1.  
    Ahome Dea

    Ahome Dea Usuario común

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    Sacrilegio

    Este fic no es apto para menores de 18 años debido a los temas tratados (MA). Recomiendo la abstención de leerlo si no se posee un amplio criterio, los temas que a lo largo del fic se irán desarrollando pueden resultar ofensivos y/o escandalosos a público no acostumbrado a lo fuerte del tema y en particular a la meticulosidad que usaré para detallar ciertas situaciones.

    Por favor, si vas a leerlo y eres menor de edad, al menos asegurate de estar psicológicamente preparado para entender los temas que enste fic encontrarás.

    De antemano muchas gracias y espero lo disfruten.

    .~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.

    Cuando todo lo que te rodea sólo puede ser la oscuridad, los sentimientos terminan por ser innecesarios, parecen ser sólo una pérdida de tiempo, y para seres como yo, entonces lo único que queda... es el amor por la sangre.

    Esas han sido siempre las palabras de mi hermano, quién ante tal pensamiento muestra claramente la influencia de nuestro tío... ni siquiera con su hijo sus pensamientos han tenido la aceptación que tienen con mi hermano. ¡Qué pena me dan!

    Nuestra familia, ahora casi extinta, es la más antigua familia de vampiros de todo el mundo... huimos de Transilvania debido a las cruzadas que tenían como fin, liquidarnos totalmente. ¿Nuestra salida? Japón.

    Mi padre, Inutaisho... decidió venir a este país en donde no se tenía noción de los vampiros y establecerse aquí. Lo siguieron su esposa Sonomi, su hermano Naraku, y su concubina, una hermosa mujer de la que hasta la fecha, no sé el nombre, y su recién nacido hijo Sesshoumaru.

    Mi padre era el rey de los vampiros, cuando todos vivían. Me atrevo a decir que sólo quedamos nosotros. Al ser mi padre el rey, tenía derecho a tener dos esposas, y las concubinas que quisiese, sin embargo, sólo tenía a una, claro... hasta que apareció mi madre.

    En este lugar no había muchos humanos, así que debían cuidar... la comida.

    Aunque todos los vampiros, son... bueno, somos, amantes de la sangre, podemos vivir hasta un ciclo lunar sin volver a beberla. Lo malo, es que al paso de los años la población creció, y mi tío Naraku, enloqueció al grado de llegar a poner en peligro nuestra propia existencia.

    Mi historia, la historia de nuestro clan está llena de dolor, lágrimas, tristeza, odio, venganza... ambición.

    Antes de mi nacimiento se suscitaron algunos hechos que marcarían el destino de todos los nuestros, el destino de ella... de mi hasta entonces único amor. Un amor que no debió existir nunca, ya que estaba prohibido, y cuya existencia marcaría un largo destino lleno de tristeza que acabaría de la forma menos pensada.

    Yo no contaré mi historia, contaré la historia de mi familia... y a medida que lo haga, inevitablemente conocerán la mía.
    Todo comenzó al pocos tiempo de llegar al país, después del nacimiento de mi hermana... del nacimiento de Kikyou.

    .~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.

    Material recién cocinado... espero les guste.
     
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  2.  
    Ami Hoshi

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    re: Sacrilegio

    O.O Está muy bueno...estoy intrigada pareciera que el que narra es InuYasha.

    No soy muy amante de leer cosas en cursiva pero, dada la narración no está mal...espero pronto una continuación n.n el Fan Fic se ve muy prometedor.
     
  3.  
    Ahome Dea

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    Re: .~*La Sinfonía del Vampiro*~. 1. Kuei-Jin

    Hola, me alegra ver que les gustó la idea de este fic. He aquí el primer capítulo.

    Pero antes...

    Vampire Star, qué comes que quieres adivinar n . n no estás fría he... y no te preocupes, no es en cursiva todo el fic, sólo donde habla mi narrador estrella.

    Iyame, que bueno que te gusta, me daré tiempo para leer tu fic.

    .:*sakuya*:., tus deseos son órdenes, aquí esta el primer cap.

    Karin Cullen, gracias por el cumplido y aquí está.

    Ahora sí...

    .~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~​

    CAPÍTULO I
    .~* Kuei-Jin * ~.​

    Era un invierno frío y desolado, nada alentaba esperanzas de sobrevivir. Por fin, después de meses de viaje la pequeña familia real de vampiros llegaba a Japón. Tuvieron que dejar Rumania, su amada ciudad natal Transilvania debido a que los humanos de esa región, consientes de su existencia, deseaban acabar con ellos. Salieron por el rumbo de Ucrania, atravesaron toda Rusia hasta llegar al mar de Japón, donde tomaron una embarcación de mercaderes que se dirigían allá, y que les sirvieron de alimento por mucho tiempo.

    Nada era muy prometedor en esa tierra para ellos, el mar casi congelado no permitía avanzar rápido a la embarcación, y al llegar otra noticia los sobrecogió... no habían muchas personas, además de que estaban suscitándose algunas disputas entre los reinos de ese país, los Taisho llegaron a Japón a principios del periodo Muromachi, en el año de 1347.

    Todos tenían hambre...

    - Al fin llegamos, aquí estaremos a salvo – dijo la imponente voz del rey InuTaisho.
    - Sí, hasta que los seres de este lugar aprendan a usar las estacas.

    Inutaisho miró a Naraku con desaprobación por intentar matar las esperanzas que las mujeres aun tenían de sobrevivir en ese lugar, sobre todo, ella... la mujer albina que cargaba en brazos a un pequeño bebé.

    - Vamos hermano, pasará. Igual que en Transilvania, aquí descubrirán tarde o temprano la forma de aniquilarnos.
    - No si no somos avorazados y nos medimos en nuestra forma de cazar. – habló la voz tranquila de Sonomi.
    - Ella tiene razón. Puedo sentir claramente que en este lugar la comida no es abundante, debemos cuidarla. Somos sólo cuatro vampiros y mi pequeño. Sobreviviremos si lo hacemos.
    - Por eso odio a las mujeres, se creen saber todo.
    - ¡Ya basta Naraku! Si los traje a este lugar es porque hay esperanza todavía. Y no culpes a esas criaturas de intentar matarnos, nosotros lo haríamos con cualquier depredador que pusiera en riesgo nuestra existencia. En Transilvania comenzaron a cazarnos por culpa tuya y de tus amigos de ideas absurdas como tú de comer sin parar porque las criaturas a tu alrededor te pertenecían, que eran tu ganado.
    - ¿Y no es verdad? ¿No nos alimentamos de ellas?
    - Somos seres que coexistimos con ellas, y vivimos unos de otros.
    - ¿Qué le das tú a los humanos?, aparte de miedo, claro.

    La discusión de ellos fue cortada por el llanto del bebé que lloraba en los brazos de su madre.

    - Calma Sesshoumaru, ya buscaré comida para poder alimentarte...

    Sonomi la miraba perdida... cuánto anhelaba ella cargar entre sus brazos al pequeño, que era tan hermoso como su padre ante los ojos de ella. Pero atreverse a pedirle a ella cargarlo... no, simplemente no podía.

    La mujer no la veía siquiera a la cara, estaba resentida con ella, pero en especial con Inutaisho, quién no la había hecho su esposa a pesar de haberle dado un hijo. Sólo Sonomi llevaba en su cuello la marca de los colmillos de Inutaisho, señal de que le pertenecía como mujer y de que ningún otro vampiro debería siquiera mirarla. Mientras que a ella, a ella cualquier vampiro podría decidir tomarla sin siquiera darle el respeto de tomarla por esposa, ya que era concubina de otro vampiro.

    - Dejemos esta absurda discusión y vallamos a buscar comida, tu esposa necesita darle de comer a tu hijo.
    - No es mi esposa Naraku, es sólo mi mujer.

    Ambos, tomando sus formas de animal emprendieron carrera en búsqueda del alimento de las mujeres, quienes se encontraban demasiado cansadas y débiles para cazar por sí mismas. Unos cazadores que igual que ellos, buscaban comida para su familia fueron su alimento.

    La reacción de los cazadores fue sólo estremecerse ante esos animales, un lobo y un perro gigantes ante sus ojos no pudieron sino paralizarlos para esperar su muerte.

    Regresaron con las mujeres, quienes durante su ausencia habían tenido una platica que no sabrían sino muchos años después.

    Una vez satisfechos todos siguieron caminando en busca de un refugio, el amanecer estaba cerca, y nada significa para un vampiro muerte segura, más que la luz del sol.

    Se establecieron en una región al centro del país, construyeron un castillo enorme, siendo considerados la familia más rica de la región, se hicieron pasar por humanos alejados del resto debido a su estatus social y vivieron largo tiempo sin problemas. Sesshoumaru vio su crecer sin obstáculos, la sangre de las personas de ese lugar era pura.

    La vida de los vampiros estuvo asegurada, hasta que...

    - ¡¡¡Maldita sea!!!
    - ¿Qué te pasa Naraku?
    - Esta maldita gente, ya tienen noción de nuestra existencia.
    - ¿Qué esperabas? Llevamos aquí cincuenta años... y además tú, no te mides como debes, quedamos en no cazar hasta que fuera necesario. Y esto, para un vampiro es después de un ciclo lunar.
    - Lo será para ti. Para tu hijo y para mí no.
    - ¿Qué pasa con ustedes? – interrumpe la voz de Sesshoumaru, quien ya luce un cuerpo de adolescente casi pasando a adulto (y que se quedaría así por cientos de años) - ¿cuál es el motivo de su pelea en esta ocasión.
    - Tu padre, que nos reclama el beber sangre.
    - Pero padre, de eso vivimos.
    - No es ese mi disgusto, sino el tiempo en que la beben, debe ser una vez al mes.
    - Jumb, ¿cada ciclo lunar, no? – la voz de Sesshoumaru sonaba irónica – como si la despreciable raza de humanos mereciera existir. Si su existencia sirve de algo, es para alimentarnos.
    - Veo que las platicas con tu tío Naraku son muy amenas.
    - Ya hermano, ¿sabes como nos llaman estas criaturas?

    Inutaisho y Sesshoumaru lo ven curiosos.

    - Kuei Jin
    - ¿Y qué saben de nosotros?
    - Sólo que vivimos por ellos y de ellos. Pero están buscando maneras de acabarnos.
    - No podrán hacerlo. Mi padre, tú, mi madre, Sonomi y yo somos los únicos vampiros existentes en esta región. Tendrían que matar a alguno de nosotros para practicar, y antes de que lo intenten, nuestros colmillos estarán succionando su sangre.

    Diciendo esto se da vuelta y se marcha. Naraku e Inutaisho se quedan solos, éste último, más preocupado por su existencia que el otro.

    - Kuei Jin... nos llaman Kuei Jin. Tendremos que irnos de este lugar también.
    - Debemos hacer algo, aunque no intenten matarnos si empiezan a crear amuletos, encontrarán la forma de alejarnos como en Transilvania. Y no estoy dispuesto a volver a huir.
    - Si encontráramos otra fuente de energía...
    - ¿Fuente de energía dices?
    - Sí... oye, hasta ahora sólo hemos bebido sangre de humanos, ¿por qué no probamos con la de animales?
    - ¿Acaso te has vuelto loco? Cómo te atreves a decir semejante aberración. Nosotros, la familia real de vampiros, ¿terminar bebiendo la sangre de animales?
    - No tenemos alternativa.
    - Prefiero arriesgarme a ser muerto por esos despreciables humanos, antes de beber sangre de un animal común y corriente.

