Long-fic retando al destino

retando al destino

jeje hola, como veran este es mi segundo ff y aunque aun no termino el otro espero que les guste​

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Prólogo.​

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Destino. Fuerza desconocida que se cree obra sobre los seres humanos y los sucesos suelen ser variados en cada ocasión. ¿Sería la explicación más lógica? Pero hay ocasiones en las que esa no es la pregunta que muchas veces nos hemos preguntado ¿realmente existe el destino? O ¿Cuál será mi destino? Preguntas realmente utilizadas en una persona normal, pero, ¿Qué tal si ese destino es fatal y ocasiona problemas, más aun cuando no lo aceptamos?

Destino, destino, destino…palabra imborrable, inaceptable, inacabable, inmutable…

Esta historia se vasa en una vivencia real, la cual, pone en riesgo la integridad del personaje principal y de los que la acompañan.

Es muy difícil admitir lo que nos depara el destino, bueno, si es algo que no nos agrada. Esto lo vivió una joven, la cual, sin previo aviso, tuvo que enfrentarse a su destino, el cual, no tuvo piedad de ella…

 

Re: retando al destino

¡¡¡Holaaaaa!!! Mis jóvenes lectoras (solo hay una) espero que estén bien (sigue habiendo una), ahora estoy festejando ya que me quitaron el castigo que me mantenía atada en mi casa (yo no tuve nada que ver) si claro como no …pero bueno les pongo el primer capítulo espero que les guste y que dejen comentarios.

RETANDO AL DESTINO​

Capitulo: 1 “Ese no es mi destino”

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En una noche fría y lluviosa, relampagueante e incesante…
Los cuerpos de dos jóvenes se divisaban entre la inmensa oscuridad.
El chico poseía una larga cabellera plateada, sus ojos oro fundido marcaban tristeza. Cargaba entre sus brazos, mientras se encontraba hincado, a una joven de largo cabello color negro, la cual, portaba un kimono de gran valor, aunque se encontraba manchado con algo de su sangre.
Se encontraban empapados de agua mesclada con la sal de unas incesantes lágrimas provenientes del joven, este lloraba con amargura…
-“¡¿Por qué?!” -se preguntaba a si mismo mientras se aferraba al cuerpo de la chica.
La chica, que algún día fue tierna e imparable, quedo totalmente quieta. Sus ojos, los cuales eran color y dulces como chocolate, ahora se encuentran pálidos; su cabello liso y suave ha perdido su brillo, su cuerpo ha perdido su calor… Todo esto lo sustituye el inmenso olor a sangre y un corazón roto…

***UN AÑO ANTES***​

En la época de las guerras civiles, en una región lejana al palacio real con mayor poder sobre el país se llevaba a cabo una guerra. En esto se disputaba la vida de una princesa. La dirigencia que defendía a la joven, peleaba contra un montón de demonios
En una colina cercas del campo de batalla, una chica de cabellos azabaches que portaba un kimono hermoso tejido a mano, miraba todos los estragos de la guerra, a pesar de ser la hija del señor feudal, nunca le pareció que los soldados murieran por su causa. Ya que en esa época había seres que querían verla sufrir y alimentarse de su dulce sangre.
La chica nunca se había mostrado débil, a pesar de parecerlo, nunca lo fue, quería ayudar y defenderse por sí sola. Se decía que esta chica poseía un gran poder espiritual capaz de purificar el alma del demonio más mortífero que existiera, por lo tanto, los seres intentaban asesinarla antes de que ella lo hiciera con ellos.
El olor a sangre y el campo lleno de cadáveres manifestaba los hachos. Los guerreros peleaban fervientemente para salvar a su princesa.
Frente a las tropas se encontraba el general Inu No Taishio y sus dos jóvenes hijos, Inuyasha y Sesshomaru. Los tres, eran buenos contrincantes, aunque se decía que eran una especie de demonios perro, por lo que siempre ganaban.
Junto a su padre, los dos chicos, desfundaron cada quien una espada, las cuales poseían grandes poderes inimaginables, una de ellas era considerada la más poderosa sobre la faz de la tierra, ya que era, según los rumores, la que podría dominar al mundo; la otra, que estaba en el poder de el joven Sesshomaru, podía abrir portales hacia el infierno; por último, la espada que llevaba el joven de menor edad, era capaz de cortar a mas de 100 demonios con tan sólo agitarla una vez. Cada uno realizó su ataque, y conforme este fue avanzando, los contrincantes iban siendo destruidos.
Al finalizar su labor, los tres guerreros se dirigieron hacia donde se encontraba la joven solitaria.
El joven Inuyasha pasó junto a ella mirándola con su ego por los cielos, él siempre vestía con un traje rojo, su cabello siempre estaba suelto, parecía que presumía su cabellera plateada, la cual se mecía con el aire del atardecer. De su cabeza resaltaban unas lindas orejas de perro, las cuales combinaban con su color de cabello. El chico era el tipo de hombre presumido y ego centrista.
-niñita, ya terminamos con esos sujetos, nos debes una cena, y espero que la sirvan antes de que me duerma- dijo el sínico tomándola de la mejilla y pellizcándola.
-lo siento joven, pero, no puedo atender su petición - contestó mientras quitaba la mano del chico de su rostro de una forma muy respetuosa – yo no soy su sirvienta, si necesita alguna cosa, acuda a decírsela a mi padre.
-perdónelo, por favor- dijo el general hincándose frente a ella- no es necesario, mejor la llevaremos a su palacio, este lugar es demasiado desagradable como para que una princesa de su magnitud postré sus pies en este lugar.
-no se preocupe, además, conozco bien al joven Inuyasha, siempre ha sido un engreído
-¡¿COMO ME DIJISTE NIÑITA?!-gritó el insolente con afán.
-¡hijo, por favor compórtate!
-déjalo padre, la humana tiene razón, él siempre ha sido un engreído-murmuro fríamente.
-¡¿DE QUE LADO ESTAS?!
-obviamente del tuyo no… humana, acompáñame-dijo fríamente mientras cruzaba las manos y caminaba en dirección hacia un carruaje.
La joven princesa asintió con la cabeza y asiendo una pequeña reverencia poco visible. El chico peli-plateado gruño furioso, no iba a permitir que una pequeña niñita lo dejara en ridículo, jamás se había dejado humillar por nadie y no iba a ser la primera en hacerlo.
-*el joven Sesshomaru es muy amable y considerado, solo que su frialdad lo hace notar alguien sin corazón*-pensó la chica mientras caminaba…
Al llegar al palacio, un enorme banquete los aguardaba. Habían preparado toda la comida que se pudiese conseguir en los alrededores. En la aldea cercana también festejaban, habían hecho una fogata en donde todos los aldeanos se reunieron compartiendo bebidas y haciendo el lugar más ameno.
-¿Qué ocurre aquí?-la azabache camino por el pasillo principal algo confundida, no sabía ni lo que festejaban, a ella se le unieron los guerreros, ya que, al igual que ella, no sabían de que se trataba todo el festejo.
-todos celebraremos-dijo la joven mucama encargada de la preparación de los alimentos
-y ¿Qué celebramos joven Yuka?
-un compromiso-respondió con una gran sonrisa que le llegaba a las orejas
-¿y de quien será el compromiso?
-no me lo va a creer señorita, pero es el suyo- las palabras brotaron con naturalidad, no parecía mentira, además, la emoción que emanaba de la joven Yuka confundió a la joven. Esta por la impresión casi cae de espaldas, si no hubiese sido que el joven Sesshomaru la tomó de los hombros estaría en el suelo con un enorme dolor en la espalda.
Después de unos minutos asimilando las palabras, comenzó a ponerse histérica, nadie le había avisado que estaba comprometida, siempre había creído que se casaría con uno de los hijos del general Inu No Taishio, por lo tanto se había dado a la tarea de aprender a convivir con ellos aunque le pareciera que Inuyasha fuera un tonto caprichoso bueno para nada y sínico.
La chica salió corriendo tan rápido como sus piernas se lo permitieron.
Ya estando afuera se dirigió a sentarse debajo de un árbol, no le importó si se ensuciaría su hermoso kimono, lo único que le interesaba era sacar su confusión, rabia y molestia, llorando…
Cuando se encontraba ya casi sin lagrimas para derramar. Una mano masculina le levantó el rostro y secó sus mejillas delicadamente. Ella miró a esa persona con impresión, jamás se había esperado que él hiciera algo como eso.
-nunca me ha gustado ver a una mujer llorar, así que nunca lo vuelvas a hacer-cruzó los brazos y se giró dándole la espalda, aunque no lo notó la chica, las mejillas de él se encontraba ruborizada.
-¡joven Inuyasha! me sorprende que usted me venga a consolar, aunque ya sabía que no le gustaba ver llorar a una mujer, fue lo mismo que me dijo cuando éramos tan solo unos niños- secó los residuos de sus lágrimas y le regaló una duce sonrisa.
-¿acaso es tan malo que te cases?
-¿eh? Pues…bueno, no lo sé, no tengo ni idea de quién es mi prometido, ya que yo esperaba casarme contigo-murmuró con naturalidad
-¡¿QUÉ?!
-sí, no recuerdas que me propusiste matrimonio cuando era pequeña. Ese día lloraba por la muerte de mi madre, tú llegaste solo y secaste mis lágrimas como hace unos minutos, luego como no paraba de llorar, me dijiste que cuando fuéramos grandes y tuviera una buena edad te casarías conmigo
-sí, pero eso fue hace mucho tiempo-contestó nervioso y con las mejillas sonrojadas- creí que ya lo habías olvidado y harías tu vida como una princesa normal. Además, cuando creciste te convertiste en una engreída, una niña mimada que requiere de un fuerte gurrero como yo para poder vivir- las palabras fluyeron de su boca para encubrir su actitud. Además, él la consideraba todo lo contrario de lo que hablaba.
-¿enserio eso cree?-dijo con una gran molestia, aunque la disimulaba con una gran sonrisa-creo que sus palabras me han convencido. Aceptare a mi futuro esposo con mucho amor y cariño-contenía su rabia e intentaba sonar respetuosa.
Aunque ella no lo admitía, lo quería más que a un amigo y le dolía en el fondo de su corazón que él le dijera esas palabras. En realidad lo amaba en secreto desde que le dijo que se casarían cuando fueran más grandes, esas palabras fueron las que le dieron motivos para vivir en un lugar en donde solo veía como sus seres queridos sacrificaban su vida por mantenerla a salvo.
-¿estás segura?- murmuró mirándola a los ojos, ella giró su cabeza en dirección contraria a la suya.
-claro, estoy totalmente de acuerdo, ¿sabes una cosa? es un buen consejero-sonrió levemente y se levantó-si me permite me retiraré ya que debo recibir a mi joven prometido- al continuar hablando sintió como la garganta se le iba serrando poco a poco.
-¿crees que será mejor esposo que yo?-ella se detuvo pero no dijo nada durante unos segundos, sentía que su corazón se le partía en mil pedazos…
Después de unos cuantos segundos en silencio trago saliva en seco y solo giró la cabeza ligeramente.
-sí, yo necesito que mi señor permanezca a mi lado. Tú estarías en las guerras peleando a sangre fría-retornó su cabeza y mostró una ligera sonrisa- además, no sé si te enamoraste de otra persona en el lapso de 5 años mientras vivías con tu madre en las tierras del sur.
-sólo conocí a una sacerdotisa muy parecida a ti, pero creo que ella es más astuta y más hermosa- la princesa frunció el ceño y apretó los puños- ya que fue capaz de atraparme con sus flechas en un árbol- la joven se tranquilizó ya que le interesó lo que comentaba el joven.
-¿Cómo que te atrapó en un árbol?
-sólo me encontraba buscando a un demonio que molestaba el recinto de mi madre. Esa mujer llegó y creyó que yo era ese demonio e intentó matarme-la chica gruño- pero no sé qué fue lo que pasó y me dejo ir como si nada. Lo que pude notar es que la seguía una chiquilla, la cual cargaba sus flechas.
-eso es muy extraño ¿que una sacerdotisa te deje vivir siendo un sem...?
-¡YA TE DIJE QUE NO ME LLAMES SEMI-DEMONIO!- gritó el inconsciente
-si lo sé, además, no eres tan guapo como para que se haya enamorado de ti-mintió
-¡Y TÚ ERES UNA NIÑA MIMADA Y CAPRICHOSA!-y de un salto se marcho dejando a la joven sola.
A Kagome no le quedó más que irse a vestir, ya que la esperarían para arreglar lo del compromiso.
Su palacio era muy grande y con demasiados cuartos, las personas que atendían al señor feudal y a su familia se encontraban tan apresurados que corrían de un lado a otro. Entró a su habitación y se alistó. Se puso un kimono de los más hermosos que poseía. Se arreglo tan bien que difícilmente su prometido diría que no se casaría con ella.
La chica salió de su habitación y se dirigió a la estancia. Encontró el cuarto, abrió la puerta corrediza y entro con nerviosismo y pasos pequeños. Miraba al suelo para no dejar a relucir su temor y desconfianza.
Al llegar con su padre se llevó una gran sorpresa ya que no solo había un joven con él, sino, resultaron ser demasiados, aproximadamente 9 jóvenes que esperaban su llegada.
-¡Hola hija!
-¡H~Hola padre!
-hija, quiero presentarte a estos jóvenes que luchan por tu amor- los chicos se encontraban hincados sobre unas ligeras almohadillas hechas especialmente para sentarse- él es Miroku, es un monje de buena reputación; él es Hakudoshi, es un gran guerrero y posee a Entei el caballo más veloz de los alrededores; él es Naraku, hijo de un general muy poderoso; él es Bankotsu- se puso algo nervios nervioso y se acercó al oído de la chica-te recomiendo ya que si no te casas con él destruirá el palacio- la chica sonrió nerviosa, el señor recobro la compostura-los siguientes son Hoyo y Akitoki, los dos pertenecen a la misma familia.
-señorita Higurashi le traigo un obsequio-dijo Hoyo mientras de atrás sacaba un paquetito que contenía una colección de lagartijas disecadas –es un remedio chino es muy bueno para la salud, espero que le sean de utilidad.
-M~ Muchas gracias joven Hoyo- extendió sus manos para recibirlo aunque le daba algo de asco tan solo tocar una lagartija.
-señorita-el joven Akitoki se recargó sobre el joven Hoyo y asiendo que este se golpeara contra el suelo- usted es muy hermosa ¿no le gustaría casarse conmigo?
-pues…jejeje –la chica rio confundida y nerviosa, su mente estaba confusa-*valla, en que embrollo me han metido*-pensó la joven escondiendo la molestia que le traía todo eso.
-no tomes decisiones tan precipitadas hija, que todavía faltan que te presente a los demás.
-está bien padre, acataré sus órdenes.
-continuo: él es Renkotsu es muy fuerte y…fuerte; él es Moriumaru, mmm él es…él es…
-…claro padre-una gotita corrió por su cabeza
-bueno, él es Kouga, es un joven muy protector y considerado además, es dueño del clan de los hombres lobo…
-¿él no es humano?
-no lo soy señorita, soy un hombre lobo
-que emocionante- la chica quería salir corriendo, ninguno de sus pretendientes parecía un buen partido, aunque no les quitaba que algunos eran muy lindos, menos Moriumaru, ese si estaba feo.
-tendrás que escoger a alguno de estos jóvenes tan apuestos para contraer nupcias con él para proclamar la paz en la región y reinar con puño de hierro.
-*no lo creo padre*-pensó la joven
-tendrás que sacar a delante este palacio y a sus súbditos con él. Es la obligación de una princesa, es por lo que te engendre-la chica bajó la cabeza- ¿entendiste cuál es tu deber? No obstante tendrás que vivir feliz con tu compañero por toda la viva y parte de la eternidad…por cierto, se me había olvidado, tú no puedes elegir…
-¡¿QUÉ?!
-como es tradición, yo escogeré a tu compañero
-¡eso es injusto!-reprochó indignada, pensaba que si ella iba a obedecer una norma que era injusta por lo menos tramaría la oportunidad con quien sufrir.
-¡ah si se me olvidaba! El ultimo…
-pero padre, ya no ay nadie mas
En ese momento se abrió la puerta corrediza y entro un joven y se sentó junto a Kouga. Kagome quedo totalmente estática y con la boca abierta.

CONTINUARA……….

¿Qué les pareció? Pues disculpen mi falta de tiempo ya que no pongo la continuación tan pronto pero ¡¡dejen sus post!! Ya que los requiero para seguir existiendo (dramática ) ¿eh? (eres una dramática, solo di que a todos los que lean tu nuevo ff te posteen y ya, no te vas a morir por eso o ¿sí?) ¿Qué tal si sí? Y un día de estos ya nunca subo conti, por ello posteen ahorita que estoy viva (esta dramática se aceptan comentarios de todo tipo)
Bueno sayo cuídense mis jóvenes lectoras :ANYWORD: