Saint Seiya Sandias en casa. (One shot)

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Dark de Cancer, 6 Agosto 2016.

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    Dark de Cancer

    Dark de Cancer Escritora de yaoi

    Cáncer
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    Escritora
    Título:
    Sandias en casa. (One shot)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    4522
    Resumen:

    A Shura de Capricornio, le gusta DeathMask de Cáncer, pero a este rebelde cangrejo; le gusta la sandía ¿Que hará Shura para atraer a tenazas?

    Advertencia: Este fic es de contenido yaoi (chico x chico) espero no ofender a nadie y cualquier duda o comentario sera bien recibido por mi parte. De antemano, gracias a los que se toman la molestia de leer la historia.

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    Incertidumbre, eso es lo que los ojos verde profundo de Shura reflejaban en ese momento al ver la manera tan feliz y despreocupada en la que el caballero venido de Italia comía una roja, dulce y jugosa rebanada de sandía fresca. Vamos a aclarar - para evitar perdernos la historia completa -, que dicha fruta era unos minutos antes, propiedad del español. Y se preguntaran ustedes entonces ¿Cómo es que siendo la sandía, de Shura, terminó siendo devorada por el peli azul?

    Respuesta fácil diré. Ya que todo empezó después del entrenamiento de esa mañana...



    -Hoy fue un buen entrenamiento, me siento rendido… -comentaba el hispano acercándose a donde el mediterráneo se encontraba sentado, en una de las escalinatas del Coliseo.



    Death, se limpió el sudor de la frente, y le sonrió torcidamente al peli negro, asintiendo con su cabeza en señal de concordancia.


    A la vista de Shura, DeathMask se miraba tan hechizante. Con su acanelada tez facial levemente rosácea, producto del calor del sol de la mañana. Y esa sonrisa que había cambiado tanto desde que fue perdonado por los dioses y traído de nuevo al mundo. Desde que esos espantosos rostros desaparecieron de todo el cuarto templo, llevándose con ese manto siniestro, la máscara de decadencia humana que el oji azul llevaba puesta en las antiguas batallas.


    Todo para DeathMask había cambiado, y Shura lo notaba perfectamente. Era tan grande su transformación que incluso había pedido a los demás dorados que lo llamaran por su verdadero nombre.


    El capricorniano, hasta ese momento, desconocía aquel sonido con el que se le identificó al de Cáncer al nacer y ese era: Damien. Un nombre sumamente hermoso así como quien lo portaba. El español estaba profundamente encandilado por el antiguo asesino pero este, parecía tener otros intereses.


    Esa mañana, Shura recordando el horrible estupor que le daba luego de los entrenamientos, había decidido llevar consigo, una botella con agua y una parte de una suculenta sandía que tenía en la cocina de su templo. Esto, con la idea de hidratarse luego del gran desgaste físico realizado.


    Por ello, luego de saludar a su muy querido compañero y amigo. Había tomado su pequeña bolsa, extrayendo de esta el agua, la cual tomó para luego ofrecer a su amigo un poco. Este, acepto de buena gana, empinándose la botella, extinguiendo su contenido. Mientas esto pasaba, Shura se daba el gusto de buscar su fruta. Misma que yacía envuelta en plástico transparente... Nadie sabe cómo ocurrió, Shura no supo en que momento fue cuando sin querer, miró a Death por el rabillo del ojo para al final terminar viéndolo fijamente con los ojos muy abiertos; la cara del otro había cambiado a una de admiración. Como cuando se ve a un artista favorito en vivo, en directo y a todo color. El de Capricornio al enfocar la trayectoria del punto visual que seguían los azulinos ojos ajenos, se dio cuenta de que Damien miraba enfáticamente a su trozo de sandía. Una mirada de fascinación combinada con deseo... No podía ser nada bueno, -se dijo internamente para después dirigirle una mirada molesta a la inocente fruta -esa mirada dedicada a la sandía, era la que la cabra quería para sí mismo, eso es seguro.



    -Death... -llamó Shura al nombrado cuyos ojos brillaban agrandados. -¿Quieres la sandía?



    La pregunta, le sonó al italiano como acompañada por un coro de ángeles. Él quería la sandía, no iba a negarlo, y si Shura tenía la voluntad de dársela, no iba a desaprovecharla.



    -¿N-no vas a comerla, Shura? -la voz le temblaba de dulces ansias.



    Shura negó y agregó resuelto:



    -No, el agua me ha bastado para refrescarme. Además a mí no me gusta mucho, me la regalaron ayer en el pueblo y traje un poco porque contiene agua.



    Mentira, pura y mojada mentira, en la última parte. Pero si eso funcionaba para conquistar al cangrejo, pues… “vamo a mentir.”



    -Está bien... Gracias...



    ¡Bien! El cangrejo mordió el anzuelo, Death tomó la sandía de manos del español, la acercó a su pecho, mirándola, como si contara cuantos marineros negros llevaba a bordo aquel rojizo barco, sus labios dibujaron una honesta y limpia sonrisa como la de un niño pequeño creyente de los buenos mortales. Y finalmente, mordió la sandía resbalándose al acto por su suave labio inferior, un hilillo de jugo dulce. Shura sentía que la sangre se le aglomeraba en la cara al ver semejante escena, debía controlarse con voluntad inhumana para no saltarle encima al italiano y devorar sus labios bañados con ese refrescante y azucarado jugo.


    El hispano, quería beber hasta la última gota del néctar de esos labios mediterráneos. Y mientras él miraba con insistencia al de la cuarta casa, la sandía se extinguía como la misma calma.


    Ahora, el fruto se había marchado para siempre entre los blancos y alineados dientes de DeathMask, pero sin previo aviso, los del español atacaron para mantener prisionero al labio inferior del más joven por un par de años. Los ojos del crustáceo estaban bien abiertos, llenos de una inocencia bien escondida y un poco enterrada por crudas batallas y mentiras malsonantes.


    Mientras Shura le besaba, Death se hacía preguntas que iban y venían por su cansada mente. No entendía porque Shura lo estaba besando, porque de pasar a tomar su labio con los dientes perlados; ahora invadía su boca entera con la ayuda de su lengua muy experta para un Caballero Dorado, acariciándolo con infinita ternura y con los ojos fuertemente cerrados.


    DeathMask sonrió aun en el beso, emocionado aunque un poco consternado. Shura le gustaba en secreto, y aunque no se lo dijera, lo quería y mucho. El español era el que estuvo con él en momentos cruciales e incluso en los más paganos le acompañó de cerca. Marcando la diferencia entre un amigo y un futuro, y le llenaba de dicha que el otro lo quisiera de la misma forma ya que aquello le llenaba el caparazón vacío donde se escondía de las olas del destino aunque estas lo arrastraran hundiéndolo en la arena de los momentos lo quisiera o no...


    Y la magia creció:


    Damien llevó lentamente sus brazos hasta la nuca del peli negro, acariciando ese cabello oscuro como la profundidad del bello universo. Shura lo sintió y más confiado aun de la reciprocidad del menor, encerró la cintura contraria entre sus fuertes brazos en un abrazo lleno de tantos silencios ahora gritados al viento que ni la misma Excálibur podría romper.


    Sus bocas parecían estar en una sublime danza, unidas y húmedas. Se bebían todos los secretos que no había acariciado el paladar del contrario mientras se hablaban por medio del tacto de sus manos temblorosas. Los demás Dorados en el Coliseo, miraban alegres aquel paisaje aplaudiendo a la nueva pareja que vio nacer el sol de Grecia.


    El vital oxigeno se hacía mito entre esa historia, y ambos se separaron sin reales ganas de hacerlo. Juntaron sus frentes para el verde perderse en el azul y el azul en el verde, sonriéndose el uno al otro.



    -Damien... Tengo más sandía en mi templo...



    Con voz incitante le susurró al de Cáncer, quien sonrojado sonrió y asintió.



    -Quiero ir a tu templo, Shura.



    No se dijeron más palabras que esas. Se levantaron de la grada y tomados de las manos emprendieron camino hacia el décimo templo. Al pasar, sus compañeros los felicitaban palmeándoles la espalda, aplaudiendo, silbando y sonriendo. Los Dorados eran buenos tipos y aquellos dos peli cortos sabían que los muchachos querían que ellos fuera una pareja feliz y unida. Estaban orgullosos de que al fin se hayan unido como era debido.


    Subieron las escalinatas entre besos robados, otros atropellados pero perfectos. Al llegar a la casa de Capricornio; Shura tomó la mano de su ahora novio para guiarlo a la cocina donde estaba la sandía para darle gusto a su frutal fascinación.


    Shura sacó la sandía casi entera, solo le faltaba un tajo. Death dedujo que ese trozo faltante era el que él se había comido y sonrió. Bien, si Shura quería conquistarlo, estaba bien encaminado.



    -Puedes comer toda la que quieras.



    Y el peli azul aceptó la oferta, cuando iba a tomar un trozo que el español había partido. Su mano fue detenida por la del otro quien en su oído soltó incitante:



    -Puedes comer la que quieras Damien, pero luego, dejaras que yo te coma a ti...



    Damien se sonrojó completamente y Shura enloqueció de deseo. A su modo de ver, Death le estaba coqueteando, y no iba a dejarlo pasar.


    Retiró sin mucho cuidado y con rapidez las cosas de la barra del desayunador de la cocina. Y sin que el italiano pudiera evitarlo, lo cargó para seguidamente sentarlo en la misma barra, volvió a unir sus labios con los del peli azul, de modo extasiante y muy excitante, tanto así que DeathMask, no pudo hacer más que sucumbir. Acariciando el pecho fuerte del hispano quien a su vez, le apretaba los bien formados glúteos.


    La caricia prohibida, aumentaba el deseo de los dos apuestos hombres sedientos uno del otro. Ambos se reconocían, tocando al contrario con cadencia y contagiable lujuria.


    Shura lentamente, subió la camisa oscura del italiano, hasta despojarlo de la prenda, dejando su torso descubierto. DeathMask se sentía ahogado por la rosada lengua del oji verde invadiendo toda su cavidad bucal, y aun con mucha fuerza de voluntad, logró separarse del de Capricornio y decir unas palabras con jadeante voz...



    -¿Qué pasa? ¿No quieres seguir? -reprochó el mayor con voz ronca, para luego lamer los hinchados labios del de Cáncer.



    El peli azul se sonrojó para encanto de la cabra.



    -Shura... Si, si quiero seguir, pero recuerda que acabamos de estar en el entrenamiento...


    -¿Y eso qué?


    -Pues, que estamos sudados y sucios cabrita... –sonrió de lado con una ceja alzada.



    Shura parpadeó un par de veces y finalmente sonrió. Entendía lo que Death quería así que él aprovecharía aquello.



    -¿Quieres que tomemos una ducha, cangrejito? -sonrió mordaz mientas alzaba una ceja. El siciliano se mordió el labio inferior, Shura estaba rebasando su propio límite de sensualidad...


    -Suena bien... ¿Qué te parece si… voy a Cáncer, me aseo mientras tú también lo haces y luego vuelvo cuando ya estemos limpios?



    La idea era tan simple e inocente... Pero a Shura no le gustó.



    -Olvídalo, tú no sales de esta casa hasta que te haya hecho completamente mío, Damien de Cáncer.



    Y tras decir esa confesión tan impropia, pero a la vez tan profunda. Shura tomó a Death de la cintura, bajándolo de la barra en el proceso y ya teniéndolo bien pegado a su escultural cuerpo. Reclamó de nuevo esa boca fina y suavizada con las antiguas groserías y blasfemias dichas. Y el de ojos azules, respondió con entusiasmo, dándole caricias en los hombros y en el cabello a ese hombre que lo estaba volviendo un adicto. Si, un adicto de la esencia española.


    Al separarse, el de Cáncer volvió a romper el silencio:



    -Entonces ¿No me dejaras salir?



    Shura negó sosteniéndole aun en sus brazos.



    -Tengo un baño, puedes asearte aquí mismo. Y por la ropa no te preocupes, mi ropa te quedara bien.


    -Está bien. -suspiró. -Shura... Me gustas... –susurró con una sonrisa iluminando su rostro.



    Una confesión, esa que solo en los sueños del capricorniano ocurría y que él mismo le decía al canceriano... Pero ahora no estaba soñando y quien le había dicho lo que él tanto ansiaba decir, había sido el mismo DeathMask. Un hombre cuyo corazón parecía faltarle en el pecho. Más la honestidad de sus palabras era tan clara como el brillo luminoso de sus ojos azules, tan azules como el reflejo de las aguas del mar de arena blanca al besarse con el cielo del amanecer.


    Shura sonrió, sintiéndose dichoso y decidió entonces que era hora de que esa verdad que mantenía oculta y cautiva en su lengua y que siempre amenazaba con morderle el secreto mutismo. Fuera al fin libre de la prisión de sus labios anhelantes para correr libre en el corazón del canceriano de sus sueños.



    -Tú también me gustas Damien... Y no solo eso, yo... te amo.



    Damien abrió los ojos presa de sus emociones, mismas que en un pasado consideró muestra de su debilidad. Mas ahora, estaban floreciendo en sus mejillas en formas de tulipanes color rosa. Le brillaron aún más los ojos, y su boca se curvó en una sonrisa de agradecimiento junto con satisfacción. Se sentía bien de ser correspondido por el siempre serio español, en especial porque Damien sentía que ese sentimiento que el otro le había confesado, era una especie de premio por el gran cambio que aceptó sufrir para ser aceptado, para ser perdonado y para vivir de nuevo junto con sus compañeros y ser considerado como un igual. Como un compañero digno y parte importante dentro de la elite al servicio de la diosa Athena.



    -Te amo Shura, creo que siempre lo he hecho. Has sido mi amigo siempre… gracias por estar a mi lado aun sabiendo que tipo de persona fui en el pasado.



    -Yo debo agradecerte Damien, porque tú me dejaste estar a tu lado. Creo que eso era difícil para cualquiera en aquellos tiempos, pero ahora; eres otro y sé que juntos seguiremos siendo mejores Caballeros, mejores hombres. Porque nos tendremos mutuamente para cualquier cosa que venga en el futuro.


    -Lo sé, tratare todos los días de ser mejor para ti…



    -No Damien, no quiero que seas mejor para nadie. Solo se cómo eres ahora, y déjame amarte.




    El peli negro volvió a besarle. Llevándose sus dudas, sus miedos y llenándole de alegrías que prometían durar mucho tiempo bailando dentro de su ser antes vacío, antes sombrío. Pero ahora, había una razón por la cual alegrarse de ver un nuevo día. El viejo y sanguinario DeathMask era parte del pasado, un recuerdo de una época oscura. Pero ese ser se hallaba profundamente dormido dentro de su propia injusticia y amarrado a las cadenas del olvido.



    El beso fue intenso, como si se necesitaran. Shura llevaba sus manos por la espalda del más bajo recorriendo, explorando hasta que encontró los glúteos duros y bien moldeados, los cubrió con sus manos. Provocando que Death liberara suspiros que encendían al mismo peli negro; este un poco más suelto, guió su mano derecha lentamente hasta la parte delantera de las piernas del italiano, para acariciar el sexo de este por sobre la tela rojiza de su pantalón.


    A estas alturas, el peli azul comenzaba a gemir extasiado. Pero aunque quería, no podía avanzar, quería asearse primero para poder disfrutar de la unión con su amado español.



    -Shura… S-Shura… e-el baño…



    Las palabras le salían entrecortadas, tenía los ojos azules cerrados dado el nivel de deseo que recorría su cuerpo. Sentía que perdía la coherencia, vaya que Shurita era muy bueno para seducir…



    -Está bien. –separó al otro de su cuerpo y de sus labios. –Ven conmigo, te llevare a donde está mi baño.



    El oji verde lucia demasiado excitado, Damien lo notaba e internamente reía. Le gustaba saber que el hispano estaba así de caliente por él, lo del baño, era necesario pero además, era una buena oportunidad de torturar un poco a su amado.


    Anduvieron por un par de pasillos hasta que finalmente fueron a dar con una puerta de color azul. Shura abrió y le indicó pasar, el de Cáncer aceptó descubriendo una amplia tina en el lugar con decoraciones de azulejos con el característico signo de Capricornio impreso en cada uno.


    Damien entró y detrás de él, Shura quien se dispuso a preparar la tina con lo necesario para que el cangrejito se duchara a gusto. Cuando todo estuvo listo, Shura dio un rápido beso al menor y salió para luego decirle:



    -Iré a buscarte una toalla y ropa limpia para que te vistas. O puedes quedarte desnudo si quieres, a mí no me molesta. –sonrió coqueto y el otro enrojeció, tomó una pequeña toalla enrollada de un mueble cercano y la arrojó al español que reía con humor por la reacción contraria.



    Death exhaló aun con las mejillas encendidas, y cerró la puerta. Posiblemente Shura se tardaría; así que se decidió por primero entrar a la ducha y quitarse la suciedad para más tarde usar la tina espumosa que el peli negro le preparó. Cerró la puertecilla semitransparente, encendió la llave y se dejó acariciar por el cálido líquido que caía abundante recorriéndolo de forma traviesa. Death limpiaba su piel ayudándose de un perfumado jabón, su cabello escurría quedando limpio con cada enjuagada. Limpiaba su torso con las manos enjabonadas hasta que llegó a su entrepierna, descubriéndola semi-erecta. El encuentro con la cabra había sido bueno, y lo había dejado un tanto ansioso. Pero por más que quisiera auto complacerse, esperaría al español para poderlo hacer con gusto.


    Cierto era que no era virgen, había estado con una que otra mujer, pero por su parte trasera, era otra historia. Una experiencia nueva, pero era aceptable porque estaría con el hombre que le gustaba, con su amado amigo y sabía que no le lastimaría más de lo necesario para hacerle tocar el sol, la luna y las estrellas en la entrega de su pureza.


    Shura por otro lado, ya iba en camino hacia el baño con una toalla blanca perfectamente doblada y un pantalón deportivo junto con una camisa verde manga dos cuartos. Era ropa cómoda, pero que él rara vez usaba, no salía a ningún lado, por ende la guardaba bien para que no sufriera ningún daño.

    Por fin había llegado, no sabía se Death estaría en la tina o en la ducha. Pensó en tocar pero descartó la idea al recordar que era su baño, su casa y su novio, así que no vio el inconveniente al entrar así nada más.


    Entró lo más sigilosamente posible, no quería asustar al canceriano. Echó un rápido vistazo, pero no vio al peli azul en la tina, suspiró. Pensó de inmediato que estaba en la ducha y sonrió; él también debía asearse y al parecer, Death iba a tomarse su tiempo.


    Por ello, colocó lo que llevaba para que el otro usara sobre la tapa del retrete y comenzó a desvestirse. Al estar completamente desnudo, se dirigió hacia la puertecilla, abriéndola silenciosamente como un asesino experto y vio a Damien dándole la espalda mientras se lavaba la cara. Sin prever nada, Shura posó sus labios sobre la espalda mojada del más joven; este rápidamente se dio la vuelta totalmente sorprendido y asustado. Pero al ver quien era, se relajó y le sonrió altaneramente.



    -¿No podías esperarme un poco más? –su tono era burlón.


    -No cuando se trata de ti…



    El capricorniano encerró al peli azul contra la pared, poniéndose el mismo exactamente debajo del chorro de agua que lo cubrió haciendo su piel brillar ante los ojos añil. Los labios nuevamente se buscaron cadenciosos y hambrientos, mojados por el néctar de la vida entregándose en el silencio de la corriente.


    Los dos se tocaban sin descanso y Shura, retomó la caricia que Death había interrumpido momentos atrás sobre su propio cuerpo. Descendió su mano hasta la hombría del italiano descubriéndola despierta, sonrió contra los labios contrarios e inició a acariciar el tronco. A ciegas, tomó el jabón con el que el oji azul se había limpiado y lo untó en su mano para empezar de nuevo con la caricia, esta vez el subir y bajar de la mano española era más efectivo. Death gemía con libertad al ver su boca liberada, Shura ahora besaba su cuello y garganta haciéndolo enloquecer. El contacto y la rapidez, combinado con los besos diseñados para destruir, hicieron que el de Cáncer se corriera en la mano del más alto, soltando con su esencia un gutural gemido que aumentó los deseos de poseerle del peli negro.



    -S-Shura…



    Escuchar su nombre en un sugestivo gemido lo elevó a las nubes. Rápidamente, con la esencia de Masky aun en su mano, llevó la misma a las respingadas montañas de carne que se alzaban dispuestas ante él. Metió su dedo medio dentro de la masculina y contraída entrada del siciliano, este a su vez, dio un ahogado gemido por la invasión recibida y Shura metía y sacaba su dedo con maestría.


    Su propio miembro le estaba doliendo de tanta excitación, no podría esperar mucho tiempo más sin poseer a su querido pincitas. El cuerpo del cuarto custodio como es natural ante el estímulo, empezaba a producir su propio lubricante y el hispano lo sentía; ingresó un segundo digito dentro del otro, aumentando los gemidos y los suspiros. El miembro de Death estaba elevándose nuevamente, Shura mientras tanto, seguía sacando y metiendo hasta que tocó con la punta de sus dedos el punto erógeno correcto del de Cáncer. Este se retorció, arqueando más su espalda contra la pared, era tanta su excitación que con la voz sin aliento susurró:



    -Shura… Shura ¡Hazlo de una… vez!



    La petición hizo al mayor perder el último ápice de autocontrol que le quedaba y tomando su propia virilidad, masajeándola un poco, sacó los dedos de su mano y con la otra, se guió hasta el secreto pasaje de ese hombre que le había robado más que de una noche en vela.


    Quería tomarlo, hacerlo suyo y finalmente ese sueño se cumplía y todo gracias al gusto del canceriano por la sandía. Y gracias a los dioses que llevó esa fruta esa mañana, nunca habría imaginado que a su amigo le gustara tanto. No sería fácil averiguarlo tampoco, dado que nunca hablaba de lo que le gustaba, solo lo que odiaba. Y de no haber sido por su odio por el calor, no se le habría ocurrido aquella roja y dulce idea, ni estaría en ese preciso momento invadiendo entero el interior de uno de los guerreros más feroces de la orden.


    Había entrado en la sonrojada y mojada entrada, a Death pareció dolerle y de hecho le dolió como un demonio. Shura pudo sentir un líquido caliente que salía de la entrada de su crustáceo, pudo ver que era un poco de sangre. Aquello le preocupo pero a la vez le alegró, eso significaba que Damien era virgen hasta ese momento y que él era el primero en marcar su cuerpo de aquella manera tan única.


    Su vaivén inicio suave, pero conforme el peli azul se acostumbraba, el mismo le fue exigiendo más intensidad. Ahora era casi frenético, el peli negro miraba como su hombría se perdía entre esa piel ya roja por la fuerza con la que le tomaba y estaba más ansioso aunque cuando empezó. Sabía que aquello será bueno pero sus expectativas aumentaron hasta volverse algo fantástico e irreal pero que en verdad estaba ocurriendo y estaba feliz.


    Death no se quedaba atrás, nunca imaginó poder llegar a algo similar con alguien, menos con Shura, su amigo. Pero este le había dado la oportunidad de creer y le había creído a él. Por ello, nada podía ser mejor que lo que estaba pasando. Sintió como Shura abandonó su cuerpo, iba a cuestionarle pero sintió los brazos del mayor girarle y una vez frente a frente, se sonrieron de manera especial. El de Capricornio le tomó por detrás de las piernas recargándolo en la pared de baldosa para que enrollara sus piernas en las caderas contrarias. Y de esta manera, volvió Shura a hundir su sexo, en su intimidad, mientras ambos se besaban con desesperación, dejando en los labios ajenos los gemidos varoniles, acompasados.


    El agua seguía fluyendo entre los cuerpos y la masculinidad de Death estaba siendo masturbada entre su fuerte vientre y el de Shura.


    Entradas, salidas, caricias, besos, mordidas, gemidos, suspiros… gritos, gritos masculinos que llevaban en su fuerza el nombre del otro frente al desbordar del néctar, que da el origen a la vida de dos guerreros sin igual. Y lo que llenaba el pequeño espacio era el golpeteo del agua en el suelo y el acompasamiento de respiraciones aceleradas y cansadas.


    Shura bajó las piernas de su apuesto amante, pero no dejó de sostenerle entre sus brazos. A Damien le temblaba todo el cuerpo y sus pómulos yacían escarlata. Todo fue tan perfecto, aunque no haya sido en una cama, aunque no haya sido luego de una cena romántica. Todo le había gustado, porque así lo había querido y se sentía cómodo con ello…


    Recostó su cabeza en el pecho del español, escuchando como su corazón latía acelerado. Shura con la respiración más calmada, le besó la frente mojada como muestra de cariño.



    -¿Estas bien, Damien? –preguntó bajito acariciando el cabello azul.


    -Sí, nunca pensé que esto fuera así…


    -¿Cómo?


    -Tan… bueno. Fue estupendo.



    Shura sonrió, abrazándole con más fuerza.



    -Me alegra que te haya gustado.



    Death se separó del pecho que le brindaba confort para mirar al oji verde a la cara. Ambos sonrieron felices, como nunca lo hacían con sus compañeros.



    -Gracias, cabra… te amo. –le guiñó un ojo.


    -Y yo a ti, cangrejo… ven, salgamos a te enfermaras.



    El peli azul asintió y camino detrás del español aun desnudos. Al salir, vieron la tina y luego se vieron mutuamente con cara de interrogación.



    -No utilizamos la tina Shura.


    -Eso creo, sinceramente, creo que ya estamos lo suficientemente limpios ¿No lo crees?


    -Te apoyo.



    El dueño de casa fue hasta la tina para vaciarla. Al irse toda el agua, volvió al lado de su pareja, tomó la toalla que había llevado anteriormente y con ella comenzó a secar el cabello del más bajo. Death se dejó hacer y luego se vistió con la ropa que Shura le había prestado. Él por el contrario, usaría la misma toalla para cubrirse, no vaya a ser que alguno de sus compañeros o su diosa pasen por su templo y lo vean como vino al mundo.


    Habían pasado alrededor de tres horas. Shura y Death estaban en un cómodo sofá de la sala de la casa de Capricornio. Frente a estos: la mesilla de centro con un gran tazón donde se podían ver cascaras pertenecientes a una pobre sandia víctima del de Cáncer. Este mientras tanto, yacía profundamente dormido sobre las piernas del hispano que atesoraba el momento acariciando el azul cabello de su amado.


    Ni uno ni el otro cambiaria esos momentos por nada del mundo y si Shura dejaba que Death durmiera en esos instantes, era porque en la noche no dejaría que pegara ni un ojo. Lo haría suyo en cada oportunidad, pero a cambio de eso, sabía que debía tener muchas sandias en casa.





     
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    Pinkamena

    Pinkamena Usuario popular

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    Hola, linda :D

    Primero tengo que confesar que nunca he visto este anime y es el primer fanfic yaoi que leo :XD: Me gusta tu forma de escribir y tienes buena ortografía, sin embargo veo algunos fallos:

    Te aconsejo usar el guion largo para los diálogos — alt + 0151. También te aconsejo no separar tanto los párrafos. Porque hace ver al fancis más largo de lo que en verdad es. Esto es un consejos personal, puedes seguir haciéndolo así, sí gustas.

    A lo último fue mucho dialogo y poca narración. Te aconsejas que narres más, para ayudar al lector a adentrarse en la historia. Y al igual que hiciste al inicio, ponle narración a los diálogos, para que los personajes hagan expresiones al decir un dialogo. Claro que puedes dejar diálogos sin narración, pero no tantos diálogos sin narración seguidos.

    Por favor, avísame si escribes más. Espero que sigas mejorando como escritora :)
     
    Última edición: 12 Agosto 2016
  3.  
    Dark de Cancer

    Dark de Cancer Escritora de yaoi

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    Hola, agradezco enormemente que leyeras mi historia y el que me dejaras conocer tu opinión de la misma. Pues si, es mi anime favorito, no se porque pero los fics hetero no me salen, así que por tal motivo escribo yaoi.
    Bien, la manía que tengo de separar asi las estrofas y diálogos es porque en el blog donde normalmente cuelgo mis escritos, queda bien. Ya que si no lo edito así queda todo hecho un lío inentendible, y como así lo guarde en la PC, así quedo, pero para la próxima tratare de no separarlos tanto.
    De nuevo, gracias por leer y comentar ☺
     
    Última edición: 10 Agosto 2016
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