Rina y xeros "una pareja muy especial"

Tema en 'Fanfics Abandonados de Temática Libre de Anime' iniciado por Dark Kagome, 9 Noviembre 2009.

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    Dark Kagome

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    Rina y xeros "una pareja muy especial"
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    Rina y Xeros "Una pareja muy especial"

    “Slayers”
    Fanfiction escrita por: Ranma Saotome & Dark Kagome

    Todos los personajes son propiedad y Copyright © de Hajime Kanzaka y Rui Araizumi. ffice:eek:ffice" />
    Episodio 1: “La nueva alumna del colegio”.


    Lugar: Secundaria Seifiria, en Tokio, Japón.

    El día: Inicio de un nuevo año lectivo.

    La hora: Las 8:00 a.m., hora de inicio de clases.

    En una de las aulas, las clases iban a iniciar. Los estudiantes se sentaban en sus pupitres, mientras el profesor, el Dr. Rezo Redmonk, revisaba sus listas.

    -¡Muy bien, alumnos, vamos a iniciar las clases! –indicó el profesor, antes de ver algo, que le llamó la atención. -¡Señorita Gracia! ¿Qué hace? ¡Cierre su blusa, no sea vulgar!

    -¡Viejo amargado! –espetó Gracia Will-Naga-Saillune, una chica alta, y de medidas corporales 120-60-90, mientras, molesta de verdad, se cerraba la blusa. -¡Ya quisiera, que me fijara en él, como lo hago en Xeros!

    El tal Xeros, no era otro más, que Xeros Metallium, el chico más atractivo y popular del colegio. A decir verdad, no eran pocas, las chicas que gustaban de él, y trataban de conquistarlo. Sin embargo, él no les hacía caso, sin importar que, por ejemplo, se abrieran la mitad de la blusa, en plena aula, dejando ver, cada una, su sostén (¡Bueno, eso lo hacían, las que usaban sostén, ya que algunas, por ser “sexys”, no lo usaban!)

    “¡Ay, hermana!”, pensó Ameria Will-Tesla Saillune, la hermana menor de Gracia, viendo a su hermana, toda furiosa, mascando rabia. “¿Cuándo irás a cambiar?”

    Algunos minutos después, el director del colegio, el señor Vargarvson, llegó al aula, acompañado por una chica de cabello rojo, delgada, y bajita de estatura.

    -¡Permiso, profesor Redmonk! –anunció el director, entrando al aula. -¡Vengo a informarle, que tiene una nueva alumna! ¡Pasa, querida, por favor!

    La chica de cabello rojo obedeciendo, entró. Al verla, empezaron los comentarios.

    -¡Niña, la primaria está a 3 calles! –gritó un chico de cabello color lavanda, con aspecto de “chico duro”. -¡Al parecer, te equivocaste de institución!

    -¿Qué es eso, Zel? –preguntó un chico alto y rubio, con aspecto de “medio ido”, al chico de cabello color lavanda. -¡Esa enana, casi ni tiene pechos!

    -¡Gaudy Gabriev y Zelgadiss Graywords, debía suponerlo! –tronó el director, rechinando los dientes, como perro a punto de atacar. -¡Se callan, o los suspendo por un mes entero! ¡Adelante, señorita, pase a presentarse!

    -¡Buenos días, a todos! –saludó la chica pelirroja, sonriendo. -¡Mi nombre es Rina Inverse, y espero llevarme bien con todos! ¡Me alegra estar aquí, en serio!

    -¡Bueno, señorita Inverse! –indicó el profesor, sonriendo. -¡Siéntese junto a la señorita Gracia! ¡Ella es aquella chica, morena y alta, que está allá!

    “¡Parece una buena persona!”, pensó Rina, viendo a la señalada por el profesor. “¡En cuanto salgamos a recreo, me le presentaré formalmente!”

    Diciendo y haciendo, Rina se dirigió a su asiento. Sin embargo, no todo fue bueno para ella, al menos, no en ese momento. Al ir a sentarse, Ameria, la hermana de Gracia, le retiró la silla, yendo la pobre Rina, a dar al suelo, totalmente “patas arriba”, lo cual causó una carcajada general, en especial por cierta situación que se produjo.

    -¡Ropa interior azul! –observó Gaudy, muerto de la risa. -¡Muy lindo color, enana sin pechos! ¿Tu sostén, también es azul, o no usas, por no tener pechos?

    -¡Oye, vaya que eres un grosero! –espetó Rina, poniéndose de pie, mientras se sobaba el golpeado trasero. -¡Para tu información, tipo oxigenado, si uso sostén! ¡Cuando quieras, te lo enseño! ¡Así verás que, el que tenga pechos pequeños, no me hace menos mujer!

    De repente, Rina se cayó, al tiempo que se ponía roja. Sin darse cuenta, había dicho algo pasado de tono (Su oferta de mostrarle su sostén, a Gaudy), lo cual había provocado una serie de gritos de apoyo, y solicitudes, de que lo dejara ver. Sin decir más, se sentó.

    “¡Enana, sin pechos, y tonta!”, pensó Gracia, sonriendo macabramente. “¡A ésta tontita, muy pronto, le voy a enseñar, que conmigo, la cosa no es jugando! ¡A como trate de hacerme alguna jugarreta, le daré una lección!”

    Xeros Metallium, el chico más popular del aula, y del colegio, no decía nada. Sólo tomaba notas en sus cuadernos, porque, aparte de popular, también era aplicado.

    A la hora del recreo, Rina, conforme a lo que había decidido, se acercó a Gracia. Llegando por detrás de ella, la llamó, tocándole en un hombro, con un dedo.

    -¡Perdona, hola! –saludó Rina, con algo de timidez. -¿Gracia, verdad? ¡Soy Rina!

    -¡Hola, hola! –contestó Gracia el saludo, sonriendo. -¡Sé quien eres, pequeñita! ¿La chica de la ropa interior azul, verdad? ¡Amiga, eso estuvo más que genial!

    -¡Por favor, no es para tanto! –gruñó Rina, algo amoscada. -¿Nunca has usado ropa interior, de un color que no sea blanca?

    -¡Yo, pelirroja, sólo uso ropa interior negra! –se jactó Gracia, siempre sonriendo. -¡Con ella, los chicos me dicen que me veo linda, sexy y peligrosa!

    -¡Como sea, no pienso hablar sólo de eso! –cortó Rina, ya incómoda, aunque se rehizo con indecible rapidez. -¡Deseo conocer gente! ¿Me ayudas?

    -¡Muy bien, ven conmigo! –pidió Gracia, haciéndole a Rina, señal de que la siguiera, justo a donde estaban otras 3 chicas. -¡Mira, ellas son mis amigas, y mi hermana menor!

    -¡Vamos! –pidió Rina, contenta. -¡Preséntamelas, por favor!

    Caminando unos pocos pasos, Rina y Gracia llegaron, con las demás chicas.

    -¡Atención, chicas! –indicó Gracia, llamando a las demás. -¡Vengan acá, que deseo que conozcan a alguien, que recién ha llegado a nuestro colegio!

    Las chicas, al escuchar a Gracia, se acercaron. Rina las observó, notando que era un grupo muy variopinto: había una chica pequeñita, de cabello negro, así como 3 chicas altas, una también de cabello negro, pero largo, una de cabello verde claro, atado en un par de tirabuzones, y una chica rubia, con cara de muy seria.

    -¡Chicas, ella es Rina Inverse, nuestra nueva compañera! –presentó Gracia, a la chica pelirroja, que estaba con ella. -¡Ahora, preséntense ustedes, no sean tímidas!

    -¡Yo voy primero! –exclamó la chica pequeñita, llegando con Rina. -¡Hola, Rina! ¡Me llamo Ameria Will-Tesla-Saillune, y soy la hermana menor de Gracia!

    -¡Mucho gusto, Ameria! –contestó Rina, sonriendo. -¡Me alegra conocerte!

    -¡Encantada de conocerte, Rina-San! –saludó la otra chica de cabello negro, la chica alta, de cabello largo. -¡Yo soy Shilfiel Nels-Radha, y espero que seamos amigas!

    -¡Podemos serlo, Shilfiel, siempre y cuando, nos llevemos bien! –indicó Rina, respondiendo al saludo de Shilfiel. -¡Se nota, que eres una buena persona! ¡Bien!

    -¡Si bien no creo, que nosotras 2, podamos llevarnos bien, me presentaré contigo, Rina Inverse! –dijo la chica de los tirabuzones, con aire de fastidio. -¡Me llamo Martina Zoana-Mel-Navratilova, y soy la chica linda de este grupo, así que no trates de ganarme, y pretender ser más linda que yo, porque eso, no es posible! ¡Para eso, se necesitan pechos, y puedo ver que te hacen falta, pero en demasía!

    Diciendo esto, Martina, riendo como una bruja, estampó sus pechos en la cara de Rina, frotándoselos de arriba a abajo, y haciéndola sentirse bastante incómoda. Shilfiel, por fortuna, intervino, para poner paz en el ambiente, antes de que pasara algo.

    -¡Martina, no hagas eso, por favor! –ordenó Shilfiel, molesta. -¡Firia, es tu turno!

    -¡Como habrás escuchado, Rina, me llamo Firia! –se presentó la chica rubia, seria, pero amable. -¡Firia Ul-Copt, ese es mi nombre! ¡Espero que podamos llevarnos bien, siempre y cuando, no trates de “pasarte de lista”, ni conmigo, ni con mis amigas!

    -¡Nunca ha sido mi estilo “pasarme de lista”, ni nada así! –informó Rina, decidida, pero sonriendo. -¿Qué hacen ustedes, para pasarla bien, chicas?

    -¡Pijamadas! –respondió Ameria, dando un salto. -¡De hecho, el viernes tenemos una!

    -¡Nunca he estado en una, porque mi hermana mayor, Luna, nunca me llevó a una de esas! –masculló Rina, algo pensativa. -¡Hace un año, ella hizo una en nuestra casa y yo, espiando por una mirilla, pude verlas, a ella y a sus amigas, vestidas con negligés, medias con ligueros, y demás ropas sexys, todas de seda, fumando, y hablando suciedades, sobre tal y cual chico! ¿Ustedes hacen eso, o hacen algo distinto?

    -¡Las nuestras, son diferentes! –intervino Shilfiel, adelantándose a la respuesta de Ameria. -¡Nosotras vemos películas, comemos algo, y jugamos juegos variados!

    -¿Juegan a “la botellita”? –quiso saber Rina, curiosa. -¡Mi hermana, adora ese juego!

    -¡Lo jugamos, pero sólo si hay chicos presentes! –informó Martina, mientras limaba sus uñas. -¡Digo, no somos un grupo de marranas! ¿Verdad, amigas?

    -¡Verdad, Martina! –asintió Firia, esbozando una sonrisa, que a Rina, se le hizo algo cínica. -¡Lo malo, es que Xeros, no se apunta a jugar, y sólo podemos contar con ese par de tarados, que se llaman Gaudy y Zelgadiss, ya sabes, Zel!

    -¿Gaudy es el chico rubio, que se burló de mí, por usar ropa interior azul? –inquirió Rina, de mal modo. -¡Parecía simpático de lejos, pero no es más, que un payaso!

    -¡En el fondo, Gaudy no es tan malo! –informó Shilfiel, al tiempo que se ponía roja, como un tomate. -¡Digo, tratándolo bien, es un buen sujeto!

    -¡Lo que pasa, Rina, es que Shilfiel, vive enamorada de Gaudy! –se metió Ameria, sonriéndole a Rina, al tiempo que le guiñaba un ojo. -¡Shilfiel está tan, pero tan loca por él, que un día, mientras lo espiaba por un pasillo de la biblioteca, empezó a tocarse, y lo hizo a tal escala, que tuvo un orgasmo, pero uno de los más serios!

    -¿Tuvo un orgasmo, en la biblioteca? –preguntó Rina, espantada, viendo a Shilfiel, la cual, ahora, estaba más roja aún. -¡Yo, aún no sé, que se siente tener uno de esos!

    -¡No debería contarte esto, pero te lo contaré! –dijo Shilfiel, tomando aire. -¡Tener un orgasmo, es lo mejor! ¡Casi puedes ver estrellas, y escuchar campanillas!

    -¡Sin embargo, no espero tener un orgasmo, por andar tocándome! –espetó Rina, decidida. -¡Cuando experimente un orgasmo, será teniendo sexo, con un chico guapo!

    -¡Yo, te ganaré en eso, pequeña Rina! –se burló Martina, sonriendo pícaramente, al tiempo que señalaba, sus grandes pechos. -¡Con mis “amiguitas”, aquí presentes, regalo de cumpleaños de mi papá, podré atrapar a cualquier chico, que sólo busque tener algo de sexo rápido y genial!

    -¡¿Regalo de cumpleaños?! -repitió Rina, dubitativa. -¡¿Te pusiste implantes, Martina?!

    -¡Acertaste, pequeñita! –afirmó Martina, orgullosa. -¡Se sienten reales! ¡Toca, y verás!

    Rina, obedeció. Con algo de duda, tocó los pechos de Rina, sintiéndose algo pervertida, al hacer algo así. Sin embargo, notó que lo dicho por Martina, era 100% verdad.

    -¿De qué son? –quiso saber Rina, con interés. -¡No son de silicona, claro que no!

    -¡La silicona es grotesca y vulgar, amiga mía! –contestó Martina, como si dijera una verdad de milenios. -¡La solución salina, es mejor, porque no se siente tan falsa!

    -¿Irás a la pijamada, Rina? –inquirió Ameria, interesada. -¡Ya lo verás, será genial!

    -¡Iré, Ameria! –contestó Rina, sonriendo. -¿Hay alguna regla, eh?

    -¡Sólo hay una, Rina! –intervino Gracia, dejando sin chance, a su hermana menor. -¡No se permiten chicas, que usen bragas grandes, como de vieja! ¡Si deseas ir, debes ponerte, no sé, una tanga, o un hilo dental! ¡Ya sabes, algo de ropita sexy!

    “¿Tanga, o hilo dental?”, pensó Rina, dubitativa. “¡Yo no tengo ropa interior de ese estilo, sólo mi hermana Luna tiene! ¡Bueno, sin importar lo que pase, deberé pedirle, que me preste algo! ¡Lo menos que puede hacer, es decirme que no!”

    Esa noche, en casa de la familia Inverse…

    -¡¿Qué dijiste?! –exclamaba Luna, una chica alta, y con un cuerpo de escándalo (¡Nada que ver, con la “tabla de aplanchar”, que era Rina!), al escuchar a su flaca hermana menor. -¡¿Pretendes ponerte, en ese cuerpillo tuyo, mi ropa interior de pura seda?! ¡¿Es que te has vuelto loca, hermana?!

    -¡Vamos, Luna, no seas exagerada! –cortó Rina, de mal modo. -¡Sólo te pido, que me prestes un conjunto, o sea, un sostén de media copa, y una tanga, o un hilo dental! ¿No es una petición razonable, acaso? ¿Es eso, lo que insinúas?

    -¡Vale, vale, entiendo! –gruñó Luna, dándose por vencida. -¡Si deseas usar ropa de la mía, hermana, usa la del cajón de abajo! ¡Esa, es mi ropa interior más breve, y que deja menos a la imaginación! ¡No olvides lavarla, antes de regresármela!

    -¿Qué te pasa? –preguntó Rina, incómoda por aquella frase. -¡Para que sepas, yo me baño muy bien, y no suelo oler mal! ¡Claro, yo no me pongo enemas ni duchas vaginales, como cierta señorita que yo conozco!

    -¡Rina, so tonta! –espetó Luna, dándole un coscorrón, a su hermana menor. -¡Para que sepas, yo hago eso, cuando ando con el período, porque, no sé por que razón, siempre lo tengo muy abundante, y eso, me incomoda al máximo, porque no me siento limpia, con sólo bañarme! ¡Por eso, tonta, es que uso enemas, y duchas vaginales! ¡Sólo por eso!

    -¡Muy bien, ya capté la idea! –indicó Rina, viendo en el cajón. -¡Vaya, hermanita, tienes toda una colección aquí! ¡Ya lo tengo! ¡Usaré este conjunto, que es negro con rayas doradas! ¡Seré la sensación, con este conjunto! ¡Gracias, Luna, eres grandiosa!

    Un beso, dado por Rina, en la comisura de la boca de su hermana mayor, cerró el agradecimiento. Contenta de verdad, Rina se fue, dejando a Luna pasmada, ya que nunca hubiera esperado eso, no de Rina. Al tocarse la comisura, Luna Inverse sonrió.

    Sin decir nada, Luna se acercó a la puerta, de su habitación. Luego, tomó una chaqueta, y salió, pensando que, en la de menos, subestimaba a Rina. En la primera que pudiera, la uniría a su grupo, para llevarla a sus pijamadas sexys. Si lograba reunir bastante dinero, le pagaría una operación, para ponerle implantes, y hacerla verse mejor. Eso, era una promesa de una chica, que deseaba ser mejor, con su algo sosa hermana menor.

    El viernes, Rina llegó a la casa de Ameria y Gracia, llevando el pijama que Luna, en un gesto poco común, le diera esa noche. Más que pijama, era un negligé negro, el cual hacía equipo, con el conjunto de ropa interior, que Rina cogiera la noche anterior, también, propiedad de su muy curvilínea hermana mayor.

    -¡Hola, Rina! –saludó Ameria, abriendo la puerta. -¡Gracias, por venir!

    -¡Hola, Ameria! –contestó Rina, a ese saludo. -¿Ya llegaron las demás, es decir, Shilfiel, Martina y Firia? ¿Está tu hermana, Gracia?

    -¡Ya estamos todas, las 5! –dijo Ameria, sonriendo. -¡Contigo, ya somos 6! ¡Excelente!

    Cerrando la puerta, Ameria metió a Rina. Con prestancia, la llevó al segundo piso, a un salón, en el cual estaba un televisor de plasma MÁS QUE ENORME. Parecía una pantalla de cine, del tipo IMAX. Era impresionante, simplemente impresionante.

    -¡Vaya un televisor! –exclamó Rina, viéndolo fijo. -¡Impresionante!

    Justo en ese momento, entraron Gracia, Martina, Shilfiel y Firia, todas vestidas con sensuales conjuntos de sostén y panty, que apenas tapaban lo justo. Viendo como abultaban las partes bajas de esas 4 chicas, aquellos pantys, tapaban bastante bien. Apenas llegando, cada una se puso un par de medias, un liguero, y un negligé, para completar un conjunto muy sexy. ¡Parecían un grupo de modelos internacionales, reunidas antes de un concurso de belleza, tipo Miss Universo, o algo por ese estilo!

    Guiada por Ameria, Rina se cambió. Una vez vestida, se unió a las demás. Cuando Rina llegó, las demás estaban viendo a ver, que película veían. Había de todo tipo, como comedias, dramas y films de suspenso o de terror. Era difícil escoger.

    -¡Veremos ésta! –anunció Gracia, sonriendo. -¡Es sobre chicas, como nosotras, y se llama “Coming Soon”! ¡Sale Mia Farrow, la otrora esposa de Woody Allen!

    Cada cual de las otras (Ameria, Firia, Martina, Rina y Shilfiel), aceptaron la propuesta de Gracia, y se pusieron a ver “Coming Soon”, con real curiosidad.

    Cuando “Coming Soon” terminó, el sentimiento general, era de decepción. La película, si bien estaba enfocada, en un grupo de chicas jóvenes, no reflejaba nada más, que sus continuas búsquedas de amor, sexo, o lo que surgiera, con cuanto chico fuera posible. A decir verdad, si bien la anunciaban como “comedia romántica”, hay que decir que romántica, era lo que menos era. Al final, el film no satisfizo a nadie.

    -¡Vaya fallo! –espetó Rina, decepcionada. -¡Esas chicas, son casi tan pervertidas, como mi hermana mayor, Luna, y sus amigas! ¡Mira que decir, esas cosas que decían!

    -¡Si, estuvo mal la elección! –apoyó Shilfiel, lo dicho por Rina. -¡Chicas, vayamos a ver, que hallamos en la cocina! ¡En la de menos, comeremos algo bien sabroso!

    Al mismo tiempo, las demás chicas aceptaron, la idea de Shilfiel, y se dirigieron a la cocina. Claro, era bueno que estuvieran sólo ellas en la casa, porque ver a 5 chicas de colegio, vestidas con ropa sexy, y bajando en tropel por las escaleras, hubiera hecho, de seguro que, a algún chico, se le hubiera salido la sangre por la nariz, ante esa vista.

    Nota: Para pensar en un chico así, sólo imaginen a Ryoga Hibiki (Personaje de “Ranma ½”) o al mujeriego monje Miroku (Personaje de “InuYasha”).

    La cocina, así como el televisor, era ENORME. Revisando por aquí, y por allá, las chicas hallaron comida suficiente, como para alimentar a todo su colegio. Metiendo mano aquí y allá, cada una se preparó un sándwich a su gusto, así como algo de beber.

    Habiendo comido, había que hacer algo. La pregunta era: ¿Qué?

    -¡Lo tengo! –exclamó Martina, sonriendo. -¡Vayamos de compras!

    -¡Buena idea! –asintió Firia, tomando la palabra, por el resto del grupo. -¡Vamos, chicas, a cambiarnos! ¡En la de menos, hallaremos algunas cosas geniales!

    -¡Un momento! –atajó Martina, a las demás. -¿Adónde creen, ustedes 5, que van a ir?

    -¡Vamos a cambiarnos! –dijo Rina, con gran calma. -¿Por qué preguntas, Martina?

    -¡Dije que fuéramos de compras, pero no dije nada de cambios de ropa! –explicó Martina, acomodando sus tirabuzones. -¡El chiste, es ir vestidas así, como estamos!

    En ese momento, 5 pares de ojos, volvieron a ver a Martina. ¡De verdad, parecía estar loca! Además, al escuchar eso, empezaron las protestas.

    -¡Has perdido la razón, Martina! –empezó Shilfiel, ya roja de la pena. -¿Salir así, casi desnudas? ¿No será, digo, algo excesivo?

    -¡Apoyo ir de compras, lo admito! –secundó Ameria, viendo a sus amigas. -¡Claro, salir vestidas, con tan poca ropa, me parece extraño, y algo atrevido!

    -¡Yo no sé, pero yo me apunto! –exclamó Gracia, muerta de la risa. -¡Será divertido!

    -¡“Si no puedes vencerlos, úneteles”, dice un viejo refrán! –masculló Firia, dándose por vencida. -¡Está bien, vamos ya, y vengamos pronto!

    -¡Una experiencia nueva, que mi hermana, no ha vivido! –murmuró Rina, algo pensativa, aunque, al final, se decidió. -¡Vamos, chicas, será genial!

    Aceptando la propuesta de Martina, cada cual cogió su cartera, y se dirigieron a la cochera, a subirse al auto de Gracia, quien manejaba, mientras Ameria iba a su lado, y Firia, Martina y Shilfiel iban sentadas atrás. Rina, iba sentada, en el regazo de Shilfiel.

    -¡Vaya, parecemos aves en su nido! –exclamó Shilfiel, algo incómoda, si bien, la incomodidad, no le duró mucho. -¡Rina, si deseas hacerme un “lap dance”, hazlo!

    -¿Un “lap dance”, Shilfiel? ¿Qué es eso? –quiso saber Rina, antes de que Shilfiel le murmurara la respuesta al oído, lo cual la hizo abrir mucho la boca. -¿Es eso? ¡Oye, vaya que estás loca! ¿Qué me vas a pedir después, eh?

    -¡No sé, Rina, algo se me ocurrirá! –contestó Shilfiel, muerta de la risa, mientras se acomodaba en el asiento, lo cual, a no dudarlo, incomodó un poco a Rina. -¿Te gustó eso? ¿Quieres que lo haga de nuevo, a ver que te pasa?

    -¡Shilfiel, ya compórtate! –demandó Martina, molesta. -¡No es hora de tus jueguitos locos, niña bonita! ¿Recuerdas el año pasado, cuando tiraste aquella bomba apestosa, en un ascensor repleto de gente, en aquel edificio? ¡Idiota, casi nos ahogas a todas!

    -¡Fue una broma inocente, y nada más! –se defendió Shilfiel, decidida. -¡Además, yo no la iba a tirar ahí, pero fue que Firia, por quitarse a un tipo que la manoseaba, me la tiró al suelo, y nos salpicó a todas! ¡Tardé una semana, en quitarme ese hedor!

    -¡A todas, nos pasó igual! –intervino Gracia, volteando un segundo la vista. -¡Pero, que fue divertido, lo fue, como la vez aquella, cuando me abrí la blusa, en un concierto!

    -¡Gracia, pedazo de loca! –espetó Ameria, viendo fijo a su hermana mayor. -¡Por si lo has olvidado, ese día, no andabas sostén! ¡Por eso, los chicos no dejaban de verte!

    -¡Ya llegamos, amigas! –anunció Gracia, ignorando lo dicho, por su hermana menor, y pasando a detener al auto. -¡Listas o no, aquí vamos, a las tiendas!

