Explícito Regalo

Contenido oculto: Importante~

➤Este escrito está participando en la actividad "Un Valentín Diario".
➤En el texto se tocan temas de drogas y prostitución, pero nada muy explícito, por eso no puse la etiqueta (si hay problema se puede editar).
➤Esta historia es un UA para los personajes de un colectivo propio. Ambos personajes son míos.
➤Este tipo de escritos carecen de una trama concreta. Son solo situaciones sueltas.

Pd. Puede dar diabetes tipo 3.

Matt había tenido una vida complicada: se fue de Suecia cuando apenas cumplía los 14 años, envuelto en una red de mentiras y falsas promesas que le daba su novio Mark. Todo se derrumbó frente a él cuando llegó a un país extranjero y se dio cuenta de que el precio de salir de casa era un poco más alto y sucio de lo que esperaba.


Las drogas eran aún más caras que sobrevivir en un país lejano, y prontamente se dio cuenta de que su cuerpo joven y esbelto daba mucho más dinero que los trabajos ilegales. Siguió apegado a su novio Mark por mucho más tiempo, años, si queremos ser exactos, seis años en los que vivió lleno de abusos y dependencias.


Matt nunca se sintió querido o especial, siempre fue tan utilizado -en todos los sentidos de la palabra- que finalmente nunca supo distinguir los tratos; creía que el maltrato de Mark era amor, y que las drogas solo algo que lo hacía estar un poco más lejos de las manos ajenas que tocaban su cuerpo.


–Tres… tres… –susurraba Adrien por el cuarto, intentando no hacer ruido y ubicarse por la habitación, era difícil, pero no imposible; había recibido ayuda de su mejor amigo para organizar todo, y ahora estaba esperando a que Matt se despertara.

La noche anterior había sido mala, a Matt le había dado un ataque de ansiedad que los mantuvo despiertos toda la noche y parte de la mañana, por eso cuando el mayor volvió a caer dormido esa misma mañana, Adrien supo que ese era el momento perfecto.


Presionó el botón de su reloj y una voz mecánica le informó que eran las 15:22. Así que decidió él mismo subir a por Matt. Entró a la habitación y a tientas se subió a la cama, encontrando el cuerpo cálido envuelto en sábanas; y empezó a tocar lentamente su cara.


–Mmm… Adri –se quedó el chico, dándose la vuelta en la cama y atrapando al menor entre sus brazos, empezando a darle suaves besos en el cabello escuchando al chico reírse por lo bajo –. ¿Qué tan tarde es que tuviste que despertarme? —preguntó, soltando un poco el agarre, pero aun así haciéndole cariñitos.


—Eso no importa, tengo algo que quiero que veas —el chico se paró de nuevo, sonriendo y esperando a que Matt se levantara también perezoso y lo tomara de la mano, saliendo de la habitación y bajando cuidadosamente las escaleras para el piso de abajo.

–¿Qué cosa quieres que ve…? –las palabras de Matt quedaron atrapadas en su garganta cuando vio la sala de la casa, estaba llena de cosas de arte, un caballete y lienzos en blanco, muchas bolsas de pintura, pinceles, también logró divisar una bitácora de dibujo y suponía que en las otras bolsas había más materiales de arte.


–¿Qué pasa? ¿No está bien colocado todo? ¿No te gusta? –el chico menor se tensó en su lugar en no escuchar a su novio, mordiéndose un poco el interior de la mejilla –. No sé si lo olvidaste, pero hoy es tres de abril, tu cumpleaños… y sé que es muy poco lo que me hablas sobre tu época de artista, pero sé que lo amas, se nota en tu voz… y sé que lo extrañas, así que pensé, no sé, darte algo especial, si no te gusta lo devolveré no te preocupes.


Matt no dijo nada, pero tampoco permitió que Adrien siguiese, estampó sus labios con los de su novio en un suave beso, temblando un poco por las lágrimas que empezaban a salir.


–Lo amo… –susurró, sorbiendo un poco su nariz, y riendo un poco al ver la sonrisa de alivio asomando el rostro de Adrien, lo tomó de la mano y caminó hacia las cosas –, nunca nadie me había dado un regalo de cumpleaños… nunca me dieron nada, de hecho… y tú, en tan poco tiempo, me has dado tantas cosas que no sé cómo te lo agradeceré nunca. Y esto… oh Adri… es una de las cosas que más amo en la vida, pero la primera seguirás siendo tú –se giró, hipando por haber hablado tan rápido, besando de nuevo a su novio y juntando sus frentes cuando terminó el beso.


–Me has ayudado tanto Matt, sé que no lo tomas en cuenta, pero eres tan bueno, inteligente y especial, que mereces que todo lo bueno te empiece a pasar… lo estás haciendo tan bien y estoy tan orgulloso de ti, que esto es solo una pequeña parte de mi regalo para ti hoy –Adrien sonrió, tomando la mano de Matt, y empezó a caminar hacia su cocina, siguiendo la trayectoria de regalos que había planeado para Matt –, hoy es tu día, y te haré sentir lo especial que eres.