One-shot de Inuyasha - Sadly Inlove

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Blair, 27 Noviembre 2010.

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    Blair

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    Hola gente:D. Hace muchisimo tiempo que no posteo nada por estos lares XDD, recordé este escrito que tenía por allí, escrito especialmente para un concurso, y quería compartirlo ahora:oops:.
    Sadly In Love

    “….Soñadora día y noche, voy sonámbula por la vida, apoyándome en mis ilusiones,
    pero mi realidad me lastima...”

    Suspiró con frustración. Otra noche más sin poder dormir.

    Se enderezó lentamente mientras observada a su alrededor. Como de costumbre, todos dormían plácidamente.

    Esperó unos instantes a que el sueño llegase, pero no tuvo suerte. Bufó con molestia. Al parecer tendría que hacer lo de todas las noches.

    Se levantó cuidadosamente y sacó un pequeño aparato que cabía perfectamente en su mano. Su madre se lo había regalado con motivos de su cumpleaños hace un mes… ¡Y vaya que le había sido útil en esos últimos días!. Por falta de tiempo tuvo que pedirle a su hermano que la ayudase a cargarlo con música, pero como suponía, el pequeño había puesto todas las canciones más tristes y melancólicas excusándose que ese era el tipo de música que una "chica" tendía a escuchar.

    Bueno, no podía negar que le ayudaba a dormir un par de sensaciones.

    Suspiró rendida. Encendió el pequeño Ipod, color rosa, su madre había pensado que aquel color era sumamente femenino y adorable para una jovencita como ella. Se colocó los audífonos y dejo que la música comenzara a sonar a la vez que se volvía a recostar sobre el viejo saco de dormir, que compartía con el pequeño Shippo.

    Solo un par de baladas sin sentido, de amores perdidos y casi corta venas que te hacían desear lanzarte desde un precipicio. Sonrió divertida. Derrotaba iba a apagar el aparato cuando una nueva melodía lleno sus oídos. Era dulce y tan delicada que la hizo estremecer. Se enderezó paulatinamente, sintiendo como la melodía la llenaba totalmente.

    Instintivamente abrió sus ojos chocolate y poso su mirada en la persona que dormitaba justo al frente suyo. Hacía mucho tiempo que no lo veía dormir de aquella manera tan despreocupada y apacible. Aquél joven era la razón por la cual seguía en tan odioso viaje. Era realmente impresionante, como su dorada ambar la dejaba sin aliento cada vez que se posaba en ella o cuando le otorgaba una de aquellas sonrisas tan arrogantes, que al principio detestaba, pero que ahora sin ellas no podía vivir. Siempre que sus miradas se encontraban era como si todo se desvaneciera y se sentía más viva que nunca.

    Sonrió con cierta ironía. Era verdad, los sueños siempre mueren y la vida se va a cada instante.

    También, era cierto… que desde el instante en que entendió cuales eran sus verdaderos sentimientos, ella renunció a todos sus sueños, ir a la preparatoria, luego a la universidad para así tener un trabajo digno. Abandonó su sueño de ser alguien en la vida, renunció a dejar de ir tan seguido a la escuela, a ver a su familia… solo por estar con él…solo para compartir cada instante junto a él…porque ella solo quería quedarse allí…a su lado.

    Miró el cielo totalmente estrellado. ¿Cuántas veces no había soñado que él correspondía a sus sentimientos? ¿Qué ambos estaban juntos…y felices? Incluso muchas veces al despertar, sentía que todo aquello era real…buscaba con intensidad aquella mirada ámbar, solo para encontrarse con los ojos desconcertados del hanyou y preguntándole que demonios le pasaba…

    Recién allí caía en cuenta que solo eran sueños…y eso la destrozaba.

    Aquellos sueños se encargaban de alejarla un poco más de la realidad, pero a la vez la hacían entender su cruda verdad. Aquellos sueños también la ayudaban a desligarse de aquellos sentimientos albergados hacia él…sin mucho éxito…

    La imagen de Kikyo no tardó en hacerse presente en su memoria. Sobre todo cuando escuchó la ultima frase de aquella estrofa… Y sintió un vuelco en su corazón, algo que siempre sucedía: se ha convertido en una costumbre. Observó con atención la estancia, sintiendo una oleada de sentimientos entremezclados. Tristeza, rabia, desilusión consigo misma.

    El estaba allá…con Kikyo…y ella estaba aquí...viéndolos como unían sus labios con extrema dulzura cada vez que se encontraban.

    La música de vals se hizo presente; llenando sus delicados oídos. Aquella música inevitablemente la hacía soñar de nuevo.

    Podía verse junto a Inuyasha, bailando al compás de aquel hermoso vals, sin dejar de mirarse…un momento mágico solo para ellos dos…

    Pero como desechando esos pensamientos, como una contradicción, volvió a sus recuerdos de manera nítida su delicado rostro de marfil, sus mejillas rosas, aún brillantes de saladas lágrimas. Y de nuevo asaltó a su corazón, esa interrogante que no había podido aún contestar.
    ¿Por qué razón lloraba?¿A que se debía tanta pena?.

    Abrió los ojos de súbito. Observó a su alrededor y sus ojos se volvieron brillosos. Como siempre, se había dejado llevar por una ilusión…

    Centró su cristalina mirada en el apacible rostro del hanyou, escuchó que llamaba a alguien levemente…Y su corazón sufrió un vuelco.

    Sabía perfectamente a quien nombraba…

    Bajó su mirada y mordió su labio inferior tratando de ahogar un sollozo.

    Cada día, cada instante que pasaba, perdía a Inuyasha…y ella no podía hacer absolutamente nada…

    Cerró sus ojos con fuerza…tratando de disipar aquellos pensamientos…

    No podía soportar más aquella maldita agonía. No podía seguir engañándose con sus malditos sueños infantiles que cada vez la dañaban con mayor intensidad al verse rotos en un solo instante.

    Debía dejar de soñar…dejar de ilusionarse que algún día…aquél hanyou deseara o bien soñara lo mismo que ella…

    Nuevamente el hanyou murmuró un nombre entre sueños… haciendo que una solitaria lágrima se deslizara por las blancas mejillas de la joven, mientras la última estrofa se dejaba escuchar.

    Sí…ella seguía allí, esperando. Mientras él…estaba a millones años luz, junto a quien realmente amaba.

    La música dejó de sonar…Al igual que el pequeño aparato. Al parecer se le había gastado la batería. Eso significaba que no tendría música hasta que pudiese volver a su época para recargarlo.

    Las lágrimas seguían recorriendo su blanca piel. Bruscamente se limpió con la manga de su uniforme.

    Aquella canción era de ella…había sido escrita para ella…era solamente de ella…sonrió con cansancio.

    Oye…la voz ronca del hanyou, la estremeció, ¿Sucede algo…?preguntó con cierta preocupación en su voz, al ver el semblante triste y sombrío de la joven.

    —No…—negó levemente la chica.

    Entonces duérmete; es muy tarde para que estés despierta…sentenció un tanto irritado el joven, mientras cerraba sus ojos para recuperar el sueño

    Kagome esperó paciente unos instantes. Pudo notar que el hanyou nuevamente había logrado conciliar el sueño. Sonrió levemente.

    -Yo aquí…citaba aquella canción que justo acababa de escuchar, para si misma; para luego depositar su cristalina mirada en el hanyou—.Y tú…allá…

    Una vez dicho, se recostó en su saco de dormir, y se dejo llevar por el sueño, mientras una solitaria lágrima caía con lentitud hasta caer en la tela; y secándosela, no dejó rastro alguno.

    Mientras que nuevamente la voz del hanyou se hacía presente, murmurando el nombre de a quien incesantemente había comenzado a llamar en sueños…

    Kagome…

    Palmeó sus mejillas tratando de despertar, consiguiendo que estas tomasen un cierto tono rojizo.

    Suspiró derrotada y se dejó caer boca abajo sobre el incómodo saco de dormir. Observó el gigantesco libro de historia que yacía abierto justo en la mitad y lo miró con fastidio.

    ¿Cómo era posible que estando en el Sengoku Jidai, no supiese nada de lo que estaba registrado en aquel inmenso libro?.

    Apoyó su rostro, sobre su brazo izquierdo. Estaba cansada. Ese era el quinto día que no podía conciliar el sueño, ya que debía estudiar. Se acercaban las finales, y la única forma de que pudiese aprobar el año era que sacara sobresalientes en todas las materias.

    Miró nuevamente el libro e hizo una mueca de cansancio. Eso era imposible. ¡La única forma de hacerlo era estudiando el día entero, sin descansar si quiera! ¡Y no tenía tiempo para eso! Es más; no tenía tiempo para nada, En el día buscaban la perla y en eso se iba todo su valioso tiempo. Lo único que le quedaba era estudiar de noche.

    Suspiró con resignación y atrajo más a si la mole de papel. Apoyó su mentón sobre este y emprendió nuevamente la hostigosa lectura.

    ¿Morir de amor?¿Sufrir en silencio? Aquella era una batalla fiera en la cual no ganaba, sin embargo, de la cual no podría conocer con certeza cual seria su resultado final. Solo el tiempo, aunque la espera fuera angustiante, lo diría todo…

    ***
     
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