Sacarte del cuerpo

Tema en 'Relatos' iniciado por The Condesce, 14 Septiembre 2015.

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    The Condesce

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    Sacarte del cuerpo
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    Bueh, la razón principal por la que publico esto es para poderlo copiar y pegar en Word en un cyber e imprimirlo, ya que es mi tarea de literatura; creo que era en la libreta, pero ni en joda escribía toda esta perorata a mano. La Negra —entiéndase como mi extraña profesora de literatura que odia ser llamada maestra —, nos puso un ejercicio de relajación de esos todos drogados y viajados. Se preguntarán: "¿Qué carajos tiene eso que ver con la literatura?", pues ya ven, dejó de tarea escribir las sensaciones que tuvimos durante el proceso, de forma "poética" y "metafórica". So... esta es mi tarea (??? sirve me dicen si voy a sacar 5 xDD oh, shit... esta mierda no tiene género Dx no me deja publicar sin género... le pondré lo que sea pero no es eso, eh...



    Sacarte del cuerpo

    Cerré mis párpados, pero los ojos se negaban a dejar de ver. El fino manto de piel no era lo suficientemente grueso como para impedir el paso de la incandescente luz, y parpadeantes imágenes se proyectaban por segundos en mi mente, dándome una noción del espacio en el que me encontraba. No quería presionar, forzar la oscuridad, tan sólo cerrar los ojos con suavidad y que se sumieran en la negrura de la nada, dejándome ciega, como debería de ser. No obstante, pareciera que las pestañas conspiraban en mi contra para abrirse y dejar pasar hasta mi cabeza las figuras andantes de mis compañeros.

    Lo siguiente, al principio lo recordé difuminado, lejano; el sueño había me atolondrado los sentidos, como pasarle una goma a un boceto a lápiz bien marcado, no borra las líneas, tan sólo las hace más tenues. Más al forzarme a recuperar los recuerdos, fluyeron uno por uno.

    Respirar. Tuvimos que respirar. Suena sencillo, algo de diario, pero no lo fue. Me desesperé, no podía respirar, mi nariz estaba obstruida y sentía la necesidad de aspirar con la boca, aspirar y aspirar, tragar tanto aire que mi estómago se inflara cual globo de helio, los pulmones simplemente no se podían llenar.

    Primero fue fácil, los pies, las pantorrillas, los muslos; incluso podía respirar por las fosas nasales. La sensación incómoda que se nos ha inducido debemos tener, cada vez que se hace referencia a la sexualidad, se apoderó de mí nada más fue mencionada, aún si racionalmente comprendo que no hay prejuicio valedero cuando se habla de la intimidad. Una vez esa idea formulada en mi mente, fue que me permití a mí misma y ser honesta al respecto, entonces, sólo respiré y enredé las piernas.

    El estómago se llenaba de aire, pero lo sentía un aire inútil.

    Llegando al pecho, sentí una opresión aplastando esa parte y ninguna otra más. Se hundía en el océano, y cada que el tono claro del agua se oscurecía, acercándose a las profundidades, presionando con más fuerza, la frustración aumentaba, no se puede respirar bajo el agua, después de todo; y, a pesar de eso, no me ahogaba, ningún líquido entraba a destrozarme dolorosamente por dentro.

    En el cuello, pude sentir claramente la dureza de mis músculos tensos. Y mientras la Negra nos pedía que liberáramos las frustraciones, el rostro de aquél muchacho perfecto de mis imaginación cruzó mi mente, tan sólo una imagen diáfana como los hologramas parlantes de las películas de ciencia ficción, recordándome que es sólo eso, ficción, un ideal, una criatura intocable más del reino de las fantasías.

    La cabeza se sumergió entonces en el mar. Más profundo de lo que lo había hecho el pecho, la presión aplastando mi cráneo parecía provenir de los territorios abismales en donde habitan los seres más atroces registrados por el hombre, donde seguro habitarían los monstruos gigantes de las épicas de marineros si es que existen o existieron.

    En séptima parte apareció una gráfica matemática, un degradado blanco en algún programa de Microsoft, un software en forma de cono traslúcido compuesto por algoritmos, con la textura que todos asumimos tienen fantasmas, o al menos, mi percepción personal de esas imágenes espectrales.

    Poco a poco las palabras comenzaron a distorsionarse, hasta volverse inentendibles, se convirtieron en sonido, sonido sin forma, sin sentido, sólo el sonido regular de la voz de La Negra, que poco a poco cambiaba, dejaba de ser su voz y se volvía una voz desconocida, irreconocible, sumiéndome en un estado de frío y profundidad, tan lejos que mi voluntad no tenía la fuerza suficiente para jalarme de regreso, y se me resbalaba de las manos como una tela invisible deslizándose por mis palmas, cayendo suavemente como arena que no raspa por entre mis dedos; mi yo que no habla con letras y fonemas tiraba desde abajo y la razón no le podía ganar, aún si en la realidad mis yemas trataban de levantar el gélido y duro suelo, tan duro que no podría hacerlo como garras de gato clavándose en la carne sin terminar sangrando.


    La cabeza me pesaba, sentía la presión aplastarme el cráneo, quería volver, volver al salón de teatro, volver a ver, moverme lo más pronto posible, no dormirme; pero no. Porque debía poner atención, debía concentrarme... Debía desear hacerlo, y de volver al presente el fino vidrio que caería al suelo y se rompería, más al dormirme sería una terrible grosería. Necesitaba hallar el equilibrio entre la concentración y el sueño, no sumirme en la inconsciencia, en los desvaríos y las situaciones del diario que se deforman en incongruencias que suenan congruentes cuando duermes y sin embargo no regresar y dejar el cristal estrellarse.

    Hubo oscuridad entonces. Toda imagen, pensamiento, sonido, mi noción entera de que existo, desapareció, como si alguien se hubiera robado esos minutos de mi memoria.

    Me quedé dormida

    Segundos, quizá, o a lo mejor unos cuantos minutos. No puedo saberlo a ciencia cierta.

    Cuando volví ya se estaba acabando. Sentía la impaciencia carcomerme por dentro y la lentitud con la que nos movíamos me exasperó.

    Finalmente me paré y abrí mis ojos. Todo parecía vibrar, todo se veía como una cámara sin enfocar, como si me encontrara usando gafas con mucho aumento, y con lentitud las imágenes se comenzaron a esclarecer.

    Aún algo dormida y poniendo una cara semejante a la de una persona drogada, me acerqué al círculo. Cuando se me pidió mirar a mis compañeros hice el círculo completo con los ojos por lo menos tres veces, percatándome de que, en cada ocasión, había personas a las que no había observado. No paré hasta haber visto a todos a los ojos, directo. Estos van a ser mis compañeros. No estoy segura si voy a dejarlos entrar, no estoy segura de que todos me agraden, pero son mi grupo. Si me olvido la tarea me la dirán, si no la traigo me dejarán copiar de su libreta, y a su vez corresponderé de la misma forma. Me prestarán algún color, o un libro. Con el tiempo, llegaré a tenerles cariño y los querré más que a mis otros salones.
     
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    Ichiinou

    Ichiinou Amo de FFL Comentarista destacado

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    Me ha gustado, la verdad ha salido algo muy creavito, me pareció muy original. Al final entendí que era el primer día de clase, supongo no haberme equivocado. Al principio estaba un poco perdida y no sabía muy bien qué pasaba en la historia, pero después todo cobró sentido.

    La narración y la ortografía bastante bien y el vocabulario exquisito, aunque he visto esta pequeña errata.

    Ese "me" tiene que ir delante del "había". Por lo demás, no he visto ningún otro fallo. Si lo hay, ha pasado a mi escáner. (?)

    Un gusto leerte.

    ¡Un saludo! :)
     
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    The Condesce

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    Primero que nada, ¡gracias por darte un tiempo de leer! :DD

    No era el primer día, pero era la bienvenida de la Negra —oops, casi escribo "maestra" xD — para nosotros, y nos estaba diciendo que miráramos bien a nuestros compañeros y blah blah xDDD

    xDD uy... suele pasar... al rato le doy una checada y lo corrijo
     
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