba risas de una chica, aunque no sabía de donde provenían. Un temor comenzaba a invadir todo mi cuerpo.

    De pronto, Annette estaba frente a mí, había caído de pie desde la punta de un pino y me miraba como siempre, sin embargo le notaba algo extraño. Dos enormes colmillos adornaban su dentadura y se acercaba a mí. Brincó para atacarme pero entonces ya me encontraba en un callejón, el mismo donde me había encontrado con Matthew. Caminé un poco, esperando topármelo de nuevo, sin embargo no aparecía. Los faroles tintineaban. Entré hacia otro callejón sin salida, donde apenas había visibilidad. Una capa de neblina se encontraba solo allí. Seguí caminando hasta ver a Matthew de espaldas hacia mí. Le llamé, pero no respondía. Me acerqué más pero el me lo impidió. “Quédate donde estás”.

    Le obedecí, le preguntaba si ocurría algo. Cuando finalmente volteó me percaté de que tenía una chica en brazos, muerta, y cubierta de sangre. El me pedía disculpas. Me paralicé al verle los mismos colmillos, su ropa manchada del líquido rojo y su boca también. Dejó caer el cuerpo y se acercó a mí. Quería correr pero mis pies estaban atados al suelo.
    Me levanté gritando, era domingo. Me había quedado profundamente dormida.






    (: vuelvo a actualizar prontoo
     
  20.  
    jesulib

    jesulib Iniciado

    Cáncer
    Miembro desde:
    20 Septiembre 2008
    Mensajes:
    20
    Pluma de
    Escritora
    Re: Sangre de vampiro

    hola que bien actualizaste :) el capi estubo bueno, pobre demian tiene que soportar a annette .... por cierto creo que demian oculta algo, no se es como dice matthew, para saber que ellos son vampiros actua muy calmado ¬.¬ ..... bien saludos

    y me gusto el sueño de diane ;) ....
    bien saludos.....

    :)
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso