La Sala Común de Ravenclaw se encuentra en la torre oeste del séptimo piso del castillo. Está ubicada detrás de una puerta sin pomo ni cerradura que posee una aldaba de bronce con forma de águila en el centro, la cual abrirá la puerta para los estudiantes de Ravenclaw que le den correctamente la contraseña. La habitación es circular y muy amplia, con una alfombra azul medianoche decorando el suelo, ventanas de marco dorado que dan una gran vista a los jardines, y un techo pintado con estrellas. Hay también varias sillas y mesas, unos pocos sillones, un tablón de anuncios escolares, y una estatua de Rowena Ravenclaw de mármol blanco en el centro. Al final, hay dos escaleras: la de la izquierda lleva al dormitorio de los chicos, y la de la derecha al de las chicas.
Una vez se ubicaron dentro de la Sala Común, el profesor Flitwick reunió a todos frente a la estatua de Rowena Ravenclaw. Los estudiantes, saliendo de su impresión ante tal maravillosa sala, se apuraron a unirse al profesor. —¡Bienvenidos a su Sala Común! ¡Bienvenidos a Hogwarts! —los recibió el profesor con su clásica voz chillona—. Este será su lugar en el castillo, donde pasarán los ratos libres, y donde descansarán por las noches. Las dos escaleras allí al final llevan a los dormitorios; izquierda para los niños, derecha para las niñas. Encontrarán todas sus pertenencias ya junto a sus camas. >> Encontrarán también a sus mascotas, excepto en el caso que tengan lechuzas, ya que las lechuzas suelen dormir en la Lechucería. Debo advertirles algo desde ahora; las mascotas no pueden vagar libremente por el castillo por su cuenta, y ustedes no pueden llevarlas con ustedes a las clases. Espero sepan comprender. >> Por último, mañana por la mañana comenzarán sus clases, después del desayuno. La profesora McGonagall se encargará de repartir a todos los horarios… ¡así que a descansar, que mañana el día comienza temprano! Buenas noches. Y tras desearles buenas noches, el profesor Flitwick se fue por donde vino. Contenido oculto @Hey Miguel @Bruno EVF @Void Izumi @EliLover ¡Bienvenidos a su sala común! Adjunto aquí la descripción de los dormitorios, que no sabía donde meterla :'D Contenido oculto: Dormitorios En la puerta del dormitorio, hay un 1 azul, que significa que es el dormitorio para los de primer año. En el de chicos hay dos camas, en el de chicas hay cuatro camas. Todas las camas son idénticas; cada cama tiene cuatro postes y cortinas de terciopelo rojo oscuro. Hay una ventana en cada dormitorio igual a las de la sala común, que da a los terrenos y jardines de Hogwarts. El equipaje de cada estudiante está junto a su cama.
Lydia Hollister. La muchacha de anteojos dio un paso al frente, admirando la inmensidad de la sala común. Dio una vuelta alrededor de la estatua de Rowena Ravenclaw, como si la estuviera estudiando, y luego se paseó entre los sillones. Parecía que estaba investigando el lugar antes de dar su veredicto. —Bien —musitó en una voz tan baja que de no haber sido porque el lugar estaba sumamente silencioso debido a que no quedaba nadie más que los de primer año, nadie la habría oído—. De acuerdo, creo que es hora de ir a la cama. Las clases mañana empiezan tempranísimo, y he leído que llegar tarde suele significar perder puntos a nuestra casa, y eso es algo que debe ser evitado a toda costa. Buenas noches. Sin esperar respuesta alguna, Lydia partió hacia el dormitorio, hasta que el último mechón de su cabellera color rubio fresa se perdió detrás de la puerta que conducía al dormitorio de chicas.
Melinda De repente, las diabólicas sombras que me perseguían se esfumaron entre alaridos y el suelo de piedra se tornó suave, mullido y cómodo. Volvió a reinar el silencio tranquilo que había estado pidiendo a gritos. Abrí los ojos muy lentamente. Comprobé que volvía a estar recostada en mi cama del dormitorio de chicas. La luz que ingresaba por la ventana, a duras penas se colaba entre las cortinas de mi lecho, bañando las sábanas desordenadas, mi camisón y mi cabello despeinado. Me encontraba abrazando la almohada. Cuando la solté y me senté sobre el colchón, advertí un rastro de lágrimas sobre las cuencas de mis ojos. —Tsk. No solía tener pesadillas; los conflictos de mi casa me eran indiferentes… La mayor parte del tiempo. Lamentablemente, era una humana con sentimientos. Una niña. El aguante a veces se pierde, pero qué importa. No estaba en Hogwarts para interpretar mis sueños, sino para volverme una hechicera sabia y fuerte. En mi baúl llevaba bastantes cambios de ropa. Reemplacé los atuendos anteriores, manchados de sangre y hollín; me vestí con una camisa blanca y brillante, una corbata azul, una falda negra hasta las rodillas y, obviamente, la túnica nueva. En el baño me cepillé los dientes y arreglé mi cabello, peinándolo en un rodete no muy apretado; antes que nada, me limpié la cara con agua, para borrar toda evidencia de que había llorado en mis pesadillas. No iba a permitir que mi fortaleza se pusiera en tela de juicio. Hechos los preparativos, me retiré de la Sala Común con la varita alistada entre los pliegues de mi túnica.
Danielle Abbadie. Estaba mentalmente agotada, nunca esperé que salir de un aula fuera tan difícil. El único consuelo que tenía era que había logrado aprender un nuevo encantamiento. Cuando entré a la sala común me fui a sentar en uno de los sillones. No había mucho para hacer, quizás podía iniciar una pequeña investigación sobre el castillo… Me levanté del sillón y me dirigí a las escaleras que daban a mi habitación, pues acababa de recordar que tenía en mi equipaje un libro sobre la historia de la escuela. Después de unos minutos buscando en mi habitación volví a la sala común, con el libro en mi izquierda y Edith, mi cocodrilo de peluche, en la derecha. Volví a tomar asiento en el mismo sillón y abrí el libro, comenzando a leer. Contenido oculto @Nami Roronoa es para la actividad del acertijo del cuervo ^^
—Es majestuosa, ¿no es cierto? La suave voz de Lydia Hollister sacó a Danielle del mundo de la lectura y la regresó a la realidad. La muchacha de anteojos y cabellera color rubio fresa se encontraba examinando la estatua de Rowena Ravenclaw que se encontraba en el centro de la sala común de Ravenclaw. —Rowena Ravenclaw fue una mujer increíblemente inteligente —comentó Lydia, mientras daba una vuelta alrededor de la estatua, examinándola con ojo crítico—. Se dice que era la más sabia de su época, y sus acertijos los más complejos; se decía que cualquier pretendiente suyo que no pudiera resolver alguno de sus acertijos era rechazado sin miramentos. >> Antes de morir dejó un último acertijo, acabo de leerlo… llevo horas pensándolo, pero no puedo decifrarlo, es tan complejo… creo que jamás vi un acertijo tan complicado como el acertijo final de Rowena Ravenclaw.
Danielle Abbadie. Estaba por la mitad del primer capítulo de mi libro, cuando una voz femenina me saco de la lectura. Asenti con la cabeza levemente a la pregunta, según había leído la fundadora de nuestra casa no sólo era inteligente, sino sabia, cosas realmente importantes. Fijé mi vista en Lidya, la cual observaba la estatua desde todo los ángulos posibles. Comenzó a hablar nuevamente, hablaba sobre los acertijos de la mujer, aquello captó completamente mi atención, puse un pequeño marcapaginas con mi nombre en donde mi había quedado de la lectura y cerré el libro. Esta conversación requeriría de toda mi atención. Al mencionar el acertijo final yo sólo sentía deseos de saber cual era, deseos que no manifesté. Cuando terminó de hablar aparte mi vista de ella, la fijé en Edith. Después de unos segundos en silencio volví mis ojos a la chica. —Si gusta podría ayudarte con el acertijo.
Lydia Hollister. —No necesito ayuda, creo poder resolverlo yo sola —dijo Lydia, tajante—. Pero, Rowena decía que hay que compartir el conocimiento con los demás, de modo que te diré el acertijo, tal vez hasta logres resolverlo por tu cuenta… en cualquier caso, el acertijo reza así: >> "Aquellos que buscáis sabiduría, debéis investigar hasta el rincón más recóndito, desde las orillas de los más negros lagos, hasta la última piedra de la más alta torre, no es un tesoro lo que buscáis, de modo que no esperéis un mapa con una gran cruz roja, pero no hace falta ser el más experto pirata, para saber que este botín vale más que cualquier oro" Lydia suspiró cuando terminó de recitar el acertijo de Rowena Ravenclaw. Sacó un pergamino en blanco y blandió su varita, pronunciando un rápido conjuro; el acertijo apareció escrito en el pergamino en el acto y ella lo dejó sobre una mesa cercana. —Esta claro que lo que ha dejado tiene que ser un libro, o un conjuro muy poderoso que sólo ella conocía, pero nadie ha podido encontrarlo… y es claro que tiene que estar en Hogwarts, pues este era su hogar… —Lydia se tomó la cabeza con frustración y se ajustó sus anteojos—. Me voy a la cama; tal vez si duermo un poco las ideas se me aclararán y resolveré esto de una vez. Y así, la muchacha se marchó, dejando a Danielle sola con el acertijo y un montón de dudas. ¿Qué haría ella ahora?
Andrew Melinda y yo entramos a la Sala común para descansar un poco antes de continuar con las "actividades escolares". Era sorprendente la cantidad de cosas que ocurrían en un día normal en Hogwarts. Vimos a Danielle en el medio de la sala junto a la estatua de Rowena Ravenclaw, observándola pensativa. La saludé algo cansado y rendido, me senté a la mesa, recostando mi cabeza en ella. —¿Y este papel?—dije reincorporándome. Lo tomé y lo abrí para leerlo en voz alta: "Aquellos que buscáis sabiduría, debéis investigar hasta el rincón más recóndito, desde las orillas de los más negros lagos, hasta la última piedra de la más alta torre, no es un tesoro lo que buscáis, de modo que no esperéis un mapa con una gran cruz roja, pero no hace falta ser el más experto pirata, para saber que este botín vale más que cualquier oro" —¿Un acertijo?—pregunté mirando a Danielle, que asintió en silencio. Las chicas se acercaron a la mesa a ver el pergamino con la adivinanza, fui hasta una de las ventanas y me llevé el pulgar al mentón con aire pensativo. — Si lo que buscamos es algo material, podemos buscar coincidencias con lugares de Hogwarts que conocemos—empecé mirando por la ventana. Desde nuestra torre podía verse el Lago Negro—. Desde las orillas de los más negros lagos... es obviamente el Lago Negro; hasta la última piedra de la más alta torre, ¿la Torre de Astronomía?. —Pero luego está lo de "no es un tesoro lo que buscáis"... por lo que volvemos a la duda inicial de si es algo material, ¿tal vez es el conocimiento sobre algo que sólo Rowena sabía?
Danielle Abbadie. Tras escuchar las primeras palabras de Lydia había enfurecido enormemente, me encontraba clavando mis uñas en el podré Edith, ahora estaba más que dispuesta a resolver el acertijo y hacerlo mucho antes de que ella despierte de su siesta. Me levanté molesta del sillón, con Edith aún siendo torturado en mis manos, comencé a tratar de calmarme así que centre la vista en la estatua, debía enfocarme en resolver el acertijo. Aflojé mi agarre y comence a pensar, claramente hablaba de lugares relacionados con el castillo, lugares en los cuales pudo esconder más pistas para llegar a la conclusión final. Continúe sacando pensamientos tras pensamientos, hasta que el sonido de la puerta llamó mi atención, abrace con fuerza al muñeco contra mi pecho. Andrew y Melinda entraron a la habitación, el chico me saludó, gesto que devolví de inmediato, después tomo asiento en una silla, apoyando la cabeza en la mesa, justo sobre el pergamino. Papel que luego levantó y leyó en voz alta, cuando terminó preguntó si era un acertijo, cosa a la cual asenti sin decir palabra. Vi a Melinda caminar a la mesa y la imité, Andrew se puso de pie y comenzó a sacar sus concluciones en voz alta mientras caminaba a la ventana. Cuando el chico lanzó una última pregunta no pude evitar fruncir el ceño con molestia al pensar en mi platica de hace unos minutos con Lydia. Me gire sobre mis talones y camine al sillón molesta, volví a emcajarle las uñas al cocodrilo de felpa. —Es lo mas probable, al inicio del acertijo dice que es para los que buscan sabiduría —comencé a hablar un poco más calmada, pero no lo suficiente —. Lydia me dijo que creía que se trata de un libro o un conjuro.
Ryder Parker. La sala común de Ravenclaw... debo admitir que éste era uno de los pocos lugares hasta el momento que me gustaba de Hogwarts. Los muebles, el marco dorado de las ventanas, y como no, el techo estrellado, y hasta incluso la arquitectura rústica era sencillamente espectacular. Me hacía sentir como un hotel de unas... cuatro estrellas, sí. Lindo, pero no fantástico. Pero es suficiente para mí. Por mí me quedaría aquí en vez de ir a clase, pero como bien dije, tenía que cumplir con mi parte del trato. Suspiré con alivio. Debo admitir que el haber aprendido todos esos conjuros de cierta forma me "aliviaban" un poco. Sentía que ya quedaban menos cosas pendientes por hacer, y hasta medio admito que fue divertido... Pero no pienso decírselo a nadie. Y entonces, al dar unos pasos, vi como un grupo de chicos estaba reunido examinando un papel. Debo admitir que en otra instancia no me hubiese interesado en lo absoluto y me hubiera dedicado directamente a lo mío, pero por alguna razón no pude evitar sentir curiosidad... ¡Rayos! Ya estos asuntos de la magia hasta me medio caen bien. —¿Qué es eso? —pregunté, sin ninguna emoción en particular, acercándome al grupo. Contenido oculto Me vine a unir a la actividad :3 Al fin Ryder conocerá a sus compañeros de casa, wii! (?)
Melinda Ingresé a la Sala Común de Ravenclaw con una rana de chocolate en la mano, la cual me dediqué a comer elegantemente, mediante pequeños mordiscos, en el camino que recorrimos desde la Cocina; quedaba media porción por saborear. La lucha contra el poltergeist había sumido mi cuerpo en un estado de ligero agotamiento, pero más molesto fue el aroma que persistió en mi nariz, el del eructo con el que nos había atacado. Los chocolates obsequiados por los elfos llegaron como una salvación, porque al mismo tiempo que inundaban mis fosas nasales con su deliciosa fragancia, me suponían una grata manera de aplacar el hambre que me había llevado a colarme en la cocina de los elfos. En la Sala Común se encontraba una estudiante de mi edad, Abbadie. Aldrige la saludó como si hubiera vuelto de una guerra; yo hice lo mismo, pero con una inclinación de cabeza. Fue tan leve, que me dio la impresión de que no fue bien percibida. Lo cual me dio lo mismo, no iba a preocuparme por ello. Lo que no me fue indiferente fue el pergamino halló sobre la mesa en la que se había echado. Me acerqué dando pequeños mordiscos al chocolate y espié por sobre el hombro del chico el contenido de aquel papel… Se trataba, por el tono y la métrica de sus líneas, de un acertijo, alrededor del cual Abbadie y Aldridge se pusieron a debatir. —No estoy de acuerdo sobre el punto de que no se trate de algo material —intervine, alejando la rana de chocolate de mis labios—. Lo que señala allí es que no nos vamos a encontrar con un cofre lleno de monedas de oro, al mejor estilo de las historias de piratas muggles; quizás se trate de un libro, de algún artilugio de investigación o cualquier otro elemento relacionado con la sabiduría. El acertijo afirma que la sabiduría es más valiosa que el dinero —hice una pausa para comer otra diminuta porción de chocolate. Ya sólo me quedaba una patita de rana entre los dedos—. Podemos empezar a desentrañar este misterio en la Torre de Astronomía o en el Lago Negro; separados en dos grupos o todos juntos. Aunque viendo esos “desde…” y “hasta” escritos en el pergamino, cabe suponer que no serán los únicos sitios por los que tendremos que buscar… la sabiduría. Justo cuando terminé de hablar y me disponía a degustar la última pieza, un chico se acercó. Lo observé fijamente por largos segundos… Se trataba de Parker, su rostro fruncido en una expresión amarga no se le podía pasar por alto a nadie. En la Ceremonia de Elección, no supe cuál de los dos era el Sombrero Seleccionador. —Es un acertijo escrito por la sabia Rowena Ravenclaw —respondí, volviendo a enfocar mis ojos en las palabras—. Y estamos por resolverlo. Tras estas palabras, me llevé la pata de chocolate a la boca. Mastiqué con elegancia, pensativa.
Ryder Parker. La que me respondió fue... ¡Ah! Ya sabía de dónde conocía esta chica. Efectivamente, fue quién acabo con el asqueroso viejo pasado de fecha que eructa a los cuatro vientos. Se trataba de Melinda. Me respondió con su típica cara de... nada. No, en serio. Literalmente tiene cara de nada. Si intentas buscar alguna potencial emoción en su rostro terminarás pensando que es más fácil tomar una hormiga con los dedos de los pies, porque esta niña tiene una expresión facial más vacía y nula que la inteligencia del estereotipo de rubia. Me dispuse a leer el pergamino, y recordé las palabras de la chica poco antes de que hiciera mi pregunta. —Pues... odio tener que admitir esto en público, pero que más da: Me llama la atención esto. De seguro el famoso tesoro oculto, que ya sé que no es el típico tesoro de películas de piratas trilladas, debe tratarse de algo súper importante y quién sabe... hasta interesante. Y a decir verdad, es una buena idea esa la de dividirnos en grupos, ya que son varios lugares los que habría que revisar.
Andrew Aldridge El chico que estaba en las cocinas y se había ido antes de que pudiese invitarlo a acompañarnos, había entrado a la Sala Común cuando examinábamos el pergamino con el acertijo. Sin mucho interés, preguntó sobre él y Melinda le respondió casi con la misma expresión. Esos dos sí que se parecían a primera vista. Lo miré por espacio de varios segundos, desde mi posición en la ventana. Luego me acerqué y hablé, respondiendo al comentario de Melinda: —Está decidido entonces, nos dividiremos en dos grupos de dos—saqué una moneda de mi bolsillo y la lancé al aire, tapándola con la mano cuando al caer en el dorso de mi mano—. Melinda y Danielle son el equipo 1; tú y yo somos el equipo 2, ¿bien?—le dije al chico. Contenido oculto: Cara o cruz Para que sea justo, quien vaya a qué lugar será a la suerte. Por ahora tenemos dos lugares que investigar: 1. El Lago Negro. 2. La Torre de Astronomía. Lanzaré un dado y el número que me salga será el lugar al que Ryder y Andrew irán a investigar.
Andrew Aldridge Cuando todos nos habíamos puesto de acuerdo, a dónde iría cada equipo fue decidido por el azar: Al equipo de Danielle y Melinda les tocó el Lago Negro, mientras que Ryder y yo iríamos a investigar la Torre de Astronomía. Guardé la moneda en mi bolsillo y me dirigí a la puerta. —Creo que otros puntos de interés a los que deberíamos echarle un ojo son la Biblioteca y los Invernaderos—comenté, luego miré a Ryder—. ¿Nos vamos?
Otro chico intervino en la conversación. Me parece haberlo visto en la cocina... Vaya, Ravenclaw, tienes que controlar esa dieta, ¿eh? Prosiguió a lanzar una moneda para ver qué grupo (los cuáles no supe en qué momento se formaron pero daba igual, realmente) iba a qué lugar. Nos tocó ir a la Torre de Astronomía. Hmm... No había ido allá nunca, pero no me hice ilusiones; quizá acá la astronomía funciona haciendo escaleras con los árboles para ver las estrellas más de cerca o algo así, en lugar de usar esa linda y sencilla tecnología con telescopios que todos -excepto esta dimensión- conocemos. —Vamos —respondí, emprendiendo el paso. Contenido oculto Pd: salí de viaje y estoy contestando por el cel, dejo este aviso por si me demoro o algo xD
Melinda A pesar de que no parecía agradarle para nada todo lo que tuviese que ver con el castillo que actualmente era nuestro hogar, Parker resultó ser una persona colaboradora e interesada en los misterios, al punto de que se sobreponía al rechazo antes mencionado. Aprobé sus palabras con un leve asentimiento de cabeza, aunque sin mirarlo directamente. Y como para sellar nuestro plan de descifrar el acertijo de Rowena Ravenclaw, Aldridge decidió por su cuenta los equipos (lo cual me dio exactamente igual); una moneda decidió hacia qué lugares debería dirigirse cada grupo. Al mío le tocó el Lago Negro. —Reunámonos en este punto cuando hallemos algo que merezca debate —pedí. Saqué un pañuelo del bolsillo de mi falda y limpié los restos de chocolate que había en mis dedos. Entonces miré de reojo a Abbadie—. Te estaré esperando en las orillas del Lago Negro. Así, me retiré de la Sala Común de Ravenclaw.
Danielle Abbadie. Si era sincera, sólo le había prestado atencion a las cosas realmente importantes, la llegada de un nuevo compañero a la busqueda y los grupos formados por Andrew. Una moneda decidió mi son de investigación. Estaba por decir algo, pero me topé con una Melinda saliendo de la sala común, de inmediato me puse de pie, deje a Edith en el sillón, con la esperanza de encontrarlo allí al volver y tras una corta despedida salí de la sala común.
Melinda Alcancé la entrada a la Sala Común de Ravenclaw seguida por decenas de estudiantes de mi casa que acababan de terminar la cena. Observé de reojo a cada uno de ellos, corroborando finalmente que nadie se estaba fijando especialmente en mí; esta era una de las ventajas de ser una niña silenciosa y seria… O tal vez se debía a mi baja estatura. Sacudí la cabeza ligeramente para apartar esa idea de mi mente y me fui escaleras arriba, en dirección a mi cuarto. Una vez allí, me recosté en mi cama con el uniforme envolviéndome. Incluso me había dejado los zapatos puestos al cubrirme con las sábanas hasta el cuello, algo que sin duda habría merecido un castigo según el rígido reglamento de mi hogar, perdido en ese bosque. Pero poco me importó. Nunca venía mal quebrar la rigidez del mundo, aun si se trataba de un detalle tan nimio como éste. Me giré y dejé mi rostro en dirección a la pared. Así, nadie iba a notar que tenía los ojos abiertos y que parecía estar esperando que el tiempo circulara, que el silencio invadiera todo. Dejé pasar los cuantiosos minutos que me separaban de la medianoche. Cuando estuve totalmente segura de que todos se habían ido a dormir, me bajé sin prisas de mi lecho. Me asomé por la puerta de mi dormitorio: no había nadie en la Sala Común. La luz de las llamas de la chimenea dibujó mi sombra en las paredes, antes de que yo desapareciera sigilosamente por la puerta de salida.
Andrew Aldridge Llegué a la Sala Común luego de que el director diera por acabada la cena y nos mandara a todos a dormir. "Recordad evitar las zonas prohibidas: el Bosque Prohibido y el corredor prohibido del tercer piso" había dicho, "...del tercer piso" repetí sus palabras en mi cabeza, haciendo una mueca de gracia y luego reí para mis adentros. Ya quería que llegase la medianoche para poder ir a ese Club de Duelo. No se nos permitía luchar entre estudiantes y la idea de hacerlo era realmente tentadora, medir fuerzas con otro mago sonaba realmente interesante... que fuese en contra de las reglas lo hacía el triple de atractivo. Vi marchar a los chicos Ravenclaw hasta sus dormitorios sin molestarme en ir a la cama, nadie reparaba en mi presencia, por suerte. Quizás estaban demasiado cansados como para fijarse en un Primer año sin relevancia. Hmn, no saben lo grande que seré... dije mirándolos. Tenía intenciones de convertirme en un mago muy famoso, para que Myrddin estuviese orgulloso de mí. Finalmente había llegado la hora acordada y me puse de pie, levantándome del sillón donde me encontraba. Salí de la Sala Común con mucho cuidado de no hacer demasiado ruido para despertar a los demás. Se suponía que era un club secreto... aunque no fuese tan secreto realmente.
