Sándwich

@Syel @Alessandra :3

Erase una vez en la Ciudad Central, unos humanos dejaban que los robots hicieran casi todas las obligaciones diarias, no había nadie en esa ciudad que no tuviera robots en casa. Los robots hacían cosas difíciles o hasta las más fáciles, eran sumamente prácticos.


Un día normal, como los demás, un niño llamado Thomas se levantó con toda la energía, se bañó y se vistió con su uniforme, ya que debía de ir al escuela. Cuando llegó a la mesa, como de costumbre, su desayuno estaba servido.


—Sandy, Sandy... ¿Dónde estás? —Gritó la dulce voz del niño, rápidamente llegó una mujer con apariencia robotica.


—¿Sí, señor Thomas? ¿Quiere que le preparé el almuerzo para hoy? —Preguntó, porque Sandy era realmente buena haciendo sándwich y demás.


—¡Sí! —Asintió con la cabeza—, ¿podrías hacerme un delicioso sándwich? —Pidió el chiquillo.


—Enseguida se lo traeré —Sandy se fue de allí con una sonrisa y, un par de minutos después, volvió con una lonchera—. Aquí está, ahí adentro también hay una manzana y un jugo de naranja —le dijo mientras señalaba la lonchera que tenía un dibujo de un arrendajo azul y un mapache, seguramente de algún programa infantil.


Thomas terminó su desayuno, se despidió de Sandy, que era uno de los robots que más le agradaban, y luego le dio un beso a su madre y a su padre. Cuando salió de casa, el autobús escolar lo estaba esperando, y así el niño llegó a la escuela.


A la hora del almuerzo, podíamos ver a casi todos los niños comiendo sándwich, seguramente preparados por su propia Sandy. Ya que en esos momentos ninguna persona hacia ese tipo de cosas. El día transcurrió normalmente para Thomas, jugó bastante con sus amigos, hablaron sobre aquél programa de televisión y aprendió un par de cosas en la clase.


Al día siguiente, Thomas hizo la mismo que el día anterior, sólo que hubo algo diferente en todo esto.


—¡Sandy ¡Sandy! ¿Dónde estás, Sandy? —El niño corría por toda la casa, parecía bastante cansado.


—Cariño, ¿qué sucede? —Le preguntó su madre preocupada.


—Sandy desapareció... —Thomas hablaba con miedo, Sandy más que una robot era una amiga para él.


—¿Seguro? Yo la vi en la cocina —respondió con tranquilidad, y Thomas corrió rápidamente hacia la cocina y curiosamente, allí estaba ella pero parecía un poco diferente.


—¡Sandy! Te estaba buscando, me preocupaste, ¿hoy también podrías hacerme un sándwich? —la sonrisa del niño era bastante grande, pero Sandy no respondió—. ¿Sandy? —Ella volvió a verla por un segundo, para luego solamente caer al suelo y que sus ojos se apagaran—. ¿S-Sandy? ¡Mamá! Algo le pasa a Sandy —las lagrimas salían lentamente de los ojos de Thomas, él no quería perder a su robot favorito.


—Umm... hace un par de minutos que su madre estaba revisando a Sandy cuidadosamente.


—¿Mamá? E-Ella estará bien, ¿cierto? —Preguntó con miedo.


—Sí, pero parece que por hoy, hay que dejarla descansar —su madre se estiró un poco, y le acarició el cabello a Thomas—. Aún es temprano, ¿qué tal si vamos los dos al mercado y compramos un sándwich? —el chiquillo no parecía muy convencido, ya que a pesar de todo, él amaba los sándwich que le hacía Sandy.


Caminaron hacía la tienda que estaba más cerca de su casa, y se encontraron con que no había ningún sándwich allí, sin embargo ahí estaba Daniel, el mejor amigo de Thomas, así que el niño decidió preguntarle a su amigo.


—¿Ah? ¿No lo sabes, Thomas? —Preguntó confundido, a lo que el otro se quedo callado—, todos los robots que fabrican sándwich dejaron de funcionar hoy por alguna extraña razón —explicó—. Por eso no hay sándwich en ninguna parte de la ciudad, yo ya lo comprobé, así que no se esfuercen en ir a las demás tiendas—. Thomas le contó a su madre, si no había sándwich en las tiendas y Sandy no funcionaba, ¿qué harían?.


Sin embargo, y para que Thomas no llegara tarde a la escuela, decidieron ir a la casa. Sin embargo, ninguno de los dos sabía como hacer exactamente un sándwich, ya que la madre no los hacía hace muchos años y Thomas conoció a Sandy desde que era un bebé.


—Sabes hacer sándwich ¿cierto? —Preguntó con esperanza Thomas.


—Bueno... No me acuerdo muy bien... —contestó.


—¿Qué? ¿Y qué pasa con eso de que las mamás lo saben todo? —Preguntó un poco enojado.


—No lo sabemos todo ¿sí? Sólo... no la mayoría de las cosas —dijo la madre suavemente.


Sin más que esperar, madre e hijo trataron de hacer sándwich. Los dos empezaron con sacar un par de ingredientes, como: queso amarillo, jamón, chocolate en polvo, un rábano, salsa china, sirope, salsa de tomate, un poco de algodón de azúcar y claro, dos panes.


Tanto fue el desastre en la cocina, el olor y la apariencia del pobre “sándwich” que debía llevar Thomas, la madre decidió que Thomas no iría al escuela el día de hoy. Se quedaría en casa con ella y discutirían sobre algo bastante importante. Los robots.


¿Qué pasa con ellos? Pues nada, pero se habían dado cuenta que por culpa de los robots, ellos ya no tenían el conocimiento para hacer cosas bastante simples. Era momento de dejar la tecnología, y hacer algunas cosas por si mismos. Por ejemplo, el de lavar platos, se quedó en casa, ya que a nadie le gusta lavar platos, obviamente, Sandy se quedó en casa de Thomas, pero algunos otros robots se fueron, tales como el que abría puertas y la que encendía las luces de la casa.