One-shot de Pokémon - Reto Mensual - El León Dorado

El León Dorado​

— Oye pequeño, ven, acércate. ¿Quiéres escuchar una historia?— el anciano hizo una pausa, mientras le sonreía al niño que tenía al frente. Al ver que que este iba a abrir la boca para contestar, su expresión cambió rápidamente y agregó.— Y si no, que mal. Te la voy a contar de todos modos. Tus padres me dejaron a tu cuidado, y tenemos que entretenernos durante dos horas.

Esta escena transcurría en un tranquilo descampado, teniendo como protagonistas a un abuelo y su nieto. Ambos se encontraban a la sombra del porche de la cabaña del viejo, unos sentado en el suelo y el otro en una reposera. El anciano rumió un poco la historia que tenía pensado contar entre sus dientes, y la masticó un poco. Siempre era bueno masticar las historias cuando uno ya era viejo, así se recordaba mejor el sabor.

— Te voy a contar la historia del pokémon legendario, Arcanine.

— Abuelo, Arcanine no es un pokémon legendario.— respondió el niño, sin dejar de jugar con sus pokémon de peluche.

— Qué sí lo es, tengo esta historia que lo demuestra.

— No, no lo es.— replicó terco el niño.

— Qué sí.

— Qué no.

— Qué sí.

— Qué no.

— La pokédex dice que es “el pokémon legendario”.

— La pokédex dice muchas cosas abuelo.

— ¿Quién te dijo eso?

— Mi papá.

— ¿Y qué más te dijo?

— Que tenga cuidado contigo porque estás senil, aunque no sé qué significa eso.— respondió el niño.

— Oh, maldito alcornoque.— dijo el viejo en voz baja. Luego, carraspeó y continuó.— Bueno, vamos a establecer que Arcanine es un pokémon legendario, por el bien de la historia.

— Pero abuelo, Arcanine no es…

— ¡Ya lo sé, ya lo sé! Arceus, eres un porfiado. Me vas a sacar canas.

— Pero abuelo, ya no tienes pelo…

— ¡Empecemos con la historia!— interrumpió el viejo, y luego se acomodó en su reposera, para comenzar el relato.— Cuenta un antiguo pergamino, de una época ya pasada y olvidada, que…

— Sí la época ya fue olvidada, ¿cómo sabes sobre el pergamino, abuelo?— el pequeño lo miró con ojos desconfiados.— ¿Cuántos años tienes?

— ¿Puedes ahorrarte los comentarios para después? Uno no debe interrumpir cuando cuentan historias. Trae mala suerte.— replicó el anciano.— Bueno, ¿por dónde iba? Maldición, me olvidé. Empezaremos de vuelta.

El viejo tosió para aclarar su garganta, y se dispuso a reiniciar el relato.

— Arcanine. Un pokémon admirado en la antigüedad por su belleza y su porte. Dicen que su magnífico rugido transmite majestuosidad…

— ¿Qué es majestuosidad?

— Majestuosidad es...es una cosa que...a ver, imagínate un rey. ¿Cómo lo ves?

— Viejo.— respondió el niño rápidamente.

— No...a ver, ¿tu tío no tenía un Arcanine?

— Sí. Y es grandote, y dorado, y mullido, y calentito, y muy bueno, y muy lindo.— enumeró el pequeño con los dedos, mientras recordaba.

— Bueno, eso es majestuoso.

— ¿O sea que majestuoso es como el Arcanine de mi tío?— el anciano asintió. El niño se quedó pensando un rato.— Entonces, cuando un Arcanine ruge, ¿transmite el Arcanine de mi tío?

El viejo se lo quedó mirando, casi que con pena, aunque podía detectarse un brillo de ternura en sus ojos. Suspiró y se restregó la cara con las manos.

— Te propongo un trato. Tú te guardas todas tus preguntas, y yo después te compro un helado, ¿quiéres?

Al niño se le iluminaron los ojos.

— ¿Puede ser un Especial Vanillite Supremo con salsa de baya Sitrus?

— No, ese es carísimo.

— Entonces haré muchas preguntas.— anunció el retoño.

— Está bien, está bien.— contestó el abuelo, alzando las manos en señal de rendición.— Maldito extorsionador.

El niño, que no sabía esa palabra pero le resultaba graciosa, se limitó a reír. El viejo lo miró con una pequeña sonrisa, pero luego se recompuso y tosió un poco, para llamar la atención del niño.

— Bien, continuemos. Arcanine es un pokémon majestuoso, con un aspecto regio y orgulloso que le sirvió para ganar el corazón de la gente hace ya mucho tiempo. Las historias hablan sobre su belleza y su velocidad, diciendo que corre como si tuviera alas. He aquí una leyenda, del legendario pokémon Arcanine.— anunció el anciano.

El niño, a medida que su abuelo iba hablando, había ido abriendo la boca, como para preguntar algo, pero siempre el suculento postre que le esperaba volvía a su mente y era suficiente para callarlo. El viejo continuó.

— Hace muchos años, vivía un rey, que había enviado emisarios a un reino vecino, para establecer rutas comerciales y alianzas.— el hombre miró al niño, y decidió cambiar un poco los términos, para que fueran más comprensibles.— El rey había enviado mensajeros para ver si podía ser amigo con el rey vecino, ya que de esa manera, ambos se beneficiarían. Después de muchos días, los mensajeros volvieron y se presentaron ante el rey. Traían con ellos una gargantilla con una pequeña figura de un pokémon que el rey no había visto nunca. Era un Arcanine, pero eso el rey no lo sabía.

— ¿Era un Arcanine como el de mi tío?

— Sí, era un Arcanine como el de tu tío. Al rey le encantó ese obsequio y le pareció adorable, así que se lo puso de inmediato y anunció que ya eran amigos con el rey vecino. Pasaron algunos días, y sucedió en un puerto cercano, en una aldea del reino, un enorme Gyarados apareció, y comenzó a aterrorizar a la población, destrozando edificios y granjas, y comiéndose a la gente.

— ¿El Gyarados se comía a la gente?— preguntó asustado el niño.

— Sí, porque era un Gyarados muy malo. Se tragaba a la gente, y esta quedaba encerrada en su estómago, y tenía que vivir ahí por siempre.

— ¡Eso es horrible!— exclamó el pequeño, tapándose la boca.

— Sí, horrible. Como podrías pensar, los aldeanos estaban muy asustados. Un día, el rey se decidió visitar esa aldea, porque le gustaba pasear por sus dominios y ver si todo estaba bien. Ese día, ocurrió otro ataque de Gyarados, y todos los aldeanos corrieron a refugiarse. A la médium del pueblo se le había revelado en un sueño que debía convencer al rey para que permaneciese de pie en la playa, sujetando en alto la figurilla del Arcanine. Después de consultarlo con sus pokémon psíquicos, la médium se dirigió hacia el rey, y le dijo lo que debía hacer. El rey, que quería mucho a su gente, aceptó y se dirigió a la playa, para enfrentar al monstruo.

— Era un rey muy valiente.— acotó el niño.

— Así es, era muy valiente. Cuando el rey enfrentó al Gyarados, levantó la figurilla, y se escuchó un tremendo rugido que envolvió la aldea. Fue un rugido tan fuerte y poderoso que incluso el Gyarados se sorprendió. Entonces, un cometa brillante apareció en el cielo, y cayó en la playa. Pero no era un cometa, era un Arcanine dorado.

— ¡Como el de mi tío!

— Sí, cómo el bendito Arcanine de tu tío. El Arcanine entonces empezó a pelear contra el Gyarados, y, después de mucho tiempo, al fin pudo ganarle. El Gyarados vomitó a toda la gente que se había tragado, y se alejó hacia el mar, y no volvió nunca a la aldea. El Arcanine luego soltó otro rugido, que hizo temblar la tierra, y se fue corriendo de la aldea. Tan rápido, que parecía que tenía…

— ¡Qué parecía que tenía alas!— interrumpió emocionado el niño.