    Mientras tanto, en el bosque, bajo un árbol hermoso y grande descansaba a la luz de la luna Sonomi, tenía una sonrisa inusual en su rostro. Sonrisa que se borró al escuchar el llanto de una mujer humana y gritos pidiendo ayuda.

    Caminó hacia el lugar y se encontró con una imagen que como mujer, la lastimó. Sesshoumaru violaba a una chiquilla, ésta debido al dolor perdió el conocimiento. Sonomi se apresuró a reprender a Sesshoumaru.

    - ¿Qué crees que estás haciendo? Se lo diré a tu padre.
    - ¿Qué? ¿Te duele porque la consideras de tu especie? O no, tal vez tengas miedo de que mezcle mi sangre con la de esta basura. Si es eso no te preocupes, en luna llena un vampiro no puede engendrar, la luz de la luna sabes que nos resta poder. Además, no dejé mi semilla dentro de ella.
    - ¿Cómo puedes ser tan cínico? Sí, nos alimentamos de esas criaturas, pero no debes mancillarlas de esa manera. Es una mujer.
    - Mmm, ya sabía que no podías ser consciente. Lo que pasa contigo es que la consideras de tu especie. No. No es una mujer, es sólo una mocosa que no termina de crecer aun. Pero sabes, ella sí será una mujer un día, después de esta noche al saberla usada, todos la tomaran a su antojo como si de un objeto se tratase hasta que la harán parir un hijo. Y entonces sí será una mujer. A sus escasos... ¿qué serán? 20 años.

    Sonomi sabía el destino de las palabras de Sesshoumaru, herirla.

    - Mientras que tú, la vampiro que mi padre prefirió por esposa antes que a mi madre, en tus 500 años de vida, en los 300 al lado de mi padre no has logrado darle un hijo. Si serás basura, eres como los humanos, no sirves para nada.
    - Eres... un... – de haber podido hubiera llorado, pero los vampiros no tienen lágrimas, así que sólo se tragó su inmenso dolor por las palabras de Sesshoumaru y levantó la vista hacia la luna.
    - Ha, y ni te atrevas a acusarme con mi padre, no de la mujer, porque entenderá que como hombre que soy, necesito descargar mis deseos en una mujer, y en ausencia de más mujeres vampiro aquí, he de hacerlo con esas basuras. De lo que acabo de decirte... ni una palabra. Si es que no quieres que un día amanezcas convertida en cenizas.

    La madre de Sesshoumaru escuchaba la conversación entre Inutaisho y Naraku, y teniendo una idea se acercó a ellos.

    - ¿Qué haces aquí? – preguntó Inutaisho viéndola fijamente.
    - Tengo una idea para buscarnos otra fuente de energía.
    - ¿Y cuál es esa idea cuñadita?

    La mujer lo vio con ojos helados y titilantes.

    - Me extraña que tú no lo hayas pensado, ¿no que te consideras el genio de la familia?
    - Déjense los dos de ironías. Habla por favor. – viéndola como rara vez la veía, pero que la hacía estremecer.
    - Podemos pedirle ayuda a las hechiceras.
    - ¿Las del monte Fuji?
    - Sí.
    - Pero jamás aceptaran ayudarnos. Somos los Kuei Jin que tanto temen los de su raza.
    - No. Ellas son ya casi independientes de los humanos. Han alcanzado un nivel que las compararía a diosas. Además, Midoriko sabe que los humanos se corrompen día a día y a los pocos buenos que quedan, los quiere proteger, bastará para que la convenzas, con que le digas que tú eliminarás a los monstruos que intenten atacar las aldeas que ella protege. Y Tsubaki pues...
    - ¿Tsubaki qué? ¡Habla!
    - A ella puede convencerla tu hermano.

    Naraku se sorprendió.

    - ¿Cómo lo hará?
    - Es su esposa. No creo que se niegue a ayudar a su hombre. Sobre su cuello luce la mordida de tu hermano.
    - ¿Qué? – Inutaisho vio molesto a Naraku.
    - Bueno, yo ya les dije. Díganle a las hechiceras que les de alguna pócima o amuleto, no sé, algo que haga que no necesitemos consumir la sangre de los humanos por periodos más largos. Me retiro.

    La mujer salió.

    - Me quieres decir ahora Naraku, ¿cómo es eso de que la hechicera Tsubaki es tu esposa?
    - Pues...
    - No tú fuiste el que impuso una regla de supervivencia de no crear más vampiros aquí.
    - Hey, momento. No la convertí en un vampiro, y tampoco es una humana cualquiera, así que no he cambiado mi idea, los humanos siguen siendo basura para mí. Ella es una hechicera hermosa, y sólo la hice mi mujer. No la volví vampiro.
    - ¿Y por qué no me lo dijiste?
    - ¿Tienes que saber todo de la vida de todos sólo porque eres el rey?
    - No por ser el rey, merecía saber que mi hermano ya eligió una esposa.
    - Pues ya lo sabes, así que deja de quejarte.

    Inutaisho suspiró, viendo hacia el cielo se dio cuenta de que empezaba a clarear.

    - Ya amanece, mañana apenas anochezca iremos al monte Fuji a ver a las hechiceras.
    - Como digas.

    Sonomi apenas regresaba...

    - Ho, Inutaisho... tengo algo que decirte.
    - Ahora no Sonomi. Otro día será.

    Toda la familia se fue a recostar en su respectivo ataúd. Esperarían a que ese día tan soleado se fuera para volver a su rutina de vida. Y buscar una nueva esperanza.


    La idea de buscar otra fuente de energía para sobrevivir, sería la que nos pondría más en peligro...
    Mi familia viviría en constantes disputas por esa fuente de energía con los demás monstruos, ya que no sólo ayudaba a un vampiro a vivir, sino que hacía más fuerte a cualquier otra criatura que la poseyese.

     
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  4.  
    Ami Hoshi

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    re: Sacrilegio

    O.O insisto esto cada vez se pone peor. Tengo que admitir que en tú Fan Fic odio a Sesshoumaru parece una copia barata de Naraku, es decir ¿qué le pasa? que se ponga en su lugar o yo lo pongo. Lo siento hehe me salí del tema.

    Vi que es tus diálogos tienes unos pequeños problemitas de redacción.

    Lo primero, cuando comienzas a escribir y abres el guión por así decirlo la primera letra debe ir pegada a éste sin importar si lleva signo de exclamación o pregunta.

    Cuando el narrador va a hablar, aclarar o simplemente vas a intervenir el guión debe ir pegado a la primera letra que escribas y, en mi minúscula, lo cual pusiste bien.

    Después que terminas de hacer tu intervención cierras el guión pegándolo a la última letra que escribiste y luego si va a seguir hablando el personaje se coloca punto y seguido.

    Así es como debe ser, es algo minúsculo pero importante y que se que no te costara nada en aprender. De resto la historia va por buen camino y como dije antes se ve muy prometedora.
     
  5.  
    Ahome Dea

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    re: Sacrilegio

    Gracias por sus posts, hasta mañana tengo conti.

    Vampire Star, Sí, Sesshoumaru se porta grosero, pero sólo por ahora. Además su personalidad no cambia tanto, sí es frío y sin sentimientos ¬.¬ al menos aparentemente. Y gracias por tus correcciones. Sabes? Mataré a mi maestra de redacción ¬.¬ es posible que en 4° Semestre de Literatura una niña de 15 años tenga que corregirme por culpa suya??? ¬.¬ jeje, no no la mataré, sólo le diré que necesito asesorías ToT.

    Iyame, me alegra mucho que te haya gustado y saber que serás lectora fiel de este fic. La conti mañana.
     
  6.  
    eva maria

    eva maria Usuario común

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    re: Sacrilegio

    ¡¡Hola!!

    jiji ya estoy de nuevo en uno de tus fics
    y quiero decirte que como los demás son ¡Geniales!
    que bien un fics sobre vampiros.. me gusta, me gusta xD
    ultimamente me están gustando los vampiros xD.
    ayyy que grosero Sesshomaru ¬¬ nunca cambiara
    pero que acepte la opinión de Naraku es mucho más grosero
    oh claro que si xD.
    me interesa mucho eso de la fuente de energía, haber que pasara...
    buenoo pues entonces espero conti y mañana me tendras aqui ;)

    chaoo

    Atte: Eva María
     
  7.  
    Naia

    Naia Guest

    re: Sacrilegio

    Holaa soy nueva por tu fic
    y dejame decirte que me encanta!
    y sobre todo si trata de vampiros ^-^
    Ai ai con Sesshumaru... menudo caracter jeje
    Bueno espero ansiosa tu continuacion.
    Saludos!
     
  8.  
    Hate

    Hate Entusiasta

    Acuario
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    re: Sacrilegio

    Está todo tan... wow, la verdad hatsa ahora la historia me recuerda mucho a algo que de niña soñe, fue muy loco...
    Me gusta mucho tu manera de escribir y redactar, me haces querer leer mas y más... Siguelo que esta super bueno :)
     
  9.  
    blackrose18

    blackrose18 Usuario VIP Comentarista Top

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    re: Sacrilegio

    Aparte de lo ya mencionado... te invito DEJA de usar la cursiva en todo tu texto.

    Normalmente uno lo usa para una canción, para resaltar algo o para el pensamiento; no para todo. Si no quieres que venga a editarte el fic todo el tiempo, sólo úsala cuando sea necesario.

    Ahora, cuando contestes no lo pongas en colores, negrita y cursiva se ve horrible en el skin dark.
     
  10.  
    Ahome Dea

    Ahome Dea Usuario común

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    re: Sacrilegio

    Bueno aquí les traigo el segundo capítulo. Lamento el retraso y espero les guste.

    .~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~​

    CAPÍTULO II
    .~*Shikon No Tama*~.


    El sol comenzaba a ocultarse, lentamente los ojos color oro líquido se abrían, con una mirada llena de temor y preocupación. Se preguntaba una y otra vez ¿Acaso tendremos que huir nuevamente?.
    Lentamente empuja con su fuerte brazo la tapa de su ataúd y se incorpora sin atreverse aun a salir de él. Sus pensamientos son profundos, divaga entre ensoñaciones y tiempos pasados hasta que escucha el chirrear del otro ataúd que comienza a abrirse. Se pone entonces de pie y sale de la habitación. No quiere hablar con Sonomi.

    - Tal vez esté siendo injusto con ella... –dice para sí.

    Camina hacia la habitación de su hermano, prácticamente lo obliga a despertar.

    - ¿Qué te pasa? El sol aun no termina de ocultarse –dice malhumorado Naraku.
    - No aun no, pero ya puedes estar en pie y podemos emprender el camino hacia el Fuji.
    - ¿De verdad piensas ir a ver a las hechiceras?
    - ¿De verdad piensas que tenemos otra opción? –le responde irónico.
    - Está bien, entendí el mensaje. Como dijo tu mujer, Tsubaki es seguro que me ayudará, pero Midoriko...
    - Yo la convenceré.


    Ambos se fueron antes de que los demás despertaran. Sólo Sonomi los vio alejarse.

    - Inutaisho... –murmuró.

    No la había dejado hablarle otra vez. Tenía algo importante que decir.

    Para ellos el camino no duró lo esperado, antes de la media noche estaban en la sencilla casa de las poderosas hechiceras. El frío de la cima del Fuji hacía ver más pálida la tez de los vampiros. Naraku entró sin preámbulo, tenía a quien ver, Inutaisho en cambio se dignó a dirigir un saludo.

    - Buenas noches...
    - ¿Qué haces? Esta es como mi casa –dijo Naraku burlonamente.
    - Mide tus palabras –habló una voz seria y candorosa-. Esta casa no te pertenece.
    - No seas tan impetuosa –habla otra que sonaba más sensual que la anterior.

    Ante la mirada reprobatoria de Inutaisho y la mujer seria, Naraku se besa frenéticamente con la otra, que a suposición no errada de Inutaisho, era Tsubaki.

    - ¡Basta ya! –grita molesta.
    - ¿Usted debe ser Midoriko verdad? –pregunta Inutaisho.
    - Así es, y usted, es el rey de los kuei Jin.

    Los otros dos prestan atención a la platica. Con una mirada, Midoriko los invita a sentarse al frente de una mesa donde tiene velas aromáticas encendidas y una esfera de cristal.

    - Midoriko-Sama... he venido a pedirle, de la manera más humilde, me brinde su ayuda.
    - Ayuda para qué –se entromete Tsubaki mirando a Naraku curiosa.
    - Ya lo sabrás querida -la mira seductoramente-. Hermano no las hagas esperar.
    - No lo haré. Verán, saben ustedes que los vampiros nos alimentamos de sangre.
    - Sangre humana –habla con repulsión Midoriko.
    - Sí, pero aunque usted no lo crea, no es para mí un placer. Es sólo que ya no tenemos alternativa, he pensado en consumir sangre animal pero...
    - Pero yo me niego rotundamente –Naraku habla y ella lo ve con ojos fulminantes.
    - Bueno, el caso es que mi familia y yo, nos hemos limitado en nuestro consumo de sangre humana, podemos vivir un ciclo lunar sin volver a probarla, pero aun así los humanos de este lugar ya saben de nuestra existencia y temo que intenten matarnos como en Transilvania.
    - ¿Seguro que todos los integrantes de su familia se miden?

    Ante la irónica pregunta de la hechicera, Inutaisho corrige.

    - Estoy seguro por mí, por mi esposa y mi mujer. Por mi hermano Naraku y mi hijo Sesshoumaru no puedo meter las manos al fuego.
    - Me alegra que lo acepte.
    - El caso es que no queremos dejar este lugar como lo hicimos con nuestra ciudad natal, pero así mismo temo por la vida de mi familia. Quiero protegerla.
    - Sé lo que es querer proteger la familia. Para mí todos los seres humanos son mi familia, y no he podido protegerlos de ustedes.
    - Hermana, no has podido protegerlos ni de ellos mismos. No quieras cargar culpas sobre estos apuestos kuei jin, los humanos se matan unos a otros y no se respetan, disputan cosas materiales pasando sobre la vida –Tsubaki sonaba convincente.

    La mirada de Midoriko se entristeció. Inutaisho habló nuevamente.

    - No todos los humanos son malos... – la mujer lo escuchaba atenta – eso lo sé. Y Midoriko, si usted acepta ayudar a mi familia a no perecer, yo le juro proteger a las buenas personas que siguen viviendo.

    Los oscuros ojos de la mujer se perdían en la clara mirada del vampiro. Un éxtasis comenzó a embargarla, éxtasis que la habría sumido en un estado de inconciencia de no ser por la alterada voz de Tsubaki.

    - ¿Y qué esperan que nosotras hagamos? Ustedes son vampiros y viven de la sangre.
    - Querida mía... ¿no hay manera de que puedan hacer que podamos vivir más tiempo sin la sangre de los humanos? Sólo mientras ellos se olvidan de nosotros.
    - No, no hay manera.

    Midoriko los observa, los veía tan diferentes... por Naraku no los habría ayudado. Lo veía tan engreído, como una persona indiferente a la vida de los demás mientras conservase la propia. Sin embargo él... el hombre de cabellera plateada y mirada de oro, él, él sí sentía verdadera preocupación por los suyos y sí respetaba en la medida de lo posible la vida de las otras criaturas. “¿Cómo no ayudarlo?”, “¿cómo no ayudarlo?” se decía, “¿cómo no ayudarlo si su mirada expresa tanto amor por los demás?” “¿Cómo no ayudarlo si su voz había recorrido sus sentidos y había hecho vibrar cada parte de su ser?”.

    - Puedo hacer algo por ustedes –susurró después de unos minutos ante la mirada atónita de su hermana.
    - ¿Hay manera de ayudarlos? –preguntaba incrédula.
    - Lo ayudaré hermoso kuei jin –susurró sin darse cuenta.

    Todos la escucharon. Inutaisho sólo esbozó una sonrisa, Naraku hizo un gesto de burla, y Tsubaki uno de molestia.

    - Verá, tengo algo que si uso mi energía, usted y los suyos podrán usar para vivir sin jamás volver a atacar a un humano.

    Todos se quedaron atónitos.

    - ¿Es eso cierto? –preguntó sin creerlo Inutaisho.
    - Hermana... no te referirás a... –Tsubaki comenzaba a molestarse.
    - Sí. A eso mismo.
    - ¡¿Pero es que te has vuelto loca?!
    - No.
    - ¡¿Cómo, ni siquiera a mí me has dejado portarla?!
    - No habrías podido.
    - Perdonen damas, ¿pero de qué hablan? –Naraku estaba intrigado.
    - Antes Inutaisho Sama, debo advertirle, se la entregaré a usted, pero nadie más debe tocarla. Es un objeto muy valioso, preciado más bien... para cualquier criatura con vida. No cualquiera puede poseerla. Es como el yin-yang, representa la dualidad del universo. El bien y el mal. Es por eso que Tsubaki no puede portarla. Porque en ella hay ambición, y en sus manos, esta reliquia puede ser destructiva. Y en manos de cualquier ser con pensamientos negativos... –ve a Naraku fijamente– no la dejaría por nada -vuelve la mirada a Inutaisho–. Pero en ti no hay maldad, no hay ambición, así que la confiaré a tus manos.
    - En verdad que perdiste la razón –dice Tsubaki sin creer lo que oye.

    La mujer abre su kimono hasta dejar descubiertos sus blancos pechos, y en el medio de ellos un objeto violeta brillante llama la atención de los dos vampiros, era una perla de tamaño irregular. Toma el colgante con sus delicadas manos y jala la perla, la quita de su cuello y la sostiene ante los ojos de ellos.

    - Esta... es la Shikon No Tama, la gema de las cuatro almas.
    - Despide mucha energía –dice Inutaisho.
    - Así es. Esta es la fuente de nuestro poder. Pero ya nos dio lo necesario. No nos otorgó poderes, más bien canalizó los que teníamos. Pero sí, aumenta el poder de toda criatura que la tenga. Así que te aviso, una vez te la lleves tendrás altercados con otros youkais y mononokes del lugar, porque todos han querido poseerla. Es por eso que nosotras huimos a este lugar.
    - ¿De dónde sacaron esa perla? –pregunta Naraku.

    Ella distingue los destellos de ambición en los ojos de Naraku.

    - Fue un regalo que me hizo el dios del mar.
    - ¿El dios del mar?
    - Nuestro padre... –dice Tsubaki.
    - ¿Son hijas de un dios?
    - Sí, un dios y una humana son nuestros padres, por eso el poder que tenemos, no heredamos la inmortalidad, pero sí grandes poderes que con la ayuda de esta gema canalizamos para poder utilizarlos.
    - ¿Y de donde sacó su padre la perla? –Naraku no podía esconder su “curiosidad”.
    - Fue formada por las almas de los cuatro espíritus guardianes del mundo.
    - ¿Los cuatro espíritus? –Inutaisho se interesa por la historia.
    - Arami Tama, el espíritu del Valor, Nigimi Tama, es espíritu de la Amistad, Kushimi Tama, el espíritu del Conocimiento y Sakimi Tama, el espíritu del Amor.Por eso es la gema de las cuatro almas.
    - ¿Y a nosotros nos dará más poder también? –Naraku por fin delata su particular interés en la perla.

    Midoriko apuña el colgante y retira de su alcance la gema.

    - No. No te dará más poder.

    Naraku siente la mirada acusadora.

    - Deja de preguntar tonterías Naraku –Inutaisho lo ve molesto.
    - Sólo quería saber, ¿qué tiene de malo?
    - Midoriko Sama, ¿cómo va a ayudarnos esa perla?
    - Dame unos minutos.


    La mujer se pone de pie y va hasta un altar donde cuelga la perla y comienza a rezar postrada ante ella. Ésta comienza a brillar lanzando destellos luminosos. Los demás la observan, pasa un largo rato hasta que...

    - He terminado... –susurra aparentemente muy agotada, con esfuerzo se pone en pie, toma la perla y camina hacia los demás. Estira la mano con la perla invitando a Inutaisho a tomarla. Éste duda un momento pero la toma. Ve que algo ha cambiado en la perla, un punto carmesí puede verse dentro de ella-. Deberás cuidarla mucho, y no lo olvides por favor. Prometiste cuidar de las buenas personas que quedan en este lugar.
    - Así lo haré.

    La mirada de Inutaisho dice a Midoriko sus dudas.

    - No te preocupes, sólo debes poner la perla en manos de una mujer vampiro de buenos sentimientos como tú, para que la perla se agriete y en manos de ella la perla te otorgará la sangre divina de los espíritus dormidos dentro de la perla.
    - ¡¿Qué?! –exclama sorprendido.
    - Así es. Ella les dará el alimento que necesitan.
    - Hermana no puedo creer lo que has hecho.
    - No te quejes Tsubaki, ya tienes poder suficiente.
    - ¿Beberemos sangre de la perla? –Naraku se mostraba inconforme.
    - Aun así, sigue siendo igual de poderosa y en manos equivocadas, igual de peligrosa. Cuídala mucho por favor Inutaisho.
    - Descuida Midoriko, así lo haré. Muchas gracias, y ten por seguro que cumpliré mi promesa –la ve agradeciéndole. Sin darse cuenta, ambos ya estaban tuteándose.

    Ambos vampiros se ponen de pie.

    - No lo olvides Inutaisho, en manos de una mujer vampiro de buenos sentimientos.
    - No te preocupes, tengo a la mujer perfecta. Mi Sonomi lo hará.
    - ¿Quién es Sonomi? –pregunta tristemente.
    - Mi esposa.

    Los ojos de Midoriko se crispan.

    - No. Ella no.
    - ¿Por qué?¿Qué tiene de malo? ¿Por qué no Sonomi?
    - La mujer vampiro que tome en sus manos la perla, debe ser virgen. Sólo en manos de una mujer vampiro cuyo cuerpo sea tan puro como su corazón, hará que de la perla mane la sangre de los sagrados espíritus de la Shikon.
    - ¿Qué? –dice Inutaisho perdiendo ya por completo la esperanza-. No hay más mujeres vampiro en mi familia aparte de mis dos mujeres. Y Tsubaki, que por ser la esposa de mi hermano es de la familia, pero ella no es un vampiro.
    - Ni virgen tampoco –dice juguetona Tsubaki.

    Midoriko voltea hacia su bola de cristal...

    - Nos la has puesto muy difícil –habla Naraku irónico.
    - No te preocupes Inutaisho –dice ella ignorando a Naraku– pronto en tu familia habrá otra mujer vampiro. Será ella la que hará manar la sangre sagrada a la perla.
    - ¿Otra mujer vampiro?
    - Confía en mí. Será muy pronto.
    - Confiaré Midoriko. – Se pone en pie.
    - No lo olvides. Nadie más aparte de ti debe tomar en sus manos la perla, nadie. Tú y sólo tú hasta que la mujer vampiro que la haga sangrar esté con ustedes – veía a Naraku con cierta preocupación-. Nadie más debe tomarla.
    - Descuida. Nadie más lo hará. Me marcho, apenas y tendremos tiempo de volver a casa.

    Ambos se marchan. Midoriko los ve alejarse, siente un poco de miedo al haber entregado el tesoro, pero sabe que está en buenas manos, sólo que el otro kuei jin era el que le preocupaba. Posó entonces sus ojos sobre el hombre de cabello plateado. Tsubaki la observa y le dice...

    - ¿Te enamoraste de él verdad? Sólo con verlo una vez...
    - Te equivocas, no fue al verlo. Fue desde que escuché su voz. Y luego, al ver su mirada tan dolorosa.
    - ¿Mirada dolorosa?
    - ¿Es que acaso no lo vez? Sufre con su destino, el no quiere ser un vampiro. Por eso lo ayudé.
    - Estoy molesta contigo, ¿por qué le diste la perla?
    - Ya deja eso. Ya expliqué que no habrías podido portarla.
    - Mmm...

    Los vampiros se pierden de vista.

    - ¡Arght! –Midoriko se queja y comienza a perder el equilibrio.
    - ¿Qué te pasa?
    - Utilicé una gran cantidad de mi energía vital para transformar a la perla.
    - ¡Tonta! –se apresura a ayudarla.

    Entran nuevamente a la casa y la lleva hasta el diván.

    - ¿Oye de verdad te sientes mal?
    - No te preocupes Tsubaki. Estaré bien. Por favor... encárgate de todo.
    - ¿Qué quieres decir?
    - Yo... necesito reponer mis fuerzas –comienza a cerrar los ojos-. Necesito dormir un poco.
    - Midoriko... –susurra con cierta preocupación.
    - Dormiré por un tiempo, así que tú cuida de las personas y... ayuda a quienes te necesiten.

    Cierra los ojos y cae en un profundo sueño, del que no despertaría en mucho, mucho tiempo.

    Mientras, Naraku e Inutaisho volvían a prisa, faltaba poco para el amanecer. No decían nada, Inutaisho iba pensando en lo que Midoriko le había dicho de que pronto habría otra mujer vampiro en la familia. Pero ¿qué tanto era pronto para un vampiro?, ¿cómo saber qué tan cerca está la eternidad?

    Shikon No Tama... maldita tu existencia. Más nos habría valido morir por ser kuei jin que vivir para ser acosados no sólo por los mononokes y youkais, sino también por humanos ambiciosos y deseosos de poder. Si la desgracia comenzaba desde dentro.
    La familia empezaba a crecer...
     
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    Pan-chan

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    re: Sacrilegio

    Está muy bueno tu fic =) las historias de vampiros son mis favoritas XD

    Bueno...lo primero que me llamo la atencion fue que pusieras a Inutaisho y a Naraku de hermanos, es algo diferente, y la actitud de Sesshomaru es mucho más agresiva e insensible que la del mismísimo Naraku O.o...simplemente no lo soporto -.-

    Ahora que han descubierto su verdadera identidad me pregunto como harán para solucionar todo...y quien será esa nueva vampiro que se les unirá?? bueno espero el siguiente capitulo con ansias ;) bye!!
     
  12.  
    Ahome Dea

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    re: Sacrilegio

    Hola, lamento la demora otra vez y el hecho de que este capítulo sea corto. Ya vendrán mejores.

    Pan-Chan, Me alegro de que te animaras a leer el fic. Ya verás que no te decepcionará.


    .~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~

    CAPÍTULO III

    .~*Matsu*~.



    Sus pensamientos eran confusos, su mirada parecía perdida… corría ya convertido en un enorme can, hasta que con un cálido rayo de la luna que apenas comenzaba a menguar se detiene y transforma nuevamente a su apariencia humana. Naraku imita a su hermano, ambos observan la luna bajo el gran árbol en el que estuviera sentada Sonomi la noche anterior.

    - Bello ¿no?-le dice reflejando en su ámbar mirada la luna.
    - Tal vez, pero sólo un poco. No me gusta la luna llena, nos resta poderes. Sí, ya mengua, pero aun me recuerda la debilidad de la noche anterior– responde Naraku.
    - ¿No te sientes bien? Ya no hay necesidad de huir.
    - Mmm sí, eso veo, y además podemos ser las criaturas más poderosas del mundo.

    Inutaisho se desconcierta…

    - ¿No vez? Podemos ser más poderosos que cualquiera de los demonios que habitan este lugar, qué digo este lugar… todo el mundo, sí. Seremos poderosos, nuestra raza será la que predomine.
    - ¿De qué estás hablando Naraku?
    - Vamos, préstame la perla. Dices que se siente su energía poderosa, vamos hermano, ¡déjame sentirla!.

    Inutaisho se aleja de Naraku unos pasos, éste insiste en acercarse e intenta tomar con su mano el colgante de la perla.

    - Prometí que nadie pondría sus manos sobre ella –dice tomando la mano de Naraku con fuerza-. Y eso te incluye hermano. Mantendré mi palabra con Midoriko, nadie tomará la perla aparte de mí, hasta que esa vampiro que la haga sangrar llegue a nosotros.

    Naraku lo ve con furia.

    - ¿Y tú le creíste esas boberías a esa hechicera? ¿Acaso estás loco? Lo más seguro es que ya los demás vampiros hayan perecido, no habrá más, y aquí sólo nosotros estamos, no hay más vampiros, no habrá ninguna vampiro virgen para que haga sangrar a la perla como esa mujer te dijo. Lo único que queda es usar su poder para volvernos invencibles.
    - ¡Cállate! Comienza a molestarme tu actitud tan ambiciosa, y lo peor es que has hecho a mi hijo a tu imagen y semejanza.
    - Él lo único que ha hecho es tomar su lugar.

    Inutaisho no le dice nada y sigue su camino al castillo, al llegar ambos las mujeres y Sesshoumaru los esperaban ansiosos.

    - ¿Padre, qué ocurrió?
    - ¿Las hechiceras aceptaron ayudarlos? – la cristalina mirada de la mujer blanca expresaba incertidumbre.
    - Vamos cariño, habla. Dinos.

    Naraku se adelanta a hablar.

    - Sí, nos ayudaron pero nos dijeron unas cuantas mentiras. Lo que sí, tenemos en nuestras manos un tesoro de poder que Inutaisho se niega a darnos.
    - ¿Padre, de qué habla tío Naraku?

    Inutaisho lo ve amenazante. Muestra a los demás la perla.

    Sólo ella, la mujer blanca la reconoce.

    - ¡La Shikon No Tama!
    - ¿La conoces? –Naraku se sorprende.
    - Escuché de ella. Pero… ¿las sacerdotisas te la dieron?
    - Así es. Midoriko nos la obsequio. Dice que de ella manará sangre sagrada que nos alimentará para siempre y entonces ya no habrá necesidad de matar a los humanos.
    - ¿Sangre sagrada? Padre no entiendo.
    - Es la sangre de los espíritus que están encerrados dentro de la perla.
    - Eso es increíble. Podremos vivir sin preocupaciones. –Sonomi hablaba alegre.
    - Lamento desilusionarte mi querida cuñada, pero pasa que Midoriko dijo que sólo en manos de una vampiro virgen es que la perla manará esa sangre tan preciada.
    - Naraku… - Inutaisho estaba perdiendo la paciencia ante la actitud arrogante de Naraku.
    - ¿Qué? Sólo digo la verdad. Aquí ya no hay mujer vampiro que sea virgen. La perla no nos servirá. Sólo puede ser útil si utilizamos su poder.
    - ¡Cállate ya! Disimula un poco tu ambición. Te dije que nadie tocará la perla, nadie. Y yo no la usaré para otra cosa. Midoriko me dijo que pronto habría otra mujer vampiro en mi familia así que confiaré en sus palabras.
    - Pues qué iluso.

    Ante las últimas palabras que dijera Inutaisho, Sonomi se abrazó el vientre. Tímidamente se atrevió a pronunciar unas palabras.

    - Es… es probable que Midoriko tenga razón.

    Todas las miradas se posan en ella.

    - Inutaisho, yo…
    - ¿Qué pasa Sonomi?

    Ella afinó su garganta, estaba muy nerviosa.

    - Yo… bueno, lo que pasa es que…
    - ¡Habla ya! –le gritó Sesshoumaru.
    - Voy a tener un bebé.

    Todas las caras se quedaron pasmadas, especialmente la de Inutaisho.

    - ¿Qué has dicho?
    - Anoche me di cuenta. Por fin, por fin Inutaisho, por fin tendré un hijo tuyo. Y si dios quiere permitirnos vivir, puede ser posible que sea una niña.

    El corrió a ella y la abrazó con fuerza. Sus ojos se veían tan cristalinos como nunca, estaba tan feliz que habría querido llorar de emoción.

    La mujer blanca los veía con una expresión que dibujaba en su hermoso rostro una tenue sonrisa, Sesshoumaru tenía una mueca de fastidio.

    - No puedo creer el ridículo que hice la noche anterior. Maldita, debió haberse reído a mis espaldas de lo que le dije y ella ya sabía que estaba preñada. – pensaba molesto.

    Naraku se veía molesto. Eso no encajaba en lo que secretamente había ideado. Él sabía que si no había mujer vampiro virgen, tampoco habría sangre sagrada y vería la manera de convencer a Inutaisho de que la única forma de sobrevivir sería usar el poder que le habían dicho guardaba la perla.

    - Sonomi, no sabes lo feliz que me haces. Llevo siglos esperando a tener un hijo contigo.
    - Lo sé, yo también anhelaba ser madre. Al fin me sentiré una mujer.
    - Y lo mejor mi Sonomi, lo mejor es que tal vez este bebé que llevas dentro sea el que nos salve de morir.
    - Vamos Inutaisho, no te adelantes a los hechos –Naraku interrumpe haciendo que ellos se separen-. ¿Qué tal si no es mujer sino varón?
    - Naraku, ¿por qué te empeñas en arruinar las esperanzas de todos?
    - Sólo soy realista. Que tu mujer tenga una hembra es sólo una posibilidad, así como también es posible que sea un varón.
    - Si esta mujer está preñada después de tanto tiempo, lo mejor es que sirva de algo –habla Sesshoumaru.
    - Yo creo que será una niña. Debe de ser. Todo lo que pasa en el mundo pasa por una razón. Y si la familia crecerá, debe ser porque la criatura que crece en el vientre de esta mujer… -dice la mujer blanca acariciando el vientre de Sonomi -. Será la salvación de nuestra raza –diciendo esto la abraza.
    - ¡Gracias! – Sonomi estaba emocionada, ese abrazo valía mucho para ella. Significaba que la madre de Sesshoumaru, por fin dejaba de verla como una rival.

    Naraku se mostraba inconforme. Se retiró a su ataúd.

    El día se asomaba, todos necesitaban dormir, pero Sonomi no. Ella se quedó despierta en el sótano del castillo. Después de todo, mientras el sol no la tocara ella estaría bien.

    Se sentía feliz, se sentía completa, para ella comenzaba una dulce espera.

    El tiempo comenzó a andar más lentamente para todos. Era la primera vez que la familia de vampiros se sentía tan aturdida con el paso del tiempo. Les parecía tan lento… cada noche que para ellos era el amanecer iban a ver si el vientre de Sonomi había crecido algo durante la mañana que habían estado dormidos. Claro, Naraku no se sentía muy feliz, pero aun así le daba curiosidad. Incluso Sesshoumaru se sentía atraído por conocer a la que sería su hermana, porque claro, ninguno a excepción de Naraku, esperaba que fuera varón.

    Ella se sentía feliz. Esperaba y esperaba…

    La espera se iba, la espera…

    La espera más dulce que vivió mi familia, la espera para ver el amanecer de la más hermosa criatura que abriera los ojos a este mundo infame. El más hermoso ser que llenaría de luz la vida de los nuestros, la espera de la existencia del ser que sería todo para mí.
     
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    Ami Hoshi

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    re: Sacrilegio

    Hola.

    Me gusta mucho el hilo de la historia. Tengo que admitir que amé está frase "¿Cuan cerca está la eternidad?" o algo así. Además de eso vi, que tomaste en cuenta lo que te dije. No mates a tu profesora, ella no tiene la culpa...O tal vez si :) Mejor no ayudo. T.T.

    El capitulo no fue corto, bastante ameno diría yo. Odio la actitud de Naraku, de cierta forma es tan fastidiosa. ¿La bebé o el bebé, es Kagome?

    Antes que se me olvide. Me gusto que colocaras el nombre de las cuatro almas que conforman la perla. Creo que muchos hemos descuidado las bases de InuYasha y me agrado que lo colocaras, de verdad.

    Sigue, estaré pendiente de tu historia.
     
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    Pan-chan

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    re: Sacrilegio

    Una sola palabra: Excelente ;)

    Ahora entiendo mucho mejor todo, tal y como me lo imaginaba, las ambiciones de Naraku no le permitirán permanecer mucho tiempo con su familia, es algo extraño que Sonomi y la madre de Sesshomaru se lleven bien justo ahora, despues de todo compaten el mismo amante, es muy extraño pero bueno, así son los vampiros en tu fic =)

    Esa bebe será Kagome? simple curiosidad XD, espero que Naraku no esté planeando un accidente contra Sonomi que le impida tener ese bebe, y qué pensará Sesshomaru de su nueva hermana? surgirá algo especial que lo haga cambiar cuando vea a ese nuevo integrante de la familia? OMG no puedo esperar a que pongas el siguiente capitulo no tardes mucho te lo suplico!!

    Tal y como dijiste, no me arrepiento de seguir tu historia, has mejorado mucho la narración y la trama ya se está tornando cada vez más seria, animo y buena suerte :)
     
  15.  
    Ahome Dea

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    re: Sacrilegio

    Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento!!!!

    Lamento mucho la tardanza, he estado muy atareada estas últimas semanas y con los pelos de punta y nerviosa y de todo me ha pasado.

    Estoy por cambiarme de casa así que tengo hecho un caos aquí, y el pasado miercoles nació mi cuarto sobrinito así que estoy que no quepo de gusto.

    Lo estuvimos esperando con ansias.

    Bueno, dejando eso ya de lado, aquí les traigo la conti. Mil disculpas por la demora.

    AmiHoshi- Gracias por tus consejos me ayudaron bastante y sí, los tomé en cuenta n . n, me alegra que te guste el fic, ya había notado que muchos se olvidan se la perla je, por eso la traje de regreso. Y no te responderé esa preguntita jiji n . n lee el fic, sé que te agradará.

    Pan-chan- Me alegra que te gusto y muy en especial para ti mis disculpas, me pediste que no tardara y mira nadamás. Y qué comes que adivinas mujer, pero no te preocupes n . n. Espero que te guste y que sigas leyendo el fic.

    Bueno, aquí va.

    .~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~

    CAPÍTULO IV

    .~*Shinjiru*~.




    Ya habían pasado siete lunas llenas desde que Sonomi anunciara la noticia. Todos esperaban impacientes el nacimiento de la bebé. Sólo Naraku se mostraba inconforme, y en más de una ocasión Sonomi se sintió asechada por Naraku.

    Naraku... sólo él deseaba que el ser que vivía en Sonomi fuera un varón. Aun tenía esa idea de usar el poder de la perla de otra manera.

    Sí, la espera era dulce para Sonomi, por qué no decirlo, también para Inutaisho. Lo único malo, era que mientras esperaban, habían tenido que cazar otras veces para sobrevivir. Y sobre todo Sonomi. CUARENTA Y DOS personas se habían sumado a la lista de muertes por los Kuei Jin en esos siete meses. Uno por cada quién y dos por Sonomi durante cada mes.

    Una que otra vez les amenazaba la duda, ¿y qué tal si no es mujer?, ¿y si Naraku tiene razón?, ¿qué será de nosotros entonces?.

    Más de una ocasión Sesshoumaru y Naraku tuvieron que alejarse de sus presas sin terminar de beber su sangre, debido a que los humanos habían descubierto que ellos odiaban el olor del ajo. Incluso Inutaisho se vio en problemas por esa situación, sería esto lo que Naraku usaría en contra de Sonomi para tratar de echar por la borda la última esperanza que tenían, esto claro, después de confirmar por medio de la magia si en verdad la criatura en el vientre de Sonomi era mujer.

    Se encontraba en el Fuji con su esposa Tsubaki, ella estaba sentada en el diván de la sala y Naraku recostado sobre sus piernas mientras ella jugaba con la melena negra de éste.

    - ¿Por qué estás tan tenso? No también tú querías solucionar el problema.
    - Lo que pasa es que el poder de ese artefacto puede usarse de otra forma. No puedo creer que tu hermana haya sacrificado tanto poder para convertirla simplemente en una roca sangrante. La Shikon No Tama merece ser utilizada con todo el poder que posee –respondió tratando de convencer a Tsubaki-. Por cierto, ¿aun duerme?
    - ¿Te refieres a Midoriko?
    - ¿A quién más?
    - Vamos... – susurró.
    - ¿A dónde? – dijo poniéndose en pie.
    - Sólo sígueme.

    Ella lo guió hacia un cuarto detrás de unas cortinas de piedrecillas donde había otro diván cubierto con un pabellón lila, había inciensos y velas encendidas al derredor. Naraku se acercó hasta poder apreciar a la hermosa hechicera.

    Su piel se veía pálida, su cabello lucía bien peinado y tan brillante como siempre. Permanecía en una posición de cadáver, las manos cruzadas sobre su abdomen, sus ojos cerrados adornados por sus curvas pestañas, sus labios antes carmesí en un rosa pálido y su delicada silueta se dibujaba entre las sábanas que cubrían su cuerpo.

    - No hay señales de que despierte pronto – habla triste Tsubaki.
    - ¿Por qué duerme? No termino de entender por qué calló en ese sueño.
    - Utilizó sus poderes para modificar a la perla. Pero no pensé que necesitara dormir tanto tiempo para recuperarse. Las ganas que tenía de ayudar a tu hermano la hicieron rebasar sus propios límites. No sé cuando despertará. Y tu malagradecido hermano, ni siquiera ha venido a preguntar por ella.
    - Am, sobre eso...
    - ¿Qué pasa?
    - No le he comentado nada a Inutaisho.
    - ¡¿Qué?! ¿Por qué?
    - No pensé que fuera necesario.
    - Eres un estúpido. Tal vez escuchando su voz ella habría despertado desde hace mucho. ¿Por qué no se lo has dicho?
    - Vamos, no te alteres hermosa. Mejor ayúdame con algo.
    - ¿Qué quieres?

    Naraku salió del pequeño cuarto que más bien parecía un santuario dedicado a Midoriko, y se dirigió hacia la mesa en donde se encontraba la bola de cristal.

    - Quiero que le preguntes a esta esfera si el hijo que espera Sonomi es hembra o varón.
    - ¿Para qué quieres saberlo?
    - Todos estamos esperanzados a ese bebé, pero ¿y si no es mujer? Todos sufriremos si no es así. Por eso quiero saberlo, para en el caso de que no lo sea, pueda prevenir a los míos para buscar otra solución.

    Tsubaki lo veía de manera calculadora, como explorando en la mirada de su esposo si le decía la verdad. Pero cómo iba ella a poder descifrar la verdad si los ojos color fuego de su Kuei Jin la enloquecían...

    - Te ayudaré con una condición.
    - No puedo creerlo, siendo mi esposa... Ni hablar. ¿Qué quieres que haga?
    - Dile a tu hermano lo que pasó con Midoriko. Dile que venga a verla.
    - ¿Eso es todo?
    - Es importante para mí. Aunque no lo creas, extraño mucho a mi hermana –dice tristemente-. Tú sólo vienes a verme cuando necesitas que te sirva como mujer, los demás días me siento muy sola.
    - Lo haré, ahora consulta lo que te pedí por favor.

    Ella se hincó frente a la esfera, pasaba sus manos sobre ella como haciendo a sus dedos danzar para la bola de cristal. La esfera dejó de ser cristalina para verse en medio de ella como una especie de humo, y de entre las sombras que se formaban bajo las pequeñas nubes de humo Tsubaki lo pudo ver.

    - ¿Qué viste? Dime.
    - Tal como mi hermana lo dijo, es una niña.
    - ¡¿Qué?! –gritó dando un golpe con sus manos sobre la mesa-. ¡Es mujer!
    - Parece que la noticia no te emociona –le dijo irónica.
    - No, no se trata de eso. Es que... ya me había preocupado demasiado y ahora la noticia, realmente me sorprende –dijo cubriendo muy bien la verdad, mientras pensaba-. Lo que me pediste de favor, me será de gran ayuda. Gracias Tsubaki.

    Naraku se fue. Tsubaki se quedó sola nuevamente. Entró a la habitación en donde dormía su hermana. Se sentó a su lado tomando una de las manos de ella y recostó su cabeza sobre ella.

    - Hermana... ¡cuán sola me siento hermana! Te extraño mucho... Despierta por favor.

    Se quedó llorando al lado de su hermana, era raro verla así. Tsubaki era una mujer recia, de carácter indomable, su mirada nunca expresaba debilidad, salvo en brazos de Naraku, y ahora... al sentirse abrazada por la soledad.

    Ya casi amanecía cuando Naraku llegó al castillo, así que ya no puso en marcha su plan, aun así le favorecía, porque la noche siguiente la luna hacía llena. Por lo tanto, su idea no era mala. Ni siquiera durmió, sólo se resguardó en su ataúd y maquinó todo el día la manera de lograr que Inutaisho pudiera ser manipulado por él. No esperó a que el sol terminara de ocultarse, apenas sus rayos no fueron tan fuertes salió de su ataúd y fue a buscar a su hermano.

    Lo despertó de forma abrupta.

    - ¡Inutaisho! ¡Inutaisho despierta!

    El chirrear del ataúd de Inutaisho fue tanto o más abrupto que el grito de Naraku.

    - ¿Qué pasa? – dijo sobresaltado.
    - Inutaisho no puedo más. Necesito decirte algo que sé que va a importarte, y de antemano me disculpo por no haberlo dicho antes, pero no pensé que fuera algo tan serio.
    - De qué hablas, comienzas a preocuparme.
    - Midoriko Sama...
    - Midoriko... ¿qué pasa con Midoriko?
    - Ella está mal.
    - ¿Qué le pasó?
    - Desde que modificó para nosotros la perla cayó en un sueño del que no ha despertado hasta el día de hoy.
    - ¿Cómo dices? – sale de su ataúd y se pone en pie.
    - Sí, según Tsubaki le dijo que necesitaba reponer fuerzas porque usó demasiada energía para modificar la perla para ti y que quería dormir un poco. Pero lleva durmiendo siete meses y no hay señales de que pronto despierte.
    - ¿Y por qué no me habías dicho eso? Naraku en ocasiones me dan ganas de matarte.
    - Lo siento, no pensé que fuera grave, pero hoy vi a Tsubaki muy triste, y me dijo que si Midoriko escucha tu voz tal vez despierte.
    - Qué tiene que ver mi voz.
    - Vamos, ¿no te diste cuenta de que la hechicera se enamoró de ti?
    - Eso es absurdo.
    - No lo es.
    - Dejando eso de lado, debiste decirlo desde que te enteraste. Hubiera ido a verla en seguida.
    - Pues no pierdas tiempo y ve con ella.
    - Naraku es la primera vez que te veo preocupado por alguien más que no seas tú.
    - Es por Tsubaki. Me duele verla triste. Ve por favor, si Midoriko despierta Tsubaki volverá a ser la de antes.
    - No te preocupes, iré enseguida.

    Naraku salió de la habitación aparentemente más tranquilo. Inutaisho despertó a Sonomi.

    - ¿Pasa algo amor? –pregunta tranquilamente.
    - No querida, sólo te aviso que debo salir, comunícaselo a Sesshoumaru y su madre por favor. No debo perder tiempo.
    - ¿Cuánto tardarás?
    - No lo sé. Tal vez vuelva mañana en la noche.
    - Cuídate mucho por favor, recuerda que hoy es luna llena.
    - No te preocupes por mí, todo estará bien –acaricia la pancita de Sonomi-. Cuida mucho de mi pequeña –él no tenía duda de que fuera mujer.
    - Lo haré.

    Inutaisho se marcha, no puede adoptar su forma de bestia debido a la luna llena, así que sólo va deslizándose rápidamente entre las sombras.

    Naraku sale sigiloso del castillo hacia un granero a las afueras de la aldea. Un joven, casi niño de unos catorce años se encuentra velando el lugar. Naraku se acerca a él.

    - Buena noche.
    - Buena noche señor –responde educado el joven.
    - ¿Quieres ganar una buena recompensa a cambio de un favor?

    El joven lo ve un tanto desconfiado, ¿qué clase de persona anda de noche ofreciendo recompensas?. El joven sabía que algo andaba mal, sin embargo también sabía que en casa su madre enferma y su pequeño hermano lo esperaban al día siguiente con un saquito de arroz para comer o una que otra moneda, así que se atrevió a responderle al hombre que tenía enfrente, que lucía como una persona rica.

    - ¿Qué tengo que hacer?
    - Es algo muy sencillo, te aseguro, nunca más volverás a sufrir por nada en esta vida...

    En el castillo Sonomi ya había comunicado la ausencia de Inutaisho.

    - Me pregunto a dónde fue –decía casi en susurro la madre de Sesshoumaru.
    - Es raro que mi padre se haya ido –ve que Sonomi está por salir-. ¿A dónde vas?
    - Al jardín. Quiero respirar aire fresco.
    - No debes hacerlo. Ya no debes salir del castillo.

    Sesshoumaru había cambiado un poco su actitud hacia Sonomi en los últimos meses. Algo en él lo hacía querer protegerla, se decía que era tal vez por su curiosidad de tener una hermana, la razón que fuera, a Sonomi le agradaba ya no ser humillada por él.

    - Será sólo un momento. No te preocupes.
    - Más te vale cuidar de mi hermana –tampoco Sesshoumaru tenía duda de que tendría una hermana.
    - Cuídate Sonomi.
    - Gracias.

    Sale del castillo y se sienta en una banca frente a un pequeño estanque en el enorme jardín.

    - También saldré un rato madre. El encierro me fastidia.
    - Te acompaño. No hay nada que hacer.

    Ambos salen del castillo a rondar los alrededores, porque ni siquiera tenían permitido volver a cazar.

    Mientras tanto Inutaisho acababa de llegar al Fuji. Tsubaki escucha el deslizar de la puerta y luego el ruido de las cortinas. Sale a ver de quién se trata.

    - Inutaisho... – susurra sorprendida.
    - Perdona que no haya venido antes –dice con pesadez-. Midoriko Sama... ¿dónde está?
    - Ven...

    Lo lleva hasta la cámara dónde ella se encuentra.

    - Lleva así siete meses. Desde que te entregó la shikon no tama.
    - No lo sabía. Naraku no me había dicho nada.
    - ¿Te lo dijo él?
    - Sí. Dice que te veía muy triste, y que tú le dijiste que tal vez si ella escuchaba mi voz despertaría.
    - Mi hermana se enamoró de ti.

    Inutaisho la ve perplejo.

    - ¿Entonces es verdad? Naraku me lo dijo pero no le creí.
    - Ella me dijo que con solo escuchar tu voz se enamoró de ti. Y que la cautivaron tus ojos claros y limpios como tu alma.
    - Midoriko...
    - ¿Pero qué haces aquí? –dice dándole un empujón-. Acércate, ve con ella, háblale... sé que despertará si lo haces.

    Haciéndole caso se acerca al diván, hace a un lado las finas cortinas que forman el pabellón que la rodea y se sienta a su lado. No puede más que admirarse con la belleza de la hechicera. Se veía tan hermosa... de repente se apoderó de él un frenesí absoluto, habría querido poseerla ahí mismo. Su boca pequeña lo enloquecía y sus espesas pestañas enmarcando sus ojos lo hacían desear que los abriera para ser seducido por esa mirada. Por unos instantes olvidó por completo a Sonomi y a su concubina. En ese momento la perla vibró en su pecho.

    - Ya veo... mis emociones afectan a la perla. No, no debo pensar en cosas negativas, la shikon no tama debe seguir estando pura hasta el nacimiento de mi hija.-toma la mano de Midoriko, se inclina hacia su oído y le susurra-. ¿Puedes oírme? Midoriko soy yo, Inutaisho, tu hermoso kuei jin.

    No había reacción alguna en ella.

    - Abre los ojos mujer. Tu hermana te necesita.

    Tsubaki observaba temerosa de que su hermana no abriera los ojos.

    - Midoriko despierta...

    Más no obtuvo respuesta. Acomodó la blanca y delicada mano de la hechicera, acomodó su cabello, le dio un beso en la frente y se levantó del diván.

    Caminó con Tsubaki hacia la sala.

    - No dio resultado –dijo tristemente-. Pensé que si te oía despertaría. Por Kami... ¿qué le pasa a mi hermana?
    - Perdona que no te haya podido ayudar –dice triste por haber sido inútil-. Me retiro.
    - ¡Espera! –lo toma del brazo-. Puedes ayudarme todavía.

    Inutaisho la observa.

    - Hay... hay algo que tengo que decirte, aunque no me he atrevido a decirle a tu hermano. Tengo miedo de su reacción.
    - ¿Qué pasa?
    - Prométeme que vas a protegerme.
    - ¿Dime, qué te pasa?
    - Naraku me había advertido que no quería, pero no fue culpa mía. El dijo que sólo sería su esposa para que nadie se atreviera a tocarme, que le pertenecía, pero que no quería lazos fuertes que me unieran a él de otra forma. Por eso tengo miedo.
    - Mi hermano es un poco frívolo al decir las cosas. Dime ya Tsubaki, lo que sea, prometo ayudarte si está en mis manos hacerlo.
    - Inutaisho... voy a tener un hijo de Naraku.
    - ¿Naraku va a ser padre? Habría imaginado todo, todo menos eso.
    - Él me dijo que no quería.
    - No te preocupes. Hablaré con él. No va a pasarte nada, ni a ti ni a mi sobrino.
    - Gracias Inutaisho.
    - Pensé que tardaría más, pero ya debo irme, y descuida.
    - Aunque no lo creas, fuiste de gran ayuda. Sé que mi hermana no puede despertar por ahora, no estoy con ese pensamiento de que tal vez... gracias por venir y de antemano gracias por lo que hagas por nosotros –dice tocándose el vientre.

    En el castillo Sonomi se encuentra sola, de repente comienzan a tocar la puerta del jardín con desesperación. Se encamina hacia ella a ver quien llama, sabe que no tienen mucho contacto con los humanos.

    - ¿Quién es?
    - Soy un campesino, me encontraba velando el granero cuando el señor Inutaisho pasó por ahí, está herido.
    - ¡¿Cómo?! – Sonomi abre desesperada-. ¡Dime! ¡¿dime qué pasó?!
    - No le entendí bien, estaba muy lastimado. Dijo que le avisara a su esposa Sonomi, supongo que es usted.
    - ¡¿Pero él dónde está?! ¡¿Qué te dijo?!
    - Le digo que no le entendí. Dijo cosas raras como que los humanos lo atacaron, que estaba débil por culpa de la luna.
    - No... kami no...
    - Se fue caminando hacia el barranco.

    Sonomi no esperó oír más y salió corriendo en busca de Inutaisho, aunque no podía hacerlo muy rápido, su pancita se lo impedía.

    El joven se quedó parado en la puerta, viendo correr a la mujer desesperadamente.

    - Pobrecita... –susurró.
    - Buen trabajo –dijo alguien tomándole el hombro.
    - ¿Qué gana usted con que le mintiera a esa pobre mujer?
    - Por ahora, nada. Después ganaré poder.
    - Ho, lo olvidaba, tu recompensa.
    - No –dijo el joven dando un paso hacia atrás-. No quiero nada. Iré a decirle a esa pobre mujer que es mentira.

    Comienza a correr en la dirección en que Sonomi lo hiciera. Su acompañante, que no era otro más que Naraku sonríe sarcástico y en menos de un parpadeo estuvo frente al joven.

    - Pe... ¿pero cómo? –intentó correr hacia otras direcciones, pero Naraku apareció frente a él en todos sus intentos de escapar-. ¿Qué clase de demonio es usted?
    - Jumb, ¿demonio dices? No soy un demonio. Simplemente, soy un ser superior a ustedes. ¿Sabes? Te daré la recompensa que desde el comienzo tenía pensada para ti.

    Antes que el joven se diera cuenta, Naraku tenía incrustados sus colmillos en su cuello.

    - Es... es... –decía agonizante-. Kuei... jin...

    Y murió.

    - Ahora debo hacer que no parezcas muerto por un “kuei jin” jajaja.

    Hizo una herida grande en el cuello del joven que borró la marca de sus colmillos y dejó un par de monedas tiradas a su lado para que pareciera que lo mataron por intentar robar. Luego... emprendió camino en busca de Sonomi.

    Ella había llegado al barranco, no había rastro de Inutaisho. Estaba recargada de un árbol cercano, abrazaba su pancita que comenzaba a dolerle y sollozaba, ella no podía llorar pero estaba tan desesperada que sollozos humanos escapaban de su garganta.

    - Inutaisho... Inutaisho dónde estás amor –mira hacia el cielo y ve la brillante luna-. No, la luna refleja los rayos del sol... en esta noche todos los vampiros son débiles, ¿por qué tenían que atacarlo hoy?, ¿acaso ya saben nuestra debilidad? Inutaisho ¿dónde estás?

    Camina unos pasos y se acerca al borde del barranco, cerca de ella una sombra vigila el momento preciso, al notarlo, rápida y sigilosa como el viento se acerca a Sonomi para empujarla por el barranco.

    El grito de Sonomi es ampliado por el eco del lugar. Rueda por el barranco y para tratar de proteger a su bebé adopta una posición fetal siendo ella quien recibe los mayores daños.

    - Adiós cuñadita, adiós sobrina no nacida.

    Naraku se da la vuelta y vuelve al castillo.

    Mientras Inutaisho casi llegaba, le faltaban un par de kilómetros cuando se detiene de golpe por un dolor en su pecho.

    - ¿Qué me pasa? –dice intranquilo-. ¡Sonomi!

    Corre con más velocidad hacia el castillo.

    Sonomi está muy lastimada, y su bebita igual, siente dentro de su ser el dolor de la bebé que sufre igual que ella.

    - No mi niña. No sufras por favor. No puedes morir, tú no puedes morir –se retuerce del dolor y en su agonía ve una flor con forma de campana, de las que sólo crecen cerca de los ríos o estanques creciendo en el fondo del barranco. Estira su mano hacia ella-. Se fuerte mi pequeña, resiste como esta flor que ha sobrevivido a la adversidad. Por favor pequeña. Alguien vendrá a ayudarnos, falta poco para amanecer y... todos volverán a casa. Verán que no estoy y vendrán a buscarnos.

    El dolor era insoportable para ella, era un ser casi inmortal, pero en luna llena su debilidad alcanzaba la de los humanos, corría peligro. Pero el peligro mayor era para la bebé, quien aun no nacía y que a pesar de la fragilidad de ser un bebé se le sumaba la de la luna llena. Sin embargo, Sonomi prefería creer.

    - Tengo fe en que estaremos bien pequeña mía, resiste por favor. Cree igual que yo. Debemos creer... creer...

    Creer... su poder para creer era tan grande como su corazón, se aferraron a la vida.
    Qué alma tan negra tuvo Naraku para dejarlas morir sin sentir el más mínimo remordimiento... sin embargo, no contaba con que le haría un favor a esa criatura que aun no abría los ojos al mundo.
    Naraku desconocía que la luna le dejaría un legado en pago al dolor que por culpa suya sufrió.
     
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  16.  
    Pan-chan

    Pan-chan Fanático

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    re: Sacrilegio

    Te felicito, de verdad que me ha gustado este capitulo, ademas que soy fanatica de los vampiros y tu narración es impecable ;)

    La ambición de Naraku lo ha llevado a intentar asesinar a Sonomi y a su hija, pero supongo que no moriran, el menos no Kagome porque si no no habría historia =)

    Sigue así amiga, y trata de no tardar mucho con la conti, espero que te vaya bien en tu nueva casa :) bye!!
     
  17.  
    Kotono

    Kotono Fanático

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    re: Sacrilegio

    Hace tanto que no me pasaba por la zona de Fanfics, que hasta me es extraño x'D.

    Adoro los vampiros desde mi infancia y pues aqui sigo, toda una trauma de ellos.
    Tu historia se me hizo interesante, queriendo ver que tal manejas este tema y pues es bastante clasico, el sol los daña, el ajo les ahuyenta y tienen miedo a ciudadanos con estaca owo (y quien no xD).
    Naraku... mi villano favorito, ¿que haria sin él? me parecio comico al inicio, su sarcasmo es genial x'D.
    Hechizeras en una montaña, vampiros buenos, pero algo no me encaja TT

    He estado convenciendome de que la persona que narra es Kagome, pero como no especificas quien es la pareja y me tienes en agonia .-.

    Al inicio veo claramente que la narradora es hermana de Sesshoumaru y tambien de Kikyo? Oh, shit! me acabo de quemar mi cerebro -_________-

    Tambien tenia la creencia de que Kagome (sigo fiel a esa idea TT) seria la hermosa bebe que tendria Sonomi con el rey de los vampiros, pero entonces mataste nuevamente mis teorias, las tiraste, aplastaste y mandaste por el escusado con solo un parrafo... que poderxD!

    Me queda claro que la narradora no era la bebe de Sonomi... asi que he vuelto a cero nuevamente u.u

    Entonces me veo en la necesidad de pedir continuacion y que en esa despejes dudas ^^UUUU

    Okei, no xD. Sigue escribiendo como lo tenias planeado, me esta gustando la historia, espero que siga igual de buena en un futuro ;D

    Saludos =)
     
  18.  
    eva maria

    eva maria Usuario común

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    re: Sacrilegio

    Holaaa

    Cuanto tiempooo
    Lo siento por no venir antes
    estube ocupada con los examenes -.-
    "menos mal que ya los he terminado" (aunque ya comienzo de nuevo -.-)
    Y bueno me puesto al dia con los capitulos
    y tan solo puedo decirte
    "Execelente"
    me gusta mucho la trama
    Y ese Naraku me da unos enfados ¬¬
    Espero que Sunomi y su bebe puedan salvarse
    pues nada, intentare venir cuando colocas el proximo capitulo
    que lo esperare con ansias ^_^
    nos vemos!

    Atte: Eva María ;)
     
  19.  
    Ahome Dea

    Ahome Dea Usuario común

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    re: Sacrilegio

    De nuevo pido una enorme disculpa. Mi demora al continuarlo provocó que el fic se cerrara. Lo siento.

    Traigo la conti del fic y espero alguien se pase a leerla, a estas alturas hasta dudo que lo hagan, quienes lo leían tal vez estén molestas.

    Si me dan otra oportunidad, por favor creeanme no las decepcionaré.

    Aquí el cap número 5.


    .~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.

    CAPÍTULO V

    .~*Kikyou*~.





    Inutaisho volvía a la casa, estaba muy preocupado. Sin ver nada más caminó directo a la recámara en dónde estaban sus ataúdes, abrió el de Sonomi y para su desesperación, no estaba en él.

    Salió rápidamente a despertar a todos.

    - ¡Sonomi no está! ¡¡Despierten!!

    La mujer blanca fue la primera en salir de su ataúd.

    - ¿Dices que Sonomi no está? Es imposible.
    - No está, venía en camino cuando sentí algo aquí –dice tocándose el pecho-. Corrí lo más que pude para llegar antes del amanecer, pero no está.

    Ante los murmullos, también Sesshoumaru se había despertado y enterado de la situación.

    - Le advertí que no debía salir, pero no me hizo caso.
    - Sesshoumaru… -susurró Inutaisho al ver su reacción preocupada.
    - Nosotros llegamos tarde Inutaisho, pensamos que ella ya estaba dormida, de habernos percatado de su ausencia habríamos ido a buscarla inmediatamente.

    Inutaisho no cabía en sí con la preocupación, Sonomi, su Sonomi… sabía que algo malo le había pasado. Desesperado comenzó a gritar para despertar a Náraku.

    - ¿Qué pasa? ¿por qué tanto alboroto? –dijo cínicamente.
    - Sonomi no está, algo le pasó. Tenemos que ir a buscarla.
    - Sesshoumaru, sobrino… debes estar demente. Ya no está oscuro, casi amanece. No podemos salir.
    - Sesshoumaru tiene razón, debemos ir. Algo grave tuvo que pasar con Sonomi para que no haya vuelto. Iremos a buscarla –habló la mujer blanca.
    - Gracias… -dijo Inutaisho y la abrazó.
    - Sonomi lleva consigo a quien hará sangrar a la perla, sí… pero eso no quiere decir que tenemos que arriesgar nuestra vida con ella.
    - ¡Naraku! –le gritó Sesshoumaru- Realmente crees… bestia despreciable, ¡¿realmente crees que nos importa una mierda la perla en este momento?! ¡Sonomi está en peligro! ¡mi hermana! Y tú… y tú sólo piensas en la maldita perla –Sesshoumaru casi se abalanzaba contra su tío.
    - Calma hijo –decía la mujer parada frente a su hijo deteniéndolo-. Vamos a buscar a Sonomi.
    - Deja a Náraku –habló Inutaisho-. Es un cobarde. Mientras aun no amanezca tenemos oportunidad de encontrarla. ¡Andando!

    Todos salieron en busca de Sonomi menos Náraku, quien sólo sonreía ante la situación.

    - No importa cuánto busques hermano. No la encontrarás… al menos, no con vida. Esa perla nos tendrá que dar poder de la manera que yo he decidido.

    Los demás se habían separado, pero sabían que era difícil, no podían adoptar sus formas de animal, la luna llena aun estaba en el cielo dando una claridad parecida al amanecer. Faltaban casi un par de horas. El buen olfato de los vampiros no podía detectar el aroma de Sonomi, la luna les restaba en mucho sus poderes.

    A cada paso que daban la esperanza decrecía, cada uno inmerso en pensamientos que los agobiaban, aunque como había dicho Sesshoumaru, lo último que les importaba en esos momentos era la perla. Cada uno de distinta manera estaba preocupado, pero eran Sonomi y la nueva integrante de la familia lo que los afligía. Sí… eso eran, una familia. Quizá eran los últimos vampiros sobre la tierra, sólo se tenían unos a otros, no querían siquiera pensar sus vidas con la ausencia de alguno de ellos.

    Mientras tanto, en el fondo de ese barranco, Sonomi se negaba a perder la consciencia. El dolor era inmenso, sabía que tenía que esforzarse, no podía cerrar los ojos, porque de hacerlo estaría matando al ser que llevaba en sus entrañas. Ya había adoptado una posición de parto, pero le faltaban fuerzas. Si bien como vampiro que era sus huesos eran más fuertes y no tenía fracturas… el dolor que sentía era inmenso. Su endeble cuerpo estaba muy lastimado, y sabía y sentía que su bebé también lo estaba. Lloraba, lloraba teniendo en su mano esa flor de campanilla que se había encontrado creciendo en ese lugar sin pizca de agua. Alcanzaba a ver la luna a pesar del espeso follaje de los árboles.

    - Kami… si existes en algún lugar como dicen los humanos, por favor… dame fuerzas, sabes que no soy mala, que no somos malos, matamos para alimentarnos no por frialdad. No me dejes morir ni dejes morir a mi hija. Ayúdame… -veía la luna con ojos inmensamente tristes.

    La luna para ella era como ver el rostro de Dios, era tan hermosa… se perdió viendo a la luna, quien sin ella saberlo, estaba correspondiendo a su petición.

    Ya todos habían perdido la esperanza, el cielo estaba completamente claro, la aurora comenzaba a observarse tras las colinas cercanas. Sesshoumaru y su madre se habían encontrado en la búsqueda.

    - No hay más que hacer. Debemos volver ya al castillo –dijo con pesadez la mujer a su hijo.

    El rostro de Sesshoumaru expresaba frustración, su gélida mirada había cambiado, incluso sus ojos. Sus marcas de kuei jin habían salido a adornar su rostro, sus ojos habían cambiado a color azul y el derredor de los mismos era de un rojo sangre.

    - Cálmate hijo, por favor.
    - No puedo. No sé qué siento, estoy tan… furioso. No sé. Madre… es la primera vez que me siento tan impotente. Maldita luna llena, no me permitió encontrarlas.
    - Vamos hijo. Vayamos a casa –su madre sabía que lo que Sesshoumaru sentía, se llamaba dolor, que era una emoción poco común en los vampiros, ya que no era un dolor físico, sino el dolor de algo que los humanos llamaban alma.

    No podían hacer más, si se quedaban fuera el sol los volvería cenizas. Así que tristes, volvieron al castillo.

    Inutaisho ya se había dado por vencido, cayó de rodillas al suelo. La diferencia con él era que no pensaba volver a casa sin Sonomi, antes prefería morir por los rayos del sol, que volver sin ella.

    - Perdóname Sonomi. No… no pude encontrarte.

    Mientras tanto, Sonomi sintió una severa contracción, no la asustó, significaba que su bebé nacería, y entonces… ella sabía que todo estaría bien.

    En ese mismo instante la Shikon no Tama vibró en el pecho de Inutaisho. Sorprendido, la sacó de su ropaje y la miró.

    - ¿Qué le pasa? –la perla destellaba una luz violácea. Hacía mucho que no destellaba con esa intensidad, como cuando estaba en el altar en casa de Midoriko.

    Se puso en pie, dio media vuelta y la luz se apagó. Le extrañó, volvió a girar a su primera posición y la perla volvió a brillar, entonces se dio cuenta.

    - La Shikon no Tama… me está indicando en qué dirección está su nueva dueña.

    Sin hacerse más preguntas corrió rápidamente hacia dónde el brillo de la perla le indicaba, si cambiaba de dirección el brillo se apagaba y sólo tenía que buscarlo nuevamente. Estaba seguro, encontraría a Sonomi.

    La perla lo había guiado hacia el barranco, al asomarse ve que las ramas de algunos árboles están quebradas y dobladas. Una terrible idea asoma a su mente.

    - No eso no.

    Estaba por derrumbarse al pensar lo peor cuando un grito en el fondo del barranco le devolvió el aliento.

    - ¡Sonomi! –baja saltando rápidamente y la ve-. ¡Sonomi! –corre hacia ella con la intención de abrazarla pero…
    - Arght!!
    - ¿Qué te pasó Sonomi?
    - Inu… taisho… ¡argth!
    - Sonomi temí tanto por tu vida.

    Ella no le contestaba. Tomó la mano de Inutaisho fuertemente, y lanzando un grito desgarrador aconteció que ella sintió salir de sus entrañas ese bultito que había cargado por tanto tiempo. Un leve llanto siguió a ese gran esfuerzo de Sonomi, haciendo que todo su ser se sintiera feliz.

    Inutaisho levantó el vestido de Sonomi para ver al bebé, no fue sorpresa para él, pero sí motivo de gran alegría ver que era niña y que se encontraba bien.

    - Sonomi, nuestra niña… nuestra hija ha nacido –la tomó con ambas manos, le pareció tan pequeñita y frágil, ya había olvidado la primera vez que cargara a Sesshoumaru, esa emoción volvía a él rompiendo casi su pecho con los latidos de su corazón. La mostró a Sonomi-. Ve lo hermosa que es.

    Sonomi abrió lentamente los ojos para ver a una criaturita, aun manchada con la sangre de sus entrañas que tenía la piel blanca y sonrosada como los pétalos del cerezo, tenía una abundante cabellera y aun permanecía cerrando los ojos. Ya no lloraba, apenas su padre la tomó en sus manos calmó el llanto de la pequeña.

    - Sí… es muy hermosa –la voz de Sonomi sonaba muy débil.

    Ninguno de los dos se percató, pero la pequeña abrió los ojos por un instante, y en medio de un claro de las ramas de los árboles observó la luna que al ser alumbrada directamente por el sol que ya estaba sobre la colina se veía de color plata. Al verla fijamente la bebé el color de sus ojos cambió. Nunca nadie sabría que había nacido con los ojos de su padre, pero que al ver esa luna llena, adoptaría un color parecido al de los ojos de su madre. Pero esos ojos, eran herencia de la luna.

    Inutaisho se percató de que el sol había salido. Sería difícil volver al castillo con Sonomi y la bebé. Sonomi, leyendo en sus ojos la preocupación.

    - Llévatela a la casa.
    - ¿Qué dices?
    - Yo no puedo caminar, caí por el barranco y estoy muy adolorida. No podrás llegar a la casa a tiempo si voy contigo. Salva a nuestra hija.
    - Estás loca.
    - Por favor.
    - ¡De ninguna manera voy a dejarte sola! No por nada fui el rey de los vampiros. Le dio a la bebé.

    Se puso de pie y caminó un poco hacia una parte del barranco que se viese plana. Sacó de la funda una espada que siempre cargaba consigo.

    - ¡Herida del viento!

    Un resplandor salió de su espada ocasionando una explosión en el cerro que hizo una cueva. Regresó con Sonomi.

    - Vamos –la cargó y la llevó consigo a la cueva-. Aquí estaremos bien –la acomodó delicadamente, estaba consciente de las heridas de Sonomi.
    - Inutaisho, ¿cómo nos encontraste?
    - Lo había olvidado –sacó de su cuello el colgante con la perla.
    - Brilla con intensidad.
    - Reclama estar con su dueña.

    Y sin decir más, la puso sobre el cuello de la bebé, y aunque le quedaba grande el colgante, la pequeñita apuñó el hilo y dejó la perla en su pecho que después de provocar un brillo que inundara toda la cueva, se apagó quedando en un violeta sereno brillante.

    - Inutaisho… ya no me duele nada.
    - ¿Cómo dices?
    - Mis heridas… desaparecieron.
    - ¡La perla te ha curado!

    Se maravillaron, apenas la bebé tocó la perla, logró hacer con ella el primer milagro. Sonomi se quitó el kimono superior y con él envolvió a la pequeña, puso junto a ella la flor que había cortado en el barranco. Luego, se abalanzo sobre Inutaisho abrazándolo con fuerza.

    - ¡Qué bueno que estás bien!
    - ¿Pero de qué estás hablando? Soy yo quien debe decir eso –también la abraza-. Tuve tanto miedo de perderlas.
    - Yo también Inutaisho, cuando supe que los humanos te habían atacado salí corriendo desesperada a buscarte, y de repente no sé cómo pero caí al barranco.
    - Espera un momento –dice rompiendo el abrazo-. ¿Dices que los humanos me atacaron?
    - Sí, eso me lo dijo un joven que fue a tocar a la casa. Dijo que tú me habías mandado a buscar, que estabas herido porque humanos te atacaron y que estabas débil por culpa de la luna.
    - Eso no es verdad.
    - Pero… entonces cómo es que me dijeron eso.
    - No lo sé, es muy raro.
    - Eso no importa, lo que importa es que estás bien.
    - ¡¿Dices que no importa?! Sonomi, casi te pierdo por eso.
    - Pero tanto yo como Kikyou estamos bien.
    - ¿Kikyou?
    - Así se llamará nuestra hija.
    - ¿Por qué Kikyou?
    - ¿Vez esa flor?
    - Ajá, es una flor que crece cerca de los ríos, lagos y estanques.
    - ¿Sabes de alguno cercano a este lugar?
    - No.
    - Esa flor crecía en el fondo del barranco cuando caí.
    - Es increíble.
    - El nombre de esa flor, en este lugar es Kikyou, así se llamará nuestra hija, porque al igual que esa flor, resistió la adversidad, se aferró a la vida para nacer. Y al igual que esa flor, sin importar lo que pase, crecerá fuerte y hermosa.
    - Te amo Sonomi –dijo dándole un beso.

    Ambos habían tenido un, por así decirlo, día muy pesado, se quedaron dormidos en esa cueva hasta que oscureció. No despertaron sino hasta la media noche.

    En el castillo en cambio, apenas el sol se ocultó, todos se pusieron de pie. Sesshoumaru seguía igual de impaciente y frustrado por no haberlas encontrado, su madre lucía triste, Náraku fingía preocupación. El tiempo pasaba y la desesperación crecía, hasta que…

    - ¿Qué hacemos aquí? Vamos a buscarlos.
    - No hijo, si tu padre vuelve para darnos noticias debemos estar aquí.
    - ¿Todos?
    - Bueno… tienes razón.
    - Quédate en casa, Náraku y yo iremos a buscar a mi padre, Sonomi y mi hermana.
    - ¿Yo? ¿Quieres que yo vaya contigo?

    Estaban a punto de comenzar a discutir cuando la puerta se abre. Al ver a Sonomi completamente a salvo y a Inutaisho con un bebé en los brazos la tranquilidad volvió a los corazones de todos, bueno, salvo el de Náraku que lucía sorprendido, pero no porque estuviese feliz, sino porque no entendía cómo esa mujer podía estar viva.

    - Ho por kami –dijo la mujer blanca y corrió a abrazar a Sonomi-. Qué bueno que estás bien.

    Maquinalmente Sesshoumaru caminó hasta su padre, levantó la tela del kimono para ver al bebé. Una sonrisa nunca antes vista se dibujó en sus labios.

    - Sí fue una niña, es… es mi hermana.
    - ¿Fue niña? –dijo la blanca mujer y corrió a verla.
    - ¿Y está viva? –preguntó Náraku incrédulo.
    - Así es hermano, y no sólo eso. La encontré porque la Shikon no Tama, reclamaba a su dueña y me guió hasta ellas, mi hija ya tiene en sus manos la perla y curó a su madre con el poder de la misma.

    La mirada de Náraku destellaba con furia, Sonomi estaba viva, y la bebé ya tenía consigo la perla. Nada de eso estaba en sus planes.

    - ¿Puedo cargar a mi hermana? –dijo serio Sesshoumaru.
    - Adelante –respondió Sonomi.

    Algo dentro de Sesshoumaru cambió, él tenía una personalidad muy fría, por primera vez sintió calidez en su corazón al tener en sus brazos a su pequeña hermana, la bebé era hermosa, y le regalaba a su hermano mayor, la primera mirada dirigida a una persona.

    - ¿Cómo se va a llamar? –preguntó a su padre.
    - Se llama Kikyou…

    Los planes de mi tío no habían resultado. La mirada de Kikyou despertaría en Sesshoumaru un deseo de protegerla de todo, de todos, incluso del amor.
    Kikyou, hermosa criatura, el ser más divino que pudo existir en esa época llena de maldad, mi amada hermana había traído paz a la familia, pero sin que lo supiera, también un deseo de venganza y de aniquilarla costase lo que costase.

    .~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.

    Espero les haya gustado.
    Hasta pronto!!!!
     
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  20.  
    Hate

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    re: Sacrilegio

    Pobre Kikyo, tal vez nunca debió llegar al mundo, no tengo nada en contra de ella pero... Pobresita xD
    ¡Que no se deje matar! ¬.¬U

    Naraku, siempre tan... despreciable; sexy xD

    Espero que lo continues pronto, please; no nos abandones de nuevo ó por lo menos no me abandones a mi ¬.¬U
     

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