    Avanzando juntas, las 6 chicas entraron al centro comercial, atrayendo las miradas, masculinas y femeninas, debido a la muy atrevida forma, en que andaban vestidas, o mejor dicho, muy poco vestidas. Ellas, sin hacer caso, siguieron su avance.

    Sin embargo, esto no duró mucho. En cierto momento, todas, las 6, frenaron su caminar. ¿El motivo? De una tienda, iba saliendo… ¡Xeros! Por un segundo, el tiempo se frenó, y una corriente de aire frío, agitó las ligeras ropas de las 6 amigas, pasmadas ante la vista de aquel, el chico más atractivo y popular, de la Secundaria Seifiria.

    -¡Xeros, cariño! –chilló Gracia, llegando con Xeros, abrazándolo, y frotándole sus mega-pechos, con total y muy notorio desparpajo. -¿Cómo has estado?

    -¡Si bien no es asunto tuyo, estoy bien! –contestó Xeros, sin externar emoción alguna, molesto por el actuar de Gracia. -¡Ya suéltame, tonta siliconada!

    -¡Oye, no seas grosero! –exclamó Gracia, retrocediendo un paso, pasmada, por haber sido llamada así. -¡Para que sepas, las siliconada, es Martina, no yo!

    En eso, Xeros notó la presencia de Rina. Apartando a Gracia, llegó con Rina, y la miró fijo, a los ojos. Al ser vista así, Rina esperaba que dijera algo, o ella, para su pesar, acabaría mojándose, producto de lo excitada, que se estaba sintiendo.

    -¡Hola, linda! –saludó Xeros, sonriendo. -¡Soy Xeros Metallium!

    -¡Mucho gusto, encantada! –respondió Rina, ya aliviada. -¡Me llamo Rina Inverse!

    -¿Inverse? –repitió Xeros, creyendo que había escuchado mal. -¿De por casualidad, eres pariente de Luna Inverse, líder de las “Sexy Girls”?

    -¡Ella, Luna, es mi hermana mayor! –explicó Rina, antes de notar que Xeros, llegando cerca de su cuello, la olfateaba visiblemente. -¿Qué haces, Xeros?

    -¡Sólo sentía tu olor, Rina, y me gusta mucho! –dijo Xeros, siempre sonriendo. -¡Hueles muy bien, no a sexo y sudor, como huele Luna!

    -¡Si Luna te oyera, se enojaría contigo! –alegó Rina, haciendo un esfuerzo, para no soltar la carcajada. -¡Digo, ella se considera, fanática de la limpieza!

    -¡Pues Luna, alias “La Linda Quesito”, no te ha dicho todo! –siguió Xeros, guiñando un ojo. -¡Dime, si la has visto afeitada alguna vez, de la parte baja!

    -¡Pues, no! –informó Rina, mientras se mordía un labio. -¡Hasta donde recuerdo, Luna no acostumbra afeitarse, porque dice que ella, es muy mujer, y las mujeres “de verdad”, no se afeitan! ¡Dice que eso, es cosa sólo de niñas, que aún no han madurado!

    Hasta aquí, llegó la compostura. Al escuchar semejante excusa, ambos, Rina y Xeros, soltaron la carcajada. Ameria, Gracia, Firia, Martina y Shilfiel, si bien al inicio, no captaron la idea, también se unieron, pocos segundos después.

    -¡Vamos a mi casa, linda! –propuso Xeros, guiñando, otra vez, un ojo. -¡Ahí, la podremos pasar genial! ¡Ya sabes, cena, música, y todo eso!

    -¡Vamos, Xeros! –apoyó Rina, pasmando de verdad, a sus 5 amigas. -¿Te molesta, si voy vestida así? ¡Dejé mi ropa, en la casa de Gracia y Ameria!

    -¡Estás muy bien vestida, y me gusta! –apuntó Xeros, jugando con el rojo cabello de Rina. -¡La verdad, no sabía que tenías tan buen gusto, para la ropa sexy!

    -¡Nos vemos luego, chicas! –dijo Rina, volviendo a ver, a sus amigas. -¡Estaré con Xeros, por si me necesitan para algo! ¿De acuerdo? ¡Nos vemos, entonces!

    -¡Condenada “sin pechos”! –gruñó Gracia, al ver lo que pasaba. -¡Xeros, es mío!

    -¡Parece que no, hermana! –se burló Ameria, divertida. -¡Rina lo tiene, justo ahora!

    Sin decir más, Rina se fue con Xeros. Al rato, llegaron a su residencia, un apartamento muy lujoso, y más, para un simple estudiante de colegio, como era él. Rina estaba encantada, al ver aquel lugar, que superaba, con todo, sus más altas expectativas. La sala, la cocina, el recibidor, todo era objeto de un lujo impresionante. Al ver aquel sitio, Rina sintió la boca seca, porque el edificio donde vivía, con sus padres y su hermana mayor, Luna, era bastante más modesto. A decir verdad, Rina se sentía incómoda.

    Finalmente, Rina volvió en sí, y le hizo una petición a Xeros.

    -¡Una pregunta, Xeros! –empezó Rina, algo nerviosa. -¿Dónde está el baño?

    -¡Es aquella puerta del fondo, la puerta verde! –indicó Xeros, señalando a un pasillo, que estaba cerca de ahí. -¡Mientras estás ahí, prepararé algo de beber!

    Rina asintió, y se fue al baño. Al entrar, cerró con seguro la puerta, y se revisó bien, las partes bajas. ¡Excelente, no estaba mojada! Para Rina, lo que menos deseaba, era ser vista como una mujercilla calentona, una pervertida, que no podía permanecer seca, si estaba cerca de un chico guapo. Tras tomar aire, se llegó al lavatorio, se lavó la cara y, tras secársela, hizo algo que no tenía planeado originalmente. Con lentitud, como si fuera una desnudista profesional, se sacó toda la ropa, hasta quedar, completamente desnuda, parada enfrente de un enorme espejo, de cuerpo entero. Por un rato, Rina estuvo parada frente a ese espejo, viéndose fijo, de arriba abajo.

    “¡La verdad sea dicha, no entiendo, que pudo ver, en mí, un sujeto tan, pero tan atractivo, como es Xeros Metallium!”, pensaba Rina, mientras revisaba su cuerpo. “¡Soy pequeña de estatura, estoy algo flaca y, para rematar, tengo unos pechos, indeciblemente pequeños, para una chica de mi edad, 16 años! ¡Bueno, ya estoy aquí, así que la pasaré bien! ¡Espero que Xeros, no se sobrepase conmigo!”

    Unos toques, en la puerta del baño, devolvieron a Rina, al mundo real.

    -¡Oye, Rina! –la llamó Xeros, con amabilidad. -¿Estás bien? ¿Saldrás pronto?

    -¡Ya salgo! –contestó Rina, mientras se vestía de nuevo. -¡Dame unos segundos!

    Al acabar de vestirse, Rina se lavó las manos, y jaló la cadena del servicio sanitario para, así, dar a entender el motivo de su tardanza. Sin embargo, Xeros no le preguntó nada, lo cual, a no negarlo, la alegró mucho, en ese preciso instante.

    Al salir Rina, Xeros la llevó a la sala. Una vez allí, le sirvió sake, apenas tibio, y brindaron. Así, pasó un rato. Pasado ese rato, Rina se sintió mareada. Trató de ponerse de pie, pero no pudo, sino caer de rodillas al suelo. Finalmente, perdió el sentido, no sin advertir que Xeros, sin decirle nada, se abría el pantalón, y se lo bajaba. Para terminar, Rina sintió sus partes íntimas arder y, sin poder ni exclamar nada, se desmayó.

    Afuera, la noche transcurría, fresca y tranquila… ¿O no?

    Nota: Rina Inverse ha llegado a otra ciudad, y deseaba conocer gente. Tras hacerse de algunas amigas, conoció a Xeros Metallium, el chico más atractivo, y popular del colegio, ffice:smarttags" /><st1>:personName w:st="on" ProductID="la Secundaria Seifiria.">la Secundaria Seifiria.</st1>:personName> ¿Habrá sido una buena idea, o fue sólo “un gran paso en falso”? Eso, se sabrá, cuando “Rina y Xeros: Una pareja muy especial” continúe, en el Episodio 2, titulado “El día después…”.
     
  2.  
    Dark Kagome

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    Rina y xeros "una pareja muy especial"
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    Re: Rina y Xeros "Una pareja muy especial"

    Episodio 2: “El día después…”. [​IMG]
    Al día siguiente, de su salida con sus amigas, y que acabó con ella, en el lujoso apartamento de Xeros Metallium, el chico más atractivo y popular del colegio, la Secundaria Seifiria, Rina Inverse, para su mala pata, tuvo un despertar de pesadilla.

    Estaba, de vuelta, en el apartamento de sus amigas, las hermanas Gracia Will-Naga-Saillune y Ameria Will-Tesla-Saillune. Además, estaban sus otras amigas, Shilfiel Nels-Radha, Martina Zoana-Mel-Navratilova y Firia Ul-Copt. Pero, eso no era todo.

    Tanto Rina, como sus 5 amigas… ¡¡¡¡¡ESTABAN DESNUDAS!!!!!

    Al despertar, un grito quíntuple, despabiló a todo el grupo. Por fortuna, era sábado.

    -¿Qué nos pasó? –preguntaba Rina, mientras se trataba de cubrir. -¡Vamos, digan algo!

    Nadie decía nada. En ese momento, la única preocupación, era cubrirse. Bragas, sostenes, medias, ligueros, zapatos, blusas, faldas y pantalones, eran buscados por 5 pares de manos ansiosas, a las cuales, lógico, se unió la propia Rina. Finalmente, acabó.

    -¡Muy bien, señoritas! –empezó Martina, la instigadora de la “salida loca”, de la noche anterior. -¡Demando saber, el motivo por el que estaba desnuda, y la razón de por que motivo, huelo a colonia de hombre! ¿Qué sucedió anoche? ¡Vamos, digan!

    -¡Miren esto, chicas! –gritó Ameria, levantando una pulsera de oro. -¡Es una pulsera, y tiene 2 iniciales grabas: XM! ¿Adivinan, a quién le pertenece?

    -¡Xeros Metallium! –graznó Firia, rechinando los dientes, como un perro a punto de atacar. -¡El canalla ese, estuvo aquí, y algo nos hizo! ¿Pero, que sería?

    -¡Yo, tengo una idea, Firia! –intervino Shilfiel, dando un respingo. -¡Por alguna razón, siento un gran dolor, en el trasero! ¡Cielos, no aguanto sentarme!

    -¡A decir verdad, estoy igual! –exclamó Gracia, con un rictus de dolor. -¡Si llego a ponerle la mano encima, le sacaré la confesión a golpes!

    -¡Yo me voy, chicas! –se disculpó Rina, algo cohibida. -¡Tengo cosas que hacer!

    Rina, tras despedirse de sus amigas, salió a la calle. Caminando sin rumbo, como si fuera un robot, llegó a una clínica cercana, donde pidió ser examinada. Viendo lo pálida y errática que estaba, la pasaron adelante, y la examinaron. Una hora después, Rina estaba en la sala de espera. Entonces, llegó un doctor. Era joven, no más de 35 años, de cabello castaño, corto, y usaba lentes. Se presentó.

    -¿Señorita Inverse? –preguntó el médico, llegando con Rina. -¡Soy el Dr. Kutuzawa!

    -¡Mucho gusto, doctor! –saludó Rina, nerviosa. -¿Tiene noticias, para mí?

    -¡Las tengo, señorita Inverse, y me temo, que no son buenas! –empezó el Dr. Kutuzawa, tras carraspear un poco, y jugar con sus lentes. -¡Señorita Inverse, usted fue violada!

    En ese instante, el tiempo pareció detenerse, al menos, para Rina. ¡Violada! ¡No era posible! La pregunta era… ¿Cómo había podido pasar eso?

    -¿Dice que fui violada, doctor? –inquirió Reina, creyendo que había escuchado mal, lo cual creía de verdad. -¿Está bien seguro?

    -¡Completamente, señorita Inverse! –dijo el Dr. Kutuzawa, siempre con la voz entrecortada. -¡La violaron analmente, y con una gran violencia! ¡En pocas palabras, quien hizo esto, se ensañó con usted! ¡Si me disculpa, tengo más pacientes que atender!

    Tras pagar, Rina se fue a su casa. Al llegar, no halló a nadie. Sus padres debieron salir hacia Fukuoka, a visitar a unos amigos, y Luna, fiel a su costumbre, andaba de parranda.

    Una vez en casa, Rina se metió al baño. Tras quitarse toda la ropa, se metió a bañarse, gastando casi una hora en eso, de lo sucia que se sentía. Finalmente, salió del baño, se dirigió a su habitación y, tras ponerse una toalla sanitaria, al ver que ese día, debía bajarle su período del mes, se puso ropa limpia. Así, se sintió mejor. Sólo un poco. Mediando la mañana, Luna llegó. ¡Y vaya forma de llegar, la de la bien dotada hermanita de Rina! Pelo en desorden, ropa desacomodada, llevando el sostén en la cartera, y con un aliento que olía, mezcla de whisky y vómito. En pocas palabras, Luna Inverse, pese a su escultural cuerpo, en ese momento, no se ganaba ni media mirada.

    -¡Luna Inverse! –gruñó Rina, viendo la facha de su hermana. -¡Bonitas horas de llegar!

    -¡No me molestes, tabla de aplanchar! –espetó Luna, de mal modo. -¡Alístame el baño, que tengo que verme, con unas compañeras de clases, en 2 horas!

    -¿Cómo me llamaste, “Linda Quesito”? –interrogó Rina, sonriendo, y recordando el sobrenombre, que Xeros le decía a Luna. -¿Me llamaste “tabla de aplanchar”, borracha pechugona sin cerebro? ¡Deberías teñirte el pelo, para decirte “rubia tonta”!

    -¿“Linda Quesito”? –repitió Luna, creyendo haber oído mal. -¿Dónde oíste eso?

    -¡Me lo contó un amigo, para que sepas! –se burló Rina, sonriendo pícaramente. -¡Me dijo, que te encanta ser llamada así! ¿Es verdad eso, eh, “Queso”?

    -¡Rina, te lo advierto, deja de decirme así! –demandó Luna, ya furiosa. -¡Te recuerdo, imitación de enana, que soy la hermana mayor! ¡Respétame!

    -¡Vale, no sigo! –aceptó Rina, siempre sonriendo. -¡Si te pones muy pesada conmigo, le contaré a tus amigas, a todas, tu sobrenombre, para que te molesten ellas!

    -¡Vete, y alístame el baño! –ordenó Luna, tirándole a Rina una cachetada, la cual, de milagro, no se la acertó. -¡Y después, prepárame algo de comer, que tengo hambre!

    Mientras Luna se bañaba, Rina le alistaba el desayuno: arroz frito, huevos con jamón, pan tostado con mantequilla y mermelada, jugo de naranja, y café. Mucho café. Luna lo necesitaba, para despejar su cabezota de piedra, embotada por tanto whisky.

    Acabado el baño, Luna llegó a desayunar. Para sorpresa de Rina, llegó vestida sólo con su ropa interior, un sostén de media copa, y un tanga, ambos blancos. Con sólo esa poca ropa, se sentó a desayunar. Rina, una vez que la miró comer, se sirvió, y se sentó.

    -¡Para la próxima, Luna, PONTE ROPA! –pidió Rina, algo molesta. -¡Cuando papá y mamá están, no haces esto! ¡Digo, siempre bajas a desayunar, bien vestida!

    -¡Papá y mamá, no están hoy, y no estarán mañana, ni pasado mañana! –contó Luna, tras bajarse un bocado, con un trago de jugo de naranja. -¡Si te parece, pequeña, cuando sea de noche, podemos ir por una película XXX, y la vemos juntas! ¿Te parece?

    Al escuchar eso, Rina se alarmó. ¿Esa chica, de hablar tan dulce, casi seductor, era su hermana, el energúmeno, que casi le pega una cachetada, minutos antes? ¡No parecía!

    Tras acabar el desayuno, Luna lo agradeció, y se fue a vestir. Cuando bajó, a Rina casi le ataca una descarga de hormonas. Bueno, le hubiera atacado, si Rina hubiera sido hombre. Luna vestía una blusa de tirantes, color azul celeste, y una minifalda de cuero negro. Sus pies, estaban metidos en sendos zapatos de tacón alto, y una diadema, sujetaba su cabello. Eso, y lo bien maquillada que estaba, la hacían ver, como una universitaria 100% respetable, nada que ver, con la borracha que entrara casi 2 horas antes. Antes de irse, se llegó con Rina, y la besó en la mejilla.

    -¡Me voy, hermanita, y gracias por prepararme, tan genial desayuno! –se despidió Luna, sonriendo. -¡Te portas bien y, si necesitas algo, me llamas al celular! ¿Vale?

    Rina, a decir verdad, no entendía nada de lo que pasaba. Sin embargo, cuando Luna ya se iba a ir, lo soltó, sin previo aviso. Sólo lo dejó salir, porque no podía aguantar más.

    -¡¡¡¡¡LUNA, ME VIOLARON!!!!! –gritó Rina, rompiendo a llorar, sin recato alguno, porque ya debía decirlo. -¡¡¡¡¡FUI VIOLADA, LUNA!!!!!

    Luna, al escuchar lo dicho por Rina, se frenó en seco. Antes de decirle algo a Rina, sacó su teléfono celular, llamó a una de sus compañeras, y le anunció que la reunión de estudio, quedaba cancelada, por “una inesperada emergencia familiar, la cual debía de ser atendida, de urgencia”. Luego, se acercó a Rina.

    -¿Violada? –repitió Luna, como si estuviera metida, en un mal sueño. -¡A ver, cuenta!

    En la siguiente media hora, Rina le contó a Luna todo, hasta donde recordaba. Al acabar, Luna decidió revisar, ella misma, a su hermana menor y, para eso, le pidió que se quitara la ropa, de la cintura para abajo. Tras examinarla, con una mano, Luna pudo ver que, en efecto, lo dicho por Rina, era verdad. Después de eso, Luna decidió que ellas 2, las hermanas Inverse, hallarían al responsable, y le darían su merecido.

    -¡Pero, Luna, no es posible! –dijo Rina, dubitativa. -¿Y si él, sabe quiénes somos?

    -¡Tranquila, Rina, hermanita mía, déjame todo a mí, que tengo una idea increíble, más que genial! –ofreció Luna, sonriendo. -¡Ahora, voy a estar en mi habitación, y no deseo que me llames, para nada! ¡Si me llama Koji Minamoto, un amigo, con quien me he andado acostando, a escondidas de su novia, dile que tengo el período, y que no puedo verlo, al menos, no hoy, y no en toda ésta semana! ¿Te parece bien?

    -¡Muy bien, se lo diré! –aceptó Rina, secando sus ojos. -¿Qué vas a hacer?

    -¡Es una sorpresa, pequeña! –respondió Luna, sacando una cinta de medir, y tomándole medidas a Rina. -¡Ya lo verás, atraparemos a ese infeliz! ¿Alguna pista, de quién es?

    -¡Mis amigas y yo, hallamos, cerca de nosotras, una pulsera, con las iniciales XM, lo que nos hace pensar, que fue Xeros Metallium! –contó Rina, arrastrando las palabras, como si no quisiera decir esa información. -¡Así como lo oyes, parece que todas las 6, fuimos violadas, por ese sujeto! ¡Y parecía tan fino, y decente!

    -¡Aquí, algo no calza! –exclamó Luna, al escuchar, lo dicho por Rina. -¡Ningún hombre, ni de broma, podría violar, él solo, a 6 mujeres, en una sola noche! ¡Digo, tendría que tener un miembro eléctrico, o algo así, porque no sería un hombre normal!

    Diciendo eso, Luna se metió a su habitación, y cerró la puerta con llave. Antes de cerrar, pegó en la puerta una nota, la cual decía: “Rina, si para el mediodía, ésta puerta sigue cerrada con llave, toca, y déjame el almuerzo, en una bandeja. Tu hermana, Luna”.

    Confundida, Rina se fue a ver la televisión. Al rato, escuchó a Luna, manejando su máquina de coser, por un buen rato. La verdad, Luna era una excelente costurera, ya que había recibido clases de costura, primero en Nerima, con la señora Nodoka Saotome (La madre de Ranma Saotome, un amigo de Rina) y, luego, en Juuban, con la señorita Setsuna Meioh (Quien, en realidad, es Sailor Pluto, una de las Sailor Scouts).

    “¡Me pregunto, que locura planeará hacer Luna!”, pesó Rina, escuchando el ruido de la máquina de coser, que manejaba su hermana. “¡No sé que ocurrencia tendrá ésta vez, pero más le vale, que sea algo bueno!”

    Poco después de las 11: 30 a.m., Luna abrió la puerta de su habitación, y llamó a Rina.

    -¡Oye, Rina, ven acá! –gritó Luna, contenta. -¡Te tengo una sorpresa!

    Rina, presa de una enorme expectación, llegó a la habitación de Luna. Al ver lo que Luna había hecho, se quedó pasmada, casi sin habla. Luna, usando unos grandes géneros de cuero negro, había hecho 2 trajes de chica-gata, uno para cada una.

    -¿Qué significa esto, Luna? –preguntó Rina, curiosa. -¡Falta mucho, para Halloween!

    -¡Empezando ésta noche, Rina, Felina y Minina, van a recorrer las calles, buscando al responsable, hasta hacerlo pagar! –explicó Luna, triunfante. -¡Obvio, yo, por ser la mayor, voy a ser Felina! ¡Mientras tanto, por ser la menor, serás Minina!

    -¡Vamos a ver esto! –dijo Rina, viendo los trajes. -¡Vaya, hermana, hoy sí, que te has lucido! ¡Tienen hasta un cinturón, con un látigo, píldoras de humo para escapes, y pequeños proyectiles, en forma de garra de gato! ¡Esto, puede ser prometedor!

    -¡Vamos a ponérnoslos, para ver que tal nos quedan! –sugirió Luna, sonriendo. -¡Según yo creo, Rina, ésta misma noche, buscaremos a ese sinvergüenza!

    Dicho y hecho. En cosa de segundos, las hermanas Inverse, estaban 100% vestidas. Rina, algo confundida, notó que, a la altura de sus pechos, había algo más grande, de lo que ella recordaba tener. Siempre confundida, le preguntó a Luna, sobre eso.

    -¡En tu traje, Rina, adapté un sostén, con algo de relleno extra! –contó Luna, para, a continuación, terminar de explicar el motivo. -¡Así, nadie sabrás que eres Rina Inverse, y pasarás desapercibida! ¿No te parece genial, hermana?

    -¡Es buena idea, lo admito! –aceptó Rina, antes de notar algo más. -¿Y esas pelucas?

    -¡Como eres pelirroja, y yo soy rubia, éstas pelucas negras, nos disfrazarán mejor, y no seremos reconocidas! –informó Luna, sonriendo. -¡Sólo sujetamos nuestras cabelleras con éstas redecillas, nos ponemos las pelucas, seguidas por las máscaras de nuestros disfraces, y ya está! ¡Nadie podrá reconocernos, ni de broma!

    -¡Debo admitirlo, hermana, tienes buenas ideas! –asintió Rina, revisando todas sus cosas. –¡Desde ahora, mientras vistamos estos trajes, nada de usar, nuestros nombres reales! ¿Estás de acuerdo, con ésta idea mía?

    -¡De acuerdo! ¿Lista, para salir a buscar acción, Minina? –quiso saber Felina, hablando, como toda una justiciera enmascarada. -¡La noche es joven, y nos llama! ¿Vamos ya?

    -¡Vamos ya! –asintió Minina, sonriendo. -¡Vamos a la acción, sin dudarlo!

    Nota: Desde aquí, se dirá sólo “Felina” y “Minina”, para indicar cuando hablan Luna y Rina, mientras usan sus disfraces. Una vez que se los quiten, volverán a usar sus nombres reales. Esto, para preservar sus identidades secretas.

    Pasando del dicho al hecho, Felina y Minina, salieron saltando, de azotea en azotea, usando sus látigos, para desplazarse mejor. Así, llegaron al parque, donde Xeros solía ir, con sus amigos. Ocultas entre la copa de un árbol, lo vieron llegar.

    -¡Dinos, Xeros, por favor! –decía uno de los amigos de Xeros, un sujeto pelirrojo, de cabello largo, hasta los hombros. -¿Cuál chica te gusta? ¿Te gusta Gracia, con esos mega-pechos que se tiene? ¿O prefieres a su hermana, Ameria, que tampoco está mal?

    -¡No, Koji, no es ninguna de ellas! –contestó Xeros, sonriendo. -¡Es alguien, que me llamó la atención desde que la ví, pero no le he hablado!

    -¡Dime su nombre, y te consigo, hasta sexo con ella! –ofreció el otro amigo de Xeros, un sujeto de cabello castaño, de largo medio. -¡Debe ser Martina, la siliconada!

    -¡No, no es esa mujercilla, tampoco! –cortó Xeros, siempre sonriendo. -¡Es una chica nueva, de cabello rojo! ¡Su nombre es Rina Inverse, Junichi!