— Exacto, que parecía tener alas.— concordó el viejo, sonriendo.— La historia corrió de boca en boca, y en todo el reino se supo como un Arcanine había salvado a la pequeña aldea. Desde ese entonces, se comenzaron a hacer estatuas de piedra de Arcanine, para que los protegieron de los Gyarados malos y de otros peligros.

— ¡Qué buena historia! Y abuelo, si el Arcanine de la historia era dorado, ¿entonces el Arcanine de mi tío también es legendario?

— No sé, eso se lo tendrás que preguntar a él.— le contestó el anciano. Y luego, levantando la vista, agregó.— Y parece que no tendrás que esperar mucho.

En efecto, a lo lejos, se veía como se acercaba una comitiva, compuesta por dos jóvenes y un enorme Arcanine del color del sol. Saludaron mientras se acercaban, y el niño salió corriendo a recibirlos. Cuando llegó hasta ellos, el joven lo alzó en brazos y se lo subió a caballito, y se acercaron todos a donde se encontraba el viejo, todavía sentado.

— Tío, ¿tu Arcanine es legendario?— le preguntó el pequeño al joven de ojos azules.

Este se acomodó un poco el gorro gris que llevaba, que el niño había movido un poco sobre sus ojos, y miró al anciano de manera inquisitiva. Este se encogió de hombros.

— Los niños tienen mucha imaginación.— respondió el viejo.

— Me parece que no solo los niños.— dijo la muchacha de largo cabello castaño atado en una coleta, que acompañaba al joven, mirando de manera divertida al viejo.

Este se limitó tan solo a dedicarle una sonrisa.

— Bueno, veníamos a buscar al retoño.— indicó el muchacho.— Sus padres no podían venir y nos pidieron este favor.

— Es todo suyo, jóvenes. ¡Diviértete con tus tíos!— saludó el viejo a su nieto.

— Pero abuelo, ¿qué hay de mi helado?

— Ah, eso. Tu tío te lo comprará, por eso vinieron aquí, ¿no es así?— dijo el anciano, mirando divertido a ambos jóvenes.

— ¿Eso es verdad, tío?— preguntó ansioso el niño.

— Maldito viejo.— masculló el muchacho entre dientes. Luego, se dirigió a su sobrino.— Sí, así es, vamos a tomar ahora todos un helado. ¿Te gustaría ir sobre Arcanine?

— ¡Sí!— exclamó el pequeño, emocionado.

El joven lo trasladó de sus hombros al lomo del pokémon. El niño se agarró fuerte de la melena del Arcanine, para no caerse. Este le dedicó una mirada tranquilizadora. Los jóvenes saludaron al anciano, y se dieron media vuelta, para dirigirse al pueblo y comprarle un helado al pequeño. Mientras se alejaban, el viejo sacó debajo de su camisa un collar, del cual pendía una figurilla de Arcanine. El pokémon que acompañaba a los muchachos giró la cabeza levemente, y lo miró con unos profundos ojos negros. El viejo le sonrió.

— Cuídalos bien, viejo amigo.— susurró el hombre.

Este se quedó viendo como los jóvenes se alejaban, mientras el sol se ponía en la distancia, y un brillo rojo aparecía fugazmente en sus ojos.

—————————————————————
​

Pos bueno, aquí va otro reto mensual. En este, teníamos que escribir una leyenda de por qué Arcanine fue considerado alguna vez un pokémon legendario. En un principio, iba a escribir una leyenda hecha y derecha, bien directo al grano. Pero a medida que la idea iba germinando, se me ocurrió hacer algo distinto, sin dejar de lado la razón de ser de la historia.

Así que bueno, este fue el resultado.
(Sombra: Sí, el resultado de no dormir bien debido a los estudios y el trabajo. ¿Por qué no te vas a descansar?)
¿Vas a estar molestándome en todos mis relatos?
(S: Dah, soy tu sombra. Siempre voy a estar ahí.)
Que Giratina me lleve...