One-shot Reina de Picas. [DMW]

¿Alguien me explica por qué estoy haciendo esto?
Fue así, como una idea que me salió de la puta nada. (?)

Canción como siempre (thx to Kuro por enseñarme a Icon For Hire):

Contenido oculto

I don't like pain but I bring it to life, I don't like scars but I'm good with a knife, I don't like tears but I'm starting to cry when I realize I'm destroying my life.

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Reina de Picas​

Se ajustó el vestido negro, corto y ceñido, que empezaba a deslizarse hacia arriba revelando más de la cuenta, y se sentó sobre el escritorio de madera oscura, cruzando una pierna sobre la otra, ambas cubiertas por una malla de red negra también.


—¿Cómo te sientes? —Le preguntó a la jovencita frente a ella, dedicándole una leve sonrisa que casi podía pasar por inocente, pero lo cierto es que desde hace años no era más que una víbora.


—Los grilletes…


—Incomodan, ¿no es cierto? —Una risa ronca escapó de sus labios al recordar que esas habían sido sus palabras al ser entrevistada por Astaroth—. No te preocupes, cariño, pronto te las quitarán.


—¿Dónde está Becca? —La misma pregunta de todos. Bajó del escritorio, haciendo oír los tacones de sus zapatos, y su cabello aún de ese suave tono violáceo onduló alrededor de sus hombros como las serpientes de Medusa, largas hasta sus caderas.


—No te preocupes, he cuidado bien de ella. —Abrió uno de los cajones y al darle la espalda a la jovencita, a través de los hilos claros de cabello ondeó un tatuaje negro también, un bellísimo trabajo blackwork en medio de sus omóplatos, era un halcón con las alas extendidas; del cajón sacó un collar que pronto le ajustó al cuello—. Linda, ¿te gustan las aves?


—¿Las aves? —Meyer asintió mientras le colocaba un mechón de cabello tras la oreja—. ¿De qué demonios hablas?


—Serás mi pajarito. —Su murmuro recordó a un siseo y clavó sus ojos magenta en los brillantes orbes azules de la muchacha esposada—. Un ave del paraíso.


Volvió a ajustarse el vestido antes de separarse ligeramente de ella.


>>Lophorina, escucha con atención. Tendrás que comer un caramelo cada tres días si no quieres que el collar que te acabo de poner te dé una descarga de veneno que inevitablemente te matará. —Sin previo aviso, le estampó un beso en los labios, posesivo, demandante pero breve, como un chispazo, que aunque sería natural que fuese rechazado, en su lugar fue correspondido con necesidad. Los hilos de cabello claro se deslizaron de los hombros de su propietaria al regazo de la joven—. Se activará cuando entres a la prisión… ya verás cómo te divertirás. Allí verás a Becca, te lo prometo, ¿de acuerdo?


La chica asintió con la mirada perdida, ebria de la esencia de Meyer y el aroma de su perfume. Un desorientado fragmento de sí misma no lograba asociar a esa mujer joven con la bruja que estaba metiéndola a prisión, desviada como había sido siempre, deseaba que le quitaran las esposas solo para permitirse el lujo de sentir aún más del cuerpo de Laila Meyer, algo más allá del tacto de sus labios y sus manos, de la vista tentadora que le ofrecía aquel vestido de su cuerpo esbelto… el fragmento desviado confiaba en que realmente no le había hecho daño a la pequeña Becca, aún.

No pasó ni un minuto cuando un guardia abrió la puerta, tomó a la chica por el brazo y la arrastró fuera de la oficina, camino al autobús que la llevaría a Wonderland junto a los demás.


—Nos veremos pronto, Lophorina —canturreó para sí misma—. ¡Que pase el siguiente!


Volvió a tomar asiento sobre el escritorio y cuando arrastraron a otro de sus pajarillos dentro de la oficina, prácticamente se relamió los labios.
Un joven delgado, alto, de cabello oscuro y mirada vacía en un rostro ligeramente aniñado aún.

Una amplia sonrisa se ensanchó en su rostro mientras apoyaba su codo sobre sus piernas cruzadas y usaba su mano para reposar su mentón.

Sí, ese definitivamente era un Sinsonte.