Sabor de licor [Zero]

Título: Sabor de licor
Personaje: Zero Kiryûu
Advertencias: Publicado en otros foros, FF sin fines de lucro. Déjenme un comentario o los muerdo mientras duermen (?)
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Sabor de licor​

Olió profundamente el picante aroma del licor, y se llevó la agria botella a sus labios, bebiendo el dañino contenido de esta.

Él podía odiar profundamente muchísimas cosas… Como la oscuridad, el beber sangre, los vampiros, él mismo… Más sin embargo también habían cosas que le gustaban; como la música, aunque no solía escuchar mucho de ella. La calidez del sol sobre su rostro, la fresca brisa de verano, beber hasta caer desmayado.

Podría sonar estúpido tratándose de él, e incluso juraría que si Kaito escuchara aquello de sus labios o los de cualquier otro, rompería en risas y se mearía en los pantalones.

Y no, no exageraba…

Porque ante los ojos de todos, él era un ser sin sentimientos. Un ser que incluso mataría a la única mujer que había sobre-estimado en el mundo, causa de una muy absurda promesa que hoy se arrepentía de haber pactado.

Sí, había sido un completo estúpido; que tras cegarse por la rabia y los celos de saber que ella no podría ser suya por obvias razones, había intentado convencerse a sí mismo de que estaría mejor sin ella, y que asesinarla lo ayudaría a olvidarla.

Pero eso no era el tema que él deseaba tratar en este instante, ya se había machacado la mente e incluso había disparado al cielo recapacitando sobre aquello.

Tan sólo deseaba beber y embriagarse hasta que el mar rugiera y la tierra se dividiera a la mitad. Sí, eso era lo que en verdad quería en aquel momento.

Cazar vampiros era un arduo trabajo, y prácticamente requería mucho de su escaso tiempo. Claro que él nunca se oponía a una orden y mucho menos rechazaba una misión, pero no poder hacerlo exactamente era el problema; sin contar que el peso de culpa sobre su alma maldita no le dejaba dormir por las noches.

Whisky, eso era lo que verdaderamente necesitaba, la bebida era su única amiga, de eso no cabían dudas.

Le daba igual lo que dijeran Kaito y el singular director que lo había criado con tanto afán y comprensión; ellos no podían hacer nada por él, y el tequila mexicano se llevaba todas sus penas y desaprecia el dolor de su corazón tras cada ardoroso trago.

—Mi vida es un asco —musitó, llevándose la botella de licor a la boca nuevamente.

Necesitaba; no… Quería urgentemente olvidar.

El embriagante sabor del licor le ayudaría en eso…