    -¿Rina Inverse? –repitió Koji, creyendo que había escuchado mal. -¿Te gusta esa enana, que parece niña de primaria? ¡Por Dios, si casi ni tiene pechos!

    -¡Koji dice bien, Xeros, amigo! –intervino Junichi, tan sorprendido, como Koji. -¡Rina tiene 16 años, y mi hermana, que tiene sólo 13 años, tiene pechos más grandes que ella!

    “¿Tan pequeñita me veo, o me parece?”, pensó Rina, escuchando la charla. “¡Mira que compararme a mí, con una niña de 13 años que, a no dudarlo, tiene el desarrollo descontrolado! ¡Al menos, Xeros habla bien de mí! ¡Un momento! ¿De verdad, fue él, quien nos violó, a mis amigas, y a mí?”

    -¡Yo escuché, sin embargo, que a esa chica, Rina Inverse, así como a otras, las violaron ayer! –informó Koji, dubitativo. -¿No saben quién fue, verdad, amigos?

    -¡Deberían decirnos! –gritó Minina, cayendo de repente. -¡Vamos, hablen!

    -¡Vamos a sacarles la verdad, a punta de golpes, compañera! –sugirió Felina, empezando a tirar golpes y patadas, a los 3 chicos, a cual más sorprendido. -¡Nos dicen por las buenas, o nos dicen por las malas! ¡Ustedes eligen!

    Aquí, se descalabró todo. Alertados por el ruido de la batalla, cerca de 15 muchachos más, como si fueran uno solo, llegaron y se metieron. Las chicas, no esperaban enfrentar a tantos chicos, y se vieron, metidas en un buen lío, del cual, les costó mucho salir.

    -¡Oigan, ya paren! –demandaba Xeros, mientras trataba de cubrirse, usando como “escudos humanos”, a varios otros chicos. -¿Por qué nos atacan, par de locas?

    -¡Confiesa la verdad, Xeros Metallium! –ordenó Minina, agarrando a Xeros por el cuello de su camisa. -¿Violaste a Rina Inverse, y a sus amigas? ¡Responde!

    -¡¿Qué dices?! –exclamó Xeros, ya espantado. -¡Ese, no es mi estilo, y nunca haría algo así! ¡Por cierto, amiga, tienes unos pechos muy lindos y suaves!

    Minina, cayendo en la cuenta de lo que Xeros decía, se sorprendió. Xeros, con una pícara sonrisa, le estaba tocando los pechos. Lo extraño, era que, si bien había relleno, entre sus pechos, y las manos de Xeros, Minina sentía un raro calor. Reaccionó.

    -¡No me toques los pechos, pervertido! –gruñó Minina, apartando las manos de Xeros, de su sección pectoral. -¿Qué pretendes, que moje mi traje? ¡Si me he mojado, me las pagarás, por ser un tipo tan “manos sueltas”!

    -¡Tranquila, pequeña calentona! –pidió Xeros, sin dejar de sonreír. -¡Eres pervertida!

    En eso, Felina se acercó, tras noquear a todos los demás chicos. No más llegando, restregó sus pechos, contra la cara de Xeros, justo como hiciera Martina con Rina (Ver el episodio anterior). Al ver eso, Minina volteó la vista, temerosa de mojarse toda.

    -¡Habla, rata! –demandó Felina, casi ahogando a Xeros, con sus pechos. -¿Qué pasa?

    -¡Mira como estás, Felina! –indicó Minina, señalando a su sección pectoral. -¡Un poco más, y tus pezones van a perforar tu traje! ¡Vaya, se te pusieron erectos!

    -¡Este infeliz pervertido, me los estuvo chupando, por encima del traje! –espetó Felina, dándole un coscorrón a Xeros. -¡Por dicha, no llegué a mojarme, o lo mataría!

    -¡Oigan, ustedes 2 empezaron, acercándose tanto a mí! –protestó Xeros, algo cohibido, y ya un poco rojo, de la pena. -¿Acaso, ustedes 2, andan en “sus días”, y desean calentarse, par de locas disfrazadas? ¡Compren un vibrador, entonces!

    -¡Vaya que eres un cerdo, Xeros Metallium! –dijo Minina, dándole otro coscorrón, con más que fuerza, que el anterior. -¿Quiénes te crees que somos, eh?

    Xeros no dijo nada. Sólo agachó la cabeza, pensando en Rina. Lo gracioso de este caso, es que Rina Inverse, la chica a la cual él deseaba conocer, y conocer muy a fondo, estaba frente a él, disfrazada de gata, y furiosa de verdad, si bien, por dentro, ella estaba deseando, también, conocerlo muy a fondo a él, y llegar a significarle algo especial.

    -¡Sólo respóndeme una pregunta, y te dejaremos en paz, Xeros Metallium! –empezó Felina, acercándose más a él. -¿Violaste a Rina Inverse, y a sus amigas, sí o no? ¡AH!

    Ese “¡AH!” de Felina, se debió a lo siguiente: aprovechando que ella no dejaba de verlo a los ojos, Xeros, para incomodarla, le puso una mano sobre la entrepierna, y empezó a acariciarla muy, pero muy despacio. Al sentir eso, Felina sintió la boca seca.

    -¡Deja a mi compañera, pervertido, “manos sueltas”! –demandó Minina, llegando, y apartándole la mano. -¡En serio, no tienes remedio!

    -¡Le hice eso, para que me deje en paz! –se defendió Xeros, con timidez. -¡Yo deseo a Rina Inverse, pero nunca le haría daño! ¡Esto sonará raro, pero creo, que alguien se hizo pasar por mí, y ese “alguien”, es el verdadero responsable!

    Al escuchar eso, Minina tragó grueso, y decidió retirarse. Felina, al verla, la llamó.

    -¡Minina! –gritó Felina, viendo a su compañera irse. -¡Vuelve acá, en el acto!

    -¡Tu amiga, ya se fue! –murmuró Xeros, poniéndose de pie. -¡Vete con ella!

    Felina, sin decir nada, obedeció, y se fue tras Minina. Logró alcanzarla, justo cuando llegaba a casa. Minina, sacándose la máscara, se tiró sobre el sofá de la sala, llorando a mares. Felina, sacándose también la máscara, se acercó a su hermana, y la consoló.

    Nota: A partir de este punto, Luna y Rina, vuelven a usar sus nombres reales.

    -¡Ya, Rina, ya no llores! –pidió Luna, abrazando a su hermana menor. -¡Parece, que ambas nos equivocamos, y juzgamos mal, a Xeros Metallium! ¡Creo que, en cuando lo veas en el colegio, deberás pedirle una disculpa, por dudar de un caballero como él!

    -¡No creo, Luna, que pueda verlo, a la cara! –masculló Rina, sin dejar de llorar, ahora, con más ganas que antes. -¡Perdóname, hermana, por hacer esto!

    Sin decir más, y dejando de llorar, Rina le propinó un señor puñetazo a Luna, por la parte de atrás de la cabeza, derribándola noqueada, al suelo.

    “¡Cielos, vaya golpazo!”, fue lo que pensó Luna, antes de caer al suelo.

    Al despertar Luna, ya era de día. Apenas Luna abrió los ojos, se llevó una sorpresa: ¡Estaba vestida sólo con su ropa interior (Sostén y tanga), y cubierta de sirope de chocolate, como si fuera un helado! Junto a ella, había una nota, la cual se apuró a leer.

    “Querida hermana:
    ¿Pasaste una buena noche? Espero que tengas, un muy dulce despertar, y que te sirva de lección, por hacerme dudar, de una persona decente… Bueno, algo “manos sueltas”, pero muy decente… Por cierto, te recuerdo que hoy, tenías reunión de estudio, para el examen de la semana entrante. ¡Espera que tus amigas, vean las fotos que te he tomado! ¡Te van a hacer la vida, un suplicio y medio, para ver si se te quita lo atarantada!
    Tu hermanita, que te quiere,
    Rina.”

    Mientras Luna, jurando mil y una venganzas contra Rina, se ponía de pie, sólo para llevarse un sentonazo, al resbalar en un poco de sirope de chocolate, notó una postdata, en la nota. Al leerla, Luna peló unos ojos ENORMES, por lo que decía esa postdata.

    P.D.: ¡Te dejé una sorpresita, “Linda Quesito”! ¡Busca otra nota, en la mesa!

    “¿Una sorpresa, para mí? ¿Qué podría ser? ¿Será algo genial?”, murmuró Luna, curiosa, al tiempo que tomaba la otra nota, la cual sólo decía, unas frases; que la pusieron alerta y, por qué no decirlo, algo alarmada, por lo que insinuaba.

    “¡Debajo de tu tanga, algo ya NO estará! ¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡TONTA!”

    Al leer esa nota, Luna supo que algo, no estaba bien. Al siguiente segundo, ella miraba, debajo de su tanga, para entender, a que se refería Rina, y el motivo, por el cual, hasta llegaba a llamarla “tonta”, y a burlarse de ella. ¡Rina, le había afeitado la entrepierna, hasta dejársela despejada al 100%! Ver aquello, enfureció a Luna.

    “¡Infeliz enana, me ha dejado, como cuando era una niña! ¡Cuando la agarre, le voy a dejar las nalgas rojas, a puras patadas! ¡Le afeitaré la cabeza, y la dejaré, como una bola de billar, para que no pueda salir a la calle, por varios meses!”

    Hirviendo de la furia, Luna se fue a bañar, para quitarse aquel sirope de chocolate, el cual, como si no estuviera bastante espeso y pegajoso, había sido vaciado por Rina, debajo de su sostén, impregnando sus pechos, con el característico olor del chocolate. Además de eso, también lo tenía, en su, ahora, rasurada entrepierna. Deseando darle de golpes a Rina, Luna se bañó, hasta que, finalmente, quedó limpia, y oliendo muy agradablemente. Al verse así, Luna se relajó, sonrió, y decidió no desquitarse.

    -¡Pensándolo bien, mejor no le haré nada a Rina! –se dijo Luna, mientras se secaba, frente al espejo del baño. -¡La verdad, no me afeitó mal! ¡Me siento extraña, pero me gusta! ¡Después, de lo pagaré de algún modo!

    Ese día, en el colegio, Rina no se atrevía a ver a Xeros. El hecho de saber que él, la deseaba, la tenía muy tensa. Al parecer, sus amigas (Firia, Martina, Shilfiel, y las hermanas, Gracia y Ameria) ya iban superando lo de haber sido violadas, si bien, ellas 5, al contrario de Rina, seguían creyendo que Xeros era el culpable.

    Para sorpresa de Rina, papeles iban y venían, entre sus 5 amigas. En cierto momento, uno de esos papeles, por puro error, llegó a sus manos. Al abrirlo, Rina leyó “El infeliz de Xeros, se hace el que no sabe nada. ¡En cuanto menos lo espere, nos la pagará! Gracia. P.D.: Propongo que lo atemos, y le hagamos algo bien feo, entre todas”.

    En eso, Rina supo que debía actuar. Con rapidez de rayo, escribió en un papel: “Xeros no fue, quien nos atacó, Gracia. Fue alguien más, y debemos averiguar, quien fue, para poder darle su merecido, al verdadero responsable. Rina”.

    Gracia, leyendo aquel papel, abrió muchos los ojos. ¿Alguien decía, que Xeros no era el culpable? ¡No era posible, ni aceptable! Con una mirada de furia en los ojos, Gracia volteó a ver a Rina y, con un gesto, le dijo que esperara al recreo. Rina aceptó.

    A la hora del recreo, Rina era confrontada, por 5 chicas furiosas.

    -¡Ya me escucharon, chicas! –decía Gracia, molesta de verdad. -¡Rina Inverse, la tonta de pechos pequeños, dice que Xeros no fue, quien se aprovechó de nosotras! ¡De verdad, que tras de enana y plana, ES UNA CARADURA!

    -¡No soy una caradura, Gracia! –se defendió Rina, ya molesta. -¡Sólo digo, que no hay peor cosa, que acusar falsamente a alguien! ¡Debemos investigar, y llegar a la verdad!

    -¡Nunca creí decir esto, pero coincido con Rina! –intervino Martina, tras escuchar a sus 2 amigas. -¡Mi padre, que es un juez, dice que, para acusar a alguien, hay que tener pruebas, o no se puede acusar, para no mancillar su honor!

    -¡Con el debido respeto, Martina, fue NUESTRO honor, el honor que fue mancillado, y no el honor de Xeros! –dijo Shilfiel, dándole una nalgada a Martina. -¿O te gustó, acaso, ser violada, por un sujeto, que no te llama la atención?

    -¡Shilfiel Nels-Radha, vuelve a darme una sola nalgada, y te denuncio, por acoso sexual, y por ser una “manos sueltas”! –juró Martina, ya molesta. -¡Si te pones a pensar, lo cual no es algo natural, para una chica de provincia, sabrás que la idea de Rina, tiene mucho asidero, y debe ser tomada en cuenta!

    Shilfiel asintió. La verdad, si Martina era una tipa algo cabezota, a veces, decía cosas lógicas, y había que escucharla. Así que esperó, antes de decir algo más. Firia y Ameria, en ese orden, también aceptaron la idea, de que había que investigar. Finalmente, Gracia, siguiendo lo de “¡Si no puedes vencerlos, úneteles!”, decidió ver, cual sería ahora, el siguiente movimiento de Rina, y sus posibles consecuencias.

    En otro punto del colegio, alguien, oculto en un aula, pensaba sobre algo específico.

    “¡Hice un buen trabajo, y lo volvería a hacer!”, decía esa persona, en voz baja, mientras apuntaba algo, en un diario. “¡Sin embargo, debo tener cuidado, o me pillarán, y no deseo eso, y menos, de parte de un grupo de niñatas tontas!”

    Tras decir eso, esa persona sacó una máscara, y se la puso. Al verse, en un espejo, sonrió. Son esa máscara, se veía igual a Xeros Metallium, el chico más atractivo y popular del colegio. Después, se puso de pie, y se dirigió a la puerta del aula.

    -¡Muy bien, nadie me ha visto! –dijo aquel sujeto, viendo hacia el pasillo. -¡Ahora, a seguir con mi plan, de acabar con la reputación de Xeros! ¡Voy a triunfar!

    Muy seguro de su plan, el sujeto que estaba bajo esa máscara, y que era objeto de atención de muchas chicas, quienes creían que él, era Xeros Metallium, se sentía “el rey del mundo”. A decir verdad, nadie podía decir, que él, no fuera Xeros.

    Esa noche, Rina, Gracia, Ameria, Firia, Martina y Shilfiel, ocultas entre unos arbustos, espiaban el apartamento de Xeros, esperando cualquier movimiento inesperado. Y hubo uno, pero no de Xeros. Shilfiel, aprovechando que estaba detrás de Martina, le puso una mano en el trasero, y empezó a acariciarla, despacio primero, con más ganas después. Martina, sorprendida, quiso protestar, pero la lentitud, con que Shilfiel la tocaba, la hizo quedarse callada. Martina, volteó a ver a Shilfiel, le sonrió, y le asintió con la cabeza. Acto seguido, Martina abrió su pantalón, y se lo bajó un poco, dejando a Shilfiel, cara-a-cara, con sus bragas blancas de seda. Al ver eso, Shilfiel se relamió, y siguió con sus caricias. Con una mano, Shilfiel acariciaba a Martina y, con la otra, abría su propio pantalón, para estar más cómoda, lo cual, a no dudarlo, iba a necesitar. Sin embargo, dicen que “nada de lo bueno, es eterno”, y Martina y Shilfiel lo supieron. Cuando más calientes y entretenidas estaban, una cachiporra, manejada con maestría por unas manos de hombre, se estrelló contra sus cabezas, derribándolas noqueadas.

    -¿Con que tenemos un par de espías, que no se saben aguantar, cuando están cerca, la una de la otra? –dijo una voz de hombre, oculta entre las sombras. -¡Muy bien, les enseñaré a jugar, niñas traviesas! ¡Van a ver, lo que les pasará, por mal portadas!

    -¡Martina, Shilfiel, contesten! –crepitaba la voz de Rina, en un “walkie-talkie”, que estaba caído, cerca de las 2 noqueadas muchachas. -¿Pasa algo? ¡Hablen ya, vamos!

    “Vamos”, fue la última palabra, dicha por aquel “walkie-talkie”. Un certero pisotón del sujeto, lo hizo pedazos. Una risa macabra, se dejó oír, esa noche.

    Nota: La situación se complica. ¿Será Xeros culpable, sí o no? ¿Qué les irá a pasar, a Martina y Shilfiel? ¿Qué hará Rina ahora? Eso se sabrá, cuando “Rina y Xeros: Una pareja muy especial”, continúe, en el Episodio 3, titulado “Juegos”.






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    HarukaAle: Todo a su tiempo, y gracias por leer este pequeño fic que entre mí amigo y yo lo escribimos.
     

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