Colectivo Blackout.

Tema en 'Relatos' iniciado por Kai, 24 Octubre 2017.

  1.  
    Kai

    Kai Usuario VIP

    Géminis
    Miembro desde:
    10 Abril 2010
    Mensajes:
    2,466
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Blackout.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1677
    Personajes y entorno de Paper Heart
    Reto final de Serpientes y Escaleras:

    blackout

    Cuando Heartfeels se quedaba así de solitario, una rama tocaba su ventana cada dos por tres, como si fueran garras tocando al compás del viento. Respiró hondo, vamos no tenía de qué preocuparse. Trató de dormir, haciéndose un ovillo en la cama, viendo de frente la puerta del baño, cuando fue a cerrar los ojos un destello le alumbró, luego retumbaron los truenos…

    Se oyeron gritos en cuanto se fue la luz y él se sobresaltó, mordió sus labios y se desarropó. Él tenía la ventaja que su ventana daba a la entrada de la clínica, y por ahí se colaba la luz de la luna llena de aquella noche, pero su mejor amiga no tenía ese beneficio.

    Se puso los zapatos a las prisas, y buscó la lámpara de emergencia que su compañero de cuarto ausente guardaba, tomó un suéter y de las pocas golosinas que le habían quedado de esa mañana de halloween, lo cual, era risorio.

    Salió de la habitación alumbrando el camino.

    .

    .

    .

    Pegó un grito en cuando la lámpara de su buró se apagó. ¡Eso no podía estar pasando esa jodida noche! No quería no poner un pie en el suelo, ¿cómo se les ocurrió contar historias de terror en el almuerzo? Empezaba a hiperventilar en cuanto tocaron a la puerta, debajo no se filtraba una ninguna luz potente, ella se armó de valor y cogió el libro que estaba leyendo antes de acercarse a la puerta.

    Agudizó el oído, y sintió que el alma le regresaba al cuerpo cuando oyó el leve golpeteo rítmico de unos dedos en la puerta, enseguida destrabó el seguro. El chico entró con la luz bajo su ropa, para no alertar a los enfermeros, sin hacer mucho ruido la chica se aventó a sus brazos, y él la recibió a punto de carece.

    ―Joder Giusseppe, nunca en mi vida volvamos a contar de esas historias con este lugar más solo que un cementerio ―hipó la joven cuando se separó de él y cerró la puerta.

    ―Vamos Verónica, si eras tú la que se comía los chocolates mientras hablaba. ―Rodó los ojos ante el mohín de la chica.

    Fueron a sentarse en la cama, él se apoyaba en la pared y la espalda de ella en su pecho, se quedaron en silencio comiendo golosinas para mantenerse despiertos, no dormirían hasta que la luz volviera.

    ―Necesito más malvaviscos con chocolate en mi vida Gio.

    ―Tendrás que esperar al otro Halloween mujer, que a este paso seguimos aquí. ―Le quitó el trozo que estaba por llevarse a la boca y se lo comió él―. ¿Sabes? Las luces de emergencia no encendieron, y no oí a Rulf ni a nadie más, normalmente habría un alboroto, ¿no?

    Ella se encogió de hombros y lo medio encaró.

    ―Quizás todos son unas lloricas miedosas o hacen una fiesta de disfraces hard fuera de Heartefeels. ―Rieron suavemente ante esto último.

    Girolla abrazó a la joven, mientras esta temblaba suavemente, sabía que sus nervios eran grandes, y él no se quedaba atrás. Se quedaron dormidos habrá sido menos de una hora, y la luz no llegaba. Cuando el joven abrió sus ojos creyó ver una sombra al extremo opuesto de la habitación, fija. Parpadeó, abrió los ojos y seguía allí, sentía que iba a empezar a respirar pesado por que claramente ese día se había tomado sus pastillas, no podía pasarle eso en este momento.

    Sintió que apretaban su brazo, y ahí se percató que la chica contenía la respiración, le jaló levente de la manga de la ropa. Él, mientras, con su otra mano tanteó hasta conseguir la luz de emergencia y encenderla…

    La sombra ya no estaba.

    ―Gio…, oh dios, Gio, dime que no solo lo ví yo ―tartamudeó Müller aferrándose a sus brazos.

    Él solo alcanzó a negar mientras sentía escalofríos recorrerle por la baja temperatura de la noche, joder, que fuera baja temperatura por la noche. El vidrio de la ventana empezó a temblar, y pareciera que garras querían romperlo…

    Cuando los muebles empezaron a temblar y la luz de emergencia titilaba no lo dudó más y haciendo que sus piernas respondiera se levantó de un brinco empujando a la joven fuera de sus piernas mientras ella se quedaba muda, le dio la lámpara y trató de abrir la puerta.

    ―¡Mierda, no se abre! ―La manilla no cedía, y no tenía muchos recursos a su alcance.

    ―¡Gio, Gio, apúrateee! ―Más que hipar, Verónica sollozaba mientras apoyaba una mano en la espalda del joven, con la tenue luz alumbrando el cuarto.

    La luz parpadeó un par de veces, y supo que la sombra de antes se iba aproximando como si fueran pasos…Oyó algo romperse en el suelo y pegó un brinco, luego un gruñido seguido de un “joder” del chico inglés, y de repente fue arrastrada fuera de aquél lugar.

    Un chillido de rabia salió de lo que era su habitación.

    ―¡¿Qué mierda está pasando Víctor?! ―Se aferró a la mano que él le ofrecía, y a trompicones se dirigieron a la sala de los guardias y enfermeras.

    ―¡No lo sé, no lo sé! Solo debemos encontrar a alguien…solo…―Negó con la cabeza y corrió más a prisa, casi arrastrando a la mujer a su paso.

    Mientras más corrían más oía rasgones, chillidos, pero nada…humano. Trataron de abrir varias habitaciones que no cedían, y en un impulso hasta quiso romper un ventana y saltar por ahí, bien era un segundo piso, sin embargo, eran estructuras muy altas, además, ¿luego qué?

    Cuando giraron a la sala donde tenía la tv, que era abierta resbalaron con algo. Giuseppe cayó sentado y Verónica sobre su pecho, casi se le sale el aire, pero terminó en un grito cuando la luz alumbró los ojos en blanco de Rulf en un charco de sangre.

    ―¿Qué mierda?

    Se levantaron como pudieron y llenos de sangre ajena no creían lo que veían…era Rulf, el fortachón, ¿cómo…

    Oyeron pasos, y luego un trote a sus espaldas, como una estampida. No era ya una sombra, sino una mancha negra que se extendía por el pasillo, sumergiéndolo en la oscuridad total. A trompicones sujetaron la linterna que tenía el hombre en el cinturón, y Gio tomó las llaves del mismo lugar.

    Le volvió a tomar la mano a la chica, y mientras corrían los cristales se rompían y debían cubrirse, a su paso se iban viento signos extraños en el suelo…el suelo blanco estaba lleno de rayas negras, y debajo de las puertas de las habitaciones salía un charco de sangre.

    ―Vamos Mu, vamos, no aflojes…―le apremió, también tenía lágrimas en sus ojos, tenía miedo, mucho. Las piernas le temblaban y no sentía de coordinaba bien.

    Pero sabía que la chica podría entras el shock, ¡cualquiera de ellos podía! Debía tratar de ser fuerte, de salir de ahí, hacer algo…

    ―¡Tengo miedo Gio, mucho miedo! ―dijo Verónica entre tropezones, y resbalando con la sangre que se extendía.

    ―Tenemos las llaves, saldremos por el área de servicio, tomaremos la camioneta y nos iremos Mu, tranquila joder, tranquila.

    No se habían sentido tan aliviados en su vida en cuanto vieron las escaleras para la primera planta. Cuando iba a bajar a Gio se le cayeron las llaves, y se regresó, por ese breve instante Verónica bajó un par escalones, y cuando volteó el chico cayó de bruces al suelo, como si le hubiese jalado una pierna…el grito de dolor no se hizo esperar.

    Víctor sintió algo romperse al caer y ser jalado, pateó lo que sea que estuviera aferrándose a su pierna, pudo liberarse en cuanto sintió las manos de la chica jalándole hacia ella…nada pasaba, su pierna ardía a horrores, y sentía que no podría utilizarla más.

    Encima de su cabeza voló una luz, y cuanto esta llegó a sus pies se vio liberando. Le costó levantarse, pero apoyado en la joven bajaron las escaleras y a punto de caer fueron tanteando en busca del área de servicio…tantas veces que habían saqueado ese lugar les sirvió para ubicarse, mientras se movían consiguieron un boquitin, les serviría para curar al joven, y había un encendedor que solo hacía chispa…

    Les faltaba tan poco.

    Cuando la puerta estaba a su alcance sintieron el lugar temblar, quejarse, chillar, los amenazaba, les advertía; en la oscuridad total consiguieron la puerta, y mientras la chica buscaba la llave Giusseppe regaba el alcohol en el suelo, mientras la sombra se acercaba, el encendedor se le resbalaba de las mano, y cuando logró hacer la llama esta no hizo detener la sombra…

    Tragó grueso, vio a la joven que iba abriendo la puerta, no tenía tiempo de pensar no podría hacerlo, la empujó fuera y sujetó la manilla sobre su cabeza, la pierna le ardía, y aún si quiera correr hacia el auto no podría hacerlo.


    Verónica sintió el empujón, y suposo que era Gio detrás de ella apresurándola, alivio la recorrió al estar fuera, alumbrada por la luna llena; se volteó para sonreírle al joven, y poder ayudarlo a andar, ¡estaban a salvo! Su sonrisa se desdibujó y se llenó de terror en cuanto vio la cara de Giusseppe inundada en lágrimas mientras cerraba la puerta.

    ―¡¿Qué haces imbécil?! ¡Ven para acá ahora mismo! ―corrió a su encuentro, pero no podía abrir la puerta, ni con las llaves, él la tenía sujeta por el otro lado―. ¡Giusseppe Vitorio Girolla, no te atrevas a dejarme imbécil, no lo hagas, no me abandones tu también!

    Sintió el llanto amargo del otro lado de la puerta, y un temblor, luego un grito de terror puro, y ella también gritó entre el llanto; pateó la puerta, la golpeó, vio como el mismo símbolo del suelo aparecía en la misma…no le importó levantarse las uñas, rompérselas, dejarlas llenas de sangre rasgando la puerta, cuando cayó arrodillada al suelo frente a la misma un charco de sangre manchó sus rodillas…

    Luego llegó la luz.
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso